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Máscara de encantos por deep desire

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Notas del capitulo:

¡Hey! realmente siento no haber subido capítulo ayer.... hmmm... mis habituales recordatorios no estuvieron presentes, así que me olvidé :c lo siento, pero hoy sí que sí.... espero que disfruten de la lectura y nos leemos en los review ;) <3 besos :)

Capítulo 6


 


Aomine Daiki


 


 


Los vi, vi cuando se llevaron al rubio berrinchudo. Lo trajeron de vuelta luego de media hora y el sujeto se quedó de pie frente a la puerta tirándose del cabello, luego se sentó y se quedó ahí por mucho tiempo.


Todavía sigue ahí estirado con esa pose relajada. No sé qué es lo que se trae. Acaba de llegar aquí, tiene al guardia girando en su dedo y tiene visitas por la noche.


De cualquier modo no le presto mucha importancia, voy a irme. Es lo único que me importa, luego de eso no tendré que lidiar con esta clase de niños.


No puedo dormir más, así que sólo mantengo los ojos cerrados esperando a que amanezca para poder comer algo. Estoy muriendo de hambre.


– Sé que estás despierto, Aominecchi –la suave voz del rubio me pone alerta. Finjo que no lo he escuchado porque estoy durmiendo– Necesito tu ayuda.


– Olvídalo –gruño molesto– Déjame dormir ahora. Deberías hacer lo mismo.


– Si no accedes entonces no podrás irte en dos días~ –canturrea.


– No me chantajees, niño –mascullo.


– Es sólo una propuesta –se ríe.


– No quiero escucharla –.


Suspiro dándole la espalda nuevamente. Odio que mi silencio sea interrumpido por su ruidosa voz, sigo diciendo que antes de que él llegara todo era perfecto, incluso mi estadía en esta pocilga era soportable. Ahora no.


– Si me ayudas te dejaré en paz estos dos días, no seré insoportable, no te fastidiaré más. Lo prometo. Si no me ayudas, me aseguraré de que no salgas de este lugar hasta que cumplas los cinco años y medio que tienes de sentencia –.


No respondo.


No caeré en su juego de chantaje. No le tengo miedo a sus amenazas. Voy a salir de aquí en dos días, deba o no deba callarle la boca.


– Me contaron tu historia –dice– Fue una mala jugada esa que te hizo tu amiga. Créeme que yo puedo ayudarte si tú me ayudas. Sé que quieres venganza, pero si lo haces volverás aquí, si me lo dejas a mí, yo puedo hacerlo sin que nadie lo sepa. Podemos ayudarnos –.


Sin duda debe de tener una historia interesante que no me interesa para nada. Gruño tapándome la cabeza con la almohada. Al menos ahora ya no escucho sus palabras.


Me tapo los oídos con la almohada y creo que realmente amortigua los sonidos porque todo se torna silencioso por mucho tiempo. Finalmente me quedo dormido de esta forma.


***


Cuando despierto tengo mucho sueño. Me arden los ojos por lo mismo, siento que ni siquiera dormí.


– ¡Arriba todos! –grita el guardia golpeando los barrotes con su garrote.


Bostezo ruidosamente colgando mis piernas por el borde de la cama.


– Auch –se queja el sujeto de abajo golpeándose con mis pies en la cabeza.


Suelto una risita disimulada dejándome caer al suelo de un salto. Me estiro todo lo que puedo y giro la cabeza en círculos. Espero a que nos abran la reja con impaciencia, lo único que quiero es salir a comer.


– Deben hacer sus camas antes de salir –gruñe el guardia deteniéndose frente a nuestra celda.


– Está hecha, maldito, abre la maldita puerta –gruño agarrándome de los barrotes. Desesperadamente necesito comer, tanto así que ni siquiera dormí bajo las mantas, simplemente me recosté sobre ella para no tener que estirarla por la mañana., para precisamente ahorrar minutos que me salvarían el día.


– Oh, cierto, lo está, pero la de tu compañero no –.


Volteo a ver al rubio que se está estirando sobre la cama con todas las mantas tiradas en el suelo. Debes de estar jodiéndome.


– No es mi problema –respondo volviendo la vista al frente.


– Por hoy sí –responde con una sonrisa el maldito hijo de puta.


Me apresuro en dos zancadas hasta la cama del mocoso, lo agarro de un brazo tirándolo al suelo, recojo las mantas y las tiro sobre la cama acomodándolas para que se vea hecha, cuando sólo es una ilusión.


– ¡Está hecha! –grito buscando con la mirada al guardia que está en la celda de al lado.


– Ah, deberán esperar hasta que termine esta ronda.


– ¡Escúchame bien, imbécil, si no abres la maldita puerta te voy a moler a golpes! –grito.


Me ignora completamente.


Le doy un golpe al barrote de metal que me deja el nudillo palpitando de dolor, pero no emito ningún sonido, de otra forma voy a desquitarme con el mocoso estúpido que está detrás de mí. No debo caer en la trampa del maldito guardia que quiere provocarme. No voy a pelear con mi compañero de celda.


– Aominecchi, eso realmente dolió –se queja el otro detrás de mí.


No le respondo nada, es lo mejor.


– Me debes una disculpa.


– Cállate –gruño.


– Anoche te estuve hablando pero no me escuchaste para nada, eso es muy descortés.


– No me interesa.


– Aominecchi, puedo hacer que te quedes en este lugar por más tiempo.


– No lo vas a hacer –mascullo apoyando la cabeza entre los barrotes para no caer en la tentación de ir a golpearlo.


– Puedo hacerlo, ponme a prueba, cariño~ –su tono se torna un poco más bajo– Ponme a prueba y verás como funciono –termina ronroneando, suena como si estuviera coqueteándome una chica… una muy insistente chica que definitivamente no quiere aceptar que no me gusta. Creí que este sujeto gustaba de las mujeres, pero al parecer… no es así.


– Púdrete –.


El guardia se acerca abriendo la jaula lentamente, tomándose todo su maldito tiempo en abrir la jodida puerta, lo cual me sacas de las casillas y lo empujo cuando al fin puedo salir de este maldito lugar. Estoy muriendo de hambre, joder.


Finalmente termino corriendo por los pasillos hasta que llego al comedor, en donde ya están todos ubicados en la fila que es gigante para alcanzar comida. Gimo internamente porque esto ya es demasiado.


Agarro una bandeja y me sitúo en la fila. Definitivamente no voy a pelear para que me dejen pasar antes, no voy a meterme en problemas. Me he estado suprimiendo por tanto tiempo que ya estoy muy frustrado. Me gustaría golpear a todos estos imbéciles hasta sacarles la mierda fuera de ellos pero no lo hago, porque debo mantenerme con una buena situación de comportamiento aquí.


Entonces, genial, soy el jodido último de la fila para obtener comida, de seguro me tocarán las sobras. Lo que sea mientras sea comestible, me da igual.


Hay un incesante murmullo, risas, palabrotas exclamadas, y demás estupideces idiotas de por aquí, el ambiente es igual al de siempre. La fila avanza rápidamente por tanto en pocos minutos ya estoy acercándome al frente.


Mi estómago gruñe audiblemente y ya no soporto más esta tortuosa fila. Golpeo la bandeja de plástico contra mi pierna derecha mientras muevo el pie rápidamente.


Los murmullos se detienen abruptamente desconcertándome, son reemplazados por silbidos, exclamaciones de aprobación, propuestas indecorosas, entre otras cosas que no son muy habituales a esta hora de la mañana. Son tan solo las siete de la mañana y ya están activos para pensar en sexo, en joder a la nueva perra, que no me hace ver para saber que se trata de mi compañero para nada querido.


– Te van a comer vivo –susurro con una sonrisa.


Se lo advertí, por andarse pavoneando por ahí con el guardia de nuestra sección, tratándolo como si fuera su amigo, se va a conseguir muchos líos si continúa creyéndose el cuento de que él manda en este lugar. Todos van a pisotearlo si sigue con esa mentalidad de que nadie puede mandarlo ni mucho menos tocarlo si no lo desea.


Eso va a estar muy bueno, pero realmente no estaré aquí para verlo hundirse. Es un poco lamentable para mí perderme ese buen show.


– Oye, preciosa, ven aquí, tengo algo que necesito que revises, aquí abajo –dice uno de los tipos sentados en la mesa que está a mi derecha.


Suelto una risa seca, esto se va a poner interesante muy temprano por la mañana.


– Cariño, ven aquí, déjame tocar ese lindo trasero –gruñe un sujeto que está delante de mí, mira en dirección a la puerta pero no sigo su mirada, no voy a perder de vista mi objetivo.


– Te creías que la ibas a tener fácil, conseguir la ayuda de un guardia no te hace el protegido de prisión –exclama otro sujeto, al cual sí reconozco. El maldito líder del grupo más grande de la prisión. Se encuentra en la sección sur de este lugar, yo me encuentro en la sección norte, pero ese sujeto controla toda una sección entera, son cerca de sesenta sujetos en total. Lo conocen como “Knife” sólo porque sabe usar bien los cuchillos y ha dejado a varios con marcas, tuve que enfrentarme a él para lograr estar en paz, sin embargo no logró marcarme en ningún lado, creo que más bien le dejé varias marcas internas que no va a olvidar jamás, como el par de costillas que le rompí, o el brazo que le quebré y el hombro que le disloqué. Pequeñas cosas que le hicieron guardarme respeto.


– Cariño, ese lindo trasero y esa boca tan pequeña ya me pertenecen desde que pusiste un pie en este lugar –continúa Knife.


– Buena suerte, mocoso –susurro sonriendo.


Quedan tan solo un par de imbéciles para llegar al inicio y me den comida. Maldición, ¿No pueden tan solo apurarse?


– ¡Aominecchi! Ahí estás~ ¡Fuiste tan cruel marchándote tan rápido! Después de la ronda de anoche te marchaste corriendo dejándome atrás, muy malo~ –.


Oh, mierda.


Giro como un robot mecánico, sin ninguna otra expresión en mi rostro más que sorpresa. No puedo creer lo que estoy escuchando. Esto sí que es una broma.


– Aominecchi, esa expresión realmente me duele –hace un puchero corriendo hasta mi lado. Me da un beso húmedo en la mejilla y apoya su cabeza en mi hombro mientras me sujeta del brazo con ambas manos– Eres muy malo~ pero me gusta mucho –dice con su tono chillón.


– ¡¿Qué diablos?! –exclamo alejándome de su contacto y limpiándome la mejilla con asco– Aléjate de mí, mocoso.


– Incluso me abandonas cuando pasamos la noche juntos –sus ojos se llenan de lágrimas– Creo que me enamoré de Aominecchi apenas lo vi, pero me trataste tan duro –.


Realmente no puedo decir nada. Estoy sin palabras. ¡Es sorprendente la actuación de este niño! No puedo creerlo. Usarme a mí para cubrirse las espaldas. Increíble.


– Aléjate mí, maldito mocoso –gruño dándole mi peor mirada fulminante– Será mejor que te enfrentes al resto por tu propia cuenta, no estaré aquí dentro de poco, aprende a defenderte solo –se ve dolido, pero por un segundo su máscara se cae para dejar ver una sonrisa divertida. Luego rompe a llorar tan ruidosamente que todos quedan en silencio y me miran a mí como si realmente fuera el culpable– Púdranse –les gruño a todos dejando al rubio solo mientras avanzo en la fila hasta que al fin es mi turno de recibir la bendita comida.


Me alejo con mi bandeja hasta que encuentro una mesa vacía, disfruto de mi comida rápidamente porque estaba muriendo por ella. Nadie se atreve a tomar asiento en mi propiedad, y al parecer el rubio idiota se ha rendido con fastidiarme porque no me sigue. Ni siquiera le doy atención, solo me enfoco en disfrutar las pocas migajas de pan que me quedan.


– ¡Suéltame! –exclama esa voz que ya conozco demasiado para mi propio bien– ¡Me haces daño! ¡Suéltame! –se escucha un estruendo– ¡No me toques! –.


Levanto la mirada buscando la fuente de disturbio. En efecto, el rubio está siendo… ¡Qué demonios…!


Me atraganto con el pedazo de pan que estoy comiendo. El rubio está sometiendo a un sujeto bastante corpulento, le tiene un brazo doblado detrás de la espalda, amenazando con dislocarle el hombro con un poco más de presión.


– ¡He dicho que no me toques, bastardo de mierda! –gruñe el rubio con una expresión que no había visto. Se ve… demasiado a gusto con la situación, como si le gustara pelear. Sus ojos brillan con satisfacción e ira mezcladas– ¡Ahora vete de aquí si no quieres que te arranque los ojos con una cuchara! Deja de mirarme, imbécil, no eres digno de siquiera verme.


– ¿Estás jodiendo? –digo incrédulo. Realmente no esperaba este giro de los hechos.


Veo al rubio tomar una bandeja e ir en busca de su comida. Le dan un poco de leche caliente con chocolate, un pan entero, una cucharada… tres cucharadas de huevos revueltos… tocino… ¡¿tocino?! ¡Eso ni siquiera estaba en el menú de hoy!


Le guiña un ojo a la cocinera y se marcha con su bandeja en las manos y la mirada en alto. Le abuchean, le aplauden, le guiñan ojos, le dicen palabrotas, lo amenazan, pero no hace caso a nada, sino que mantiene su mirada fija en la mía sin detenerse hasta que llega a mi mesa y toma asiento frente a mí.


– Vete –gruño sin dejar de mirarlo– Esta es mi mesa.


– Está vacía –responde sin pestañear– Puedes compartir.


– Púdrete –gruño tomando mi bandeja vacía para irme.


– Si fuera tú no me levanto –advierte con ese tono divertido– Puedo meterte en problemas, Daiki.


– No lo lograras –respondo.


Me levanto de igual forma llevándome la bandeja conmigo. La dejo sobre la pila de bandejas sucias, avanzo en dirección a los baños y me quedo dentro por varios minutos, me lavo el rostro y las manos.


Para cuando vuelvo a salir está todo transformado en un caos. La mesa en donde estuve sentado ahora está patas arriba, el rubio está siendo golpeado por “Knife” sin parar. Los guardias no hacen nada, sólo observan con desinterés esperando a que algo se salga de control, pero todo ya se salió de control. El problema es que no hacen nada.


Me digo que debo ignorar toda esta mierda. No es mi asunto. Antes se defendió bastante bien, podrá hacerlo nuevamente. Le doy la espalda dirigiéndome a la entrada del comedor, diciéndole al guardia que debo salir al patio, me deja hacerlo y me marcho rápidamente antes de que mi conciencia me ataque.


No es mi problema. No voy a meterme en eso por culpa de alguien más. El mocoso sabe defenderse muy bien, que lo haga ahora. No sólo tiene boca para responder, también tiene fuerza y agallas para defenderse, lo vi.


No es mi culpa. No voy a interferir.


Doy vueltas y vueltas en el mismo trayecto alrededor del patio sin dejar de decirme que no tengo nada que pintar allí dentro. No voy a defenderlo. De seguro se lo buscó solo. Problema de él, no mío. No voy a ir.


No…


Me lanzo al suelo apoyándome en las manos y pies y comienzo a hacer flexiones de brazos rápidamente. Necesito liberarme de todos estos pensamientos. Cuento sin parar hasta que he llegado a cincuenta. Me levanto de un salto y comienzo a correr por el recinto para agarrar calor en el cuerpo antes de ir a las duchas que están fijadas para las ocho de la mañana. El agua es fría, por eso es siempre mejor tratar de entrar en calor antes. Al menos a mí me resulta, me acostumbré a este tipo de rutina mientras estaba en la academia.


Estoy haciendo esto por bastante tiempo, hasta que el sudor me empapa la espalda y el cuello. Me detengo sólo porque necesito un poco de agua. Vuelvo al pasillo, hablo con el guardia para que me deje entrar y abre la puerta.


El alboroto parece haberse detenido porque todo está en silencio, ya no se escuchan gritos, ni golpes, sólo el habitual murmullo. Espero a que me abran la puerta para ir a mi celda a buscar una toalla para bañarme antes que todos, privilegio de contar con una buena conducta.


Mientras voy camino a la celda, escucho gimoteos y forcejeos. Volteo a ver de qué se trata… no esperaba encontrarme con el rubio con el rostro completamente magullado, casi vomitando sangre, sin embargo, es solo sangre de su boca. Se concentraron en arruinarle el hermoso rostro que poseía. Esto es…


Me siento como un completo imbécil al no haber acudido a ayudarlo. Solo por mi egoísmo él está así.


Dos guardias lo escoltan para que no se caiga, se desvían hacia la enfermería y desaparecen de mi vista, dejándome con un cargo de conciencia horrible.


“No fue mi maldita culpa tampoco” me digo negando con la cabeza y siguiendo con mi rumbo.


Sólo me queda un día.

Notas finales:

Bueno.... subiré el próximo en algún minuto de la próxima semana... ojalá no me olvide :c tengo mala memoria a veces alkdjasl, espero que hayan disfrutado de la lectura y nos leemos pronto ;) <3 besooos...


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