Kira
Elle y Beyond no parecían muy preocupados por la visita de nuestros primos (¿pelusa, habían llamado al suyo?) y de sus respectivos novios, así que no tuve ninguna duda de que si dejábamos el asunto en sus manos acabaríamos recibiéndolos en una habitación más desastrada que su desordenado pelo negro y yendo a cenar a un McDonald's. Light y yo tuvimos que encargarnos de recoger de nuevo la habitación (¿¡cómo es posible que ya esté así de sucia si la limpiamos ayer!?) y de llamar a un buen restaurante para reservar una mesa para ocho mientras Elle y Beyond dormían una siesta de dos horas.
Limpiar con Light fue una tortura. Estuvo todo el rato agachándose para llegar con el paño a los lugares más inaccesibles, lo que quiere decir que la vista que obtuve de su trasero no fue precisamente sutil. Además, a la hora de adecentar la casa mi adorable hermano desde siempre se echa el pelo hacia atrás con una diadema elástica que le da un aspecto más tierno que de costumbre.
Me esforcé en mirarlo lo menos posible. Hacía ya años que había aceptado que lo que sentía por Light no era lo que solían sentir dos hermanos el uno por el otro, pero aún así no me había atrevido a dar el primer paso. Para mí él era tan delicado como la vajilla japonesa y temía asustarlo dando un paso en falso. En cambio, para Beyond... Retorcí rabiosamente el paño húmedo con el que estaba limpiando el pequeño escritorio. Para Beyond mi hermano no debía significar nada más que una cara bonita, y aún así había obtenido más de él en un solo día que yo en toda mi vida a pesar de ser vago, descuidado e irritante, cualidades que Light detestaba. ¿Acaso tenía éso algún sentido?
—Si limpias así acabarás por destrozar la habitación —bromeó Light, mirándome con una sonrisa ladeada.
—¿Más de lo que ya lo hacen ellos? —repliqué, lanzándoles una mirada llena de odio a los gemelos dormidos. A pesar de ello le hice caso y bajé un poco el ritmo, no me había dado cuenta de lo brusco que estaba siendo con los muebles.
Terminamos de limpiar a las cinco y media, quince minutos antes de la hora a la que habían dicho que vendrían nuestro primo y el de los Lawliet con sus novios. Era un detalle un poco extraño, ése de que viniesen exactamente en el mismo momento cuando supuestamente no se conocían. Incluso se me ocurrió que quizás Mello y el tal Near... Pero no, esa idea era ridícula. Ningún miembro de la familia Yagami tendría jamás algo con alguien de la familia Lawliet, estaba seguro de ello.
—Kira... —me llamó mi hermano (cuando ya se había quitado la diadema, a Dios gracias)—. Deberíamos despertar a Beyond y a Elle, ¿no crees?
—Vale —dije, y tiré de una patada a Beyond de su cama.
Mientras caía dio un alarido tan dramático que pude imaginarme a una actriz profiriendo uno exactamente igual en una película de terror. Puse los ojos en blanco. ¿Acaso ese estúpido nunca se cansaría de intentar llamar la atención? Lo ignoré por completo y me dispuse a despertar a Elle de una manera igual de brusca, pero al verlo me detuve. Al parecer, cuando Elle dormía, se chupaba el dedo pulgar como si fuera un niño pequeño.
Al principio tenía la intención de reírme de él, pero entonces me di cuenta de que me parecía sorpresivamente tierno. Ni siquiera me di cuenta de que Beyond había dejado de hacer el indio. Acababa de descubrir el lado infantil de una persona que hasta ahora se había mostrado dura e inaccesible, y me encantaba. Me mordí levemente el labio, molesto conmigo mismo y con esas estúpidas ganas que me habían invadido de pronto de despertarlo revolviéndole con delicadeza el pelo a ese idiota que solo unas pocas horas antes me había robado mi primer beso.
—¿Por qué te muerdes así el labio mientras miras a mi hermano, Kira? ¿Acaso es porque quieres tirártelo? —susurró Beyond justo en mi oído. Su voz me sonrojó y me dejó extrañamente paralizado—. Oh, merecería la pena, te lo aseguro. Observa esa piel de marfil... Es tan sedosa como parece, ¿sabes? Apuesto a que te encantaría acariciarla y llenarla de marcas de dientes y besos. Y eso que aún no has visto lo mejor de Elle, lo que esconde debajo del pant...
—¡C-cállate, Beyond! —lo interrumpió Light, para sorpresa de ambos— ¡No te acerques a mi hermano, es muy molesto!
Me volví para observarlo con los ojos abiertos. ¿Eran imaginaciones mías o lo que había dicho sonaba a celos? Pero... ¿Celos por quién?
—¿Prefieres que me acerque a ti, princesa? —preguntó Beyond, alejándose de mí.
—No me llames princesa.
—No lo llames princesa —dijimos al unísono.
Beyond sonrió como si fuera a decir algo, pero lo interrumpieron unos golpes en la puerta. Los tres nos giramos.
—Ya han llegado —susurró Light.
Me acerqué a la puerta preguntándome si ya estarían aquí los cuatro invitados o tan solo dos de ellos. Al abrir comprobé que solo estaba Mello comiendo chocolate cogido de la mano de un extraño chico de pelo blanco.
—¡Hola, Mello! —gritó Light detrás de mí con una sonrisa.
—¡Near! —chilló Beyond empujándome a un lado y abrazándose al chico de pelo blanco como si fuera una lapa para después mirar a Mello de arriba abajo—. ¿Y éste es tu novio? Parece muy poquita cosa, pelusa.
—¿Poquita cosa? —gruñó Mello. Fantástico, sabía que él odiaría a Beyond tanto como yo.
—No es su novio, es nuestro primo —expliqué. Como si nuestro Mello fuese a dignarse siquiera a mirar al crío de las canas.
—No, en realidad sí que somos novios —dijo el crío entrando en la habitación como si alguien lo hubiese invitado a pasar.
—Espera... ¿Qué? ¿Nuestros primos están saliendo? —preguntó Light señalándonos a nosotros y a Beyond.
—No. No, de ninguna manera —me indigné volviéndome hacia Mello, que observó mi ceño fruncido mientras mordía indiferente su tableta de chocolate—. Rompe con él, ya. No quiero que nuestra familia tenga nada que ver con la Lawliet.
—Kira, parece que vives en el Medievo —me respondió conteniendo un bostezo, pero después se alarmó de pronto—. Eh, Near, ¿¡qué crees que estás haciendo!?
Me giré para ver al niño ése despertando a Elle como yo había querido hacerlo, revolviéndole el pelo con suavidad. Por mi interior se extendió un absurdo ramalazo de... ¿Rabia, quizá? Por algún motivo me enfadaba que alguien se atreviera a ser tan dulce con Elle, que, por cierto, se estaba desperezando de una manera adorable.
—¡Near! —exclamó despertándose de golpe al ver la cara de su primo.
—Hola, Elle —musitó Near en voz baja, pero a pesar de ello todos lo oímos—. Te he echado de menos.
Elle sonrió, aparentemente encantado, tomó el blanco cabello del chico atrayéndolo hacia sí y empezó a besarlo en la boca con todo el descaro del mundo.
Esta vez todo me tomó tan de sorpresa que ni siquiera logré enfadarme. Eran primos y se estaban besando al estilo beso francés delante de otras cuatro personas.
Me giré para observar cómo se lo estaba tomando el resto. Mello tenía una expresión de desconcierto bastante parecida a la mía, Beyond ponía los ojos en blanco (con lo que parecía querer decir "ya estamos otra vez") y Light los miraba con una extraña mezcla de curiosidad y asco.
Volví a mirar a los dos besadores, pero ya se habían detenido. Ahora se limitaban a abrazarse como si lo que acababan de hacer fuera perfectamente normal.
Cada vez entiendo menos. Elle parecía al menos un poco más normal que Beyond, pero resulta que mantiene una especie de relación incestuosa con su primo y a todo el mundo le parece bien. ¿¡Qué clase de familia es ésta!?