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Chico de ojos grises por Sabaku No Lola

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Si One Piece me perteneciera… e.e Jajaja

El intruso

 

Fue el primero en levantarse, siempre lo era.

Desde que llego a la casa abandonada se levantaba cuando el sol comenzaba a mostrarse por el horizonte. Los golpes recibidos en una reciente pelea aún se estaban curando, por suerte solo eran hematomas que no tardarían en perder aquel color morado.

Uno de esos días en los que pensaba en el sentido de la vida mientras miraba un punto inexistente desde el techo de aquella casa, vio llegar a un joven muy extraño al lugar. Lo miro con atención guardando todas las precauciones posibles, no vaya a ser que lo mandaron para matarlo.

Sin embargo, el chico recién llegado no parecía buscar a nadie en particular, solo quería un lugar donde pasar la noche. Llegó a la casa abandonada, y al parecer, decidió dormir allí, sin saber que esa casa estaba siendo ocupada por alguien más.

Law esperó a que la luna estuviera en alto para ingresar en la casa, entró por la puerta trasera y se acercó al intruso, dormía tranquilamente cerca la puerta delantera, sin una sola precaución.

<Vaya idiota> Pensó el moreno mientras se daba la vuelta y levantaba unas tablas del piso de la parte trasera de la casa. Allí había una pequeña puerta que daba a un compartimiento oculto, el cual se encontraba justo debajo de la casa abandonada. Allí abajo hacia calor, pero era seguro y acogedor. Law volvió a colocar los tablones y cerro la pequeña puerta para disponerse a descansar. Si el intruso quería dormir, que lo haga, no tenía que enterarse de que alguien más estaba en esa casa.

Sin embargo, los días pasaban y el intruso no se iba, se despertaba muy tarde, comía algo y luego entrenaba en las orillas del mar durante horas. Lo rescatable de todo es que Law tenía siempre comida servida en la mesa, eso y que podía deleitarse con el cuerpo de infarto que tenía ese chico peliverde. Ya ni recordaba cuando había sido a última vez que se había acostado con alguien, ver a ese chico sin ropa hacia que su miembro vibrara en las noches.

Un buen día, gastó los pocos suministros que tenía en el bolso en preparar un afrodisíaco, ya era su momento de marchar y por lo que veía, el peliverde se iba a quedar un poco más. La noche antes de irse, inyectó en una fruta la sustancia preparada en una cantidad medianamente excesiva. Era una de las últimas de la mesa, el peliverde tendría que comerla como sea.

Tuvo la suerte de que así lo hizo, comió dos futas más, luego se fue a dar una ducha, y finalmente se acostó. Ya era media noche cuando el peliverde despertó abrumado y sin saber qué hacer. Law en verdad se sorprendió cuando el chico peliverde empezó a temblar y a cerrar todas las cortinas, durante solo unos cortos momentos, se sintió culpable de hacerle eso a un pobre chico. Trato de reparar en la edad del intruso, si tenía diecisiete podía considerarse un crimen. Sonrió ante la idea.

No hubo penetración como él había esperado, pero sintió que se entregó por completo. Quiso hacerlo suyo hasta el final, pero cada vez que pensaba en el afrodisiaco dejaba a un lado sus deseos, después de todo aquel joven estaba así por su culpa. No quiso revelar su identidad ni decir datos certeros de quien era, el otro joven estuvo de acuerdo y todo quedo como un secreto entre ambos.

No pudo evitar besarlo, y supuso que el otro joven tampoco. Aunque no lo haya podido apreciar mucho con la oscuridad que había, sintió que el intruso estaba tan nervioso como el mismo. Ninguna de sus anteriores aventuras húmedas había sido como esa. Solo compartieron unas caricias, pero Law creyó que lo habían compartido todo.

A la mañana siguiente, él fue el primero en levantarse. Cubrió el cuerpo de su acompañante con la frazada y se incorporó en busca de su ropa. Miro de reojo al peliverde, aún tenía un intenso rubor en sus mejillas. Se alejó rápido antes de que otro pensamiento extraño cruzara su mente. Preparó sus cosas rápidamente y miro una vez más hacia la cama.

 Tomó una pequeña piedra que estaba en el suelo y susurró -Room-.

<Dicen que la diferencia está en los detalles.>

Luego de unos momentos más, salió de la casa. Debido al descanso de esos días sus heridas lograron curarse,  sin embargo, sintió que se iba con una herida interna que no sería tan fácil cerrar.

 

(OuO)……(OuO)……(OuO)……(OuO)

 

A lo lejos, en un pequeño bote rumbo a la próxima isla, Trafalgar se acomodaba para dormir. A pesar de tener la oportunidad de dormir antes, la presencia del intruso le había sacado horas de sueño. Era la primera vez que intentaba algo así, y era la primera vez que le llamaba la atención un hombre. Solo con recordar su fortuito encuentro sintió que su miembro volvía a despertarse.  

<Calma…> Se dijo.

Recordaría a aquel chico de las tres espadas, y esperaba que en algún momento se vuelvan a encontrar.

<Tal vez, en el Nuevo Mundo…>  Y cerró los ojos.

 

 

 

Notas finales:

Notas de la autora: Espero que les guste, esta historia la tenga escrita desde el 2014 pero en ese entonces no tenía internet y después colgué con subirla.

¡Me encantan estos dos personajes y no podía resistirme ante la idea de verlos juntos!

Espero sus reviews, que siempre alegran el alma <3


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