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Notas del capitulo:

Hols. Les traigo el nuevo capitulo, espero sea de su agrado y dejen lindos comentarios.

 

Capitulo III. Comenzando a domar al dragón

 

La discusión de Draco y Harry tenía ya algunos segundos o minutos que había terminado; pero para las personas de su alrededor el tiempo era incalculable, ya que cada segundo que trascurría era eterno por la tensión e incomodidad que estaban experimentando.

 

Gracias a Merlín, que Blaise Zabini supo cómo desviar la atención del suceso recién vivido –He chicos, creo que ya se nos está haciendo tarde para ir con el profesor Snape.

                                              

–Si– fue el murmullo general antes de que todos los chicos del Olimpo tomaran sus cosas y salieran rumbo a las mazmorras.

 

El camino a los calabozos no fue más tranquilo que lo que vivieron en la mesa, ya que la tensión seguía estando patente, además de que el heredero de los Malfoy tuviera un aura y mirada escalofriante no ayudaba a que la rigidez que vivían se suavizara. Tensión que hizo  erupción cuando Harry Potter, tomo la brillante idea de sentarse junto a un cachorro de león, que no era otro que Neville Longbottom. Por lo que el resto del Olimpo intentaba calmar al feroz dragón sin que hubiera la explosión de un caldero o alguien saliera maldecido.

 

El profesor Snape comenzó la clase con un pase de lista y para sorpresa del viajero del tiempo esta vez no hubo un “Harry Potter. Nuestra nueva... celebridad”, de hecho esta vez pronuncio su nombre como cualquier otro y quiso pensar que se debía a la lealtad que había entre los miembros de Slytherin.

 

—Vosotros estáis aquí para aprender la sutil ciencia y el arte exacto de hacer pociones —comenzó hablaba casi en un susurro, pero se le entendía todo—Aquí habrá muy poco de estúpidos movimientos de varita y muchos de vosotros dudaréis que esto sea magia. No espero que lleguéis a entender la belleza de un caldero hirviendo suavemente, con sus vapores relucientes, el delicado poder de los líquidos que se deslizan a través de las venas humanas, hechizando la mente, engañando los sentidos... Puedo enseñaros cómo embotellar la fama, preparar la gloria, hasta detener la muerte... si sois algo más que los alcornoques a los que habitualmente tengo que enseñar.

 

Una vez termino con el discurso, el hombre se paseó entre las bancas, para horror de muchos parecía que el profesor se había trasformado en serpiente por su elegante y silencioso caminar con unos ojos penetrantes, que solo buscaba encontrar a su nueva presa y asecharla con preguntas, algo que por cierto fascino a Hermione Granger. Quien estaba sentada en el borde de la silla, parecía desesperada por empezar a demostrar que ella no era una alcornoque levantando violentamente la mano para llamar su atención y poder responder ella.

 

— ¡Weasley! —Dijo de pronto Snape—. ¿Qué obtendré si añado polvo de raíces de asfódelo a una infusión de ajenjo?

 

El joven pelirrojo brinco al escuchar su nombre e intento no temblar o tartamudear al momento de responderle —No lo sé señor.

 

Snape seguía haciendo caso omiso de la mano temblorosa de Hermione y curvo sus labios en un gesto burlón al percatarse del miedo del niño —Bah, bah es evidente que ser hijo de magos y sangre puras no es sinónimo de excelencia… o por lo menos no en su caso.— Lo que produjo risas burlonas mal disimuladas de los Slytherin además de la vergüenza del menor —intensémoslo de nuevo señor Weasley, después de todo no puede dejar en vergüenza a los sangre pura, ¿Dónde buscaría un bezoar?

 

—No, no lo sé señor— dijo el pelirrojo con un leve tartamudeo al principio.

 

—Parece que no ha abierto un libro antes de venir, ¿No es así, Weasley? De que le sirve ser hijo de magos si no conoce lo elemental del mundo en el que vive. Última oportunidad para honrar la casta de magos a la que pertenece  ¿Cuál es la diferencia entre acónito y luparia?

 

Ante eso, Hermione se puso de pie, con el brazo extendido hacia el techo de la mazmorra.

 

—No lo sé —dijo Ron muerto de vergüenza y con un gran deseo de desaparecer de su vista, tratando de encontrar una salida ante esa mirada inquisidora y al ver a la sabelotodo de los leones no dudo en enviarle la bolita —. Pero creo que Hermione lo sabe. ¿Por qué no se lo pregunta a ella?

 

El profesor de pociones miro de forma despectiva a la joven bruja —Siéntate— gritó a Hermione — Ahora, ¿quién es tan amable de sacar al señor Weasley de la ignorancia? O empezare a creer que nadie ha abierto su ejemplar de Mil hierbas mágicas y hongos—ante esa pregunta Draco y Harry levantaron la mano para responder —Lo escucho señor Malfoy.

 

El joven Malfoy se levantó con porte de su lugar volteó a ver al menor de los Weasley y le dijo—Para tu información, Weasley, asfódelo y ajenjo producen una poción para dormir tan poderosa que es conocida como Filtro de Muertos en Vida. Un bezoar es una piedra sacada del estómago de una cabra y sirve para salvarte de la mayor parte de los venenos. En lo que se refiere a acónito y luparia, es la misma planta.

 

Severus Snape escucho con orgullo la respuesta de su ahijado aunque esto se escondía bajo su imagen de indiferencia —Correcto, 10 puntos para Slytherin por su respuesta— el profesor miro al hijo de su antiguo rival y le cuestiono — ¿Tiene algo más que agregar señor Potter?— al ver que aún tenía su mano levantada.

 

El moreno se puso de pie  y dijo —Si profesor— recibiendo un asentamiento de cabeza de parte del mayor, poso sus ojos en Ron —Para que lo sepas Weasley para preparar la poción de filtro de los muertos en vida se necesitan ingredientes como raíces de valeriana y judías soporíferas, que en si es lo que produce que el que la bebe caiga en un profundo sueño, su creadora es Leticia Somnolens y su posible cura es Wiggenweld. En cuanto al bezoar la palabra  viene del persa pâdzahr, que significa "contraveneno" o "antídoto”, ya que en la antigüedad se creía que podía curar todos los venenos, falacia que se desmintió con el paso de los años. Con relación al acónito es una planta venenosa aunque depende de la cantidad que se agrede se puede usar como analgésico, sedante y obviamente veneno, efectos que también varían por el estado de la planta si está fresca o seca, si se agrega el extracto, polvos o una porción de la planta. Algo  que se aplica con todas las herbolarias— dicho eso se sentó.

 

Esa explicación saco una imperceptible sonrisa de satisfacción en el profesor Snape al ver que el joven no era un incompetente, unos ojos de envidia y frustración en Hermione, un color más que morado en Ron por sentirse humillado además de la fascinación del resto de sus compañeros.

 

—Bueno, ¿Por qué no estáis anotando todo?— le ordeno a la clase el maestro —Bien, otros 10 puntos a Slytherin por la respuesta del señor Potter además de 5 puntos menos al señor Weasley por su desacato junto con una semana de detención en mi oficina.

 

Dicho esto, Snape escribió con su varita una receta sencilla para curar forúnculos y les dijo en que página de su libro estaba, en pocos segundos se escuchó el movimiento de bancas por sacar los libros así como el paso de las hojas para tener la receta del libro. Con los años de tomar clase con Snape Harry había aprendido que era mejor seguir las instrucciones del pizarrón ya que estas estaban más completas, así que hizo su poción siguiendo esta, en lo que el maestro se pasaba entre las bancas checando calderos.

 

Todo iba bien, incluso la de Neville la cual estaba checando de reojo de manera discreta para no generar más ira de su dragón, si es que este lo veía fraternizando con  un gryffindor. Solo que cuando la poción estaba casi por terminar tuvo que intervenir en la poción de su compañero —Si fuera tu no agregaría las púas de erizo en este momento— el niño lo vio sin entender y con cierta desconfianza, Harry solo se limitó a señalar el pizarrón donde estaba subrayado que primero sacaran el caldero  de fuego antes de agregar las púas.

 

Un suave “gracias” brotó de los labios del niño regordete, para después apagar su caldero y por fin agregar su último ingrediente; para ese entonces Harry ya tenía un frasco con su muestra de poción y se encontraba limpiando su área de trabajo.

 

Una vez le entrego su muestra al profesor Snape, Harry se unió al resto de sus compañeros de casa, siendo recibido por la mirada de odio del rubio, que al mismo tiempo le decían traidor y no te me acerques. El ojiverde soltó un suspiro caminando junto a Theo, que leía mientras caminaba hacia  su sala común. El trayecto a la sala común fue una pesadilla siendo que la tensión era tan asfixiante, durante este tiempo Harry intento congraciar con Draco pero este, estaba tan enojado que no lo miraba siquiera.

 

Cansado de los berrinches del niño, Harry tomo a Draco del codo metiéndolo con él a un aula vacía, al tiempo que miraba a sus acompañantes para que no interfirieran, de forma rápida y discreta coloco unos hechizos sin varita en lo que soltaba a Draco en el interior, pero apenas lo soltó recibió una fuerte cachetada del joven Malfoy.

 

—Me importa un pito si eres el famoso niño que vivió o si eres descendiente del mismo Salazar Slytherin, nadie absolutamente nadie juega con un Malfoy y sale impune— le reclamó con voz de ultratumba luego de haberlo golpeado. 

 

Harry volteo el rostro lentamente mientras sentía arder su mejilla derecha, clavaba sus ojos verdes en los grises del rubio —Yo no juego contigo— le dijo con voz calmada y seria, para darle firmeza a sus palabras.

 

— ¡¿A no juegas conmigo?!— le dijo con sarcasmo y arrastrando las palabras como si fuera una serpiente — ¿Entonces me podrías explicar qué demonios hacías con Longbottom? Porque lo que yo vi es que tú estabas revoloteando a su alrededor.

 

Harry sonrió con autosuficiencia  — ¿Estas celosos? — le indicó.

 

Draco se sonrojo un poco y aun así, con su porte de príncipe le indico —Por supuesto que no, porque tendría yo que estar celoso de ese idiota.  Si obviamente soy mejor que él—  lo vio de forma acusadora — ¿Por eso no entiendo que hacías tú con él?

 

Diablos fue el pensamiento de Harry al ver que no pudo hacer que Draco dejara de lado el hecho que ayudo a Neville, pero no podía dejarlo a la deriva, ya que a diferencia de sus otros amigos, la amistad de Neville era algo que deseaba conservar en esa vida, ya que el chico era leal, confiable, valiente, eficiente a pesar de que en ese momento no lo era —Adorable, es adorable— pensó y pronuncio en voz alta.

 

Exploto, simplemente exploto Draco al escuchar eso, de hecho, le hacía honor a su nombre, siendo un terrorífico dragón enfurecido que empezó a bombardear con hechizos y maldiciones al idiota que decía quererlo.

 

Si no fuera por sus años viviendo en una guerra Harry no hubiera podido esquivar la  avalancha de hechizos que se dirigían a su persona, hechizos de los cuales algunos desconocía su finalidad. Harry esquivaba todos los hechizos e intentaba acercarse al rubio, pensando que esta vez sus tendencias autodestructivas de todo gryffindor le estaban cobrando factura y una mala pasada en ese momento.

 

Con un poco de esfuerzo Harry tacleo a Draco, dejándolo debajo de él con sus manos bien sujetas e inmovilizando su cuerpo para evitar rodillazos en zonas blandas. —Quieres dejar de actuar como un impulsivo gryffindor y escucharme— le exigió.

 

Draco le dedico la peor de las miradas y volteo el rostro para el otro lado, en una actitud de diva ofendida; después de todo, se había atrevido a llamarlo gryffindor. Motivo por el que a pesar que Harry “tenía el control” de la situación, el heredero Malfoy lo trataba con el frío de su desprecio mostrándole quien estaba al mando. Al ver ese desplante Harry contó de ida y vuelta hasta cien para tener calma y como no consiguió eso, ni que el rubio lo mirara, opto por algo más efectivo y drástico que fue: besarle su mejilla.

 

Draco volteo rápidamente al sentir el contacto de los labios de Harry en su rostro — ¿Cómo te atreves?— reprochó sonrojado.

 

—Bien, ahora que tengo tu atención— le dijo de forma cínica —Empecemos: Longbottom si es adorable… quieto— esquivando una patada a sus genitales y moviéndole el rostro para que lo vea —Como te decía es adorable, pero no como tú— le afirmo antes de expresar todo lo que amaba de él —Tú eres hermoso, inteligente, astuto, divertido, dulce y puedo suponer que incluso amoroso— le dijo esto último soltando un poco de la presión que ejercía para controlarlo, con el fin de  acariciarle el rostro —Solo me senté con él porque era más que obvio que tú no me querías cerca— le recordó haciéndolo sentir de paso que eso también había sido su culpa —y “revoloteaba” junto a él para evitar sufrir un accidente porque el pobre estaba tan nervioso que no se fijaba que hacía.

 

Draco lo vio evaluativamente no del todo satisfecho con su respuesta, ya que sentía que esa no era toda la verdad pero por el momento lo dejaría pasar —Bien, ahora levántate que pesas.

 

Al ver que no iba ser blanco de hechizos, Harry se levantó y ayudo a Draco a hacerlo; para luego retirarse el polvo de sus túnicas, —Entonces nos vemos al rato— le dijo cuándo se acomodaba la mochila en el hombro y a discreción retiraba los hechizos que puso en el aula.

 

— ¿Qué, a dónde vas?— inquirió Draco.

 

—Con Hagrid— le respondió con calma y con una mirada de “ya te había dicho que iría te gustara o no”.

 

—Voy contigo— mencionó apresuradamente el rubio al ver que ya iba abrir la puerta e irse sin él.

 

Harry sonrió complacido, de hecho, estiro su mano para tomar la del rubio —Sabía que entenderías las ventajas de ser amigo de alguien que tiene casi el mismo poder que un profesor.

 

Draco lo vio con cara de “acaso lo dudabas”, lo que hizo reír a Harry saliendo por fin de la habitación, la cual por cierto era custodiada por Vicent y Gregory, lo que sorprendió al moreno pero no comento nada, ya que era un hecho que ellos se tomaban muy enserio su papel de guardaespaldas del joven Malfoy, aunque también respetaban su privacidad ya que caminaban aproximadamente un metro detrás de ellos.

 

Salieron del castillo cinco minutos antes de las tres y cruzaron los terrenos que lo rodeaban. Hagrid vivía en una pequeña casa de madera, en el borde del bosque prohibido. Una ballesta y un par de botas de goma estaban al lado de la puerta delantera.

 

Cuando Harry llamó a la puerta aun tomado de la mano de Draco,  oyeron unos frenéticos rasguños y varios ladridos. Luego se oyó la voz de Hagrid, diciendo —Atrás, Fang, atrás.

 

La gran cara peluda de Hagrid apareció al abrirse la puerta, quien se notó sorprendido  de que Harry fuera de la mano del heredero Malfoy, aunque luego de recordar cómo iban en las lanchas retomo la calma  —Entrad —dijo— Atrás, Fang—  tirando del collar de un imponente perro.

 

Cuando Hagrid iba a cerrar la puerta se percató que dos niños más estaban cerca de su casa — ¿Vienen con ustedes? — le pregunto a sus visitantes.

 

—Sí, son Crabbe y Goyle los guardaespaldas de Draco— le aclaró Harry.

 

—Espero no haya problema de que ellos estén con nosotros, ellos siempre me acompañan a todas partes y cuidan de mí— explico el rubio de forma respetuosa, ya que mientras venían Harry le había dado una mirada que más le valía comportarse con su amigo.

 

Eso sin duda desconcertó al guardabosque —No claro, que no— aclaró para luego llamar a los niños e invitarlos a pasar —Bienvenidos, pasen y tomen un asiento. Estáis en vuestra casa—  les invito feliz de tener tantas personas en casa.

 

Una vez hechas las presentaciones, Hagrid les dio la espalda unos segundos para tomar la tetera  y servirles té, momento que aprovecho Harry para perfeccionar la comida del hombre y que nadie se rompiera una muela por lo dura que estaban sus galletas y bocadillos.

 

—Harry nos comentó que usted es el guardabosque— el semigigante asistió al ver que Draco aún no había realizado su pregunta — ¿Conoce todas las criaturas que viven ahí?— le pregunto con unos ojos brillando en curiosidad.

 

Esa fue la pregunta que desato toda la conversación mientras que disfrutaban del té, de hecho, el mayor estaba muy contento de platicarles todo lo que conocía del bosque prohibido algunas leyendas y mitos que existían en torno a él. Aunque en esta conversación solo hablaba Harry, Draco y Hagrid por que los dos guardaespaldas se dedicaban a escuchar y comer. Pero a pesar de eso Hagrid se percató que los niños estaban atentos de todo, ya que se dieron cuenta cuando Fang intentó acercarse a lamber a Draco cosa que evitaron.

 

Cuando regresaron al castillo e ingresaron a su sala común, Pansy se puso de pie y se aproximó al moreno una vez lo vio cruzar el umbral de la puerta— ¿Qué te paso, Harry?— al ver su mejilla aún hinchada por la cachetada recibida.

 

Harry aprovecho que Draco se adelantó con Blaise para responderle —Nada, solo los gajes del oficio al intentar domar un dragón— con una medio sonrisa.

                                                                                                                      

Lo que le dio a entender a la morena que las cosas con Draco se habían solucionado y que al parecer todo seguía en orden.        

 

++++++++++++

 

Y sin que pudieran evitarlo el fin de semana se escurrió entre sus manos, dando paso a otra semana llena de deberes y pergaminos que entregar, aunque los alumnos de primero no tenían problema con eso, siendo que su motivación era que cuando esa semana terminara por fin tendría su primera clase de vuelo.

 

Harry Potter estaba desesperado porque su primera clase de vuelo comenzara, ya que desde que la guerra se desato, no había podido subirse a una escoba y disfrutar la libertad que eso le generaba, ansiaba volver a sentir el viento en su cara mientras le movía el cabello o la adrenalina de caer en picada persiguiendo una snitch; quizás eran esos deseos desesperados que tenía lo que estaban haciendo que a su parecer el tiempo fuera muy lento y el fin de semana nunca llegará en su opinión.

 

Para la satisfacción de Harry y de muchos, la primera clase de vuelo llego en un día claro y ventoso. La hierba se agitaba bajo sus pies mientras marchaban por el terreno inclinado en dirección a un prado que estaba al otro lado del bosque prohibido, cuyos árboles se agitaban tenebrosamente en la distancia.

 

Esa clase la compartían con los leones, que para su molestia llegaron retrasados, de hecho la profesora, la señora Hooch, quien era baja, de pelo canoso y ojos amarillos como los de un halcón, llego solo unos segundos después de ellos.

 

—Bueno, ¿que estáis esperando? Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido— lo que ocasionó que en pocos segundos todos hubieran hecho lo indicado —Extended la mano derecha sobre la escoba —les indicó la señora Hooch— y decid «arriba».

 

—                ¡ARRIBA! —gritaron todos.

 

Al hacerlo la escoba de Draco y Harry fueran las primeras en obedecer la orden y llegar a sus manos, los demás niños tenían problemas incluso los amigos de Draco, quienes al parecer no les gustaba el deporte, otra razón por la que la llegada de Harry al Olimpo fue una bendición, ya que aparte de comenzar a domar al dragón, este entendía a la perfección su deseo insano (según el resto de sus amigos) por hablar de quidditch.

 

Harry esta vez no solo se río sino que también disfruto de ver como la escoba de Ron le golpeaba la cabeza o como la de Hermione no hacia el menor intento de moverse, cuando vio a Neville y este enfoco sus ojos en él, le susurro solo moviendo los labios “tu puedes confía en ti”, cosa que para su alegría no vio Draco pero si Theodore.

 

Una vez todos tuvieron su escobas en sus manos, la profesora Hooch les enseño como montar en la escoba  sin deslizarse hasta la punta. La mujer se puso a observar y corregir las posturas de cada estudiante dándole el visto bueno, antes de que llegara con Draco, Harry le hizo una recomendación a este de cómo hacerlo; Draco levanto la ceja ante esa recomendación pero le hizo caso después de todo confiaba en Harry.

 

Confianza que se vio reforzada cuando escucho a la profesora felicitarlo e incluso darle 3 puntos por su pose, ya que según las palabras de la mujer era una de las poses más elegantes que había visto en el quidditch, lo que sin duda hizo que Draco se pavoneara delante de los gryffindor para diversión de Harry y dolor de muelas de Ron Weasley  al sentirse humillado por su desempeño.

 

—Ahora, cuando haga sonar mi silbato, dais una fuerte patada —dijo la señora Hooch—. Mantened las escobas firmes, elevaos un metro o dos y luego bajad inclinándoos suavemente. Preparados... tres... dos...

 

Pero Neville, nervioso y temeroso de quedarse en tierra, dio la patada antes de que sonara el silbato.

 

— ¡Vuelve, muchacho! —gritó, pero Neville subía en línea recta, como el corcho de una botella... Cuatro metros... seis metros... Harry le vio la cara pálida y asustada de su amigo y sintió pena por él al no poderle ayudar. Mientras el chico se alejaba, lo vio jadear; deslizarse hacia un lado de la escoba y… BUM... cayó.

 

Un ruido horrible y Neville quedó tirado en la hierba. Su escoba seguía subiendo, cada vez más alto, hasta que comenzó a torcer hacia el bosque prohibido y desapareció de la vista.

 

La señora Hooch se inclinó sobre Neville, con el rostro tan blanco como el del chico.       

 

—La muñeca fracturada —la oyó murmurar Harry—. Vamos, muchacho... Está bien... A levantarse. — Se volvió hacia el resto de la clase. —No debéis moveros mientras llevo a este chico a la enfermería. Dejad las escobas donde están o estaréis fuera de Hogwarts más rápido de lo que tardéis en decir quidditch— advirtió para luego dirigirse con cariño a Neville —Vamos, hijo.

 

Apenas se retiró la profesora del campo, Draco le retiro un cuaderno a Hermione Granger, el cual literalmente lo había sacado de la manga de su túnica — ¿Pero qué tenemos aquí? Tu diario— pregunto burlón.

 

—Dámelo Malfoy— le exigió aunque su voz no tuvo ese don de mando que necesitaba, ya que se sentía desamparada además de expuesta en ese momento.

 

Algo que si incómodo a Harry, ya que le dolía verla así, más al notar que de su casa no contaba con el apoyo de ninguno de sus compañeros, y aunque quiso ayudarle, defenderla. Hizo tripas corazón ya que sabía que ella estaría mejor sin él, aunque no pudo pensar mucho en eso cuando la voz de su amado, sin ser consciente le hizo escoger entre los dos.

 

 — ¿Qué dices Harry se lo regresamos? O ¿Jugamos un rato con esto?— le pregunto con cara de travesura en lo que Hermione lo miraba con cara de ayuda.

 

— ¿Qué te parece si lo dejamos en una copa de un árbol o en el techo de una torre para que lo busque?— Harry miro a la niña sin pena, sin dudar de sus palabras menos si estas le hacían un camino en su relación con el rubio.

 

En ese momento la leona quiso quitarle al rubio la libreta, quien rápidamente le lanzó un pase a Harry, el cual a su vez se subió a su escoba siendo seguido por el rubio. Ya en el aire Draco y Harry se lanzaban el cuaderno como si este fuera un balón de futbol americano, en eso por una pirueta que hizo el ojiplata de su mano se zafo una hermosa pulsera de oro blanco, la cual por la caída se volvió solo un destello.

 

—Mi pulsera— exclamo con pena Draco al sentir su joyería perdida.

 

Sin perder tiempo Harry salió disparado por ella y antes de que esta tocara piso la rescato, dejando más de uno sorprendido por su maniobra. Después de todo la habilidad del niño que vivió fue sorprendente no solo rescato la pulsera de su prospecto a novio sino que al mismo tiempo hizo un extraordinario pase a Draco, quien no se quedó atrás mostrando sus habilidades, ya que para coger la liberta también tuvo que hacer una maniobra extraordinaria.

 

Hecho esto ambos chicos regresaron al piso siendo recibido por las ovaciones de sus compañeros de casa, pero de la nada estas murieron lo que hizo que ambos niños voltearan con temor, temor que se multiplico al ver a la profesora Hooch acompañada del jefe de su casa junto con Marcus Flint.

 

Estamos muertos fue el pensamiento de Harry al ver al profesor Snape ahí.

 

 

Notas finales:

Ahora, que creen que valla a pasar?


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