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Family in problem! [MidoTaka - Midorima x Takao] por Gigi12

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Notas del capitulo:

HE VUELTO CON UN MIDOTAKA TRISTE ALSKJDASD

He llorado escribiendo esto. Sólo diré eso.

Que tengan una linda lectura. 

Kazunari siempre fue alguien extrovertido, alegre y un bromista sin igual, y el hecho de que estuviese casado con el famoso doctor Midorima Shintarō no hizo que cambiase.

 

Desde la secundaria fue él quién dio todo de sí mismo para enamorar al peliverde y no se arrepiente de nada. Ahora ambos están casados y con una pequeña de 7 años de edad. Midorima Mei.

 

La pequeña Mei era la viva imagen de su padre, cabellos verdes y ojos brillantes de un tono verde grisáceo, piel tan blanca como la nieve. Una belleza realmente, fanática del horóscopo y además llevando siempre el lucky ítem de Aries al haber nacido en abril.

 

Su "madre" era siempre muy expresivo para su gusto y por eso prefería irse con su padre o pasar tiempo sola en su habitación, rechazando las salidas con Kazunari.

 

Este siempre creyó que era por ser tan tsundere como su padre, pero a medida que el tiempo pasaba, ese pensamiento se iba esfumando.

 

—¡Shin-chan~! Bienvenido a casa. —Exclamó el pelinegro, corriendo a abrazar a su esposo, el cual le apartó con poco cuidado.

 

—Estoy en casa. —Murmuró por lo bajo mientras se quitaba el saco y dejaba el maletín en el mueble de la entrada.— Hoy no podré bajar a cenar, tengo que ver los expedientes de unos pacientes.

 

—¿Quieres que te lleve algo? —Preguntó Kazunari sin demostrar lo desilusionado que estaba, como siempre, con su enorme sonrisa.

 

—Nada. —Y fue con esa seca respuesta que el peliverde se retiró al estudio que tenía en su casa.

 

Con un suspiro, Kazunari volvió a la cocina, viendo a su hija comiéndose una manzana, le sonrió y ésta simplemente pasó de largo.

 

—No tengo hambre así que no vendré a cenar.

 

Kazunari asintió y se tragó sus palabras, "Entonces no comas antes de cenar..."

 

Algunos días eran así, él siempre recibiéndolos con una enorme sonrisa en la casa, siempre con una buena cena, la casa impecable a pesar de ser tan grande para tres personas. Sin un sólo reclamo.

 

El ex Takao no trabaja, su sueño de ser enfermero se retrasó cuando los padres de Shintarō lo desheredaron cuando supieron que tenía un doncel como pareja y no una mujer; cosas de alta sociedad. Por esa razón, ambos trabajaron para que Shintarō pudiese terminar sus estudios y que Kazunari después pudiese estudiar, y justo cuando estaba comenzando su último año de enfermería, quedó embarazado. Al final se graduó con honores, pero prefirió concentrarse en aquel pedacito de cielo que tenía, Mei era su adoración.

 

Desde entonces que decidió ser el esposo ideal, quedándose en casa para cuidar de su pequeña y teniéndole una comida caliente a su marido, porque después de que nació la pequeña Mei, Takao le pidió matrimonio a Shintarō.

 

De eso ya seis años.

 

Seis años aguantando el rechazo de su hija, la horrible personalidad de Shintarō, seis años estando solo.

 

De vez en cuando iba a casa de Ryōta o de Tetsuya, aunque recientemente iba más a casa de este último ya que el ex Kise estaba muy ocupado con el nuevo integrante de la familia Aomine.

 

El ex Kuroko había sido su soporte emocional el último tiempo, a pesar de no contarle lo que estaba sintiendo, este siempre se las arreglaba para sacarle una sonrisa sincera y su hijo, Kei, era un caso. Igual a Taiga en cuanto a personalidad pero con el cabello y ojos celeste como su "mami".

 

—Te he notado extraño, Kazunari-kun. —Fue lo que le comentó el ex chico fantasma.— Además, no es que me molesten tus visitas, pero has venido más seguido de lo normal.

 

—No es nada, es sólo que...—"No le puedo contar...", pensó el chico con el ojo de halcón.— ¡Ah! Supe que Kei-chan se metió al club de baloncesto.

 

—Así es, aunque aún no descubre su habilidad. —Respondió Tetsu, ignorando el cambio repentino de tema.

 

—Lo hará con el tiempo, Tetsu-chan, yo descubrí mi ojo de halcón cuando tenía trece, y Kei-chan aún tiene ocho. —Y así siguieron hablando hasta que a Kazunari se le hizo tarde para llegar a casa.

 

Al entrar estaba todo oscuro, y al encender las luces notó el maletín de su marido y la mochila de Mei en el mueble. Cuando se dirigió a la cocina, había una nota que decía que se fueron a comer a algún lugar.

 

Le dolió. Eso le dolió mucho.

 

Ni siquiera tuvieron la bondad de preguntarle a él si quería acompañarles.

 

Con el corazón medio roto se fue a dormir.

 

Pero lo que pasó la semana siguiente, terminó de romper la coraza del chico halcón.

 

—¿Porqué no quieres que te acompañe, Mei-chan? —Preguntó el pelinegro cuando, luego de varios días, los tres cenaban juntos.

 

—No es tan importante, papá me puede acompañar, pudo pedir permiso en su trabajo. —Respondió con seriedad la más pequeña.— Además, es un día donde presentas la profesión de los padres y tú no trabajas, mami.

 

Un trozo de su corazón se rompió.

 

—Déjala, Kazunari, ya pedí permiso, ese día yo acompañaré a Mei. —Habló Shintarō.— El próximo fin de semana podré recuperar horas. —No, el siguiente fin de semana sería su aniversario.

 

Otro trozo de su corazón se quebró.

 

—¿Por qué...? ¿Por qué? —De pronto alzó su voz y fue cuando vio que su hija también estaba enojada.

 

—¡Porque me avergüenzas! —Fue entonces cuando la pequeña de la casa quedó en shock por sus propias palabras. Sus padres estaban igual, sobre todo Kazunari.— Yo no...

 

—Kazunari, lo dijo sin pensar, no vayas a pensar algo estúpido como siempre...—Y fue entonces que el peliverde mayor notó el rostro de su esposo, totalmente empapado con sus lágrimas, ojos llenos de tristeza y una expresión que demostraba lo roto que estaba su corazón.— Kazu...

 

—Ah...lo siento, creo que lo único que hago es...hacer que se avergüencen de mi...hahaha, ¿cómo no me di cuenta? —El ex Takao se levantó bajo la atenta mirada de los otros dos, y les sonrió de una manera que a ambos peliverdes se les estrujo el corazón.— En otra ocasión les contaré el secreto...que quería decirles hoy, ¿si? Yo...saldré a despejarme un rato...

 

Cuando ambos se dieron cuenta, salieron corriendo a buscar a su querido pelinegro, más este de seguro había tomado un taxi y quizás donde estaría.

 

En los departamentos de la zona central de Tokyo, a pocos minutos de la casa de los Midorima, Tetsuya esperaba a que su sexy pelirrojo llegase para cenar junto con su hijo.

 

Y al oír el timbre, Tetsuya fue corriendo a abrir, pero no se encontró con su bombero favorito, sino que con un destrozado Kazunari.

 

—Tetsuya...me odian...—Fue lo único que dijo el pelinegro antes de caer de rodillas, temblando al estar reteniendo el llanto.

 

Al estar dentro del departamento, Kei fue corriendo a la cocina por un vaso de agua para su tío, que estaba sollozando apoyado en la mesa. "Madre" e hijo se miraron y como si se hablasen con la mirada, Kei abrazó unos segundos a su tío Kazu y luego se fue a su habitación.

 

—Kazunari-kun...¿Qué pasó? —El peliceleste se sentó a su lado y le acarició la espalda a su amigo.

 

—Se avergüenzan de mí...nunca me di cuenta, fui muy estúpido. —Ninguno de los dos escuchó la puerta ser abierta debido a los fuertes sollozos del pelinegro.— No sé que he hecho...aunque ahora entiendo porqué Shintarō nunca me llevo a esas fiestas con sus compañeros del hospital, no conozco ni con quién trabaja, Mei tampoco lleva a sus amigas a casa...

 

—No creo que se avergüencen de ti...

 

—¡Lo hacen! Mei me lo dijo hoy...maldición, estoy casi seguro que Mei nunca me quiso de verdad...me ignora y prefiere estar siempre con Shintarō, le quiero ayudar y se va con él, ¡Hoy hasta me dijo que no me quería llevar al día donde los padres van a mostrar sus profesiones! ¡Ella no sabe que tengo mi título pero que preferí mil veces cuidarla a ella y no ejercer...! —Un fuerte sollozo interrumpió su relato.— Además, yo sé que Shintarō ama ser médico, ayudar a las personas...es bueno en lo que hace, pero...siento que se le olvidó que le ayudé a tener esa profesión, nunca se lo he reclamado, ¡Y aún así dice que tengo pensamientos estúpidos! Desde la secundaria que le obligué a estar conmigo...quizás ni siquiera se enamoró de mi y se sintió obligado a atarse a mi cuando me embaracé de Mei...él quizás nunca me amó...

 

—¡Eso no es cierto! —La ronca y profunda voz del peliverde se escuchó en todo el departamento, dejando tanto a Tetsuya como a Kazunari sorprendidos.

 

Este último se le quedó mirando a ambos peliverdes antes de desviar su mirada, no quería verlos todavía, él quería que siempre le viesen como alguien perfecto a pesar de todo. Quería ser perfecto para su familia.

 

—M-mami, perdón...no quise decir eso, en serio...—Se notaba de lejos que la pequeña estaba arrepentida, pero Kazunari no lo notaba, él sólo quería que su hija no le viese llorando.— ¿Mami?

 

—¡Ah! N-no te preocupes, Mei, sé que no entiendes muchas cosas...pero ya no insistiré en tus asuntos, supongo que tu papi hace cosas de las que estarías orgullosa. —A la pequeña se le llenaron los ojos de lágrimas al ver la forzada sonrisa de su "mami", su rostro enrojecido por el llanto, su mirada en otro punto que no fuese ella, más aún cuando no le dijo el cariñoso "chan" en su nombre.— Papi es genial, ¿Verdad?

 

—¡Mami también es genial! —Gritó la peliverde menor.— ¡Nunca llevo a mis amigas a casa porque ellas te querrían mucho, ellas son muy tiernas y lindas, podrías quererlas más a ellas que a mi! ¡Yo amo a mi mami pero no sé cómo demostrártelo! ¡Me voy con papi siempre porque no sé como devolverte el cariño que me das!

 

De los ojos de Kazunari salían gruesas lágrimas, quizás su hija si lo quería y él la presionó mucho. Tetsuya, usando su habilidad de "chico fantasma", fue a buscar a su hijo para que se llevase a Mei y que los Midorima pudiesen hablar con más privacidad y fue entonces que el peliceleste notó a su marido en la sala totalmente confundido.

 

—Dejemos que ellos se arreglen, Kazunari-kun ya ha sufrido mucho en silencio y si esto se transforma en divorcio, no quiero que Mei-chan los escuche. —Tetsu besó de manera rápida los labios de su amado, terminando de susurrar un "bienvenido a casa".

 

—Estoy de vuelta. —Kagami se giró y notó que la tensión entre los Midorima era grande. Tan sólo esperaba que el pelinegro pudiese resistir.— ¿Aún no se lo dice?

 

Su querido peliceleste sólo negó.

 

Volviendo con los Midorima mayores, el pelinegro se giró para darle la espalda a Shintarō y que no viese sus lágrimas.

 

Oh, Shintarō conocía esa posición, era la misma que cuando estaban en la secundaria y sin querer rechazó a su "Bakao", estaba apenado, no sabía nada de tener pareja y le rechazó porque creyó que era lo mejor.

 

Sin embargo cuando ambos estaban en la biblioteca, ambos escucharon a unos chicos confesarse a pocos metros de donde estaban y para la sorpresa de la chica, el muchacho le correspondió. Fue en ese momento cuando Takao se quebró, lloró en silencio y Midorima no se dio cuenta de eso hasta que se levantó para irse.

 

Encogido, escondiendo su rostro en el hueco entre sus brazos, su labio inferior a punto de romperse por la fuerza que ejercía con sus dientes sobre estos para no sollozar; la imagen más débil que alguna vez vio en su "sombra". Fue entonces que aceptó ser su pareja.

 

Un par de años más tarde, descubrieron a Shintarō en relación con un doncel y él, por ser hijo de una familia adinerada, para mantener apariencias debía casarse con una mujer. Sus padres lo rechazaron, quitándole los derechos a su dinero.

 

Takao le apoyó y entre ambos lograron que Shintarō se convirtiese en un médico, sin Takao no hubiese podido ser quién es ahora.

 

Cuando Takao quedó embarazado, nunca lo demostró ni siquiera un poco, pero estaba feliz, sería padre con el amor de su vida. Ah, que cursi.

 

Nuevamente fue Takao quién dio el paso; le pidió matrimonio y se casaron cuando la luz de sus ojos, Mei, cumplió su primer año.

 

Ahora, siendo Midorima Kazunari, siempre hizo lo mejor para su familia, hizo algunos cursos de cocina, cuidó de la pequeña mientras él cumplía su sueño, dejando el de Kazunari en el olvido.

 

—Kazu...—Susurró el peliverde y el más bajo se encogió en su lugar.— Kazunari...

 

—Ya dije que estoy bien, Midorima, en serio...estoy actuando de manera estúpida e infantil, lo sé, me controlaré más la siguiente vez. —Murmuró el pelinegro, no quería verle, joder que no quería verle.

 

—¿Tanto daño te provoco? —Kazunari se quedó en silencio. Y que silencio más doloroso para ambos.— Yo...sé que no soy bueno con las palabras, que no te digo lo que siento, es más, creo que nunca te he dicho...lo mucho que te amo.

 

El ex Takao quedó sorprendido, pero tampoco se giró a verle, con un carajo, estaba llorando nuevamente y ya no quería hacerlo.— De hecho no recuerdo si alguna vez me lo dijiste, Midorima...Dime, ¿Te forcé? ¿Estabas enamorado de alguien más? ¿Quieres separarte de mi?

 

Sus preguntas quedaron en el aire, el médico totalmente sorprendido no pudo responder nada de inmediato, ¿cómo se le podía ocurrir que quería separarse? Eso jamás lo había pensado.

 

—Kazu...yo.

 

—¿Es lo único que sabes decir? ¿Mi nombre? —El pelinegro se levantó bajo la atenta mirada de su pareja, ¿seguían siendo pareja? Quién sabe.— Podré soportar estar a tu lado sólo por Mei, pero quiero el divorcio.

 

—No te lo daré. —El pelinegro le retó con la mirada y se irguió lo que más podía en su condición.

 

—Cierto, en tu mundo profesional no debe haber ninguna mancha, pero ahora te lo estoy pidiendo como un favor si alguna vez realmente me quisiste.


El mayor de los presentes, avanzo lo necesario para abrazar a su pequeño esposo y calmar los constantes temblores del menudo cuerpo de este.

 

—Perdóname, Kazu, de verdad perdóname. —Le susurró, el peliverde siempre supo que su hostil personalidad le haría una mala jugada, pero nunca creyó que su "Bakao" también se viese afectado de esta manera; lo amaba, lo amaba con todo su corazón.

 

—Shintarō...—los brazos del menor le rodearon con fuerza y de esta manera desahogó con el dolor de su corazón, sollozó y gritó cuanto pudo, Midorima sólo apretaba los dientes para no llorar, era su turno de soportar el dolor de su pareja.

 

—Amor, no es "Shintarō", para ti es Shin-chan. —Fue lo último que Kazunari escuchó antes de que todo se volviese negro para él.—¡Kagami, ayúdame! —Gritó Midorima, sosteniendo como podía el cuerpo del pelinegro, se le notaba pálido, y tenía la piel muy fría, signo de baja presión.

 

—¿Qué le hiciste? —Fue la única pregunta del pelirrojo mientras tomaba correctamente el cuerpo del ex Takao, aunque fue casi por instinto debido a su profesión de bombero. Kagami fue a dejarle a la habitación principal, seguido de un preocupado peliverde.

 

—Midorima-kun, ¿que pasó? —Ni la repentina aparición de Tetsuya le afectó, hasta olvidó los procedimientos necesarios para desmayos, todo por temor.

 

—No lo sé...se desmayó y tiene presión baja...

 

—Taiga-kun, llama la ambulancia, esto puede ser peligroso. —Kagami salió disparado a la sala para llamar a la ambulancia y fue entonces que el peliverde reaccionó.

 

—¡Dime que es lo que tiene! —Midorima se acercó a su querido Kazunari y le tomó el pulso, estaba ahí, su corazón aún latía. Palpó su pecho, no era un cortocircuito cardíaco. Bajó hasta su vientre y palpó...

 

—Aproximadamente siete u ocho semanas. —Fue el comentario de Kagami.— Estaba muy emocionado, le dijimos que esperara hasta su aniversario, pero quería contártelo lo antes posible; vas a ser papá de nuevo.

 

—Nosotros supimos ayer. —Siguió el inexpresivo peliceleste, aunque ahora se le notaba enojado.— No te culpamos de nada, lo único que te pedimos es que seas un poco más comprensivo con él, si no lo quieres, sepárate y si de verdad lo quieres, gánate su corazón de nuevo.

 

Y luego, todo pasó muy rápido, los paramédicos llevaron de inmediato a Kazunari a la ambulancia. Midorima por supuesto le acompañó en todo momento, le hicieron unos exámenes de emergencia y una eco para ver el estado del bebé. Todo estaba bien.

 

—Doctor Midorima, ya puede estar tranquilo, es sólo que para el corto periodo de embarazo que tiene, es posible que sufra un aborto espontáneo y este chico fue sometido a un nivel de estrés muy elevado. —Le habló el médico a cargo de Kazunari, que por cierto, resultaba ser uno de los superiores de Midorima en el hospital.— Por cierto, ¿Quién es él? Es un doncel muy lindo.

 

—Es mi esposo. —La fría respuesta del peliverde hizo que su compañero temblara un par de segundos. 

 

—A-ah, lo siento mucho Midorima-sensei. En fin, debe mantener reposo absoluto durante un par de días, y para estar seguro de que tanto el bebé como el doncel estén fuera de peligro se quedarán bajo observación por esta noche. —Terminó por decir el médico antes de dar un sutil reverencia y caminar hacia la puerta.— Por cierto...felicidades por su hijo.

 

Cuando el colega de Midorima salió, el peliverde dejó salir sus lágrimas. ¿Cómo no se dio cuenta antes de toda la carga que llevaba su Kazu? ¿Cuantas veces habrá llorado en silencio? ¿Cuantas veces cenó solo...?

 

Se acercó hasta la cama donde el ex Takao yacía durmiendo y se sentó en una orilla, tomándole la mano. Era pequeña en comparación con la suya, estaba algo helada pero era tan agradable al tacto...

 

—¿Qué haría yo sin ti, Kazu...?

 

Notas finales:

HASTA AQUÍ EL PRIMER CAPÍTULO.

Es un twoshot, así que el próximo sabremos qué pasó con esta familia, kdaldlaj.

Que lo disfruten<3. 

 

XOXO.


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