Me estremezco entre sus brazos, por la forma de mirarme, por la forma de acariciarme, quizás no haya sido tan mala idea haber venido.
Ahora que siento sus labios en mi oído y su lengua húmeda en mi lóbulo, me permito dejar escapar un sonoro jadeo, esto sí que es excitante me digo; y eso que aún estamos con ropa, tumbados en el sofá de su casa, él tumbado sobre mi torso y mis piernas envueltas en sus caderas, creo que es lo correcto cuando su mano acaricia la cara interna de mi muslo, lo oigo jadear cuando en un movimiento brusco el bulto en sus pantalones se fricciona contra mi pierna.
Si tan solo supiera su nombre, le pediría que me tomase, allí, en ese lugar, contra el duro sofá de cuero negro que hace juego con su cabello y toda su ropa, pero no se su nombre y es allí que recuerdo como llegue hasta este lugar y cuáles fueron las circunstancias que me llevaron a dar con él, y me estremezco, comienzo a temblar, y ya no es por lo excitado que me encuentro, sin más me largo a llorar, entre su cuerpo y el sofá, entre la fricción de nuestras entrepiernas, ante su gutural jadeo, y ya no aguanto más, lo aparto, el me ve y se asusta; suelto hipido tras hipido, mis lágrimas se desbordan y no era mi intención, yo no quería que eso suceda, cada vez me alejo más hasta sentir una pared tras mío, él muy despacio acorta la distancia entre nosotros y me abraza, se siente tan extraño, más aún porque no hace más de una hora que nos hemos conocido y me duele, me entristece más de lo que ya estoy.
Y me digo, me confirmo, que esta es la última vez que sucederá y me convenzo de que así será, por eso me permito disfrutar de este momento tan ínfimo, que lo siento escurrirse entre mis dedos, como las hebras del cabello de este hombre, las que agarro con ambas manos en el momento que ha vuelto a besarme con gran pasión y yo me dejo ser, hay algo en él, algo que me atrae, las palabras que me susurra, las caricias que me prodigia, todo él, su aroma, su ropa, su manzana de Adán, el tatuaje en su espalda en forma de pluma, el lunar en su muslo, que no entiendo cómo sé que está allí si no lo he visto desnudo, pero tengo la certeza de que es así.
Me toma por los muslos y me impulsa hasta llevar las piernas nuevamente a su cadera, nuestras hombrías rozándose, jadeos escapando de nuestras bocas, fricción y más fricción, me pega completamente a la pared y se quita la camiseta, paso mis manos por su níveo torso, y extiendo una de mis manos sobre el tatuaje de su espalda, me vuelve a tomar de la cadera separándome de la pared, ahora sé que me llevara al cuarto, doblara a la derecha para abrir la primer puerta que se encuentra a su derecha y es allí que me vuelvo a cuestionar cómo es que se cosas de esta persona o su casa que nunca he visto antes, pero me repito, debo disfrutarlos, será la última vez me digo, porque luego ya no podre ver su tonta sonrisa, esa que deforma su rostro, hace más pequeños sus ojos, pero que sin embargo lo deja aún más guapo, me hago la idea de que a él, del cual aún desconozco su nombre, no le hará mucha gracia saberme desaparecido, no sería lo mismo, extrañaría los sonidos que hace con su boca al despertar, extrañaría poder besar el lunar negro que tiene en el cuello o que él juegue con el que tengo en la oreja; realmente me preocupa lo que sentirá luego de que suceda.
Me deposita suavemente sobre la cama y me quita la bata blanca, que ahora me doy cuenta llevo puesta, el termina por sacarse el pantalón y las zapatillas, ambos quedamos en ropa interior, se posiciona entre mis piernas abiertas y comienza a friccionar nuestros miembros al mismo tiempo.
Luego de un tiempo entre roces y chupetones, el estira su mano para atrapar algo que se encontraba en la mesa de noche, me baja el bóxer y yo le ayudo subiendo mi cadera, veo cómo se quita el suyo y distingo lo que había tomado en manos como el lubricante, coloca gran parte en su mano, se lo unta en el pene que se encuentra completamente erecto al igual que el mío, me apremia a abrir más las piernas e introduce el primer dígito dentro, lo mueve como buscando algo, yo solo chillo ante la brusca intromisión, hasta que toca mi próstata, gimo fuerte al tiempo que arqueo la espalda, siento como introduce un segundo dedo y gimo aún más, comienza a prepararme con más ímpetu, hasta que retira sus dedos y siento un inexplicable vacío, pero que cesa al tener la viva certeza de lo que se viene será aún mejor, lleva su glande a mi entrada y lo presiona suavemente, va adentrándose a una velocidad torturante, solo ingresa la punta de su miembro y jadeo ¿Qué espera para seguir? Y me arrepiento de haberme hecho esa pregunta ya que al rato de haber parado, me embiste sin piedad, causando que un gran quejido adolorido escape de mi garganta, duele; duele, pero eso no es todo, un recuerdo me golpea la mente de repente, y eso duele aún más que el daño que Sehun me causa.
-Sehun-. Gruño y jadeo, digo su nombre en voz alta y me mira.
-Luhan-. Sisea y me aprieta en los costados de la pelvis, tan fuerte, que seguro quedaran sus huellas impresas en ese lugar.
-Te amo.- Le susurro sin más, estoy volviendo en mí y soy sacudido tanto mental como físicamente por Sehun, a pesar de la brutalidad de sus embistes logro venirme casi sin problemas, puedo notar como él también está cerca.
-Sé que te gusta duro, puto-. Me dice y es así como comienza, lo que yo creía perdido, volvió.
No es coincidencia, no es que no lo conozca, no es pero si es, y lo es todo.
Sehun termina dentro de mí con una bestialidad que nunca antes le había conocido, comienzo a recordar.
Estaba en el hospital, por eso la bata blanca; me había intentado suicidar, pero él me lo impidió y solo por su egoísmo, no me ama, nunca lo ha hecho, solo me utilizo, siempre ha sido de ese modo, desde que lo conocí fui solo una cogida más y me termine enamorando, nos mudamos juntos pero me era infiel, discutíamos y terminaba tumbándome en la cama, teníamos sexo salvaje y duro, como ahora.
Pero luego comenzaron los problemas de verdad, me celaba, me acusaba de engañarlo cuando siempre era al revés, me controlaba la vestimenta, revisaba mi celular y me prohibía juntarme con mis amigos, discutíamos mucho más hasta que comenzó a golpearme, volvía a casa borracho, con el aroma de otros, me cohibía, me encerraba, me prohibía salir y caí en depresión, sumado a los golpes que no cesaban, ya no tengo a nadie, estoy solo, por es que lo hice; me encerré en el baño, saque unas pequeñas y filosas tijeras, llene la tina de agua y me sumergí en ella, lágrimas recorriendo mi rostro y pronto el agua teñida de rojo, poco a poco la visibilidad se iba desvaneciendo hasta que ya no sentí más nada, o eso creía.
Desperté en una habitación pulcramente blanca, me encontraba con las muñecas vendadas y un catéter en el brazo por el cual me pasaban suero, estaba solo, como siempre, llore por más de dos horas, lo recuerdo, así como lloro en este momento, no quería permanecer allí, no entendía porque estaba en ese lugar, así que no lo dude, me quite la aguja del brazo y aunque me encontrara débil, me levante de la cama, me calce las pantuflas que ahí había, y sin hacer ruido, tratando de que no me vieran, me escabullí fuera.
Camine largo tiempo hasta que me vi llegando a orillas del rio Han, decidí subir hasta el puente, cuando me encontré en ese lugar, subí a una barandilla dispuesto a terminar con mi vida, sentía que debía hacerlo y cuando estuve a punto de caer, unas manos tomaron mi cintura, impulsándome hacia arriba, pegándome a su pecho y erizándome el vello de la nuca con su errática respiración, me tomo en brazos, montamos una motocicleta, yo no me opuse, no lo vi, no lo conocía, o eso me decía.
Pero tenerlo cerca acrecentaba una inquietud que comenzaba a implantarse en la boca de mi estómago, hasta que llegamos a su casa, y me encuentro ahora en esta situación, no quiero volver a vivir el mismo calvario.
Miro a Sehun a mi lado, se encuentra durmiendo, tiene la mano derecha vendada, y yo, aún me encuentro con la nariz sangrando, me ha vuelto a golpear, tengo el labio partido y el rostro deformado por la hinchazón, a duras penas me levanto, no sin soltar más quejidos, al parecer tengo una costilla rota, me deslizo fuera de la habitación y salgo al balcón, hace una bonita noche de luna llena hoy, respiro el aire fresco que hasta allí llega, me permito llorar, este siempre ha sido mi refugio, escucho el sonido de pasos a mi espalda y siento miedo, no quiero que vuelva a suceder, no me muevo, me quedo en la misma posición en la que estoy, mirando la hermosa luna en lo alto de un despejado cielo cubierto de tintineantes estrellas; veo que pasa una estrella fugaz y pido mi deseo, Sehun esta tras mío, me rodea la cintura y me besa el cuello, muevo la cabeza para dejarle más espacio, me giro lentamente, hasta estar frente a frente, me besa y pego mi cuerpo a la baranda, corto el beso y el me mira.
-He pedido un deseo a una estrella fugaz.- Le digo.
-¿Qué has pedido?
-No sufrir más. Sehun, te he amado mucho, no lo olvides.
Esas son mis últimas palabras, me mira aturdido sin entender y yo tan solo me inclino más hacia atrás, me dejo caer, me siento libre, sin preocupaciones, voy cayendo como en cámara lenta, veo el rostro deformado de Sehun mientas llora y me mira, "lo siento" articulan mis labios y el grita aún más, puedo sentir como el piso está cada vez más cerca, y más cerca y más cerca.
Todo es más oscuro, liviano y ya no siento.
No siento más dolor, ni soledad, ni desesperanza ni nada.
Y me doy cuenta que ya me fui, que dejo de existir para centrarme en divagar en una vida que ya no es vida.
FIN