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Primerizo Capitán por AlanYevhimet

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Sorprendentemente el lugar en donde Luffy nos arrastró, además de servirnos gratis, atendían demasiado bien y la comida era exquisita. Seriamente debía conseguir la receta.

-Hmm!! Esto es delicioso! Ajajaja el Ossan fue muy bueno al darnos esto gratis! -decía el capitán de la banda de los mugiwaras, con el estomago inflado, las mejillas gordas y boca llena. La felicidad no se la quitaría nadie.

-Sí, pero... Agh, Luffy! Come moderadamente! -lo regañaba.

Estar en público y comportarse de forma tan descuidada era algo impropio del rubio, es por esto que pretendía mostrar buena apariencia.. pero a fin de cuentas con Luffy no se podía. Terminaron rápido de comer, ya que el capitám deboraba todo y el cocinero... bueno, él sólo había disfrutado de un plato antes de que Luffy robase el resto, pero fue algo divertido después de todo.

-Muchas gracias por la comida, Ossan!! -gritó Luffy, con las manos extendidas hacia el cielo.

-No hay de qué, cuando pases por aquí de nuevo dile a otros barcos que vengan a mi pequeño restaurante a probar nuestra carne! -le despidió animoso.

-Claro que sí!! -asintió en forma de confianza y afirmación. Miró a su nakama con una sonrisa muy amplia, le tomó del brazo y se lo llevó corriendo.

-Gracias por la receta!!!!....-se escuchó entre la gente, y el hombre que les despedía sonrió con torpesa.

-jaja, Jóvenes...-dijo, para volver a entrar a atender clientes.

Luffy iba corriendo entre la multitud, y Sanji tras él siguiendole el paso para no tropesar. El menor reía entretenido, y el mayor preocupado de no chocar al resto.

-¡Luffy! ¡Detente! ¡Ya detente! -le gritaba el cocinero.

-Shishishi ¿Por qué? Vamos a otro lugar! -

-La noche es joven, Luffy! Juro que si chocas a una dama mientras corremos voy a patearte! -frunció su ceño en amenaza.

El de yukata roja rió, al parecer no le importaban mucho esas advertencias.

Cuando menos lo esperaba, Luffy se detuvo en seco provocando en consecuencia que el cocinero chocase contra él apoyando su cuerpo en sus brazos. El menor lo miró y le sonrió con simplesa y satisfacción, y el mayor se sonrojó, separándose bruscamente.

-Oh, es el joven de la tarde -interrumpió una voz adulta de mujer.

Ambos voltearon a mirar un puesto de artesanías bellas con un estilo muy tradicional asiático sobre seres mitológicos, animales marinos y cuadros de paisajes. Luffy la miró alegre y esta correspondió. Sanji los ibservó a ambos como se intercambiaron un saludo mudo muy simpático...

-Veo que estás paseando por estos lugares luego de tan arduo trabajo, jovencito. ¿Sabes? Como me has ayudado bastante me gustaría darte algo, espers un momento -

La abuelita, con manos tiritonas y sonrisa tierna, se dio la vuelta para buscar algo entre las figuritas y cosas lindas que habían sobre el mar.

-Ah, aquí está -se volvió a ellos y le extendió el pequeño regalo- es un pequeño agradecimiento -

-Vaya! Es muy bonito!! -exclamó Luffy mirándo el juguete.

Era un pequeño samurai de madera muy pintorezco que tenía una cara muy mona de furia determinada, un pequeño botón en la espalda que al apretar hacía como si atacara con la katana, moviéndola de arriba a abajo.

Tanto Luffy como la abuelita compartieron una risita mirando el entretenido juguete... y Sanji sólo se dedicaba a observar...

¿Cómo Luffy podía ser tan adecuado para todos?

Míra a esa dulce ansiana en kimono, se veía bastante alegre, como si jugara con sus pequeños nietos. Riendo junto al moreno de la sicatríz bajo el ojo izquierdo.

El corazón del de ceja rizada se aceleraba conforme pensaba las cosas, la simpática apariencia de su capitán, la felicidad y ánimo que irradiaba, su increíble torpeza, su gran sentido de justicia, su determinación y seriedad en batalla, su maduréz entre la desesperación, su manera tan estúpidamente fácil de ver las cosas...

¿Por qué, estúpido capitán? ¿Qué sembraste en mí?. Se preguntaba.

El rostro se le tornó como si padeciera de rosacia, con la vista perdida en los recuerdos que los demás no podían ver y escuchándo lo que oídos externos no lograban.

Se quedó así, para él pareciendo eterno, en cómo era que Luffy había logrado conquistarlo en unas pocas semanas... o tal vez fue más; tal vez no se había dado cuenta que pudo haber sido desde mucho antes y que ahora de había vuelto un sentimiento más fuerte.

"¿Oye, has oído hablar del All Blue?"

Soltó una pequeña risa, casi para sus adentros.

"Mmm... Nop"

"¿Cómo que no lo has oído? Es un mar extraordinario y...!"

-¡Sanji! -

Interrumpido, bruscamente por el mugiwara.

-¿¡Qué..... pasa?-

-¡Vamos! -

-¿A donde quieres ir ahora?-¿Acaso no se iba a cansar?, se preguntaba internamente, pero lo que le gustaba de eso era que le tomase de la mano para llevárselo.

-¡¡Al puente!!-

-¿Al puente?-

-¡¡Vamooos!!-

-H-Hey! -

Otra vez, arrastrado por el menor hacia algún sitio que desconocía.

Y cuando menos se dio cuenta ya habían salido de la multitud, a un lugar más desolado e íntimo, tranquilo y de belleza natural.

Un puente bajo, simpleza blanca, arco grueso, barandas con diseño chino, detslles dorados, dibujos tallados, un ancho y poco profundo río cristalino en el cual viajaban pequeños peces, petalos y hojas. En los bordes del río nacían arboles de sakuras, dándole un toque espectacular gracias a la iluminación de las linternas de papel colgadas como guilnaldas entre las ramas a cada árbol.

-¿Este puente? Está muy desolado...-anonadado gracias a la hermosa vista.

-Me gusta -dijo con simplesa.

Ambos se quedaron en silencio un momento, Sanji dedicándose a mirar el agua... era lo que más parecía llamar su atención.

Luffy prefirió no decir nada, algo en su ser le decía que si abría la boca arruinaría el momento y sólo se apoyó en el barandal para mirar al distraido cocinero. Se fijó en sus razgos con la iluminación cálida... su cabello dorado brillaba, se reflejaban los tonos en el agua, su único ojo apenas visible tenía un resaltante brillo que provenía del reflejo de las luces en el río, y en sí todo lo demás...

-Oye, Sanji -lo llamó, sin ser tan escandaloso.

-¿Que pasa, Luffy? -lo miró.

El moreno se colocó frente a él y frunció el ceño, buscándo algo en el rostro pálido... sus manos dieron contacto con el rostro del mayor para acercarlo más al suyo; mucho más cerca podía mirar los menores razgos... como la forma de su ojo, no se parecían a los grandes de Nami, ni a los pequeños de Zoro... eran curvados, algo caídos, no sabía como describirlos pero llamó su atención. El color del íris era otra cosa que también lo atraía, claro, es común ver aquel color y recordar el mar... pero Luffy veía sueños en su tinte.

Sanji no se movió, ¿Qué iba a hacer? ¿Qué se suponía que debía hacer en un momento así? ¿Hacer algo o no hacer nada? Era Mr. Prince, el cocinero del amor... y no sabía reaccionar en esta instancia.

Luffy tragó saliva, como si tuviese sed por conocer más y alimentarse de los misterios que su compañero llevaba consigo. Su mano izquierda comenzó a despejar con suavidad el flequillo que le impedía la vista compreta de la cara que deseaba ver intensamente.

¿Por qué ahora quería verlo?

Más de un año estando juntos y ahora, luego de tanto tiempo, habían entrado esas ganas de conocer...

Logró despejar ambos ojos, que lo miraban incrédulos. Los labios entreabiertos le atraían, le parecía cimpletamente ageno a lo que siempre vió. ¿Quién era? ¿Si quiera lo conocía?...

Era Sanji, sí, pero ahora que lo notaba sólo conocía poco de él. aunque nuncs le importó saber mucho de sus pasados, ni tampoco entenderlos; mientras les agradara y sintiera que le serían fieles era suficientemotivo para protegerlos con la vida.

-Ah...-Luffy volvió a la realidad, ¿Por qué el All Blue era tan hipnotizante?-

Se separó, dejándo al mayor con cierta confución de lo que acaba de sentir.

Luffy buscó en su cuerpo, encontrándo la "cosa" que colgaba desde su hombro. Miró rápidamente, acordándose a lo que venía al puente.

-¡Sanji! -

El otro levanto un poco la cabeza a modo de contestación a su llamado.

-¡Quiero darte algo!-

¡Las tazas! Había recordado Sanji, pero aún así una pequeña emoción recorría su cuerpo.

-¿Algo?-

-¡Sí! -

Sacó del improvizado bolso una caja muy pintoresca, y miró a los ojos descubiertos a su nakama.

-Te vi con Zoro, y te gustaron.. y yo quise comprarlas, pero no tenia dinero... ¡Pero después conseguí dinero! Y quiero dartelas -sonaba un poco confuso, por no decir nervioso.

-¿Darmelas?-

-Las tazas... tú... ¿tú las querías, verdad? -se reanimó- Toma! -

Se las entregó esperándo impasientemente a ver que decía al respecto.

Sanji apreciaba primero los dibujos, recorriendo tanto lineas como letras, procediendo a abrir la caja y encontrar dichosas tasas una a una, todas bien hechas, talladas, pulidas y arregladas. Las trizaduras doradas le daban un toque abstracto y hermoso que le llamaba mucho la atención. Por alguna razón, su corazón terminó por flecharse, levantó la cabeza para encontrar a un ansioso pelinegro.

-Gracias...-musitó.

-YAHUUU! -saltó de alegría, triunfal.

-Luffy...-lo llamó un poco más fuerte-

-Hai! -contestó, con esa radiante sonrisa que todos acostumbraban alegres a contagear.

-¿Por qué haces esto? -

-¿mmm? ¿A qué te refieres? -

-Me refiero a todo este sacrificio... yo no pretendía que me trataras así, tampoco consideré "eso" como un verdadero acto de violación.. en realidad me pareció al cómico... no me golpeaste, tampoco me trataste de malas palabras, y apenas me obligabas a actuar... eso no puede ser llamado vi..-

-NO! ¡Eso no es cierto! ¡Yo debí preguntarte primero! Sanji, tú no querías nada conmigo y tampoco sé si querrás algo conmigo!, pero yo... yo en realidad quería acercarme a ti, yo... yo...-

Miró el suelo, rebuscando alguna excusa... y Sanji lo miró complicado, ¿Ahora qué? ¿Acaba de cagarla? El único momento que sus insesantes sentimientos deseaban sentir su cerebro lo había arruinado...

Luffy parecía que lo había conseguido y él con esas palabras había derrumbado ese debil pilar primerizo que parecía estar llegando a la sima sin problemas... y una fuerte ventizca de dudas lo habían atacado haciendolo caer...

¡Eres un estúpido Sanji! ¡Todo lo que hizo por tí durante tan tedioso viaje y te has atrevido a...

-¡Me gustas! ¡Sanji! T..tú... tú me gustas, mucho... me gustas...-cada que lo reiteraba el volumen de su voz disminuía su frecuencia.

Sanji miró fugazmente a los ojos del pelinegro, notándo su tambaleante semblante, inclusive sus sentimientos podían ganarle; con su cara roja y puños cerrados para centrar toda su presión que terminaría tal vez por dejarlo caer..

-¿Y..yo? -por más que deseara parecer seguro su voz tambaleaba, descolocado.

-Sí, es por eso que quiero hacer las cosas correctamente -

-Luffy...-

-¡Sanji! ¿Yo... yo te gusto? -su respiración era entrecortada, con el corazón lo suficientemente acelerado era suficiente motivo para entrecortar sus palabras.

¿Ahora qué diría?... ¿Podría decir la verdad o callaría para mantener limpio su orgullo como "Sanji el amante de las mujeres?...

-Luffy...-

Ya era tarde, su orgullo iba por debajo de su capitán, y eso hasta el estúpido muzgo lo sabía...

-¿Q..qué pasa? -preguntó esperanzado el moreno.

-Yo... tal vez sienta algo...-

Había escogido bien, su sentido romántico se lo decía, aunque se estaba muriendo de miedo igual que un niño entregándole una flor a la niña que le gusta...

-¿Qué cosa? -más interesado-

-Yo... bueno tú... Es que creo que también me gustas -

-¿Te gusto? -si tuviese cola, esta se movería insasiablemente feliz.

-Sí... sí me gustas -reafirmó, tornandose su cara roja.

-¡¿EN SERIO?! -

-S-SÍ! ¡TE DIGO QUE SÍ, IDIOTA! -

-¡SANJI! -exclamó alegre.

-¡LUFFY! -le respondió.

-¡ME GUSTAS! Jajaja -soltó risas, aliviándose. Lo sabía, porque su capitán era muy expresivo.

Era tan extraño, primero a punto de morir... y ahora riendose al igual que cuando gana una batalla. Dejó que el pelinegro disfrutara mientras lo miraba, por dentro tambien muy contento..

"Estúpido, cómo me gustas..." se repitió para sí, Sanji.

 


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