Eran dos hechiceras jóvenes muy hermosas, una era aprendiz de las hechiceras de luz, morena de cabello castaño, ojos pardos, pequeña, 16 años, su nombre Aris, tiene de mascota un gato blanco con manchas café, se llama Rudy.
Y la otra era aprendiz de las hechiceras de oscuridad, blanca de cabello negro azabache, ojos negros, alta de 17 años, su nombre Trish tiene de mascota una ardilla muy peculiar de color negro que puede volar, se llama Alez.
Para poder graduarse de la institución a la que cada una pertenece y conseguir el título de hechicera tiene que superar unos retos, que consiste en pasar un laberinto de espejos, llegar a una zona específica de batalla dentro de un campamento de ogros, pelear en una batalla con la aprendiz que le toque, recoger una especie de calabaza en forma de copa que solo crece en el huerto de cristal del líder de los ogros, la que gane, se gradua con honores y lleva la gloria a la institución que representa.
Pues por cosas de esfuerzo y destino a nuestras protagonistas les toco representar a su institución, ambas eran las mejores del primer grupo y fueron en busca de la copa. Vestidas con ropa deportiva con la cara pintada con los colores que representan a su institución, iniciaron la travesía, ambas con la ayuda de sus mascotas tenían que superar un inmenso laberinto de espejos y cristales, obviamente quien tuvo mayor ventaja en este punto fue Trish por su ardilla peculiar, el siguiente obstáculo ya casi llegando al campo de batalla, tuvieron que superar circuitos de escalar, rampear, correr, evadir, saltar, con la adrenalina y los reflejos a flor de piel, en este punto Aris y su gato tuvieron ventaja por los reflejos felinos, su agilidad y fuerza. Aris era quien se acercaba más al huerto de cristal, sin embargo, Trish no se daba por vencida término los circuitos, con la fuerza que tenía y supo distribuir envió el primer hechizo directamente a Aris, quien supo esquivar, y esta contraataco con un hechizo oculto (perderás tu belleza y no la recuperaras, hasta encontrar a tu primer amor), Trish empezó a deformarse y a debilitarse, entonces Trish contraataco con todo lo que tenia, el hechizo que le envío a Aris fue directo al corazón, en ese instante Aris perdió el sentido de querer continuar, el propósito de la competencia se perdió, el simple hecho de estar allí le incomodaba, no le importaba nada, tomo la copa y la rompió, al hacerlo tuvo una visión (alguien morirá).
En ese momento el ogro que estaba oculto en el huerto salió, resulta que la ultima batalla, la ultima prueba era luchar con el ogro, quien era inmune a los hechizos, aquí la única manera de luchar contra el era utilizando agilidad e ingenio, el ogro ataco primero dándole un certero golpe en el abdomen impulsándola hacia el aire y cayendo lejos de el, Aris aprovecho eso para enviar un hechizo a las plantas para que contengan al ogro y pueda escapar.
Mientras tanto Trish iba incorporándose de aquel hechizo, pensando de que si al menos iba a perder perdería completando la travesía que empezó, así comenzó a caminar hacia el huerto, toda lastimada, débil y triste llego al huerto, al ingresar allí se llevo una sorpresa, el ogro estaba ahogándose con las raíces de aquellas plantas que no paraban de crecer, todo maniatado y humillado, lo único que hizo fue ayudarlo a salir de esa, envió un hechizo a las plantas y estas empezaron a bailar, después de todo la aprendiz de la oscuridad no era tan mala, era muy divertida.
Este ogro en agradecimiento comenzó a recolectar plantas como loco, preparo un tipo de remedio y se lo dio a beber, este remedio le curo las heridas casi de inmediato, sin embargo no logro romper el hechizo que le había enviado Aris, Trish casi curada llego a su institución, con un pequeño morral lleno de plantas y los pedazos de la copa, nadie la reconoció por el aspecto que tenia en ese momento, las hechiceras, hechiceros y aprendices empezaron a escapar de su apariencia, los únicos que se quedaron allí impresionados, fueron la directora Vernis, una profesora no tan experimentada Grey y un maestro de pociones Otto que al observarla con curiosidad la llevo a su laboratorio, la directora y la profesora los siguieron, el maestro y la directora utilizaron las hierbas que Trish tenia en su morral y prepararon una especie de medicina que ella tenia que tomar para mantener su belleza por un tiempo a costa de su fuerza y sentimientos.
Mientras tanto Aris en su institución era repudiada por la acción tan cruel que tuvo con la otra aprendiz y el ogro, jugar con los sentimientos, atentar con la vida de un ser vivo, en esa institución no juegan con los sentimientos y mucho menos asesinan, era su ley, y esa aprendiz tan insolente, rebelde y testaruda la rompió, en una prueba en la cual no era necesario llegar a los limites que ella llego, ignorando todos los principios que le inculcaron, Aris solo pensaba que hizo bien y solo se defendió, en cierto modo paso los limites y la única que tendría secuelas de esa batalla seria la otra aprendiz, solo era una aprendiz débil y podría dejar la institución de hechiceras y continuar una vida de mortal si quisiera, si no pudo esquivar ese hechizo, no podría con una batalla real, en la cual su vida estaría en riesgo. Su institución le dio la razón, al final de todo, ese hechizo se rompería con amor, sin embargo no le dieron los honores por ganar la batalla, la dejaron con el titulo de hechicera por superar los retos y salir aparentemente ilesa de esa batalla, después de todo no era tan malo, Aris consiguió el titulo y no se quedo sin nada.
Mientras tanto en la institución de hechiceras de oscuridad, Trish gracias a los medicamentos que tomaba mantenía su belleza estable, mas su personalidad amable y fuerte, quien inspiraba una completa confianza se desvaneció por los efectos secundarios de aquellos medicamentos, perdió la fuerza, mas aumento su intelecto, en lo practico no andaba muy bien mas en lo teórico era una maestra, tan sabia como cualquier maestro, tenia que defenderse con algo, se volvió muy lógica y hábil en todo, entendió que la fuerza no lo era todo y poco a poco se volvió mas perseverante, olvidándose de encontrar un amor solo se refugio en los libros, hechizos y pociones que su maestro le enseñaba, su profesoras de ritos solo a ellos los escuchaba y muy adentro de su corazón los estimaba.
Para ser un hechicero o hechicera tenias que renunciar a la familia mortal en la cual naciste, y si nacias en una familia de hechiceros tenias suerte porque tu decendencia estaba asegurada.