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Máscara de encantos por deep desire

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Notas del capitulo:

¡Hey! ¿Qué tal? estoy aprovechando que tengo señal de internet para actualizar alskjdasj :( espero que les guste el nuevo cap! besoos :) <3

Capítulo 13


 


Kise Ryota


 


 


Es horrible, desgarrador y tortuoso tener que ver esa mirada en tu familia. Esa mirada de odio, de rencor, de dolor. Tus padres mirándote con desconfianza, como si no te conocieran, tus hermanas llorando porque las has asustado. Se supone que yo soy el que las debe de cuidar de idiotas que las hagan llorar… pero yo mismo las estoy haciendo llorar en este momento.


Me odio, pero es lo necesario. No hay nada más que hacer. Luego de que arregle los problemas que tengo aquí, entonces ellos pueden volver y tratarme como la mierda, pero ahora… ahora no me importa si me odian y me quieren gritar, porque ahora sólo deben salir de aquí antes de que sea demasiado tarde.


– ¡Vamos! ¡Sólo agarren lo justo y necesario! –grito golpeando las paredes para que se apresuren– ¡Tienen cinco minutos para bajar las escaleras si no quieren que los vaya a buscar yo! –.


Frunzo el ceño cuando veo a mi padre bajando primero. Frunzo el ceño para que las lágrimas no me traicionen, y para que no se me caiga la máscara de indiferencia y fastidio que debo llevar para que me obedezcan y no entren a cuestionar o pedir explicaciones.


– No me mires así, viejo –gruño a mi padre que me mira con dolor. No sé a quién le duelen más mis palabras, a él o a mí– ¡Mujeres, rápido! –.


Abro la puerta principal para que mi padre salga, lo apresuro con un gesto de la mano para que suba al taxi en el que llegué, le estoy pagando una fortuna para que me espere y lleve a mi familia al aeropuerto.


– Sube al taxi, rápido –gruño para que se apresure. Mis hermanas bajan primero, me miran y luego miran el arma que llevo en la cinturilla del jeans– Vamos, suban al taxi con su padre –murmuro con un tono de voz más suave.


– Hermano… –dice la mayor mirándome con los ojos rojos– Por…


– No, Yuu, por favor no preguntes ni digas nada. Sólo suban al auto, sube al auto, Shiori –le digo a mi hermana menor– Papá te está esperando allí –ella me obedece y corre hasta donde papá está de pie– Yuu… cuida de tu hermana menor y obedece a mamá y papá ¿bueno? –me acerco lentamente a ella y alargo una mano con cuidado de que no se espante– Te quiero mucho –le doy un beso en la frente– Ayuda a mamá y papá a orientarse en la nueva ciudad, volverán aquí dentro de una semana o dos… –suspiro y limpio sus lágrimas para luego alejarme– Ahora ve y sube al taxi junto a los demás.


– Hermano… te quiero mucho –me da un abrazo rápido y se va corriendo para llegar a los brazos de mi padre que tiene a Shiori abrazada a su cintura. Me miran como si fuera un asesino… y lo soy, no lo niego, pero…


– Ryota –dice la voz de mi madre, volteo a verla y sostiene un pequeño bolso entre sus manos mientras me mira a los ojos. Está completamente destrozada, lo sé, pero no puedo hacer nada por ella. Ni siquiera puedo decirle algo como lo que le dije a Yuu, porque de esa forma mi plan se iría al carajo y terminarían involucrados en esto.


– Sube al taxi.


– Ryota, hijo –da un paso hacia mí, pero yo retrocedo sin dejar de mirarla con frialdad


– He dicho que subas al taxi, madre –mascullo.


– Hijo… te amo, sé que este no eres tú… –ahoga un sollozo y da otro paso en mi dirección, pero yo sólo me mantengo retrocediendo– Por favor… cuídate. No te pongas en peligro, cariño, cuídate. No quiero perderte, Ryota, eres mi único hijo, y siempre serás mi bebé, así que más te vale que te cuides. Ni se te ocurra hacerte el valiente tratando de enfrentarte a alguien que tiene mucho más poder que tú ¿escuchas? Sé que estás haciendo cosas malas, lo he visto en la televisión, y lo sospechaba de mucho antes… sé que has hecho cosas horribles, pero eres mi hijo… y… y… –su barbilla tiembla y sus ojos se desbordan de lágrimas, de verdad estoy haciendo un esfuerzo sobrehumano para no llorar junto a ella, para no dejarme caer en sus brazos para ser consolado, para escuchar esas palabras de “todo va a estar bien” o “encontraremos una solución”… – Aunque tenga que ir a verte a la cárcel, prefiero tenerte vivo que muerto –.


Trago saliva con dificultad, resistiéndome a abrazarla y limpiarle el rostro. Jamás me ha gustado verla llorar de tristeza o de dolor, prefiero verla llorando de alegría. Aprieto la mandíbula todo lo que puedo, hasta que me duele, parpadeo una vez para que mis ojos se controlen. No voy a llorar. No enfrente de ella.


– Sube al taxi de una vez –mascullo con la voz ronca. Tengo un nudo del tamaño de una roca en mi garganta, pero definitivamente no voy a llorar.


– Nos vemos más tarde, Ryota –dice con una sonrisa triste y el rostro lleno de lágrimas.


– No te olvides de esto –le entrego el sobre amarillo que contiene todos los pasaportes y documentos necesarios para que puedan abordar el avión y llegar al destino con todos los gastos pagados. Incluso el hotel donde se alojaran por tiempo indefinido está pagado, y es de lujo– Aquí está todo lo que van a necesitar, y ya están registrados en el hotel. Todo está ahí, madre.


– Está bien, hijo –sorbe por la nariz sujetando el sobre con una mano y con la otra agarrando mi mano sin dejarla ir– Cuídate –.


Se aleja y se sube al taxi junto a mis hermanas, mi padre se sentó junto al conductor en el asiento del copiloto.


El vehículo arranca y al fin se alejan. Miro la hora del reloj en mi muñeca, les quedan exactamente cuarenta y cinco minutos para abordar el avión.


Cierro lentamente la puerta mientras dejo que todas las emociones fluyan de una vez. El dolor físico de las heridas no es nada comparado a lo que siento en mi pecho. Ni siquiera puedo respirar porque los hipos me invaden y las lágrimas no me dejan ver, tengo la nariz congestionada y no me siento bien. En este momento me siento tan terriblemente mal que soy capaz de despedazar a cualquier imbécil que se atreva a buscarme en este momento.


Y eso. Sólo eso hace que todo este dolor se transforme en odio hacia las personas que me forzaron a tomar estas medidas… y aunque sea mi culpa por meterme en asuntos de este tipo por voluntad propia, sigue siendo culpa de esos malditos por no confiar en mis habilidades, ni confiar en que mantendré la boca cerrada. Debería de haberlos delatado por idiotas. Si los hubiera delatado hubieran tenido razón al tratar de atacar a mi familia, pero no lo he hecho, así que no tienen ese derecho.


– Malditos hijos de puta –mascullo limpiándome las lágrimas con furia– Los voy a matar a todos. Se arrepentirán de haber tratado de amenazarme –.


Mi mirada se detiene en el cuadro familiar que está colgado frente a mí. Me levanto mirando esa foto en donde todos estábamos felices… donde nada de esto estaba ocurriendo, donde yo no había tomado decisiones tan drásticas, ni extremistas.  


Esa familia jamás volverá a ser la misma, pero al menos pueden intentarlo sin mí en la foto.


***


– Matthew –digo forzando una sonrisa en mi rostro– Hace mucho que no nos veíamos las caras.


– ¡Ryota! –exclama viéndose demasiado feliz de verme.


– ¿Sabes que quería verte? –le digo con un puchero– Quería verte hace un par de días…


– Aww, yo también te extrañaba, cariño –me guiña un ojo– ¿Has decidido pensarlo bien y quedarte conmigo? –abre los brazos invitándome a un abrazo.


Me acerco hasta que estoy lo suficientemente cerca como para darle una patada en las pelotas que lo deja completamente fuera de combate.


– Eso te doy por ser un maldito marica bocón –gruño dándole una patada en el rostro que lo hace caer al suelo definitivamente– Te pagué, te pagué millones para que me cubrieras las espaldas. Te pagué para que cuidaras a mi familia y la mantuvieras lejos de los radares de los imbéciles cobardes, pero vas y me entregas ante un maldito mafioso de baja categoría… ¡Podías haberme entregado por un maldito con más poder! No sé cómo pude darte una responsabilidad tan grande. Devuélveme todo el dinero que te di. Todo, Matthew, no estoy jugando.


– Ugh… –lloriquea en el suelo con una mano en su entrepierna y la otra en su nariz– No… no fui yo…


– Fuiste tú, no mientas, me lo dijeron –gruño sulfurado. Por supuesto que no me lo dijeron, pero él es el único que tenía conocimiento de mi familia, él y la policía, específicamente Yukio. Lo único que hago es ir descartando uno a uno– No entiendo por qué lo hiciste. Eres el mejor en ocultar las huellas de las personas…


– ¡Ya te lo dije! –llora mirándome con dolor– ¡No fui yo, Ryota! Créeme –.


Lo miro fijamente por segundos… pero sin importar cuánto lo amenace con golpes o lo que sea, sé que él no fue el responsable.


– Entonces… lo siento –me disculpo ayudándole a levantarse del suelo. Lo dejo sentado y le doy un suave abrazo mientras le dejo un beso sobre la cabeza. Agarro una silla y tomo asiento frente a él– Perdón, Matt, debía asegurarme.


– Sí… entiendo –murmura tomándose la nariz. Eleva la cabeza mirando al techo– Está bien, sólo quedé sin hijos y con un poco de sangrado de nariz, nada grave –dice divertido.


– De verdad lo siento –respondo riendo ligeramente. Saco un pañuelo para que se limpie la nariz– Y no debes hacer eso, tu cabeza debe estar inclinada hacia adelante –tomo su mentón y lo pongo en la posición correcta– Así… ahora espera a que se detenga.


– Está bien, Ryota. Está bien. ¿Quieres decirme qué ha pasado?


– Encontraron a mi familia. Me llevaron a la cárcel, encontraron mis huellas en la escena del crimen, fui descuidado, fue mi error. Me escapé a los dos días, pero mi familia fue encontrada y la quisieron utilizar para infundirme miedo. Eso pasó en resumidas cuentas.


– ¿Quién trató de hacerlo? –frunce el ceño mirándome con algo de duda en su mirada.


– El último sujeto al que le trabajé. No recuerdo su nombre, creo que era Marshall, Marsh, ¿Marshmallow? Ya ni recuerdo. Estaba buscando a mi familia, se enteró que caí a la cárcel y como es uno de los peces gordos, no quería caer por mi culpa, así que empezó a buscar con qué amenazarme, pero escapé antes de que lo hiciera.


– Espera, Ryota, vas muy rápido, creo que te estás saltando detalles –cierra los ojos fuerza como analizando lo que acabo de decirle– Hay algo que no está cuadrando en esto.


– ¿Qué cosa? –frunzo el ceño. Para mí todas las piezas están en su lugar.


– ¿Quién te dijo que habían encontrado a tu familia?


– ¿Quién? –repito confundido– Yukio, el de la policía.


– ¿El que ha estado capturándote sin pruebas?


– Sí.


– ¿Por qué él…? Lo siento, Ryota, es que simplemente no calza en esto. ¿Por qué él…? Se supone que… hmmm –cierra la boca dejando sus ideas inconclusas– ¿Te fue a visitar a la cárcel?


– Sí, me siguió insistiendo con sus preguntas de para quién trabajo.


– Entonces… si no sabe para quién trabajas ¿Qué diablos estás haciendo?


– ¿Eh? –giro la cabeza hacia un lado sin comprender el rumbo de sus pensamientos.


– ¡QUÉ DEMONIOS HAS HECHO! –exclama dejando de lado el pañuelo manchado de sangre. Se levanta de un salto caminando hasta su escritorio en donde están todas las computadoras. Comienza a teclear sin parar y no me explica nada por más que le pregunte.


– Matt… Matt ¿Qué pasa? –mi corazón late desbocado sin entender la situación.


No entiendo qué es lo que piensa, pero lo peor de todo, es que siento un terrible vacío en mi estómago, algo que me dice que nada va bien. Algo que me dice que…


– Has cometido el peor error de tu vida –murmura sin dejar de mirar las pantallas.


– Matthew, basta de hablar en clave, no entiendo ¡Explícame! –.


Continúa tecleando como si estuviera furioso con el teclado. No deja de mirar de una pantalla a otra. Entonces se detiene, apoya las manos en el escritorio y hunde la cabeza entre sus hombros luciendo derrotado. Suelta un suspiro largo y levanta la cabeza al fin para mirarme.


– Ryota, has caído en una trampa. Ese policía te ha tendido una trampa. La persona que investigaba a tu familia no era el mafioso, sino que era Yukio. Utilizó a tu familia como señuelo para que los sacaras a la luz, en el fondo…


– Mi familia jamás corrió peligro –susurro digiriendo la información.


– No. Jamás, pero ahora que los has movido de lugar… están expuestos… mi protección los había mantenido ocultos.


– Pero la he jodido en grande –susurro cayendo fuertemente sobre la silla.


– Ryota, lamento decirte esto, pero en este momento, ese mafioso está buscándote y al no encontrarte, está buscando a tu familia… y ya la encontró.


– Oh, maldito infeliz –murmuro tironeándome el cabello.


– Y no sólo eso… la información de tu familia está por todo internet. De pronto archivos y fotos han aparecido… lo peor de todo es que la fuente es una computadora de la estación de policías.


– Ese maldito infeliz, hijo de puta… ¡MALDITO! –termino gritando desesperado. Agarro la silla en la que estaba sentado y la lanzo contra la pared dejando una grieta. La vuelvo a agarrar para lanzarla nuevamente contra la misma pared… no sé cuántas veces hago la misma acción, pero no me detengo hasta que mis manos duelen de recibir el impacto– Voy a matarlo. Voy a matarlo. No puedo creer que me hizo caer. Me hizo caer totalmente. Me creí todas sus palabras. Creí que era yo quien lo tenía comiendo de la mano, cuando era él el que me tenía… ahora entiendo… todo… jamás hubiera sido tan fácil escapar… él se encargó de todo.


– Creo que por primera vez te han manipulado.


– Y creo que voy a matarlo.


– Necesito cubrir a tu familia ahora ¿no?


– Sí, por algo te pagué. Eres el mejor.


– Claro, los idiotas me pagan para salvarles el trasero cuando cometen los errores más estúpidos del mundo.


– No te pases –le gruño lanzándole una mirada de odio– Cubre a mi familia y te pago el doble cuando mate a ese imbécil de Marshmallow.


– No necesito más dinero, Ryota. Con lo que me has pagado puedo vivir todo el resto de mi vida.


– Entonces dime dónde está ese infeliz que tiene su tumba hecha.


– Yukio… Kasamatsu Yukio… anda a su departamento, lo encontrarás en algún momento. Vive solo, no tiene familia en este lugar, está muy lejos de aquí, así que tendrás que conformarte sólo con él.


– Oh, por supuesto que me conformo con él. No tiene idea lo que le haré.


– Y no quiero saber –anota algo en un papel– Ten, ahí está la dirección. Que tengas buen viaje, y por favor evita meter la pata otra vez.


– No lo haré, gracias –respondo tomando el papel. Le doy un abrazo rápido y me dirijo a la salida– Lamento haberte golpeado el rostro… y lo de tu oficina… y lo de…


– Olvídalo, todo está en el pasado ahora –dice– Sólo vete de una vez, espero no verte pronto.


– Dejo a mi familia en tus manos. Nos vemos pronto –le guiño un ojo y abandono el lugar.


Miro el papel en mis manos encontrando la dirección de Kasamatsu Yukio.


“Maldito… vas a pagar”

Notas finales:

Bueno... el próximo capítulo será subido... probablemente esta semana, no tiene fecha fija pero lo sabrán! :) 


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