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You Are In Love por Na Na

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Notas del capitulo:

Aquí JongHyun está rubio, cómo en la época Everybody

Tres años después

 

Hace casi ocho meses que había ingresado a la universidad, y aun no se acostumbraba a vivir solo.

Sus padres habían insistido tanto en que se mudara que en realidad él pensó que lo querían botar de casa.

—No es eso, hijo —habló su padre, cuando estaban en la mesa del comedor a pocos meses de su graduación del colegio—. Tan sólo queremos que seas totalmente independiente.

—Nosotros pasamos por lo mismo, cariño —su madre trató de ser comprensiva.

A JinKi seguía sin agradarle la idea.

—Mírale el lado positivo, hyung, ya tenemos donde hacer fiestas —rio por el comentario de JongHyun. Le había dicho la situación al menor, y él siempre trataba de verle el lado positivo a las cosas—. Además, será bueno que vivas solo —le sonrió.

— ¿Por qué?

—Podrás salir y llegar a la hora que quieras. ¿No era eso lo que querías? —miró divertido al mayor. JinKi sólo rio.

JongHyun había aprovechado aquello para salir con JinKi al teatro, o a un bar. O simplemente a caminar. A JinKi le gustaban esos días en los que podía estar con el menor. Pero ese día estaba tan sólo echado en el sofá viendo la vida pasar. Su teléfono sonó y lo tomó, era JongHyun.

— ¿Jong?

— ¿Hyung? ¿Aún sigues despierto?

—Sí —hubo un silencio de algunos segundos—. ¿No puedes dormir? —Jong hizo un sonido de aprobación.

— ¿Tú tampoco puedes dormir?

—No, tampoco puedo dormir —suspiró pesado.

—Y, ¿en qué estás pensando? —preguntó el menor después de varios segundos sin hablar.

— ¿Qué?

—Cuando no puedes dormir es porque algo está rondando tu cabeza, hyung. ¿Qué es? —JinKi sonrió. Jong lo conocía tan bien. No por algo eran amigos desde que tenían memoria.

—La soledad de mi departamento es algo asfixiante —suspiró.

— ¿Aun no te acostumbras?

—No —susurró como si temiera que alguien pudiera escucharlo—. ¿Tú por qué no puedes dormir?

—También estoy pensando —Jong también susurraba. La conversación, de pronto, se había tornado más íntima.

— ¿En qué piensas?

—En el chico que me gusta.

—De verdad te gusta, ¿no? —Jong hizo un sonido de aprobación—. ¿Qué tiene que te gusta tanto? —escuchó al menor reír ligero.

—Puedo ser yo con él —JinKi sonrió.

—Conmigo también puedes ser tú —el menor volvió a reír.

—Lo sé. Pero con él es diferente —JinKi se mordió el labio. No le gustó escuchar aquello.

— ¿Por qué?

—No lo sé —rio nervioso—. Tan sólo es... Diferente. ¿No te ha sucedido algo parecido?

—Sí —se quedaron en silencio.

JinKi no sabía qué más decir. No le estaba gustando el rumbo de la conversación.

—Hyung, ¿quieres ir por un café?

— ¿A las once de las noche? —JinKi miró su reloj de muñeca.

—Sí. Hay una cafetería en el centro que sigue abierta. Te paso recogiendo en veinte minutos —y antes de que pudiera refutar el menor ya había colgado el teléfono.

**********

JongHyun llegó en los veinte minutos que había dicho. Y JinKi apenas escuchó su teléfono sonar bajó al vestíbulo. Saludó al portero y fue hasta el coche de JongHyun, aparcado al frente. El menor estaba apoyado en el capó del auto, con los brazos cruzados, sonriéndole. JinKi no pudo evitar sonreír ni detener a su corazón en su misión de latir rápido. Tan sólo esperaba que Jong no lo escuchara.

—Demoraste en bajar —el mayor reparó en que el rubio estaba usando el abrigo negro que le había regalado por su cumpleaños.

—Tú eres un impaciente, es otra cosa —rodeó el auto y se subió—. Bien, ¿a la cafetería del centro? —Jong asintió—. ¡Vamos! —el entusiasmo que irradiaba hizo sonreír al rubio.

En el trayecto fueron hablando de cosas ligeras, como el clima del día siguiente o de las materias en la universidad.

—Hemos llegado —Jong se estacionó en frente del lugar. Las luces iluminaban las mesas que estaban dentro, con algunas personas bebiendo café. Al mayor le sorprendió ver gente a esa hora.

Los dos chicos se bajaron y entraron. Jong fue hasta la barra y le sonrió a la chica tras el mostrador

—Hola, Jong. ¿Lo de siempre?

—Sí. Y también uno con leche, dos de azúcar, crema y canela en polvo. Y dos panes de canela, también —JinKi sonrió y fue a sentarse a una mesa. Se sacó la bufanda y revisó su teléfono. Ya era media noche. Jong se unió a él en la mesa, pero no lo vio deshacerse de la prenda.

— ¿Por qué no te sacas la bufanda?

—No vamos a quedarnos —le mostró una sonrisa de dientes.

— ¿No? —el rubio negó—. ¿Entonces?

—Quiero pasear contigo —le sonrió con los ojos.

JinKi estaba a punto de contestarle pero habían llamado al menor para entregarle sus pedidos. Jong llamó al castaño y salieron de la cafetería, cada uno con un café y un pan de canela.

JinKi gimió cuando probó el pan haciendo que JongHyun lo regresara a ver. El rubio sonrió ante la cara del mayor.

—Está riquísimo.

—Hyung, no hables con la boca llena —el menor rio al ver a JinKi apenado.

—Está bueno. Vendré a comprarlos desde hoy —el más bajo sonrió y siguió caminando.

La noche estaba fresca. No corría aire, las estrellas podían verse y había un aura de suma tranquilidad. Caminaban uno al lado del otro así que sus hombros se estaban rozando de vez en vez. JinKi trataba de no alterarse con aquello, pero su corazón no entendía que debía quedarse quieto y tranquilo. Y eso aceleraba su respiración.

—Jong —el menor lo miró. Habían terminado desde hace rato con los panes y ahora sólo tenían los cafés y la noche con ellos. JinKi quería preguntarle a JongHyun por el chico que le gustaba, pero quería sonar como un hyung, no como alguien celoso. Respiró profundo y, con toda la valentía que estaba ganando, se atrevió a preguntarle si estaba enamorado del chico.

JongHyun primero se quedó helado de la impresión, luego tuvo una cara de duda y al final una de rendición.

—La verdad es que sí —agachó la mirada. Y lo dijo con una voz tan bajita, como si estuviera confesando una travesura.

JinKi sintió su pecho doler. Su respiración se aceleró un poco más mientras sentía una ligera picazón en sus ojos. Parpadeó un par de veces y le dio un sorbo a su café.

—Vaya... Es más serio de lo que creí —el comentario provocó risas suaves en el rubio.

— ¿Por qué lo dices?

—Bueno, creí que tan sólo te gustaba. Aunque debí sospecharlo. Han sido tantos años que te ha gustado el mismo chico —bebió café de nuevo. Y le dolió saber que Jong lo conocía hasta el punto de saber cómo le gustaba el café.

—Sí —el más bajo hizo lo mismo.

Caminaron en silencio unos metros más hasta llegar a un puente. El río estaba calmado y aun así el viento corría.

— ¿Y no has pensado en decírselo? —JinKi necesitaba saber si JongHyun iba en serio con el chico, del cual nunca supo su nombre. El menor siempre se negaba a decírselo. Tampoco lo describía ni un poco, así que para JinKi era un chico sin cara ni cuerpo definido, en realidad. Pero estaba seguro de que era alto. Una vez al rubio se le había escapado aquel comentario.

—Sí, bueno... —Jong rascó su nuca. JinKi reconoció que estaba nervioso. Y no entendía por qué cada vez que hablaban del chico en cuestión, Jong se ponía así. Era como si no quisiera que JinKi supiera de él. Y eso lo molestaba, porque se supone que eran amigos. Y entre amigos hay confianza.

—Bueno, ¿qué? —lo instó a seguir, aun sabiendo que la respuesta no sería de su agrado.

—He pensado seriamente en decírtelo aquí y ahora —el menor lo miró con cautela.

—Bueno, lo más probable es que esté dormido, así que... —JinKi hizo una pausa y se detuvo.

Su respiración se había acelerado, al igual que los latidos de su corazón. Tuvo que haber escuchado mal. Encaró al menor y parpadeó un par de veces.

— ¿Qué?

—Me gustas, hyung —fuerte, claro, conciso, y mirándolo a los ojos. JinKi no podía dudar de la sinceridad de JongHyun. No cuando el menor no apartaba los ojos de los suyos, cuando su respiración era agitada y cuando estrangulaba el vaso sin llegar a romperlo. Pero él dudaba.

—Jong... Tú...

—Desde hace mucho, hyung —JinKi no necesitaba saber eso. En realidad sí lo necesitaba, pero no en ese momento. Necesitaba constatar que JongHyun no le mentía. Que no le estaba jugando una broma pesada (y de muy mal gusto). Que ese momento no era un sueño.

—Jong... Tú...

—Y temo que ahora me odies —sólo entonces desvió la mirada a su vaso. JinKi pudo sentir el temor en su voz. Pero él no podía hacer nada. A duras penas y se mantenía de pie y con el vaso en sus manos.

—Jong... Yo...

—Si no sientes lo que yo, está bien —sonrió hacia el vaso—. Yo sólo necesitaba decirlo porque...

— ¿Quieres dejarme hablar? —Jong lo miró. JinKi lucía molesto. El rubio parpadeó sorprendido por el rostro de su hyung y desvió la mirada. No quería ver como JinKi lo rechazaba molesto. Suficiente tenía con escuchar la molestia en su voz.

— ¿Por eso nunca me dijiste su nombre? ¿Por qué era yo? —Jong asintió sin quitar la mirada del vaso. La voz de JinKi sonaba más relajada—. Y por eso te ponías nervioso cuando lo mencionaba —lo vio asentir de nuevo—. Bueno... —JinKi respiró profundo. Era su turno de exponerse—. Si hubieras hablado antes con tu hyung, probablemente supieras que al chico en cuestión también le gustas —Jong levantó la mirada del vaso hacia los ojos de JinKi. Y vio que sólo había sinceridad en ellos—. Qué le gustas desde hace mucho, y que nunca te dijo nada porque tu amistad también le era una ganancia valiosa —el menor sonrió cuando el castaño recordó sus palabras—. Y también porque siempre pensó que te gustaba alguien más y siempre trató de ser un buen hyung —le sonrió, era todo lo que podía hacer en ese momento. Seguía sin saber cómo se mantenía de pie.

—Hyung... —Jong dejó su vaso en el pasamano del puente—. Siempre has sido tú —susurró, acunando el rostro de JinKi con sus manos acercándose a su cara.

El mayor ya había dejado de respirar para entonces. Todo lo que estaba pasando era demasiado para que su corazón lo soportara. Sintió la respiración de Jong en su cara, sintió como sus alientos se mezclaban, y luego sintió unos suaves labios sobre los suyos.

 

 

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— ¡Feliz Cumpleaños, hyung! —Jong entraba a la habitación del mayor. JinKi aún estaba dormido cuando sintió el peso del menor sobre su estómago. Se quedó sin aire y se incorporó enseguida. JongHyun se reía sentado a su lado.

— ¿Estás loco? —trató de decir con su casi inaudible voz, pero JongHyun había alcanzado a escucharlo.

—Estoy loco por ti, hyung —se acercó y le dio un beso en la cabeza—. Buenos días —le acarició la mejilla mientras sus ojos brillaban.

—Buenos días —le contestó con una sonrisa y un almohadazo—. La próxima no te me lances encima.

— ¡Hyung! —el rubio se le lanzó encima, esta vez cubriendo todo el cuerpo del mayor con el suyo. JinKi no paraba de reír hasta que logró empujar a Jong—. Vístete pronto que te tengo un regalo —JinKi se apresuró a tomar su ducha.

**********

—Por cierto, ¿cómo entraste?  —JongHyun empezó a reír mientras terminaba de servir el jugo.

—Llevo ya casi cuarenta minutos aquí, ¿y recién me lo preguntas?

—Recién reparo en ello —JinKi se encogió de hombros mordiendo una tostada.

—Hallé la llave de repuesto oculta en la planta. No es un buen escondite, déjame decirte —se sentó frente a él en la barra.

—Ya lo noté —susurró tomando huevos revueltos con el tenedor.

—Déjame darte de comer —JinKi miró al menor—. Es tu cumpleaños, quiero consentirte —lo había dicho tan dulce que a JinKi se le había derretido el corazón. Asintió con una sonrisa tonta en los labios y le dio el tenedor al rubio—. Di ah… —JinKi rio antes de abrir la boca.

Estuvieron así hasta que el desayuno de ambos se terminó. JinKi se ofreció a lavar los platos pero Jong usó la excusa de que era el cumpleañero y que quería consentirlo. Cuando la cocina estuvo limpia el rubio llevó al mayor a la sala, sólo entonces JinKi reparó en la cajita rectangular que había.

—Es mi regalo —JinKi lo miró, expectante—. Ábrelo.

El mayor lo hizo, tratando de no dañar el papel de regalo. Era una costumbre que su mamá le había enseñado de pequeño. Cuando el papel dejó ver una caja de gamuza JinKi ya se imaginaba qué podía ser. Se apresuró en abrirlo y vio una cadena plateada con una jota como dije.

JinKi la tomó, la sacó de la caja y la elevó sobre sus ojos.

—Al inicio quería ponerle otra jota, para que nos llevaras a los dos, juntos. Pero luego pensé en qué sería muy obvio, así que opté sólo por una —JongHyun se encogió de hombros y el mayor lo miró.

—Es muy linda, Jong. Gracias —JinKi se puso de pie y abrazó al rubio—. Cada que la vea pensaré en nosotros dos — le susurró al oído.

—Gracias —el menor enterró su rostro en el cuello de JinKi rodeando su cintura.

—Gracias a ti —se separó y, por primera vez, besó a Jong*.

Notas finales:

*Se refiere al hecho de que es la primera vez que toma la inicictaiva de besar a Jong.

 

 


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