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Notas del capitulo:

Aqui la continuación! :D

Ya a media noche, Sanji esperó a que la mayoría de los soldados estuviesen descansando para escabullirse en la oscuridad, procurando de que los marines del Comodoro, quienes custodiaban la entrada a los calabozos, no le vieran.

Se deslizó sigilosamente entre las cajas y barriles que estaban en cubierta, ocultándose con facilidad y viendo a los Marines paseándose con escopetas cerca de él, pasando por su lado sin percatarse de su presencia.

Avanzó un poco mas hasta que se le acabó lugar en el cual esconderse, quedando detrás de una enorme caja que le servía de escudo para mirar con atención la entrada, esperando el momento ideal para actuar.

Vio en la entrada a tres soldados armados. No se veían muy fuertes, ni tampoco parecían muy concentrados en lo que hacían, pero eso no significaba que podría pasar sin ser notado.
No le quedaba de otra, tendría que noquearlos y esconder los cuerpos. Eso solo le daría el tiempo necesario para llegar a los calabozos y dar con Zoro ya que de seguro alguien se daría cuenta de que no había nadie custodiando la entrada.

Anteriormente había arreglado uno de los botes salvavidas para dejarlo listo con algo de provisiones y las cuerdas flojas para no tener mayores contratiempos. Solo debía sacar rápido al Marimo y salir de ahí, pero aun quedaba un cabo suelto y ese eran las katanas de Zoro, las cuales habían custodiado en alguna parte del barco que no había logrado encontrar.

Chasqueó la lengua pensando en que ya vería eso en su momento. Ahora, con un rostro decidido, izo el ademán de levantarse para hacer su ágil y silencioso ataque, pero una mano en su hombro lo izo quedar como piedra y abrir los ojos de par en par al creerse descubierto.

- Vas a algún lado jovenzuelo?

Estuvo a punto de darse vuelta para noquear al desgraciado que lo había descubierto hasta que escuchó esa voz, girándose con rapidez e incredulidad al ver ahí al viejo médico, quien le sonreía como si nada.

- Quieres matarme de un jodido susto anciano!?

- Shhh, calla, nos oirán- le dijo en susurro al mismo tiempo que colocaba un dedo sobre sus labios en señal de silencio, provocando que del mas joven le saltara una vena en su frente, mirándole con enojo contenido.- Se puede saber qué haces escabulléndote a estas altas horas de la noche?- preguntó con tranquilidad, casi burlón.

- Esa es mi pregunta! que haces tú aquí!? además, ¿¡que no es obvio!?- se giró para mirar entre las cajas la única entrada y salida del calabozo- Voy a ir por el Marimo, y nada impedirá que lo saque de ahí! ni siquiera tú!

- No crees que es muy insensato de tu parte?

- Me importa una mierda la insensatez! ese idiota no la tuvo al venir por su propia cuenta! además no me voy a quedar mirando las jodidas estrellas mientras ese Marimo mierdoso está ahí encerrado y herido por mi causa! si no lo saco de aquí antes de que lleguemos a Impel Down todo se complicará y no pienso correr mas riesgos estando los dos en la condición en la que estamos! no voy a esperar mas y ser la jodida damisela en peligro!

Gabu sonrió al ver el rostro rojo del menor al estar tan exaltado, casi saliendo fuego por sus ojos, ojos que mostraban una tremenda seguridad y determinación, dandole el valor que necesitaba el viejo medico para finalmente decidir ayudarle.

- Bien, entonces no me queda de otra mas que impedir de que hagas estupideces.

- De qué hablas?
- le preguntó con confusión y con algo de desconfianza.

- De que te ayudaré a sacar a tu pareja de ahí para que puedan escapar, de qué mas hablaría?- le dijo con simpleza, tanta, que sacó un fuerte sonrojo de las mejillas del rubio, quien enseguida frunció el ceño con nerviosismo.

- No digas eso tan despreocupadamente!!!

- Qué? acaso no es Roronoa tú pareja?
- preguntó con obviedad.

- C-claro que lo es! p-pero no tienes que decirlo con ese rostro tan simplón! 

- Bueno, si fuera por mi Roronoa tendría que pasar por mi aprobación antes de estar contigo! acaso Zeff sabe que sales con un “cara de matón” como él? no creo que le guste.

- DE QUE CARAJOS HAB..!!!- su boca fue tapada por la mano del anciano, quien con una sonrisa divertida le hacia nuevamente la señal de silencio.

- Shh! que nos van a escuchar.- miró con diversión al menor- Vaya que eres mal hablado.

Sanji se quitó la mano de la boca para mirarlo con los ojos entrecerrados, aun sonrojado por la extraña conversación, pero inhalo y exhalo con fuerza para controlar sus nervios, ignorando la mirada divertida del anciano para centrar su atención nuevamente en la entrada.

- Por qué decidiste ayudarme ahora? no sabes que esto te podría perjudicar? No te quedará un lindo registro por ayudar a un pirata.

- Sé que dije que no podría ayudarte en nada jovenzuelo, pero tampoco puedo dejar que mi único sobrino sea descubierto por sus imprudencias y poca paciencia al querer golpear, sin medir en las consecuencias, a más marines de este barco.

- Por qué crees que los golpearía?
- preguntó mientras se giraba a verlo algo abochornado.

- Eres como Zeff, tienen el mismo mal temperamento. No es difícil saber qué es lo que harías en éste tipo de situación.

Sanji sonrió por aquellas palabras. 

Era verdad que estaba actuando con imprudencia, pero no era algo que solía hacer. Actuar por inercia y sin pensar en nada era mas del estilo de Luffy y el de Zoro, en cambio él prefería tener una estrategia o un plan de apoyo para cualquier eventualidad; siempre examinaba las circunstancias para usar las situaciones a su favor, pero ahora era diferente; tenían a Zoro prisionero y estaba herido, estaba el Comodoro lunático que lo mas probable buscaría venganza y también estaba el Capitán bastardo acosador usuario de una fruta quien podría retractarse en dejarlo ir tranquilamente de ahí. 

No, no podía darse el lujo de analizar mejor la situación, tenía que actuar esa misma noche, cuando nadie lo esperase. 

- Bien, bien, digamos que te escucho y no los golpeo, entonces qué? irás tú y los harás dormir con tu eterno parloteo?- preguntó el rubio con algo de desesperación.

- Creo que nosotros tenemos una idea mejor.

Tanto Sanji como Gabu se giraron a ver con asombro hacia un grupo de cajas que estaban a su lado. Estas se movían de vez en cuando y dentro se escuchaban leves voces quejándose por ser pisados o por no ver nada. Sanji y Gabu volvieron a mirarse con incredulidad, hasta que el rubio dio una certera patada en una de esas cajas haciendo añicos la parte superior, viendo como dentro de ella aparecían los rostros de los cocineros con caras de espanto al ver que casi les volaban la cabeza.

- Qué hacen ustedes aquí?- preguntó el médico a ver a todos los cocineros ahí dentro.

- Horo nos ha contado todo y queremos ayudar!- dijo uno con un rostro noble.

- Horo? en primer lugar tú deberías estar en cama!- dijo mientras veía al mas joven quien solo sonrió inocentemente- Pero no ven que esto es peligroso? los podrían descubrir!- volvió a decir el médico.

- A usted también podrían descubrirlo Gabu-san y aun así está ayudando a Sanji-san!

- Sanji? a si que saben la verdad?-
preguntó el anciano con asombro.

- Si, yo los escuché por casualidad no hace mucho- dijo el mas joven con un rostro apenado.

- Si es así, entonces escuchen al anciano! Esto no es un juego! Soy un pirata y no se supone que tengan que ayudarme!
- dijo el rubio, contrariado por esa actitud en sus colegas cocineros.

- Y se supone que tampoco debía ayudarme a mi pero de todas formas lo izo- dijo el mas joven con una mirada seria y decidida, siendo respaldado por sus compañeros quienes le tocaban el hombro o asentían- A demás de devolverle el favor, queremos ayudarlo, por que a pesar de que sea un pirata, Sanji-san no es mala persona! nos ha enseñado y cautivado con su pasión y amor por la cocina! y deseamos con todas nuestras ganas que algún día podamos ser tan buenos como usted!

- Es cierto! es nuestro ejemplo a seguir!
- dijo otro con el brazo en alto mientras sus fosas nasales se ensanchaban en señal de orgullo.

- Y eso será así a pesar de que sea un pirata!- dijo otro con una gran sonrisa.

- Chicos….

Miró con asombro al grupo de cocineros, viendo en ellos, al mismo grupo de cocineros que dejó en el Baratie, quienes a pesar de todo siempre le apoyaron, y veía en Gabu la imagen de Zeff, siempre ayudándole a pesar de todo. Sin duda alguna, había aprendido a querer a esos marines.

- Son un grupo de idiotas- sonrió emocionado por todo eso, cerrando sus ojos para que no vieran las lagrimas que estaban empezando a acumularse en ellos.

Gabu miró la escena con una sonrisa al ver a su sobrino contiendo las lagrimas y a ese grupo de cocineros quienes ni siquiera se limpiaban los mocos que se escurrían de sus narices junto a sus gruesas lagrimas.

- Y cuéntenos, cual es el plan que tienen?-preguntó el anciano, haciendo que los cocineros recobraran la compostura.

- No se preocupen, ya tenemos todo planeado!- dijo uno de los cocineros con un brillo destellando de sus ojos.

Los cocineros comenzaron a moverse, pero el mas joven de ellos fue detenido por una mano del rubio.

- Horo, tengo un favor que pedirte- dijo con una mirada seria, provocando que el menor asintiera con rapidez- Necesito que busques algo por mi…

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Minutos mas tarde, un fuerte olor a quemado inundó la cubierta del barco, provocando que los marines que custodiaban la entrada miraran a todos lados con incredulidad, viendo a continuación como de la cocina salí una nube de humo al ser abierta la puerta y como de ella salían unos cocineros histéricos.

- FUEGO! LA COCINA SE QUEMA! NECESITAMOS AYUDA!

Apareció otro cocinero que corría hacia los guardias que miraban todo con asombro.

- Necesitamos ayuda! si no el barco se quemará!!!

- Rápido! traigan agua!
- dijo otro mientras corría de un lado a otro con histeria. 

Los marines, aun confundidos, corrieron para ir a buscar agua y apagar ese supuesto incendio, comenzando así la tarea del ir y venir por agua con la distracción de los cocineros quienes no dejaban de decir que el barco explotaría con el gas de la cocina.

Sanji sonrió al ver la escena y comprobando que la entrada a los calabozos estaba despejada, le izo una muda señal al anciano doctor para que le siguiera, procurando de que nadie les viera.

El lugar era tal y como lo recordaba, oscuro, húmedo y mal oliente.

Caminó por el mojado pasillo, mirando cada celda con rapidez mientras buscaba una cabellera verde entre todos esos prisioneros que parecían mas muertos que vivos.

Estaba por llegar al final del pasillo cuando vio una celda con barrotes mas gruesos que los otros y al correr directamente hasta ella, en su interior pudo ver a Zoro sentado contra la pared del barco, con ambas manos atadas por grilletes que tenían una cadena empotrada en la pared, la cual estaba reforzaba por mas metal. sin duda una celda para una bestia como su pareja.

- Zoro!- se hinchó en el suelo y se agarró de los barrotes para poder estar a la misma altura de su pareja, tratando de ver su rostro el cual estaba hacia abajo, sin señales de movimiento - Maldición Marimo idiota…! soy yo, Sanji!- vio con desesperación como su usual camiseta blanca y su haramaki estaban manchados con sangre y este aun no decía ni hacia nada que le diera señales de que estaba vivo- Joder! por que viniste solo!?- apoyó su frente contra los barrotes y cerró sus ojos con impotencia y desesperación- esto te ocurre por ser un idiota!!!

- Esto me ocurre por estar enamorado de un idiota mayor.


Sanji abrir sus ojos y levantó su cabeza con rapidez al escuchar esa raposa y cansada voz, encontrándose con el rostro de Zoro quien le miraba con una sonrisa ladeada y con tanta intensidad en ese único ojo que tuvo que morderse el labio para no soltar un sollozo.

Zoro sonrió mas al ver como las lagrimas surcaban ese rostro de mejillas sonrojadas que tenían una expresión casi infantil, sintiendo un gran alivio al poder ver a su rubio después de largos y agonizantes días, provocando que con su sola presencia y el ver que estaba bien hicieran desaparecer el ardor y el entumecimiento que sentía en su cuerpo por aquella herida.

- Te extrañé mucho, maldito cocinero pervertido. 

En otra ocasión, Sanji se hubiese enfadado por ese apodo que ya conocía muy bien, pero ahora no podía hacer mas que sonreír como un idiota.

- Y yo a ti, espadachín mierdoso.

Ambos se observaron por unos minutos con unos ojos llenos de devoción, provocando que el doctor empezaba a ver en el ambiente una nubosidad rosa al rededor de ellos que de seguro no era sana para la salud.

- No es que quiera interrumpir a los tórtolos, pero ¿cómo procedemos ahora? tienes algún plan jovenzuelo?

Zoro miró con curiosidad al anciano quien claramente era un marine por la ropa que usaba, percatándose recién en ese momento de que el rubio usaba un traje similar.

- Bueno, pues pensaba en destruir la celda- dijo el rubio mientras se volvía a poner de pie, daba unos pasos hacia atrás y miraba los barrotes para analizarlos.

- Destruirlos!? que no los estas viendo? ésta jaula fue echa especialmente para mantener a prisioneros de alto nivel de peligrosidad! es imposible que puedas romper…!- De una sola patada, Sanji partió en dos los barrotes de la puerta, provocando que los ojos del anciano se salieran de sus órbitas al ver la facilidad  con la que el rubio solucionó el problema.- …los….

Sanji entró con rapidez al interior de la celda para llegar hasta el espadachín.

- Bueno, has destruido los barrotes, pero Roronoa aun esta encadenado a la pared!

- Ya me zafe- dijo el peli verde mientras mostraba las cadenas de sus gruesas esposas echas añicos- Si no salí antes de aquí fue para recuperar fuerzas- dijo como si nada.

- Eres un creído- susurró el rubio con diversión, haciendo una leve señal a su pareja para que apoyara sus manos en el suelo, pudiendo así destruir las esposas con una certera pisada, dejando al medico mudo y con la boca abierta hasta el suelo.

- Bien, hay que vendarte esa herida y salir de aquí! no tenemos mucho tiempo hasta que alguien se de cuenta.- dijo el rubio mientras se hincaba a un lado del peli verde, levantando la faja y la camisa de su pareja para ver su herida.- Viejo, puedes atenderle?

- Claro!- se acercó hasta el espadachín y comenzó a inspeccionar la herida- tienes suerte Roronoa, tendré que remover los restos de la bala, pero esta no parece haber pasado por algún punto vital.

- No lo izo?- preguntó Sanji con alivio mientras que con una sonrisa, levantaba la vista hacia el peliverde quien no dejaba de mirarle.

- Si lo hubiera echo no hubiese podido levantarse ahora- miró hacia arriba, encontrándose con la mutilación que el rubio y el peliverde habían echo con la jaula y una gota de sudor surcó su cara- aunque a juzgar por sus fuerzas sobre humanas, no me extrañaría que lo hiciera… bueno, de todas maneras, he traído conmigo unos implementos médicos, así que limpiaré y saturaré tu herida, no te muevas!

- Cocinero, dime quién es este viejo parlanchín?- preguntó el peli verde mientras miraba a Sanji, sin hacer ni una sola mueca por los instrumentos que hurgaban su carne viva para sacar los restos de metal.

- Mas respetos con tus mayores mocoso!- le gritó el doctor.

- Bueno, él es…- se sobó la cien algo cansado- es algo así como un tío lejano.

- Así es! así que mas respeto o no te daré mi bendición para que puedas salir con mi sobrino!


- NO NECESITO TU BENDICIÓN!!!

Un centenar de pisadas se escucharon en la cubierta, provocando que los tres hombres miraran hacia arriba con intriga.

- Será que ya nos descubrieron?- preguntó el cocinero con un chasquido de lenguas, llevando su mano al bolsillo de su chaqueta, recordando con enfado que no tenía cigarros.

- Buscas esto?

Sanji miró como Zoro sacaba de su pantalón una cajetilla de cigarros algo aplastada y con manchas de sangre, pero para los ojos del cocinero esa cajetilla brillaba con su propia luz. El peli verde sabía que al salir a buscarle tendría que llevarle uno de esos a su cocinero, con lo vicioso que era…!

- Como se nota que no puedes vivir sin ellos- dijo el espadachín con sorna al ver como su pareja tomaba esa cajetilla con sumo cuidado, como si fuera el tesoro mas preciado, llevándose rápidamente uno de los cigarros a su boca que prendió con una cerilla.

- Así como tampoco puedo vivir sin ti- dijo mientras hacia pequeños corazones con el humo del cigarro y le lanzaba una mirada de conquistador innato, la cual sacó un entrecejo fruncido y un sonrojo en esas mejillas morenas.

- Ye dejen de coquetearse!- terminó de saturar la herida y se levantó- Aun necesitan mi aprobación para estar juntos!

- NO LA NECESITAMOS!!!
- dijeron los piratas al mismo tiempo.

Las voces lejanas de marines volvieron a llamar la atención de los tres. Zoro volvió a acomodar su ropa  mientras se levantaba y movió la cabeza de un lado a otro, haciendo crujir su cuello.

- No hay de otra mas que salir.

- Van a pelear!?
- preguntó el doctor, alarmado.

- Si no hay de otra, hay que hacerlo- dijo el cocinero mientras se enderezaba y fumaba tranquilamente.

- Si lo hacen las cosa se complicarán!- se giró hacia el rubio- Acaso vas a pelear también con el Capitán Gazze después de lo que izo!?- Gabu miró con ojos desesperados a Sanji, quien izo una mueca al pensar en eso.- Mejor esperen un poco. Iré a ver qué ocurre arriba y les avisaré cuando este despejado para que puedan irse!

Sanji asintió levemente, viendo después como el medico corría hacia la salida para desaparecer entre el pasillo y la escalera que daba a cubierta.

- Quién es ese tal Gazze? 

La profunda voz de Zoro sacó de sus pensamientos al cocinero, quien al girarse para verle, pudo ver su dura expresión mirándole con intensidad y exigiendo mudamente una rápida respuesta.

- Es el Capitán bastardo de este barco- inhalo y exhalo con lentitud el humo de su cigarro mientras miraba hacia el pasillo.- fue contra quien peleaste, el usuario de la fruta.

- Qué es lo que debo saber de el?


- Saber? si ya te lo dije!

- No -
dijo tajante, provocando que el rubio le mirara con asombro por ese brillo amenazador que tenía en su único ojo- Hay algo mas que no me has contado. Estás bien y en una sola pieza. A jugar por tus heridas estas fueron echas hace días; llevas la ropa de la marina y estás relacionado con ese viejo, ademas llegaste desde afuera y no estabas en una celda como un prisionero- entrecerró mas su ojo al ver la incertidumbre en el otro- No eras un prisionero, verdad?

- No… no lo era.


- Por qué!?

- Qué? acaso querías que lo fuera!?
- preguntó a la defensiva.

- Claro que no idiota! crees que me hubiese gustado llegar y encontrarte en una de estas malditas celdas herido y atado por las muñecas!?- al ver la cara de cabreo de su rubio, decidió bajar la voz y tratar de tranquilizarse- No soy tan estúpido como crees cocinero, así que dime la verdad.

Sanji meditó por unos segundos, para después soltar un sonoro suspiro de resignación.

- La razón por la que no soy prisionero es por que no sabían que era un pirata, me hice pasar por un simple cocinero que naufragó de algún barco pero del cual no recordaba nada. La farsa me duro unos días, después el Capitán bastardo me descubrió pero para tu asombro y para el mío en ese momento no izo nada, solo me dejo a cargo de la cocina.- se apoyó en una de las paredes, incomodo por la mirada penetrante que le dirigía su pareja y por lo que le iba a contar- Resumiendo las cosas, me enteré de que al parecer soy muy parecido al novio muerto que ese bastardo tuvo en su época de pirata y por esa razón me mantuvo en su barco sin tratarme como un prisionero- se encogió de hombros, restándole importancia- Estaba mal herido, creo que pensó que no seria una amenaza para él y que no podría escapar estando en alta mar.

Sanji abrió sus ojos al sentir el aura asesina, encontrándose con el otro apretando los puños de ambas manos con fuerza, viendo las venas sobre salir de su cuello y como de su ojo salía un destello asesino.

- Te puso una mano encima…!?

- Qué!?- se despegó de la pared y le miró completamente ofendido y enfurecido- que mierda de pregunta es esa!?

- SOLO RESPONDELA!

- Y UNA MIERDA CON ESO! - fue hasta él y lo tomó rudamente del cuello de la camisa, conteniéndose- Si crees que yo sería capas de dejar que algo así pase dímelo ahora! así podré golpearte sin remordimiento alguno!!!

- No quiero pensar en algo así! pero demonios cocinero…!!! si me cuentas esa mierda como no lo voy a pensar!?- dijo entre dientes mientras intentaba controlarse al ver también el enfado en el otro

- De verdad crees que te traicionaría?- le preguntó con seriedad, provocando que el espadachín bajara mas sus revoluciones al ver esa mirada dolida- Después de todo a lo que renuncié por ti…?

Zoro desvió su mirada hacia otro lado, tratando de evitar esos ojos acusadores que lo hacían sentir inquieto y culpable.

Él sabía perfectamente por todo lo que ese cocinero había pasado para aceptar sus sentimientos y demostrarlos. Le había dado la prueba de amor más grande al dejarse someter por él, un hombre, el primer y el único hombre que había tenido la oportunidad de besar esos labios, tomar esa mano y poseer ese cuerpo… y ahora le estaban dando unos arranques de celos enfermizos que herían en el orgullo a su cocinero quien había dejado atrás a todas la mujeres del mundo para estar solo con él.

Ahora que lo pensaba con la cabeza fría, sabía que el rubio jamás le sería infiel, menos ahora que le habían contado a sus Nakamas lo de su noviazgo, cosa que el mismo cocinero propuso hacer, pero sabiendo todo eso no podía quitarse la espina de la duda, por que aun sentía que había algo que le molestaba. Sabía que Sanji no lo había traicionado, pero eso no significaba de que ese Marine no sintiera nada hacia él, si no, por qué lo dejó libre dentro de su barco si sabía que era un pirata?

Sanji, al ver que Zoro no decía ni hacía nada mas que mirar el vacío, soltó lentamente el cuello de la camisa, sintiendo como algo dentro de su pecho le hacía presión al ver la falta de reacción por parte del otro, pero no alcanzó a alejarse por completo cuando sintió un fuerte tirón y unos brazos rodearle con rudeza. Zoro lo abrazaba con brusquedad, sintiendo como hundía su rostro entre sus cabellos, provocándole un leve sonrojo al sentirlo inhalar con fuerza como si quisiera recuperar ese olor que había perdido.

- Lo siento Sanji…

Abrió sus ojos con incredulidad al escuchar esas palabras en el espadachín, en especial por que le llamaba por su nombre como casi nunca hacía, provocándole una leve y enternecida sonrisa, envolviendo rápidamente ese cuerpo que tanto había extrañado y que parecía temblar levemente.

- No seas un Marimo celoso- le dijo con algo de diversión mientras le daba pequeños besos cerca del oído- Sabes que eres el único maldito al que amo.

- De todas maneras, voy a matarlo.

- Zoro…- se despegó un poco de él para poder verle a la cara- Gracias a él estoy bien. Puedo entender que lo odies, es un bastardo arrogante, pero a pesar de todo él me ayudó- vio como su pareja fruncía el ceño y gruñía- Y me prometió que me dejaría ir. Sabía que nada ganaba reteniéndome en su barco.

- Eso quiere decir que no me dejarás matarlo!?


- No, puedes golpearlo si quieres, pero no matarlo- sonrió al ver el rostro enfadado del otro- creo que se lo debo- recordó al grupo de cocineros y al doctor-  a él y aun grupo de ellos.

- Tch, está bien
- dijo de mala gana- pero aun así destruiré el barco!

- Si, si has lo que quieras
- llevó ambas manos a las morenas mejillas, tomando la total atención del espadachín- ahora mejor bésame Marimo posesivo.

- A caso me extrañaste mucho?-preguntó con una sonrisa socarrona.

- No tanto como tú a mí- dijo con la misma sonrisa, para luego tomar de manera ruda aquellos labios que tanto había extrañado, sintiendo rápidamente un fuerte cosquilleo en la boca del estómago y una corriente eléctrica recorriéndole el resto del cuerpo, misma sensación que experimentaba el espadachín en esos momentos.

Sin siquiera pensarlo bien, Zoro estampó a su rubio contra la pared para profundizar aun mas el beso, recorriendo con una de sus manos el blanquecino abdomen del rubio, aprovechando de que este no tenía la chaqueta abotonada y la camisa fuera del pantalón. Sanji no se quedó atrás al llevar una mano al trasero de su pareja, apretando y empujando mas hacia el, comenzando ambos a sentir un aumento de temperatura en el ambiente.

Se habían extrañado tanto y ahora sus cuerpos se lo hacían saber, pidiendo a gritos un poco de atención del otro.

- Si que estás caliente cocinero pervertido- dijo el espadachín en un susurro ronco y seductor mientras continuaba besando el mentón y cuello del rubio, concentrándose un momento en la oreja de este mientras introducía su mano en el pantalón de su pareja y comenzaba a masajear con rudeza su miembro ya despierto, sacando un gemido del rubio.

- Ahhh… e-el pervertido eres tu…!- cerró sus ojos al sentir la lengua del espadachín descender, sorprendiéndose un poco al sentirla bajar por su torso, sin haberse dado cuenta del momento en que abrió su camisa, pero olvidándose de ese detalle al sentir esa lengua quedarse por unos momentos en su ombligo mientras lo bañaba en saliva, provocándole un cosquilleo en su abdomen bajo.- Tu… eres el maldito…aah… que lo quiere hacer en un sucio calabozo!

- Dime que esto no te excita
- le dijo mientras le miraba desde abajo con una sonrisa lasciva y bajaba la cremallera de su pantalón con lentitud.

- Maldición!- echó la cabeza hacia atrás y tuvo que taparse la boca al sentir como su miembro era liberado y enseguida engullido por la boca del peliverde, quien no le dio tregua alguna.

Se llevó una mano a los labios para evitar que algún quejido saliera de su boca, aun consiente de que habían prisioneros en las celdas, pero eso al espadachín no parecía importarle ya que estaba sumamente concentrado en entregarle todo el placer que se le fue privado a su rubio, saboreando ese delicioso sabor y sintiendo como el cuerpo de su pareja se contraía del placer, soltando uno que otro insulto que solo le hacia sonreír mientras engullía ese miembro.

Un fuerte estruendo interrumpió el momento de la pareja, provocando que un rostro de demonio apareciera en la cara del espadachín al mismo tiempo que se  quitaba los restos de saliva de la comisura de sus labios con el dorso del brazo.

- Tch, que demonios pasa ahora!?

- P-pasa que no es momento para tu calentura! primero tenemos que salir de aquí!- dijo el rubio cocinero, rojo de la vergüenza por haberse dejado llevar tan fácil. Acomodó su pantalón y abrochó un par de botones de la camisa para que su pareja dejara de mirarlo como un depredador.

- No te quejabas hace un rato- dijo entre gruñidos mientras veía como el rubio ocultaba la tentadora vista de su torso desnudo. Chasqueó la lengua con enfado y miró hacia la salida del calabozo- Acabemos con esto rápido para que regresemos al Sunny.

- Si que estás ansioso Marimo- dijo con una sonrisa divertida, pero quitándola al ver el intenso brillo en el ojo del otro.

- Y no sabes cuanto- dijo con un tono ronco y provocador, haciendo que Sanji se sonrojara hasta las orejas.

- Ya deja de hablar y verme así! maldición! vas a provocar que me excite de nuevo! y no es momento para eso!- dijo con cabreo al mismo tiempo que lo empujaba y comenzaba a caminar hacia la salida, siendo seguido por el espadachín que le miraba con una sonrisa divertida y soberbia, deslizando su ojo hacia el trasero del otro de vez en cuando.- Por cierto, que hay de los demás? trazaron un plan o algo?

- Bueno…- al escuchar la vacilación en la voz de su pareja, Sanji se giró a verlo con las cejas arqueadas.

- No me digas…- se llevó un nuevo cigarro a los labios al percatarse que el anterior había quedado olvidado en el suelo por culpa de la calentura de su pareja. Miró a Zoro quien se veía algo nervioso y eso le dijo todo lo que se temía- Te has ido tu solo sin avisarle a nadie o me equivoco?- al ver que su pareja no le decía nada y solo se hacía el tonto mirando el techo, una vena se apareció en su frente- Al menos tuviste la decencia de dejar una nota!?

- No había tiempo de hacer esa estupidez- dijo mientras se cruzaba de brazos y cerrada su ojo- Ademas debieron haber previsto que haría algo así. No se por que no lo hice antes.

- Hay dios…- suspiró resignado, para luego mirarlo con una pequeña sonrisa- Bueno no importa, de seguro vienen en camino y te llegará una bronca por salirte a escondidas- sonrió mas al ver la cara de espanto del espadachín, para luego fruncir el ceño y hacer un casi imperceptible puchero mientras miraba hacia otro lado.

- Y que importa, mi objetivo era encontrarte - cerró su ojo y un leve rubor adornó sus mejillas- y lo he conseguido a si que no tienen por que regañarme.

- Je, claro, solo tú podías encontrarme.

Se acercó hacia el espadachín quien aun estaba algo avergonzado y ofuscado, tomando su rostro entre sus manos para obligarlo a mirarle pero no alcanzó a decir nada cuando Zoro se le adelantó y le plantó un brusco y apasionado beso, acortando la cercanía de sus cuerpos al abrazar esa esbelta y elegante figura entre sus brazos de manera posesiva.

Entrelazaron sus lenguas con deseo y algo de desesperación al mismo tiempo que Sanji acariciaba los cortos cabellos de su pareja y este hacia lo mismo pero con su espalda.

- Te amo cocinero- dijo el peli verde entre besos, recorriendo aquel cuerpo que tanto había extrañado, recordando la agonizante sensación que tuvo cuando creyó que lo había perdido para siempre, y ahora lo tenía ahí a su lado nuevamente. - ...Te prometo que nunca mas te voy a dejar ir- le susuró con un brillo especial e intenso en su unico ojo. Protegería a su rubio costase lo que costase.

Sanji se separó de esos labios para responderle a su pareja con una sonrisa enternecida y feliz, pero otro estruendo provocó que tuviesen que prestar atención a lo que sucedía afuera.

- Será mejor que salgamos a ver qué ocurre, el anciano ya se demoró demasiado- dijo el rubio mientras se separaba lentamente del otro, viendo como este asentía con seguridad- Si podemos evitarlo, saldremos sigilosamente e iremos a babor. Ahí deje una barcaza oculta para poder escapar.

- Dudo que que podamos hacer eso- dijo al escuchar los pasos de los marines de un lado a otro. Tomó el brazo del rubio antes de que comenzara a subir las escaleras- Pase lo que pase, no te separes de mi.- le dijo con una mirada penetrante.

- Lo mismo digo niño perdido- dijo con una sonrisa divertida al ver al otro entrecerrar su ojo por el apodo, pero la sonrisa le duró poco al ver a un grupo de marines armados descender por la escalera que daba a la salida.

- ALTO AHI RORONOA!- gritó uno de los marines al mismo tiempo que lo apuntaba con una escopeta.

- Tch, ya nos descubrieron- susurró el peliverde sin mucho interés.

- Entonces no hay de otra.

Los dos piratas retrocedieron lo suficiente para dejar que el grupo de Marines pudieran bajar, solo haciéndolo para así tener el suficiente espacio para atacar, siendo el rubio cocinero el primero en saltar ágilmente y propinar un montón de patadas que mandó lejos al primer grupo, haciendo lo mismo con el segundo antes de que abrieran fuego. Se fijó que ninguno de esos soldados eran del escuadrón del Capitán bastardo, eso solo significaba que pertenecían al equipo del pelirosa desquiciado.

Ambos piratas subieron por las escaleras esquivando balas y derribando a los marines que se interponían en la entrada.

Lo que el rubio vio al llegar a cubierta fue incomprensible a primera vista.

- Pero qué demonios…!?

Un grupo de Marines sometían a otro grupo por la fuerza, siendo el grupo sometido el del Capitan Gazze, quien se encontraba frente a frente con el Comodoro quien le miraba con una sonrisa de superioridad.

- ES RORONOA ZORO!- gritó un marine, llamado la atención de todos los soldados y sus superiores.

- DISPAREN!- gritó el Comodoro mientras apuntaba al peliverde con su dedo.

Ambos piratas vieron como los soldados se colocaban en posición para dispararles. Zoro miró al rubio a su lado para poder tomarlo y escapar de la línea enemiga, pero se sorprendió al ver nuevamente esa extraña cosa que lo envolvió cuando peleó con ese Marine de la fruta del diablo, pero esta vez envolvió a su rubio y lo alejó rápidamente de las lineas enemigas, no quedándole de otra mas que lanzarse al otro extremo para que no le llegaran las balas que dieron de lleno en la madera del barco.

- QUE DEMONIOS HACES MALDITO! - Gritó Gazze al sacar a penas al rubio de ahí, dejándolo en el suelo tras de él y liberándolo de la cápsula de agua que envolvió su cuerpo- has osado invadir mi barco, atacar a mis hombres y al prisionero que está bajo mi cuidado!!!

- Tú eres una desgracia para la Marina! tu deber debía ser matar al pirata Roronoa!-giró sus ojos hacia el rubio cocinero quien se encontraba tosiendo al haber tragado aquella agua que le envolvió- Y has demostrado tu traición al proteger a uno de ellos!

Tanto Sanji como Gazze abrieron sus ojos desmesuradamente al ser descubiertos, provocando que la sonrisa del peligrosa se ensanchara al ver que decía lo correcto. Gazze le miró con odio mientras apretaba sus puños al ver al otro sacar un Den Den Mushi de su chaqueta.

- A si que era por eso que protegías a ese rubio? tus malas costumbres de pirata o…-colocó una sonrisa retorcida- será acaso que te enamoraste de él? por eso lo has protegido tanto!?

Gazze cerró sus puños con fuerza al ver la mirada burlona del otro mientras hablaba sin cuidado alguno, viendo esos ojos desquiciados pasar de él hacia el rubio detrás suyo.
Ahora que había descubierto su debilidad, lo mas seguro es que intentaría dañar al pirata. Debía evitarlo a cualquier costo!

Zoro miraba todo tras unas cajas y barriles que lo cubrían de las balas, sintiendo como la sangre de sus venas hervía solo por escuchar a ese loco decir que el Marine estaba enamorado de su rubio! lo único que deseaba era apartarlo de su lado y de paso cortarle una parte de su cuerpo por “accidente” pero estaba atrapado ahí por culpa de esos marines que no dejaban de dispararle. Si tan solo tuviese sus katanas…!

- Hey Roronoa!

Zoro movió la cabeza de un lado a otro al escuchar un susurro que le llamaba y al ver un barril que estaba a su lado y que se balanceaba levemente lo pateó y descubrir su contenido, viendo que de este salir un joven marine de no mas de 17 años pero lo que mas le sorprendió fue ver que este llevaba sus katanas. Lo vio sentarse con rapidez y le ofreció sus armas.

- Sabes que soy un pirata o no muchacho?

- Lo se muy bien!

- Entonces por que me entregas mis Katanas? las usaré para acabar con los tuyos.

- Roronoa- Horo se sentó derecho y le miró con intensidad- Hago esto por Sanji-san! si no fuera por él quizás estaría muerto! es un buen hombre, muy talentoso y me ha inspirado! haría lo que fuera por su bienestar!- dijo con mucha seguridad, mostrando unos ojos determinados y seguros.

- A si que el cejillas hizo sus amistades aquí- dijo con una sonrisa ladeada al mismo tiempo que tomaba las katanas y las acomodaba en su cintura.

- Tome a Sanji-san y salgan de aquí! pero por favor no le haga daño a mi Capitán! él es un hombre honorable!- dijo con un rostro suplicante.

- Tch, me estoy cansando de escucharles pedir clemencia por el- dijo entre dientes, pero desvió su mirada al sentir como las balas dejaban de caer contra el, viendo por sobre las cajas a los soldados recargando municiones con rapidez.- Es hora, será mejor que te escondas.- dijo con una sonrisa diabólica que espantó al joven cocinero.

- JAJAJAJA Maldito Gazze! te advertí que no dejaría las cosas pasar! les daré aviso a los altos mandos y te encerraran por el resto de tu vida por traición!- miró a Sanji con una sonrisa sádica- Y tú, maldito pirata…! serás colgado y fucilado como un perro! y haré que el maldito de Gazze esté en primera fila para verte morir! así veré con satisfacción su cara al perder a otro ser amado frente a sus ojos! AJAJAJAJA!

- TU…! MALDITO!-
Gritó el pelinegro al oírle decir eso, dispuesto a lanzarse hacia él para matarlo de una vez.

- Oni… GIRI!!!!

Zoro salió de su escondite y lanzó un gran ataque, cortando a muchos y mandando a volar al resto del grupo de Marines por la borda, lanzando al Comodoro a un extremo del barco por la magnitud del ataque.

- No dejaré que le pongan ni un solo dedo encima al Ero-cook, desgraciado- dijo el peliverde con una mirada aterradora que solo asustó al resto de Marines que habían alcanzado a salir de la línea de ataque, precensiando en persona al ex casador de piratas.

Al escuchar eso, Sanji se sonrojó con fuerza y miró molesto al otro por decir esas cosas en publico.

- Maldito Marimo! que no soy una damisela a la que tienes que salvar!!!- le gritó colérico.

- Ah no?- miró al otro con un rostro burlón- dime quien es el que se quedó atascado en un barco de la Marina, eh?

- Tch, te voy a matar…- susurró con ira al mismo tiempo que se levantaba y buscaba sus cigarros.

- Será mejor que se marchen ahora.

La profunda y molesta voz del Capitán pelinegro llamó la atención de Sanji, viendo como este permanecía de espaldas a él.

- Pero que hay de ese maldito Comodoro?

- Eso ya no es problema tuyo- se giró y le miró con intensidad y una cierta pizca de nostalgia- Vete.

Sanji le miró por unos momentos, comprendiendo el significado de esa mirada que a pesar de sus palabras le pedía que se quedara, pero eso era algo que no podía hacer, decidiendo que lo mejor sería salir rápidamente de ahí.

- Zoro- le llamó para después mirarle y dejar de ver los ojos del Marine- Vamos.

El espadachín había visto toda la escena con un enorme odio hacia el pelinegro, deseando sacarle los ojos para que no siguiera viendo a su rubio de aquella manera tan intensa, pero Sanji ya le había pedido que no le matara y al parecer era muy valioso para ese grupo de marines que ciertamente habían ayudado al cocinero, pero si se lo volvía a topar en el futuro no dudaría en cortarle alguna parte de su cuerpo como advertencia. Sanji era suyo y de nadie mas.

En medio de todo el caos producido por su ataque, vio a un grupo de ellos acercarse a Sanji, reconociéndolos como los cocineros del barco y entre ellos estaba el anciano doctor, llorando como bebes y despidiéndose de él mientras el rubio les decía quizás qué cosa con una sonrisa en los labios, pero tuvo que quitar su atención de aquella escena al sentir un fuerte silbido que iba directo hacia ellos.

- SANJI CUIDADO!!!

Corrió con toda su velocidad hasta atrapar el cuerpo del rubio, alejándolo de aquella bala de cañón que impactó muy cerca de ellos, pero su coraje creció al ver que una muralla de agua estaba justo enfrente de ellos. Ese maldito lo había protegido de nuevo!

- Zoro! estás bien!?

Miró a su rubio, el cual le examinaba con la mirada y tanteaba su cuerpo, viéndolo suspirar con fuerza al ver que no tenía nada a parte de las heridas anteriores, dirigiendo luego su mirada hacia el grupo de cocineros y al doctor tirados en el suelo tras ellos algo mareados, dándose cuenta que el Capitán Gazze había usado sus habilidades para protegerles.

- Váyanse ya!- volvió a decir el ojiverde con impotencia, apartando su mirada del rubio quien estaba aun entre los brazos de Roronoa quien le miraba con una ira mal contenida.- En cuanto ese buque llegue aquí no podré hacer nada mas por protegerte!

Sanji meditó sus palabras y miró el buque de la Marina que se acercaba con rapidez y que comenzaba a lanzar más balas que impactaban al rededor del barco, provocando que empezara a mecerse con fuerza, pero eso no era todo, por que a lo lejos podía ver otro buque que iba directo hacia ellos.

Sintió como los brazos que le rodeaban de forma protectora se apretaban con más fuerza a él y al mirar a Zoro vio como este miraba con ira al pelinegro quien le devolvía una mirada parecida, pero la aparición del pelirosa saliendo entre los escombros llamó la atención de los tres.

- AJAJAJAJA! YA HAN LLEGADO! GAZZE! ES TU FIN!- el Comodoro salió con sus ropas rasgadas y con múltiples heridas, pero con la pistola en alto y su sonrisa lunática adornando su rostro.

 - TÚ MALDITO! YA ME CANSASTE!

Sin aguantar mas sus ganas de pelear con el pelirosa, Gazze se lanzó contra él para atacarle, viendo que no por nada ese maldito Comodoro había obtenido ese título, siendo capas de esquivar sus ataques y lanzar balazos cada vez que tenía la oportunidad, comenzando así un combate entre ambos Marines.

Sanji rápidamente buscó con la mirada la pequeña barcaza que había preparado para su escape, cerciorándose de que no había sido destruida aun.
Si se iban ahora, él y Zoro podrían alcanzar a salir de ahí ilesos, pero sus pies no le respondían al pensar en dejar en aquella situación a ese grupo de Marines que tan bien le habían tratado, sobre todo al anciano hablador del cual se había encariñado.

Zoro vio como su pareja miraba con impotencia esos buques de la Marina y luego al grupo de cocineros que aun estaban algo aturdidos por la explosión de la bala de cañón y masculló con desgano al saber muy bien lo que pensaba esa cabecita loca, provocando que este le mirara con interrogación al verlo levantarse del suelo.
Miró desde arriba a su rubio quien no parecía entender qué es lo que haría ahora.

Amaba demasiado a Sanji y si tenía que salvar a sus supuestos enemigos para que él estuviese tranquilo entonces lo haría.

- Acabemos con esto de una vez cejillas. Ya me quiero ir para comer y tomar sake.

Los azules ojos del rubio cocinero se abrieron grandes al comprender las palabras de su pareja, sonriendo después con cierto alivio al mismo tiempo que se levantaba y golpeaba suavemente la punta del pie contra el suelo para acomodar el zapato.

- Será rápido, ya verás que en poco tiempo estarás saboreando mi comida.

- Espero saborear más que tu comida- le dijo con una sonrisa ladina al ver como su pareja le miraba de reojo y se sonrojaba.

- Pervertido- se colocó en posición de ataque al ver otra bala volar hacia ellos.

- No mas que tú- desenfundó sus katanas y saltó al mismo tiempo que el rubio, uno cortando y el otro pateando, no dejando que ninguna bala más diera contra el barco.

El rubio cocinero miró de reojo la batalla que el Capitán y Comodoro libraban, sorprendiéndose un poco al ver el aguante de ese loco pelirosa, pero esa era una batalla entre ellos dos, lo mejor que podía hacer ahora era librarse de los otros dos buques de la Marina, comenzando por el primero que estaba mas cerca, así se aseguraría de que el anciano doctor y el resto estarían bien.

Ya habían echo mucho por él, era hora de devolverles el favor.

- Te apuesto a que logro derribar a más que tú, Marimo- dijo con una sonrisa soberbia, parado en la baranda del barco al mismo tiempo que sacaba un cigarro, chasqueando molesto al verlo mojado al haber estado envuelto en agua por la habilidad del pelinegro.

Zoro saltó sobre la baranda quedando a un lado de su rubio quien mascullaba insultos; sonrió al escucharle, dándose cuenta de lo mucho que había extrañado oír esa boca sucia que se gastaba su pareja, mirando con un mejor humor aquel buque enemigo que se acercaba con rapidez, ya viendo la cantidad de soldados que iban de un lado a otro preparando sus armas.

- Esa no te la crees ni tú cejillas.- dijo con una ceja arqueada y una sonrisa confiada.

- Bien, si tú derrotas a más te prepararé tu comida favorita y haré todo lo que tú quieras por una semana- le dijo con una sonrisa divertida al ver como el único ojo de su pareja le miraba y parecía brillar con algo de perversidad.

- Y si tú ganas?- le preguntó con la misma sonrisa, feliz de poder hacer eso de nuevo con su cocinero. Pelear juntos y apostar por quien derrotaba a más era uno de sus juegos favoritos, y lo había echado de menos.

- Ya veremos- miró al buque de la Marina cada vez más cerca- listo?- tomó posición para darse impulso, viendo que el peliverde hacia lo mismo- y… AHORA!!!

Ambos saltaron al mismo tiempo, cayendo con facilidad en la cubierta del primer barco enemigo, la cual estaba repleta de Marines que les miraron con incredulidad, no dándoles ni siquiera el tiempo para dar la orden de ataque cuando los dos piratas comenzaron a golpear, cortar y sacar volando a ese grupo mientras ambos contaban en voz alta el numero de víctimas que llevaban. 

Notas finales:

Que les pareció? espero comentarios! :D


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