Era un día como cualquier otro, mi vida social, sobre todo en el trabajo, iba de mal en peor, trabajaba en uno de los bancos de sangre más grandes de Berlín junto con mi hermana, mi sueldo era muy bueno ya que afortunadamente me permitía vivir cómodamente en un departamento en el centro de la ciudad, no hace mucho tiempo había ascendido de trabajador cualquiera a jefe de área de laboratorio, pero no era como cualquier trabajador, la diferencia entre ellos y yo era que además de mis pocas, casi nulas, amistades, en mis ratos libres me encantaba leer diversas historias, leyendas y escritos acerca de criaturas sobrenaturales; era fascinante el saber que probablemente en algún momento pudimos convivir juntos y sin problemas.
-¿Sigues leyendo esas cosas? Adam ya debes madurar, no puedes estar encerrado en ese mundo ficticio toda tu vida, por favor, ya tienes 21 años- Me dijo Annie moviendo desesperadamente sus manos, como estaba acostumbrada a hacer cada que algo la alteraba o molestaba.
-Hermana, ¿Es necesario que siempre seas tan ruda? Cada quien tiene sus pasatiempos, el mío es este y no me siento apenado para nada, es más, me gustaría algún día poder demostrarte que la existencia de este tipo de personajes en algún momento fue real- Dije firmemente, no podía permitir que mi hermana, 5 años mayor que yo, me intimidara con sus crueles palabras
-Ahora veo por qué no tienes amigos Adam, si la mayoría te odia por haber conseguido el ascenso rápidamente, ahora no sabrán si considerarte un demente y tenerte lástima o miedo, en serio, a veces me da hasta un poco de pena decir que eres mi hermano, pero bueno, los lazos de sangre no se pueden negar
Terminando de decir esto se fue bastante molesta a continuar su trabajo, mis manos temblaban del profundo enojo que en ese momento sentía, era bastante molesto que personas distintas cada día criticara algo de mí, si no eran mis lentes, eran las historias que leía; lo peor era cuando intentaban comparar mi físico con el de mi hermana, ya que no nos parecíamos en nada, ella era alta y muy delgada, su piel era bastante blanca; incluso podrían compararla con un fantasma, tenía unos hermosos ojos verdes, una nariz respingada, labios bien definidos y una hermosa y larga cabellera lacia rubia y yo pues, era como cualquier persona, no me parecía en nada a ella, era un poco más bajo que ella, mi cuerpo también era muy delgado, mis ojos eran de un aburrido color café, que estaban opacados por unos terribles anteojos que, a pesar de no tener demasiado aumento, llevaba desde que tenía memoria, a pesar de que mi nariz también era un poco respingada no lucía tan bien como la de Annie, ya que cuando era pequeño tuve un accidente que incluía un resbalón desde el inicio de unas largas escaleras y tuvieron que arreglarla un poco, mis labios eran muy delgados y no tenían un delineado natural perfecto, mi piel era blanca pero no tanto como los demás integrantes de mi familia, pero lo que más denotaba la diferencia entre nosotros era mi cabello café oscuro y un poco rizado; estoy seguro que más de una persona ha de pensar que soy adoptado…
Eran las 10:30 de la noche y mi horario de salida sería pronto, por lo que comencé a arreglar mi área de trabajo para poder abandonar el edificio por fin, siempre era lo mismo, ansiaba poder terminar mi turno e irme lo antes posible ya que las relaciones que mantenía con las trabajadores del área, como había mencionado, no eran muy buenas
-¡Hey Adam!- Escuché a lo lejos un grito, me giré y me encontré con la persona que menos quería ver en ese momento, Nathan, uno de mis compañeros de área que se la pasaba presumiendo y fanfarroneando de cualquier cosa, aunque no tuviera la razón- ¿Vas de salida?
- Oh hola Nathan, pues estoy acomodando mis materiales, limpiando mi área de trabajo, acomodando mis próximas citas, ¿Tú crees que voy de salida? O bueno, tal vez solo soy un obsesivo por la limpieza y quiero que todo esté ordenado sin ninguna razón aparente- Nathan rodó los ojos con aparente molestia y sus facciones amigables desaparecieron por completo
-Mira Adam, iré al grano, tengo una reunión bastante importante después del trabajo, sé que es mi deber cerrar las instalaciones hoy, pero en realidad no puedo y no tengo muchas ganas que digamos, así que, te hago entrega del juego de llaves, en cada una viene el laboratorio a la que corresponden y la llave de la puerta principal es la grande redonda, te lo encargo, ¡NO SE TE OLVIDE!- Dijo mientras corría hacia la salida agitando su mano de un lado a otro, para así poder evitar que o pudiera reprocharle algo, resoplé fuertemente y tomé asiento nuevamente, para así poder esperar a que saliera la última persona. Le comenté a Annie lo que acababa de ocurrir y a pesar de que ella se había ofrecido a hacerme compañía durante el largo rato, me negué, no podía dejar que mi hermana se desvelara haciendo algo que no le correspondía, a pesar de que yo estaba haciendo exactamente eso.
Cuando por fin se desalojó el gran banco de sangre, eran un poco más de las 12:30 de la noche y me dispuse a cerrar perfectamente todos y cada uno de los laboratorios y habitaciones de consulta del gran edificio, salí de él, cerré la puerta principal y me dispuse a ir a mi casa caminando, ya que no iba a encontrar ningún tipo de transporte a esas altas horas de la noche. Estaba un poco asustado ya que el camino de regreso a casa era bastante largo y temía que algo pudiera sucederme durante el trayecto.
Caminaba rápidamente cuando vi que un pequeño callejón podía acortarme el camino, mis pies dolían y mi cuerpo temblaba de frío, sabía que era peligroso, pero no podía seguir caminando más, estaba bastante cansado
-¡Hey tú!- Escuché un grito justo detrás de mí, la sangre rápidamente se me heló y mis pies dejaron de caminar; estaba totalmente pasmado por el miedo
-¿No crees que es un poco tarde para que una persona común y corriente esté caminando solo por estos rumbos? No sé si eres demasiado valiente o demasiado estúpido como para poner en riesgo tu vida de este modo- Sentí como esa persona, que estaba más que seguro que era un hombre, se fue acercando lentamente hacia mí hasta terminar respirando justo junto a mi cuello- Oye, ¿Por qué cierras los ojos? ¿Tan atemorizado estás?
El hombre soltó unas risitas haciendo que me avergonzara, ya que sin darme cuenta había cerrado fuertemente los ojos esperando lo peor. Abrí lentamente uno y después otro pudiendo ver por fin a la persona que tenía frente a mí, era el hombre más hermoso que había visto en mi vida, era mucho más alto que yo, tenía una piel bastante blanca, su cabello era de color negro muy oscuro, sus ojos eran de un color aceitunado, su nariz era bastante recta y sus labios eran perfectos, no podía encontrar las palabras exactas para poder describir a ese hombre, solo se me ocurría hermoso y perfecto
- ¿En serio te encuentras bien? ¿Por qué no hablas?- Su rostro quedó a escasos centímetros del mío, ya no sabía si estaba temblando de miedo, frío o del nerviosismo que me provocaba el tenerlo tan cerca
-Eh, estem, sí, estoy, estoy bien- De pronto sentí como si todo me diera vueltas y una gran mancha negra se iba haciendo presente en mi visión, después de eso no recuerdo nada, solo el haber sido sujetado por unos brazos de los que sabía perfectamente quién era el dueño