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Libres por Luthien99

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Notas del capitulo:

¡Muchas gracias a todos aquellos que dieron una oportunidad a esta historia y a aquellos que dejaron un review! Este capítulo está dedicado a todos vosotros!
¡Disfruten!

—¿Se puede saber que demonios hace mi hermano otra vez con ese gilipollas? —se preguntaba James cada vez que miraba hacía la mesa del fondo de la biblioteca.

Daren estaba a su lado, sentado sobre la mesa y con los pies sobre una silla. El chico no respondió, no tenía respuesta. Tampoco la había tenido durante los días anteriores, en los que se encontraban con un Albus y un Scorpius estudiando juntos cada día. Los celos ardían con intensidad en su interior, atormentado constantemente por esa llama interna que no era capaz de exteriorizar.

—Malfoy se está pasando.

—Llevan todas las tardes de estas dos últimas semanas estudiando juntos… —comentó James—. ¿Se van a hacer amigos del alma ahora o qué?

—¿Quién sabe? —dijo Daren, sin apartar la vista de Albus.

—Albus es demasiado inocente y no me da la gana que Malfoy se aproveche de eso…

—¿Qué tienes en mente?

—No lo sé, pero no voy a permitir que Malfoy se acerqué a Albus. Ya bastante tengo que sea de Slytherin como para que encima se lleve bien con un Malfoy… Si me padre se enterará.

—Díselo —comentó Daren.

—Sí, puede que lo haga —James miró hacía allí, aquella mesa del fondo en la que su hermano estaba con Scorpius Malfoy—. Pero esperaré a que vaya a peor, no quiero preocuparle…

Scorpius y Albus había decidido pasar las tardes juntos. Pero no era algo a lo que habían llegado en común hablándolo, simplemente había sucedido así. Albus siempre estaba en la misma mesa de la biblioteca, cada tarde. Y Scorpius se presentaba allí día tras día. Preguntaba si podía sentarse y Albus le respondía encantado de su presencia. Pasaban la tarde juntos, al principio en silencio, estudiando cada uno por su cuenta, acabando deberes o repasando lecciones. Luego las cosas empezaron a cambiar. Albus le preguntó a Scorpius por unos ejercicios que no entendía y este le ayudo con gusto. Albus se dio cuenta de lo inteligente que era y de lo fácil que era para él desarrollar cualquier tipo de problema que se planteara en sus ejercicios. Fue entonces cuando empezaron las conversaciones, cuando empezaron a conocerse sin tapujos ni mentiras, siendo ellos mismos.

La cosa cambiaba cuando estaban fuera de esa biblioteca. Todo era distinto cuando se cruzaban por los pasillos o se encontraban en la Sala Común de Slytherin. Era como si no se conociesen, como si no pasaran las tardes juntos encerrados entre las paredes de la biblioteca, como si no compartieran aquellos agradables momentos cada día. No se saludaban, no se miraban, no existían fuera de aquellas paredes. Y Albus empezaba a hartarse de aquella situación tan parecida a la que compartía con Daren Harrelson. Por las tardes con Scorpius y por las noches con Daren. La relación que compartía con ellos no era la misma. Scorpius era un amigo y Daren era su amante en las sombras. Aunque Daren jamás le hubiera permitido llamarlo así. Si alguna vez se acercaba para besarle después de uno de sus ataques de lujuria sobre Albus en mitad de un pasillo a oscuras, este se apartaba y se marchaba con el pantalón a medio abrochar. Sin besos, sin miradas, sin palabras. Solo sexo.

Notaba las palmas de sus manos frías sobre la piedra y suplicaba para que acabará rápido. Cerraba los ojos e intentaba pensar en un tiempo en que aquellas embestidas eran agradables y cálidas. Pero ahora se había vuelto algo monótono, algo sin vida que perdía el sentido con cada ráfaga del aliento de Daren en su nuca. Cada embestida que Daren daba sobre su cuerpo era con el único propósito de conseguir el clímax propio. No se preocupaba por Albus, no le importaba que él llegará o no. Y empezaba a estar harto de esa relación tóxica en la que él solo era un medio para conseguir un fin.

Daren acabó y notó como todo su cuerpo se llenaba de él, no tenía ni la decencia de salir antes de llegar.

Era asqueroso y Albus estaba harto.

—¿No crees que es hora de dejar de hacer esto? —le preguntó Albus mientras comenzaba a vestirse—. No me gusta hacerlo así… Podríamos ir a mi habitación o a la tuya cuando no este mi hermano.

—¿Hablas en serio?

—Sí.

Daren se abrochó el pantalón y se movió el pelo hacía el lado izquierdo, como siempre hacía. Tenía esa aura rebelde y peligrosa que había atraído a Albus en un principio. Ahora la aborrecía terriblemente.

—¿Qué te traes con Malfoy, Al?

—Nada.

Daren alzó una ceja y se acercó a Albus.

—No te quiero volver a ver cerca suyo… ¿Me entiendes? —sonó como una amenaza—. Cualquiera pensaría que te gusta o algo…

—¿Estás celoso? —Albus le encaró, tentándole con una voz picara.

—Vete a la mierda, Potter.

Daren se marchó como siempre hacía. Aquello era lo típico en él, jamás había besos de despedida ni palabras que pudieran consolar sus duras embestidas, frías y sin amor. Se perdió en la oscuridad del pasillo, perdiéndose de los ojos de un Albus que había aprendido a soportar todo aquello.

 


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