Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Máscara de encantos por deep desire

[Reviews - 64]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

hey! ¿qué tal? pues... estoy actualizando AoKise, espero que les guste el cap y muchas gracias por sus comentarios hermosos preciosos!!

Capítulo 5

 

 

 

 Kise Ryota

 

 

 

 

 

Maldito hijo de puta.

 

“Yo tampoco te tengo miedo” dice él, ah, sí, cómo no.

 

¡¡Quiero matarlo!! Definitivamente quiero matarlo. Mi plan de provocarlo fue caóticamente destruido por su arrogancia e indiferencia. Esto es sorprendente, todos mis trucos fueron derribados por su estupidez. Encima perdí contra ese duelo de miradas. Joder. Estoy echando humo por las orejas.

 

Farfullo maldiciones mientras me dejo caer fuertemente sobre la cama de abajo, logrando que toda la estructura se tambalee. Menudo imbécil. De seguro lo metieron a la cárcel por estar metido en alguna pelea y descontrolarse hasta que mató a alguien. O quién sabe qué, como si me importara un poco.

 

Apoyo los pies en la cama de arriba y empujo con todas mis fuerzas. Lo sé, me estoy comportando como un niño, pero no puedo evitarlo, estoy muy enojado. La cama se mueve bastante, dejo de hacerlo cuando sé que ya he provocado lo que quería.

 

Se mueve en la cama pero no se levanta. Maldición. Vuelvo a poner los pies sobre la cama dispuesto a intentarlo cuantas veces sea necesario, sin embargo el sujeto asoma la cabeza por el borde de la cama y alarga un brazo agarrándome del frente del traje. La mirada que tiene se puede interpretar como una desganada, no obstante tiene un fuego que realmente me hace tragar saliva. No sabía que podía mirar de esa forma tan amenazante y parecer tan atractivo.

 

– Compórtate, niño –masculla entrecerrando los ojos– Otra más y no estarás vivo para contarlo –me libera empujándome y desaparece acomodándose en la cama de arriba.

 

Bufo y pongo los ojos en blanco. ¡Lo odio!

 

Pataleo sobre la cama gimoteando.

 

Me las va a pagar por tratar de mandarme. Nadie me impone reglas. Yo soy quien las impone. Si no he recurrido a golpearlo es porque definitivamente él será el que me golpee primero. De esa forma arruinará su libertad y tendrá que ser recluido en la celda de castigo. No podrá irse en dos días y lo alejaré de mi vista.

 

Suelto un gruñido, me cruzo de brazos y trato de relajar mi expresión, no es bueno estar enfadado, después mi rostro se arruga y quedará feo. Pienso en cosas que me alegren, como mis hermanas… el sólo recuerdo de ellas ya me hace sonreír.

 

Finalmente termino cayendo dormido sin darme cuenta. Para cuando despierto es porque escucho un ruido pequeño, siempre he sido ligero de sueño por la profesión que me acostumbré a ejercer, el siempre estar alerta en caso de algún imprevisto, de la policía o de matones inconformes con el trabajo. Cualquier cosa como esa me ponía alerta de inmediato, incluso dormía con un arma bajo la almohada, un arma que llegué a ocupar varias veces y me salvó otras varias más.

 

Abro los ojos y me muevo lentamente sin hacer ruido. Como un felino a la espera de atacar. Tomo asiento en el borde de la cama sin moverme con brusquedad para no alertar a nadie que se encuentre cerca.

 

Los pasillos están oscuros, supongo que ya debe de haber pasado la hora límite para dormir. Todas las luces están apagadas, pero eso no me impide distinguir las cuatro sombras que se aproximan en silencio.

 

Se detienen frente a la celda en la que estoy recluso, abren la jaula, entran dos de ellos y los otros dos se quedan fuera. Me levanto dispuesto a enfrentarlos, pero me tapan el rostro con una bolsa de tela, me cubren la boca con una mordaza y aprisionan mis muñecas con esposas.

 

Sean quienes sean, no opongo mucha resistencia. Me limito a seguirles los tirones que me dan en los brazos, doy largas zancadas de forma relajada, no dicen nada. Escucho que la puerta se abre, otra puerta más allá se abre, otra se cierra, creo que ya hemos abandonado la sección de las jaulas, se escuchan ecos de pasos, por tanto estamos alejándonos cada vez más de las instalaciones.

 

Dejan de caminar, me empujan dentro de una habitación silenciosa. Murmuran palabras que no logro entender, uno de ellos entra y me empuja más dentro de la habitación. Me quitan la bolsa de la cabeza, pero no las esposas ni la mordaza.

 

Entrecierro los ojos tratando de acostumbrarme a la única luz de la lámpara colgada en medio de la habitación, justo sobre la mesa, como esas escenas de interrogatorios que salen en las películas de acción. Hay dos sillas, una a cada lado de la mesa, ubicándose frente a frente.

 

No espero indicaciones, simplemente tomo asiento en la silla de la derecha. Cruzo las piernas y apoyo las muñecas sobre mi regazo. Muevo la cabeza para aliviar un poco de la tensión, suspiro levantando la mirada lentamente.

 

Ah, esto sí que no lo esperaba. Es Yukio.

 

– ¿Me extrañaste? –pregunta con una sonrisa socarrona.

 

Me encojo de hombros aparentando indiferencia. Elevo las cejas y niego con la cabeza. La verdad ni siquiera pensé en mi oficial de policía favorito, luego de terminar aquí por los federales, asumí que no volvería a verlo.

 

– No cambias ni siquiera por estar aquí –dice con el rostro serio. Le guiño un ojo y él niega con la cabeza tomando asiento frente a mí– Te dije que no podría ayudarte, aunque al enterarme de la tortura que te infligieron, definitivamente no podía quedarme de brazos cruzados. Ni siquiera un juicio, ni siquiera un abogado, aunque claro, era de esperarse con todas las pruebas en tu contra. Entonces, ¿te gusta tu vida de reo? –.

 

Me encojo de hombros y ladeo la cabeza hacia un lado. No me quejo mucho, excepto de mi compañero de celda.

 

– Los federales son bastante sucios para jugar, lo has notado, te lo dije. Luego de todos estos años familiarizado con tu caso, realmente esperaba que la policía se quedara con tu jurisdicción, pero llamaste mucho la atención y aquí estás. ¿Te dijeron algo con respecto a la sentencia? –niego con la cabeza realmente desinteresado– Me lo esperaba. Conseguí visitarte sólo con fines de investigación, pero realmente no quedaron muy convencidos. No sé si vayas a salir muy pronto de aquí, creo que quizá estarás por el resto de tu vida encerrado, lamentablemente para ti –pongo los ojos en blanco sacándole una sonrisa– Lo sé, ni siquiera te importa, pero quizá sí a tu familia –suspira y saca un sobre de su chaqueta negra de traje.

 

Abre el papel amarillo dejando sobre la mesa varias fotos que al principio no les tomo importancia, pero luego de darles un vistazo, me encuentro realmente interesado. Abro bien los ojos y me acomodo sobre la silla de modo que puedo acercarme más a la mesa.

 

Lo miro en busca de una confirmación.

 

– Sí –se restriega los ojos– Ya los han encontrado –.

 

Palidezco de inmediato, al parecer él nota mi preocupación porque de inmediato su mirada de muestra más comprensiva. Niego con la cabeza como un desesperado, no quiero creer lo que hay en esas fotos, me mantuve lejos por el mismo motivo, para que nadie se vinculara a mí.

 

– Creo que quizá te siguieron o simplemente investigaron a fondo tu procedencia. Necesito que seas honesto conmigo, Ryota, yo puedo ser tu única conexión con el mundo exterior ahora. Puedo protegerlos si me das la verdad. Quizá incluso puedo pelear por tu caso para que la policía lo vuelva a tener –lo miro a los ojos sin pestañear. Sabe que no voy a hablar por mucho que insista, sabe que no puedo hacerlo de todos modos, me estaría condenando yo mismo y a mi familia de igual forma. Hable o no hable, va a haber consecuencias desagradables para mí– Entiendo –asiente con la cabeza lentamente– Entonces no hablarás –niego con la cabeza una vez sin dudar en mi mirada implacable.

 

Se pone de pie acomodando su traje, lo abotona nuevamente, me mira con preocupación y se acerca un par de pasos hasta situarse a mi lado. Saca una llave pequeña con la que libera mis muñecas. Toma mi mano derecha entre las suyas observando el vendaje exagerado que me cubre. Frunce el ceño luciendo molesto. Miro su rostro con curiosidad, es la primera vez que logro ver algo que no sea profesionalismo en su expresión, se ve incluso como un humano.

 

Levanta la cabeza para mirarme el rostro sin abandonar la preocupación de sus rasgos. Toca mi mejilla izquierda trazando una línea sobre mi pómulo izquierdo, luego toca mi mejilla derecha ahuecando mis facciones con suavidad. De seguro debe de estar viendo los golpes que me dieron.

 

Mantengo mi mirada seria. Esto de verdad me es un tanto extraño, pero no me resulta incómodo, a decir verdad, me da una cálida sensación.

 

– Escogiste mal –murmura apenado– Como siempre, escogiste mal –suelta un suspiro y deja caer la mano viéndose derrotado.

 

Le hago un gesto con la cabeza para que me quite la mordaza.

 

– Siempre voy a ser el que escoge mal, Yukio~ –le digo con un tono divertido– Desde la primera vez ¿recuerdas?

 

– Lo recuerdo demasiado bien –se queja– Aunque estabas acorralado, no te importaba pasar la noche en la cárcel.

 

– De todos modos no tenían pruebas.

 

– Y jamás ibas a hablar –refunfuña.

 

– No lo haré, Yukio –suspiro– Sé que es lo que quieres. También sé que quieres ayudarme a pesar de que no deberías, pero no hace falta. Ellos estarán bien. Son mi familia, no saqué el carácter que tengo sólo por vivir solo, es heredado. Saben defenderse –miro las fotos en donde se ve a mi hermana menor sonriendo a mi madre mientras caminan por la calle de camino a la escuela al parecer, por la mochila que lleva Yumi en su espalda– Deberías eliminarme de tu vida, Yukio, será lo mejor para ti y tu trabajo –le guiño un ojo– Sólo te traje problemas.

 

– Cinco años de dolores de cabeza –se queja serio.

 

– Los mejores años de tu vida –le reprocho con un puchero– Cariño, no tendrás más acción con nadie que conmigo –.

 

Guarda silencio para darme una mirada intensa. Trago saliva nervioso por lo que veo. No me digas que… ¿De verdad? ¿Él? ¿El  policía? No, no puedo creerlo.

 

– Debería irme –suspira negando con la cabeza.

 

Pone las esposas alrededor de mis muñecas nuevamente, la mordaza vuelve a mi boca y luego guarda las fotografías en el sobre donde venían. Me da una última mirada que no logro descifrar del todo, entonces pone la capucha sobre mi rostro dejándome en claro que ya se acabó la visita.

 

Creo que Yukio no me acompaña devuelta a la jaula, porque cuando me dejan y me liberan nuevamente detrás de las rejas, sólo se marchan tres personas.

 

Me quedo de pie mirando el lugar por donde se alejan. Me llevo las manos a la cabeza mirando con desesperación la oscuridad que me rodea. Debo encontrar una forma de salvarlos. Debo encontrar una forma de ayudar a mi familia en peligro. No puedo dejar que hieran a mis queridas hermanas, mucho menos a mis padres. Todo lo que he hecho, ha sido mi culpa, lo sé, pero todo lo que he hecho me ha llevado a esto. Y ahora que estoy tras las rejas es mucho más difícil tratar de protegerlos. Ahora sí que estoy acabado.

 

No puedo hablar. No puedo revelar los nombres. Si lo hago, los matarán de cualquier forma, independientemente de si Yukio les da protección, las personas con las que trabajé realmente son de temer. No completé el trabajo, no lo hice bien porque me descubrieron. Y si no me matan a mí, matarán a mi familia o herirán a alguno de ellos para hacerme saber la advertencia: “no hables”.

 

Tomo asiento en el frío suelo. Estiro las piernas, cruzando los tobillos y apoyo las manos detrás de mi espalda. Debo encontrar una solución aquí dentro a como dé lugar. No puedo dejar solas a mis hermanas, ellas no van a quedar desprotegidas y en peligro por mi culpa, ellas no tienen la culpa de nada. Si los malditos que me han contratado temen a que los delate, entonces tienen que arreglárselas conmigo.

 

De alguna forma deberán saberlo.

Notas finales:

No olviden dejar su review :) y nos leemos la próxima semana con un nuevo capítulo... 

 

Besoos  

https://www.facebook.com/DeepdesireFic


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).