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Libres por Luthien99

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Apenas había pasado una semana y Albus no lo aguantaba más. La espera estaba matándole. Las clases no hacían de su ardua espera algo ligero, sino que la ensombrecían y aumentaban terriblemente. Las largas noches con Daren provocaban el efecto contrario al que esperaba. Los extraños y fríos besos de Daren solo hacían que recordara más a Scorpius y ansiara su llegada con un fervor imparable.

—¿Has visto el horrible tatuaje que se ha hecho Tina en el brazo derecho? —decía Rose mientras le daba un mordisco a un bollo de crema—. Seguro que se lo ha hecho a escondidas…

—Ya…

Rose miró a su primo con determinación.

—Al… ¿Me estás escuchando?

—¿Eh? —dijo levantando la vista del plato. Movía de un lado a otro con el cubierto los huevos revueltos—. Sí… Eh… Solo qué últimamente no duermo demasiado y estoy distraído.

—Llevas distraído demasiado tiempo, Albus —Rose se inclinó hacia él, buscando la intimidad que no había en el Gran Comedor—. Va a volver.

—¿De qué hablas?

—Sabes perfectamente de quien hablo.

Era un martes de finales de enero. Un día largo y frío. Las clases provocaban que el tiempo se arrastrara por los suelos, agonizando de dolor con tal de que aquel espantoso día acabara. Las tardes en la biblioteca era lo que peor llevaba Albus. Estar solo entre aquellas paredes endurecía su corazón. Rose, James y Daren tenían entreno de quidditch.

Estaba solo.

Los deberes de pociones ahora eran mucho más sencillos de hacer. Las fórmulas aparecían solas en su cabeza, como por arte de magia. La voz de Scorpius aparecía en su cabeza ayudándolo a salir de cualquier problema que pudiera tener para resolverlas. La elocuencia de sus palabras, su melódica voz y su cercanía hacían de aquel pensamiento más que un recuerdo. Scorpius estaba a su lado, aunque no pudiera verlo. Pensaba en él constantemente, a todas horas, día y noche. No podía evitarlo, aparecía solo. Albus comenzó a creer que se había vuelto algo obsesivo, un pensamiento enfermizo que controlaba su vida anímica.

Estaba seguro de que todo aquello acabaría cuando Scorpius volviera.

 

*El texto está repetido para que la página me deje colgarlo. Se ve que el mínimo de palabras son 500 y no llego. Discúlpen las molestias.*

 

Apenas había pasado una semana y Albus no lo aguantaba más. La espera estaba matándole. Las clases no hacían de su ardua espera algo ligero, sino que la ensombrecían y aumentaban terriblemente. Las largas noches con Daren provocaban el efecto contrario al que esperaba. Los extraños y fríos besos de Daren solo hacían que recordara más a Scorpius y ansiara su llegada con un fervor imparable.

—¿Has visto el horrible tatuaje que se ha hecho Tina en el brazo derecho? —decía Rose mientras le daba un mordisco a un bollo de crema—. Seguro que se lo ha hecho a escondidas…

—Ya…

Rose miró a su primo con determinación.

—Al… ¿Me estás escuchando?

—¿Eh? —dijo levantando la vista del plato. Movía de un lado a otro con el cubierto los huevos revueltos—. Sí… Eh… Solo qué últimamente no duermo demasiado y estoy distraído.

—Llevas distraído demasiado tiempo, Albus —Rose se inclinó hacia él, buscando la intimidad que no había en el Gran Comedor—. Va a volver.

—¿De qué hablas?

—Sabes perfectamente de quien hablo.

Era un martes de finales de enero. Un día largo y frío. Las clases provocaban que el tiempo se arrastrara por los suelos, agonizando de dolor con tal de que aquel espantoso día acabara. Las tardes en la biblioteca era lo que peor llevaba Albus. Estar solo entre aquellas paredes endurecía su corazón. Rose, James y Daren tenían entreno de quidditch.

Estaba solo.

Los deberes de pociones ahora eran mucho más sencillos de hacer. Las fórmulas aparecían solas en su cabeza, como por arte de magia. La voz de Scorpius aparecía en su cabeza ayudándolo a salir de cualquier problema que pudiera tener para resolverlas. La elocuencia de sus palabras, su melódica voz y su cercanía hacían de aquel pensamiento más que un recuerdo. Scorpius estaba a su lado, aunque no pudiera verlo. Pensaba en él constantemente, a todas horas, día y noche. No podía evitarlo, aparecía solo. Albus comenzó a creer que se había vuelto algo obsesivo, un pensamiento enfermizo que controlaba su vida anímica.

Estaba seguro de que todo aquello acabaría cuando Scorpius volviera.

 

Notas finales:

Este ha sido corto, lo sé. Es una pequeña introducción a lo que está por venir, o mejor dicho a quien esta por venir.

Solo espero que no se hayan olvidado de esta historia y sigan aquí. Nos vemos en el próximo, no creo que pueda esperar a colgarlo el fin de semana. Puede que entren un día de estos y se encuentren un capítulo más. ¿Quién sabe?

Besos, Lúthien.


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