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Incomplete [VKook/Taekook] por knvlchan

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Notas del capitulo:

Espero les guste este primer capítulo :)

Como era lo usual Taehyung llegó temprano al café. Vio que todavía ningún chico había llegado pues aún faltaban unos quince minutos para la hora de entrada.

 

Empezaba la época de invierno así que tenía las manos frías. Con dificultad metió las llaves en la puerta y entró al lugar inmediatamente. El lugar se veía acogedor, las paredes eran de color bisque mientras que las mesas eran de madera.

 

Eran por lo menos cinco mesas acompañadas de cuatro sillas cada una. Tenía un pequeño mostrador donde también se preparaban los diferentes cafés.

 

Ese lugar tan agradable le traía tanto buenos como malos recuerdos. Pero nunca tendría el valor de abandonarlo por esa persona.

 

Movió las sillas levemente antes de que los chicos llegaran intentando perder tiempo. Miró su reloj pulsera para comprobar que la hora se acercaba. Y efectivamente, los chicos llegaron al lugar en pequeños intervalos de tiempo.

 

Primero entró Jin saludando al dueño del lugar. Se fue a los vestidores para cambiarse con el uniforme que tenía que portar. Él era el encargado de preparar algunos postres para acompañar a la bebida que se servía ahí. Fue directo a la cocina para hacer algunos.

 

Al cabo de unos tres minutos llegó Namjoon con el uniforme ya puesto. Era el chico más alto de los cuatro pero también era el más torpe. Ayudaba a servir los pedidos de los clientes pero a veces se le caían algunas cosas en el proceso.

 

Por último llegó Yoongi al lugar haciendo un simple saludo. A pesar de su imagen seria, él era prácticamente su trabajador estrella. Podía hacer varios pedidos a la vez y el café que hacía era el más solicitado de los clientes.

 

Se podría decir que Jin era el encargado de la comida y Yoongi de los cafés. Mientras que Namjoon era su mesero principal a pesar de sus múltiples fallas.

 

Yoongi también fue a cambiarse de ropa en cuánto llegó. Pronto abrirían el lugar al público, aunque prácticamente ya todo estaba preparado. El pálido fue el último en salir de los vestidores pero justo a tiempo. Los tres chicos vestían su uniforme y se encontraban listos para abrir el lugar.

 

El uniforme consistía en unos pantalones negro de corte clásico y lisos. Mientras que en la parte de arriba vestían una camisa con cuello de paloma de color blanco y puños dobles, acompañado de un moño negro para no desentonar. Finalmente vestían un chaleco de corte clásico del mismo color que el pantalón.

 

Cada quien se puso en su puesto esperando a que nuevos clientes llegaran a la zona. Fue muy poco el tiempo cuando las personas empezaron a reunirse en el lugar. Algunas mujeres jóvenes entraban en compañía de sus amigas para ser atendidos por aquellos chicos guapos. Otras personas simplemente pasaban a comprar un café y retirarse del lugar.

 

Un día típico en el café Le Beau Rose había comenzado. Pronto un chico entró a la tienda. Taehyung ubicaba a esa persona muy bien. Sabía que pasaba cada tercer día a comprar lo mismo de siempre: Un Caramel Macchiato con leche deslactosada.

 

El joven quizás era más alto que Taehyung pero la forma de su cara denotaba que era menor que él. Quizás la diferencia de edad fueran unos dos años pero estaba claro que el chico aún estudiaba. Su uniforme era de color marrón-rojizo, y como accesorio usaba una corbata.

 

El chico se veía de clase, todo un estudiante ejemplar. Su cabello era negro al igual que sus ojos. Esos ojos le habían llamado la atención a Taehyung cuando lo vio por primera vez. Porque él era una persona muy observadora, así que no le era difícil ubicar a sus clientes frecuentes.

 

Pero no siempre fue así. Hubo una época donde él era una persona infantil, despistada e ingenua. Después de aquel suceso su personalidad cambió completamente. Los únicos testigos eran precisamente los chicos que trabajaban para él. Porque esos chicos alguna vez fueron amigos de Hoseok.

 

Yoongi le dio al joven el café que había pedido mientras le regalaba una sonrisa. El chico se sonrojó ante el gesto. Siempre era así cuando entraba al lugar, tímido pero amable. Antes de irse busco con la mirada a alguien, encontrándose con la mirada de Taehyung y volteando instintivamente hacia otro lado.

 

Taehyung vio que todo estaba en perfecto orden. Se metió a su oficina para dejar a los chicos trabajar. El día transcurrió como lo esperado. Algunos clientes entraban durante un buen rato, y durante la hora pico él salía para ayudarlos.

 

El día terminó de esta manera, los chicos comenzaron a recoger y a limpiar el desorden cuando cerraron el local.

 

–Taehyung, ¿no quieres salir con nosotros? –Le invitó Jin amablemente mientras limpiaba una mesa.

 

Taehyung lo miró con desdén. Aunque ya lo hubiera repetido durante muchas ocasiones los chicos nunca lo comprendían.

 

–Sabes perfectamente que no me gusta salir –Respondió el castaño mientras acomodaba algunas servilletas que estaban en desorden.

 

El no necesitaba divertirse. Simplemente deseaba seguir la misma rutina de siempre para no tener mayor problema en su vida.

 

–Han pasado dos años Taehyung. Nadie te va a juzgar si te diviertes –Soltó Namjoon que se encontraba barriendo el lugar.

 

Habían pasado dos años pero aún seguía recordando. Sabía que sus amigos no lo juzgarían. Al contrario, ellos se sentirían aliviados de que el chico quisiera socializar nuevamente. Sin embargo él no se sentía listo para hacerlo.

 

–Déjenlo de molestar –Resopló Yoongi quien estaba acomodando algunos platos en la repisa.

 

El pálido era un chico que siempre defendía a Taehyung en momentos como este. Le gustaba que no insistiera en que necesitaba salir. No era necesario que saliera para sentirse feliz. Porque a pesar de que él no fuera feliz, se sentía cómodo en su entorno. Y eso no quería cambiarlo.

 

Pronto terminaron de acomodar las cosas y cerraron el lugar. Apenas oscurecía por lo que pensó que si se apresuraba podría llegar a su casa antes de que anocheciera por completo.

 

Caminó lo más rápido que pudo para llegar a su preciado hogar. La casa era de color lino y de tamaño más o menos grande. El lugar contaba con un sistema de seguridad ligado a una contraseña, por lo que la puerta era sólida y robusta.

 

Digitó el código antes de entrar a su casa. Esos números los conocía a la perfección y nunca los olvidaría: 1802. Ingresó a su hogar donde todo se encontraba inesperadamente ordenado.

 

La casa tenía dos cuartos y un baño. La cocina compartía lugar con el comedor. La sala tenía dos sillones con una televisión pequeña. Dejó sus cosas en el sillón y se dirigió a su cuarto. Prepararía las cosas para  tomarse una ducha rápida e irse a dormir.

 

Por lo normal seguía los mismos pasos. Llegaba, se duchaba y dormía. Al día siguiente se levantaría temprano, lavaría la ropa, limpiaría la casa y se marcharía a su negocio para abrirlo.

 

Se baño rápidamente y se puso algo cómodo. Durante todo el día lo estuvo evitando pero ya que se encontraba solo. Se recostó en su cama y lloró durante un rato.

 

Hoy era un día abrumador. O más bien, este mes era doloroso. Dentro de dos semanas sería el memorial de Hobi como solía llamarlo él. Y cuando llegaban estas fechas se ponía muy sensible.

 

Sus ojos estaba rojos. Sentía un nudo en la garganta y no dejaba de moquear por el llanto. Cuando se tranquilizó del todo optó por dormir. Así el día pasaría rápido y dejaría de pensar en él.

 

Despertó completamente sudado en medio de la noche. No dejaba de temblar y sus ojos se sentían completamente húmedos. Abrazó la cobija que ya había caído en el suelo y puso sus manos en su cabello. Nuevamente había tenido una pesadilla.

 

Desde aquel día comenzó a tener pesadillas. Su frecuencia había disminuido pero no quería decir que había dejado de tenerlas.

 

Se levantó de su cama y se fue a la cocina completamente descalzo. Abrió el refrigerador y sacó una botella de agua. Casi se la terminó, y el resto la metió en otra botella a medio llenar.

 

Volvió a su cama. Aunque sabía que esta noche sería larga. Cerró los ojos que aún seguía húmedos. Había llorado durante su sueño, un sueño que recordaba a la perfección.

 

Ese sueño no era triste. Al contrario, Hoseok le sonreía mientras él intentaba alcanzarlo. Luego más memorias comenzaban a resurgir en su propio sueño, algunas pertenecían a hechos reales mientras que otros era ficción. Todas y cada uno de esas memorias eran felices. Lo cual le causaban más dolor cuando las veía.

 

A veces despertaba con el calor que sus lágrimas provocaban al resbalar de sus ojos. Otras veces lo hacía porque despertaba gritando su nombre. Quizás habían pasado dos años pero Taehyung aún no había superado su muerte.

 

Como no podía dormir se volvió a levantar de la cama. Sacó una llave que estaba guardada en un pequeño cajón de su mesa de noche. Iba descalzo aunque esta vez no se dirigió a la cocina.

 

Metió la llave cuidadosamente en la segunda habitación. Cuando hizo clic entró al lugar. Miró la luz que entraba por la ventana, era la luz natural de la luna que iluminaba la habitación.

 

La cama estaba ordenada, justo como la habían dejado ese día. El lugar tenía polvo pues era usual que Taehyung no usara esta habitación. Desde ese día no la usaba como habitación pero algunas veces entraba para recordar o quizás para herir su corazón todavía más.

 

Se acercó al tocador. Vio la foto que se habían tomado el día que se habían mudado a esa casa. Hoseok le había robado un beso en la mejilla cuando tomaron la foto.

 

El tiempo no pasaba en vano porque estaba cubierta por una ligera capa de polvo. Limpió con sus dedos la foto para observar el rostro del chico detenidamente. Taehyung tenía los ojos cerrados y también Hoseok. El primero porque se había sorprendido por la acción del mayor.

 

Quizás nunca lo olvidaría aunque tampoco tenía intenciones de hacerlo. Cuando se sintió satisfecho de ver el rostro de Hoseok dejo la foto en su lugar correspondiente. Salió de la habitación cerrándola con seguro nuevamente.

 

Al fin podría dormir. A veces tenía pesadillas, pero cuando ocurría eso iba a ese cuarto a tranquilizar sus emociones. Posiblemente no era la mejor terapia pero por lo menos a él le funcionaba. Aunque fuese doloroso, esa foto era su mejor medicina porque de esta manera se aseguraba que nunca olvidaría el rostro de Hobi.

 

El día siguiente no fue muy diferente del anterior. Y el posterior a este fue exactamente igual. Exceptuando una cosa, el chico de siempre no había visitado el café.

 

Taehyung notó que la presencia del chico faltaba. Aunque siguió su rutina como si nada. De todos modos era solo un cliente y volvería dentro de tres días.

 

Pasaron casi dos semanas y el chico no aparecía. Se le hacía extraño que ese chico no hubiera venido en todos esos días. Pero se le hacía aún más raro que él tuviera a ese chico tan presente en su mente.

 

Al inicio de la tercera semana, el chico apareció más tarde de lo usual pero no entró a la tienda como de costumbre. Se quedó parado frente a lugar durante algunos momentos pero se fue inmediatamente cuando Taehyung se acercó a abrir la puerta.

 

Que chico tan raro pensó el castaño.

 

Cuando terminó la jornada de trabajo caminó a su casa como de costumbre. Mientras pasaba por el parque que se encontraba a escasos metros de su casa notó como el chico de la mañana se encontraba durmiendo en una banca. Recostado completamente y durmiendo sin ningún tipo de cobijo.

 

Siguió su camino pero la imagen del chico continuaba rondando en su cabeza. ¿Escaparía de casa? Esa idea no parecía imposible, aunque algo le decía que la personalidad de ese chico no concordaba mucho con la de un chico que escapaba de casa.

 

Se metió a su casa y volvió a dejar sus cosas en el sofá que estaba junto a la televisión. Preparó sus cosas y se fue a duchar.

 

Cuando salió del baño completamente vestido se fue a su cama para recostarse. Fue como una hora que se la paso acostado sin poder dormir. Inesperadamente su estómago hizo un rugido desde su interior. Es cierto, no había probado alimento durante todo el día porque hubo bastante demanda en el negocio.

 

Por lo normal cuando veía que las cosas estaban tranquilas iba a su oficina mientras los chicos se encargaban del lugar. Pero hoy había habido mucha gente así que tuvo que salir a apoyarlos porque solos no se daban abasto.

 

Con pereza se levantó de la cama, tomó nuevamente su chaqueta y salió del lugar para comprar algo rápido en la tienda de conveniencia. A estas horas era lo único que seguiría abierto.

 

Otra vez paso por el parque, y vio como el chico continuaba en la misma posición que antes. Comenzaba a hacer frío porque el invierno se acercaba más.

 

Continuó su camino a la tienda para comprar un ramen y prepáraselo ahí mismo. Pidió un huevo al dependiente para agregarlo a su comida. Era un secreto que Hobi le había enseñado. Siempre comía su ramen de la misma manera, justo como el mayor le enseñó en sus días escolares.

 

Se sentó en una mesa que estaba dentro del lugar. Hacía mucho frío para comerlo afuera. Además desde su posición podía ver la noche y algunos faros encendidos. No habían muchas personas caminando porque ya era tarde.

 

Comió tranquilamente mientras recordaba aquellos días de felicidad. Sin querer una lágrima resbaló de su mejilla. Limpió aquella lágrima y mejor terminó lo poco que quedaba de su sopa para luego tirarla en el bote de basura.

 

Salió del lugar no sin antes pagar la cuenta. Pocos días rompía su rutina pero mientras estuviera solo no le importaba mucho. Aprendió amar su soledad, antes hubiese sido un martirio pero ahora le gustaba disfrutar de sí mismo.

 

Caminó lentamente durante todo el trayecto, nuevamente pasó frente aquel parque. Instintivamente volteó al lugar donde se encontraba el joven. Aunque su posición fuera diferente seguía en el mismo lugar.

 

Llegó a su casa para descansar. Sus ojos comenzaban a sentirse pesados. Sin embargo la imagen del chico seguía en su mente. Alguna vez él también fue cuidado por Hoseok. Así que su moral le decía que ese joven también podía recibir ayuda de su parte.

 

Algo molesto se levantó de su cama. Buscó en su armario algo que pudiera cubrir al chico. Pronto encontró una chaqueta que ya no usaba mucho y directamente se fue al parque.

 

El chico se encontraba recostado de lado. Su cabello caía suavemente sobre su rostro. Los ojos los tenía cerrados pero se dejaban entrever aquellas pestañas largas. Sus labios se veían suaves pero partidos como si estuviesen deshidratados. Ahora que lo veía bien, incluso parecía enfermo porque su rostro era más pálido de lo usual.

 

Dejo la chamarra cubriendo al chico. Se retiro del lugar pero algo aún le seguía inquietando. Miró hacia el lugar nuevamente, comprobando que ese joven aún estaba bien.

Notas finales:

Seguro ya lo saben, pero el cumpleaños de Hobi es el 18 de febrero, por eso la contraseña es 1802.

Le Beau Rose es en francés y significa: La hermosa rosa 


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