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Asimetría por StrangeTH

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Light


 


 


 


Después de cómo se había desarrollado el día, no podía tener más ganas de meterme en mi nueva cama y dormir de un tirón toda la noche. Por desgracia, los gemelos Lawliet no paraban de invadir mi mente y tuve que dar vueltas y más vueltas entre las sábanas hasta que por fin conseguí dormirme alrededor de las tres de la mañana, sumido en un sueño ligero.


No tardé en despertarme. Un molesto ruido de cosas cayendo y chocando unas con otras me martilleaba en la cabeza. Miré el reloj para descubrir horrorizado que ¡eran las cinco de la mañana! Dormir es importante, es como bañar a tus neuronas en un balde de agua fría para dejarlas listas y despiertas para el día siguiente. Esa noche estaba durmiendo tan poco que estaba seguro de que me pasaría el día siguiente como una especie de zombie estúpido incapaz hasta de encontrar la solución de una ecuación de segundo grado.


Me incorporé un poco para ver de dónde procedía tanto alboroto y descubrí a una figura oscura apartando cosas de dentro del armario. En medio de tanta oscuridad era imposible saber a quién pertenecía la silueta.


—¿Qué estás haciendo? —pregunté intentando no hablar como lo haría un muerto viviente, pero el sueño hizo de las suyas y mi voz sonó completamente pastosa.


—Tengo hambre, busco comida —dijo la figura de la penumbra, cuya voz identifiqué como la de Beyond, mientras sus manos seguían explorando el interior del armario—. ¿Qué haces despierto a estas horas, Light?


—No hables tan alto, podrías despertar a nuestros hermanos —susurré. Kira tenía el sueño profundo pero si Beyond lograba despertarlo más le valía correr por su vida. Mi hermano era un fanático de los estilos de vida ordenados y en el suyo se incluía dormir ocho horas diarias—. Espera, ¿acabas de decir que buscas comida? No la tendrás guardada en el armario, ¿verdad?


—Sí, y acabo de encontrarla. Pastel de chocolate —dijo Beyond alegremente hablando a solo unos pocos decibelios menos que antes para después comenzar a comer—. ¿Por qué? ¿Tienes hambre?


—No, no es eso —respondí intentando ignorar el grosero ruido que hacía al masticar—. No deberías guardar comida aquí, Beyond.


—¿Por qué no? En esa tontería de lista vuestra no ponía que estuviese prohibido.


—De hecho, sí que lo ponía. Era una de las primeras normas —suspiré impresionado por su dejadez. Cada vez tenía más claro que si dejábamos a los gemelos a sus anchas terminaríamos viviendo en un basurero—. No se puede guardar comida en la habitación, o en seguida nos invadirán las hormigas.


Beyond se rió, de nuevo sin tener en cuenta que había más gente durmiendo en la habitación.


—Mi pequeño Light, estás lleno de normas. Normas, normas, normas, éso es lo único que veo en ti —canturreó utilizando la pegadiza melodía de un comercial. Puse los ojos en blanco, aunque nadie pudiera verlo. ¿Se suponía que éste era uno de los mejores estudiantes de todo el país? A cada instante que pasaba me parecía más difícil de creer—. Deberías relajarte un poco, pequeño Light.


—No me llames así —le pedí sonrojándome. No me sentía cómodo escuchándolo pronunciar lo que parecía una especie de apodo cariñoso cuando unas horas antes había anunciado que iba a comprar lubricantes de sabores. Incluso yo con toda mi inocencia había entendido lo que quería decir con éso.


—¿Cómo quieres que te llame entonces? —preguntó divertido. A continuación comenzó a enumerar una larga lista de esos nombres que la gente llama a sus parejas, estoy seguro que solo para intentar molestarme—. ¿Cariño? ¿Cielito? ¿Bebé? ¿Ojitos brillantes? Cuando oigas uno que te guste, dímelo. ¿Amor? ¿Dulzura? ¿Vida? ¿Majestuosa poll...?


—Prefiero Light, muchas gracias —dije cortando apresurado lo que Beyond había estado a punto de decir y siendo dolorosamente consciente de que el rojo de mis mejillas había subido hasta las orejas. Estúpido Beyond con su estúpido y sexual sentido del humor.


—Qué aburrido —comentó seco, sin ninguna de esas inflexiones que solía darle a su voz al hablar.


¿Aburrido? ¿De verdad creía que era aburrido? Pensar que me veía de esa manera me entristeció un poco. Nadie dijo nada durante unos cuantos segundos, lo único que se escuchaba era cómo mascaba su dichoso pastel de chocolate. Noté que me rugía el estómago. Con tanto ajetreo ayer no había podido cenar mucho y claro, ahora tenía hambre.


—¿Me darías un poco? —pregunté dubitativo. Si Kira se enteraba de que había estado comiendo entre horas y para colmo pastel de chocolate, que no es que sea la cosa más sana del mundo, estaría riñéndome durante horas. Pero en fin, él estaba durmiendo y yo tenía hambre, y tenía a un descarado chico comiendo algo que olía delicioso justo delante de mí.


Por desgracia, el chico además de descarado era un idiota al que le encantaba burlarse de los demás.


—¿Que si te daría? —dijo fingiendo escandalizarse—. Pero, princesa, ¿acaso no está prohibido comer en sus aposentos? Sin hablar de que debería mantener su línea.


—No soy una princesa —espeté esforzándome por seguir susurrando—. Y dame un poco de pastel, por favor.


Me pareció que Beyond iba a negarse de nuevo pero que cambió de opinión en el último segundo.


—Está bien —dijo, me dio la sensación de que con una sonrisa ladina en los labios—, pero solo si haces lo que yo te diga.


Me removí inquieto. A saber lo que me mandaba hacer ese descerebrado.


—Siempre que no sea nada sexual...


—Te lo prometo.


—Bueno... Vale entonces —accedí.


—Cierra los ojos —me ordenó en seguida.


—¿Por qué? Si de todas maneras no veo casi nada, Beyond —me quejé, pero de todas maneras lo hice.


Con los ojos cerrados, escuché que Beyond se movía hasta mi cama y se subía en ella delante de mí. La cama chirrió. Estuve a punto de levantar los párpados y de preguntarle qué hacía, pero no me dio tiempo a hacerlo antes de que volviese a ponerse a dar órdenes.


—Cuando deje de hablar, contarás mentalmente hasta cinco y entonces abrirás la boca. El pastel entrará en ella y entonces la cerrarás, ¿está claro? —cogí aliento para quejarme, pero Beyond me puso un dedo sobre los labios—. Chst. No digas nada, limítate a asentir. ¿Está claro? —volvió a preguntar. Esta vez, asentí—. Perfecto, vamos allá entonces.


"Uno, dos, tres, cuatro, cinco" pensé lentamente sin tener ni idea de lo que iba a pasar cuando terminara de contar. Abrí la boca y noté sorprendido que el delicioso pastel entraba en ella, ¿no había trampa? Cerré los labios muy contento y entonces descubrí extrañado que mis labios no se cernían solo sobre la esponjosa masa, sino también sobre otra cosa.


Ahora que ya tenía el pastel me sentía con suficiente confianza como para abrir los ojos. Cuando lo hice descubrí horrorizado que la cara de Beyond estaba junto a la mía y que él también tenía parte del pastel en la boca, que contactaba con la mía. Me había obligado a participar en una especie de juego de pocky sin pocky.


Me eché para atrás tan deprisa que me atraganté y el pastel se me cayó de la boca.


—¡Eres un...!


Beyond se puso encima de mí, aprisionándome de una forma que no puedo decir que no me resultara agradable y calló mis palabras besándome. Abrí mucho los ojos, pero no lo aparté. Sus labios estaban cálidos y suaves y sabían a pastel de chocolate. Durante un momento de pánico no supe qué hacer, ¿debería mover la boca?, ¿acariciarle el pelo? Éso era lo que las chicas hacían en la tele...


Tras unos segundos se apartó de mí y me miró con lo que supongo que sería desconcierto, con la oscuridad que había no lo distinguí muy bien. Al verle la cara recordé que era Beyond el que me había besado, ¡Beyond!


Le di una bofetada con la mano abierta que resonó en toda la habitación.


—¡Auch!


—No te quejes, pedazo de... ¡Imbécil! —chillé sonrojado.


Beyond iba a decir algo cuando notamos que había alguien que se removía. Cerré los ojos. Oh, no, por favor, que no sea...


—¿Light? —dijo la voz somnolienta de mi hermano—. ¿Qué pasa, mi pequeño Light?


Me escondí debajo de las sábanas deseando que se me tragaran. Beyond tironeó de ellas.


—¿Él sí que puede llamarte así? —preguntó acusador.


—¿¡Qué haces junto a mi hermano a estas horas de la noche!? —exclamó Kira encendiendo súper rápido un pequeño flexo. Cuando la luz dejó de cegarme vi que estaba manteniendo un furibundo duelo de miradas con un Beyond que todavía estaba sobre mis sábanas.


—¿Por qué hay tanta luz? ¿Es que la habitación está en llamas? —preguntó un adormilado Elle frotándose los ojos.


Él... Él me besó —dije con gravedad cruzándome de brazos, evitando la mirada de Beyond y levantando la nariz tanto que me hice daño en el cuello.


Esperaba que Kira se enfadara tanto como para saltar en seguida encima de él y molerle los huesos o algo así, pero no hizo nada parecido. Al parecer la impresión fue tanta que no pudo hacerlo.


Cómo... ¿Cómo que has besado a mi hermano? —le preguntó a Beyond en una voz tan baja y terrorífica que incluso él comprendió que no era momento para bromas—. ¿¡Le has robado su primer beso!?


Beyond sólo tuvo tiempo de mirarme sorprendido y quizás un poco arrepentido antes de que mi hermano lo cogiera como si fuera un saco de patatas y lo sacara de la habitación.


—No volverás a entrar aquí —le dijo furioso antes de cerrarle la puerta en las narices—. Has mancillado la virginidad de mi hermano.


Sonreí satisfecho. Era lo que Beyond se merecía por tomarse tantas libertades. Quizá ahora empezaría a tratarme con más respeto.


 


 


Se me ocurrió intentar volver a dormir, pero en mis labios aún bullía ese extraño cosquilleo que había empezado cuando los de Beyond los habían rozado y algo me dijo que éso no me dejaría pegar ojo.


 

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