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Notas del capitulo:

Aqui les dejo con el tercer capitulo! espero les guste!

Cinco días habían transcurrido desde aquella tormenta que había lanzado a su rubio al mar, en donde tres de ellos había permanecido encerrado en una de las bodegas por voluntad propia.

Luego de que había despertado después de que Robin lo noqueara, había intentado miles de veces lanzarse al mar para buscar a Sanji, sin pensar lógicamente, golpeando quien fuese el que intentara detenerlo, llorando, gritando, insultando… fuera de sí.

Luffy tuvo que golpearlo muchas veces para que finalmente reaccionara y después de que se diera cuenta de lo que estaba haciendo y lo que le hacía a sus Nakamas, lloró silenciosamente en el suelo del Sunny, golpeando el suelo de vez en cuando, intentando mantenerse cuerdo, intentando convencerse a sí mismo que Sanji estaba vivo.

Y lo estaba, podía sentirlo, lo pudo sentir luego que la lucidez regresara a su cuerpo, luego de que se encerrara en la bodega pudo sentir a su rubio.

Estaba vivo, Sanji era fuerte y no iba a dejar que una tormenta lo matara.

Aquel pensamiento era lo único que lo mantenía cuerdo, aquella pequeña esperanza era su único salvavidas, porque ahora que sabía que su vida era Sanji, vivir sin él simplemente no tenía sentido.

Su amor por el rubio cocinero era más fuerte que su sueño  y lo estaba descubriendo en la peor forma y situación posible.

- Zoro…- una queda voz le izo abrir su ojo y levantar la cabeza que llevaba apoyada contra las palmas de sus manos, encontrándose con Luffy, quien entraba y le miraba con los ojos rojos y los labios tiritones, con unas marcadas ojeras y un rostro abatido.

Sabía que él no era el único que estaba sufriendo y viendo a Luffy en ese estado supo que los demás lloraban con él por la supuesta pérdida de Sanji.

- No has salido de aquí en días… tampoco has comido la comida que te deja Chopper en la puerta- susurró el capitán al mismo tiempo que se sentaba frente al peli verde. Al ver que el espadachín escondía otra vez su cara tras sus manos, Luffy no pudo evitar soltar un pequeño sollozo, intentando en vano permanecer fuerte- Zoro… sé que esto es demasiado difícil, he hecho lo posible por encontrarle, pero…

- Está vivo- dijo el espadachín, quitando sus manos de su cara para mirar de manera penetrante a su capitán, quien se sorprendió por la intensidad en esa orbe oscura- Sé que está vivo Luffy…- llevó lentamente una mano hacia su propio corazón, cerrando un momento su ojo- Puedo sentirlo… está con vida en algún lugar- abrió su ojo y miró nuevamente a su capitán, quien lloraba silenciosamente- Tal vez no me creas, ni tú ni nadie, pero se con certeza que Sanji está con vida!

- Pero… la tormenta…- balbuceó el pelinegro.

- ESTÁ CON VIDA!!!- le gritó con desesperación, golpeando fuertemente el suelo con un puño, provocando un agujero en este y unas heridas en su mano. Al ver como su capitán parecía tensarse, como si se preparase para detenerlo si comenzaba a ponerse violento otra vez, el espadachín suspiró y volvió a sentarse.- Luffy… no descansaré hasta encontrarle, menos sintiendo esto que siento en el pecho!

- Zoro…

- Ten por seguro que si el cocinero estuviese muerto, en este momento no estarías hablando conmigo- le dijo con un semblante sombrío- Si él muere yo moriré junto con él- llevó su mano lastimada contra su frente, restregándose la piel mientras cerraba su único ojo y reía sin ganas- Me he enamorado tanto de ese idiota que siento que la mitad de mi vida es suya… si él estuviese muerto… yo ya hubiese perdido por completo la razón.

Luffy permaneció en silencio unos momentos mientras analizaba las palabras de su segundo al mando, comprendiendo finalmente lo que Sanji significaba para Zoro, lo mucho que se habían acercado el uno al otro, lo mucho que se necesitaban y amaban, siendo recién ahora que se daba cuenta del lazo inquebrantable que ambos habían forjado, tan inquebrantable que eran uno solo. Fue por ello que su animo cambió a uno emocionado y feliz.

Eran uno solo, eso significaba que Zoro podía sentir a su otra mitad y esa otra mitad estaba con vida, Sanji aun vivía!

- Entonces cuenta conmigo!

Frente a esas palabras, el espadachín levantó la mirada sorprendida hacia su capitán, quien a pesar de las lágrimas que aun surcaban su cara, sonreía con esperanzas.

- Luffy…

- Si dices que sientes en tu corazón que Sanji está con vida, entonces no descansaremos hasta encontrarle!- se levantó rápidamente del suelo con renovadas energías- Es por eso que te ordeno salir de aquí y ayudar en su búsqueda! 

- Gracias Capitán… -susurró Zoro con una pequeña y cansada sonrisa, viendo como este corría hacia la salida, pero al abrir la puerta se detuvo antes de salir. 

- Zoro… como tu capitán y tu amigo, yo te prometo que no descansaré hasta verte junto a Sanji de nuevo- se voltea hacia su Nakama con una sonrisa nostálgica- Sea en la vida o en la muerta, cual sea la decisión que tomes, yo la respetaré.- Zoro solo le sonrió y le agradeció con la mirada, viendo a continuación como su capitán se marchaba de ahí corriendo.

- Sea en la vida o en la muerte cocinero…- cerró su ojo y apoyó la cabeza contra la pared- Yo estaré a tu lado…

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Lo primero que le vino a la mente al despertar fue la imagen de un hombre con pelo verde acostado en la cubierta del barco mientras dormía despreocupadamente junto a una botella vacía de sake, despertando después con una somnolienta mirada, pero regalándole una pequeña sonrisa que le alegraba los días.

- Zoro.…

Miró su alrededor, comprobando que estaba aun en la enfermería de la Marina y que tenía suero inyectado en la vena de su brazo izquierdo.

Se llevó su otra mano a la cara al mismo tiempo que volvía a cerrar sus ojos, queriendo poder alejarse de ese lugar y recordar de manera mas vivida el rostro de su pareja, mirándole con esa sonrisa y mostrándole en su único ojo lo mucho que lo necesitaba a su lado.

-Hagamonos la promesa de no volver a separarnos Marimo.

Podía recordar esa noche en la que ambos estaban en la cubierta del Sunny apoyados en la baranda mientras miraban el mar, apegados hombro con hombro.

- Esos dos años sin mi fue una tortura para ti verdad?-dijo el peliverde con una sonrisa creída, pero borrándola al ver como el rubio se giraba a verlo con seriedad.

- Acaso para ti no lo fue?

- … claro que si- giró su rostro hacia el oscuro mar, recordando aquellos días- Lo peor de todo, es que no sabía si estabas bien o no… me dedique a entrenar hasta desfallecer solo para no pensar en eso.

- Je, eres un bruto animal- dijo con una sonrisa resignada.

- Te prometo que eso no volverá a pasar- el rubio le observó  buscando su mirada, siendo el espadachín quien se giró hacia él para tomar su rostro con sus manos. Su mirada oscura estaba llena de sentimientos de devoción hacia el rubio, determinado a no dejarlo ir nunca- ahora que definitivamente eres mío, te prometo que no me separaré de ti ni aunque tú lo quieras.

- Vaya… quién diría que Roronoa Zoro podía ser tan posesivo y romántico al mismo tiempo…

Recordó como sus propios ojos se llenaron de lagrimas que borró rudamente con el dorso de su mano, pero no lo suficientemente rápido para que Zoro no las viera, quien le sonrió con una dulzura extraña en él y lo atraía a su cuerpo en un abrazo posesivo y protector mientras se burlaba cariñosamente de sus ojos vidriosos, ganándose un par de insultos y un pisotón en el pie.

Sellaron esa promesa con un beso, jurándose ser mas fuertes para no volver a pasar por la separación, pero el destino al parecer les pondría las cosas difíciles, enfadándose consigo mismo por no haber podido hacer algo en esa tormenta. El Marimo seguramente estaría sintiendo algo parecido… 

Dios, solo él sabía lo mucho que lo extrañaba. Estaba preocupado por él por alguna razón inexplicable. Deseaba tanto abrazarle y esconder su rostro contra su cuello y hombro, olerle y saber que estaba bien y que lo tenía finalmente a su lado.

…Quien iba a saber que terminaría tan locamente enamorado de ese musgo, que necesitaría tanto tenerlo a su lado…

Se preguntaba qué había pasado luego de que cayera al mar, qué hubiese sido de Zoro? Solo esperaba que no se hubiese lanzado a buscarle por que de seguro, con su pésima orientación, hubiera terminado perdiéndose.

Y sus Nakamas…?

No podía evitar sentirse angustiado al no saber nada de ellos. Aun le preocupaba el saber que habían encontrado barcos destruidos tras esa enorme tormenta, pero debía de tranquilizarse, conocía a sus amigos y la fuerza del Sunny. De seguro estaban bien… pero estarían preocupado por él… sobre todo Zoro.

Debía de buscar la forma de comunicarse con ellos, de hacerles saber que estaba con vida… tenía que hablar con su Marimo.

- Aquí tienes tu nuevo uniforme!- dijo el doctor con el mismo animo de ayer, colocando la ropa sobre el pecho del rubio, sacándolo de sus pensamientos.

- Un uniforme de la Marina?- preguntó Sanji al mismo tiempo que examinaba las prendas.

- Es mejor que esa ropa toda rasgada que tenías, no? además es un uniforme de cocinero de la Marina! Te quitaré el suero para que puedas cambiarte y vayas a la cocina. - quitó el suero de su venas con cuidado y vio como el rubio se sentaba en la camilla para comenzar a cambiarse con algo de lentitud al estar lastimado, pero se negó a recibir ayuda cuando el doctor se la ofreció- Si fuera por mí te dejaría ahí recostado, no estás en condiciones para caminar pero el Capitán así lo ordenó- fue hasta el otro extremo de la enfermería y de un baúl sacó lo que parecía ser una muleta- Tendrás que usar esto hasta que puedas apoyar tu pie correctamente- vio como el rubio miraba con recelo la muleta que el anciano doctor le extendía para después, con un aire resignado, tomarla, utilizándola como apoyo para caminar- Recuerda no hacer mucho esfuerzo con ese tobillo y con tu costado lastimado! En cuanto termines ven a la enfermería para cambiar tus vendajes!

- Si... gracias.

- Que tengas un buen día jovenzuelo!! – dijo el doctor con la misma sonrisa en son de despedida, regresando inmediatamente a sus labores.

Con algo de dificultad el rubio salió de la enfermería con esa muleta, intentando no apoyar su pie lastimado.

Tan concentrado estaba en caminar bien que sus ojos se segaron al recibir una fuerte luz contra el rostro, dándole a entender  que ya había salido del interior del barco.

- Es enorme…- susurró al ver el inmenso galeón en el que navegaban.

Podía ver a los cadetes de Marines caminando de un lado a otro, con armamentos, con cajas, cuerdas y demás.

Fue cuando se percató que no sabía dónde estaba la cocina y maldijo entre dientes.
Por andar pensando en ese Marimo se le pasó ese detalle. No tenía más remedio que preguntar o buscarla por el mismo.

Miró a su alrededor para ver si daba con el lugar a primera vista pero nada, miró a los marines, pero todos parecían tener una tarea asignada ya que no se dejaban de mover de un lado a otro.

Bufó con molestia. No tendría más remedio que ir de un lado a otro hasta encontrarla. Que podría pasar? Ni que fuera Zoro para perderse.

Se rió un poco para sus adentros con algo de nostalgia.

Extrañaba a ese idiota.

Tan sumido estaba en sus pensamientos que no percibió a alguien acercándosele por atrás hasta que sintió un escalofrío recorrerle la nuca al escuchar una grabe voz cerca de su oído.

- Si estás buscando la cocina, es la segunda puerta, subiendo aquellas escaleras.

Giró rápidamente el rostro hacia atrás y se sobresaltó un poco al ver a aquel hombre a escasos centímetros suyos, mirándole con esa extraña sonrisa y con esos ojos inquietantes.

Cómo es que no lo había sentido acercarse? estaría quizás su cuerpo aun muy cansado? 

Intentó no verse tan sorprendido y carraspeó un poco la garganta antes de hablar.

- Gracias- dijo secamente, para después darse la vuelta lentamente por culpa de su pie.

Comenzó a caminar entre bufidos por la molesta muleta, pero al sentir como algunos marines se detenían en su labor para mirarle, levantó la vista con duda y la giró hacia atrás al sentir una presencia, encontrándose con el Capitán que le seguía de cerca, aun con esa extraña sonrisa en los labios que le ponía los pelos de punta.

Este, al ver como el rubio le miraba con recelo, solo se limitó a encogerse de hombros y contestar.

- Solo me cercioro de que llegues en una pieza a la cocina, con esos temblores que veo en tu cuerpo, pienso que te caerás en cualquier momento.

Frente a esas palabras, una vena saltó de la frente del rubio al escuchar como el otro decía de alguna manera que era débil.

- No es necesario, puedo apañármelas solo- le dijo con los ojos entrecerrados, controlando su cabreo, cabreo que fue percibido por el otro, quien solo sonrió entre divertido y altanero, como si disfrutara su alteración.- igual que el Marimo!- pensó con enfado.

- De todas formas tengo que presentarte con los otros cocineros y además, no tengo nada mejor que hacer.- dijo con despreocupación para después bostezar.

- No se supone que es el Capitán de este buque?- le preguntó cabreado.

- Lo soy- dijo simplemente.

- Y no se supone que los Capitanes siempre tienen algo que hacer?

- Supongo, pero en este momento no me apetece hacer mucho, por qué? Algún problema?- le miró desafiante.

- En lo absoluto- dijo con el mismo aire.

Al girarse y ver como los soldados y cadetes los miraban con rostros sorprendidos, bufó por lo bajo y siguió su curso, sintiendo como el peli negro le seguía de cerca.

Se maldijo a sí mismo por comportarse como siempre lo hace.

Debía aparentar humildad, sumisión y amnesia, pero inexplicablemente ese hombre lo hacía sentirse inquieto y enfadado al mismo tiempo.

De todas maneras había algo diferente en él ese día.

Cuando lo vio por primera vez lo vio con un porte fuerte y imponente, cerio y al parecer muy estricto, lo había mirado con sospecha y no muy convencido, por que ahora se le veía relajado? Como si todas sus dudas se hubiesen aclarado… podría ser que acaso… ya sabía quién era?

Quiso voltear hacia atrás para ver si lo que pensaba era cierto, pero se contuvo y siguió su lenta marcha, sintiendo como comenzaba  a desesperarse al escuchar los pasos de ese altanero casi pisándole los talones, como si lo hiciese a propósito para hacer que se apresurase.

Con algo de esfuerzo comenzó a subir las escaleras mientras intentaba apoyarse en la muleta y la baranda. Maldecía en voz baja cada vez que apoyaba sin querer su pie lastimado contra el suelo y se desesperaba al sentir como el otro le seguía de cerca los pasos, subiendo escalón por escalón con la misma lentitud que él a sus espaldas, no dándole espacio ni siquiera para caerse hacia atrás, cosa que estuvo a punto de hacer si no fuera por que tuviese rápidos reflejos.

- A que juegas- le preguntó el rubio mientras seguía subiendo las escaleras, ya demasiado enojado como para contenerse.

- Vaya, parece que hoy estamos más osado que los otros días- dijo con diversión el peli negro, estando un escalón más abajo que el rubio.

- Al parecer tengo mi carácter- mencionó mientras subía otro escalón, sintiendo enseguida como el Capitán subía el escalón que dejó atrás. Definitivamente lo estaba molestando. Demonios, como necesitaba un cigarro ahora!

- Pues ese carácter no te va a ayudar mucho con migo, como te irás dando cuenta, esto solo me divierte más- dijo mientras subía el otro escalón que el rubio dejó atrás, permaneciendo siempre detrás suyo.

- Te divierte ver personas heridas intentando caminar bien?- le preguntó entre dientes, intentando no soltar un insulto como solía hacer.

- No, me divierte ver una persona como tú aparentando algo que le cuesta ser.

Frente a ese susurro que pudo escuchar muy cerca de su cuello, sintió como se le tensaba el cuerpo y se le paraba el corazón por tan solo un segundo.

Al creer que había escuchado mal se giró hacia el otro, sorprendiéndose de lo cerca que estaba al toparse cara a cara con su rostro que se mostraba burlón y altanero.

- Sabes? en un principio tuve mis dudas, ya que me costaba reconocer el rostro que tengo en frente con aquel que veía en el cartel- llevó su mano hacia la cara del rubio con la intención de tomarla pero este le corrió el rostro con rapidez, sacando una sonrisa del Capitán quien en su segundo intento le tomó con brusquedad del mentón frente a la sorprendida e indignada mirada del rubio- sin duda alguna, esa imagen no te favorece no creer? No muestra las finas y suaves facciones que posees. Es una pena que un incompetente no pudiera tomar una diga fotografía tuya, “Kuroashi no Sanji”

Sintió como el alma se le iba del cuerpo para solo regresar con pánico y dudas.

Su primera reacción era golpearlo pero en su estado no conseguiría nada ni llegaría muy lejos al estar en un buque lleno de marines y en medio del mar, y a pesar de que deseaba soltarse y hacer algo, ese fuerte agarre en su mentón y esos ojos que lo estudiaban con detalle lo tenía inmóvil en su lugar.

Una fuerte explosión dentro de una de las estancias del segundo piso de la embarcación le izo despertar de ese trance, girando algo nervioso la mirada hacia la puerta de dónde provino el estruendo, viendo como unos hombres que usaban el mismo uniforme que él salían tosiendo junto con una bola de humo.

- Mira lo que hiciste Mori! Provocaste que el horno explotara otra vez!!!- dijo uno de los hombres al mismo tiempo que le lanzaba manotazos al otro quien tenía toda la cara negra y los cabellos en punta hacia atrás por la explosión.

- No es mi culpa que tú te distraigas cortando verduras cuando tu deber es revisar los hornos!!!

- Revisar los hornos!? Quien te creer ahora!? el chef superior!? 

- Y si me creo qué!?

- Chicos dejen de discutir y ayuden a apagar el fuego!- les dijo otro de los cocineros que también estaba lleno de hollín, dándole a ambos unos golpes en la cabeza.

- NECESITAMOS AGUA!- gritó otro, provocando que varios Marines se acercasen para ayudar a los cocineros.

Sanji miraba todo con una gota resbalando por su cabeza, sintiendo pena por si mismo al ver con quienes y en que condiciones trabajaría, pero uno de los dedos que sostenía su mentón pasó suavemente por su labio superior, haciéndolo darse cuenta en la situación en la que estaba y provocándole un escalofrío al sentir ese dedo en su labio.

A continuación, en medio de todo ese ajetreo y ese humo, sintió como el otro se le había acercado demasiado, tanto como para sentir el aliento del peli negro chocando contra sus labios, cosa que le izo finalmente reaccionar como debía, golpeando con brusquedad esa mano que le sostenía con el dorso de la suya y al intentar alejarse más estuvo a punto de caer al estar aun parado en los escalones, caída que fue evitada por el Capitán, quien le agarró de la cintura y lo atrajo hacia su cuerpo, provocando que Sanji colocara ambas manos sobre su pecho para que no se le acercase más, tirando la muleta al suelo en el acto.

- Vete acostumbrando a ese desastre rubio- le susurró el Capitán con un rostro divertido- Trabajarás ahí hasta que decida qué hacer contigo. 

- Tch, tú… maldito- dijo entre dientes lleno de impotencia y dudas por su comportamiento poco usual en un Marine, apartándose bruscamente del peli negro quien sonreía con diversión, para después pasar por su lado, encaminándose hacia el resto de los cocineros que hacían lo posible por disipar el humo.

- Caballeros, se que están ocupados intentando no destruir la cocina…- al escuchar la voz del Capitán, los cocineros dejaran de hacer lo que hacían para ponerse en fila, rectos frente a su superior- Pero desde hoy comenzarán a trabajar con un nuevo cocinero- giró su mirada hacia el rubio, para que los demás lo notaran- Su nombre es Sanjo- dijo con una sonrisa burlona solo destinada al rubio, quien le miro con los ojos entrecerrados al mismo tiempo que balbuceaba cosas entre dientes, luciendo algo peligroso frente a la mirada de los otros cocineros- Procuren que haga bien su trabajo, si pasa algo solo háganmelo saber. Ahora ordenen ese desastre!

- SI CAPITAN!- dijeron los cocineros al mismo tiempo mientras llevaban sus manos hacia su frente, mirando con nerviosismo a ese rubio que se veía muy enfadado.

Gazze caminó con las manos dentro del bolsillo de su chaqueta hasta llegar a las escaleras. Antes de que comenzaba a descenderlas, se inclinó y tomó la muleta que el rubio había tirado, colocándose a un lado de Sanji, quien parecía esforzarse en mantener la calma. 

- Te veré más tarde… Kuroashi… si intentas escapar, ten por seguro que te perseguiré y te capturaré, entendido?.- le susurró con un deje de diversión mientras le entregaba la muleta. Al ver como el rubio le miraba con impotencia y le arrebataba la muleta con cabreo, se rió quedamente y descendió, dejando a Sanji mascullando por su mala suerte. 

Se giró hacia sus colegas quienes dieron un respingo en su lugar por el miedo de ser observados, y lanzando insultos al cielo, se encaminó hacia la cocina.

Antes de que el peli negro regresara a su dormitorio, se giró por ultima vez hacia el rubio quien veía entrando a la cocina y borró su sonrisa al ver esa rubia cabellera fuera de su campo de visión. Chasqueó la lengua con algo de enfado hacia si mismo y se adentró en el barco con rapidez.

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Después de que fuera presentado y de que la cocina quedara limpia, Sanji se puso manos a la obra, comenzando a cortar verduras, a freír, hervir o hornear a gran rapidez pese a su condición, lo que provocó el asombro en sus colegas cocineros, quienes habían dejado de cocinar solo para verle.

Cuando recién lo conocieron, pudieron percibir un aura peligrosa en el rubio, pero ahora que manejaba los alimentos, el aire a su alrededor era mas ameno, relajando así a los marines cocineros.

Sanji en cambio solo se movía mecánicamente, ya que su mente permanecía inquieta pensando en todo lo que había sucedido.

El pelinegro lo había descubierto, sabía que era un pirata y no cualquiera, si no uno de los pirata de los Mugiwara, entonces si lo sabía, por qué no lo encerraba? Qué pretendía? Acaso solo estaba jugando con él?

Inconscientemente llevó sus dedos a sus labios al recordar ese ligero tacto, retirándolos rápidamente con un enorme enfado al no haber podido golpear como se merecía a ese pedante pedazo de Marine, desquitándose con unas zanahoria que cortó en trocitos a gran velocidad. 

- Carbón altanero…! - susurró para si al mismo tiempo que mutilaba el vegetal, provocando que sus colegas se alejaran nuevamente de él al percibir otra vez esa aura asesina.

Si, definitivamente estaba jugando con él, pero ¿¡por qué!? No lo sabía, pero no dejaría que ese maldito Marine lo volviese a sacar de balance! mucho menos que se diera la libertad de tocarlo!!! ese maldito privilegio solo lo tenía el Marimo cabeza de musgo!

Inevitablemente su mente voló nuevamente al Sunny pensando en Zoro y creyendo por un instante que cocinaba para sus Nakamas, intentando hacer que Luffy no robara nada a los otros, escuchando las bromas de Usopp y las risas de Chopper, viendo a Robin sonreír tranquilamente y a Nami golpeando al Capitán cada vez que cumplía su cometido de robar comida, a Brook ensuciando todo y pidiendo más leche, a Franky tomando su Cola mientras botaba el liquido por la nariz al ver a Usopp colocando picante en una de las porciones que Luffy se comía, escupiendo fuego por la boca y a Zoro con cara de cabreado intentando comer lo más rápido que podía para que nadie le robara nada, atragantándose con sake y bolas de arroz, para luego mirarle a él y sonreírle… si hasta podía sentir su mano entrelazada con la de él debajo de la mesa…

El sonido del horno al terminar lo trajo de nuevo a la realidad y sacó de el un enorme pez finamente sazonado y con la cocción justa, luciendo y oliendo apetitosamente. Cuando levantó la vista se percató de como los otros cocineros le miraban con ojos brillantes, provocándole una gota resbalando por su cara.

- Sanjo-san eres impresionante!!!- mencionó uno de ellos, que llevaba el pelo corto y castaño, juntando ambas manos sobre su pecho con una gran cara de emoción.

- Es cierto! Has hecho toda la cena casi tu solo y en menos de unos minutos!- dijo otro de contextura robusta.

- Además que todo se ve delicioso!- exclamó el que parecía verse más joven, mirando con asombro los platillos sobre la larga mesa de la cocina.

- Sanjo-san, dinos, donde trabajabas antes!? Se nota que eres un experto cocinero!

- No eres un cocinero asesino verdad?- preguntó uno de ellos al recordar su aura densa.

- No le preguntes eso idiota!!- chilló otro de ellos mientras le pegaba a su compañero en la cabeza.

A Sanji le costó un poco reaccionar a las palabras de los jóvenes cocineros y más al escuchar el como le llamaban, provocando que se acordase una vez mas del peli negro quien le había puesto ese nombre. 

Con enfado enterró el cuchillo sobre la tabla de madera que utilizaba para cortar verduras, pero al ver el sobre salto de los cocineros y como volvían a alejarse de el mientras se abrazaban, decidió cerró los ojos y respirar hondo.

- Lo siento chicos, la verdad es que no recuerdo el lugar en donde trabajaba- dijo el rubio mientras buscaba sus cigarrillos, cabreándose un poco al recordar que ahora usaba el uniforme de la marina y por lo tanto no llevaba sus preciados cigarros.

- Es cierto! Gabu-san nos contó de usted! Es el único sobreviviente que encontramos tras la tormenta!- dijo uno como si recién lo recordara. 

- Y salvó la vida de nuestro Capitán al advertirle de la fruta venenosa!

- Ese tonto de Naraf era un traicionero! Era nuestro sensei y lo admirábamos, pero en realidad él nunca quiso formar parte de la tripulación, solo deseaba matar a nuestro Capitán!

- La verdad es que nos avergonzamos de no poder haber hecho algo, como cocineros, debimos saber que esa fruta era venenosa- dijo uno de los cocineros con la cabeza gacha.

- Bueno, la verdad es que esa fruta es muy rara y difícil de encontrar, es normal que no la conozcan- mencionó Sanji mientras seguía con su labor, maldiciéndose a él mismo por haber salvado a ese acosador.- Listo.

- Woooow!- exclamaron los cocineros al ver una gran variedad de platillos preparados meticulosamente y lo suficiente para todos en el galeón.

- Sorprendente!

- Sanjo-san, usted sería perfecto trabajando en un buque de la Marina! De seguro ha tenido trabajos similares!

- Bueno, tal vez- susurró Sanji mientras se sentaba en una silla y dejaba la muleta a un lado. La verdad es que estaba acostumbrado a cocinar en grandes cantidades, ya que alimentar a Luffy era como alimentar a un buque de la marina.

La voz de uno de los cocineros llamando a los soldados para la cena lo sacó de su trance, viendo como el resto de los cocineros llevaban los platos a una habitación contigua que estaba en la cocina; seguramente sería el comedor. Izo el ademán de levantarse para ayudar pero otro de los cocineros se lo impidió.

- Usted descanse Sanjo-san! ha hecho toda la cena y Gabo-san nos dijo que no debía esforzarse mucho.

Sanji quiso rebatirle y decirle que estaba en perfectas condiciones, pero prefirió callar y dejarse estar, de todas maneras no tenía muchos ánimos de permanecer de pie, ese maldito tobillo no dejaba de causarle un agudo dolor, tendría que ir mas tarde a la enfermería para soportar esas gigantes jeringas y el parloteo interminable del anciano doctor.

Tomó su plato y se sentó en una de las mesas de la cocina, escuchando con una ligera sonrisa las exclamaciones de los Marines al ver el supuesto banquete y como hacían sonidos guturales al probar su comida. 

A pesar de quienes eran y del estado en el que se encontraba, escuchar que alababan su comida le subía un poco el ánimo.

Luego de la cena, se llevaron los postres y cuando Sanji se disponía  a comer el suyo, uno de los cocineros llegó hasta él y se sentó a su lado.

- Sanjo-san, cuando fui a retirar el plato del Capitán me dijo que deseaba que el autor de la cena fuera a dejar su postre- le dijo en susurro, como si le contara un secreto- le dije que había sido usted el que los preparó y que descansaba por su pie pero insistió en que fuera.

- Tch, si no hay de otra…- dijo con desgano y cabreo al mismo tiempo que dejaba el tenedor a un lado y tomaba su muleta para comenzar a levantarse.

De inmediato el cocinero de la marina colocó el postres  y una humeante taza de café en un carrito para que le fuera mas fácil al rubio deslizarse.

- Gracias- tomó el carrito y examinó el café, sintiendo un agradable aroma en el- Dime, cuál es tu nombre?

- Oh es verdad! no me he presentado. Me llamo Horoca, pero todos me llaman Horo- dijo con una sonrisa amistosa mientras se sobaba la cabeza.- Aun no soy un cocinero oficial, solo soy un aprendiz.

- Pues tienes que dar todo de ti para dejar de serlo, vi como cocinabas, no lo haces mal.

- Eh!?- el rostro del joven se sonrojó por el halago y comenzó a tartamudear- B-b-bueno y-yo… solo hice un poco… l-la verdad no me dejan cocinar mucho.

- Pues deberías, solo practicando se mejora- al ver que el más joven se quedaba algo embobado mirándole, como si nunca nadie le hubiese dicho algo parecido, decidió cambiar el tema- A propósito, podrías decirme dónde queda el comedor del… Capitán?- preguntó con un ligero tic en las cejas al referirse a ese hombre como “Capitán”.

- Ah si! – dio un pequeño respingo despertando de su transe- La sala en donde almuerza queda saliendo de esta puerta hasta la de al fondo, llegarás a un pasillo largo, la puerta es la última.

- Bien, gracias- le dijo para después comenzar con la marcha.

- Eh, Sanjo-san!

- Si?- se dio vuelta a mirarlo, aun sintiéndose extraño al tener que reaccionar a ese nombre.

- Solo quería decirle que la cena ha quedado excelente! En mi vida había visto un cocinero tan experto! Ni se compara con nuestro anterior sensei! Usted definitivamente es el mejor! Espero que pueda darme algún consejo!- dijo sin poder contener el brillo en sus ojos, sacando una sonrisa del rubio.

- Pues…- por su mente pasaron aquellos momentos que cocinaba para sus Nakamas, provocando que una sonrisa se asomara por sus labios- siempre tienes que cocinar con el corazón. Si no hay amor en lo que haces, tu comida nunca sabrá bien- dirigió sus ojos hacia el cocinero, quien le miraba con un sonrojo y los ojos brillantes por la admiración- Recuerda eso y siempre podrás cocinar como tú quieras.- y con un movimiento de cabeza, se despidió para así acabar con ese pedido lo mas pronto posible.

- Sanjo-san…- susurró el aprendiz de cocinero mientras se quedaba soñando con los ojos abiertos.

 

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Caminó por el largo pasillo, llevando el carrito en una mano mientras que la otra la usaba para sostenerse de la muleta, haciéndosele un poco difícil el avanzar con rapidez, por lo que su rostro demostraba el cabreo de tener que estar llevándole la comida personalmente a ese maldito peli negro, sabiendo que lo hacia solo para joderle la existencia.

- Buru buru buru buru…. Buru buru buru buru…

Ese inconfundible sonido lo izo detenerse en el acto, comprobando que a su lado había una puerta entre abierta y con cautela, procurando que no lo vieran, se asomó un poco para comprobar lo que escuchaba.

Abrió los ojos de par en par al ver que ese ruido provenía de un Den Den Mushi.

Eso es! Ese Den Den Mushi le ayudaría para contactarse con sus Nakamas! Lo único que tenía que hacer era venir en la noche y así podría usarlo sin que nadie se enterara, de esa manera les diría a dónde se dirigía el galeón para así poder escapar. Era su única solución.

- Moshi, moshi, torre de control? Eh?.... ya han avistado tierra? ... está bien! Daré el aviso al Capitán! 

- Tan pronto…?- preguntó sorprendido, pero al ver al marine caminar hacia la puerta, intentó apartarse para que no se percatara que espiaba, pero la muleta se interpuso entre sus piernas, provocando que todo su cuerpo se precipitara contra el suelo, golpeándose la espalda contra la pared contigua.

- Eh?- el marine se asomó rápido al escuchar la caída, encontrándose con el rubio en el suelo quien mascullaba palabras entre dientes mientras se afirmaba el costado.- Se encuentra bien? - se hincó a su lado para verle mejor, dándose cuenta que el uniforme de cocinero comenzaba a mancharse de sangre en el costado- Estás sangrando! te lastimaste!?

- N-No, solo es… una herida abierta, me resbalé por culpa de esta muleta- le contestó mientras hacia el intento de levantarse, pero deteniéndose al sentir una fuerte puntada de dolor en su herida- Demonios…

- Tranquilo llamaré al médico, no te muevas! 

El marine salió rápidamente de ahí para ir por ayuda, dejándole a Sanji el camino despejado al ver la puerta de ese compartimiento completamente abierta, mirando el Den Den Mushi sobre una mesa.

Pronto llegarían a tierra firme, debía avisarle a sus Nakamas y debía de hacerlo en ese momento. Corría el riesgo de que lo atraparan, pero no podía seguir esperando y menos ahora que ya estaban por llegar a una isla. Si esperaba hasta la noche, se seguiría alejando cada vez más y más de Zoro y los demás.

Apoyándose de la pared y sintiendo como su sangre mojaba su ropa, apretó los dientes para contener un quejido y se impulso hasta la puerta, afirmándose de ella para luego impulsarse otra vez hacia la mesa, pero cayendo al suelo por culpa de su tobillo lastimado, tirando a la vez el Den Den Mushi que por fortuna calló a su lado. Lo tomó y llamó hacia el Sunny, rezando para que le contestaran antes de que alguien llegara.

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- Nami, ya revisaste todos los mapas? Puedes trazar ya un rumbo para la siguiente isla?- preguntó el Capitán mientras miraba de manera distraída su plato de comida que había preparado Robin.

- Si, ya lo he hecho, con esta misma corriente en la que vamos llegaremos a la siguiente isla, está muy cerca de la otra asi que no creo que sea un problema el llegar.- dijo la pelirroja, quien tenía unos mapas sobre la mesa y no dejaba de mirarlos ni siquiera para comer.

- Zoro-san aun no aparece para la comida… creen que esté bien?- preguntó Brook mientras lo buscaba mirando por una de las ventanas.

- Como crees que va a estar bien con todo esto?- le pregunto la pelirroja, despegando sus cansados ojos de los mapas. 

- Saben que Espadachín-san no es muy bueno con sus emociones, lo que vimos de él hace unos días fue todo ese dolor y ese miedo explotar de su cuerpo, de seguro no quiere exponerse así otra vez.- dijo Robin mientras retiraba los platos con su poder.

- Pero Zoro dijo que Sanji está con vida… creen en verdad que lo esté?- Preguntó Usopp con una voz algo quebrada.

- Zoro así lo cree- le respondió Luffy al mismo tiempo que golpeaba la mesa con un puño y colocaba una mirada decidida, llamando la atención de todos sus nakamas- Si Zoro siente que Sanji está con vida, entonces lo está! No volveré a perder a mis Nakamas y no descansaré hasta encontrarlo!

- Luffy….- dijeron todos, sintiendo algo de esperanzas con esas palabras.

- Buru buru buru… buru buru buru….

Todos miraron en acto reflejo al Den Den Mushi que tenían en la cocina, quedando con la mente en blanco mientras veían al caracol vibrar. 

De un momento a otro todos se abalanzaron pero fue Nami la primera en llegar.

- Si!? Quien habla!?- preguntó con una extraña ansiedad, aguantando la respiración mientras esperaba a que alguien le contestara.

- ………Na-Nami-san….?

- SANJI!!!- gritó la pelirroja mientras sentía como las lagrimas se acumulaban en sus ojos para después caer por sus mejillas, riéndose de alegría al escuchar al rubio y al ver a sus amigos comenzar a llorar y a gritar el nombre de su Nakama mientras se precipitaban hacia ella para poder decir algo.

- SANJI ESTÁ CON VIDA!- gritó el tirador y el renito mientras lloraban abrazados.

- SANJI-SAAAAAANNNNN!!!- le llamó Brook con cascadas de lagrimas.

- SABIA QUE EL COCINERO NO SERIA TAN DEBIL COMO PARA MORIR EN UNA TORMENTA!!! BUAAAAAAA!!!- chilló ahora Franki quien lloraba a mares de la emoción.

- Cocinero-san…- sonrió Robin mientras secaba las interminables lágrimas de sus ojos.

- Chicos…- escucharon la voz del cocinero a través del Den Den Mushi- Tranquilos, estoy bien… 

- Sanji!!!- ahora el Capitán agarraba el aparato, llorando y apretándose los labios, intentando permanecer fuerte- Dónde estás!? Estás bien!? Dime dónde te encuentras e iremos ahora mismo por ti!!!

- Luffy… e-estoy en un buque de la Marina… se dirigen hacia una isla… llamada Soldan… solo estaremos ahí unos días, luego… no sé a dónde iremos.

- Soldan!?- preguntó la pelirroja y revisó rápidamente sus mapas, comprobando que en ellos no salían las islas que ella había trazado al basarse en la cercanía del tifón.- Donde se encuentra esa isla!? Lo sabes Sanji-kun!?

- En el archipiélago Lao… 

- Sanji descuida! Iremos por ti! Solo aguanta y no hagas nada! Déjanos todo a nosotros!- le dijo Luffy con una gran sonrisa.

- Luffy, no tengo mucho tiempo pero… dile al Marimo que… estoy bien y que pronto… estaré a su lado…

El sonido de una botella de vidrio rompiéndose llamó la atención de los Mugiwara, volteando rápidamente hacia la salida y encontrándose con Zoro que permanecía de pie inmóvil, pálido y sin quitar su ojo del Den Den Mushi.

- Cocinero…- le llamó el espadachín, con una voz apenas audible, sintiendo como sus lágrimas volvían en contra de su voluntad para así caer por su rostro sin parar, corriendo enseguida hacia el comunicador para agarrarlo con sus manos, pero antes de que pudiera decir algo, unas voces extrañas se escucharon por el intercomunicador.

- Jovenzuelo!

- Gabu-san, está él bien!?

- Se desmayó! Llama a alguien para que traigan una camilla para llevarlo a la enfermería! Ha perdido mucha sangre, rápido! 

- Si Gabu-san!

Y antes de que los Mugiwara pudieran reaccionar, el Den Den Mushi se apagó, comprobando que habían cortado la comunicación del otro lado.

La estancia quedó en completo silencio, solo se escuchaba la trabajosa respiración del peli verde quien no soltaba el comunicador. 

- Sanji está con vida.

Zoro se volteó hacia su Capitán al oír eso. Luffy le sonreía y lloraba al mismo tiempo, al igual que todos sus Nakamas quienes le miraban con gran alivio y felicidad. 

- Tenias razón! Sanji estaba con vida!!!- gritó Luffy, validando el presentimiento del espadachín- iremos por él ahora mismo!!!! Nami! Traza el nuevo curso! Todos! Prepárense para mover el Sunny! 

- SI!!!

Con gran rapidez, todos salieron de la cocina para tomar sus puestos, pero los únicos que no se movían eran Zoro y Luffy.

El peli verde podía sentir como su corazón latía con suma rapidez, sintiendo de repente como su alma regresaba a su cuerpo, como la esperanza que el mismo se había dado crecía con fuerza.

“Hagamonos la promesa de no volver a separarnos Marimo.” 

Cerró con fuerza su ojo al recordar esa noche en la que se hicieron esa promesa, promesa que iba a cumplir, tanto así, que había estaba dispuesto a morir para seguir al cocinero al mas aya, pero Sanji estaba vivo… su rubio estaba vivo y había dicho que pronto estaría a su lado… ahora no podía contener sus ganas de llorar y gritar de felicidad, pero al recordar como sonaba a través del comunicador y las últimas palabras de esas voces desconocidas no lo dejaba disfrutar el momento como debía hacerlo.

Una mano en su hombro lo izo despabilar, encontrándose con la decidida mirada de su Capitán.

- Luffy… Sanji está….

- Sanji estará bien- le interrumpió el peli negro, apretando su mano sobre el hombro de su segundo al mando- Está vivo!!! Y ahora que ha podido contactarnos lo único que tenemos que hacer es ir por él, patearle el culo a quien sea que se interponga e irnos!

Zoro sonrió mientras lloraba sin parar, para después cerrar fuertemente su ojo y ocultarlo tras su mano mientras su cuerpo temblaba por los espasmos del llanto.

- Lo traeré de vuelta… cueste lo que cueste- le dijo nuevamente el Capitán quien también lloraba de alegría al ver a Zoro demostrando esas emociones por su cocinero- Estarán juntos otra vez, es una promesa!

El peliverde solo asintió con una sonrisa tras ese llanto silencioso, lo cual fue suficiente para el peli negro quien se marchó gritando de emoción hacia afuera.

Zoro se sentó como pudo en una de las sillas mientras temblaba de emoción.

No podía parar de llorar ni de sonreír y se burló de si mismo por demostrar tanto sus emociones. 

Después de años de entrenamiento y meditación, ese rubio llegaba y derribaba todos sus muros…! es solo que… después de haber pasado esos fatídicos días de miedo y angustia, escuchar por fin su voz y saber con seguridad que estaba vivo  era un bálsamo para su alma.

Estaba herido en un barco de la Marina, tal vez prisionero, pero iría por él, destruiría ese barco y lo abrazaría y cuidaría como nunca antes para no volver a cometer el error de dejar que la vida lo alejara de su lado otra vez.

 - Sabía que no me dejarías maldito cocinero- dijo entre carcajadas débiles al mismo tiempo que quitaba la mano de sus cara y miraba la cocina vacía- Te traeré de vuelta a mi lado y no te dejaré ir de nuevo… solo aguanta y espérame un poco más Sanji...

Notas finales:

Espero les haya gustado la continuaccion! 

Saludos!


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