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Una vez en un sueño por mizuchan

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Notas del fanfic:

Los créditos de la verdadera historia no me pertenecen si no a su respectiva creadora, lo mismo va a su traducción.

El facebook tampoco me pertenece solo la historia en este pequeño espacio.

Notas del capitulo:

La historia nación principalmente por un sueño, creo que fue lo ultimo que lei y mi cerebro hizo lo suyo…

Espero que vean todos los cortos que contiene la pagina de facebook

espero que les guste y perdonen las faltas de ortografia he incoherencias que puedan surgir.

Tomo su mano y corrió por los escombros hasta esconderse lejos de esa multitud, no y definitivamente no quería su ayuda, menos la de aquella chiquilla, esa era la principal, la única y la mayor razón para correr e internarse en los escombros de esa ciudad en ruinas, en ese mundo terminado.

Ellos llegaron con grandes naves y de ella bajaron  personas especializadas  con armas, eso no le iba bien, ellos habían estado viviendo completamente solos  y en paz por muchos años.

— Q-Que pasa — la pregunta cayó como una roca de mil kilos, voltio con nerviosismo a ver al pelinegro sintiendo esas malditas cosquillas en el vientre… Malditas y estúpidas que no le dejaban pensar.

Corrió como imbécil al verla abrazar al menor y después sus impulsos se encargaron del resto, tomarle fuerte del brazo y arrastrarlo lejos sin decir absolutamente nada, su rabia no le dejaba pensar. Su mano se cerró fuerte alrededor del delgado brazo, estrujando sus propios sentimientos ante aquellos ojos llenos de curiosidad, lo dudo por un momento pero sus celos recién encontrados habían hecho en manojo de líos y problemas en su propio ser. Pero es que era inevitable soportarlo.

Estaba sorprendido, su amigo de la infancia había rechazado la ayuda de aquellos forasteros, prometían llevarlos a mejores tierras, con mejor comida y agua, con mas personas como ellos, también estaba aquella chica, con esos hermosos ojos y su cabello de seda, era bonita y no entendía el porqué no quería la ayuda.

— ¿Es por el viaj—

— Ella te estaba mirando —interrumpió con esa frase que salió de algún lugar de su cabeza y de alguna manera logro articularla. ¡Qué idiota! Su garganta hizo un sonido de frustración, pasó con desesperación sus manos sobre su cabello, ¿Lo sabía? Claro que lo sabía, era inevitable enamorarse de la única persona que domina tu mundo, por la cual había dedicado la mayoría de su vida y que había manejado todo a su antojo, destruyendo sus bases y apoderándose de sus sentimientos.

— ¿Hee?  — Espera… Alto por favor… ¿Y ella que tenía que ver aquí? Estaba ahora mas confundido que antes.

— Yo… No me gusta… Odio que te mire — sabía perfectamente que se estaba enfrentando, estaba completamente seguro de ello, no podía seguir escondiendo sus sentimientos entre sonrisas hipócritas y palabras hirientes para su corazón… Pero a pesar de ello algo detenía sus frases, el miedo era algo que los humanos sentían ante la presencia del peligro, en ese momento es lo primero que gobernaba su cuerpo y estaba terriblemente frustrado por ello.

— ¿Ella te gusta? — Otra pregunta que libero millones de sensaciones en los dos, pero fue cuando noto el sonrojo en su niño y esa pequeña sonrisa que adorno sus finos labios mientras tanto en él lo único que lo adornaba  era la cólera.

— No lo sé… es bonita y es muy amable — Aguanto las ganas de darle una bofetada, de causarle daño y desquitar todo el dolor que sintió — Pero ella solo me ve como tú me vez… Como amigos.

Le miro a los ojos, el azul y el avellana chocaron profundamente, sintió más miedo y las palabras se repitieron una y otra vez en su cabeza “Ella solo me ve como tú me vez” ¡Joder!... ¡Yo no te veo solo como un amigo! Yo quiero mucho más… Mas… aunque se atraganto con las miles de voces que resonaron en su cabeza, las palabras no salieron de su boca, quiso gritarlas, queso rugir cada una de esas letras que se formaban.

— Ella no es inmune a tu invisibilidad… Ella puede verte — el pelinegro no entendió nada de ello, frunció las cejas — ¡Esa maldita te ve!

Claro que lo notaba, en esos años la gente solo ignorar al más pequeño, el pelinegro tenía tan poca presencia que pasaba a ser completamente invisible ante los ojos de los demás a excepción de  él, Idiotas todos, por no ver la belleza de su pequeño, de sus frágil cuerpo, sus labios, sus ojos, de esa sonrisa tan maravillosa.

 Se paso la mano nuevamente  sobre su cabello con mucha desesperación — Ella te ve de la misma forma en la que yo te veo.

Le tomo de los hombros, le miro los labios, quería sentirlos, lo deseaba.

— Yo no te veo como un amigo…

No supo hacia dónde mirar, sus orbes avellanas brillaron y su cara enrojeció como una rosa en primavera, solo desvió sus ojos hacia el suelo completamente aturdido, sintió algo profundo y fuerte dentro de sí… No quería despertar.

— Yo quiero… — Y no supo cómo seguir, quiso correr y huir lejos, esconderse debajo de las piedras, “Bésalo” pensó “¡Bésalo idiota!”

En un ataque de valor sus fríos labios chocaron en los otros, se agacho mas moviéndose lentamente, saboreando el momento, despacio y con cautela. Sus brazos se sintieron desvanecer mas sin embargo le abrazo fuerte desenado permanecer así por siempre, el ojiazul del sueño y él dueño de la misma lo anhelaron con desesperación.

Las lágrimas en sus ojos rodaron por todo su rostro, se sentía con una falsa felicidad y lo sabía.

— Dime que me amas — Pidió el pelinegro, “¡Rápido antes de que todo termine, antes de que mi mente decida destruirlo todo, antes de que la realidad me trague con sus verdades!” — ¡Dímelo!

Rogo con desasosiego siendo consiente ya de todo, despertando lentamente de su mundo de fantasía mientras tanto el ojiazul ignorante le abrazaba feliz, queriendo besarle más.

— Dilo antes de que despierte — la sonrisa se borro de los labios del más alto, le tomo del rostro con el miedo que se le tiene al no querer romper un cristal y con el cariño que un niño le brinda a su primer amor, en ese instante se dio cuenta del inefable y etéreo momento, tan extraño que parecía el infinito tiempo de un segundo congelado por las irrealidades de un sueño. Le dedico la más pura de sus sonrisas y la voz más dulce que pudo dar — Yo te am…

Y los sollozos fueron incontrolables, abrió los ojos, herido y completamente desesperado, sintiendo la mayor impotencia en su corazón casi muriendo por ello, a lo lejos el sonido de la alarma que retumbaba en sus oídos como grandes campanas, ensordecedor y doloroso, convulsionaba entre gemidos roncos.

Se desvaneció todo, las palabras que hubiera amado escuchar, las frases más hermosas, el beso inexistente y ese chico que correspondía sus sentimientos.

Una vez en un sueño, donde su mejor amigo le perseguía para amarlo, donde sentía los mismos celos, el mismo amor y esas mismas palabras atascadas en su garganta que el sentía todos los días al verlo junto a ella, junto a su novia.

Una vez en un sueño donde por fin pudo probar esos labios, eso brazos le envolvieron con fuerza y esas manos le acariciaron con la mayor ternura que pudo sentir, que triste era todo, una estúpida ilusión, una maldita quimera, “Si tan solo pudiera volverse realidad”  pero siempre quedaba ahí en un “si tan solo” que era la única verdad en su existencia, que se reía cruelmente y le hacía tener esperanza en algo tan absurdo.

Que injusta era la vida, dándole las sobras de su amor con ilusiones y fantasías que marcaban cada momento en sus pensamientos.

Esa era la única manera, solo así podía ser correspondido…

— Solo en un sueño.

Notas finales:

Cuando me leen se arriesgan a este tipo de finales :v

No me maten, en la informacion lo dice...

mi cerebro no solo creo eso, si no que creo un poco mas pero en una situacion distinta, son las letras en negrita de abajo... no lo terminare jamas quedan advertidas XD

(porfavor incertar palabrotas he insultos en los reviews)

Le arrastro fuera del lugar, internándose a las sombras de los escombros en la ciudad y en las de sus propios pensamientos, no le importo las miradas de extrañes que  le dedicaron esas personas y menos la de aquella chica, con aquel gesto de satisfacción y rencor ¡Mierda de ella!

Su mano se cerró fuerte alrededor del delgado brazo, estrujando sus propios sentimientos ante aquellos ojos llenos de curiosidad, lo dudo por un momento pero sus celos recién encontrados habían hecho en manojo de líos y problemas en su propio ser. Pero es que era inevitable soportarlo.

Se habían cuidado ambos solos por tantos años que había olvidado la presencia de más humanos en el mundo, los días pasaban tranquilos y a veces un poco más alocados, en la mayoría del tiempo su mente raptaba una extraña idea… Ellos dos solos…  Parecía más real que todo, ellos solos en aquel mundo acabado, en aquel lugar abandonado donde los edificios habían caído por los terremotos, donde las calles se llenaron de plagas y de aguas negras, donde la comida escaseaba y donde los humanos morían lentamente por infinidad de causas una peor que la otra.

Sus recuerdos comenzaban con su madre muriendo en la acera, acariciándole el cabello y despidiéndose de él, recuerda a esa otra mujer joven llorando a mares y cargando a un pequeño niño de cabello negro y ojos avellana, de mirada triste, con un nombre bonito y una carita de ángel. Los años son veloces, los paisajes tristes con demasiadas experiencias para sus cortas edades y los recuerdos de ellos tres se hacen cada vez mas borrosos; edificios, calles, cadáveres, mas muerte, después otro terremoto, otro cuerpo y sobre todo esa mujer que les había cuidado con cariño, había sido aplastada por kilos de cemento,  apenas con diez años y el otro pequeño con siete caminando sin rumbo entre la sangre y la atrocidad de un mundo terminado. Después de eso las personas comenzaron a morir entre accidentes, enfermedades, asesinatos, y más cosas de las cuales ellos sobrevivieron quedando solos en esa enorme ciudad, sin conocer otra vida, no había absolutamente nada mejor que estar juntos, al menos para él así lo fue.

Sin notar realmente el paso del tiempo que se abalanzaba con fuerza sobre ellos, solo el cambio en su pequeño, siendo el exacto perfil imaginario de Dorian Gray, de aquel enigmático personaje de ese libro que tanto amaba leer cuando niño, ¡Que estupidez! Que furtivo pensamiento tan tonto, esa persona era lo único que conocía, solo que rubio no era, las palabras en el libro habían mutado para dar a conocer a la criatura que se adueñaba de su vida,  el adaptaba la belleza de la noche, con ese cabello azabache lacio y esos hermosos ojos, sin embargo más perfecto con la piel de marfil y los labios de rosas inmarcesibles justo como Gray, el cuerpo frágil y la verdadera inocencia que el personaje de Dorian no pudo portar ni merecer… ¡Estaba jodido! Y mucho como para cambiar a un personaje por completo, sin embargo esa criatura semejante a los atletas de la Grecia clásica de la cual Oscar Wilde tanto quiso recrear se quedo cortito con su niño, que aunque atleta no le quedaba (por lo contrario su condición física era fatal) era mucho más hermoso que aquel adolecente ingles.

— Luka… M-me duele… — Si esa pequeña voz no hubiera resonado en sus tímpanos inevitablemente se perdería en sus quimeras sin fin, soltó el pequeño brazo sintiendo la culpa del momento. Trago saliva ¿Y ahora qué? — ¿Luka?

¡Qué idiota! Su garganta hizo un sonido de frustración, pasó con desesperación sus manos sobre su cabello, ¿Lo sabía? Claro que lo sabía, era inevitable enamorarse de la única persona que domina tu mundo, por la cual había dedicado la mayoría de su vida y que había manejado todo a su antojo, destruyendo sus bases y apoderándose de sus sentimientos.

 


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