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Libres por Luthien99

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Scorpius caminaba hacía la biblioteca cuando vio a James Potter caminando unos pasos por delante. James entró y fue a sentarse frente a Albus —en aquel lugar donde ellos pasaban todas las tardes juntos—. Malfoy se acercó hasta quedar a una distancia prudente y se escondió tras una estantería que quedaba lo suficientemente carca para poder oír lo que decían. La conversación ya había comenzado cuando Scorpius escuchó a Albus y a James hablar.

Es el libro de Draco Malfoy. ¡De Draco Malfoy, Al! ¡Un maldito Mortífago!

¿Y qué quieres que haga, eh?

Scorpius estaba tan acostumbrado a todo aquello que —en parte— el dolor ya no era tan intenso. Que llamaran Mortífago a su padre, o incluso a él mismo, se convirtió en el pasa tiempo favorito de James y sus secuaces durante los primer años en la escuela. Admite que en un principio esas palabras eran duras de soportar. Le dolía que hablaran de su padre cuando ni si quiera le conocían. Para Scorpius no había indicios de Mortífago en su padre, si alguna vez lo había sido ya no quedaba nada de eso en él. La única prueba que Scorpius había tenido había sido la marca tenebrosa tatuada en el antebrazo de su padre. Marca que pocas veces había visto.

— … De todos modos, Malfoy me da igual. Es bueno en clase y me ayudó con los deberes. Solo es eso, me aprovechó de él para los deberes. No es mi amigo y no dejaría que lo fuese porqué es un Malfoy.. ¡Joder! ¿Por qué iba a ser amigo de Malfoy?

No quiso seguir escuchando. Se negó a escuchar nada más de lo que saliera por la boca de aquel mentiroso. Mentiroso, no había otra palabra para describir lo que Albus era. Mentiroso, interesado, falsa, egoísta, embustero, hipócrita. Un Potter. ¿Cómo podía haber caído en las mentira de Albus Potter? ¿Cómo podía haberse dejado engañar? ¡Iluso! Se había creído las palabras de alguien que solo había querido aprovecharse de él.

Salió corriendo de la biblioteca y fue directo al campo de Quidditch.

Se sentía traicionado, humillado. Bastante había hecho James en un pasado —y presente— para que ahora su hermanito se riera de él de esa manera y con ese descaro tan característico en ellos. La traición quemaba bajo la piel. Ardía.

Llegó hasta el campo y, cogiendo la escoba del armario, alzó el vuelo con dirección a ningún sitio. Voló tan alto como pudo, sin mirar abajo, sin apenas parpadear. Recordó como habían sonado aquellas palabras y cada vez que lo hacía, dolía y ardía con más intensidad. Habían sonado tanta convicción que no existió lugar para la duda en Scorpius, la pesadilla era real. Era como volver al pasado, volver a sus primeros años.

Pensar en Albus le dolía, en su sonrisa, en su voz, en su pelo negro alborotado, en ese pequeño hueco en la mejilla derecha cuando ríe, en esa manera tan suya de mirarle y arrebatarle el aliento, en como hacía todo posible por verle sonreír, en como le separaba cada tarde desesperado por no saber hacer los deberes, en sus ojos. Voló más alto y pensó en como dolía no poder volver a confiar en aquellos ojos, tan verdes como el emblema de la casa que compartían.

Era tan injusto. ¿Qué había hecho Scorpius para merecer esto? ¿Qué había hecho en esta vida para cargar con el peso de ese apellido? La respuesta llegó sola al ver las cicatrices sobre la piedra del castillo. Piedras de diferente color que reconstruían lo que una vez fue destruido. Aquella guerra, aquella maldita guerra que aún castigaba a su familia. Y le castigaba a él.

Surcaba el cielo, buscaba olvidarse de las palabras de Albus. Quería olvidar aquellos dos últimos meses con él, dejar que las cosas volverán a ser como eran antes de que aquella absurda amistada comenzara. Había sido una tontería. Algo absurdo. Puede que Albus hubiera despertado algo que no entendía, algo que provocaba una furia más intensa al ser traiciono. Quizás si hubiera sido otra persona la que se hubiera aprovechado de él por los deberes no le hubiera dolido tanto como le duele Albus. Pero Potter había despertado en él, algo que Malfoy no llegaba a entender.

Poco a poco fue bajando el vuelo. Descendía con suavidad, saboreando esas últimas brisas de la tarde.

Sólo quería estar solo y olvidarse de todo.

Volvió a dejar la escoba en el armario y se encaminó hacía su habitación. Se dio una ducha y decidió salir a buscar a sus amigos antes de cenar.

Dentro, muy adentro aquel fuego seguía ardiendo y dolía como solo Albus dolía. Dolor por una traición meditada y vulgar. Y que, sin embargo, solía más que cualquier cosa.

Aquel fue el peor momento para encontrarse a Albus. Ese escuro pasillo que se volvía más lúgubre a medida que las palabras fluían.

Así que quiero que te quede muy caro, Potter… —dijo Scorpius mientras sentía el sabor amargo de la traición—. No te acerques a mi.

Y se marchó, sin pararse a oír las palabras de insistencia y súplica que Albus emitía.

Arde, Scorpius está ardiendo.

La rabia.

La cólera.

El dolor.

En la Sala Común no encontró a nadie que le pudiera dar consuelo por lo ocurrido. Salió de allí y volvió a bagar sin rumbo. La idea de buscar a sus amigos se volvió un pensamiento fugaz que se desvaneció como el humo, pues prefería estar solo. Herró durante un tiempo por el castillo, sus pasos le llevaron hasta los pisos superiores. Los alumnos tenían esa tarde libre y supo que no pasaría nada si le vieran merodeando por allí. Al fin y al cabo, como alumnos, tenía el mismo derecho que todos a pasear por Hogwarts.

No te acerques a mi…

Scorpius no supo a quien le habían dolido más aquellas palabras, a Albus o a él. Era insoportable penar en la rabia que sentía.

El pasillo era de granito oscuro, unos grandes ventanales de superficie rocosa, sin cristales y de anchos contornos, constituían el paso del quinto piso. Alguien caminaba hacía él. Se lo encontró de cara y no pudo girarse, darse media vuelta e irse, pues Daren le hizo detenerse con la mirada. La rabia que se acumulaba en el cuerpo de Scorpius, le impidió el retroceso. Estaba seguro que cualquier cosa que Harrelson le dijera sería un ataque y Scorpius no estaba dispuesto a soportarle, hoy no.

—Vaya, vaya… Mira lo que tenemos aquí —dijo Daren frente a Scorpius.

Tenía ese aire despreocupado. La soberbia se dibujaba en su cara con cada expresión que adoptaba. Era rudo y de aspecto sucio. En un principio Scorpius se preguntó como Albus había acabado con alguien como él. Ahora entendía; todos estaban hechos por el mismo patrón. Falsos y arrogantes.

—Aparta —Scorpius quiso pasar, pero Daren le cerró el paso.

—¿Vas a algún sitio? —Scorpius le miró fijamente, pero no respondió—. No creo que alguien como tu tenga mucho que hacer por los pasillos de los pisos superiores. No deberían dejarte salir de las mazmorras, Malfoy —su voz guardaba rabia, maldad, frustración, celos.

Scorpius volvió ha hacer el gesto de querer marcharse, pero una vez más, las palabras de Daren le frenaron.

—¿Cómo que no estás con Albus, Malfoy? —le preguntó con un gesto de asco en el rostro, algo parecido a una sonrisa—. Últimamente estáis siempre juntos… Cualquiera pensaría que lo vuestro más que una amistad es un romance…

—Ya —Scorpius le miró y recordó las palabras de Albus sobre su relación "complicada" con Harrelson, y supo exactamente que decir—. Podrían pensarlo, sí. Pero entonces eso te convierte a ti en marido engañado… ¿Verdad?
—No sé de que me hablas…

—¿A no, Harrelson? Yo creo que sí.

Daren parecía nerviosos.

—Alejate de Albus ¿Me has oído? —Scorpius volvió a intentar irse, aquello era una situación estúpida y patética. Pero Daren le paró de nuevo—. No quiero que te acerques a él. No sé que intenciones tienes, pero sea lo que sea, Albus es mío. ¿Lo entiendes? Mío.

—Puedes quedártelo. De todos modos sois todos una panda de cobardes que os creéis los dueños de Hogwarts —dijo Scorpius—. No lo sois. Sois solos unos críos asustados —el Slytherin se acercó más a Harrelson y lo cogió de la solapa de la túnica de modo amenazador—. Eres un crío asustado que no tiene cojones a salir del armario. Eres un cobarde.

—Serás hija de put… —y antes de que Daren pudiera acabar la frase, Scorpius sacó su varita como acto reflejo, acorraló al chico contra la pared y apuntó con la varita en su cuello

—Ni te atrevas, porqué juro que te mato.

La rabia fluía por todo su cuerpo, poseyéndole.

Scorpius tenía acorralado a Daren. Abusado acorralando a su abusador. Scorpius había sido víctima de Daren y James durante toda su vida y, ahora era la víctima la que se convertía en atacante. Ahora Scorpius era el que apuntaba con la varita dispuesto a herirle y no podía sentirse más poderoso.

—Vamos, Malfoy —dijo Daren sin vacilación—. Hazlo. Lo has deseado siempre.

Scorpius respiraba entrecortado con la mirada fija en la punta de su varita sobre la piel del cuello de Daren. Aquel sentimiento de odio le asustó, estaba dominando todo su cuerpo y le estaba haciendo actuar por impulsos. Scorpius se asustó de aquella reacción y retiró la varita del cuello del chico.

La risa de Daren comenzó a sonar en el pasillo como un ácido estruendo.

—No sé quien es el cobarde de los dos, Malfoy —dijo entre risas.

Y entonces Scorpius supo que si no le hacía daño con magia —por el peligro que sus impulsos podrían provocar— le haría daño con sus propias manos. Aquella rabia que ardía sin control bajo su piel se colapsó en un único punto de su cuerpo. El puño se levantó en lo alto y colisionó brutalmente contra la cara de Daren Harrelson, haciéndole sangrar.

Malfoy se fue de allí mientras Daren aun se incorporaba por la contusión del golpe. Le dejó tirado en el pasillo, gimoteando y con la nariz sangrando. Supo que aquello traería consecuencias, Daren y James buscarían venganza por el puñetazo, pero Scorpius ya no iba a quedarse callado frente a sus abusos nunca más. Ya no sería su víctima, ya no guardaría toda aquella rabia en su interior. A partir de hoy se haría oír.

Notas finales:

Tal y como prometí, después de una semana (más o menos) os traigo el siguiente capítulo. Ai, ai… A alguien ya se le empiezan a asomar los sentimientos… Espero no dejaros con la intriga por mucho tiempo, esta semana la tengo llena de exámenes y cuando más exámenes tengo es cuando… ¡Pero que digo! Si cuando tengo que estudiar es cuando más escribo… Así que no os preocupéis, espero poder actualizar la próxima semana, a cruzar los dedos.

Cualquier pregunta al respecto, pueden dejar un review y les responderé encantada.

Nos vemos en el próximo.


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