-Podemos hablar…-
-Ahora estoy ocupado…-
-Siempre lo estas…- tu sonrisa rota por mi afirmación ya no mueve nada dentro mío. Solo estoy queriendo tomar un tiempo, el cual me lo estas negando no me mires de esa forma tan vacía estoy cansado de fingir que estamos tomándonos de las manos. Cuando el único que sigue por el camino del amor soy yo.
-Sabes que lo hago por los dos…-Excusas, solo me das razones tontas que sirven para materializar mis sentimientos negativos, los alimentas con tus palabras venenosas que lo haces por los dos. Yo aquí me veo como un vago perdedor.
-No mientas más, aquí ya no existe por dos. Desde hace rato estamos divido….-Al pronunciar esas palabras con disimulo acomodo mi corbata, ambos nos vemos como dos hombres tan serios, que el amor perdió su cabida. ¿Que nos pasó?, cuando fue la transformación de nuestras mentes. Tu tan lejos de mis labios, yo tan exhausto de buscarlos para pegarlos con los míos.
-No tiene sentido lo que dices, si hice algo mal puedo arreglarlo. Siempre lo arreglo…-Sonrió al escucharte decir eso. Hay tantas cosas que no se pueden arreglar, crece un nudo en mi garganta. Me es tan difícil renunciar a ti, cuando no me veo en un lugar en donde no estés tu pero.
-Esta vez no hay que arreglar nada, o mejor dicho, no hay forma de arreglarlo…-Me acerco hasta tu cuerpo, mi perfecto Dios del erotismo no dices nada, dejas que te acaricie la mejilla. Y diablos veo en tus fríos ojos verde, lo presientes te quieres aferrar a mi mano pero al segundo lo desechas pues no mueves ni un dedo, solo te dejas ser. Eso más que animarme, me destroza, estamos perdidos uno con el otro cierras tus ojos ante mi tacto.
- ¿Castiel?....-Detengo allí mismo la caricia de mi mano, escucho perfectamente el nombre. Mis pasos retroceden automáticamente. Niego con la cabeza varias veces para entender, comprender que nos pasó pero no lo logro. Llevo mis manos sobre mi pelo y lo estiro en una forma de frustración.
-No puedo Dean, si sigues diciendo ese nombre no podre seguir. POR DIOS NO SOY MASOQUISTA…-Grito en un intento para que lo entiendas, aun así te veo más confundido que yo. Respiro un par de veces para recuperar la calma pérdida.- Solo quiero saber algo, tu, tu t..u.u..-Mi voz se entrecorta entre mis propias líneas, y el pequeño gemido de dolor sale de mi garganta. Quiero tanto llorar, aunque eso no me servirá de nada, solo mostraría mi ser más patético frente a ti pero cuando no lo he hecho ya.
-Por favor, lo solucionaremos, me equivoque ¡Correcto!...-Intentas en vano acercarte a mi retrocedo hasta chocar con la pared. Me doy cuenta de mi estado y tus intenciones de consolarme.
No quiero mentiras, las veo en tus acciones, siempre eres tú el equivocado y yo te lo creo, dándote el permiso de tocarme pero ahora no. Estamos en la casa, el cuarto que ya vio bastante de los dos juntos. Nuestra ensayada historia de amor, quiero aferrarme a ti.
-No, no. Dean te necesito entero, eres un cascaron vacío que repara nada….-Con una valentía perdida levanto la mirada a la tuya, demostrándote en ella lo destruido que estoy. Te veo temblar solo un parpadeo al siguiente estas tan sereno como si nada pasara.- ¿Me amas Dean?...-Porque mi nivel de idiotez es grande, te hago esa pregunta.
- Si…-
-Mentira, si me amaras en verdad, no dirías su maldito nombre. No lo buscarías cada día en tus sueños. No vivirías pendiente de cada esquina para ver si allí esta. ERA UN JODIDO PROSTITUTO DE MIERDA QUE SE HABIA METIDO EN TUS PANTALONES DEAN…-escupo las palabras con odio, resentimiento y dolor. Me doy cuenta que eh alzado la voz pero ya nada me interesa desde ese día. El primero era razonable, o no tanto. Bueno no cualquiera perdona una traición pero él me lo juro fueron las copas de más en una cantina con unos amigos, yo le creí como fiel esposo lo perdone. Confié estúpidamente y volvió a pasar una segunda vez, fue tan doloroso descubrirlo una mancha en su camisa de seda vino tinto, con olor a colonia barata. Lo reclame, se volvió a excusar, yo era el titular, el un simple error. Pero lo entendí, pasaba tanto tiempo afuera con el trabajo que no le daba su tiempo razonable de sexo, termino buscándolo afuera.
Luego fue la tercera, allí ya lo supe, existiría una cuarta y quinta. Con rabia no lo reclame a él, pensé tontamente yo soy su esposo tengo derecho. Fui con todo el odio, rabia contenida hacia ese prostituto de mierda para dejarle en claro las cosas.
-Él lo entendió muy bien, termino respetando nuestro matrimonio. Pero tu Dean…-Divague entre mi mente y lo último lo dije en voz alta para que lo escuche.-Lo seguiste buscando, le pedí que desapareciera estaba destruyendo nuestra relación. QUE IDIOTA ME ESCUCHE ESE DIA VERDAD, PUES COMO PODRIA DESTRUIR ALGO QUE YA NO HABIA. Porque tu mi querido esposo te enamoraste de Castiel…-suspiro, por fin dejo salir las lágrimas por mi mejilla se deslizan. No hiciste nada por acércate a mí.
Como no me di cuenta, este amor me ha segado demasiado aunque ya no puedo más.
-Quiero el divorcio…-
-Yo…-
-Y vete con él, porque seguro esta por cualquier esquina vendiendo su cuerpo….-Me acerque hasta la puerta y gire la perilla con mis últimas palabras para ti.-Después de todo, el maldito me dijo que te amaba y no sabía eras casado. Supongo por eso se fue. No te deseo la felicidad del mundo Dean por esto pero veremos como la vida te paga. Estoy agotado de esto…-No mire atrás y Salí corriendo de esa casa, mi corazón me lo decía. Por más que lo negase sentí una sonrisa en su rostro por lo que le dije de él. Que tan ciego estuve todo este tiempo para no verlo.
El simplemente ya no me amaba, se enamoró de su prostituto de los ojos cielo.
¿Fin?