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Asimetría por StrangeTH

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 Kira


 


Observé estupefacto cómo Light se iba corriendo por la calle bajo la lluvia, ansioso por largarse. Ansioso por alejarse de mí.


   —¡Light! ¡Light, espérame! —le grité, pero no me hizo caso.


   Empecé a correr detrás de él, apartando a la gente a base de empujones. Jamás había sido tan maleducado, pero no era momento para andarse con galanterías: la opresión que sentía en el pecho y que sin duda nacía a raíz del miedo a perder a Light no me permitía ni respirar. Necesitaba alcanzarlo...


   Light resbaló y se calló al suelo a veinte metros de mí. Ahogué un grito y obligué a mis piernas a correr todavía más rápido para llegar junto a él y socorrerlo. Las estúpidas personas de mi alrededor no me dejaban moverme bien y por un momento creí que nunca sería capaz de esquivarlas, que me quedaría atrapado para siempre en ese mar de paraguas y chubasqueros de colores brillantes. Pero un segundo después me di cuenta de que ya estaba junto a Light.


   —¿Estás bien? —le pregunté con urgencia, agachándome a su lado.


   Él alzó la cara, que hasta ese momento había estado oculta, y entonces vi la expresión más horrible del mundo en su cara. Era la que tenía aquel niño cuando lo había matado hace años; una expresión que solo transmitía miedo, desesperación y la sorpresa de haber descubierto mi inhumanidad... Esa expresión, reluciendo en la cara de mi amado hermano.


   —Me das asco —dijo, y yo sentí que me desgarraba.


   Los chubasqueros de colores que nos rodeaban empezaron a desteñirse por la lluvia. Charcos de amarillo chillón, rosa fosforito y verde empezaron a cubrir el suelo sin que nadie se diera cuenta.


   —Ya lo has oído —susurró con crueldad Beyond en mi oído—, le das asco, pichón.


   Ni siquiera pude responderle. La cabeza me daba vueltas, no entendía qué estaba pasando.


   Elle salió de algún sitio y empezó a besar a Light con frenesí.


   —¡No! —grité, horrorizado, pero no sirvió de mucho.


   Elle y Light comenzaron a quitarse la ropa el uno al otro, ansiosos. Por mucho que lo intentaba no podía llegar hasta ellos para detenerlos: corría, pero no avanzaba.


  Terminé rindiéndome, cayendo al suelo mojado de colores brillantes, con la lluvia mesando mis cabellos y mezclándose con mis lágrimas de desesperación. De pronto, noté un dolor agudo en el cuello: Beyond me estaba mordiendo y me chupaba la sangre como si fuera un vampiro. Intenté quitármelo de encima y entonces me besó. Noté el sabor metálico de mi propia sangre en la boca.


   —No intentes resistirte, Kira —me dijo Beyond mirándome a los ojos —. Sabes que al final te enamorarás de mí.


   Quise decir algo, pero no pude: mis labios no se movían. Me llevé una mano a la boca y descubrí, horrorizado, que alguien me la había cosido. Intenté romper el hilo que unía mis labios mientras escuchaba la risa sádica de Beyond. ¿Me la habría cosido él?


   Lo observé fascinado. Se reía cada vez más, se reía tanto que parecía que su sonrisa crecía y crecía invadiendo poco a poco su cara. No tardé mucho en darme cuenta de que era éso lo que estaba sucediendo: la boca de Beyond creció hasta que ocupó toda su cabeza y después todo su cuerpo, hasta que él acabó desapareciendo. Todo desapareció: la calle, la lluvia, los chubasqueros de colores.


   Miré a mi alrededor. Parecía que la tormenta había amainado, y con ella mi ansiedad.


   Solo quedábamos yo y el Light que tenía la expresión de Mikami. Me miró a la cara en medio de aquel gigantesco y aterrador espacio en blanco.


   —Nunca amaré a un monstruo como tú —dijo.


~~~


   Me desperté con la respiración agitada en medio de un charco de sudor. El corazón me latía descontrolado y las sábanas estaban tan húmedas que se me pegaban a la piel. Frustrado, intenté tranquilizarme, pero no lo conseguía. Decidí que lo mejor era levantarme e ir al baño a echarme un poco de agua fría en la cara.


   Al abrir el grifo me encontré sin querer con esa mirada en el espejo que ya casi no podía reconocer como mía. En ella se apreciaba una anormal dilatación de las pupilas que parecía insinuar excitación, un brillo en los iris con el que nunca había tenido que lidiar e incluso ojeras bajo los ojos. Me habían salido hacía un par de días, producto de la falta de sueño. Hacía una semana que habían comenzado las clases, por lo que tenía que madrugar obligatoriamente, aunque cada una de mis noches estaba plagada de pesadillas que no me permitían pegar ojo.


   Pero el sueño y la irritabilidad constante sin duda no eran lo peor, reflexioné mientras hundía el rostro en mis manos colmadas de agua. Lo que en realidad me estaba volviendo loco era la insalvable incertidumbre de no saber lo que iba a ocurrir: el día de la cena Light y yo nos habíamos prometido hablar para aclarar qué estaba pasando entre nosotros, pero después el fantasma de la vergüenza se había apoderado de él y el de la duda de mí y no habíamos podido ni mirarnos a la cara. Frustrados, habíamos intentado eludir el asunto buscando una excusa cualquiera para no hablarnos, así que habíamos acabado peleándonos a gritos. Al principio había sentido una vaga sensación de alivio al poder aplazar un poco más la conversación que había estado esperando tanto tiempo y que había terminado presentándose demasiado pronto, pero ahora que lo pensaba mejor eludirlo no había sido en absoluto algo bueno. El desasosiego del que no conoce algo que necesita comprender me estaba afectando a los nervios, a esos nervios de acero de los que tanto me había enorgullecido.


   Aunque mi imagen exterior era la de siempre, por dentro me sentía por primera vez como decían los libros que se sentía un adolescente enamorado, y éso en mi caso al parecer se traducía en pesadillas que me invadían la mente para mostrarme cada noche nuevas e imaginativas formas en las que Light podía llegar a rechazarme.


   —¿Otra vez las pesadillas? —murmuró una voz medio dormida detrás de mí.


   Suspiré. Ni siquiera necesitaba alzar la mirada para saber quién era: Beyond había estado pegándose a mí como una lapa durante los últimos días, hasta el punto de que incluso se había enterado de que me había estado levantando por las noches víctima de terrores nocturnos.


   —No tengo pesadillas, Beyond.


   —Claro, lo que tú digas —dijo conteniendo un bostezo y acercándose a mí para apoyar, agotado, su cabeza sobre mi hombro.


   Contuve un leve escalofrío sin siquiera intentar fingir molestia. Beyond me gustaba: era irreverente y descarado, pero también muy dulce. Sentía que debajo de toda esa seguridad y bromas infantiles sobre sexo se ocultaba una persona rota y asustada, lo que por un lado me despertaba la necesidad de protegerlo y por otro alimentaba esa infantil y monstruosa curiosidad que me llevaba a preguntarme qué ocurriría si lo empujaba hasta que se quebrara del todo. Sea como fuera, Beyond me tenía totalmente fascinado.


   —¿Estás pensando en lo mucho que te gusto? —murmuró casi rozando su boca contra la línea de mi cuello. Sonreí.


   —¿Cómo lo has sabido? —bromeé dándome la vuelta y colocando las manos en sus caderas. Descubrí entonces que ese día también había sido fiel a su costumbre de dormir solo con calzoncillos, sin nada que le cubriese el magnífico torso.


   —Eres transparente para mí, Kira. Puedo ver todos tus pensamientos tan claramente como la solución de cualquier ecuación matemática —dijo elevando uno de sus brazos para tocarme los labios con esos finos, largos, blancos dedos.


   Sonreí y le mordí uno con suavidad mientras pensaba en lo aterrador que era que de verdad pudiera descifrar mis intenciones solo con mirarme a los ojos. ¿Cómo podría engañarlo así? ¿Cómo solucionaría el hecho de que sabía que era un asesino? No podía matarlo: una persona tan inteligente como Beyond sin duda ya habría pensado en éso y tendría una vía de escape, algo como una carta en la que me señalaba como asesino que sería entregada a su hermano o a la policía en cuanto su muerte estuviera confirmada... Quizá a estas alturas ya me había investigado y había averiguado el nombre de aquel estúpido chico, Mikami, y la manera en la que lo había matado.


   —Para de pensar tanto —se quejó, frunciendo levemente el ceño. Parecía un niño pequeño enfadado porque los otros niños no querían jugar a lo mismo que él—. Es molesto y aburrido, Kira.


   —¿Qué te gustaría que hiciera, entonces? —pregunté con gentileza.


   Alzó las cejas y sonrió de esa manera insolente tan suya antes de abrir la boca y acercarla a la mía. Su respuesta estaba clara: "Bésame". Me pregunté durante un segundo si sería una buena idea, al fin y al cabo yo estaba enamorado de Light... Pero tampoco le di muchas vueltas. Cerré los ojos y tomé la boca de ese desastrado y sensual chico que me encantaba a ratos y odiaba a otros. Él enredó las manos en mi cabello y aumentó la cadencia del beso. Éso era algo que me volvía loco de Beyond: con él no había medias tintas, todo era pasión y descontrol. Resultaba refrescante, al ser yo una persona tan controladora y fanática del orden.


   —¿Qué eres, un crío de quince años? —se burló cuando empecé a morderle el cuello, pero un instante después un leve gemido se le escapó entre los labios.


   Con cuidado, lo aupé por las caderas y lo posé sobre el mueble del lavabo. Fascinado, acaricié ese torso desnudo que parecía hecho de la más fina porcelana. ¿Cómo podía una persona tan áspera tener una piel tan suave?


   Fui vagamente consciente de que Beyond levantaba una ceja, escéptico ante mi embeleso. Puso una de sus manos sobre las mías, deteniéndolas, y con la otra tomó mi barbilla para obligarme a alzar el rostro.


   —¿Piensas dejar de toquetearme como si me fuera a romper y follarme tan bruto como sé que quieres hacer, Kira? —preguntó mirándome inocente desde esos inexplicables iris rojos.


   La boca se me quedó seca de la impresión. ¿Cómo podía decir algo tan bruto y aún así parecer tan frágil, tan virginal? No lo sabía, pero desde luego me encantaba. Preso del encanto de Beyond, me dispuse a bajarme los pantalones del pijama. Él me sonrió ya sin rastro de la inocencia de antes y se mordió el labio inferior, ansioso.


   Sonó el despertador que indicaba que Light y Elle estaban a punto de levantarse.


   Horrorizado, me aparté con rapidez de Beyond, que puso los ojos blanco.


   —¿Tienes miedo de que tu querido hermanito nos vea? —preguntó con acritud.


   —Claro que no —respondí, alejándome más de él. Miedo no era la palabra exacta.


   —Me alegro, porque deberías ir aceptando de una vez que no tienes oportunidades con él. Es tu hermano, Kira.


   Iba a responderle que se metiera en sus propios asuntos cuando Light abrió la puerta del baño dando un bostezo gigantesco. Solo con verlo el estómago me dio un vuelco... Pero es que estaba tan adorable despeinado. Nunca permitía que nadie lo viera así salvo que estuviera demasiado adormecido como para evitarlo.


   Cuando se dio cuenta de que Beyond y yo estábamos allí encerrados, la cautivadora cara de Light se descompuso por la confusión. Nos miró alternativamente a uno y a otro, antes de preguntar:


   —¿Kira? ¿Qué...? ¿Qué haces aquí con Beyond?


   —Oh, ¿pero ya no estáis enfadados? Creía que no os hablabais —masculló Beyond de mal humor, haciendo caso omiso de mi mirada asesina.


   —Éso no es de tu incumbencia —intenté acallarlo.


   —¿Sabes qué? Tienes razón, no es cosa mía. Lo que sí es cosa mía es este problemilla que tengo en el pantalón por tu culpa, así que me iré a resolverlo a donde no pueda molestaros, ¿vale? —dijo, ante mi horror y la incredulidad de Light. Salió del baño solo para volver a entrar un segundo más tarde y añadir:— Te sugiero que hagas lo mismo con el tuyo, Kira: no puede ser sano tener eso tan abultado durante tanto tiempo. A lo mejor tienes suerte y Light te ayuda.


   Deseé correr detrás de él y matarlo en ese mismo instante. ¿¡Cómo se atrevía!? Maldito estúpido... Pero a mi lado estaba Light, dolido y sonrojado, mirando a todas partes menos a mí y a mi pantalón abultado. Suspiré, derrotado.


   —Light, yo...


   —¿Por éso no me hablabas? ¿Por éso no pudimos tener nuestra charla? ¿Ahora estás con Beyond? —inquirió con un tono de voz tan desesperado que me paró el corazón, todavía sin mirarme. Me acalló en cuanto intenté responder—: No, no hace falta que contestes. Me da igual, Kira. Haz lo que te dé la gana.


   Lo agarré del brazo cuando intentó salir del baño, pero él me dio una bofetada con todas sus fuerzas en la mandíbula que me obligó a soltarlo. De reojo pude ver una pequeña lágrima correr por su pómulo derecho.


   Ya solo, observé mi reflejo en el baño. Tenía las marcas de los dedos de Light ardiendo en la mejilla y, por primera vez en mi vida, una expresión de impotencia dibujada en la cara. Las pesadillas que me acosaban desde hacía días por fin se habían vuelto realidad.


   ¿A caso era tan horrible que hubiese besado a Beyond?


   ¿Era tan horrible que me hubiera gustado?


   ¿Era algo que Light no me podía perdonar?


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