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Pasado oculto por LuisitoTiernoTuw

[Reviews - 37]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Zumi: ¡Hola, hola! ¡Estamos de regreso!

Karen: no tenemos mucho que decirles, sólo agradecerles los reviews a:

- maite-chan uchiha

- Fénix

- Iri

Zumi: antes que cualquier otra cosa, quiero informarles que respondemos a todos y cada review que nos dejan, así que pueden ir a revisarlos y si tienen alguna duda, no más pregunten.

Karen: bueno, sin más, ¡A leer!

GLOSARIO:

• Kotogakko (abreviado koko): escuela secundaria superior o preparatoria.

• Daigaku: universidad.

— Luffy, despierta - susurró con delicadeza, moviendo lentamente el cuerpo que se hallaba enrollado en sábanas -

Sus negros orbes se abrieron de par en par, encontrándose con los ojos café, la melena roja, un sombrero de paja encima de ésta y la sonrisa amplia de su padre Shanks.

Se enderezó en la cama con fatiga y restregó sus ojos con las manos mientras bostezaba.

— ¿No puedo quedarme hoy en casa? - preguntó soñoliento -

— No lo sé, pregúntale a Mihi si puedes faltar a tu primer día de clases - sugirió el mayor -

El menor lo meditó por un momento y suspiró, sabía que convencer al ojiamarillo de tal cosa era un boleto directo al infierno.

— Me iré a duchar - se resignó el pelinegro levantándose de la cama -

— Bien, tu desayuno ya casi está listo - salió de la habitación quedando ésta en total silencio, hasta que las gotas de la regadera, estallando fuertemente en el suelo, se hicieron oír -

Cinco años habían transcurrido desde aquel entonces. El pequeño Luffy ya disfrutada de sus quince años de edad, aunque, mentalmente hablando, aún era bastante inocente y se puede decir que en ese aspecto no había crecido nada.

Ese día ingresaría en su primer día de kotogakko, faltándole tres años para graduarse e ir a Daigaku.

En todo ese tiempo, a pesar de sus intentos, ni un amigo o siquiera compañero pudo llegar a hacer. Cada vez que creía tener la posibilidad de tener un amigo lo primero que le informaba era su situación con sus dos padres. Los demás, al principio, reían creyendo que era alguna especie de broma, pero cuando confirmaban que no era así se alejaban de él y lo comenzaban a tiznar por él siempre hecho de haber crecido en una familia un tanto diferente. Pero, a pesar de ello, no pensaba rendirse, quería tener amigos y eso iba a tener. El que fuese bastante terco le ayudaba en su cometido.

Ya Ace no vivía con ellos. Los únicos en esa casa eran Mihawk, Shanks y Luffy. Y, por alguna extraña razón, desde que eso ocurrió, la casa se sentía con más paz de la que poseía antes, un gran alivio para Mihawk, cabe agregar.

Ya listo y vestido, bajó directo al comedor encontrándose a Mihawk hablando con Shanks sobre un caso judicial y al pelirrojo, ya sirviendo la comida, escuchando a su esposo con atención (o fingiendo escucharlo y estar interesado). Se sentó tranquilamente comenzando a oír a su padre sobre el dichoso caso, aunque no entendiera de lo que estaba hablando. Todo transcurrió normal durante el desayuno: Shanks y Luffy muy conversadores, Mihawk muy ”regañón”, (según su esposo y su hijo), Luffy intentando robar la comida de los platos de ambos hombres y nunca faltaba que Shanks terminara por contar un anécdota avergonzando al ojiamarillo y haciendo reír a Luffy a lo que ambos terminaban con un regaño bien merecido.

Luego de desayunar, Shanks llevó a su hijo al colegio y luego seguía su camino al trabajo.

Ya la primera clase de preparatoria del menor había comenzado. El profesor pidió que cada uno se levantara y se presentara para ir conociéndolos al ser el primer día de clases, diciéndoles exactamente lo que tenían que decir desde su nombre hasta a qué se dedicaban sus padre, y ya era el turno de Luffy.

El joven se levantó de su asiento con una sonrisa para comenzar a hablar:

— Hola a todos, mi nombre es Dracule Luffy, tengo quince años de edad, me gusta mucho la comida, sobre todo la carne y dormir, aún no sé que quiero estudiar, pero ya tendré tiempo para pensarlo, tengo un padre llamado Dracule Mihawk trabaja de abogado, es muy serio y gruñón, pero es agradable, tengo otro papá que se llama Dracule Shanks - las miradas extrañadas de los demás no se hicieron esperar al oír aquella barbaridad — él es profesor de lengua y literatura en la universidad, es mucho más amable que Mihawk, tengo también dos hermanos llamados Ace y Sabo, Ace también es abogado y Sabo… - se detuvo al intentar recordar el nombre de la carrera que su rubio hermano estudió — él trabaja en una empresa, pero no sé que hace ahí, shi, shi, shi, shi - rió por lo bajo -

— Muchas gracias - dijo el profesor amablemente — el siguiente -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Llegó el momento del receso. Caminaba por los patios traseros que estaban básicamente desiertos, cuando se encontró a un solitario joven debajo de un árbol con los ojos cerrados. Tenía el cabello verde, la piel muy bien bronceada y, aún por encima de la ropa, se notaba que ejercitaba su cuerpo.

Se acercó sonriendo para sentarse a su lado en total silencio. El peliverde no sintió la presencia del otro hasta que una mano se posó en su hombro. Abrió un sólo ojo con pesadez, encontrando a un chico pelinegro sonriéndole.

— ¿Quieres ser mi amigo? - esa pregunta le obligó a abrir los dos ojos y expresar confusión en su gesto -

— ¿Qué? - preguntó el peliverde ante tal petición -

— Nunca he tenido amigos y quiero tener uno, ¿Quieres serlo? -

El otro chico lo observó por un momento. Quizás las palabras nunca he tenido amigos le hicieron sentir pena por el chico. Encogiéndose de hombros respondió con cierto tono de desinterés:

— ¿Por qué no? -

El pelinegro sonrió ante eso notándose lo feliz que estaba.

— ¡Genial! ¡Soy Dracule Luffy! - se presentó estirando su mano al otro -

— Roronoa Zoro - tomó la mano finalizando el saludo -

El peliverde cerró de nuevo sus ojos sintiendo como el viento le abofeteaba el rostro.

— Por cierto - habló Luffy despacio — tengo que decirte algo -

— ¿Qué cosa? - preguntó sin mostrar interés alguno -

— Yo no tengo un papá y una mamá -

— ¿Eres huérfano? -

— No… a lo que me refiero es que mis padres… son dos hombres -

Zoro abrió los ojos lentamente y lo observó de reojo.

— ¿En serio? - el pelinegro asintió confirmando su confesión — qué bien - cerró los ojos nuevamente sin darle ninguna importancia -

— ¿No te molesta? -

Zoro abrió de nuevo los ojos para verlo de frente esta vez.

— Son seres humanos, ¿No? - Luffy asintió — no son experimentos fallidos que se escaparon de un laboratorio y les ha dado por comer personas con el cabello verde, ¿Cierto? - Luffy negó — son como el resto, sólo que en vez de enamorarse del sexo opuesto, se enamoraron de alguien de su mismo sexo, no por eso dejan de ser humanos; sufren, lloran, ríen… no hay mucha diferencia, así que no debería afectarme en lo más mínimo -

El pelinegro tenía los ojos bien abiertos ante aquello, ¿En verdad había encontrado a alguien que no le molestara que tuviera dos padres? Sonrió con gran alegría y lo abrazó por los hombros.

— ¿Qué te ocurre? - se exaltó Zoro -

— ¡Tengo un amigo! -

— ¿En serio tendré de amigo a alguien como tú? - preguntó el peliverde sonriendo divertido, apenas y lo conocía, pero el chico le caía bien -

— ¡Hey, Zoro! - gritó de lejos una chica pelinaranja — ¡¿Cómo te nos pierdes así?! - regañó fuertemente -

Tenía el cabello corto, los ojos marrones y era bastante atractiva, no sólo de rostro, su cuerpo estaba muy bien ejercitado, siendo la desviación de mirada de todos los chicos.

— ¡Cállate! - contrarrestó Zoro con mucho enfado en la voz sintiendo una patada en su cabeza -

— ¡A las damas no se les trata así! - regañó un chico rubio que no se sabe cuando apareció -

Tenía el ojo izquierdo cubierto completamente con su flequillo, los ojos azules y su única ceja visible terminaba en una extraña forma de espiral.

— ¡Cállate cejas de sushi! - retó Zoro muy cerca del rostro del rubio -

— ¡¿Qué dijiste marimo idiota?! -

— ¡Ya cállense los dos! - riñó la pelinaranja golpeándolos a ambos en la cabeza apenas se acercó -

— A-hya, hya, hya, hya - reía escandalosamente Luffy — ¿Quiénes son ellos? Son muy divertidos -

Todos, a excepción de Zoro, miraron a Luffy confundidos, no habían notado su presencia.

— Luffy, ellos son mis compañeros: Nami - señaló a la pelinaranja quien agitó la mano con una sonrisa — es una arpía usurera - al decir eso recibió un golpe por parte de Nami y una patada por parte del rubio -

— Hola, soy Dracule Luffy - saludó con una sonrisa -

— Y él es Usopp - señaló a un chico que sólo estuvo de espectador en todo ese tiempo -

Era un joven de piel bronceada, ojos negros, cabellos de igual color y rizados, tenía una pañoleta atada en su cabeza, pero, sin duda alguna, lo que más llamaba la atención de su apariencia era su afilada y larga nariz.

— Mucho gusto - tomó amablemente la mano de Luffy en un saludo -

— Hola - respondió en una sonrisa -

— Es un vil mentiroso - terminó de decir Zoro ganándose una mirada de reproche de parte de Usopp -

Todo quedó en silencio por unos segundos, hasta que el rubio presente gritó dirigiéndose a Zoro:

— ¡A mí no me vas a presentar, marimo idiota! -

— ¡Preséntate tú! - exigió Zoro con mirada fulminante -

Luego de un bufido, el rubio se acercó a Luffy y tomó su mano.

— Soy Sanji, mucho gusto -

— Hola -

— ¿Cómo conoces a Zoro? - preguntó Nami -

— Nos acabamos de conocer - respondió el peliverde -

— ¡Sí, soy el nuevo amigo de Zoro! - dijo Luffy feliz al poder pronunciar soy y amigo positivamente en la misma oración -

— Genial, vayamos a comer, muero de hambre - continuó la pelinaranja -

— Sí, yo igual, shi, shi, shi, shi - rió sosteniendo su estómago -

Estaban todos sentados en una mesa almorzando y conversando enérgicamente, cuando un sonriente Luffy dijo algo que desconcertó a todos:

— ¿Ustedes también serán mis amigos? -

— Nunca ha tenido amigos y quiere tenerlos - explicó Zoro al ver lo confundido que estaban todos los presentes -

— Por supuesto, seremos tus amigos - le respondió Nami con una leve sonrisa -

— ¡Genial! Por cierto, deben saber algo sobre mí - todos, menos el peliverde, lo miraron atento — mis padres… - comenzó intrigándolos a todos — son dos hombres - terminó de decir -

— ¡¿Qué?! - gritó Usopp casi cayéndose de la silla -

— ¿En serio? - preguntó Nami incrédula — suena interesante - sonrió levemente -

Sanji sólo continuó comiendo sin darle mucha importancia.

— ¿Cómo que dos hombres? - continuó Usopp — ¿No es raro? -

— No - respondió Luffy con una sonrisa — yo lo veo bastante normal -

— ¿Y no te afecta en algo? Digo, ¿No te lo transmiten? - continuaba Usopp -

— No, para nada, eso no es una enfermedad, a-hya, hya, hya, hya - rió escandalosamente -

— Sí, pero… - no pudo continuar al verse interrumpido por Sanji -

— Usopp, si te molesta guárdatelo y no digas nada. Juzgar a los demás por sus gustos sexuales es caer demasiado bajo. Así como ellos no critican ni se burlan de la heterosexualidad, deberías seguir su ejemplo y no hablar de esa forma. Siguen siendo seres humanos, no extraterrestres ni nada por el estilo - sentenció el rubio con el ceño ligeramente fruncido -

— No puedo creer que diga esto - habló Zoro — pero estoy de acuerdo con el ero-cook. Además, puedes tranquilizarte, no creo que se enamoren de ti, tan malos gustos no creo que tengan -

— Eso era innecesario - se quejó Usopp -

— Confieso que no entiendo como existen hombres que no puedan sentir atracción por las hermosas señoritas de este mundo - continuó el rubio — pero no quiere decir que los juzgue ni nada por el estilo, dicen por ahí que no puedes controlar de quien te enamoras, así que si te molesta en algún aspecto, entérate que a la audiencia no le interesa, sólo no opines y listo -

Usopp se sentía bastante mal al juzgar a los padres del chico sin razón alguna, él no los conocía, no sabía si eran buenas o malas personas y no tenía ningún argumento válido para hablar mal de ellos. Sus amigos tenían toda la razón, así que infló sus pulmones y se inclinó hacia Luffy uniendo su frente a la mesa que tenían delante de él.

— Lo siento - dijo oyéndose bastante arrepentido — no debí decir esas cosas -

— Pediste perdón, así que te perdono - respondió Luffy con su típica sonrisa -

— ¿Y cómo son ellos? - preguntó Nami -

— Están Mihawk y Shanks; Mihawk es bastante serio y gruñón, le gusta regañarme por todo y Shanks es más amable y compresivo, siempre me defiende de los regaños de Mihawk, shi, shi, shi, shi, shi -

— Entiendo - continuó la pelinaranja — ese tal Mihawk es el estricto y Shanks el que te consiente en todo -

— Sí, a-hya, hya, hya, hya, pero, Mihawk es bastante agradable a pesar de toda su seriedad. Estoy agradecido con los dos por adoptarme y cuidarme todos estos años, si no fuera por ellos de seguro ahorita estuviera en la calle, shi, shi, shi, shi - todos sonrieron ante esas palabras — también tengo dos hermanos, Ace y Sabo, Ace no es tan serio como Mihawk, pero le gusta regañarme también y no deja de decir que a mí me encontraron en la basura, lo cual es cierto, shi, shi, shi, shi, shi y Sabo, él es más amable conmigo y, al igual que Shanks, me defiende de Ace -

Nami continuó haciéndole preguntas a Luffy sobre su familia y éste respondía con normalidad y sin borrar su sonrisa. El resto del día continuó con normalidad.

Los cinco se encontraban sentados cerca de la puerta de salida puesto que Luffy dijo que Shanks iría a buscarlo y tenía que quedarse a esperarlo, así que sus nuevos amigos decidieron acompañarlo.

Shanks detuvo su auto y se bajó para buscar mejor a su hijo con la mirada y al divisarlo sonrió.

— ¡Luffy! - le llamó agitando la mano -

El menor atendió el llamado y sonrió al ver a su padre.

— ¿Quién es él? - preguntó Nami -

— Mi padre Shanks -

— ¡¿Él es tu papá?! - continuó Nami sorprendida recibiendo un asentimiento de cabeza — ¡Dios! Dile que lo amo, que es mi amor platónico -

— ¡Hey, Shanks! ¡Dice Nami que…! - antes de poder continuar unas manos cubrieron su boca -

— ¡No hablaba enserio! ¡No se lo digas! - dijo la pelinaranja muy sonrojada -

— Vale - respondió Luffy al liberar su boca de las manos de Nami — ¡Ya me voy! ¡Nos vemos mañana! ¡Adiós! - corrió hacia Shanks deteniéndose frente a él con una sonrisa -

El pelirrojo sonriente alborotó los cabellos negros de su hijo y, con un movimiento de cabeza, le indicó que subiera al auto a lo que el menor obedeció tomando el puesto de copiloto.

En el camino hablaron de cosas triviales, como buenos conversadores que eran. En algunas ocasiones, Shanks fue instado por Luffy para que le regalara su sombrero de paja a lo que el mayor se negó, amaba mucho su sombrero y no se lo regalaría a su hijo. Por muy consentidor que fuera, tenía límites.

Shanks estacionó el auto frente a la casa y el primero en salir fue Luffy, quien entró corriendo encontrándose con Mihawk en el sofá leyendo el periódico, a los segundos entró el pelirrojo.

— ¡Ya llegamos! - gritó Luffy captando la atención del ojiamarillo -

— Bienvenidos - dijo Mihawk apartando la mirada de su lectura -

— Iré a ducharme - informó Luffy subiendo dos escalones de la escalera para ser detenido por la voz de su padre de cabellos negros -

— Si os mandaron asignaturas, hacedla de una vez -

— No lo hicieron, sólo fue la discusión del plan de evaluación y esas cosas - terminó de subir yendo directo a su habitación -

Shanks se acercó hasta donde Mihawk y, en vez de darle el típico pequeño beso de saludo, se quiso comer la boca del contrario, sentándose en las piernas del pelinegro cuando el beso finalizó.

— ¿Y vos que tenéis? - preguntó Mihawk con una leve sonrisa de medio lado -

— Nada - respondió con un tono inocente — ¿No puedo besar a mi esposo? - continuó sin dejar de lado el tono de voz que usó con anterioridad -

— De que podéis, podéis, sólo me parece un poco inusual -

— Es sólo que aveces me entran unas enormes ganas de devorarte la boca - volvió a unir sus labios en un fugaz beso -

— Dejad de provocarme - habló el pelinegro entre besos — e iros a duchar -

— ¡Siempre tienes que romper el encanto de todo! - le dio un último beso, que sólo se puede definir como un toque de labios de no más de un segundo -

El pelirrojo se levantó y subió las escaleras para dirigirse a su habitación. En cuanto Mihawk, hizo uso de todo su autocontrol para no ir con Shanks a la pieza y hacerle el amor. Desde que Ace se mudó había más silencio en la casa y Luffy podría oírlos y ese niño no tenía pelos en la lengua a la hora de decir la verdad o de preguntar cualquier atrocidad que terminaba por avergonzar a todos a su alrededor, así que continuó su lectura en el periódico e intentó no pensar en el sensual y seductor cuerpo de su esposo debajo de él, jadeando, sudando y pidiendo por más… aunque le era difícil.

Luego de media hora, el pelirrojo bajaba con el cabello húmedo y un poco ondulado, yendo directamente a la cocina. Mihawk había terminado de leer el periódico hace veinte minutos, por lo tanto se levantó de su asiento y llegó a la cocina encontrando al pelirrojo comenzando a cocinar tranquilamente.

El ojiamarillo tomó una copa y la llenó con vino obteniendo una mirada de reproche por parte de Shanks.

— ¡No te llenes con vino! - se quejó el pelirrojo -

— No me voy a llenar con vino, es sólo una copa -

— ¡Siempre dices eso y para cuando te das cuenta te bebiste la botella entera! -

— Yo no os digo nada cuando bebéis vuestra cerveza - defendió Mihawk en un tono calmado a diferencia de Shanks que alzaba un poco la voz -

— ¿Cómo no? ¡Siempre me lo reprochas! -

— ¿En serio? - se acercó y lo abrazó por la espalda de tal forma que la copa de vino quedó en frente de Shanks — ¿Y que os digo? - preguntó cerca del oído del otro entregándole un delicioso cosquilleo -

— Sabes bien lo que me dices - susurró pegándose aún más del cuerpo detrás de él y recostando la cabeza en el hombro derecho, dejando caer su sombrero de paja y sin dejar espacio entre los dos — que beber todos los días es dañino como si tú no lo hicieras también -

— Yo no bebo vino todos los días -

— Y yo no soy pelirrojo natural - dijo con algo de sarcasmo, pero con mucha sensualidad, siendo totalmente increíble el hecho de como aquellos dos podían convertir una simple discusión de parejas en algo sexual -

Mihawk besó la oreja de Shanks como si fuese la boca del mismo, incluso introducía su lengua dentro de ésta o mordía levemente el lóbulo.

Shanks, entre gemidos, tomó la muñeca de la mano que sostenía el vino y bebió un poco, pero sin tragarlo, giró su rostro para unir sus labios a los de su esposo traspasándole el vino que tenía en su boca, el cual Mihawk aceptó y bebió con gusto.

— De esta manera me encanta disfrutar el vino - susurró el pelinegro sobre la boca del otro -

Shanks se giró para quedar frente a frente y abrazarlo por el cuello.

— Bueno, si es de esta forma que lo vas a beber, no puedo reprocharte nada - unió sus bocas en un fugaz beso que comenzaba a subir la temperatura -

Shanks llevaba puesta una camisa de botones, que fue desabrochada por Mihawk dejando a la vista su sombreado torso, siendo acariciado por la traviesa mano que el ojiamarillo tenía libre.

Ambos estaban entregados al momento, pero se tuvieron que separar cuando la perilla de la puerta empezó a girar. Mihawk se alejó lo más posible del pelirrojo y continuó bebiendo el vino que quedaba en su copa con tranquilidad y Shanks continuó cortando las verduras, encendiendo las estufas que usaría y colocando sartenes y ollas en ellas.

Luffy entró a la cocina yendo directamente al refrigerador para beber un poco de agua. Le extrañó un poco que todo estuviese tan callado, mayormente cuando Shanks y Mihawk estaban solos se encontraban hablando o discutiendo por cualquier tontería, pero no le dio mucha importancia, de seguro se le habían acabado los temas de conversación.

— Hey, Shanks - llamó Luffy cerrando el refrigerador -

— La comida no está lista todavía - informó el pelirrojo aún acalorado — espérate -

— No es eso, ¿Por qué tienes la camisa abierta? - preguntó con inocencia -

Shanks se auto-analizó y se apresuró a abrocharse la camisa. Mihawk sólo intentaba no soltar una carcajada ante aquello.

— ¡No lo sé! ¡Hacía calor! ¡No preguntes! -

— Bien… ¿Y qué hace tu sombrero en el suelo? ¿Ya no te gusta? ¿Me lo regalas? - le brillaron los ojos al preguntar -

El pelirrojo bajó la mirada y evidentemente ahí estaba su sombrero. No se había dado cuenta cuando había caído.

— ¡Ya quisieras que eso sucediera! - se agachó a recoger su sombrero y lo devolvió de nuevo a su cabeza obteniendo un puchero por parte de Luffy — ve a ver televisión, te llamaré cuando la comida esté lista -

Aún con su puchero, Luffy salió de la cocina y al hacerlo las risas de ambos hombres no se hicieron de esperar. Shanks rió un poco fuerte contagiando a Mihawk, quien rió mucho más bajo.

— ¡No volvamos a hacer eso! - dijo Shanks sin dejar de reír -

Mihawk volvió a abrazarlo por detrás y susurró en su oído:

— Cuando terminemos de comer, nos vamos a la habitación, a mí no me dejáis así -

Shanks sólo rió y continuó en lo que estaba cocinando con su esposo detrás de él, aún abrazándolo.

— ¡Luffy! ¡La comida está lista! - informó el pelirrojo luego de un rato, logrando que el menor corriera rápidamente y tomara asiento en la mesa del comedor -

Los tres estaban tranquilamente comiendo en silencio, sin contar los sonidos que hacían Luffy y Shanks al masticar y tragar.

— Por cierto, Luffy - llamó el pelirrojo captando la atención del menor — ¿Cómo te fue en tu primer día de kotogakko? - preguntó al recordar que en el auto, de vuelta a casa, hablaron de muchas cosas, menos del primer día de clases de Luffy -

— Bhieng - respondió con algo de dificultad -

— ¡No habléis con la boca llena, tragad y después hablad! - le regañó Mihawk con un tono que hizo obedecer a Luffy de inmediato -

— Me fue bien - respondió con una sonrisa -

— ¿Y quiénes eran los chicos con los que hablabas cuando llegué? -

— ¡Mis nuevos amigos! - respondió Luffy con una enorme sonrisa, mostrando su felicidad al pronunciar esas palabras -

— ¿Amigos? - preguntó entre sorprendido y feliz -

— Sí, el primero que conocí se llama Zoro, es un buen sujeto, aunque los demás me dijeron que es algo desorientado y siempre se pierde, shi, shi, shi, shi, shi, luego conocí a Nami, quien, según Zoro, es una arpía usurera, a Usopp que es un vil mentiroso y Sanji, quien me dijo que era cocinero, le pedí que me cocinara algo, pero no quiso, y lo mejor de todo es que a ninguno le molesta que tenga dos papás -

— ¿En serio? - preguntó nuevamente el pelirrojo más sorprendido todavía; eso sí era una novedad -

— Sí, Zoro me dijo que son como el resto de las personas, sólo que se enamoraron de una persona de su mismo sexo en vez de alguien del sexo opuesto, pero que del resto son iguales que los demás, que al fin y al cabo siguen siendo humanos, no experimentos fallidos que comen peliverdes o algo así, Sanji dijo algo parecido, a Nami le pareció interesante y Usopp comenzó a preguntarme cosas y luego Zoro y Sanji lo regañaron y pidió perdón -

— Vaya - susurró Shanks despacio echando su cabeza hacia atrás para observar el techo — eso es bueno, es difícil encontrar a personas que piensen de esa manera estos días - al enderezarse atrapó a Luffy apunto de robar su comida. El menor sonrió con inocencia y el mayor frunció el ceño — ¡Cómete tu comida! - regañó cubriendo su plato con sus brazos protegiéndolo de las habilidosas manos de Luffy -

Mihawk sólo suspiró, a pesar de sentirse con un poco más de tranquilidad en el ambiente, aún había una ruidosa guerra destruyéndole su paz interior.

Shanks tomó su lata de cerveza y comenzó a beberla con tranquilidad.

— ¡Ah! Nami, cuando te vio, dijo que tú eras su amor platónico - dijo Luffy haciendo escupir a Shanks un poco de cerveza -

— ¿Qué? - preguntó el pelirrojo riendo y tosiendo simultáneamente -

Mihawk sólo colocó una mala cara al escuchar aquello. Shanks era bastante guapo, él más que nadie lo sabía, e inevitablemente era siempre un blanco para las miradas coquetas de las chicas y eso le molestaba.

— Sí, eso me dijo, pero no le digas que te dije, me dijo que no te dijera nada - continuó Luffy calmadamente haciendo reír más a su pelirrojo padre -

— Bien, no le diré nada - respondió intentado calmar sus risas -

— ¡Ya dejad de parlotear y seguid comiendo! - ordenó Mihawk en un tono evidentemente molesto -

— Mira quien se puso celoso - se burló Shanks -

— ¡Comed! - volvió a ordenar aún más enojado -

Shanks rió un poco al ver que no negó sentir celos y se dispuso a terminar de devorar lo que había en su plato.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Luffy se hallaba mirando la televisión con mucha atención, Mihawk lavaba los utensilios de cocina que recién habían utilizado y Shanks estaba sentado hablando con su esposo.

El timbre resonó en toda la casa, obligándole a Luffy a levantarse de su cómodo sofá para abrir a quien osó a interrumpir su programación. Cuando abrió la puerta se encontró a un pelinegro y un rubio sonriendo ampliamente.

— ¡Ace! ¡Sabo! - expresó feliz Luffy captando la atención de Mihawk y Shanks en la cocina -

— ¿Vinieron de visita? - preguntó retóricamente el pelirrojo mostrando lo feliz que estaba ante aquella sorpresa -

— Así parece - respondió Mihawk lavando el último plato y colocándolo en su lugar — vamos a recibirlos -

Shanks sólo asintió y ambos salieron de la cocina encontrándose a un contento Luffy abrazando a sus dos hermanos por la cintura, siendo correspondido por Sabo y tratando de ser alejado por Ace.

Cuando por fin el pecoso pudo quitar a Luffy, Shanks abrazó a sus dos hijos fuertemente. Ace sólo se dejó abrazar con cansancio en su mirar, (si no era uno, era el otro).

— ¡Bienvenidos! ¿Cómo han estado? - preguntó el pelirrojo sin desvanecer su abrazo -

— Bien - respondió Sabo con una sonrisa -

— Bienvenidos - saludó Mihawk detrás del pelirrojo -

— Bien, basta de sentimentalismo, tampoco es que no nos han visto en años - reprochó Ace desvaneciendo el abrazo del pelirrojo -

— ¡Pero soy su padre, es normal que los extrañe! - se quejó Shanks con un puchero y sin soltar a Sabo -

— Sí, pero aveces exageras - contrarrestó Ace aumentando el puchero de Shanks — iré a tomar agua - fue lo último que dijo antes de entrar a la cocina -

— Sí, igual yo, muero de sed - le siguió Sabo entrando tras de Ace -

Ya dentro de la cocina, el pecoso terminó de tomarse su vaso de agua para llenarlo de nuevo y entregárselo al rubio.

— Gracias - recibió el vaso llevándolo a su boca inmediatamente -

— ¡Qué cansado estoy! - se quejó Ace moviendo su cuello en círculos y masajeando uno de sus hombros -

— ¿La vida de abogado es muy difícil? - preguntó regresando el vaso a su lugar -

— ¡Ni te imaginas! ¡Una demanda por todo! -

— Yo debería demandarte por haberme robado un beso indirecto - bromeó Sabo aludiendo al vaso -

— ¿En serio? ¿No te gustaría que te robara uno muy directo? - se acercó al rubio y lo abrazó por la cintura -

— Si quieres una demanda más grande, házlo -

— Valdrá la pena - sonrió haciendo sonreír también a Sabo y unió sus labios en un tierno y delicado beso, que poco a poco se volvió más intenso -

— ¡Busquen un cuarto! ¡Traumarán a Luffy! - bromeó Shanks entrando a la cocina y tomando una lata de cerveza de la nevera -

Sabo y Ace se separaron ante esa interrupción, éste último mirando con enfado a su padre.

— No uses mis palabras en mi contra - amenazó el pelinegro -

— Da-ha, ha, ha, ha, ha - rió escandalosamente el pelirrojo — bueno, ya, salgan y dejen de estar profanando la cocina - salió con una sonrisa traviesa, recordando que él estuvo apunto de profanarla también, (de hecho lo había hecho, muchas veces) -

— ¿Quién está profanando qué? - se quejó el pecoso saliendo tras de Shanks, seguido de Sabo -

Ya Mihawk, Shanks y Luffy sabían de la relación de Ace y Sabo. Luego de lo que ocurrió entre ellos, el rubio volvió a vivir con sus padres y terminó sus estudios en esa ciudad. Cuando estos dos cumplieron veintidós decidieron que ya era hora de decirles a todos y, armándose de valor, soltaron a la luz aquel secreto de dos años:

— ¿Qué ustedes qué? - fue lo primero que expresó Shanks mirando sorprendido a sus dos hijos -

— ¿En serio? ¡Genial! - dijo un Luffy de doce años con una gran sonrisa — ¿Por eso fue que los vi besándose el otro día? - preguntó con gran felicidad -

¿Nos vio? - pensaron Ace y Sabo simultáneamente con sorpresa -

— Yo ya lo sabía - confesó Mihawk retomando su lectura en el periódico sorprendiendo a sus dos hijos -

— ¿Cómo que lo sabías? ¿Por qué no me lo dijiste? - se quejó el pelirrojo mirando con enojo a su esposo -

— Porque eran ellos lo que tenían que informaros la situación, no yo - respondió el pelinegro sin apartar la mirada del periódico -

Shanks sólo giró su rostro enfadado y bufó por lo bajo.

— ¿Shanks? - mencionó Sabo levemente atrayendo la atención del pelirrojo — ¿Te molesta la relación que tenemos Ace y yo? - preguntó con un notable tono de que la respuesta era muy importante para él -

— ¿Qué? ¡No, no! ¡Para nada! - negó Shanks agitando las manos rápidamente — al fin y la cabo no son hermanos de sangre y es obvio que desde pequeños se veían como amigos no como hermanos, lo que sucede es que… - detuvo sus palabras aumentando el suspenso y los nervios de sus dos hijos mayores — ¡Odio ser siempre el último en enterarse de todo! - se quejó cruzando sus brazos y haciendo un puchero — digo, ¡Hasta Luffy lo sabía! -

— Entonces… - dijo Ace lentamente — ¿No te molesta? -

— ¡Claro que no! Para mí siempre serán mis hijos, eso sí, pero siempre tuve en claro que ustedes se conocían mucho antes de adoptarlos y siempre se quisieron como amigos, yo no tengo ninguna queja ni ninguna objeción al respecto, de hecho… - se levantó de su asiento y se colocó detrás del pecoso y del rubio para abrazarlos por los hombros — ¡Hay que celebrarlo! -

— Buscáis siempre una excusa para hacer fiesta - se quejó Mihawk viendo de mal gusto a Shanks -

— ¡Tú cállate, aguafiestas! -

Ace y Sabo sonrieron con amplitud, sí que tenían unos padres y un hermano asombrosos. Pero, a pesar de las palabras de Shanks, el pelirrojo sí le pareció bastante extraño todo aquello, criar a dos niños como hermanos y luego te confiesan que están saliendo era algo difícil de digerir y le tomó un tiempo acostumbrarse y aceptarlo al 100%, pero, como se mencionó, el tiempo le ayudó a ver aquella relación como cualquier otra y, aunque aún los consideraba a ambos como sus hijos, al final pudo aceptarlo por completo y no ver aquello de manera extraña.

Regresando al presente, ambos salieron de la cocina sentándose en el sofá.

— ¿Cómo les ha ido? - preguntó Shanks sentándose al frente -

— Yo no me quejo - habló Sabo — ese es trabajo de Ace, se queja por todo -

— Muy graciosito - dijo el pecoso con sarcasmo -

— Es la verdad - defendió Sabo encogiéndose de hombros logrando una carcajada del pelirrojo — ¿Y tú Luffy? - prosiguió el rubio — ¿Cómo te fue en tu primer día de koko? -

— ¡Bien! ¡Tengo amigos! -

— ¿En serio? - preguntó sorprendido Sabo — ¿Cómo se llaman? -

— Uno se llama Zoro, otro Sanji, Usopp y Nami - respondió el menor con una sonrisa — y lo mejor es que no les molesta que tenga dos padres -

— ¿Seguro? - preguntó un desconfiado Ace -

— Sí, Zoro me dijo que son seres humanos y que son iguales que todos, sólo que en vez de enamorarse de alguien del sexo opuesto, se enamoraron de alguien de su mismo sexo, pero no por eso son diferentes, Sanji dijo casi lo mismo, Nami dijo que sonaba interesante y Usopp me preguntó algunas cosas y luego me pidió perdón al ser regañado por Zoro y Sanji - explicó el menor ganándose una mirada pensativa por parte del pecoso -

— Está bien para mí - respondió por fin Ace encogiéndose de hombros -

Había pasado mucho desde que no estuvieron los cinco reunidos, por lo tanto, hablaron por un bien rato sobre anécdotas y de vez en cuando se burlaban entre ellos, (menos Mihawk que sólo opinaba cuando era necesario, pero sólo estaba de espectador). Y como en toda reunión familiar, no había un momento en los que Ace no discutiera con Luffy y terminara con un ¡A ti te encontramos en la basura!

— ¡Ace! - regañó Mihawk -

— ¿Qué? Es la verdad, Sabo y yo lo encontramos en la basura - se defendió el pecoso -

— Pero no tenéis porque repetirlo - continuó con su riña el ojiamarillo -

— ¡Por favor! No empieces con eso, de hecho - señaló a Luffy de forma fulminante — ¡Debimos dejarte ahí! -

— ¡¡Ace!! - gritó esta vez Sabo notándose lo enojado en su tono de voz -

— ¡Bueno, perdón! ¡No se aguantan ni una! ¡Qué sensibles son todos aquí! -

Las conversaciones duraron un poco más, hasta que los cinco se retiraron a hacer cada uno sus asuntos, (más Mihawk y Shanks que tenían un asunto pendiente que no pudieron terminar en la cocina). Ace y Sabo terminaron en la habitación de Luffy y que alguna vez fue de ellos también, estaba el suelo limpio y las tres camas muy bien ordenadas, se notaba que era obra de Shanks, pues Luffy no arreglaba su cuarto a menos que lo chantajearas con carne y, aún así, no hacía un buen trabajo.

Ace notó el leve ceño fruncido que tenía Sabo, lo abrazó y le dio un beso en la mejilla antes de preguntar:

— ¿Qué tienes? -

— Ace, sabes que odio que digas ese tipo de cosas - se quejó el rubio desconcertando al pecoso -

— ¿A qué te refieres? -

— A eso que le dijiste a Luffy, eso de que debimos haberlo dejado en ese basurero, decir que lo hubiésemos dejado ahí es como decir que hubiésemos permitido que… - Ace lo interrumpió -

— Tranquilo, nada de eso sucedió, admito que me salí un poco de la línea y eso estuvo fatal, pero sólo lo decía jugando. No se lo demuestro mucho al enano, pero yo quiero a Luffy, es nuestro hermano menor al fin y al cabo, ¿No? Perdóname por eso que dije, no volveré a decir algo semejante -

— ¿Me lo prometes? -

— Al ver lo mucho que te ha afectado, ¿Cómo no prometértelo? - le dio un pequeño beso en los labios para tranquilizarlo -

Sabo sólo sonrió y se abrazó a Ace hundiendo su cabeza en el cóncavo que había entre su cabeza y su hombro.

— ¿Recuerdas que en esta habitación hicimos por primera vez el amor? - preguntó Ace con una picarona sonrisa -

— No empieces - respondió Sabo sonriendo -

— ¡Oh, vamos! ¡Es cierto! Aquí empezó todo -

— De hecho empezó en la sala, cuando te dio por gritarme que no éramos hermanos -

— Cierto, pero aquí empezó nuestro romance y me gustaría revivir esos momentos -

Sabo se separó un poco de él y lo miró con una sonrisa traviesa.

— ¿A qué te refieres? - preguntó con una ceja alzada -

— ¡Me refiero a que vengas acá! - jaló a Sabo a la cama y se posicionó encima de él logrando las risas de ambos -

— ¡Estás loco! ¿Y si Luffy entra? - regañó Sabo sin dejar de reír -

— Que entre, igual, ya está en edad de saber - jugueteó con los abdominales de Sabo logrando una gran carcajada del rubio al sentir las cosquillas -

Luffy, en la sala de estar, era el único que se encontraba sin compañía y aburrido. Había matado el tiempo jugando videojuegos, pero dejó de entretenerlo hace rato y ahora tenía hambre. Sabía de sobra que Shanks no querría cocinar para él cuando no había pasado mucho tiempo desde que comieron, pero su estómago gruñía con desesperación. Suspiró y se dirigió a la habitación de sus padres, tomó la perilla y quiso girarla, pero ésta tenía seguro.

— ¡Shanks! ¡Mihawk! - gritó deteniendo todo movimiento de ambos hombres -

Los dos respiraban con dificultad y estaban empañados de sudor. Shanks suspiró profundamente para calmarse un poco.

— ¿Qué ocurre Luffy? - preguntó aún notándose su dificultad para hablar -

Ellos no sabían si Luffy tenía presente lo que estaban haciendo y por eso siempre los interrumpía o simplemente era casualidad de la vida que lo hiciera.

— ¿Puedo salir? - preguntó el menor -

— ¿A dónde? - cuestionó un desconfiado Mihawk -

— No lo sé, por ahí, no puedo estar todo el día encerrado y estoy aburrido - se quejó el ojinegro con un puchero -

— Está bien - dijo Mihawk — pero regresad temprano - eso último sonó como un regaño -

— Lleva tu celular - habló Shanks — avísame si sucede algo, no hables con extraños ni recibas nada de los que te ofrezcan, mira para ambos lados antes de cruzar las calles -

— Sí, ya lo sé - respondió el menor con expresión de aburrimiento, era el discurso de siempre, ya se lo sabía de memoria -

— Bien, te quiero y ten cuidado - finalizó el pelirrojo -

— Sí, lo tendré, ¡Adiós a los dos! - gritó con fuerza mientras se dirigía a la puerta de salida -

— ¡Adiós! - dijeron Mihawk y Shanks al unísono -

— Ya terminemos con esto - habló el ojiamarillo para después devorar la boca del contrario, siendo correspondido de igual manera -

Luffy caminaba por la ciudad buscando un lugar para comer y, como si Dios hubiese escuchado sus plegarias, encontró el lugar perfecto. El letrero tenía un bien dibujado tren que perdió sus llamativos colores con el pasar del tiempo y en cada vagón había una letra dibujada que formaban el nombre Umi Ressha. Entró y no estaba tan lleno ni tan vacío, eso era bueno, lo atenderían rápido. Se sentó sonriente esperando a que se acercaran a tomar su orden. Comenzó a estudiar el menú escuchando como su estómago sonaba cada vez más fuerte con cada platillo que leía, ¡Todo sonaba tan delicioso!

El único mesero del lugar llevaba las órdenes de un lugar a otro. Era un hombre de veinte años de edad, ojos grises con leves ojeras debajo de ellos, cabellos negros, con un gorro blanco con manchas negras encima de ellos, de contextura delgada, (logrando así aparentar mucho menos que su edad actual), tatuajes en las manos siendo vanamente intentados de ocultar por el suéter qué llevaba puesto y, ¿Para qué pasarlo por alto? También era bastante apuesto. Se acercó a una mesa para pedir la orden y esperó pacientemente a que hubieran decidido.

— Bien - dijo el cliente — quisiera un… - detuvo su hablar al ver los tatuajes del chico, miró aquello con desprecio y superioridad, como si el mesero fuese un delincuente acabado de salir de prisión — como decía, quisiera un sándwich de doble jamón y queso y un americano, si es tan amable, gracias - eso último lo dijo con notable hipocresía -

— Enseguida - respondió el chico sin darle importancia al tono de voz que usó el sujeto, ya estaba más que acostumbrado a que la clientela del lugar lo tratase de esa manera — ¡Hey, Kokoro! - llamó a una vieja rubia con una extraña sonrisa en los labios — un doble jamón y queso y un americano - cuando la orden estuvo lista, la llevó a la mesa para luego dirigirse a la de Luffy y tomar su orden — ¿Ya decidiste lo que vas a ordenar? -

— Sí - respondió el ojinegro con una sonrisa y sin dejar de ver el menú — cuatro sándwich de doble jamón y queso, dos con crema de cacao, diez mini-sándwich de pollo, cinco de pollo con salsa de barbacoa… ¿Qué es un Croque Monsieur? - llevó su mirada al camarero para escuchar la respuesta -

— Es un sándwich con jamón york y queso cocido a la plancha - respondió sin mostrar ninguna expresión en su voz -

— ¡Suena delicioso! Bien, quiero tres, no, mejor cuatro, seis sándwich de aguacate y queso con bacón de pavo, cinco sándwich de lomo de sajonia con mostaza de dijon, tres sándwich de atún y un… jugo de naranja - terminó su orden regalándole una gran sonrisa al mesero -

— Enseguida - respondió sin más y se dirigió a la barra — ¡Kokoro! - cuando la mujer atendió al llamado, el chico sólo le entregó la hoja donde había escrito la orden, eran demasiadas cosas como para repetirlas, cuando estuvo lista, se las llevó al menor a quien le brillaron los ojos al ver la pinta de la comida, se veía realmente deliciosa -

El mesero siguió atendiendo a los demás siendo incómodamente seguido por la vista del menor. Veía todo lo que hacía mientras devoraba sus sándwich.

— Oye - dijo Kokoro — ese chico te está mirando como que mucho -

— Lo sé, me di cuenta - respondió el mesero con cierta frialdad — ¿Sabes que es lo extraño? - preguntó captando toda la atención de la mujer — que siento haberlo visto en otro lugar, su rostro me parecer bastante familiar, pero no recuerdo donde -

— ¿Enserio? -

— Sí… ¡Eso no importa! Dos Croque Monsieur, un Expresso y un Cappuchino! -

Luffy, terminado de comer, se acercó a Kokoro para pagar la cuenta.

— Oye - dijo la mujer — vi que mirabas mucho a ese joven, ¿Quieres saber su nombre? - preguntó con picardía recogiendo el dinero del menor. Luffy sólo se encogió de hombros como respuesta — se llama Trafalgar Law -

En ese momento el mencionado se acercó con una nueva orden.

— Un sándwich de pollo y un Café Latte -

— ¡Adiós! - se despidió Luffy de Kokoro — ¡Y adiós a ti también Torao! - fue lo último que dijo antes de salir del lugar -

— ¿Se refería a mí? - preguntó un confundido Law -

— Eso creo - respondió Kokoro igual de confundida -

— ¡¿Le dijiste mi nombre?! - se quejó el ojigris -

La mujer sólo se encogió de hombros con una sonrisa.

Luffy regresaba a su casa con el estómago feliz. Decidió que cada día después de la escuela comería ahí, eran los mejores sándwich que había probado en su vida.

Llegó hasta su hogar y, antes de abrir, escuchó a su dos padres en la sala de estar discutiendo, era algo normal. Abrió la puerta deteniéndolo a ambos. Luffy sabía que ellos no discutían estando él presente.

— ¡Ya llegué! - informó el menor sin darle importancia a la discusión de hace un momento, (pues sabía de sobra que sólo era cuestión de segundos para que se reconciliaran) -

— Bienvenido - dijeron Mihawk y Shanks al unísono -

— ¿Y Ace y Sabo? -

— Ya se fueron - respondió Shanks aún notándose enfadado -

— Bien, iré a mi habitación - dicho eso, subió las escaleras desapareciendo de la vista de sus padres -

Shanks se quitó su sombrero de paja y pasó una mano por sus cabellos para intentar calmarse.

Mihawk sólo suspiró con cansancio. Pelear con su esposo por ver quien tenía la razón era agotador y más si ambos eran demasiado orgullosos como para aceptar la derrota y cederle la victoria al otro.

Shanks lo miraba con enojo y Mihawk de igual manera, sin ambos decir nada, como si con la mirada el otro supiera lo que estaba pensando y, aunque suene irreal, así era.

Pero, desde que se conocieron, Mihawk siempre fue mucho más maduro que Shanks y sabía que discutir por cosas sin importancia era bastante infantil, (aunque desde que conoció al pelirrojo le tomaba importancia hasta al si un árbol cae en el bosque… sólo para discutir con él). Suspiró con fatiga y haciéndolo notar. Aún seguía siendo orgulloso y no le iba a dar la razón a Shanks, pero sabía como hacer para que a ambos se le bajarán los humos de la cabeza.

— ¿Sabéis lo adorable que os veis cuando os enojáis? - preguntó logrando una mirada desviada y un ceño aún más fruncido por parte del pelirrojo -

— No empieces - se quejó Shanks cruzando los brazos -

— Es la verdad - se acercó y lo abrazó para comenzar a besar su cuello -

Shanks, sabiendo que sería en vano resistirse, lo abrazó y buscó con desesperación sus labios y cuando los encontró, los besó frenéticos guerreando con la lengua contraria cuando éstas apenas se encontraron.

Luffy, al despertar nuevamente su hambre, (que ocurría a cada media hora), bajó las escaleras y encontró a sus padres devorándose mutuamente. Se acercó a ellos lentamente y los observó por unos segundos en total silencio.

— Shanks - llamó al fin sobresaltando a los dos hombres por el susto -

— ¡Por Dios, Luffy, no hagas eso! - regañó Shanks sosteniendo su pecho para intentar regularizar nuevamente los latidos de su corazón -

— Tengo hambre - se quejó el menor con un puchero -

— Bien, en un momento te cocino algo - continuó del pelirrojo con su órgano vital yendo aún de prisa -

Estaba cocinando para satisfacer el apetito de su hijo para que éste no lo molestase por un buen rato.

— Por cierto, Luffy, ¿A dónde habías ido? - preguntó Shanks sin apartar la mirada de las estufas -

— Al Umi Ressha, ¡Por cierto! No quiero que me busques mañana para el colegio, quiero ir para allá a comer después de clases, ¡Tienen los mejores sándwich que he probado! -

Shanks fingió tristeza ante eso.

— ¡Oye! Ofendes mi comida, que digas eso hiere mis sentimientos -

— Tu comida no está tan mal - dijo Luffy con una sonrisa -

— ¿Estás diciendo que mi comida está mal, pero no tanto? - se quejó un divertido pelirrojo -

— Sí - rió Luffy -

— Muy bien, jovencito, ahora por eso, no comerás carne por un mes -

— ¡Bromeaba, bromeaba! ¡Tu comida es la mejor del mundo! -

Shanks rió mientras colocaba un plato enfrente de Luffy junto con un jugo de naranja.

— ¡Qué fácil es usar el chantaje contigo! -

La comida se veía bastante bien y, al saborearla, supo que no sólo se veía, sabía deliciosa.

Shanks continuó cocinando sabiendo que su hijo no se llenaría con un sólo plato.

— ¿Cómo es que no engordas? - preguntó Shanks -

— No lo sé - fue lo que respondió el menor -

— Nunca había conocido alguien que comiera la comida de diez personas o más hasta que te adopté -

Luffy rió llevando a su boca la última cucharada.

— Quiero probar la comida de Sanji - informó el menor — dice que cocinar es su especialidad, que lo hace desde que era pequeño -

— Debe ser todo un chef - se interesó el mayor colocando otro plato frente de Luffy y llevando el otro al fregadero -

En ese instante, Mihawk entró a la cocina vestido formalmente notándose apresurado.

— ¿Te tienes que ir? - preguntó Shanks sonando bastante decepcionado, queriendo terminar lo que habían empezado en la sala de estar cuando acabara de cocinar -

— Sí -

El pelirrojo hizo un puchero como queja, pero sabía que la vida de abogado era así.

— Bien - aceptó sin más — ¿Comerás antes de irte? -

— No, voy de prisa - tomó a Shanks por los hombros y le plantó un pequeño beso de despedida — adiós a los dos - fue lo último que dijo antes de irse, dándole poco tiempo a Shanks y a Luffy para despedirse -

— ¿Tú entiendes lo que dice Mihawk? - preguntó el menor llenándose la boca con toda la comida posible -

— ¿A qué te refieres? -

— Cuando habla de su trabajo y esas cosas, yo no le entiendo nada -

— ¡Ah! ¡Eso! No, no entiendo nada de lo que dice, sólo finjo entenderlo y estar interesado - colocó cuatro platos más enfrente de Luffy y uno más para él sentarse a comer acompañado con una lata de cerveza -

— ¿Por qué lo haces? Si no entiendes nada y no estás interesado, ¿Por qué simplemente no le pides que no te diga nada sobre su trabajo? -

— Mihi tiene un trabajo bastante agotador, siempre llega cansado y otras veces enojado, para bajarse la tensión necesita desahogarse y ahí es donde entró yo; el escucharlo le ayuda a calmarse y no terminar con una jaqueca de los mil demonios - explicó de la manera más simple para que Luffy pudiera entender -

— Con que es por eso, ¿Y él te escucha cuando estás enojado por tu trabajo? -

— Sí, pero no es algo que ocurra siempre, mi trabajo no es como el de él, para enojarme los estudiantes tendrían que hacerme enfadar y no lo hacen, de hecho, me aman, me lo dicen muy a menudo. Además, también existe una forma más de bajarle el estrés, una forma en la que ambos resultamos favorecidos - su tono de voz sonó bastante pícaro, pero fue algo que la inocencia de Luffy no llegó a notar -

— ¿Y qué es? -

Shanks olvidó por completo lo inocentón que era su hijo, por lo que se tuvo que ingeniar para decirle otro cuento.

— Masaje - respondió con calma; no mentía, sólo ocultaba parte de la verdad -

— ¿Y en qué sales beneficiado? -

«¿Por qué aveces Luffy hace preguntas inteligentes en los momentos menos adecuados?» Pensó Shanks.

— En que él se calma y yo no me tengo que aguantar sus quejas del trabajo - gracias al cielo que su cerebro, cuando le convenía, le daba una respuesta rápida -

— Bueno, sí, aveces cuando llega enojado me regaña por todo - se quejó con un puchero -

— Igual a mí, yo discuto mucho con él desde tiempos inmemorables, así que te podrás imaginar lo que me dice a mí cuando me regaña -

— Lo sé, los he oído discutir - rió -

— Sí, hemos intentado no hacerlo más, pero, desde que nos conocimos, el discutir es nuestra fuente de energía, se nos es difícil dejarla - llevó una cuchara con comida a su boca -

— ¿Y han llegado a terminar por sus discusiones? -

— Increíblemente, no. Luego de discutir, se nos bajan los humos y volvemos a actuar con normalidad… en lo que cabe el concepto normal -

— ¿Me regalas tu sombrero? -

Shanks tragó la comida que recién había llevado a su boca y tomó un poco de su cerveza para responder:

— No -

Luffy con un puchero, continuó comiendo mientras los temas de conversación variaban entre los dos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ace salía de su oficina luego de hablar con un cliente que acusaban de intento de homicidio y que, por supuesto, éste negaba. Era ese tipo de casos que se requería de muchas pruebas, (sobre todo físicas), para poder demostrar la inocencia de su cliente. Sacó un documento de su portafolio y comenzó a leerlo mientras caminaba. Por no ver el camino, tropezó con alguien.

— ¡Oh, discul…! ¿Mihawk? -

— Ace - saludó el ojiamarillo que, al igual que el pecoso, estaba distraído leyendo -

— ¿Vas de salida? - preguntó guardando de nuevo los papeles en el portafolio -

— Sí - imitó al pecoso — pero primero tengo que hablar un asunto con Garp -

— ¿Con quién? - preguntó incrédulo -

— El Juez Monkey D. Garp, ¿No lo conocéis? -

— Nunca he estado en un juicio que le hayan asignado, así que estoy algo ignorante respecto a quien es, pero me parece haber escuchado su nombre en algún lugar; me suena familiar. Bueno, también voy de salida; te acompaño -

— Bien -

Llegando al lugar, se encontraron con un hombre mayor, pero muy bien animado. Su actitud ridiculizaba por completo la apariencia de su edad.

— ¡Mihawk! - saludó con una gran sonrisa -

— Garp, necesito hablar con vos - informó el ojiamarillo -

— Por supuesto -

El hombre dirigió su mirada al pecoso y éste se la devolvió. Ambos permanecieron en silencio por unos momentos, detallando el rostro contrario fijamente.

— ¿Te conozco? - preguntó Garp -

— Lo mismo iba a preguntar - apoyó Ace con una juguetona sonrisa — su rostro me parece bastante familiar -

— Y a mí el tuyo, siento haberte visto en algún lado -

— Bueno; soy abogado, quizás me haya visto por ahí -

— Sí, seguramente. Soy Monkey D. Garp - estiró su brazo al del pecoso -

— Y yo Dracule Ace, un placer conocerlo - tomó la mano contraria en un apretón -

— ¿Dracule? - expresó sorprendido — ¿Son parientes? -

— Sí, es mi hijo - respondió Mihawk -

— ¿Eres tú el que le saca canas verdes a Mihawk? - preguntó divertido -

— No, creo que debe estar hablando de mi hermano menor -

— Vos también lo hacéis - informó Mihawk -

— Sí, ¡Qué graciosito! - se quejó Ace -

Garp rió escandalosamente ante aquello, más sin embargo, no dejó de pensar en Ace. Algo de él le resultaba muy familiar. Después de tanto obligar a su cerebro intentar recordar, decidió no darle ninguna importancia y prestarle su máxima atención a lo que Mihawk fue a hablar con él, igual, no era algo que necesitaba saber con urgencia.

Luego de resolver su asunto con Garp, Mihawk, acompañado de su hijo mayor, se dirigían al estacionamiento en busca de su auto cada uno, mientras conversaban de lo único que tenían en común: el trabajo.

— ¿Y hay muchas pruebas en su contra? - preguntó Mihawk -

— Sólo la declaración de los testigos, mas sin embargo, no hay pruebas físicas que demuestren su culpabilidad y la víctima aún está inconsciente en el hospital. Si mi cliente dice la verdad, entonces espero que despierte para que testifique -

— Buena suerte con ello - deseó el ojidorado subiendo a su auto — hasta luego, saludadme a Sabo de mi parte -

— Si lo haré. Adiós - cuando el auto de su padre se alejó se dirigió al suyo masajeando uno de sus hombros con cansancio — ¡Vaya fatiga! - se dijo para sí mismo antes de empezar a conducir directo a su hogar -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sabo se encontraba frente a su computadora con su correo electrónico abierto, cuando Ace entró soltando un suspiro de cansancio.

— Bienvenido - saludó sin dejar de mirar la pantalla -

— ¿Chateas con el amante? - preguntó divertido -

— No, con él terminé de hablar hace cinco minutos -

Ace rió y se acercó para besar la mejilla de su novio.

— ¿Qué haces? - preguntó mirando fijamente la computadora -

— Le envío unos archivos a Dragon -

— ¿Y Dragon es…? -

— Dragon, mi jefe, el dueño de la empresa, ya te he hablado mucha veces de él -

— ¿Ah sí? -

Sabo lo miró con reproche.

— Sí, pero parece que no me escuchas - reclamó con un puchero -

— Bien, como sea, por cierto me encontré con Mihawk y te envió saludos -

— Bien - fue lo único que respondió -

— Mientras tú terminas ahí, yo iré a cocinar. ¿Quieres comer? -

— Me muero de hambre - Ace rió y beso de nuevo la mejilla contraria antes de ir a la cocina — ¿Qué es esto? -susurró frunciendo ligeramente el ceño -

— ¿Dijiste algo? - preguntó Ace desde la cocina -

— No, sólo pensaba en voz alta -

— Bien -

Cuando terminó con los archivos, apagó la computadora y se dirigió a la cocina abrazando a Ace por la espalda y recostando su frente en la ancha espalda de su novio.

— ¿Cansado? - preguntó el pecoso con un toque divertido -

— Mucho - abrazó más a Ace y pasó su barbilla al hombro izquierdo de éste -

— Bien, cuando comamos, te quitaré ese estrés - Sabo rió y besó la oreja del pelinegro, entregándole a éste un delicioso cosquilleo — dije que cuando comamos, no me tientes ahora -

Y, como lo dijo el pecoso, luego de comer, estaban sudando, desnudos y con manos inquietas y traviesas recorriendo el cuerpo contrario. Sabo recostado en la cama con Ace encima de él.

El rubio gimió entre besos al sentir tres húmedos intrusos entrando en él. Dolía un poco, pero lo había hecho tantas veces que ya estaba acostumbrado, podía decir que no necesitaba preparación… al menos no mucha.

No pudo reprimir el grito que le ocasionó aquel palpitante, grueso y excitado miembro entrando lentamente en él.

A Ace le encantaba verlo así, tan entregado, jadeante, domable y hasta indefenso. Pidiendo sentirlo por completo en su interior, suplicando que no se detuviera, que continuara hasta sentir llegar a ese deseado y bien merecido clímax.

— Eres tan lindo - susurró Ace sobre los labios contrarios -

— ¡Cállate! - exigió el rubio entre suspiros y sonrojado -

Ace rió y comenzó con los movimientos que de lentos y pausados pasaron a ser rápidos y frenéticos.

Subió las caderas de Sabo y abrazó su cintura, quedando ambos tórax rozando el otro ante aquellos bruscos movimientos.

— No pares - rogó el rubio con voz jadeante -

— No pretendía hacerlo - susurró de igual manera -

Cuando ambos sentían llegar al final, Ace aumentó aún más los movimientos y Sabo enterró sus uñas en la espalda contraria abrazando la cintura del otro con sus piernas fuertemente. Y en un gritó simultáneo aquel acto de amor terminó placenteramente.

— Te amo - susurró Ace en el oído del rubio -

— Y yo a ti - respondió Sabo de manera cortante y jadeante -

El pecoso tenía que revisar unos documentos, pero cada vez que estaba con Sabo se olvidaba de todo y preferida pasar tiempo con su rubio.

— Bueno, cuando regresaste yo pensé que traerías a alguien - opinó Ace -

Ambos estaban acostados frente a frente a una muy corta distancia, pero lo suficientemente alejados para mirar los ojos contrarios.

— No, ¿Sabes? La cicatriz no ayuda -

El pecoso se acercó y besó el ojo izquierdo de su novio, donde tenía cuya cicatriz.

— Es una tontería pensar eso - opinó al separar sus labios del párpado -

— Lo sé, pero es la verdad, además, aunque alguna persona me haya prestado su atención, yo no le hubiera hecho caso, yo te quería a ti y te sigo queriendo a ti -

Ace rió y le apartó un mechón de cabello de la cara pasándolo tras la oreja.

— ¿Y cuándo tenías pensado decírmelo? -

— Si te soy sincero, nunca. Pensé que tú me veías como tu amigo de toda la vida o tu hermano, además creía que te gustaba Marco -

— ¡Y dale con lo de Marco! - expresó fingiendo estar hastiado -

— Bueno, he de admitir que me entraron los celos cuando lo conociste y comenzaste a pasar tiempo con él. En aquel entonces yo ya sabía que me gustabas, pero quise convencerme a mí mismo de que eran celos de amigo, que de estar siempre conmigo a reemplazarme con él, fue un golpe fuerte - confesó Sabo sin mirar a Ace -

— ¡No te reemplacé! - se quejó el pecoso -

— Lo sé, pero así lo sentí yo. Te veía de lejos riendo y bromeando con él y dejándome de lado, cuando era conmigo con quien reías y bromeaba -

— De hecho, recuerdo que por esa época estabas más enojado de lo acostumbrado y era sólo conmigo, porque con los demás no eras así -

— Sí, pero, tenía quince años en aquel entonces, es compresible que actuara como un mocoso inmaduro -

— ¿Y cuándo te diste cuenta que yo te gustaba? - preguntó Ace abrazando más a su novio -

— Me dí cuenta a los ocho, ¿Y tú? -

— Yo a los siete -

— ¿Un año antes que yo? -

— Sí y un año después de conocernos. Al principio me pareciste un debilucho de cuidad que no tendría la capacidad de sobrevivir por su propia cuenta, pero mientras más pasaba el tiempo más determinación mostrabas de querer ser independiente. Eras fuerte y dispuesto a todo, pero también dulce y comprensible a la vez y de todas las personas que conocía, fuiste el primero en tratarme como un ser humano. Me enamoraste con esa forma de ser tuya -

Sabo sonrió y se abrazó más a Ace.

— La verdad… - dijo el rubio lentamente — no llegué a imaginar que nos convertiríamos en mejores amigos después de como nos conocimos -

— ¿Qué tiene de malo en como nos conocimos? -

— Me derribaste con un tubo - le recordó Sabo -

Ace rió a carcajada ante aquel recuerdo.

— Sí, ya me acordé -

— Mi primera impresión de ti fue que eras muy temerario -

— ¿Temerario? - rió el pecoso -

— Me derribaste con un tubo - repitió con más énfasis -

— Sí, me quedó en claro que te derribé con un tubo -

— Creí que no tenías sentimientos, pues todo lo querías arreglar a golpes, pero cuando me diste la oportunidad de conocerte, me dí cuenta que la vida que tenías te obligó a actuar con salvajismo y por ello eras así, pero en el fondo eras un niño que sólo buscaba su lugar en el mundo -

— Sí, en parte tienes razón, actuaba con salvajismo para poder sobrevivir, pero luego el motivo para actuar así cambió y ese motivo fuiste tú -

— ¿Yo? - expresó Sabo algo confundido -

— Sí, como te mencioné, me pareciste un debilucho de ciudad que no podría cuidarse por sí mismo y al convivir contigo, me entró unas inmensas ganas de protegerte, pero al final me demostraste que podías cuidarte sólo en ese mundo -

— Bueno, tuve el mejor entrenador - aludió al pecoso -

— Lo tuviste, ¿Cierto? -

Ambos rieron y besaron la boca contraria por un par de segundos.

— ¿Cómo estará la vieja Dadan y los demás? - preguntó Sabo en un suspiro -

— También quisiera saberlo, hay días en los que extraño a esa vieja -

— Igual yo - susurró el rubio -

— Oye, recuerdas la vez esa en la que… - se detuvo al ver a su novio plácidamente dormido -

Ace rió y besó la frente contraria.

— Te amo - susurró para quedarse dormido él también -

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El siguiente día llegó y Luffy cepillaba sus dientes con agotamiento. Levantarse temprano para asistir al colegio no era lo suyo, prefería quedarse dormido hasta las 13:00 si era posible, pero teniendo a Mihawk como padre, eso no se haría realidad.

Luego de estar aseado y con el uniforme escolar puesto, bajó a desayunar aún con un rostro soñoliento, extrañando cada segundo más su cama, pero el olor que provenía de la cocina lo despertó por completo a él y a su estómago. Entró rápidamente y se sentó a esperar sus ocho platos de desayuno.

— ¡Buenos días! - saludó animado -

— Buenos días - saludaron ambos hombres al unísono -

Cuando el desayuno finalizó, Shanks y Luffy partieron al colegio.

— Recuerda que no me tienes que ir a buscar hoy. Iré a Umi Ressha - le recordó Luffy al pelirrojo -

— Lo sé, no lo he olvidado, pero asegúrate de regresar temprano, Mihi me mata luego si regresas muy tarde. Sabes lo preocupón que es -

— Sí, regresaré apenas termine de comer -

Shanks estacionó el auto frente al colegio y con ello la conversación de aquellos dos había llegado a su fin.

— Bien, cuídate tanto en el colegio como en el Umi Ressha y de vuelta a la casa -

— Sí, lo haré. ¡Hey Zoro, Sanji! - saludó desde la ventanilla al rubio y al peliverde al divisarlos -

— ¡Luffy! - dijeron ambos al unísono -

Apenas conocían a aquel chico un día, pero el pelinegro les hacía sentir como si lo conocieran de toda la vida.

— Bien, Shanks, adiós - salió del auto y corrió a donde estaban Zoro y Sanji -

— A… - quiso despedirse, pero su hijo no le dio tiempo — … diós - terminó de decir -

Con una sonrisa y negando levemente con la cabeza, partió a su trabajo -

Luffy no pudo encontrar mejores amigos que esos. Las constantes discusiones de Zoro y Sanji le hacía carcajearse hasta que sintiera el estómago estallar, lo que le hizo preguntarles por qué llegaban juntos al colegio.

— El marimo es un idiota desorientado que se pierde hasta para ir al baño de su casa, así que, al vivir cerca, el acompañarlo hasta aquí siempre es mi buena obra del día - fue la excusa de Sanji -

Usopp pasaba gran parte de su tiempo contando historias de sus aventuras que sólo eran capaz de impresionar a Luffy y Nami a todos les cobraba por cada favor que le pedían. La mejor parte del día, para Luffy, fue que Sanji le llevó una deliciosa carne a la pelinaranja que, gracias a la habilidad que tenía Luffy de robar la comida de otros platos, fue él quien se terminó por comer esa carne descubriendo lo talentoso que era Sanji para la cocina. Luego se ganó un buen golpe del rubio por haberse comido el platillo que se esmeró cocinando para Nami.

El único problema era que sólo podía verlos en la hora de descanso y a la hora de salida. Usopp tenía su misma edad, pero estudiaba en otra sección, Nami era un año mayor que él y Zoro y Sanji dos años. Eran los únicos que estudiaban juntos y los únicos que les faltaba un año para graduarse e ir a la universidad.

— ¿Hoy uno de tus padres no te viene a buscar? - preguntó Usopp -

Las clases ya habían terminado y los cinco se dirigían a la salida conversando animosamente.

— No, hoy iré a Umi Ressha antes de ir a casa. No queda muy lejos de aquí y puedo ir caminando - respondió Luffy con una sonrisa -

— Bien, entonces creo que todos nos tenemos que ir a casa - habló Sanji — me iré con el marimo para que no se pierda -

— Nadie pidió tu ayuda - se quejó Zoro -

— Cállate alga malagradecida - defendió el rubio -

— A-hya, hya, hya, hya, hya - rió Luffy ante la escena — bien, adiós a todos -

— Adiós - dijeron los otros al unísono -

— ¡Oye, marino, por ahí no es! - gritó Sanji antes de correr a donde Zoro -

Luffy llegó al Umi Ressha con una gran sonrisa. Con sólo pensar en esos deliciosos sándwich se le hacía agua la boca.

— ¡Hola Vieja! ¡Hola Torao! - saludó animado cuando entró, llamando la atención de todos en el lugar -

— ¡Hola Mocoso! - saludó la anciana -

Law sólo lo miró de reojo y no dijo nada.

Luffy se sentó en la misma mesa y estudió el menú esperando a que lo atendieran.

— ¿Ya decidiste que vas a ordenar? - le preguntó el ojigris -

— Sí - respondió animado — quiero cuatro sándwich de doble jamón y queso, dos con crema de cacao, diez mini-sándwich de pollo, cinco de pollo con salsa de barbacoa, cuatro Croque Monsieur, seis sándwich de aguacate y queso con bacón de pavo, cinco sándwich de lomo de sajonia con mostaza de dijon, tres sándwich de atún y un jugo de… chocolate -

¿Era impresión de Law? ¿O realmente pidió lo mismo que el día anterior a excepción del jugo?

— Enseguida - fue lo que respondió sin mostrar ningún interés en absoluto -

Y, al igual que el día anterior, Luffy no le apartaba la vista de encima al ojigris mientras comía. A Law no le agradaba mucho aquello, le incomodaba la atenta mirada del menor y, de extra, Kokoro no dejaba de molestarlo con aquello. Deseaba que realmente aquel chico no regresara nunca a Umi Ressha, pero sus plegarias no fueron escuchadas, pues los días pasaron con tal rutina. De lunes a viernes Luffy iba a aquel café y pedía la misma orden a excepción del jugo que variaba entre el de naranja y el de chocolate. Tan frecuente era su visita a aquel lugar que Law y Kokoro se habían aprendido su nombre.

— Oye - le susurró la anciana al ojigris — me late que Luffy viene aquí por ti -

— No seas ridícula - susurró Law -

No era que se creía un galán de telenovela, pero él mismo se lo estaba pensando. Iba todos los días y pedía la misma orden y, sin disimulo alguno, no dejaba de mirarlo mientras trabajaba. Además, a parte de su físico, esa manera en la que no le apartaba la mirada de encima le parecía familiar, ¿Dónde había visto a ese niño de mirada inocente?

CONTINUARÁ.

Notas finales:

Zumi: bien, eso es todo del capítulo ^^

Karen: ¿No terminó muy raro?

Zumi: ¡Oye, hermana, hago lo que puedo para alargar la historia! ¡Tú eres la encargada de decirme que pasara y yo lo tengo que escribir y agregarle una que otra tontería para alargar los capis! ¡No es fácil! ¡Por cierto! Ahora que recuerdo, sabemos que Nami no es así, en lo que menos anda pendiente es en hombres, pero lo colocamos por comedia, eso es lo único que le cambiaremos.

Karen: por eso el motivo de haber colocado en el resumen la advertencia de que iba a haber OOC en algunos personajes, más sin embargo, no le cambiaremos mucho a nadie, sólo pequeños detalles como este.

Zumi: esperamos de corazón que no les moleste, sólo serán pequeñeces insignificantes, a ninguno le vamos a cambiar más de lo indebido.

Karen: bueno, esperamos y les haya gustado el capi. Bien repetimos que la historia será algo lenta, pero con el tiempo se volverá intensa y con muchos enredos, sólo hay que ser paciente.

Zumi: así es. Espero estar el próximo viernes aquí con la actualización. No sé sí me lleguen los MB, pero sí de casualidad llega el viernes y no estamos aquí, será, casi seguro, que para el viernes que le sigue, ya veremos.

Karen: así que sin más que agregar, les enviamos besos y abrazos y se nos cuidan.

Atte: AzuKar.


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