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Te Protegeré (The classic love) [KaiSoo] por ThernonSeria

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Notas del capitulo:

Aunque estemos en otro espacio y otro tiempo te amaré.


Tu aroma está en el viento , se que eres tú pero no sé desde cuándo estás en mi corazón.


No sé, pero cuando te veo siento la razón por la que palpita mi corazón. 


 


For you~

«Oh, no, mierda»

Sus ojos se cristalizan al verlo ahí, sonriendo de punta a punta y mirándolo con alegría como hace cinco años atrás.

—Chanyeol.

Mentiría si dijera que no extrañó al alto, que ansiaba verlo siquiera por video llamada. Él fue un peldaño de su vida muy importante, estuvo cuando las cosas con sus padres se salieron de control. Chanyeol lo cubrió de los maltratos, de los insultos de las demás personas porque «no tienes lastimas por ellos, no eres buen hijo». Si tan sólo esas personas supieran los que ellos fueron en la vida de Kyungsoo, ahora estarían retractándose de esas palabras que tanto lo hirieron.

—Oh, pequeño —Extendió sus brazos, desplegando una gran sonrisa mientras esperaba ese ansiado abrazo.

El más bajo no tardó demasiado en correr hacia el alto, importándolo poco si estaba en ropa interior. Las ganas de sentir el cuerpo de su mejor amigo rodearle eran muchas, desde hace tiempo quería volver a verlo y poder estar unos minutos junto a él. Las lágrimas no tardaron en aparecer, mojando la camisa bien planchada del otro.

Las cálidas palmadas en su cabeza le hace recordar esas veces que huyó de casa para ir a refugiarse en sus brazos. Recuerda como si fuera ayer la única vez que pidió a Chanyeol que escaparan juntos, y aunque éste se negó, lo recuerda como un día muy significativo para él. Ha pasado muchas cosas esas noches, de las cuales prefiere mantener en sus más recónditos pensamientos.

—Te extrañé demasiado, Chan —murmura fatigado, recibiendo una risita.

—Yo también lo he hecho. Pero dime ¿cómo estás? ¿Cómo has sobrevivido? —Lo aleja por los hombros y lo inspecciona protectoramente.

—Supongo que bien. He terminado mis estudios —dice secando sus lágrimas para volver a refugiarse en los brazos ajenos.

—Me alegro por eso... ¡de verdad me da gusto saber eso! —Una carcajada estruendosa sale de su boca. —Y veo que te has desarrollado como toda una princesa.

—Oye —le advierte, se aleja a paso apresurado por la burlesca mirada, metiéndose a la cama hasta cubrirse con las sábanas—, que esté sensible no significa que no pueda golpearte.

Chanyeol cerró la puerta detrás de sí, y avanzó sin parar de reír hacia el más bajo, sentándose en un extremo de la cama.

—Está bien, aún puedo sentir tus duros golpes —ríe a carcajada limpia haciendo que el más bajo frunciera el ceño.

—¿Y tú cómo has estado? ¿Qué haces aquí? No me digas que Sooah te amarró en alguna parte para no dejarte libre ¿verdad?

El alto vuelve a reír mientras negaba con sus manos y cabeza, acertando que su amigo seguía siendo un inventor de ideas desde las épocas de sus andadas eróticas.

—Trabajo para Taemin.

—¿Eres algún tipo de asistente como Sehun o un chófer como Luhan?

—Luhan no es ningún chófer, es el hermano de Sehun e hijo prodigio de los Oh. Y, te recuerdo, que hace mucho me gustaba la mecánica...

—No puede ser… ¿Cómo es eso de que...? ¡Y son esposos! —Aun no cree aquello ¿Incesto? Sacude su cabeza para eliminar esos pensamientos. —¿Mecánica? ¿No era actor, cantante y eso? —Lo apunta con una sonrisa, sentándose de rodillas. —¿Eres...?

Flojamente esboza una mueca al confirmar que Kyungsoo sacaba conclusiones sin estar seguro de nada. Cruza los dedos por encima de su regazo y con un mohín niega ante la mirada que decía más del menor: "¿Entonces qué mierdas haces?"

—Soy el accionista mayoritario de los talleres de Seúl. La magia de Park Chanyeol es genial —dice orgulloso, regodeándose del poder en todo su esplendor.

—Quién lo diría, tú has cumplido una parte de tu sueño y yo el mío... —Juguetea con un mechón de su cabello, gruñendo por lo bajo cuando la gruesa risa de su amigo casi lo deja sordo. —Nunca te lo he dicho, pero tienes la voz de un camionero.

Al parecer eso provocó que la carcajada se alargara y tomara el curso de reír llorando. Chanyeol estaba entre el llanto y la risa, sosteniéndose del estómago al sentir todas sus entrañas temblar. Cómo había extrañado ese lado carismático de Kyungsoo; extrañaba demasiado poder hablar con su amigo y poder escucharlo decir estupideces.

—Aaah, había soñado con volverte a ver —Seca una lágrima intrépida antes de obligarse a levantar —. Jongdae llorará de alegría, o de alternaría, cuando te vea otra vez. Sabes que a ese estúpido le dolió tu huida.

Chaqueó la lengua fingiendo antipatía. —Lo sé, soy genial y necesita cavar otra vez para ganarme. No se la dejaré fácil, por muy melancólico que se vuelva, no dejaré que gane otra vez.

Diciendo lo último con una voz de egocentrismo puro, se abalanzó al mayor para darle un último abrazo antes de dejarlo ir a hacer su trabajo. Duró demasiado tiempo, el cual aprovechó para corroborar si el trasero de Chanyeol había agrandando, llevándose la misma desilusión de hace unos años. Su amigo seguía seco como una uva sin cítricos. Subió sus manos para sostenerse de los anchos hombros, fallando en el momento en que la puerta es abierta mostrando a un Luhan casi muriéndose por hacerle llegar aire a sus pulmones.

Los mira de arriba a abajo, tomándose su tiempo para sacar conclusiones de esa escena tan koala interpretado por esos dos. Enarca ambas cejas cuando recupera una parte de su aliento, pavoneando unas perchas en el aire con unas de las manos sosteniéndose de la puerta para no caer al suelo. Kyungsoo baja una pierna seguida de la otra, sacude el traje de su amigo para después sonreír en disculpa por ensuciar la tela que, según él, se veía costosa.

Chanyeol vuelve a armarse de orgullo por ser accionista de la mecánica (cien veces más) y comienza a caminar flojamente a la salida, girándose sólo para reírse del agotamiento de Luhan, quien aún seguía pidiendo aire. La habitación queda en un silencio, con Luhan recuperando la vida y con Kyungsoo acostándose otra vez en la gran cama. Luego de lo que parecía horas, y en las cuales ninguno interrumpió el silencio, la puerta se cerró y el mayor acomodó la vestimenta sobre la cama.

—¿Conoces a Chanyeol?

—Sí, somos amigos desde pequeños... Somos muy buenos amigos, es más, nuestra amistad se basó en la rebeldía pura.

—Wow ¿en serio? Él nunca nos habló de eso ni cuando Sooah informó que llegarías —se mofa cayendo como bolsa de boxeo—. Supongo que también eres amigo de Kim Jongdae.

—Oye, Luhan, sé que no estamos en confianza pero ¿Sehun y tú son hermanos?

La mandíbula del rubio se tensa demasiado diría, apretando los nudillos.

—Sí.

—¿Y por qué están... casados? —preguntó con dificultad.

Luhan bufó con rabia, ya Chanyeol tiene que andar de lengua floja y gritar a los cuatro vientos que él follaba con su hermano de sangre.

—Es complicado, no quiero hablar de eso.

Kyungsoo prefiere acallar sus preguntas y no ofender al chico, no quiere tener problemas por ser tan curioso.

—Bueno… sí conozco a Chen. —Observa el pecho del mayor subir y bajar, hablando agitadamente. —¿Acaso has corrido una maratón o qué?

Sale de sus protegidas telas para abrir las puertas del balcón. Los empleados ya no estaban cuidando el jardín, sólo quedaba dos perros y una regadera sin cerrar.

—Han llegado unos inversionistas y a último momento Taemin me pidió unos papeles que necesitaba. Tuve que subir treinta escalones para llegar al ático ¡quedé agotado!

—¿Tanto? —pregunta risueño, acercando su mano a la percha de la ropa.

—Sí, y esas son unas de las escaleras, porque para llegar a la habitación principal tienes que subir unos diez escalones más. ¡No sé cómo hace Sooah para llegar a si habitación! —bufó exasperado.

Kyungsoo se ríe de esa desgracian a sabiendas de que él ni portará su presencia por esos lugares. No quería tener una mala impresión de ese matrimonio cuando sienta curiosidad por subir hasta allí, además Sooah le prohibirá hacer algo como eso. Muchas veces tuvo problemas como esos, donde salía herido por algún objeto aventado por su hermana, y no quiere volver a pasar por la misma situación.

—¿También irás al velorio?

—No. Chanyeol, tu hermana y tú irán... Pero por lo que supe tú no los querías ¿Por qué irás?

—Eso mismo me pregunto. ¿Por qué debo ir a ese lugar, a molestar hasta a los muertos con mi presencia? —ríe desoladamente para después hacer una mueca y correr hacia el baño. —¿A qué hora comienza?

Luhan mira su reloj con paciencia, tocando algunos botoncitos antes de gritar.

—¡Dentro de media hora!






Los familiares de Kyungsoo lo inspeccionaban con una mueca de desagrado, insultándolo mediante a susurros casi audibles. Para el menor aquello era normal, pero para Chanyeol se podría decir que era como si estuvieran ideando algún plan para atentar contra su mejor amigo. Kyungsoo no veía ese destello de ira acumulada en los ojos de casi todas las personas que lo rodeaban, no se daba ni un ápice de lo que ellos querían e intentaban hacer cuando pisó el país.

Y estaba ahí, pensando en que quizás fue muy mala idea poder un pie en el velorio de esas personas que lo han desprotegido de mucho daño. Era tan irreal y la vez estúpido que el hijo rebelde diera cara ante el funeral de los "gentiles" padres que le dieron la vida. Eso es lo que sentía, es lo que el aura emana de aquellas gentes.

Sus tíos fruncían el ceño cada vez que carraspeaba e interrumpía las anécdotas de su prima Jisoo, mirándolo sin ternura ni amabilidad. A Kyungsoo ya no le molestan esas miradas, aprendió a sobrevivir en otro país a primeras bases, dándoselas de chico egocéntrico y busca pleito. La única forma que tenía para no permitir agresión, era aprendiendo técnicas de pelea al lado de Yixing.

Olvidó todo lo que giraba alrededor de sus padres, borró gran parte del daño psicológico que ellos le dejaron como una marca insistente, limpió la suciedad de su cuerpo mediante recursos para nada sanos. Era un mujeriego desde pequeño hasta la adultez, hacía lo que quería y cuando se le daba la gana volvía hacer borrón y cuenta nueva.

Todos lo miraban como si sólo su presencia fuera insultante, convirtiendo el funeral en un gran volcán a punto de erupcionar. Estaba sentado junto a Chanyeol, cruzados de piernas y mirándose las uñas sin entender por qué tenía que escuchar palabras alusivas para esas dos personas que han hecho la vida de todo un problema. Kyungsoo alzó la mirada hacia el frente donde estaba su niño de aspecto siniestro. Conocía a Jungkook desde que eran bebés y ambos congeniaron al instante por los parecidos con distintos padres.

Una capucha cubría su cabeza, las manos juntas al frente y su cabeza inclinada hacia abajo, penetrando su mirada en los dos cajones. Kyungsoo ve cómo de sus ojos el color negro predominaba, endureciendo el semblante sin quitar los ojos de los muertos.

—He visto a éstas personas muy a menudo —dice levantando la mirada para luego mirar a Kyungsoo y esbozar una sonrisa sombría —. Oh, bienvenido Kyungsoo hyung.

Todos, excepto el hombre que le daba la espalda, giraron a verlo mientras sostenían una gélida mirada. No se intimidó con ello, está allí hace más de una hora y el dolor de cabeza se debía a esas miradas, no obstante nada le hace mal tragos. Levanta la mano para saludar al chico, quién vuelve a sonreír pero con más efusividad para después volver a continuar.

—Los señores Do jamás fueron dignos de merecer una vida aquí, en este mundo, con sus hijos. Ellos no merecían la satisfactoria vida que llevaban, como por igual Kyungsoo no se merecería ser hijo de aquellos. Es un mal momento para hablar de esto ¿pero quién no lo haría mientras escupimos la tumba de esos viejos? —al terminar de decir la última palabra, escupe morbosamente.

Kyungsoo desde hace unos años en los cuales vivió de fiesta en fiesta, no era el único con la vida desgarrándose todos los malditos días. Jungkook lo llamaba cada domingo para contarle sobre las agresiones que sus padres ocasionaban en él, sollozando en cada palabra que abrían una grieta iracunda en el más bajo. Eran hermanastros por parte de madre, pero no vivieron juntos como se debía, Kyungsoo dormía y crecía en un internado para chicos rebeldes y Jungkook fue forzado al vida de criado.

Ambos quedaron con un trauma, Kyungsoo por todas las cosas horribles que sufrió dentro y fuera de casa; y Jungkook, el niño tierno y risueño murió dentro de la casa como un videojuego roto.

Quiso agregar unas palabras más pero Sooah lo empujó con brutalidad, eliminado a Jungkook con su turbia mirada. Tomó el micrófono entre sus manos y todos sonrieron cuando la mujer comenzó a redactar los buenos momentos con los fallecidos, haciendo reír a más de uno. Kyungsoo deja de mirarla, pues la hija prodigio era la más arrullada de palabras amistosas y sonrisas gentiles. Las peores partes, los gritos y la furia llegaban a Kyungsoo como una cruz pesada hincándose en su pecho.

—¿A dónde vas? —Chanyeol lo detiene del brazo.

—Tengo que hablar con Jungkook —le sonríe cómplice y se aleja de la multitud, adentrándose por unos pinos —¿Estás? Sé que estás aquí, hermanito.

La palabra hermanito se volvió tan normal que le parecía agradable el sabor en sus labios al pronunciarlas. Le tapan los ojos por detrás, y en vez de asustarse, esboza una sonrisa y arremata con un giro de cosas. Uno de sus brazos rodea el cuello de su hermano, quitándole el aire con la fuerza ejercida.

—Ya, ya, ya entendí —se quejaba riendo, tratando de morderle el brazo.

Kyungsoo sonríe victorioso y lo suelta lentamente. El alto rasca la parte trasera de su cuello antes de rodar los ojos y caminar hacia unas bancas en donde veías claramente el funeral. El mayor se sienta junto él cruzándose de brazos cuando fingidas lágrimas caían por las mejillas de Sooah.

—¿Sabes, hyung? —Kyungsoo sacude la cabeza y mira al menor. —Nunca fuimos hijos respetables como ella, nos la pasábamos en bares desde muy pequeños. Me habría gustado recibir cariño siquiera por parte de nuestra madre.

—Pero no es nuestra culpa que hallamos salido con ese trauma, Kookie. Has pasado por lo mismo que yo pasé, sufriste bastante desde que hui de casa ¿Pero y sí me hubiera quedado un poco más aquí, con ellos?

El menor lo miró tristemente, sabiendo a qué se refería su hermano con esa pregunta.

—¿Ahora no estaría junto a mí, verdad?

—Tienes diecisiete, sabes cómo sobrellevar una pérdida ¿pero el corazón herido? No tuvimos una buena infancia, tú no la tuviste porque no pude estar a tu lado en ese momento. Para salvarte, ayudarte o por lo menos llevarte lejos.

—No te culpes, hyung —suplica vacilante, acariciando sus manos. Las manos del mayor se posan encima de su cabeza, jugando con sus mechones —. ¿Me extrañaste?

—Claro que sí. ¿No te bastó con la llamada del día anterior? —pregunta risueño, logrando que una carcajada fuerte y clara saliera de la boca del menor.

El murmullo y gritos se hicieron presentes, alegando que matarían a los dos chicos que se reían sin tristeza alguna. El sacerdote parecía ofendido, sus tíos lo estaban también y la pequeña Jisoo los miraba estreñida. Kyungsoo levanta el dedo del medio en dedicatoria, virando los ojos cuando Sooah parecía regañarlo con la mirada calculadora.

—Kyungsoo.

—¿Sí?

—Yo los maté —Sus ojos se abren hasta el punto de quedar expuestos al sol— No sabía lo que hacía, quizás sí.

—¿Por..por qué lo has hecho? —preguntó susurrando, sintiendo miradas sobre ellos. Tenía miedo de que sea verdad y su hermano fuera a la cárcel, tal vez los dos iban a ir de patitas a las rejas.

—Vengarme del daño que nos causaron. Sentirme bien al saber que nadie podrá volvernos a lastimar, hyung —Agarra las manos del mayor y las besa tiernamente—. ¿Estás enojado?

Kyungsoo niega, porque no podría molestarse con él cuando tuvo la amabilidad de tomar valentía y hacer lo que se negó a intentar por su cuenta. Lo que temía era otra cosa, podrían hallar al culpable rápido, sus padres eran reconocidos en el ámbito empresarial, y esgaba seguro que además de sus tíos, habían más personas detrás de ellos incluyendo a la policía del estado.

—Lo que pasa, Kookie —carraspea la voz, luego sonríe — es que ellos no son los únicos. El estado está metido en esto, nuestros padres habrán estado consientes de que tú harías algo como eso. Los Kim girarán en tu entorno, en el mío ahora aue volví.

—No te preocupes por eso, a ellos los tengo más cerca de lo que crees.

—Hermanito, no me hagas esto. No me gustaría verte en un manicomio por lo ocurrido en el pasado. —dice entre risas, pues no le preocupa mucho si los mata, lo que le revuelve el estómago es saber en que quizás tenga que encontrarse con las sombras de su pasado.

—Eso no ocurrirá —afirma sorbiendo por la nariz.

—Eso espero.

Notas finales:

Hahahahahahhahaha, no se esperaban aquello ¿verdad? Pues qué decir, soy mala gente. 


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