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Daddy issues por -oOYUKI-NII-Oo

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∞ Título: " Daddy Issues"

∞ Autor: YUKI-NII.

∞ Género: Hurt/Confort

Rating T

∞ N/A SpiderMan ni Deadpool me pertenecen, esto no es más que un hobby, todo es creación de Stan Lee y MARVEL.

∞ Resumen: Y entonces Tom Holland contesta al fin a Ryan Reynolds en Twitter y todo se descontrola.

∞ Advertencia: Insinuaciones sexuales y bisexuales.

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Backstage 4

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La realidad de las cosas es que Ryan no se considera una persona sentimental, si, tiende a tener mucha empatía con las personas que le rodean, por su propia naturaleza de actor, sin embargo, suele dibujar bien la línea que divide su ser de lo profesional y lo privado. Blake le ha repetido muchas veces que aún no ha conocido aquello que le cambie sus propias reglas y le replantee la forma en que las cosas funciona, Ryan entiende que ella tuvo su propio proceso después de años de la serie “Gossip Girl”, que es normal sentirse ligada a un set y a personas con las que convivio por tanto tiempo, y fueron prácticamente su familia en hoteles, remolques y largos viajes en avión.

Ryan, se mantiene firme en sus propios pensamientos hasta que la carta le llega a finales del 2014, Blake había hecho una conferencia de prensa, pequeña, nada demasiado abrumador en Nueva York, para que ambos anunciaran al mundo la espera de su primer bebé, James. Así que para él fue una rutina más recibir cartas en las instalaciones donde se estaban rodando la última escena para la edición de Deadpool. Él tenía la costumbre de subir a su remolque y firmar comics, posters y abrir regalos, muchos de ellos destinados, en los últimos días, a James.

Miro el sobre, con 3 timbres postales, la dirección escrita con una letra apretada, tomo el abre cartas. Ryan aún recuerda que en Spotify sonaba la vieja lista de reproducción oldie y que todo olía a aromatizante de espuma de mar. Recuerda también la punzada en el pecho, y haberse llevado una mano a la boca, para hogar su propio jadeo.

Ryan apenas si tuvo el tiempo suficiente para dejar la carta sobre la mesita y salir corriendo, con sus botas para la nieve y el abrigo rojo con un hombre de nieve. Su agente tuvo que detenerlo, cuando tomaba uno de los autos para empleados, que servían para trasladarte por toda la ciudad de filmación.

—Bien, bien, tienes que calmarte, y explicarme porque parece que estas huyendo de haber cometido un crimen.

Su agente había alcanzado abrir la puerta del copiloto, obligándolo a pisar el freno, y sentir por primera vez las líneas de sudor recórrerle la espalda y frente.

—Voy a ver a Connor.

El pobre hombre, embutido en un traje y gabardina, frunce el ceño, porque él no recuerda ningún Connor, y honestamente había pensado que la experimentación de Ryan con otras personas había terminado. Scarlett había impulsado un lado más oscuro y audaz en Ryan con su partida, Blake y su llegada habían puesto todo de nuevo en su lugar para que funcionara. O al menos eso es lo que él había visto en los últimos años. De pronto sintió que no estaba tratando con su amigo, sino con un hombre que tenía un tipo de recaída, más mortal que las drogas y el alcohol, las noches solitarias compartidas con extraños, nunca eran algo bueno.

Porque, joder, tener adicciones solo condicionaba a recluir a Ryan en algún centro y dejarlo salir airoso, porque si Robert había podrido superar la mierda, Ryan también, pero un escándalo, un escándalo porque Ryan sentía la necesidad de estar con alguien que no era su esposa cuando ambos esperaban a su primer hijo, era la estupidez más grande para cualquiera de la farándula en ese año. Él no iba a permitirlo.

Su rostro tal vez reflejo todo para Ryan pues alejo rápidamente las manos del volante y tomó una honda respiración.

—No es lo que crees. No voy a hacer nada de eso, otra vez. Connor en un fan que mando su carta desde el jodido hospital de oncología, así que quiero visitarlo, solo eso.

Su agente, que tenía ojos pequeños y que usa lentes para leer los guiones, chasqueo la lengua y se subió.

—Perfecto, entonces puedo acompañarte, he terminado mis actividades por hoy y simplemente no puedes entrar por la puerta principal de un hospital sin causar un revuelo, así que hare un par de llamadas para que puedas ingresar sin inconvenientes, ahora dime el nombre del hospital.

Ryan sonríe, enseñando todos sus dientes, porque él es un inútil que debió correr hacia este hombre, antes que cualquier otra cosa.

Tardan una hora y media en llegar. Veinte minutos en encontrar la habitación, y tres minutos para que Ryan sienta que va llorar como una pequeña niña perdida en el bosque. Porque Connor tiene solo 13, poco cabello castaño, y está conectado a un tanque de oxígeno.

Connor está hablando sobre algo que paso en la escuela la semana pasada con su madre, cuando su boca se queda abierta y la garganta se le cierra.

Ryan Reynolds está ahí, recargado en el marco de la puerta y Connor grita, como si un ángel hubiese bajado a verlo por la mismísima petición de Dios.

A Ryan se le difuminan las líneas de sus propias divisiones y camina, por la habitación con olor a desinfectante y cloro. Esa noche Blake sonreirá, mientras le dice por teléfono que ella sabía que tendría que pasar, y Ryan estira sus posibilidades para no demostrarle a su esposa, como es que ahora entiende cuando a ella se le dulcifica la mirada por ver a alguien dentro de centros de rehabilitación.

—Es el personaje Ryan, te hace conectar con otras personas, que están realmente viviendo la situación.

Ryan asiente, como si Blake pudiese verlo, porque Connor McGrath tiene cáncer, una camiseta de Deadpool y fe en el fondo de los ojos.

Ryan toma su teléfono, ojos fijos en la foto que Blake le ha enviado por mensajería privada, de Jaime durmiendo con su enorme almohada, su hija a estado realmente sentimental, con la salida de sus dientes de leche y su chupón favorito perdido en algún lugar de su casa, y ahora ha llorado como si estuviese siendo altamente lastimada, por su padre y sus viajes a Inglaterra para ver algunos guiones de una casa productora británica con la que Robert lo puso en contacto cuatro años atrás.

Contesta con un mensaje de voz para Jaime y unos emoticones para Blake, son pasadas de las siete de ese sábado, y siente que vive en el futuro, apenas y si son las 10 de la mañana en Nueva York, Jaime esta irritada y recién despierta, quiere leche chocolatada y que papá la saque a la azotea.

Ryan le pide perdón a su reina, y le canta el comienzo de careless whisper, solo para que ella sonría un poquito desde los brazos de Blake. La cosa funciona después de 20 minutos de promesas y encargos de regalos. Ambos se despiden, y Ryan se piensa seriamente en que no puede postergar más aquello que sabe que tiene que hacer, tal y como la agenda lo marca. Quiere tirar el teléfono contra la pared.

—Creo que Jaime cada vez es más difícil de convencer, ¿cierto?

Hay una voz al final de la habitación, Ryan esta hospedado en el Mandarín Oriental Hyde Park. En pleno Knightsbridge (donde se encuentran los almacenes Harrods) y con los ecos de la guardia real asomando por Buckingham Palace, tiene un mayordomo personal, barra libre y unas deliciosas nueces de la india como regalo sobre su almohada todos los días, la producción lo ha instalado ahí, para que se familiarice con esa zona de Londres tal y como se describe al perfil del personaje para el cual le quieren.

La voz, sin embargo, suena como algo ajeno a las pinturas originales chinas y a los ladrillos de hace 200 años, es más fresca, autentica, un centro juvenil que le eriza la piel y le hace sentir como si hubiese robado en el supermercado, en la sección de dulces, por el simple placer de hacerlo a pesar de tener el dinero para comprarlos.

Ryan deja el sofá de acabado rococó, desliza el celular por el bolsillo de su pantalón, y camina hacia la alcoba.

—Jaime es la mujer de vida, es mi reina, así que ella obtendrá lo que desee, de mí.

Responde, mirando a Tom sin zapatos, recostado sobre la felpuda alfombra, y las piernas elevadas, recargándolas en el final de la cama, su cabello castaño ha crecido y se ha desparramado por el suelo, las puntas en un rizado enmarañado. Se pone de cuclillas y le mira desde arriba, Tom le sonríe, con hoyuelos en las mejillas y pecas escondidas en la nariz, una vía láctea de leche y miel.

—Te escuchas como todo un padre celoso, siento compasión por cualquier chico que quiera pretenderla.

—No deberías, él solo obtendrá un amor reciproco por lo que le hagan a ella, de mí.

—¿Debería recomendarte algunas conexiones para desaparecer almas desvalidas, que tuvieron el atrevimiento de posar sus ojos en Jaime?

—Nah, no te preocupes por eso, ya las tengo.

Ryan le sonríe, ojos cerrados y ceño peligrosamente elevado, Tom, suelta una carcajada, llevando sus brazos hasta su estómago, y moviéndose hacia ambos lados. Su mochila esta tirada sobre una silla y su saco cuelga del poste de la cama. Aun siente algo de frio en las mejillas, pero Ryan ha mandado a encender la chimenea mientras hacía que gente de confianza lo trasladara de un café al hotel por las rutas del servicio del hotel.

—Suenas tan peligroso como un mercenario.

—Sí, bueno, mi madre dice que es un don de familia, eso de ser hombres guapos y fuertes, expertos en golpear a miserables que quieren profanar lindas nenas.

—Tan engreído —. Tom susurra rodando los ojos, y dejando caer sus brazos hacia ambos lados de su cuerpo —. He visto lo que has publicado hoy —. Tom suaviza su tono de voz, y procura no verle directo a los ojos, porque es 8 de octubre, y en algún lugar de Estados Unidos una madre visita la tumba de su hijo, para llevar globos y un pastel casero.

Ryan suspira, sentándose a la altura de la cabeza de Tom, piernas entre cruzadas y adoptando una posición de indio, sus ojos fijos en la cama frente a ellos.

—Stan Lee, me dijo una vez que Deadpool era uno de sus personajes más humanos, exteriorizando lo peor de nuestra propia raza e instalándole un par de voces que fungieran como sus límites, conciencia con el poder de tomar control de la mente. Y también dijo que antes siquiera de ser todo eso, ese bastardo mercenario había tenido un único miedo, perder, no contra el cáncer, sino todo lo que representaba su vida. Pienso que Connor sentía lo mismo, fueron tres años, de hospitales, quimio, vómitos y pesadillas. Ese niño Tom, deberá ser recompensado por Dios, en algún puto lugar del cielo, si no quiere que yo mismo vaya y lo patee por todo lo que hizo sufrir.

Tom, arrastra su mano a través de la alfombra y roza sus dedos con los de Ryan, quien baja la cabeza y le ve.

—Dios no te pone nada que no puedas lograr —. Le murmura, con fe en la mirada y fuerza en la voz —. Y Connor le gano más de lo que tú piensas, porque, tú mismo lo dijiste, el cáncer tuvo que hacer trampa para llevárselo. Ryan, déjalo descansar en paz.

Ryan siente que los ojos le pican, y Tom cierra los suyos para darle privacidad. Para que respire y se reponga de todas las horas en la ciudad, de su mañana en Twitter y su tarde mirando viejas fotografías de Connor y él en hospital. Pero Ryan se inclina hasta que sus frentes chocan, y aprieta los dedos de su mano entre los propios.

—Hey Baby boy — Murmura, Tom siente une escalofrío recorrerle, ante la nueva forma en la que Ryan ha optado por llamarle en la privacidad de los mensajes en Twitter —. No deberías ser tan sabio a tus jodidos 20 años.

Ryan se reformula la oración original de su cabeza, esa que se disuelve como la menta contra su lengua cuando piensa en: “Por favor no me digas esa clase de cosas, que tus palabras me tocan, como no lo haces con tu piel, y eso, niño, me hace querer decirte, que tú eres mi pequeño príncipe y que te daría lo que sea que tu desees, y créeme, si Jaime se entera va a matarnos a ambos, porque las niñas son sumamente celosas con sus padres, y cariño, no quiero tener que escoger entre ninguno de ustedes”

Tom le da un apretón más fuerte y siente la calidez que el cuerpo de Ryan irradia. Se repite que son amigos en secreto, porque los contratos legales dividen personas y mundos, solo amigos, vuelve a decirse, porque Ryan tiene más de treinta, una esposa y una hija. Buenos amigos, porque Tom nació demasiado tarde, y el hombre ahí, que parece estar sosteniéndose de él para no caer, simplemente no le pertenece.

Amigos del medio, se dice Ryan en silencio, porque el ama a Blake, quizás un poco menos que hace unos meses. Solo amigos, quiere decirse a sí mismo, cuando Tom abre los ojos, y sus miradas se encuentran y lo único que ambos quieren, tanto que duele, es darse un beso y dejarse llevar.

 

 

 


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