DOMAGIN lejos de su dueña, su pequeña, su amiga que tanto estima, decidió dejar esa cómoda isla e ir en busca de su pequeña por un largo y exhaustivo viaje, sería una gran aventura empezar aquella travesía para poder encontrarla, guiándose por el instinto y el sentimiento de nostalgia al recordar a su pequeña que lo incubo, lo alimento, le enseño a leer, recordando con añoro esos momentos juntos compartiendo una infinidad de libros que ambos disfrutaban leer en compañía mutua, su única amiga, su pequeña, quien nunca se había olvidado festejar un cumpleaños, lo mimaba como a un hermano, amigo fiel, leal e incondicional, su única compañera, solo a ella le ofrecería su vida si lo necesitara.
Entonces emprendió vuelo, sin imaginarse que al iniciar esa travesía tendría que volar muchos kilómetros, sería la aventura más larga que jamás había imaginado hacer en toda su corta vida, primero porque no sabía dónde empezar, segundo no sabía dónde se encontraba su pequeña, tercero no veía nada más que agua salada a su alrededor, algunas gaviotas y un sinfín de peces.
ventaja de volar, las distancias eran más cortas aunque fatigantes, gratificantes porque sabía que con cada aleteo se acercaba más a su pequeña y adorada amiga, desventaja, no sabía dónde parar a descansar, solo encontraba lugares ocupados por seres desconocidos, lugares sombríos, lúgubres e inestables, tampoco sabía dónde o que comer por allí no habían roedores su comida preferida.
DOMAGIN llevaba 3 días de vuelo, agotado diviso por fin TIERRA!!!Con una playa tan grande como un continente, con una especie de ciudad llena de árboles y una gran torre que le llamo mucho la atención. De aquel lugar donde él se encontraba sobrevolando, podía observar con claridad la inmensidad de la torre, localizada más o menos por el flanco izquierdo de aquella ciudad, la torre se encontraba alejada de toda la población, DOMAGIN se imaginó que aquella torre se encontraba abandonada por estar tan alejada, en ese mismo instante supuso que habrían montones y montones de bichos y roedores escondidos por ahí, entusiasmado por el hambre y por la poca energía que le quedaba se enrumbo hacia esa torre.
No había notado que cerca de la torre se encontraba un pueblito, entonces por curiosidad bajo vuelo para ver que encontraba por ahí, asomándose con aleteo lento por aquel pueblo quedo maravillado de tal manera que se olvidó del cansancio, porque al acercarse lo suficiente asombrado observo aquella arquitectura tallada en conjunto con la naturaleza estaban en una perfecta armonía, unida, coordinada y equilibrada, aunque, no se encontraban demasiadas estructuras colosales como aquella torre, las pequeñas casitas, las iglesias, en general todo lo que se encontraba en aquel pueblito era sorprendente, estaba muy bien trabajado y detallado, parecía un pueblito de algún país civilizado, lleno de mortales muy humildes y trabajadores que construían las casas en los árboles, haciendo las carreteras en piedra, para vivir tranquilamente, sin lastimar demasiado a la naturaleza, conviviendo con los animales y con roedores, roedores que hace 3 días no probaba, sobreviviendo apenas, por uno que otro pez saltarín que las gaviotas terminaban arrebatándole, sin embargo, observando bien aquel lugar se dio cuenta que estaba desolado, no había ni un solo mortal paseando en aquel lugar, así que sin mucha ganas de seguir curioseando por miedo a algo que se aparecería de forma repentina, alzo el vuelo y se fue directamente a la torre, al llegar observo efectivamente que no había nada, solo alguna que otra planta luchadora tratando de crecer dentro de aquel coloso, también vio que aquella torre parecía una especie de fortaleza y se emocionó mucho porque su suposición era correcta, habían montones y montones de ratas, serpientes, arañas, ardillas y muchos, muchos bichos, sin perder más el tiempo explorando, con el buche rugiéndole comenzó con la cacería, algunos bichitos lograron escaparse, mientras que otros menos afortunados no lograron evitar ser cazados y engullidos.
Luego de alimentarse de aquellos bichitos que luchaban por seguir viviendo y este hambriento ser mato engulléndose el buche hasta hartarse, sin ningún remordimiento de eliminar aquellas pequeñas colonias llenas de familias, dejando en abandono a uno que otro bichito sobreviviente, satisfecho por aquel festín, fue hacia la cima de la torre a descansar, olvidándose por completo de aquella situación en la que se encontraba el pueblo, sin embargo, al llegar a la cima de la torre se llevó una gran sorpresa, encontrándose con una especie de muñeca atada a un muro, esta muñeca tenía un aspecto similar a la de un mortal maltratado y golpeado, magullada, con la ropa rasgada, apolillada, rota y con sangre seca encima, supuso que la sangre se la habían roseado y estaba seca por el tiempo transcurrido, DOMAGIN imagino también que el aspecto que tenía esa pobre muñeca fue provocado por algún mortal desquiciado, aquella muñeca que no tenía la culpa de que a algunos mortales sádicos les gustara ese tipo de juegos, buscando placer con ese tipo de fetiches extraños, siendo aquella muñeca una víctima inconsciente y dócil perfecta para aquellos deseos repulsivos, así que, por lastima y desagrado al aspecto de esa muñeca, rompió las cuerdas con las cuales la habían maniatado, acomodándola bien, firme a un lado, se apoyó sobre está a conciliar el sueño, luego de unos momentos aquella muñeca empezó a moverse de apoco, DOMAGIN no pudo sentir nada por el cansancio y satisfacción, estaba como una piedra sobre las piernas de tela de aquella muñeca, lo único que atino a hacer la muñeca que no quiso molestar al pequeñín, fue quedarse inmóvil y esperar a que despierte su pequeño nuevo amigo.
Mientras tanto, la pequeña ratita impostora, pasaba el mejor momento de su vida, la aventura que nunca imagino, se divertía mucho, su “dueña”, la hechicera de oscuridad, la ex aprendiz que compitió contra ella y dejo ganar, era la mejor, su personalidad tan extravagante, risueña, divertida, tan diferente a la hechicera que se había imaginado en sus pensamientos, como son oscuras pensaba que eran amargadas y para nada divertidas, su belleza con esos ojos plomos tan misteriosos, esos labios carmesí tan finos como una bella línea que surca el alba, esas pestañas risadas, ese cabello hondeado negro con mechones azules, su piel tan blanca, tersa y perfecta que no pudo notar con aquel maquillaje que llevaba puesto en el rostro para competir, con esa figura tan esbelta y proporcionada, que rompería las miradas de cualquiera del grupo que solía manejar, su dueña era hermosa sin duda, se llama Rosa, la familia de Rosa era tan unida, organizada y perfecta, muy diferente a la familia egoísta, rígida y especial que tenía, estar ahí era increíble, su dueña la llevaba a todos lados en su hombro derecho.
Rosa encantada con lo lista que era su pequeña ratita, con tanto que se había es forzado en entrenarla para el reto, el cual ganaron, pensaba que valía la pena mimarla un poco por ella y su familia, después de tanto sacrifico le daban todo lo que la ratita quería, se lo merecía ya que todas esas horas de practica derramando sangre, sudor y lágrimas no fueron en vano, su ratita era muy especial se había unido más a ella, siendo más divertida, traviesa, energética, mucho más inteligente que antes, incluso comprendía lo que le decía y obedecía las ordenes de su dueña, Rosa creía que el entrenamiento que hizo con su ratita le había hecho cambiar de ese modo y su cambio radical era lo que más le agradaba en ese momento. Qué triste que lo bueno dura poco, la pequeña Darlin tenía que pisar tierra, tarde o temprano se darían cuenta de que ella era una hechicera y no una ratita, así que todas las noches salía a pasear buscando información, aunque era divertido andar por ahí desnuda tenía que ir con mucho cuidado para que no la descubran, disfrutar de ser una ratita también era muy riesgoso, mas por los gatos, halcones, lechuzas, hasta perros que se la querían comer, así que, para evitar cualquier problema, todas la noches salía a buscar alguna información sobre la venida de los medios hechiceros. Rondando por aquella ciudad se sentía sola, nostálgica y deprimida, no podía confiar en nadie, tampoco podía hablar con alguien, escondiéndose siempre de alguna hechicera oscura evitando que la descubrieran, extrañando mucho a su lechuza, a su familia, en especial a su pequeña hermana Aris, a quien amaba mucho, por quien quizás cambiaria de opinión y volvería a su ciudad, su hermana el único motivo que tenía para volver a esa vida “perfecta”, sin embargo Darlin no quería volver a vivir esa vida que tenía marcada, quería construir su propio destino, solo que aún no tenía ningún sueño o motivo que le ayudara a continuar construyendo ese camino lejos de esa vida, un nuevo destino, lo único que le ayudaba y tenía para poder continuar esa aventura eran sus emociones, voluntad y ese sentido de superación de no querer vivir una vida conformista, atada a una posición eterna, no quería seguir esa rutina planeada quería hacer algo más, sentía ese llamado especial, sentía que su vida tenía otro rumbo, sabía que tenía un propósito que cumplir.
Lo único que sabía que tenía era una premonición que le dieron al nacer y volvió a encontrarse en un libro que leyó por ahí, esas palabras marcaban su vida, de una forma que la convertía en una salvadora, no quería creer en nada, si era posible quería llevar la contra a todo lo que escuchara o leyera acerca de aquel tema, pero por más que escapara y tratara de alejarse, se daba cuenta que más se acercaba a una situación que no tenía sentido ni explicación, y solo tenía una opción, dejarlo ser y disfrutar de todo hasta que llegara ese momento, por eso escapo de su hogar y por mas sola que se sentía, tenía que buscar una manera de salir de aquella situación, una manera de salir era buscar como escapar de aquella ciudad o seguir ahí pero con otra identidad y disfrutar de cada momento.
Después de caminar un largo trecho observo desde lejos una estación donde había una especie de máquinas circulares a prueba de todo, vehículos automáticos, que se utilizaban como movilidad de desplazamiento de largo alcance, eran seguras, rápidas, solo necesitaban energía una pisca de energía para recorrer distancias planetarias, pero no eran lo suficiente fuertes para aguantar ese tipo de presión, así que solo las usaban dentro de su mundo, y lo más interesante, seguían ordenes no era necesario conducir solo decirle a donde ir, acomodarte y dejarte llevar, maquinas especiales para hechiceros o medios hechiceros que podían alimentar a esas máquinas con su energía por ende los mortales no podían subirse, esas máquinas eran las encargadas de localizar a los medios hechiceros, cada año salían en busca de los medios, al encontrarlos esperaban 42 horas, si los medios no subían a ese vehículo pues simplemente los perdían.
En ese instante Darlin tramaba un plan que sería el encargado de darle una nueva identidad, lo triste seria como abandonar a su actual dueña, ya que las mascotas nunca mueren, ¿cómo escaparía?...