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Máscara de encantos por deep desire

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Notas del capitulo:

Hey! ¿Qué tal? pues, lamento la demora, realmente iba a actualizar ayer, pero por un par de percanses no alcancé, espero que disfruten de la lectura y muchas gracias por sus reviews!!! la verdad no he tenido tiempo para responderlos todos, pero lo haré apenas me desocupe de todo esto D: 

Capítulo 8


 


Aomine Daiki


 


 


Termino de ducharme mucho antes que los demás. Apenas termino me dirijo a la celda para dejar mis cosas y dirigirme a la zona de trabajo. La imagen del rubio con el rostro magullado no se quita de mi mente, y por más que trato de no culparme por lo que le ocurrió, definitivamente no puedo.


Salgo de la jaula cerrando la puerta detrás de mí, suelto un suspiro dirigiéndome al taller. Camino por los pasillos siendo escoltado por un guardia que me lleva hasta donde se encuentra la zona de reparación mecánica. La parte más alejada de la prisión, no tiene mucha preferencia por los reos, por tanto somos cuatro en total los que trabajan arreglando los aparatos eléctricos que se echan a perder. Algunas veces nos dejan arreglar los automóviles, pero siempre bajo la supervisión de un guardia.


Hoy día, por ser el primero en llegar me permiten tomar en mis manos el arreglo de una moto. El guardia me entrega una hoja donde está especificado qué zona en específico es la que debo arreglar, luego me deja solo para trabajar tranquilo.


Saco los implementos y comienzo a desarmar el motor. De tal forma me sumerjo en ello que ni siquiera me percato del tiempo que paso allí, no me percato de nada la verdad, ni siquiera se me hace extraño que los otros tres sujetos que trabajan conmigo no hayan llegado todavía.


Para cuando he vuelto todas las piezas del motor a su lugar, busco las llaves de la moto para arrancar y ver si he resuelto el problema. La moto ruge entre mis piernas volviendo a la vida luego de su reposo.


Sonrío orgulloso de mi trabajo, aprieto el acelerador por un tiempo disfrutando de la sensación de tener tan poderosa máquina en mis manos. Lástima que no es mía y no pueda usarla para salir de este lugar.


– Tan solo un día –me digo apagando el motor.


Reviso la hora en el reloj de la pared sorprendiéndome de sobremanera al ver que ya han pasado cuatro horas desde que llegué… y todavía no he sabido nada de los otros tres sujetos que trabajan aquí… tampoco se ve el guardia que me vigilaba.


Esto ya es un poco extraño.


Tengo un mal presentimiento.


Dejo todas las cosas que ocupé en su lugar nuevamente. Apago las luces y cierro la puerta abandonando el taller. Muchas veces me sentí tentado a escaparme de prisión por medio de la puerta del garaje, pero cada vez que busqué las llaves, nunca tuve suerte, además de que sé por buena fuente que detrás de la puerta del garaje hay una cerca de alambre de alto voltaje, que se abre solo si tienes la llave y el código para abrirla sin freírte en el intento.


Avanzo cautelosamente por el pasillo, casi esperando el ataque de algún guardia que aparezca de improviso, sin embargo conforme avanzo no pasa nada.


Con cada paso que doy me voy acercando más a la zona central de la prisión, y a medida que me acerco más a la zona, tengo el presentimiento de que algo está fuera de lugar. No hay guardias cada diez metros, las cámaras están grabando pero no se mueven siguiendo tus movimientos como habitualmente lo hacen.


En el momento en que llego a la zona del comedor, encuentro a tres guardias apostados en la puerta de entrada, con las armas en sus manos, me miran y apuntan sin dudar apenas me ven.


– ¡Alto ahí! –exclama uno dando un paso adelante– No te muevas.


– ¡Hey! –digo levantando las manos– Tranquilos, sólo estaba trabajando.


– Identifícate –ordena el que ha dado un paso adelante.


– Daiki Aomine –respondo frunciendo el ceño.


– Lo conozco –dice un guardia bajando su arma– Cumple su condena mañana, es inofensivo.


– ¿Dónde estabas?


– En el taller, trabajando –respondo bajando las manos una vez todos bajan sus armas.


– ¿Y tu guardia?


– No lo sé, se fue en algún momento, no me di cuenta… ¿Qué está pasando?


– Entra –gruñe uno empujándome para avanzar.


No me responden así que entro al comedor abriendo las puertas. Todo el resto de reos están encerrados aquí, el número de personas supera lo estimado por tanto están todos de pie, el aire está pesado, lleno de tensión y olores desagradables, hay guardias apostados en la puerta que da a la cocina, tres hombres armados al igual que los que habían en la entrada.


Frunzo el ceño ante la escena… sólo nos reúnen cuando alguien ha intentado escaparse o infringe las normas. Se me ilumina la ampolleta de inmediato, miro todas las cabezas buscando por una mata de pelo rubio natural… pero no hay ninguna que me resulte conocida. Recuerdo que lo llevaron a la enfermería… quizá está descansando allá todavía.


Me acerco a un sujeto para preguntarle qué está pasando.


– No nos han dicho nada –responde encogiéndose de hombros– Sólo sonaron las alarmas y nos encerraron aquí. Ya sabes, el protocolo ahora es chequear si están todos los reos presentes, si falta alguno o no. Lo mismo que hacen cada semana…


– No lo hacen todas las semanas –gruño mirándolo con el ceño fruncido. El sujeto retrocede un paso en cuanto ve mi expresión– Lo hacen sólo cuando hay algún intento de fuga.


– Hermano, si sabes entonces no me preguntes –me da una mirada de fastidio.


La mirada que le doy le basta para alejarlo sin tener que decirle nada. No estoy de humor para andar perdiendo el tiempo, sólo necesitaba una confirmación sobre lo que estaba pasando, sin embargo ese estúpido no sabía siquiera en dónde estaba, así que de igual forma no me sirvió de mucho.


Observo a los guardias apostados en cada entrada o posible salida, veo a todos los reos intranquilos en un espacio tan pequeño, el escenario perfecto para un motín… o al menos el perfecto para crear una revuelta lo suficientemente grande como para que sea una distracción y así alguien escape.


Esto es extraño. Si los guardias no actúan rápido, esto puede salírseles de control. Por supuesto, todo esto tiene que ocurrir cuando tan solo me queda un día para dejar este fastidioso lugar.


– Tch –esto es una mierda.


Camino en dirección a las mesas para tomar asiento en una banca. Los sujetos que me ven se apartan para dejarme pasar, es bueno saber que todavía mantengo mi reputación en alto a pesar de estar a poco de irme. Tomo  asiento tranquilamente, me apoyo sobre la mesa y me preparo para tomar una siesta, estoy un poco cansado ahora. Después de haber pasado horas en el taller, realmente me ha bajado todo el cansancio, y viendo la situación actual, no quiero estar en medio de todo el asunto cuando comience.


Falta poco para que Knife actúe, lo vi hablando con su pandilla. Poco a poco se le van uniendo más reclutas.


Apoyo los brazos sobre la mesa y luego dejo caer mi cabeza, ocultando mi rostro para poder dormir un poco.


No pasa ni un minuto después de que cierro los ojos cuando se escucha el primer ruido. El chirrido de las mesas moviéndose con brutalidad, los gritos, las amenazas, los abucheos… me golpeo la frente contra la mesa. De verdad estos sujetos tienen las neuronas del tamaño de una miga de pan.


En vez de pelear entre ellos deberían de unirse para atacar a los guardias y desarmarlos. Todos son una tanda de idiotas. En vez de pensar en hacer algo más exitoso, optan por agarrarse a golpes entre ellos para luego tratar de atacar a los guardias si es que van a separarlos.


Levanto la cabeza mirando a los tres guardias que continúan apostados en la puertas sin siquiera inmutarse. Suelto una risita divertida, es más que notable que no van a acudir a separarlos cuando están en una situación como esta.


Le doy un vistazo a Knife que continúa su pelea ridícula con otro sujeto desafortunado, lo tiene apresado contra el suelo, lo golpea y golpea sin parar. Nadie se atreve a separarlo de la persona que tiene el rostro lleno de sangre… si continúa de esa forma va a terminar matándolo.


No sé de dónde sale, pero sin siquiera pensarlo ya estoy de pie caminando hasta el lugar de la pelea. El círculo de espectadores se abre para dejarme pasar y me miran a la espera del próximo movimiento que haré.


– Detente –gruño deteniéndome a medio metro de Knife. Su puño se detiene a medio camino al rostro de la persona en el suelo– Vas a matarlo.


– No me importa –responde sonriéndome como un desquiciado– Es lo que quiero, no te metas, vuelve a tu rincón, sabandija –continúa con su cometido, pero se ve detenido por mi mano que sujeta su muñeca con fuerza. No debo meterme en peleas, maldición… pero supongo que… de alguna forma… luego de haber visto al rubio estando en la misma posición y yo sólo observando sin hacer nada para evitarlo… me siento culpable y no creo que deje pasar una situación así otra vez, no luego de lo que vi.


– He dicho que te detengas, Knife –mascullo lanzando su mano con fuerza, haciéndolo perder el equilibrio.


Los demás retroceden un paso cuando Knife se levanta de un salto. Bufa y ya lo veo lanzando humo por la nariz, gira el cuello y sonríe. La misma rutina idiota de siempre, tratando de imponer presencia cuando puedo derribarlo de un solo golpe.


– Y yo dije que no te metas, imbécil –escupe a mis pies pavoneándose tratando de parecer imponente.


– No te humilles más –le digo con una sonrisa– Mejor retrocede y vuelve a sentarte con tu pandilla –giro sobre mis talones para no meterme en una pelea que es más que seguro que voy a ganar, sin embargo… no puedo arriesgarme a tan solo horas de mi liberación.


Escucho susurros a mi alrededor, un par de pasos apresurados que delatan la llegada de mi atacante. Esquivo su primer golpe predecible de la izquierda, agarro su mano y la retuerzo detrás de su espalda, le doy una patada detrás de las rodillas haciéndolo caer al suelo sobre ellas.


– Te hice un favor y decidiste humillarte como siempre, pobre idiota –murmuro soltándolo con fuerza, logrando que caiga al suelo sobre sus manos.


Miro a los guardias no obstante, para mi suerte, siguen sin prestarnos atención. Me encamino en dirección a los baños porque es el único lugar ahora donde puedo estar sin caer en las provocaciones ridículas que Knife va a comenzar ahora.


Le pongo el seguro a la puerta y para asegurarme, me apoyo en ella dejándome caer al suelo. Menudo espectáculo el de hoy. Primero el rubio, después el protocolo de los guardias y por último las peleas de Knife.


Mantengo la cabeza apoyada en la puerta, no se escucha nadie viniendo, por lo tanto me tranquilizo. Nadie se acerca, los ruidos fuera parecen haber cesado. Ni siquiera se escuchan los murmullos de las conversaciones. Todo está en silencio… demasiado extraño para tratarse de una habitación repleta de delincuentes de distinto tipo.


Abro la puerta luego de unos instantes de duda, avanzo lentamente hasta donde están todos reunidos. Han llegado más guardias, todos armados y ataviados con sus trajes de ataque.


– A medida que sus nombres sean dichos, se van a ir formando frente al oficial que los llame –dice un hombre dando un paso adelante– Nadie va a pasarse de listo, porque nos encargaremos muy bien de aquellos que así lo hagan.


– No es una advertencia, es una amenaza –gruñe otro sujeto. En total son seis, eso sin contar a los tres en la puerta de entrada y los otros tres apostados en la puerta de la cocina.


Van dando los nombres de los reos uno por uno. A medida que los llaman, los van formando en una fila luego de revisarlos muy detenidamente en busca de algún tipo de arma o algo fuera de lugar. Una vez los revisan, los esposan a todos uniéndolos por una cadena, de tal forma que nadie se puede separar del otro que va delante de ellos.


Un buen método para mover a varios reos sin que causen problemas ni traten de escaparse.


La primera fila se completa con treinta reos, la segunda es lo mismo, y así se van completando las filas hasta que van quedando cada vez menos idiotas.


Para cuando llega mi turno de ganarme a la fila, ya quedan solo un par de sujetos más y todos pertenecen al mismo sector.


El viaje a las celdas es relativamente corto, nos quitan las esposas a medida que llegamos a las celdas correspondientes de cada uno. Al momento en que llego a la mía me extraña no ver al rubio chillón en la cama. Creí que iba a estar aquí.


– Hey, ¿dónde está el rubio? –le pregunto al guardia.


– Está en la celda de castigo –responde el hombre con un tono amargo.


Frunzo el ceño a la información… ¿Celda de castigo? Pero si él no hizo nada para estar ahí, el que empezó la pelea fue Knife. Esto es extraño.


Protocolo de fuga… el rubio desaparecido… “celda de castigo”…


No me digas que… trató de escaparse.


– Se fugó ¿no es así? –murmuro con una sonrisa divertida. El guardia se petrifica en su lugar, me mira a los ojos fijamente.


– ¡Código 9-1! –exclama el sujeto. Todos los demás guardias voltean a verlo y de inmediato se aglomeran frente a mí y alrededor del guardia que me estaba liberando.


Las esposas son nuevamente puestas alrededor de mis muñecas, me tironean con fuerza y los guardias se forman alrededor de mí protegiéndome en un círculo de uniformados armados. No sé qué diablos está pasando. Yo sólo pregunté si el rubio se había escapado, no dije nada más fuera de lugar como para que se arme tanto jaleo como este. “Código 9-1” ¿eso siquiera existe? No lo escuché nunca antes en todos los años que llevo aquí.


– ¿A dónde mierda me llevan? –gruño caminando a regañadientes. Hay un par de sujetos que me están aguijoneando con los cañones de sus armas.


Nadie me responde, sólo se mantienen en la misma condición silenciosa, escoltándome a dónde sea que estimen que deben llevarme por preguntar algo tan inofensivo.


Si lo pienso bien, esto se puede considerar una prevención de alguna forma, es la única explicación que puedo tratar de darle a esta situación. Una prevención para que la información no se filtre en caso de que sea cierta… no creo que se fueran a alarmar tanto de ser de otra forma. A los oficiales no les conviene que los reos se armen de esperanzas de poder abandonar este lugar tan fácilmente, porque de esa forma sólo van a comenzar a haber más revueltas e intentos de fuga.


Entonces… creo que puedo deducir que el rubio idiota se fugó… o al menos lo intentó… y estuvo muy cerca de tener éxito…


– Vaya sorpresa –susurro riendo.


Jamás pensé que realmente iba a tener tantas agallas para tratar de escapar en su segundo día. Tampoco pensé que tuviera neuronas como para llegar tan lejos.


Sin duda algo inesperado… y yo tengo que pagar también por algo en lo que ni siquiera tomé parte.


– Menuda suerte –gruño.

Notas finales:

Bueno.... el próximo capítulo... no sé muy bien cuándo volveré a actualizar, todo depende de si la inspiración me acompaña este fin de semana D: sino... estaré dejando noticias en fb en caso de no actualizar pronto :c lo siento, muchas gracias por el apoyo y nos leemos pronto!! <3 Mucho amor para ustedes y que tengan una bonita semana!!


https://www.facebook.com/DeepdesireFic


 


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