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Asimetría por StrangeTH

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Notas del capitulo:

Hecho con mucho amor, dedicación y perversión. AVISO: Es un proyecto en conjunto (razón por la que a veces se escribirá de forma española o latina)

 

 

Kira

 

Con Light, nos adentramos curiosos en el cuarto, ansiosos de comenzar una nueva etapa en nuestras vidas. Hoy, nos esperaba la autonomía e independencia por la que tanto habíamos luchado mi hermano y yo. Sin embargo, nada más mirar el interior de la habitación, nos percatamos del desorden, el caos y la revuelta que reinaba en el mismo.

Esto no estaba bien por donde se le mirase, definitivamente no.

—¡Pilla que te aplasta! —voceó excitado un odioso chico de cabello negro que no paraba de correr de un lado para otro con una bobalicona sonrisa en el rostro—, ¡eh!, muévete que te llega —me avisó segundos antes de lanzar con demasiada astucia un almohadón color carmín que tenía por destino llegar al otro extremo del dormitorio (un almohadón que, por cierto, era un regalo que le había hecho a Light hace no más de un mes)—. Lo siento Elle, entérate, no pienso limpiar la ropa —declaró con seguridad al ver que, en efecto, el cojín que había lanzado, sí se estrelló con su objetivo, otro andrajoso muchacho de melena negra que no parecía tener ni el más mínimo interés en su gemelo.

—Beyond, joder, tío, qué asco —se quejó fastidiado. En respuesta, cogió el cojín con extrema pereza, y lo arrojó en dirección contraria sin quitar la vista del libro—. Yo no voy a lavar por ti —explicó estirándose sobre su cama, emitiendo un contagioso bostezo. Beyond, sin mayores complicaciones, esquivó victorioso el cabezal, lo que provocó que pasara de largo por su lado y rozara con el florero que había colocado hace un par de horas. No me quedó de otra que contener la respiración al escuchar aquel ruidoso y estridente sonido de los cristales fragmentándose en el piso.

¡Los mato!, los… No, no. Vamos Kira, inhala, exhala, sólo es un viejo jarrón. No es el fin del mundo, tranquilo. Respiré hondo empuñando las manos, y tuve que hacerlo con más fuerza y determinación al oír una risotada extravagante liberada por Beyond.

—Tío, rompiste la jarra arcaica del mesón —comentó con una sonrisa burlona en los labios—. Y no, no voy a limpiar ese charco que dejaste por tu mala puntería. Te jodes, igual que con la ropa.

—Vale, mañana lo hago —¿qué? La madera del suelo se pudrirá para entonces—. A lo otro vamos juntos, cada uno va a encargarse de lo suyo, ¿ya? Y no molestes más.

 ­—De acuerdo.  Oye, a propósito, Elle, ¿no te parece que debimos haber traído ropa aseada antes de venir?

Qué asco.

—Kira… ¿Quiénes son estas personas? —preguntó Light, asustado, evidentemente desilusionado—, ¿por qué están destrozando todo, Kira?

Conocía demasiado a Light como para entender con exactitud el que se encontrase intimidado por la situación, es decir, cualquiera lo haría al ver la conducta de este par de simios. Ambos gemelos de cabello negro, largo, despeinado... ojerosos a más no poder, de andar torcido, de modales escasos, informales, pedantes y, por, sobre todo, como si no fuera poco, increíblemente soberbios.

Light se aferró a mi brazo admirando inquieto el panorama. Yo, por mi parte, veía todas y cada una de mis expectativas caer. Nuestros sueños, metas y ambiciones se estaban desmoronando ante nuestros ojos a pasos agigantados, lo veíamos venir con extrema claridad, lo sentíamos en la atmósfera.

Se suponía que este cuarto era un sitio entregado por el gobierno para los mejores cuatro estudiantes del país, ¿dónde está el ambiente intelectual?, ¿la limpieza?, ¿la seriedad?, ¿la gente con quien compartir charlas interesantes y profundas en base a la humildad y respeto mutuo?

Nada de eso podía existir, esto era realidad en estado puro, en su máxima expresión. No obstante, debo asumir que no me era del todo desconocido, ya estaba preparado para algo como esto, ya había sido advertido de la pesadilla que significaba la compañía de los gemelos Lawliet, sin embargo, no imaginé que pudiese ser tan terrible.

 

—Son... —titubeé—nuestros compañeros de cuarto... —contesté deseando estar bromeando. 

 

No creo estar preparado para esto…

 

 

 

Capitulo uno

 

 

 

 

 

 

 

Kira

 

 

 

 

 

 

 

Beyond corría de un lado para otro como si padeciera algún tipo de síndrome de hiperactividad, rebuscando entre los muchos adornos que había a nuestro alrededor sin preocuparse de recogerlos cuando alguno se caía al suelo. Elle, por su parte, caminaba encorvado con los ojos entrecerrados mirándolo todo. Ya le había pedido seis veces al dependiente que le bajara objetos del estante más alto, al que solo se podía llegar con una escalera, para después desecharlos con desagrado. El pobre hombre miraba alucinado cómo ponían patas arriba su tienda, que estaba colocada en un perfecto orden hasta que nosotros habíamos entrado.

 

 

 

—¿Van a comprar algo? —se atrevió a preguntarle a Beyond, dubitativo.

 

 

 

—¿Quién sabe? —respondió él con desfachatez mientras tocaba un hermoso espejo de pared dejando en él las marcas de todas sus huellas dactilares—. Es posible, calvito.

 

 

 

—Recuérdame por qué estamos aquí —me susurró Light pegándose aún más a mí, horrorizado, cuando Beyond acarició la calva del vendedor como si fuera un perrito.

 

 

 

Una sonrisa acudió a mis labios al ver que la cara del hombre (incluyendo la calva) se ponía de todos los colores, quién sabe si a causa de la ira o de la vergüenza, pero me esforcé por contenerla. Puede que a mí me hiciera gracia la irreverencia del gemelo más extrovertido, pero a Light... A Light más bien le daba miedo.

 

 

 

—Querían ir a comprar adornos para la habitación que vamos a compartir —le recordé amablemente, frotando su brazo para tranquilizarlo—. ¿De verdad querías que los dejáramos venir solos? Por lo que sabemos de ellos, acabaríamos viviendo todo un año en un antro lleno de fotos de chicas sin ropa o de pósters de Megadeth.

 

 

 

Mi hermano gemelo contuvo un escalofrío. Las fotos de chicas desnudas ocupaban un lugar muy alto en la lista de cosas que consideraba horteras, asquerosas o que simplemente odiaba.

 

 

 

—Ahora que lo dices —exclamó Beyond, metiéndose sin ningún pudor en nuestra conversación—, me parece buena idea comprar ésto, Kira. Quiero pegarlo en la puerta.

 

 

 

¿Quién me habría mandado abrir la boca? Sostenía entre sus manos un póster de un álbum de Megadeth, Countdown to Extinction. En él se veía a un viejo casi desnudo gritando en lo que parecía ser la sucia habitación de una celda. Nadie dijo nada durante unos segundos.

 

 

 

—Son diecinueve con veinticinco —exclamó el dependiente, rompiendo el silencio.

 

 

 

—¡No vamos a comprar eso! —espetó Light, alterado. Lo miré sorprendido. Debía estar de los nervios, jamás alzaba la voz si no era absolutamente necesario.

 

 

 

—¡Por supuesto que no vamos a comprarlo! Es horrible —intervino Elle, fulminando con la mirada a su hermano—. No te burles de ellos, B. ¿Cómo se te ocurre decirles que vamos a comprar algo de Megadeth? Pero si odiamos ese grupo —Beyond se encogió de hombros mirando al vendedor, poniendo cara triste como dando a entender que no había trato. El alivio se reflejó en el rostro de Light—. Compraremos este de Metallica.

 

 

 

Se sacó de detrás de la espalda otro póster gigantesco, esta vez de Master of Puppets.

 

 

 

—Tranquilo —me dijo Light, riéndose—. Seguro que es otra broma.

 

 

 

Todos lo miramos sin hacer ningún comentario. Light bajó la mirada. No era una broma.

 

 

 

—B... Bueno —tartamudeó—, al menos no querréis colocar fotos de chicas con poca ropa, ¿verdad?

 

 

 

Beyond y Elle pusieron cara de extrañeza. Después se miraron y estallaron en carcajadas. Yo y Light también nos miramos, con el ceño fruncido, desconcertados. ¿De qué se reían?

 

 

 

—No te preocupes, no queremos fotos de chicas —aclaró Elle cuando hubieron acabado de reírse.

 

 

 

—Nosotros es que somos más de chicos —añadió Beyond mirándonos con un brillo pervertido en la mirada.

 

 

 

Me sonrojé ante la insinuacion. No podía ser. Además de ser ruidosos, sucios, maleducados y desordenados, ¿eran...?

 

 

 

—¿Qué quieres decir? —interrumpió Light mis pensamientos. Me golpeé la frente con la mano, desesperado. ¿Cómo podía llegar a ser tan inocente?

 

 

 

—Light... —comencé, pero Beyond no tardó en cortarme hablando con una sonrisa lobuna en los labios, acercándose a nosotros.

 

 

 

—Quiero decir —susurró en la oreja de mi hermano. Fruncí el ceño, ¿cómo se atrevía a acercarse tanto a él? Asqueroso degenerado— que mi hermano y yo os encontramos muy lindos, y que preferiríamos tener fotos comprometidas vuestras pegadas en la pared antes que  las de cualquier chica, por hermosa que sea.

 

 

 

Lo aparté de un fuerte empujón, impresionado ante su franqueza y su poca vergüenza. Me puse delante de un ruborizado Light en posición protectora. Él, temblando, se aferró a mi cintura.

 

 

 

—¿¡Es que no vas a decirle nada!? —exigí a Elle con malas formas— ¡Controla a tu hermano!

 

 

 

Me miró a través de sus ojerizos ojos sin dejar que ninguna expresión se adueñara de su rostro.

 

 

 

—¿Por qué debería? —dijo, con Beyond sonriendo a su espalda—. La verdad es que ambos sois bastante guapos, Kira.

 

 

 

Le pegué un puñetazo tan rápido que no le dio tiempo a reaccionar. Cayó sobre un expositor lleno de feos jarrones bastante parecido al que nos había comprado nuestra madre y que Beyond había roto una hora antes. Éstos también se rompieron en miles de esquirlas, haciendo un ruido impresionante.

 

 

 

—No estamos interesados en vosotros —le dije furioso a un Elle un poco ensangrentado, se había clavado algunos cristales. Bueno, a lo mejor así entendía mejor el mensaje—. Haríais bien en recordarlo a partir de ahora.

 

 

 

—¡Fuera de mi tienda! ¡Fuera de mi tienda! —comenzó a gritarnos el dueño, furibundo, consiguiendo apagar mi cólera tan rápido como se había encendido.

 

 

 

Miré a mi alrededor, avergonzado. Todos los clientes nos miraban, acababa de dar un espectáculo en público. Nunca me había ocurrido nada semejante, pero es que esos gemelos realmente sabían cómo sacar a la luz mi peor lado.

 

 

 

Mi hermano me observaba temeroso y con los ojos abiertos, desubicado, como si no supiera muy bien qué debía hacer a continuación.

 

 

 

—Oh, Light, ¡lo siento! —reaccioné de pronto, disculpándome afligido, mientras el vendedor continuaba gritándome para que abandonara su establecimiento. Nunca les perdonaría ésto a los gemelos—. No te asustes, por favor. Ven, vamos a casa.

 

 

 

Light asintió, dubitativo, y me tomó de la mano para irnos. Antes de que nos fuéramos, le lancé una mirada amenazadora a Beyond, que pronunció sin sonido alguno primero "Léeme los labios, estúpido" y después "Nos vemos en casa, cariño". Tuve ganas de hacerle la puñeta, pero como soy una persona educada me limité a fruncir el ceño cuando me lanzó un beso.

 

 

 

Abandonamos el comercio con los cristales de los jarrones rotos crugiendo bajo nuestros pies. Antes de atravesar la puerta, alcancé a escuchar a Elle diciéndole a su hermano entre quejidos de dolor:

 

 

 

—Bueno, parecen interesantes.

 

 

 

Sentí el impulso de volver para pegarle otro puñetazo, pero la mano de Light tironeaba con prisa de la mía.

 

 

 

 

 

 

 

Tenía la sensación de que iba a ser un año muy, muy largo.

 

 


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