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Estudiantes por lululisara96

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La alarma sonó, cada día que pasaba era más molesta. Lo primero que hice fue ir a ver como se encontraba Sandeul. Pero cuando entre solo pude ver un bulto debajo de todas las mantas.


Me acerqué y levanté la sábana para encontrarme a un chico encogido agarrándose las piernas mientras tiritaba. Acerqué rápidamente mi mano a su frente como pude y esta estaba ardiendo.


- ¡Sandeul tienes fiebre! – Este solo soltaba quejidos y se abrazaba más para coger calor. Pero tenía que evitarlo, cuanto más se abrigara más le subiría la fiebre. – No puedes abrigarte más, tenemos que bajar tu fiebre.


Le quité totalmente la sábana que lo cubría y como pude lo apoyé en mi espalda para llevarlo al baño. Lo senté en la tapa del inodoro y la bañera se llenaba de agua fría mientras le quitaba la camisa, los calcetines y los pantalones. En bóxer lo metí con cuidado en la bañera y empecé a mojarlo con la esponja. No podía dejar que se durmiera del todo teniendo una fiebre tan alta.


- Sandeul no te duermas, venga, seguro que se baja pronto. – No dejaba de hablarle y de golpearlo suavemente en la cara para mantenerlo despierto. – Háblame por favor, estoy preocupado.


Mi desesperación iba aumentando. Él no me decía nada, tenía los ojos entrecerrados y la fiebre parecía bajar muy lentamente. Lo único que él hacía era tartamudear mi nombre. Necesitaba que se recuperara pronto.


Tras más de media hora mojando a Sandeul y hablándole de todo lo que se me ocurría, la fiebre finalmente había bajado. Así que aproveche, sin salir de la habitación, para llamar a Hoya y decirle que hoy no iría a clase y avisar a un amigo de Sandeul de que este estaba enfermo y tampoco iría a la facultad.


Sentado, me di la vuelta y apoyé mi espalda en la pared de la bañera. Pensé que moriría cuidándolo. Suerte que se puso bien al fin. De repente sentí unos empapados brazos rodearme por el cuello y una cabecita asomar por mi hombro.


- Jinyoung, ¿me puedes explicar la razón por la que estoy en bóxer en la bañera? ¿Qué me querías hacer ya pervertido? – Su tono era tan divertido y su risita tan aguda que obviamente Sandeul había vuelto a ser él.


- Bueno ¿y eso es lo único que me vas a decir por cuidarte? Ni pensaras que va a ser gratis. – Me giré soltando su agarre y apoyando mis brazos en el borde de la bañera, sonriéndole de lado.


Todo el rato que lo había tenido semidesnudo ante mí y ni siquiera me había detenido a mirarlo. Que desperdicio por favor.


- Yah de-deja de mirarme...- Se ruborizó mientras yo no podía apartar mi mirada casi lasciva de cada parte de su torso desnudo. – Bueno, te daré un abrazo de Pato como agradecimiento. – Colocó su dedo índice en mi frente empujándola para que estuviera erguido y se acercó a abrazarme.


¿Cómo no vi venir lo que tenía planeado este chico? Me agarro por la cintura y tiro hacia él para empezar a meterme en esa bañera llena de agua helada. Y finalmente estaba dentro.


- Pero tú, ¿no era un abrazo? ¡El agua está helada! – Intenté hacer una mueca de enfado, pero no resultó. Todo mi pijama estaba mojado y mi camiseta pegada a mí.


- Dije abrazo de P-A-T-O. – Hizo énfasis en esto último. – Y a los patos les encanta el agua ¿no? Venga quítate ya el pijama, no quiero ser el único en bóxer, aunque bueno, esa camiseta mojada te queda muy sexy.


Me guiñó para rápidamente tirarse a quitarme la camiseta y los pantalones. Al menos los calcetines me los pude quitar yo solo.


Ambos pasamos la mañana prácticamente en la bañera, hablando de lo que él hizo ayer. Estaba claro, no se acordaba de nada de lo que pasó anoche, este pato y sus malas resacas. No le quise decir nada y solo escuché lo que hizo con sus amigos antes de pillar tal borrachera. Aunque me comentó que había tenido un sueño que casi acaba en algo subido de tono conmigo, pero parece que no lo recordaba bien. Por lo visto había confundido lo que pasó de verdad con un sueño.


Salí un poco antes que él de la bañera. Me sequé y vestí en mi habitación y llevé ropa limpia y calentita a Sandeul. Antes de ponerme a preparar alguna sopa para este, puse la calefacción un poco más alta para que no pillara frío y enfermara aún más.


Este fin de semana me lo pasé cuidando y mimando al pequeño patito enfermo. Me pedía todas las cosas que quería con la excusa de "Venga Jinyoung, que estoy malito y tienes que cuidarme" con su melosa voz. Incluso esas noches dormimos juntos, él me abrazaba para coger calor y cuando la fiebre le subía yo le ponía los paños de agua y se le bajaba rápido. Por suerte, no le duro más de dos días el catarro. Todos esos cuidados me los devolvió invitándome a comer un día. Amo a este chico...


Por otro lado, todas las conversaciones que tuve con Cnu sobre lo de mis composiciones avanzaron. Sorprendentemente un día, cuando acabó la jornada, me pidió que no me fuera ya que tenía que enseñarme algo. En la tienda había una puerta que tenía un cartel de "Prohibida la entrada" y siempre me llamó la atención saber que habría ahí dentro. Y ese día Cnu decidió enseñarme que escondía esa puerta.


- Jinyoung me gustaría enseñarte algo, sígueme. – Yo estaba sentado, pero inmediatamente me levanté y lo seguí hasta la puerta que tenía dicho cartel.


- ¿Qué hay ahí? – Cnu tenía cogido el picaporte y la puerta estaba un poco abierta así que intente mirar un poco mientras este se reía por mis acciones.


- Ya lo verás. – Su voz era divertida y emocionada a la vez y mostraba una sonrisa. Terminó de abrir la puerta y encendió la luz.


Mis ojos se abrieron como platos y no salía de mi asombro, ni siquiera sabía que decir. Solo tartamudeaba y me acercaba a todo lo que había.


- Es increíble Cnu, este estudio de grabación es increíble de verdad. – Mi boca no dejaba de abrirse con cada cosa que veía.


- Me alegro que te guste Jinyoung. – Su sonrisa era aún más grande que antes, pero ninguna podía hacerle competencia a la que tenía yo en ese momento. Me estuvo enseñando todo lo que tenía instalado en él.


- Imposible que no me guste, pero ¿por qué me enseñas todo esto?


- Me gustaría que en lugar de vender tus propias composiciones sin reconocimiento alguno puedas subir poco a poco y ser conocido por la gente. – Se sentó en una de las sillas de la habitación y siguió hablándome. – Así que quiero que utilices este pequeño estudio para grabar tus maquetas. No esta usado apenas por lo que todo es relativamente nuevo. Yo te ayudaré y seguro que tu compañero de piso también estará encantado de hacerlo. Cuando los acabes podrás presentarlas en algunos locales y tal vez te llamen para cantar en alguno.


- ¿De verdad? ¡Muchas gracias Cnu! – No pude evitar agarrar sus manos y sacudirlas exageradamente, estaba demasiado feliz en ese momento con todo lo que había pasado.


Cnu me dijo que podía ir a grabar siempre que quisiera, aunque la tienda no estuviera abierta. Pronto serian vacaciones y la tienda estaría cerrada ya que él volvería a su pueblo. Me entregó las llaves y me dio vía libre para poder ir siempre que me apeteciera.


Cuando volví a casa y le conté todo esto a Sandeul, él parecía incluso más feliz que yo. Me apoyó y me dijo que siempre que necesitase su ayuda lo avisara, sabía que siempre podría confiar en él.


Un domingo al mediodía, cuando llegué de hacer algunas compras, me asombró el panorama que me encontré en la cocina. Además de los gritos que se escuchaban en dicha habitación, me sorprendió aún más ver a nuestra vecina, la que vivía dos plantas debajo nuestra, acorralando al pequeño pato contra la pared.


- Pero ¿qué está pasando aquí? – Alcé un poco la voz y mis rasgos eran una mezcla entre asombrados y enfadados. Solté las bolsas en el suelo queriendo hacer ruido a lo que la chica reaccionó con un pequeño brinco.


- E-Esto...vine a por un poco de...- Giró la cabeza buscando que ingrediente poner de escusa. – De sal, un poco de sal. – La voz firme de la chica que sonaba cuando entré a casa había cambiado por una temblorosa y nerviosa en cuando hice presencia en la cocina.


- Ah ¿sí? – Le pregunté ladeando la cabeza y desviando la mirada hacia Sandeul. - ¿Y por qué tienes a Sandeul contra la pared? Él no es la sal, vamos que yo sepa.


- Eso a ti no te incumbe. – Su mirada cambio a una totalmente dominante y su voz ahora sonaba seria.


- Creo que quien no debería entrar a casas ajenas y acorralar a gente contra la pared eres tú. – Parecía una lucha de orgullos.


- ¿Qué más te da lo que haga con él? – Chasqueó la lengua y puso una de sus manos en el pecho de Sandeul, presionándolo. - ¿Acaso es tu mascota o algo?


- No. – Respondí secamente. Me acerqué y aparté de un brusco golpe la mano de la chica del pecho de Sandeul, lo cogí del brazo y tiré hacia mí, colocándolo a mi espalda. – Es mi novio, por lo que sí me incumbe lo que hagas con él. – La cara de la chica era un cuadro, hasta que salió del trance y empezó a reír.


- ¿Piensas que me voy a creer eso? Venga, daos un beso y demostradme la parejita que sois. – Se cruzó de brazos a espera de nuestro beso.


- ¿Por qué deber. – Corté la frase a Sandeul, solo junté mis labios con los suyos sin pensarlo. El beso fue realmente corto, dos segundos sin más, pero lo disfrute como si hubiera estado media vida así. Por supuesto, los ojos de Sandeul eran como platos.


- ¿Ya estás contenta? ¿Has tenido suficiente morbo? Pues lárgate de aquí e intenta no venir en lo que te reste de vida. – Sonó muy serio y grave, pero si esa chica pensaba que podría hacerle algo al chico que me volvía loco estaba totalmente equivocada.


La chica se fue dando un fuerte portazo. Sandeul seguía en la posición en la que le había dado el beso, con los ojos como platos y con la boca un poco entreabierta. Creo que se lo esperaba tan poco como yo. Lo dejé ahí parado hasta que volviera en sí, mientras yo colocaba el resto de la compra.


El resto de semanas pasaron bastante rápido. Por fin, hoy era el día de la obra y, por suerte o por desgracia, el último día de clase. Digo suerte porque por fin serian vacaciones, no tendríamos que ir a clase en unos meses y podríamos ver a nuestra familia. Pero desgracia porque Sandeul volvería a Busan y no lo volvería a ver hasta que empezaran las clases de nuevo. Creo que lo extrañaré...


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