Capítulo IX. Batalla campal en el gran comedor
Los Slytherin se caracterizaban de otros magos porque estaban dotados de una inteligencia sin igual que junto a su astucia, les permitía lograr cualquier objetivo. Por eso no era de extrañarse que en situaciones de vida o muerte fueran los primeros en reaccionar, después de todo también eran los que poseían mayor instinto de supervivencia; y en una situación donde el Lord Oscuro se presenta a mitad de Hogwarts era sin duda el momento perfecto para que sus habilidades y características fueran las responsables de que ellos fueran los que comenzaran a actuar.
De hecho, apenas se vio descubierto Quirrell este uso su cuerpo para aventar a los dos profesores que estaban de su lado, en este caso, la profesora McGonagall y a la profesora Rolanda Hooch, los que a su vez tiraron a la profesora Séptima Vector además del director Albus Dumbledore; en el mismo instante que los profesores caían uno sobre otro cual efecto domino, Quirrell aprovecho la conmoción para lanzar “imperius” al profesor Flitwick junto a las profesoras Sprout y Aurora Siniestra, esto con el fin de crear aliados que le permitieran escapar. De hecho, esa era la encomienda.
En esa milésima de segundos en los que Quirrell creo su estrategia para escabullirse, el profesor Severus Snape se levantó de la mesa, bloqueando las puertas de salidas que se encontraban a sus espaldas de la mesa de profesores impidiendo así que el hombre se escapara, también dirigió el primer hechizo en contra de Quirrell, hechizo que por cierto, no le genero ningún daño siendo que fue detenido por las habilidades de Filius Flitwick, lo que hizo, que el encantamiento botara en el techo generando los gritos de miedo y terror de los alumnos.
Aunque bueno, eso no se aplica a los hijos de Salazar Slytherin quienes actuaran apenas se escuchara el primer grito de miedo de madame Hooch, todos estos se levantaron y empezaron a caminar así la salida con el fin de abandonar el gran comedor. Mientras avanzaban se iban cubriendo la espalda mutuamente. Apenas los encantamientos empezaron a volar los perfectos de Slytherin ordenaron a sus compañeros que se agacharan y gatearan bajo la mesa, utilizándola de escudo –avancen, muévanse no se detengan- solo se escuchaba que les decían para que aceleran sus pasos, más cuando, una de las ventanas se rompió a causa de una maldición y los vidrios cayeron cerca de ellos.
En cuanto a Harry apenas realizo su encantamiento para desenmascarar a Quirrell, le tomo la mano de Draco y rápidamente lo empezó a sacar de ahí, milésimas de segundos antes de que el grito de madame Hooch se escuchara, de hecho, Draco no entendió por unos instantes porque de su conducta, hasta que el caos se desato, por lo que agradeció que el moreno lo cubriera con su cuerpo y lo sacara del peligro.
Ya que fueron unos momentos en los que el gran comedor se trasformó de un pacífico lugar para comer en una verdadera zona de guerra; en donde los gritos y el llanto de algunos alumnos era acompañado con el ruido de varios objetos cayéndose, era la perfecta sintonía para esa espeluznante mañana.
Todo eso paso en cuestión de segundos, cuando Albus Dumbledore se puso de pie, solo fue para quedar impactado con lo que ocurría en su amada escuela. Siendo que por un lado, Severus Snape se batía en duelo con el profesor de encantamientos, su profesora de herbologia se enfrentaba con la Charity Burbage y ambas mujeres estaban tan enfrascadas en la batalla, que los perfectos de los tejones y águilas habían tenido que generar escudos protectores sobre sus área para no sufrir más pérdidas, ya que algunos alumnos de segundo y tercero de su casa habían recibido unos de sus encantamientos.
Mientras la profesora Aurora Siniestra dejaba fuera de combate a su maestro de cuidado de creaturas mágicas, quien se encontraba tirado gravemente herido de su mano derecha, por lo que se veía era muy probable que perdiera esta. Al ver esto, sin pensar mucho, alumnos de gryffindor de sexto y séptimo año, se unieron para sacar al hombre de ahí y llevarlo a la enfermería.
Esto, en lo que Albus observaba como la profesora Séptima Vector junto a Babbling, la maestra que enseñaba ruinas antiguas, ayudaban a salir a los alumnos que se habían caído o que estaban petrificados presa del miedo o en algunos casos, un poco más lamentables heridos por un encantamiento perdido; en cuanto a su subdirectora, la profesora Minerva, se enfrentaba con Quirrell, esto con el fin, de detenerlo, aunque en esos momentos la batalla estaba muy reñida no por nada, el Lord oscuro había utilizado a Quirrell como cuerpo provisional.
En esos instantes Dumbledore se sintió impotente y por primera vez se sintió que los años le habían caído encima y que no era el mismo joven que antaño, ya que en lo que él se levantó al parecer el caos se había desatado, sin que pudiera hacer nada. Fueron unas centésimas de segundos en los que el viejo director se lamentó, recuperando la compostura al ver como sus alumnos huían como una manada de hipogrifos descarriados del gran comedor, entre gritos y empujones, que solo aumentaban el caos que ya se vivía.
—Perfectos saquen a sus compañeros de aquí y estan en arrestro domiciliario en sus salas comunes hasta nuevo aviso, que esperan rápido— le grito desesperado Albus Dumbledore, queriendo sacar a los niños que aún se encontraban ahí.
Y eso fue, lo último que alcanzo escucho Harry Potter antes de doblar en una esquina y perderse junto a sus compañeros en un pasadizo que los llevaba a su sala común. Durante el traslado a este lugar, la tensión se sentía en el aire, el miedo de todos los presentes era más que palpable y aunque todos lo cubrían con su máscara de indiferencia y tranquilidad, Harry pudo notar que todos estaban aterrados porque entendían lo que significaba el regreso del Lord Oscuro y el peligro que eso traería tanto para ellos como para sus familias.
Quizás, es por esa razón que al joven viajero del tiempo no le sorprendió que apenas se encontraban en la seguridad de su sala común, todos los Slytherin se mantuvieron juntos aunque en un perfecto silencio, solo se miraban entre ellos buscando respuestas a las múltiples preguntas que surcaban sus cabezas. Preguntas que nadie se atrevía a decir en voz alta.
En cuanto al Olimpo, Harry y sus compañeros estaban todos juntos sentados en uno de los sillones, en ese tiempo de mutismo, Harry abrazaba a Draco intentando tranquilizarlo y tranquilizarse, ya que en su mente solo rumia una y otra vez su plan, en espera de que este diera resultado, evitando con esto, tener que enfrentar a Quirrell o preocuparse por la seguridad de la piedra filosofal; quería confiar en que Albus Dumbledore se haría cargo de eso.
Harry sabía que estaba siendo egoísta y por primera vez en su vida eso no le importo, ya que esta renuente en tener que luchar por el bien mayor o ser la oveja que mansamente camina hacia el matadero. Lo único que el viajero del tiempo aspiraba era mandar al diablo las palabras de Albus Dumbledore, de la orden del fénix y del mundo mágico cuando repetidamente le adjudicaban el deber de vencer a Voldemort mientras lo demás lo miran, dejándolo a su suerte.
Esta vez pensaba Harry actuaria con astucia y haría que otras personas queriendo o no, le ayudaran con la amenaza del señor oscuro y entre menos participación tuviera con esto, mucho mejor. Si Harry ya estaba cansado de pelear y en este caso, se estaba haciendo de la vista gorda dejándole este trabajo a alguien más.
En lo que Harry meditaba sobre los planes que estaba llevando acaba instintivamente le acariciaba el cabello a Draco, sin ser consiente del denso silencio el que cubría la sala común, hasta que la voz de un chico expresó en palabras la pregunta que todos se hacían en su mente —¿Creen qué realmente era el señor tenebroso el que estaba en la cabeza del profesor Quirrell? — fue la pregunta que lanzo al aire un estudiante de cuarto año, sin querer creer lo que presencio.
Nadie contesto, era como si el hacerlo confirmara el miedo que todos tenian. Pero fue ese silencio el que corroboro sus temores y genero mas dudas, ¿Por qué estaba ahí? Y ¿Qué era lo que estaba buscando?
—El tercer piso— solto Gemma Farley —Busca, lo que el viejo loco se le ocurrio guardar ahí.
Al escuchar eso, todos la voltearon a verla, analizaron sus palabras para terminar dandole la razón, dicho eso, el mutismo y la tensión regreso solo por unos segundos, ya que el silencio fue roto con el estruendo de la batalla, tal que el ruido retumbo en cada pared del castillo, moviendo incluso los simientos del mismo.
Lo que genero la insertidumbre por saber que pasaba se desvordara y si antes el miedo era palpable, después de ese ruido fue más que tangible.
—Tengo miedo Harry— le confeso en un susurro Draco, tan bajo que el aludido apenas alcanzo a escucharlo, eso que se encontraban uno junto al otro y el rostro del ruibio muy cerca del hombre del ojiverde.
Harry le miro regalandole una suave sonrisa para apaciguarlo —Tranquilo dragón, todo va estar bien. No dejare que nadie ni nada te lastime, no te preocupes— le reconforto dandole un beso en la frente haciendo que el rubio acomodara su cabeza en su pecho, en lo que él le acariciaba su espalda para confortarlo.
El heredero Malfoy quiso refutarle, decirle que su miedo era que él se tuviera que enfrentarse al señor oscuro. Pero las palabras murieron en su garganda. dejandole un sentimiento de angustia, por lo que sin saber más que hacer, abrazo más al moreno e intento confiar en lo que le decia que todo estaba bien. Al sentir el miedo de su acompañante, Harry le apreto con más fuerza a su cuerpo, trasmitiendole que él estaria ahí para él y fue ese gesto, que termino de convenserlo y solo por unos intantes, Draco quiso creerle.
Sin que nadie pudiera evitarlo el tiempo siguio su curso a las dos de la tarde los elfos domesticos hicieron que en cada sala común se sirvieran los alimentos de los alumnos, aunque fueron pocos los que realmente pasaron bocado por que entre más pasaba los minutos de esa misma forma aumentaba la tensión, el miedo y el ansia de los allumnos, al no saber que ocurria.
Fue hasta que el reloj marco cuarto para las diesciseis horas cuando las puertas de la entrada de la sala común se empezaban a abrir, algo que asusto a todos los alumnos, aunque a pesar de eso, se pusieron a la defensiva con varita en mano dispuestos a defenderse de cualquier amenaza. Harry mantuvo a Draco detrás de Crabe y Goyle con el fin de evitar que este saliera lastimado.
Cuando de la puerta se observo la figura de Severus Snape, cierto alivio se genero en los estudiantes al ver que era el jefe de su casa, aunque a pesar de esto no bajaron la guardia, aun tenian muy presente que Quirrell habia hechizado a alguno de los profesores y no sabían si confiar o no en él.
El hombre lucia cortes en diferentes partes del cuerpo y por la herida del en su costado se notaba que la batalla había sido muy ruda y complicada —Me alegra ver que no son cabezas de alcornoques y se defienden entre ustedes, como buenos slytherin— les reconocio con la voz entre cortada por el esfuerzo que le generaba hablar. Fueron esas palabras lo que convencio a los alumnos que aquel hombre era sin duda el jefe de su casa.
—Profesor, ¿Qué esta pasando? — cuestiono Ethan Ashworth, el jefe de los perfectos de Slytherin, mientras ayudaba al hombre a sentarse en el sillon más proximo, ya que a su pareser le estaba costando mantenerse en pie.
Severus acepto la ayuda —Luego de una larga batalla vencimos Quirrell aunque el Lord Oscuro logro escapar… Dejando a Quirrell en un estado deplorable, ahora es un simple squib— comento con algo de burla al tiempo que se sentaba —en estos momentos a estar siendo interrogado en el ministerio de magia o rumbo a Azkaban— al decir esto un gesto de dolor cubrio su rostro.
—Tome profesor— le entrego una pocion para el dolor Draco Malfoy, ya que al ver a su padrino herido, corrio a su habitacion por su porta pociones sacando de este una pocion para el dolor, además de llevar todo el portador de pociones por si Severus consideraba que alguna de las otras que guardaba le podria ser de utilidad.
—Gracias— le dijo con una suave e inperciptible sonrisa de gratitud, antes de beber el liquido. Examino el porta pociones de su ahijado tomando otras dos pociones de ahí, una para cerrar heridas y otra que era energizante —Mañana a primera hora es posible que la noticia aparesca en primera plana, por lo que les sugiero que escriban a sus padres de la situación y los tranquilicen— les pidio ya mas compuesto —les voy a mandar a un elfo domestico para que le entreguen sus cartas y este las envie a su domicio— los slytherin asintieron a la orden dada, leyendo entre lineas que aun faltaban investigaciones y que la situacion no estaba del todo controlada, por lo que el toque de queda aun era vigente.
Luego de la explicacion de Severus Snape trajo un poco de calma a los alumnos aunque aun estaban angustiados por el futuro que se avesinaba, pero sabian que por ese momento no habia más que hacer.
Harry Potter por su parte, estaba satisfecho de que Quirrell no sea mayor amenaza y que la comunidad magica ya este enterada de que aun esta vivo el Lord oscuro, o eso queria suponer, esperaba que esta vez el Profeta no mintiera al respecto. Lo que no le terminaba de agradar era el hecho de que Voldemort se haya escapado, aunque conociendo sus habilidades, sabía que era casi imposible que lo detuvieran de buenas a primeras.
Maldicion, de nada sirvio lo que hice, aun hay que proteger la estupida piedra filosofal que Dumbledore penso inosentemente que estaria mejor en una escuela llena de alumnos, que en el banco custodiada por dragones. Idiota. Espero que lo menos ya haya aprendido y reforzado su seguridad. Pensaba Harry de la nueva situación.
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A la mañana siguiente Harry se dio cuenta que Severus tenia razón siendo que el profeta anunciaba el regreso de Lord Voldemort:
“EL SEÑOR TENEBROSO NO ESTA MUERTO Y FUE VISTO EN HOGWARTS”.
Ese era el titular del articulo de Rita Skeeter, donde para sorpresa del viajero del tiempo, la historia que contaba estaba muy apegada a los hechos, o por lo menos no era tan fantaseosa. En el articulo decia que la profesora Sybill Trelawney tuvo una vision y pidio apoyo al departamento de aurores para que se presentaran en Hogwarts, Rita refirio que Rufus Scrimgeour estaba renuente en ayudarla, ya que pensaba que la dichosa prediccion solo era una perdida de tiempo pero al ver la angustia de la mujer decidio presentarse en el colegio junto a tres aurores más, el auror Kingsley Shacklebolt y dos novatos más, de los cuales la mujer no dio mayor dato. Refirio que cuando el jefe de los aurores junto a sus acompañantes cruzaron la oficina de Albus Dumbledore se dirigieron al gran comedor, donde una batalla entre profesores se estaba dando además de que Dumbledore se estaba batiendo en duelo con Quirinus Quirrell, quien al reverso de su cabeza tenia el alma de lord oscuro, de esto se mostraba una foto.
<<El resto del articulo narraba un poco de cómo se dio la pelea y cuando ellos pensaban que tenian bajo control al señor tenebroso, siendo que el cuerpo del profesor Quirrell se encontraba atrapado por una estatua que Albus Dumbledore hechizo para que esta lo apresara con sus manos. Fue el momento presito en el que Lord Voldemor decidio abandonar el cuerpo de su servidor. Dejando al mago sin magia, hasta volverlo menos que squib.
<<La periodista narraba como fue que el ex mago fue llevado al ministerio para ser interrogado, donde Quirrell reafirmo su participación para llevar al lord de las tiemblas a la gloria. Lo que le dio un boleto sin retorno a Azkaban, de esto también se podía apreciar una imagen de cómo era encarcelado, esto acompañado, de su comentario de que era posible que el ex maestro de Hogwarts no viviría mucho en Azkaban debido que al no contar con magia era más propenso a sufrir los ataques de los dementores.
Así mismo Rita Skeeter dentro de su artículo alabo el trabajo de protección que hicieron los maestros de Hogwarts, no solo por sacar a los alumnos del campo de batalla sino por el hecho de impedir que Quirrell escapara y le diera tiempo al grupo de aurores de hacer su trabajo. La mujer termino el articulo despotricando contra el ministerio ya que la profesora Sybill Trelawney, antes de pedir apoyo con los aurores le habia acudido con Cornelius Fudge, pero este dijo que nada tenia que hacer en Hogwarts si no había votantes ahí.
Harry se rio al leer eso ultimo del periodico y sabia que había cabado su tumba, ya que no solo los padres de esos no votantes pedirian su cabeza al ver que no se preocupa por el vienestar de las nuevas generaciones, sino el resto de la sociedad magica al ver su falta de compromisos por los problemas que aquejan a la comunidad magica.
Mientras Harry leía el profeta sus amigos leían la carta de sus padres, donde entre líneas, todos supieron que si el Lord retornaba les tocaría servirle junto con sus padres, algo que por cierto ninguno de ellos quería y esperaban que este no lograra alzarse. En cuanto los señores Malfoy le decían a Draco que tuviera cuidado y que cualquier cosa que pasara se lo dijera a su padrino, que vendrían momentos difíciles pero confiaban que saldrían adelante siempre que estuvieran juntos.
Una vez Harry termino de leer el periódico, recibió de manos de Draco una carta del matrimonio Malfoy, quien para su sorpresa también le habían escrito a él. En la nota le pedían que fuera precavido, que si observaba cualquier cosa fuera de lo común se lo comunicara a Severus, que él lo ayudaría. Además de ratificarle que contaba con su apoyo, le indicaron que si existiera un enfrentamiento con el Lord oscuro, sus lealtades estarían con él, siendo que era parte de la familia. Esas palabras conmovieron al moreno, ya que no se imaginaba que solo por haberlo adoptado iban a cambiar de bando así como así, lo que le hizo meditar si los Malfoy estaban realmente con él por aprecio o por la deuda de vida que toda la familia tenía con él al salvar la vida del heredero. Harry quería confiar que era por la primera opción, pero con un estirpe tan astuto y ambicioso como lo era los Malfoy, no sabía que pensar. De ahí, que se mantuviera al marguen y a la expectativa de cualquier cosa.
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El resto del día, Harry y sus amigos se dedicaron a matar el tiempo; lo que hizo que jugaran al Olimpo, ajedrez mágico, cartas explosivas e incluso terminando sus deberes pendientes. Y de esa misma forma vivieron otros dos días más antes de poder salir de la sala común de Slytherin. Fue esta cuarto día de que Quirrell había sido descubierto cuando por fin escucharon del labios de Albus Dumbledore lo que había pasado, quien no dijo algo diferente a lo que el profeta público en cuanto lo sucedido con Voldemort, aparte de eso les notifico que las barreras del castillo se habían triplicado, que mientras encontraba un nuevo profesor de defensa contra las artes oscuras el daría clases de esa materia y para felicidad de más del 99.9 % de la población estudiantil comento que las clases se retomarían hasta el próximo lunes, en lo que ellos terminaban con los últimos pendientes que tenían. Harry rogaba que entre sus pendientes estuviera sacar la piedra filosofal de ahí, ya que no quería sufrir por esta.
Tuvo que pasar más de dos semanas para que la comunidad estudiantil olvidara lo sucedido con Quirrell, lentamente el miedo del regreso del señor oscuro fue pasando así. Así que la monotonía de la vida en la escuela regreso, donde la única emoción radicaba en el próximo partido de quidditch, por lo que esta vez, el partido de Ravenclaw contra Gryffindor fue el encargado de mostrar que todo había vuelto a la normalidad.
Aunque eso para el joven viajero del tiempo era irrelevante, de hecho, en ese momento ni siquiera el Lord oscuro era algo que le quitara el sueño. Lo que si lo tenía descontrolado y enojado era que Jade se la pasaba robándole la atención de su rubio, desde su llegada Draco dedicaba parte de su tiempo en jugar, peinar o acariciar a la minina, por lo que había dejado al moreno en segundo plano.
Pero ese no fue el mayor problema del chico de ojos verdes sino que Jade parecía que lo odiaba y que buscaba cualquier oportunidad para adueñarse de la atención de Draco; tanto, que en una ocasión, cuando hacían sus deberes juntos, Harry creyó que ese día podría ser una buena oportunidad para acercarse al ojiplata y entrelazar sus dedos, solo que no contaba que cuando lo iba hacer, la gatita chillo atrayendo la mirada de Draco, que no dudo en levantarla y colocarla en su regazo, en ese preciso momento Harry pudo apostar que la desdichada gata le había enseñado la lengua, burlándose de él.
Por situaciones como esas, Harry era burla del resto de los miembros del Olimpo, quienes sin disimularlo se reían a sus espaldas. Siendo que a su parecer era divertido la forma en que este peleaba con Jade por la atención del heredero de los Malfoy; lo más patético y humillante para el viajero del tiempo, era el hecho que Jade le había ganada cada una de los enfrentamientos además que al parecer, Draco mostraba mayor afinidad por su gata que por el mismo Harry Potter.
Pero dejando de lado los intentos fallidos de Harry por estar más cerca de ese dragón de ojos plateados, lo rescatable, es que no todo lo que hacía le salía mal; ya que logro convencer al rubio que lo acompañara a visitar a Hagrid, solo para enterarse que había una creatura que estaba matando y dejado mal heridos a unos unicornios, eso sin duda alarmo a los miembros del Olimpo, pero los más afectados ante la historia fueron Draco y Theodore, quienes mostraban miradas más fríos de lo normal, cosa que empezó a preocupar a Harry, pero sabía que por lo menos ese no era ni el lugar ni el momento.
El camino de regreso a las mazmorras fue en silencio cubierto de un sentimiento de tensión e incertidumbre, ya que todos los miembros del Olimpo se encontraban consternados con las palabras del semigigante, pero sin duda, el que peor se encontraba fue Draco, quien paso directo a su alcoba.
Cuando Harry entró a la habitación que compartían descubrió que Draco estaba muy alterado y solo por inercia acariciaba a Jade, como si de esta forma buscara tranquilizarse —Corres peligro— le dijo apenas lo vio, palabras que sin duda desconcertaron al moreno y esto fue más que visible, por lo que le aclaro —El señor oscuro se encuentra escondido en el bosque prohibido— pronunció en seco el rubio, mientras que en sus ojos se veía el miedo al pronunciar eso.
— ¿Qué?— exclamó estupefacto Harry, sin creer lo que escuchaba, ya que no esperaba que con unas pequeñas pistas se diera cuenta de que era Voldemort el que se escondía en el bosque.
—Recuerdas lo que nos dijo Hagrid sobre los unicornios— Harry asistió, así que Draco le siguió explicando —Matar un unicornio es algo monstruoso— comenzó a decir con algo de miedo —Severus me explicó que la sangre de unicornio te mantiene con vida, incluso si estás al borde de la muerte, pero a un precio muy alto, ya que conseguirá media vida. Una vida maldita. Esto ocurre desde el momento en que la sangre toque sus labios— anuncio con terror mirando la nada, luego se levanto tirando de paso a su mascota, quien le dio un maullido de protesta aunque Draco no escucho eso, ya que estaba más perdido en lo que decía —Harry el que mata los unicornios solo puede ser el Lord oscuro, ya que sería al único que no sentiría escrúpulos para matar un ser tan puro como lo es el unicornio— la respiración del rubio se acelero —Y es probable que lo haga solo para ganar tiempo y obtener la piedra filosofal, que es sin duda lo que guardan en el tercer piso.
Deducción a la que llego el rubio, al ser esas dos formas las únicas para alargar vida, a sabiendas que nadie se maldeciría sino supiera que esta por ganar algo mejor.
Al decir eso Draco Malfoy empezó a ventilar —Cálmate— le pidió Harry, abrazando al chico en su cuerpo para tranquilizarlo al mismo tiempo que alababa los vastos conocimientos y su habilidad para sacar conjeturas, ya que no estaban nada lejos de la verdad.
— ¡¿Calmarme?!— Pronuncio exasperado el ojiplata — ¿Cómo quieres que me calme si ese loco está detrás de ti?
—Draco, hay un loco detrás de mi desde que soy un bebé— le dijo con un poco de sarcasmo, lo que le gano la mala mirada del heredero de los Malfoy, por lo que Harry suavizo sus gestos y con más calma le dijo —Esas son solo conjeturas y aunque estuvieras en lo cierto, de nada nos serviría estar alterados. En todo caso, lo que tendríamos que hacer es buscar un plan de ataque— le dijo de manera más racionalizada.
—Tienes razón— respondió Draco luego de unos segundos de analizar las palabras que le dijo Harry —Necesitamos ayuda, Severus nos va ayudar.
Y con la misma velocidad con la que Draco entro a su habitación, fue la misma rapidez con la que abandono la sala común de Slytherin para ir a los aposentos de Severus Snape, siendo seguido muy de cerca por Harry Potter. El cual, apenas pudo decirle a los guarda espaldas del rubio que no era necesario que los acompañaban ya que no se iban a tardar.
Al llegar a las habitaciones del jefe de casa de Slytherin, Draco toco con algo de impaciencia la puerta.
— ¿Qué demonios pasa aquí? — exigió saber Severus apenas abrió la puerta, nada feliz de la forma en que interrumpieron en sus moradas. Al ver el rostro de sus ahijados su semblante se relajó un poco —Draco, ¿qué maneras son esas de tocar?
A pesar del tono de voz molesto del mayor Draco no se amedrento, de hecho intento hablar con la misma solemnidad de siempre —Podemos hablar— le dijo con voz seria, aunque si se notó un tanto compungida.
Severus solo se hizo a un lado para que ambos menores ingresaran en su alcoba, les hizo un gesto con la mano invitándolos a sentar en la sala que había en la habitación.
—Winki— llamo Severus, a los pocos segundos una elfa domestica apareció — Prepara chocolate caliente para nuestros invitados así como bocadillos— le pidió.
—Como ordene maestro Snape— le dijo la creatura haciendo una pronunciada inclinación como despedida.
Severus no sabía que mal aquejaba a su ahijado pero como lo percibía, era consciente que algo muy malo debería de estar pasando para que Draco dejara caer su máscara de indiferencia; es por eso que pidió chocolate y bocadillos, con el fin de calmar al joven y que la plática sea más amena.
Nadie hablo durante el tiempo que esperaban que los alimentos se materializaban en la mesa de centro de la sala, cuando estas aparecieron Snape le dio una taza de chocolate caliente a su primer ahijado —Bien, ¿me dirás que pasa Draco?
Draco le dijo a Severus todo lo que Hagrid le conto, como es que dos días antes había descubierto sangre de unicornio en el bosque, de cómo le costó encontrar al animal herido y lo difícil que fue para el curar a la creatura, ya que se mostraba muy desconfiada ante los humanos, también le explico que el guardabosques le confirmo que la herida que tenía el unicornio fue causada por una mordedura humano, fue en ese momento que le explico sus deducciones que él creía que era el Lord oscuro el que estaba atacando al unicornio y que lo estaba haciendo para ganar tiempo antes de llegar a la piedra filosofal, la que el profesaba era lo que Albus Dumbledore se le ocurrió guardar en el castillo.
Severus escucho cada una de las palabras y conjeturas a las que llego Draco, sin interrumpir en ningún momento, dejando que su ahijado se desahogara con el y sacara cada uno de los temores que traía dentro. Solo hablo hasta que el joven Malfoy no tenía más que decir, mientras esto pasaba Harry pudo notar que en los ojos negros del profesor resplandecía un brillo de orgullo por las habilidades y la inteligencia que mostraba Draco; aunque también consiguió percibir el miedo que emanaba de él, por lo que significaba el retorno del señor tenebroso, supo apreciar que esa angustia era por él. Severus Tobías Snape estaba preocupado por el, lo que le prófugo un calorcito en su corazón.
—Cálmate Draco, el Lord no va apoderase de la piedra, ya nos hicimos cargo de eso— le explico Severus, —Así que no hay nada de qué preocuparte.
El hombre lo dijo con tal convicción que a Draco Malfoy no le quedó otra cosa que hacer más que confiar en el discurso del mayor. Aunque para que el pequeño rubio realmente se tranquilizara Snape utilizo una poción para los nervios y le dio a beber unos cuantos mililitros antes de mandar a ambos jóvenes a su habitación, una vez de que se terminaron el chocolate y los panecillos que había pedido para ellos.
Una vez se retiraron ambos jóvenes, Snape analizo lo que había pasado: en primer lugar su ahijado vino diciéndole que el Lord oscuro merodeaba el castillo, algo que sin duda debía notificarle al director. En segunda Draco con un poco de información había logrado descubrir el misterio que rodeaba el tercer piso, algo que sin duda lo hizo sentir dichoso ya que el joven era muy hábil en su razonamiento y tenía conjeturas muy acertadas. Y tercero, que Harry Potter su nuevo ahijado, se había mostrado ecuánime, con una templanza que ni en sus mejores años de mortifago conservo, era como si el chico estuviera acostumbrado a saber que su enemigo número uno se encuentra asechándolo y buscando una manera de recuperar su gloria.
Eso sin duda lo dejo atónito e hizo que su instinto de espía le decía que el chico era más de lo que aparentaba y el lo iba a descubrir, como que es el mejor maestro de pociones del mundo y el único mortifago capaz de mentirle en la cara al Lord Tenebroso sin ser descubierto.