El jóven sirviente, siguió aquella sombra; a pesar de lo asustado que estaba, no titubeó ni por un segundo; algo en ello llamaba su atención, no sabía si era el peligro o algo más lo que lo atraía tanto; pero descubriría que había en el fondo de todo eso.
Llegaron a una profunda cueva, a la que no sabía si entrar o no; al final se decidió y armandose de valor entró a aquel obscuro lugar. Casi al fondo de lo que era aquella cueva, vió una luz, como si hubieran antorchas prendidas en ese lugar; y no se equivocó, era como la entrada a un pasadizo secreto. Bajó las escaleras cuidadosamente, tampoco quería lastimarse o causarle problemas a su querido amo.
Al final de las escaleras, vio a un hombre que lo estaba observando a lo lejos, de inmediato se asustó e intentó retroceder, pero la puerta se había cerrado.
-¿Qué buscas aquí niño?- preguntó el misterioso caballero.
-T-tú... ¿T-tú no eres quien fue a molestar a-a la casa de Akihiko-sama?- preguntó bastante nervioso.
-No seas tonto; jamás iría a molestar a alguien tan idiota como ese tal "Akihiko-sama" del que hablas- respondió con idiferencia -¿Por qué estas aquí?- insistió -Quiero que me respondas con la verdad.
-C-como le dije. Y-yo solo estaba s-siguiendo al intru...- Misaki fue interrumpido por las manos del mismo quien le hizo la pregunta.
-A pesar de lo que me han contado de tí, si que eres un niño muy mentiroso, Misaki-
-Y-yo no...
-Dime ¿Quieres saber algo importante sobre tu vida?-
El chico guardó silencio. Tal vez aquel hombre tenía razón, pero hasta entonces no se había dado cuenta; él solo había pensado en "Tengo que proteger a Usagi-sama", sin notar lo que en verdad quería. Estaba buscando la forma de conocerse mejor ¿No?... Eso al menos era lo que le estaba insinuando el mayor.
-Y-yo no quiero causar problemas. P-por favor déjeme salir.
-Responderé cada una de las preguntas que me hagas. Solo tienes que atreverte a Cuestionarlas.
Otra vez se quedó callado, esta ve solo por unos minutos, ya que por fín se había atrevido a hablar.
-¿S-sabe p-por qué Usagi-sama me hechizó?-
Hizo pensar un poco al hombre, pero como había prometido responder todas las preguntas, comenzó a hablar.
-Él estaba enamorado...-
El menor, se quedó algo confundido "¿De quién?", quería preguntar; pero cuando estuvo a punto de hacerlo, el hombre prosiguió.
-Estaba enamorado de una persona muy cercana a tí... Y esa persona lo hirió de la peor manera que pudo ser posible, al menos para él...
-¿Qué le hizo?...- preguntó preocupado. No sabía si por él mismo o por su amo, quien lo esperaba en casa.
-Ellos llevaban una relación amorosa de varios años. Justamente cuando Usami le iba a pedir matrimonio, lo encontró en una situación demasiado comprometedora con otra persona.
-T-tal vez fue una confusión...- meditó un poco el jóven
-No lo fue. Esa persona, luego le dijo cosas horribles en su popia cara...
El jóven no podía aguantar más las pocas lágrimas que querían salir de sus ojos, y solo las dejó caer -P-pero ¿Por qué a mí?... ¡Y-yo no le hice nada! Solo era un niño en ese entonces...
-Comprendo que quieras ser libre después de tanto tiempo encerrado, solo haciendo los deberes del hogar. Pero nada ni nadie más que tú, puede romper esa maldición. Y él no te lo ha dicho, porque quiere tenerte atado a él por siempre. No ha pensado en ningún momento en tu felicidad. Y ese cariño que pensaste que te tenía, no existe- una risa macabra salió de la boca del misterioso hombre.
-¡Entonces dímelo tú!- alegó el menor, frunciendo el ceño y secando sus lágrimas -¡Quiero saber! por favor...- suplicó.
-Mira pequeño, ya se me está agotando el tiempo y estoy muy ocupado. Si quieres saber más, ven mañana a esta misma hora y te lo contaré todo; pero no será gratis y no sé si estés dispuesto a pagar con algo así- sonrió de lado.
-Si no es dinero, pagaré lo que sea- respondió el jóven.
-Tranquilo, no es dinero ni nada material- explicó -Yo te quiero a tí.
-¿A-a qué te refieres?- preguntó otra vez.
-Quiero que me sirvas a mí.
-¿E-eh?
-Ahora vete- Con una energía invisible, abrió la puerta del lugar -Hace rato querías irte, ahora puedes hacerlo.
Misaki asintió y salió corriendo del lugar; quería llegar luego a su hogar y pensar bien lo que le habían propuesto.
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En la casa Usami, se encontraba un hombre de ojos lila y cabello plateado, furioso esperando a su sirviente, quien había desaparecido por la noche.
Misaki, ni siquiera había notado cuándo se había hecho de mañana y se preocupó bastante, porque su amo; a pesar de no levantarse temprano todos los días, seguro notaría su ausencia.
La puerta se abrió de golpre, dejando ver a un cansado castaño que había vuelto corriendo a casa. Angustiado al ver a "Usagi-sama", sentado con un rostro furioso en el sillón, bajó la mirada.
-Misaki. ¿Dónde estabas?- preguntó el escritor, alzando una ceja.
-E-etto...- el menor intentó buscar unsa escusa, sin encontrarla -B-bueno... había un intruso y lo segui... p-pero al final se me perdió muy lejos de aquí, asi que... Me perdí en el bosque y por eso llegué a esta hora- mintió un poco, aunque le había costado bastante, puesto que casi nunca mentía de esa forma.
Akihiko suspiró y se levantó, acercandose a "su Misaki" y revolviendo sus cabellos para animarlo. Como respuesta a esto, el menor se sonrojó, sin levantar la mirada.
-No te preocupes tanto- suspiró -Pero cuando salgas, por favor avísame. Estos lugares son peligrosos durante el día y en la noche.
-S-si... Usagi-sama- Misaki levantó la mirada, mostrando su rostro sonrojado; a lo que Akihiko, no pudo resistirse a robarle un corto y casto beso en los labios.
El jóven, confundido; lo miró estupefacto, sonrojandose muchísimo más. El mayor lo pasó por alto y caminó de nuevo hasta el sofá. Para él, no había razón para sentirse nervioso; después de todo, Misaki era suyo y podía hacer lo que quisiera con él.
El menor, corrió hasta su habitación y se acostó, intentando pensar y a la vez descansar de todo lo que había vivido aquel extraño día.
"¿Qué voy a hacer ahora?" pensó y suspiró, aun intranquilo. Y como no estarlo después de lo que le habían dicho y lo que quería saber ahora. De alguna manera, quería escapar de ese bosque y algún día poder vivir una vida común y corriente; aunque eso le impidiera estar con Usagi-san.
Ya estaba decidido. Esa noche iría a ver a aquel extraño hombre y le preguntaría otra vez. Solo quedaba rendirse y servirle para siempre.
"¿Qué tan malo podría ser?"
Ya había servido bastante tiempo a Usagi-sama y había desarrollado sentimientos inapropiados por él. Si se iba con aquel extraño, tal vez su poco sufrimiento, terminaría de una vez.
Nunca se fijó, en todo lo bueno que le ofrecía la vida con su amo y hechicero "Akihiko Usami". Si tan solo notara sus verdaderos sentimientos...
Continuará...