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Estudiantes por lululisara96

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El verano fue monótono: la mayoría de las mañanas las pasaba componiendo, comprando y haciendo pocas cosas más; y las tardes iba al estudio a grabar algunas maquetas, paseaba y salía algunas noches a tomar algo con los compañeros que no habían vuelto a sus pueblos.

El verano en Seúl era muy agobiante y húmedo, era mejor quedarse en casa hasta que empezaba a anochecer que ya el ambiente estaba mejor. Seguí hablando con Sandeul por Kakao Talk y le pasaba algunas partes de mis maquetas para que opinara.

Una tarde, cuando había salido de la tienda e iba de camino a casa, me quedé completamente helado pese al calor que hacía ese día. Vi a Sandeul sentado en una cafetería cerca de casa, pero no estaba solo, estaba con una chica. Revisé mi teléfono, pero no tenía ninguna llamada ni mensaje suyo que me dijera que vendría a Seúl. ¿Eso era todo lo que decía que me extrañaba? ¿Encima ahora tenía novia? Pero si decía que era gay... ¿Me había engañado todo este tiempo? Estaba confuso, no sabía si ir y montarle una escena o salir corriendo a casa y meterme en la cama hasta que empezara un nuevo día. No soy mucho de hacer espectáculos en la calle por lo que fui a casa, comprando antes unas botellas de soju y algo para comer por el camino.

Unos minutos después de llegar a casa y preparar las cosas que había comprado, sonó el timbre. No esperaba a nadie, pero aun así fui a abrir sin muchas ganas. Para mi sorpresa, la persona que estaba al otro lado de la puerta era la chica que acompañaba a Sandeul en la cafetería. ¿Qué quería esta chica ahora?

- Buenas noches, ¿qué deseas? – Intenté mostrar una sonrisa amable, tampoco quería parecer un grosero. Ella ni siquiera me conocía.

- Buenas noches, soy Jiwoon y estaba buscando a Junhwan ¿está por aquí? – La sonrisa de ella era tan enorme como la de mi pato y su voz era realmente dulce.

- Lo siento no se encuentra en casa ahora mismo, solo vive aquí durante el periodo de clases en la facultad.

- Lo sé, ha venido a Seúl unos días y hace un rato me dijo que me pasara por aquí mientras él iba a comprar algo. Pensé que ya había llegado. – Se puso se puntillas e intentaba ver detrás de mí, pero no iba a encontrar a nadie, yo estaba solo en casa.

La sorpresa que me llevé segundos después no fue precisamente pequeña. Escuché una voz aguda gritando mi nombre a mis espaldas y al volverme vi a Sandeul correr desde el fondo del pasillo hasta lanzarse a mis brazos. Abrí los brazos y lo abracé tan fuerte como pude, como dando en uno solo todos los abrazos que no le había dado en esos días que no lo había visto.

- ¡Sandeul! Pero ¿qué haces aquí en casa? Pensaba que estabas en Busan. – Era imposible hacer desaparecer mi sonrisa teniendo a Sandeul de nuevo delante de mí.

- Vine a Seúl esta mañana para ver a Jiwoon y por supuesto tenía que venir a verte de nuevo. Llevo escondido en mi habitación desde unos minutos antes de que llegaras, suerte que entraste a comprar algo. Me quedaré un par de días en su casa. – Soltó el abrazo y cogió a la chica de las manos para hacerla pasar a casa.

- Ah... ¿Y quién es ella? ¿Tu...novia? – No quería que mi voz sonara molesta ni triste, tenía que actuar como un buen amigo y apoyar su relación.

- ¿Mi qué? – Una carcajada salió de su boca mientras hacía movimientos y señalaba a la chica, la cual también se empezó a reír, pero no tan escandalosamente. - Pero ¿cómo va a ser mi novia si soy gay? Es mi hermana tonto, mi hermana. – Su voz era demasiado divertida y yo estaba en shock en ese momento.

- Esto...Pero... ¡Yah Sandeul por qué no me dijiste antes! – Me lancé a por el a revolverle el pelo mientras su hermana se empezaba a reír de todos los aspavientos que hacia este para poder librarse de mí.

Saqué vasos y cubiertos para los tres y empezamos a cenar y beber todo lo que había comprado. Nos pasamos hablando de diversas cosas hasta bastante tarde por lo que les dije que se quedaran a dormir en casa. Jiwoon durmió en la cama de Sandeul y este conmigo.

- Jinyoung, ¿de verdad pensabas que era mi novia? – Sandeul me hablaba tumbado en la cama mientras yo estaba sentado en esta, poniéndome aun mi pijama.

- Bueno sí que lo pensé. – Le contesté con normalidad mientras intentaba ponerme la camiseta del pijama con dificultad. – Cuando salí de la tienda de grabar una maqueta os vi en una cafetería cerca de casa y estabais tan felices que pensaba que erais pareja.

- Tonto, si te dije que mi hermana trabajaba en Seúl de florista. Además, soy gay, que novia voy a tener.

- No se...- Me giré y me incliné sobre él, colocando mis manos a cada lado suya. – Tu hermana es muy guapa, pensé que te confundiste. – Mi tono de voz ya era más bajo debido a la cercanía que tenía con él.

- ¿Cómo no va a ser guapa si es mi hermana? Además, yo tengo mis gustos muy claros, me gustan los chicos. – Elevó sus manos y sujeto mis casi inexistentes mejillas. – ¿A ti no? – Ladeó la cabeza mientras mostraba una pequeña sonrisa.

- Sabes que sí, me gustan los chicos. – Sentí como el calor subía a mis mejillas dándole un leve color rojo. – Chicos como tú Sandeul. – Intenté mantener todo lo que podía esa mirada impactada que tenía mientras notaba como él también se ruborizaba.

Este soltó mis mejillas y me rodeo con los brazos hasta abrazarme a él. Nos quedamos así unos segundos, mientras sonreía cual niño pequeño agarrado a su peluche favorito. Extrañaba estos momentos así con él. Me incorporé un poco y le di un pequeño beso en la punta de la nariz.

- Vayamos a dormir ¿de acuerdo? – Me tumbé bocarriba en la cama, como solía acostumbrar a dormir, y noté como Sandeul se acurrucaba a mi lado, justo de la misma manera que la primera noche que dormimos juntos tras esa borrachera, mientras yo lo rodeaba con mi brazo.

- Buenas noches Jinyoung.

- Buenas noches Sandeul.

A la mañana siguiente, nos despertó el sonido de un mensaje que llegó al móvil de Sandeul. Su hermana le había escrito diciendo que ya se había ido a trabajar y que si queríamos comer los tres juntos esta tarde que la avisáramos.

- ¿Qué te parece la idea Jinyoung? ¿Comemos juntos? – Me preguntó a la espera de llamar a su hermana.

- Oh si, por mi genial. ¿Y si vamos a hacer un picnic al rio Han? Me dijeron que hoy tiran fuegos artificiales por la noche. – Me senté de rodillas en la cama y me acerqué a donde estaba él.

- ¡Sí hyung! Nosotros podemos preparar la comida juntos y luego ir a recoger a mi hermana, ¿te parece? – Sin darme tiempo a que contestara ya estaba llamándola y explicándole entusiasmado el plan de hoy.

Yo me levanté, fui al baño a lavarme la cara y a vestirme y cuando salí Sandeul ya me llamaba desde la cocina para empezar a preparar todo. Su hermana salía a las 1 por lo que teníamos tres horas para preparar toda la comida e ir a su trabajo. Hicimos algunos sándwiches, kimbap y una ensalada de pepinos dulces. Cocimos algo de arroz y decidimos comprar el kimchi y las bebidas de camino, para que se mantuvieran frías. Lo metimos todo en una cesta, junto con un mantel en el que nos sentaríamos, los cubiertos y las servilletas. Solo faltaba vestirnos y listos para salir.

La hermana trabajaba cerca del rio así que no tardamos mucho en llegar. Aquello estaba lleno de gente comiendo, bailando y paseando pese al calor. Pudimos encontrar una sombra, en la que nos acomodamos bastante bien y donde pasaríamos el resto del día. Jiwoon estuvo hablando todo el tiempo de cuando Sandeul era pequeño y todas las trastadas que hacía. Este solo intentaba que cerrase la boca, pero yo estaba a favor de que su hermana me contase esas cosas por lo que tenía al pequeño pato aprisionado en mis brazos.

Ya entrada la tarde, sobre las 5 más o menos, Jiwoon se fue a trabajar de nuevo y nos quedamos los dos solos. Yo tenía bastante interés en la voz de Sandeul así que le pedí que me contara todas esas veces que había ganado los festivales. Pero mientras estaba hablando, sus ojos se abrieron como platos, se levantó y salió corriendo por detrás de mí. Cuando me giré lo vi acariciando a un pequeño perro que un joven chaval estaba paseando. Parecía un niño jugando con ese cachorrito.

- ¿Te gusta los perros? – Le pregunté una vez se sentó de nuevo frente a mí.

- ¡Me encantan! Siempre quise tener uno, pero no me dejaban y menos aún ahora que me fui de casa. – Su voz sonaba desilusionada, se notaba que tenía ganas de tener uno.

- Eh no estés triste, aun tienes oportunidad de tener uno. – Dejé mi mano sobre su hombro, dando pequeños golpecitos.

- Hmm...Es cierto, podría tener uno. – Se estiró hacia atrás haciendo varios ruiditos. – Yah tengo hambre. – Fue a coger sus palillos, pero se lo impedí.

- ¡Ni se te ocurra! – Su cara era un verdadero poema, tanto que empecé a reír. – Tonto, acabas de tocar a un perro, ¿piensas comer con las manos sucias? Anda ven.

Cogí un poco de kimchi con los palillos y se lo acerqué a la boca, el cual se comió de un bocado. Justo cuando le estaba dando el segundo trozo, un grupo de jóvenes paso por delante nuestra. Pudimos oír como cuchicheaban cosas como "¿Qué les pasa?" "¿Son una pareja gay?" "¿Por qué no se ahogan en el rio?" y risas varias entre ellos. Agaché la mirada y alejé el kimchi que le estaba ofreciendo a Sandeul. Aún no había superado lo que me paso en el instituto y recaía fácilmente a este tipo de cosas.

- Oye, no hagas caso, ¿acaso no somos libres de hacer lo que queramos? – Sandeul intentó que lo mirara sujetando mi barbilla y girando mi cara hacia él, a la vez que me mostraba una sonrisa. Mis ojos coincidieron con los suyos.

- Ti-Tienes razón. – Me senté aún más cerca de él, volviendo a sonreír como hacia siempre que estábamos juntos. – Además amo darte de comer, como cuando estabas enfermo. – Y sin más, Sandeul cogió mi muñeca acercándola a su boca y se comió el kimchi que le estaba dando frente a la atenta mirada de los jóvenes que aún estaban cerca.

Y así pasamos lo que quedaba de tarde hasta que empezó a anochecer. Guardamos las cosas en la cesta y decidimos dar un paseo hasta que se hiciera de noche y ver el espectáculo de luces y fuegos artificiales en el rio Han.

Mucha gente ya se empezaba a reunir cerca de la zona para tener mejores vistas de todo por lo que decidimos alejarnos un poco más. Aunque estuviéramos un poco más lejos, las vistas seguirían siendo preciosas. Ninguno de los dos habíamos estado aquí nunca por lo que estábamos bastante emocionados. No era la gran fiesta de los fuegos artificiales de octubre, pero por ahora, esto era perfecto.

Estábamos cerca de unas barandillas, y a medida que la hora de los fuegos artificiales y las luces se aproximaba, la gente se iba poniendo cerca nuestra. Ambos estábamos apoyados en la extensa barandilla y con nuestras caras cerca para entendernos mejor porque debido a la cantidad de gente que había a nuestro alrededor se nos hacía difícil entendernos entre nosotros. Pero de un momento a otro me encontraba besando los labios de Sandeul debido a que recibí un fuerte empujón por la espalda. Teníamos las miradas clavados el uno en el otro y los fuegos artificiales nos iluminaban. Ninguno de los dos optó por separarse, al contrario. Ambos cerramos los ojos y disfrutamos de ese intenso beso que me hizo sentir infinitas sensaciones. Sus labios eran aún más dulces y cálidos que la primera vez que los besé. Extrañé sus besos demasiado tiempo, era deseables. Yo lo rodeé con mis brazos por la cintura y el colocó los suyos detrás de mi cuello. Nos separamos por falta de aire y, como si fuera lo más normal, sonreímos tímidamente dejando aparecer un leve sonrojo en nuestras mejillas. Él se colocó de nuevo apoyado en la barandilla, sujetando ambos brazos en esta, y yo justo detrás, dejando mis brazos cerca de los suyos y mi cabeza cerca de su oído.

- Sandeul, t-tú me gustas. – Le dije lo ya obvio y aunque fuera un susurro entre tanto ruido, él lo escuchó perfectamente. Giró su cabeza y se acercó a mi oído.

- Jinyoung tú también me gustas. – Su sonrisa era realmente hermosa y con ese sonrojo y el color de los fuegos artificiales se veía demasiado tierno.

Sí, sonará infantil, pero diré que en ese momento lloré. Solo una lagrima salió, pero la felicidad que sentí al oír esas palabras no se podría explicar de otra manera. Aunque estuviéramos rodeados de cientos de personas, yo sentía como si aquello fuera nuestro mundo. Solo nosotros dos.

El espectáculo de fuegos artificiales ya había acabado y apenas quedaba gente a nuestro alrededor, pero ahí seguíamos nosotros, yo abrazando a Sandeul por la espalda mientras veíamos las luces del río Han. En el camino de vuelta, íbamos con las manos entrelazadas sin decir una palabra, simplemente sonreíamos como unos niños pequeños.

- Hyung, ¿todo esto es real? – Él se paró en seco, con la cabeza agachada y sin mirarme a los ojos. Su voz sonaba preocupada.

- Todo lo que tú quieras que lo sea Sandeul. – Me acerqué a mi pequeño pato, le agarré suavemente sus mejillas y le subí la cabeza para poder mirarlo a los ojos a pesar de la poca luz que había en esas calles.

- Completamente, quiero que sea completamente real.

- Entonces... ¿Eso significa que aceptas ser mi pareja? – Agarré ambas manos suyas y lo acerqué un poco a mí para acabar rodeándolo por la cintura. Este asintió con una enorme sonrisa y yo no pude evitar besar sus dulces labios fundiéndonos en un profundo beso.

Y ese día, 23 de agosto, empezó nuestra historia que yo esperaba que fuera eterna. Cuando lo conocí jamás pensé que fuese a sentir algo tan fuerte por él. Yo sabía que ese chico, nada más verlo, me atraía, pero quise pensar que solo habían sido los nervios del primer día. Con el paso del tiempo conviviendo con él parece que todos esos sentimientos se incrementaron a algo aún mayor que ni yo mismo me di cuenta de su evolución hasta algún tiempo después. Fue realmente una alegría para mí que el compartiera esos sentimientos conmigo. Pero también sentía miedo. Miedo de lo que pudiera pensar la gente que nos rodeaba y que pudieran hacerme el mismo daño que me hicieron la vez anterior, casi hasta destruirme.


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