–¡StanLee!– alguien gritaba su nombre, era una voz conocida y era la que más amaba en el mundo–¡Apurate hay que llegar antes de que anochesca!–
–¡Voy!– tomo su mochila, bien equipada con libros y comics, para salir disparado tras su hermano.
La única regla que sus padres imponian era estar en casa antes de que la espesura de la noche los alcanzará.
Los hermanos Pines, "Los gemelos misterio", corrian desenfrenados por las calles de New Jersey, precipitandose a toda velocidad hacia la playa.
Toda la ciudad los conocía: 'El gemelo desastre' era conocido por ser los musculos, el impulsivo del par que siempre estaba preparado para dar una buena patada en las bolas a quien se metiera con ellos; mientras tanto 'El gemelo extraordinario', habia recibido su apodo no solo por su inteligencia mayor al promedio a tan corta edad, si no tambien por su incrible capacidad de vivir aún con su... "enfermedad". Quizas era esa razon por la cual los adultos jamas le negaban nada al muchacho. Asi era la enferma sociedad, pero para aquellos dos pequeños de mente inosente, todo pasaba desapercibido, solo importaban sus futuras aventuras y lo que el uno le podia ofrecer al otro.
– ¡Demasiado lento seis dedos!– grito el mayor al llegar primero a la playa.
–No es justo Stan–al estar junto a su hermano se acosto en la tersa arena, jadeante–la señora Pompiks se me atravesl–
–La gorda de la Avenida? viejo esa señora es una carpa andante–
Ambos soltaron una risa solo para dirijirse hacia la costa, aun lado de los columpios, Stan de guerra los esperaba.
Sin mas tiempo que perder comenzaron a trabajar en aquel barco destartalado que habian encontrado hace tan solo un día. Intentaban reparar los huecos de la madera y revisar que mas necesitaba su pequeña embarcación para zarpar.
–Te lo juro hermano, este barco algún día hara historia– StanFord se estaba encargando de realizar unos planos (que a los ojos de una adulto no serian mas que unos torpes dibujos de un niño de 11 años) para ver que mas podrian añadir al navio.
–¿De verdad crees que pueda hacerlo?–StanLee cortaba la madera.
El de lentes sabía con exactitud lo que su gemelo pensaba "no soy tan fuerte como luzco y jamas sere tan listo como tú, no se si podre reparalo". Lo sabia, pero no por una de esas cosas de telequinesis entre gemelos (que a su parecer era un rumor fútil), si no por que compartir toda su vida con una persona, llegas a conocerla a un nivel incomprensible.
Asi que dejo el lapiz y el papel a un lado para darle a su hermano justo lo que necesitaba: el abrazo mas fuerte que hubiera tenido en su vida.
En la mente de Stan rondaba la palabra "Gracias", aunque el era demasiado cool para eso– Ya alejate, pareces niña–Ford solo lo abrazo con mas ainco demostrando su cariño, podria quedarse entre esos brazos todo el día.
–Jajaja, miren, los hermanos no solo son raros, también son maricas– Pero el mundo de los niños no solo esta llena de ternura y cariño, hay otros que estan tan solos, tan desarmados, que repiten las conductas agresivas de sus casas con la esperanza de recibir renociemiento y amor ajeno.Tal como este niño, que desconoce el motivo por el cual su madre le pide que se haga amigo de los gemelos de la ciudad, como si ellos debieran ser mas queridos que él mismo.
Los seguidores del mas alto se rien, no entienden la palabra en sí, solo saben que debe ser algo gracioso ya que sus padres se rien cuando escuchan la misma palabra.
–Ven acá si tienes pantalones Filip– Stan no era tan tonto, tampoco entendia la palabra, pero no iba a dejar que nadie se riera de ellos.
–¿Que sucede StanLee?– "solo es un niño" con eso se excusan los adultos, pero todo el mundo sabe que las palabras siempre son las que se quedan–¿El deforme no puede cuidarse el solo?–
Ford solo atino a guardar sus manos tras su espalda, aquella palabra si la entendía, despues de todo, estaba seguro de que la escucharia el resto de su vida.
StanLee enfurecio, su gemelo era la persona mas importante para él en su vida, no podia permitir que lo dañaran. Tomó unas rocas y la empezo a lanzar con la toda la furia de su pequeño cuerpo.
Los demas niños se fueron en sus bicicletas tan rapido como llegaron; exkste una linea delgada entre la idiotez y la valentia, pero existe una mas delgada entre la prudencia y la cobardia.
El mayor se giro hacia su hermano, ambos estaban llorando;uno por el dolor propio, y el otro por el dolor ajeno.
El cielo se anaranjaba a esas horas, ambos sabian que debian marcharse si no querian problemas en casa, pero a ninguno le importaba.
Tomaron sus manos y se dirigieron al interior del barco para ocultarce del mundo. Ahi adentro podian estar seguros, ser quienes quiciesen, sin importar que.
–¿Por que son tan malos conmigo?–Ninguno paraba de llorar
–Las personas son estupidas–Oh StanLee!! cuanta sabiduría encerrada en tu infantil cuerpo
–Gracias...–Ford abrazo a su hermano
–Tú eres una persna marravillosa– Tomo la mano ajena y la beso
–Siempre me proteges–ambos se protegian mutuamente–Quiero recompensarte–las palabras de agradecimiento se quedaban cortas en comparación a sus sentimientos.
StanLee se le quedo viendo fijamente a su hermano–Eso suena como lo que papá le dice a mamá cuando hace algo malo–
–Exactamente–Seis dedos se posaron en el rostro de StanLee, se deslizaron hasta su nuca para poder juntar mas cada cara.
Ambos sabian lo que estaban haciendo. A solo medio centimetro de proximidad estaban analizando la situacion. Los besos solo se daban entre personas que se querian demasiado, algo llamado "amor". Pero tambien era entre gente casada.
Ford estaba empezando a dudar de sus acciones, quizas era un acto demasiado grande. StanLee penso "Quizas yo ame a mi hermano"; asi que junto sus labios.
Y ahi estaba: dos primeros besos en uno mismo. Apenas si era un roce entre sus pieles, pero, curiosamente, les hacia sentir muy bien, que la persona de enfrente siempre estaría a su lado, que eran especiales.
El beso terminó.
En ese momento no sabían si habria mas sensaciones de ese tipo en un futuro, esperaban que sí. Tampoco sabían que las demostraciones de amor, por mas puras que sean, si son entre dos hombres, no estan bien vistas. Mucho menos esperaban que con el paso de los días, por fin, comprenderían todo lo que conlleva la palabra "marica"
...
StanLee abrió sus ojos. Estaba cansado, adolorido, hastiado, no reconocia el lugar ni las mantas que lo rodeaban; un único pensamiento azotaba su mente "¿Donde estan mis bebes?"
En ese instante alguien abrió la puerta, era una señora ya entrada en años con una montaña de rizos por pelo y de piel acanelada, traía una jeringa en la mano.
–No te levantes cielo– la señora intento frenarlo–aun estas muy debil– su invitado no dejaba de forcejear–ellos estan bien–aquello freno en seco los movimientos del castaño.
–Mi nombre es Sofía Ramirez, ahora estoy pensionada, pero antes era enfermera–la señora hablaba con cierto acento, no era estadunidense–Te encotre en la carretera camino hacia acá despues de haber dado a luz– raramente, su voz no sonaba asqueada o perturbada, estaba sorpredindo. Entonces los ojos negros comenzaron a lagrimear–De verdad lo siento–
–¿Sentirlo?– Mierda no–Dijiste que estaban bien–su corazón palpito con fuerza , a sus pulmones se les escapa el aire y su mente dejo de procesar las cosas para simplemente dejar las lagrimas caer–Quiero verlos–Intento levantarse de nuevo
–Tranquilo–las manos cayosas y arrugadas intentaban pararlo– La pequeña y uno de ellos estan bien...–ella no estaba preparada para lo que diría a continuación, nadie lo estaba–pero el otro no lo logro–
El tiempo se detuvo y ranzon quedo abandonada.
Muchos en Gravity Falls jamas olvidarían el grito de agonía que retumbo en sus calles aquel día.
Mientras tanto, un joven de 19 años, que sabía demasiado de la vida y había sido lanzado en soledad a los brazos de la incertidumbre de la paternidad, acariciaba con fervor y amor al pequeño ser que cargo por meses en su vientre, el cual, jamás vería la luz del sol ni estaría en brazos de la calida vida.
–Mi pequeño–detallaba su rostro redondo, desmenusaba cada uno de sus acaramelados cabellos, y besaba aquellas marravillosas manitas con seis dedos cada una–tienes sus manos–quizas era ironía de la vida, quizas era el karma, quizas era un castigo por la imprudencia de el y su hermano al enamorarse, pero nada justificaba que su niño muriera sin vivir–Mi amado Tyrone– lamentaba con fervor no saber el color de sus ojos.
Su bebé hubiera sido perfecto, su vida hubiera sido marravillosa, sus hijos hubieran sido felices, si tan solo sus pequeño hijo no nato y su pareja estuvieran a su lado.
Pero no habia tiempo para hubieras en su mente, por el momento, solo se acurrucaría más en la cama, deseando poder estar de nuevo en aquella playa de New Jersey donde se sentía protegido al lado del amor de su vida.