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Mi Persona Especial (Yaoi - Ace of Diamond) por Setsuka CT

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Una nueva mañana se veía venir, los cuatro muchachos aún seguían rendidos ante Morfeo, dios del sueño, las luz poco a poco ingresaba a la residencia de los Furuya y daba la bienvenida a un nuevo día.

Furuya fue el primero en despertarse, luego se levantaron Seto y Okumura, dejando a Sawamura descansar un poco más tras lo ocurrido recientemente.

La mesa estaba servida, cinco platos fueron colocadas, un desayuno occidental era el que iban a disfrutar esa mañana, Sawamura ya había dejado a Morfeo atrás, y empezaron a disfrutar de los platillos.

Espero y Satoru no les de problemas en la universidad — dijo el abuelo de Furuya al terminar su platillo.

Para nada, señor — mencionó Seto.

Eso es mentira — dijo Sawamura mientras hacía un puchero — él siempre está molestándome, tratando de llamar la atención o sacando mejores notas que yo, no es justo, no permitiré que me superes, me entendiste, Furuya.

Al escuchar esto de los labios de Sawamura, Furuya soltó una leve sonrisa en su rostro, después de todo tenía la atención del zurdo que amaba.

No perderé — fue la respuesta del pelinegro ante tal declaración, acto que hizo que el resto soltaran unas carcajadas, a excepción de Okumura quien miraba seriamente a su rival.

Jajaja, se siente la tensión en el aire, jajaja, esa rivalidad nunca morirá — comenzó a decir Seto.

Fue una mañana divertida, Sawamura y Okumura se turnaban para jugar Shogi con el abuelo de Furuya, mientras Seto hacía un pequeño negocio con las apuestas de esos juegos.

Las horas iban pasando hasta que una llamada entro al celular de Seto, la expresión en su rostro cambio por completo, trato de recuperarse ya que tenía que pensar muy bien lo que iba a hacer y sobre todo iba a realizar sus propias averiguaciones.

Como si nada llego la noche en la casa de Furuya, nadie notó los pequeños cambios de humor de Seto ya que los cubrió perfectamente y disfrutaron de su última noche en ese hogar que los había recibido amablemente.

La tranquilidad que se disfrutaba en el hogar de Furuya era tan acogedora que sin planearlo los muchachos durmieron mas de lo debido, despertando pasado el mediodía.

Disfrutaron de un pequeño y exquisito almuerzo preparado por Sawamura y Seto, y horas después se despidieron del abuelo de Furuya, agradeciéndole el alojamiento y su atención.

En el camino, Seto se retiró argumentando que tenía un compromiso inesperado, fijando su mirada en su celular atentamente, despidiendo de ellos y dejándolos solos.

Mientras se dirigían a los dormitorios de la universidad, el silencio los invadió y fue Okumura quien preguntó algo que lo tenía muy preocupado.

Senpai, ¿Qué planeas hacer? — fueron las palabras de Okumura hacia el castaño.

¿Hacer? — no entendía a lo que se refería y eso lo expresó en su rostro.

Ahh — suspiró el rubio — ¿ Piensa aún continuar su relación con Miyuki-senpai, después de lo que vimos en el hospital?

Lo que dijo Okumura hizo que recordara su decisión y con una sonrisa desgarradora solo pudo decir.

Terminaremos. 
Por el bien de su hijo, romperemos.

Una difícil decisión que él ya había tomado hace días, sabía que no iba a ser fácil decir esas palabras pero lo haría, tenía que decírselo, esa vida corría peligro y no quería que pasara una desgracia.

Llegamos — mencionó Furuya, quien sostuvo a Eijun del brazo debido a que estaba tan distraído en sus pensamientos que no se dio cuenta que ya estaban en los dormitorios.

Bueno, entonces me retiro. — dijo el rubio — nos veremos en la mañana.—

No quiero ir a clases — mencionó el castaño mientras veía como Okumura se iba alejando de ellos — moriré con todas las materias y trabajos que debo....

Ya mañana puedes preocuparte por eso — dijo el pelinegro.

Ahhhhh, Me exasperas — gruño el castaño, aunque sin pensarlo empezó a reír.

¿Porque sonríes? — pregunto dubitativo el pelinegro a su acompañante, sabía que era raro, pero casi nunca lo había visto sonreír cuando estaban juntos, algo que hizo que se sorprendiera cuando lo vio reír a carcajadas.

No es nada — fue la respuesta que dio el castaño— nada, jajajaja — secándose las lágrimas que empezaban a salir por culpa de la risa, nunca se dio cuenta cuando Okumura lo hizo, pero fue perfecto y más si el afectado no se dio cuenta. Miraba nuevamente la polera del pelinegro y volvió a reír a carcajadas, no pudo más y confesó — jajajaja, no puedo más — señalando a su polera — tienes escrito « Soy un IDIOTA » en la parte posterior de tu polera — mientras tanto esas bulliciosas carcajadas fueron escuchados por algunos miembros del dormitorio.

Okumura — fue el nombre que se le vino a la mente a Furuya, el tenia que ser el culpable de esto, se dijo para sí mismo, aunque de una manera estaba agradecido, esa pequeña "travesura" había traído algo bueno.

Furuya se adelantó a su cuarto, al recordar el desastre que había ahí, mientras Sawamura iba a una de las máquinas expendedoras de bebidas por algo para saciar su sed.

Saco su dinero y lo colocó en la ranura de la máquina, estaba a punto de seleccionar una de las bebidas cuando de pronto una mano se posó en su hombro.

Ahhhhhhhh — grito del susto el castaño, acto que hizo que presionará el botón incorrecto en la máquina.

Se escuchó una risa y al ver a la persona, Sawamura puso un puchero en su rostro.

OKUMURA — dijo mientras alzaba su voz — Me asustaste —

Lo siento, Lo siento — al pasar los años su personalidad había cambiado mucho gracias a la persona que tenía enfrente y amaba cuando se ponía así.

¿Qué haces aquí? —pregunto Sawamura, mientras hacía un pequeño puchero.

Solo vine por unas bebidas. — respondió el menor.

Eran pasadas las 10 de la noche, las estrellas brillaban como nunca y parecía que junto con la luna se habían confabulado para crear una oportunidad para el rubio.

Las palabras que dijo anteriormente su senpai hicieron que el también tomará una decisión, el día había llegado, era hoy o nunca, su corazón empezó a latir a mil por hora, hasta que las palabras lograron salir de su boca, aunque no las acertadas.

Sawamura-senpai, ¿Amas a Miyuki-senpai? — fue lo que dijo sin pensar.

Un silencio los invadió, hasta que Sawamura le respondió.

Lo amo, pero ... — su miraba se enfocó al cielo estrellado. — es mejor así —

Una mirada perdida que denotaba el gran dolor que en ese momento sentía su corazón y el rostro decaído de la persona que amaba hizo que no pensara en lo que iba a hacer a continuación.

Se acercó raudamente y posó sus labios en la boca de Eijun, trato de invadir su boca poco a poco, el néctar de los labios de su gran amor era intoxicante, era la primera vez que los saboreaba y no quería dejarlo ir, Sawamura trató de separarse de Okumura, hasta que alguien los separo rudamente.

La expresión de enojo del antiguo Catcher de Seido no se hizo esperar, había bajado rápidamente al escuchar esa sonrisa tan bulliciosa que llegó hasta su cuarto y encuentra a su pareja besándose con otro.

¿A quién crees que estás besando? — la mirada de Miyuki reflejaba muchas cosas, sus celos, ira pero sobretodo unas ganas de matar a Okumura por la osadía que había cometido.

Okumura no se inmutó ante la mirada del mayor, se paró más firme y sostuvo la mano de Sawamura fuertemente acercándola lentamente hacia sus labios, la beso y miro desafiantemente a Miyuki.

Los ojos de Miyuki se enfocaron en la mano de su amante, notando algo extraño, su visión se expandió poco a poco y vislumbró unas marcas en ambas muñecas, mordeduras, chupetones cerca del cuello de Sawamura, no podía ni quería creer lo que estaba viendo y empezó a atar cabos por su propia cuenta.

¿Desde cuándo me estás engañando? — pregunto fuertemente al castaño.

Sawamura no entendía lo que estaba diciendo, ni el porque Miyuki pensaba de esa manera y lo mostró en su rostro.

No te hagas al que no sabe, Eijun — dijo mientras señalaba las marcas que tenía en su cuello. — o me vas a decir que se hicieron por arte de magia.

Al notar lo que Miyuki señalaba, Sawamura no supo qué decir, no podía explicar lo que había pasado, aún no, trato de ocultarlas por acto reflejo y no pronunció palabra alguna.

La paciencia de Miyuki llego a su límite por culpa de los celos y la rabia que sentía en ese momento y sin darse cuenta, estaba hiriendo a la persona que menos quería hacer daño con sus propias palabras.

Jajajaja, que idiota fui, jajaja — se reía mientras hablaba — ¿Okumura como fue?, que tan bien te hizo sentir Eijun — Sawamura no creía lo que oía, Miyuki pensaba que Okumura y él ... — Si hubiera sabido que engañándolo iba a abrir fácilmente las piernas a ... — no termino lo que está diciendo debido a la bofetada que le lanzó Eijun, el rostro del pitcher reflejaba tristeza mientras trataba de no derramar las lágrimas que tenía contenidas en su interior, era doloroso saber que la persona más especial para uno, no creía en ti.

Sawamura quería hablar, quería decirle algo a Miyuki, pero las palabras que salieron de su boca estaban llenas de rabia y tristeza, sentimientos que trato de disimular perfectamente.

No te amo — estas palabras apuñalaron el corazón de Miyuki, mientras miraba incrédulo al castaño, él cual tenía una expresión muy seria en su rostro. — Estas marcas ya las viste, Okumura y yo estamos saliendo. ¿Tienes algún problema con eso?—

No podía creer lo que oía, acababa de confirmar sus sospechas, todo ese tiempo había sido engañado tan vilmente, sus pensamientos fueron hacia su futuro hijo, el cual por sus constantes dudas y negaciones termino siendo el afectado.

Okumura es mejor que tú en varios aspectos — escucho decir, palabras que lo hicieron volver y prestar atención al castaño — en el béisbol, estudios y hasta en la cama.

Tan solo escuchar eso, hizo que su sangre hirviera, — ¿Hasta en la cama? — cuestionó furioso el Catcher — Como puedes decir eso si no.... — sus palabras dejaron de salir y concluyó lo peor.— Me das asco. — fue lo primero que dijo, mientras lo miraba amargamente.

Terminamos — concluyó el mayor — espero nunca verte en mi vida. — sus pasos cargaban molestia, no esperaba nada ni una sola explicación y se alejó rápidamente del lugar.

Sawamura vislumbraba como se iba la persona que más amaba en el mundo, quería correr detrás de él, alcanzarlo y explicarle todo, aclarar el malentendido que habían tenido, pero no lo hizo, se quedó ahí, se recostó sobre una pared y si más las lágrimas se asomaron a sus ojos, ya no las podía retener más, empezó a llorar desgarradoramente, Okumura observaba todo, intentó acercarse al castaño pero este se lo impidió, alejándolo rápidamente de él retirándose del lugar.

Miyuki llegó a su cuarto, se cambio rápidamente y sacó su billetera, tenía que desahogarse, quería olvidar todo y fue a visitar nuevamente ese bar que había conocido hace varios meses.

Continuará ...

 


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