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Para tener una buena vida 2.0 por liaran_chan

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Notas del capitulo:

hola.

 

Les dejo el siguiete capitulo y espero sea de su agrado, el cual esta aquí, gracias al apoyo de mi linda beta.

Capitulo I. Llegando a Hogwarts

 

La tensión dentro del vagón era inimaginable, tanto que el pelirrojo le fue más fácil huir de aquel sitio, cosa que en secreto agradeció Harry Potter ya que las furtivas miradas que le estaba brindando comenzaban a fastidiarlo.

 

Tengo que encontrar la forma de acercarme a él, al precio que sea esos eran los pensamientos de Ronald Wesley mientras se dirigía al baño. El chico siempre había vivido opacado por el encanto de sus cinco hermanos mayores, para sus padres solo era una boca más que alimentar, pues no tenía ni talento ni ninguna clase de gloria de ahí que casi no le prestaran atención, motivo por el cual apenas supo que su acompañante era el famoso niño que vivió, no lo pensó más y vio en él un trampolín para que todos lo notaran.

 

Pensó que al regresar intentaría llevarse mejor con él con una conversación más inteligente, solo que el plan del menor de los Weasley no tuvo ni la mínima posibilidad de despegar, ya que cuando llego al compartimento estaba vacío y no había rastros del pelinegro o de sus cosas.

 

Minutos atrás, cuando Ron no tenía mucho que se había retirado alrededor de unos tres o cinco minutos, nuevamente la puerta del compartimiento se abrió dando paso a tres muchachos, un rubio en medio de dos robustos chicos, que por la posición en la que se encontraban daba la impresión que eran sus guardaespaldas.

 

—Harry amigo, ¿qué haces aquí tan solo?— cuestiono el ojiplata con una sonrisa encantadora por a ver encontrado al pelinegro, cosa que logro al escuchar a una niña que se lamentaba por la mala impresión que le había dado al niño que vivió.

 

Harry le dedico la misma sonrisa feliz ya que por fin el pequeño rubio allá dado con él, por lo le dijo —Esperando que me encuentres— con un tono de voz alegre y coqueto, que hizo que un leve tono carmín se posara en las mejillas del rubio.

 

Un agradable silencio se formó entre ellos sin perder esa sonrisa traviesa, dicha atmósfera se perdió cuando uno de los acompañantes hizo un leve movimiento, lo que despertó del letargo al viajero del tiempo y con un elegante movimiento de ceja le pregunto a su receptor quienes eran sus acompañantes.

 

—Oh, éste es Crabbe y éste Goyle —dijo el muchacho pálido con despreocupación, al darse cuenta de que Harry los miraba—. Y mi nombre es Malfoy, Draco Malfoy.

 

—Draco— expresó Harry como si fuera una plegaria al tiempo que se ponía de pie —Un hermoso y poderoso nombre, como la persona que lo porta— pronuncio con galantería, realizo una pequeña inclinación con la gracia de un caballero: espalda erguida, mano en la espalda sin dejar de mirar esas pupilas plateadas, tomó con delicadeza la mano del chico y depositabó un suave beso en esta, como lo hubiera hecho cualquier duque o lord a una bella doncella en la época medieval.

 

Harry Potter era consciente que había comenzado a coquetear muy pronto con Draco Malfoy, pero estaba decidido a que ese bello chico fuera solo suyo; así que no iba a desperdiciar ni un segundo en darle a conocer al rubio las intenciones y deseos que tenía para con él. Solo esperaba que no fuera demasiado para el preadolescente y no lo tachara  de pervertido, acosador o algo parecido. Rogaba a Merlín, Morgana que no fuera así y aceptara de buena gana sus coqueteos.

 

Draco miro complacido ese gesto en el moreno y una sonrisa de autosuficiencia se formó  en sus labios, disfrutando de la atención que de daba el niño que vivió. —Crabbe, Goyle tomen las cosas de Harry, ya que él se viene a mi compartimento— les dijo a sus guaruras  y luego poso sus ojos en el ojiverde — ¿Verdad?

 

—Si— le dijo con firmeza acomodando la mano de Draco en su brazo, esperando una respuesta negativa por este acto, al no haberla tomo sus dedos con la otra mano y le dio un pequeño apretón para sin más salir de compartimento.

 

Los guardaespaldas caminaron detrás de ellos a una distancia prudente, ya que eran conscientes del aura romántica que rodeaba a esos dos; en lo que Harry y Draco seguían caminando juntos ignorando todo a su alrededor, de hecho, se puede decir que por la bendición de Merlín llegaron al compartimento del rubio, ya que este no estaba guiando a su acompañante.

 

Cuando llegaron al compartimiento, Harry se sorprendió que los que fueran a ser compañeros de casa de Draco estuvieran ahí aunque esto no lo hizo notar y solo guardo silencio, entonces la voz de Draco se hizo notar —Chicos— llamó para tener la atención de sus acompañantes —Les presento a mi amigo Harry Potter.

 

Al escuchar el llamado de Draco los presentes no prestaron mucha atención y solo lo vieron de reojo, pero cuando este pronuncio “mi amigo Harry Potter”, las cosas cambiaron. No solo por el nombre del moreno, sino por la forma en que lo pronuncio, la emoción con la que lo dijo hizo que todos se dieran cuenta que ahí había gato encerrado.

 

La única mujer del grupo fue la primera en darse cuenta de la sonrisa de Draco, que el rubio aún estaba sujetado del brazo de Harry y que al parecer a su amigo no le molestaba ese íntimo contacto con él; un brillo travieso apareció en los ojos de la chica al entender el trasfondo de eso así que sin más, se levantó a abrazar y besar al nuevo miembro del grupo —Un gusto conocerte Harry, soy Pansy Parkinson pero tu me puedes decir Pan, después de todo ya eres uno de nosotros— pronunció lo último con una sonrisa y voz misteriosa, como si ella conociera un secreto que ellos no.

 

Todos los chicos ignoraron eso, pensando que solo eran cosas de chicas, así que retomaron la presentación como si no hubiera un trasfondo en sus palabras.

 

—Bienvenido al Olimpo— expresó con los brazos abiertos un chico moreno al tiempo que se dirigía a Harry, abrazándolo como si fueran viejos amigos —Soy Blaise Zabini  también conocido como Dionisio— pronunció con orgullo para después señalar a la chica —La señorita es Afrodita.

 

— ¿Olimpo? —  pregunto confundido Harry sin tener la menor idea de que es eso.

 

Un chico alto y castaño, que minutos atrás leía un libro de más de mil hojas fue el que le respondió —Es un juego que inventamos hace algunos años, donde disfrutamos de ser dioses— le dijo con simpleza luego le extendió su mano para estrecharla con él —Theodore Nott y aquí los chicos me dicen Teo y Atenea—  comentó el nombre de la mujer con un supuesto tinte de indignación que ninguno de sus amigos creía.

 

—Otra vez con eso, no te quejes Teo. Ella era la única que tenía semejanza contigo, que sea mujer no es nuestra culpa ni atenta contra tu masculinidad— expreso Blaise, mientras los demás afirmaban con la cabeza divertidos dándole la razón al moreno.

 

Nott le dedico una miraba de fastidio, para retomar su lectura e ignorar a sus amigos, aunque si mirabas fijamente al castaño podrías descubrir que detrás de su libro se escondía una suave sonrisa y sus ojos brillaban divertidos.

 

Harry miro a los guaruras de su rubio que en ese tiempo se mantuvieron en silencio y solo habían acomodado sus cosas con la de los demás, al sentir su mirada Vicent señalo —Nosotros somos Ares y Artemis—respondió a la muda pregunta, señalando primero a Gregory  y luego a él, para indicarle la correspondencia de los nombres.

 

El viajero del tiempo asintió con la cabeza, para después mirar a su rubia perdición, que para su fascinación a pesar de los abrazos aún lo estaba sujetando de su brazo —Y tu dragón, ¿Eres Zeus?— intento adivinar Harry.

 

El heredero de los Malfoy soltó una risita divertida por el nuevo apodo —No, soy el gran Apolo. El dios del sol, la danza, las artes, la música, la arquería, las profecías, la medicina además por supuesto la belleza masculina— la última frase fue acompañado con un movimiento de manos delineando su figura, dándole mayor énfasis a sus palabras.

 

Harry no pudo estar más de acuerdo con esa afirmación así que solo asistió complacido.

 

Pansy se quedó mirando a Harry —Ya que ahora eres parte de nosotros tú también necesitas tu propio dios griego, pero ¿cuál?

 

En cuestión de segundos todos hicieron gesto de pensar que dios podría ser Harry, cosa que desconcertó al moreno, ya que jamás pensó que los hijos de Salazar lo fueran a integrar tan rápido a su grupo y fue en ese momento que recordó al viejo sombrero seleccionador que decía: “En Slytherin harás tus verdaderos amigos”, sin duda tiene razón,  pensó con cierta amargura al recordar cuanto le consto sentirse parte de los leones y por más que trato nunca se sintió en su totalidad uno de ellos.

 

Sus pensamientos se detuvieron al sentir una suave caricia en su frente, la cual le retiraba  el flequillo que cubría su cicatriz —Serás Zeus, el señor de los rayos— exclamo Draco con solemnidad una vez que desnudo su marca y Harry sintió que hasta su alma había sido revelada ante esa mirada; el rubio se dio la vuelta mirando a los demás sujetando la mano del ojiverde —Él es Zeus, dios padre — levanto su mano al tiempo que sus acompañantes le hacían pequeñas reverencias y aplaudían.

 

El grupo de amigos de Draco entendieron a la perfección lo que significaba el hecho que el rubio le diera el cargo del dios más poderoso al moreno; el sería el nuevo líder del grupo; esa fue la razón de los aplausos y las reverencia, reconociéndole su cargo y autoría ante ellos.

Solo que Draco al notar que el otro aun no entendía lo que significaba se rió ante su inocencia, risa que fue seguida por los demás y por supuesto por Harry, aunque este al último, pensó que solo era para quitar la seriedad del asunto. Esa risa fue la forma de que Draco Malfoy les dijo que aún no era el tiempo del moreno de ser rey, pero todos sabían que él lo sería así que solo esperarían a que  este se alzara entre ellos.

 

Cuando la risa seso fue tiempo oportuno para que Harry Potter entendiera lo que significaba ser parte del Olimpo, aprendiendo a jugar a ser dios y sin duda eso le ayudaría a mejorar su astucia que era una de las cosas que se necesitaba para ganar el juego.

 

El sol se empezaba a tornar oscuro cuando la voz de una perfecta se escuchó invitando a todos los alumnos de primer año a colocarse sus uniformes,  Pan abandonó el cubículo para cambiarse en los sanitarios, en lo que los demás lo hacían ahí, Harry aprovecho la oportunidad de ver el cuerpo del ojiplata.

 

Al llegar a la estación las pequeñas serpientes fueron de los últimos en salir, Harry estaba por bajar cuando Ron lo detuvo — ¿Dónde estabas?— le reclamo perdiendo los estribos al  verlo.

 

Al sentir el jalón Harry llamo a Draco con el fin que lo esperara, ya que pensó inocentemente que se había atorado en la puerta con la capa, la voz del pelirrojo paso desapercibida para él solo se percató de su presencia al ver su túnica en sus manos por lo que se soltó rápidamente, cosa que fue fácil porque su captor estaba escondiendo una risita con tos al escuchar el nombre del rubio.

 

Cosa que sin duda molesto al aludido, ya que un don nadie ante sus ojos se creía con el derecho de burlarse de él —Te parece que mi nombre es divertido, ¿no? No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasley son pelirrojos, con pecas y más hijos que los que pueden mantener— le dijo despectivo al ver la ropa que traía.

 

Ron Weasley se puso tan rojo como su cabello por el coraje —Yo también he oído hablar sobre tu familia Malfoy—dijo en tono retador—. Son algunos de los primeros que volvieron a nuestro lado después de que Quien-tú-sabes desapareció. Dijeron que los habían hechizado. Mi padre no se lo cree, dice que ningún Malfoy necesita una excusa para pasarse al Lado Oscuro— le reprocho mientras lo acusaba con Harry.

 

— ¿Qué sabrás tú?— respondió con voz  desafiante Draco, sin dejarse amedrentar mientras sus amigos estaban a la expectativa por si debían de actuar.

 

El pelirrojo ignoro eso mirando a Harry —Aléjate de él no te conviene— extendiéndole su mano para que se fuera con él y regresara al buen camino según su opinión.

 

Harry levanto la ceja — ¿Quién te crees que eres para decirme con quien debo o no debo de estar? — Le dijo enojado mientras tomaba la mano de Draco —Vamos dragón, no le hagas caso a este idiota que solo sabe fastidiar.

 

 —Yo tendría cuidado, si fuera tú, Potter— le advirtió Ron resentido cuando vio que se iban.

 

Entonces apareció una lámpara moviéndose sobre las cabezas de los alumnos, y Harry oyó una voz conocida: — ¡Primer año! ¡Los de primer año por aquí! ¿Todo bien por ahí, Harry? — pregunto Hagrid al ver como el chico pelirrojo perforaba con su mirada la espalda de Harry y como este aún se notaba molesto, al ver la sutil sonrisa del pelinegro siguió gritando —Venid, seguidme... ¿Hay más de primer año? Mirad bien dónde pisáis. ¡Los de primer año, seguidme!

 

Con un poco de dificultad el grupo de novatos de Hogwarts seguieron al imponente hombre, durante el tiempo que caminaban por la angosta vereda que se producía entre los árboles, nadie decía nada, solo el ruido de sus pisadas se escuchaba.

 

—En un segundo, tendréis la primera visión de Hogwarts —exclamó Hagrid por encima del hombro—, justo al doblar esta curva.

 

El sendero estrecho se abría súbitamente al borde de un gran lago negro. En la punta de una alta montaña, al otro lado, con sus ventanas brillando bajo el cielo estrellado, había un impresionante castillo con muchas torres y torrecillas, lo que hizo que se produjera un fuerte ¡ooooooh! Ante la majestuosidad del edificio.

 

— ¡No más de cuatro por bote! —gritó Hagrid, señalando a una flota de botecitos alineados en el agua, al lado de la orilla.

 

Harry que aún tenía la mano de Draco entre las suyas lo llevo a un bote, al cual segundos después se les unieron los guardaespaldas del rubio, mientras que Theodore, Blaise y Pansy se subieron juntos con una chica que Harry se acordaba  sería de Ravenclaw. 

 

— ¿Todos habéis subido?— Continuó Hagrid, que tenía un bote para él solo— ¡Venga! ¡ADELANTE!

 

Y la pequeña flota de botes se movió al mismo tiempo, deslizándose por el lago, que era tan liso como el cristal. Todos estaban en silencio, contemplando el gran castillo que se elevaba sobre sus cabezas mientras se acercaban cada vez más al risco donde se erigía. Bueno, así fue, hasta que la tranquilidad del lago se vio afectada por un ser o ente que emergía de las profundidades del mismo.

 

Los gritos de los niños se hicieron presentes, ya que el agua se movía bruscamente y la estabilidad de los barquitos se estaba perdiendo, lo que hizo que el miedo de los menores fuera aumentando. La silueta de una creatura se vio reflejada por los rayos de la luna, lo que trajo más gritos de angustia de parte de los pequeños pero el que sobresalió entre todos fue el de Draco Malfoy, ya que esta estaba surgiendo  a unos escasos centímetros de su balsa.

 

Ahí con solo la luz de la luna y la poca que alcanzaba a alumbrar Hagrid con su lámpara descubrió que el que les estaba jugando malas pasadas era el calamar gigante, quien para sorpresa del mayor, intentaba guiar sus tentáculos al heredero Malfoy. El mencionado se encontraba petrificado al ver la creatura. Los guaruras del niño no supieron que hacer, ya que nunca esperaron cuidarlo de un calamar gigante.

 

Al ver el miedo del ojiplata Harry no lo pensó mucho y lo atrajo protectoramente a su cuerpo, mientras que con decisión lanzaba un “Lumos” a los ojos del calamar, lo que hizo que el ser regresara a las oscuridades del agua y de paso todos los presentes se quedaran ciegos por unos instantes, debido a la intensidad de luz que se produjo por su varita.

 

Sin duda ese simple encantamiento dejó en manifiesto el potencial mágico del dueño, cosa que dejo fascinado a más de uno. Cuando la calma del agua volvió, Hagrid hizo que los barquitos nuevamente avanzaran y siguieran su camino hacia el castillo.

 

— ¿Te encuentras bien? — le pregunto en un susurro Harry a Draco, quien solo asintió sin despegarse de los brazos de su protector.

 

— ¡Bajad las cabezas! —exclamó Hagrid, mientras los primeros botes alcanzaban un peñasco.

 

Todos agacharon la cabeza y los botecitos los llevaron a través de una cortina de hiedra, que escondía una ancha abertura en la parte delantera del peñasco. Fueron por un túnel oscuro que parecía conducirlos justo por debajo del castillo, hasta que llegaron a una especie de muelle subterráneo, donde treparon por entre las rocas y los guijarros.

 

Hagrid fue el primero en bajar de las lanchas ayudando a cada niño para que hicieran lo mismo y no se cayeran al agua en el último momento como ya había pasado con anterioridad, cuando ayudo a Draco le cuestiono — ¿Estas bien muchacho?

 

El heredero de la fortuna Malfoy lo vio con desprecio —No, gracias a usted.

 

—Déjalo— le pidió Harry llevándose al rubio lejos del semigigante, no sin antes regalarle una sonrisa al mayor para calmarlo.

 

Hecho esto Hagrid llevo a los chicos al castillo,  levantó un gigantesco puño y llamó tres veces a la puerta del castillo. La puerta se abrió de inmediato. Una bruja alta, de cabello negro y túnica verde esmeralda, esperaba allí.

 

—Los de primer año, profesora McGonagall —dijo Hagrid.

 

—Muchas gracias, Hagrid. Yo los llevaré desde aquí.

 

Siguieron a la profesora McGonagall, quien llevó a los de primer año a una pequeña habitación vacía, fuera del vestíbulo.

 

—Bienvenidos a Hogwarts —dijo la profesora McGonagall—. El banquete de comienzo de año se celebrará dentro de poco, pero antes de que ocupéis vuestros lugares en el Gran Comedor deberéis ser seleccionados para vuestras casas. La Selección es una ceremonia muy importante porque, mientras estéis aquí, vuestras casas serán como vuestra familia en Hogwarts. Tendréis clases con el resto de la casa que os toque, dormiréis en los dormitorios de vuestras casas y pasaréis el tiempo libre en la sala común de la casa. Las cuatro casas se llaman Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Cada casa tiene su propia noble historia y cada una ha producido notables brujas y magos. Mientras estéis en Hogwarts, vuestros triunfos conseguirán que las casas ganen puntos, mientras que cualquier infracción de las reglas hará que los pierdan. Al finalizar el año, la casa que obtenga más puntos será premiada con la copa de la casa, un gran honor. Es un orgullo para la casa que os toque. La Ceremonia de Selección tendrá lugar dentro de pocos minutos, frente al resto del colegio. Os sugiero que, mientras esperáis, os arregléis lo mejor posible.

 

Dicho esto la mujer se retiró, regresando poco después —Ahora formad una hilera —dijo la profesora a los de primer año— y seguidme.

 

Salieron de la habitación, volvieron a cruzar el vestíbulo, pasaron por unas puertas dobles y entraron en el Gran Comedor. Estaba iluminado por miles y miles de velas, que flotaban en el aire sobre cuatro grandes mesas, donde los demás estudiantes ya estaban sentados. En las mesas había platos, cubiertos y copas de oro. En una tarima, en la cabecera del comedor, había otra gran mesa, donde se sentaban los profesores.

 

 La profesora McGonagall condujo allí a los alumnos de primer año y los hizo detener y formar una fila delante de los otros alumnos, con los profesores a sus espaldas. Los cientos de rostros que los miraban parecían pálidas linternas bajo la luz brillante de las velas. Situados entre los estudiantes, los fantasmas tenían un neblinoso brillo plateado. Para evitar todas las miradas, Harry levantó la vista y vio un techo de terciopelo negro, salpicado de estrellas. Oyó susurrar a Hermione: «Es un hechizo para que parezca como el cielo de fuera, lo leí en la historia de Hogwarts».  Al escuchar eso Harry rodo los ojos  si supieras que en vez de generar admiración por tus conocimientos generas aversión, por lo altanera de tu actitud, sin duda esa será tu cruz pensó Harry con pena por lo que hacía la que fue su amiga.

 

Todos los presentes miraban atentos a un viejo sombrero, entonces este se movió. Una rasgadura cerca del borde se abrió, ancha como una boca, y el sombrero comenzó a cantar:

 

Oh, podrás pensar que no soy bonito,

Pero no juzgues por lo que ves.

Me comeré a mí mismo si puedes encontrar

Un sombrero más inteligente que yo.

Puedes tener bombines negros,

Sombreros altos y elegantes.

Pero yo soy el Sombrero Seleccionador de Hogwarts y puedo superar a todos.

No hay nada escondido en tu cabeza

Que el Sombrero Seleccionador no pueda ver.

Así que pruébame y te diré

Donde puedes estar

Puedes pertenecer a Gryffindor,

Donde habitan los valientes.

Su osadía, temple y caballerosidad

Ponen aparte a los de Gryffindor.

Puedes pertenecer a Hufflepuff

Donde son justos y leales.

Esos perseverantes Hufflepuff

De verdad no temen el trabajo pesado.

O tal vez a la antigua sabiduría de Ravenclaw,

Si tienes una mente dispuesta,

Porque los de inteligencia y erudición

Siempre encontrarán allí a sus semejantes.

O tal vez en Slytherin

Harás tus verdaderos amigos.

Esa gente astuta utiliza cualquier medio

Para lograr sus fines.

¡Así que pruébame! ¡No tengas miedo!

¡Y no recibirás una bofetada!

Estás en buenas manos (aunque yo no las tenga).

Porque soy el Sombrero Pensante.

 

Todo el comedor estalló en aplausos cuando el sombrero terminó su canción. Éste se inclinó hacia las cuatro mesas y luego se quedó rígido otra vez. La profesora McGonagall se adelantaba con un gran rollo de pergamino.

 

—Cuando yo os llame, deberéis poneros el sombrero y sentaros en el taburete para que os seleccionen —dijo—. ¡Abbott, Hannah!

 

—   ¡HUFFLEPUFF!—gritó el sombrero.

 

Los minutos fueron pasando ya no quedaba mucha gente. Moon... Nott... Parkinson... Después unas gemelas, Patil y Patil... Más tarde Perks, Sally-Anne... y, finalmente:

 

—   ¡Potter; Harry!

 

Mientras Harry se adelantaba, los murmullos se extendieron súbitamente como fuegos artificiales.

 

—   ¿Ha dicho Potter?

 

—   ¿Ese Harry Potter?

 

Alcanzo a escuchar Harry antes de que el viejo sombrero le cubriera los ojos-

 

—Mmm— escucho el murmullo del sombrero —Te dije que en Slytherin podrías ser muy grande y  te ayudaría en el camino hacia la grandeza. Y al parecer no me equivoque ya que tuviste que regresar en el tiempo para comprobarlo, ¿No? — le dijo la vocecita divertida por su descubrimiento.

 

Harry rodo los ojos —Que quieres era joven e ingenuo— se justificó —Ahora, podrías decir mi casa, por favor—le pidió con cierta irritación por la burla.

 

El viejo sombrero se rió de él unos instantes antes de gritar con fuerza la casa a la que pertenecía — ¡SLYTHERIN!

 

Al escuchar la casa un denso silencio cubrió el gran comedor, que fue roto por los aplausos de Draco Malfoy, a los que poco a poco se le unieron el resto del Olimpo que ya estaban ahí; después las serpientes de toda la casa se unieron al vitoreo al saber que entre ellos estaba nada más y nada menos: Harry James Potter Evans.

Notas finales:

Nos leemos pronto, espero leer sus comentarios


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