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Inunaki: Sin retorno por Uruhasa_13

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Notas del capitulo:

Muy buenos días, les traigo actualización de este fanfic, espero que lo disfruten. 

2. “Día 2”

 

-¿Quién era ese hombre?

Después de haberse ido aquel hombre que había estado con Naruto, Sasuke salió enseguida para ayudar a su nuevo amigo, pero de nuevo este no dejó que lo tocaran. La ropa que tenía el rubio encima parecía incluso excesiva pues el calor que se sentía en ese cuarto ya era bastante de por sí, ¿Qué demonios era lo que sucedía en ese sitio?

- Papá – soltó Naruto

Sasuke no dijo absolutamente nada, solo se sentó cerca de dónde estaba Naruto que aunque no dejaba que lo tocaran, parecía cómodo con la presencia del recién llegado.

- ¿Tienes hambre?

El rubio subió la mirada para encontrarse con los azabaches de Sasuke que se limitó a ver esa expresión infantil. Casi había olvidado la mochila que tenía sobre los hombros, la suerte de no haberla tirado en ninguna parte así que se la quitó y la abrió para sacar una bolsa plástica con un emparedado que sería su almuerzo pero en lugar de comerlo se lo dio a Naruto.

-Cómelo, está bien

Para el lugareño, ese tipo de comida era nueva, él se alimentaba de plantas y raíces que recolectaba cuando salía. La única carne que se consumía en la villa era carne de animales que obviamente estaban infectados con el virus y de vez en cuando, carne de algún incauto que se atreviera a poner un pie en la villa.

La villa estaba llena de personas un tanto primitivas, sin embargo, no eran tontas, sabían que los límites que les había impuesto el gobierno de Japón era por una razón de peso y el hecho de que los dejara hacer lo que quisieran era como una especie de consuelo agridulce, por eso nadie de ellos había intentado salir, porque a todos les encantaba la depravación. A todos, menos a Naruto.

El emparedado en las manos de Naruto pronto desapareció, el chico lo devoró al jamás en su vida haber probado semejante alimento. Se sentía limpio, era la primera vez que comía algo sin pensar en que estuviera infectado, entonces miró al azabache que tampoco quitaba sus ojos de él, se sintió avergonzado pues era la primera vez que hablaba con alguien del exterior y seguramente pensaría que era un maleducado.

- Obscuro, allá afuera – dijo Naruto – la noche… peligrosa

- ¿Por qué? – Miró su muñeca izquierda, pero su reloj se había detenido – no funciona…

Naruto se limpió la boca con el antebrazo, los guantes que tenía puestos dificultaban a Sasuke ver la razón por la que iba todo cubierto. Acto seguido, el muchacho fue a gatas hasta la puerta y pegó la cabeza a esta para verificar que no se escuchaba nada, finalmente descansó involuntariamente al saber que efectivamente ya no había nadie más.

- Ya no está… se va de noche

- Creo que yo también debo irme, Naruto, gracias por esconderme pero…

De nueva cuenta, Naruto regresó a interponerse entre la puerta y él, Sasuke ni siquiera hizo por moverse así que pronto su compañero dejó la puerta confiando en el azabache. El rubio regresó a sentarse frente a su visitante, era la primera vez que veía a alguien del exterior, o al menos desde la muerte de su madre y le gustaba, le hacía mucha ilusión estar frente a un apuesto joven que venía del exterior.

-¿Por qué no puedo salir?

- Noche, ellos cazan… roban y… hacen eso

- ¿No entrarán aquí?

- Aquí seguro – se apresuró animado – duerme

Pero por más que esos preciosos labios de porcelana le dijeran que durmiera, seguía siendo muy temprano, debían ser alrededor de las siete de la noche además de tener la adrenalina al tope después de haber pasado todo lo que ya había acontecido, no podía dejar esa sensación de estar en una especie de película de terror o en una pesadilla muy vívida y por más que quería no lograba despertar. Sin embargo, ahora ya no estaba en su zona de confort, no era ningún juego ni película, estaba en un peligro verdadero y la única oportunidad de salir vivo estaba sentado frente a él. Debía jugar bajo las reglas de Inunaki para sobrevivir.

- Bien – dijo volviéndose a acomodar– Esperaré a que amanezca

- Estás seguro – señaló al piso – aquí – jadeó – pero esperar… ellos buscan más como tú

- Pero si ya han capturado a mis amigos

- Siempre hay más… tú llegaste… te buscan

De alguna manera tenía sentido el que buscaran más forasteros, pensó que seguramente no sería el primero en ir a buscar a algún familiar o amigo que se había hecho el muy valiente y salió en busca de la leyenda. Ahora estaba ahí, había caminado justo dentro de la boca del lobo buscando a los incautos que se habían metido ahí primero, la muerte de Kiba era una noticia que tal vez no había terminado de digerir y por eso no le afectaba tanto, pero lo que a él le interesaba era poder sacar a su hermana con vida.

Y ahora, mirando a ese muchacho delante suyo, supo que también quería sacarlo de Inunaki, definitivamente Naruto no encajaba con esa bola de salvajes, seguramente Itachi no tendría problemas en adoptar a uno más, de alguna manera podía sentir que su hermano mayor también se encariñaría con Naruto.

- ¿Naciste aquí? – preguntó Sasuke en un intento algo inútil de ya no tener ese silencio incómodo

- Si – se apresuró Naruto – sé que no hay reglas aquí – volvió a señalar al piso – pero ellos impusieron algunas

- Me encantaría escucharlas, Naruto

No era ninguna mentira, Sasuke estaba genuinamente interesado en ese lugar tan raro y maldito. Eran muchas cosas al mismo tiempo,  ahora que sabía que todo era verdad, tenía un sinfín de preguntas que estaba seguro que Naruto podía responder.

- No se toca a los niños – alzó su dedo índice – no se toca a… - se frotó el vientre

-¿A las mujeres embarazadas?

- Si – asintió muy rápido – no se come gente de aquí… solo si no obedecen pero ellos infectados y no está bien… cuando llegan nuevos – lo señaló – se come a los hombres y mujeres son reclamadas para ser mamás

- Las violan… - dijo por lo bajo sabiendo a la perfección el destino de su hermana

- Ustedes son débiles – siguió Naruto – virus… ustedes mueren rápido… nosotros resistimos mucho

- Por eso me pediste que no te tocara… ¿Tú estás infectado? – preguntó tratando de encontrar pústulas en la piel visible sin éxito

- Naces aquí, naces con virus

- Entonces mi hermana debe estar infectada ¿Verdad?

- Sí – volvió a afirmar pero con menos entusiasmo – ella, viva pero no mucho

Ahora la idea de pegar ojo era inconcebible, era obvio que los lugareños estarían buscando a un foráneo y más que no se le había ocurrido volver a acomodar los bloques a la entrada, no tenía más opción que esperar ahí con Naruto hasta que las cosas se calmaran.  

- ¿Por qué eres el único que no quiere comerme? – preguntó sin más

Sasuke estaba consciente de que el vocabulario de Naruto era bastante limitado y las conversaciones serían bastante cortadas, aún así no le molestaba pues, además de que su rescatador era tremendamente atractivo, seguía sintiendo curiosidad por todo.  Su acompañante se veía bastante perturbado sobre la pregunta, tartamudeó mucho al principio y las pocas palabras que lograba articular salían atropelladas entre sí.

Con todo y su dificultad para hablar, Naruto le contó a Sasuke que su mamá había llegado a la villa Inunaki así como su hermana, por curiosidad. Kushina no debía tener más de dieciséis años cuando decidió que quería explorar los confines de su propio país antes de embarcarse en una aventura digna de trotamundos, alguien le contó una leyenda sobre una villa que jamás habían visto así que decidió ir por ello.

Ya en esos entonces, la carretera era bastante vieja y sin embargo no era usada, el espíritu aventurero de la chica la llevó a seguir los rumores en ese sendero solitario y peligroso, seguramente todo aquello sería una gran anécdota que le contaría a sus nietos algún día.   El paseo era grandioso y el aire fresco le recordaba lo maravillosa que era su vida, entonces se encontró con ese cartel que le cambiaría la vida.

 

Las leyes constitutivas de Japón, no tienen validez aquí

 

Entró, ignorando completamente cualquier llamado de su sentido común que le pedía que se retirara lo más rápido que pudiera. Era raro, la entrada, incluso la caminata inicial se sentía bastante calmada, pero entonces ese rostro purulento y sangrante apareció. No supo cómo actuar o hacia dónde correr así que su temeridad le costaría algo más que la vida misma.

Solo fue un hombre, él la tomó del brazo y ahuyentó a todos los demás para llevarla casi a rastras hacia la cabaña en donde pasaría los últimos momentos. Según el relato de Naruto, el virus no era tan fuerte en ese entonces, este fue mutando con los años hasta convertirse en lo que era en la actualidad, así que Kushina pudo prolongar su calvario durante bastantes años.

Minato, el nombre de su captor, algo que se quedó tremendamente marcado en la mente de Kushina, aquel individuo que haría miserable el resto de su existencia. Las violaciones eran prácticamente a cada momento, la mujer estaba confinada a ese cuarto sucio sin posibilidades de escapar pues, su captor se había tomado la molestia de amarrarla y bloquear la puerta cuando salía. No pasó demasiado para que esta quedara embarazada, obviamente la infección que ahora también se apoderaba del cuerpo de la pelirroja hacía que todo eso fuera mucho más complicado de sobrellevar.

Dentro de todo el circo de horrores que vivía, su vientre parecía una luz al final del túnel. Las reglas de la villa dictaban que las mujeres embarazadas eran intocables y Minato sabía que si desobedecía esto, podría ser el plato principal en el siguiente banquete. La infección hacía que el embarazo se complicara, ahora Kushina estaba completamente sola pues, aunque seguía atada, los abusos por parte de su captor (que solo iba a verla para darle comida y agua) habían cesado.

El parto fue doloroso y difícil, ya se había hecho a la idea de que tendría que lidiar con todo eso completamente sola. Por momentos creyó que moriría, había tanta sangre, gritos y desesperación pero finalmente sintió que podía hacerlo, como si una luz llegara a guiarla, miró los ojitos color azul cielo brillando solo para ella.

- ¿Ella pudo aguantar todo ese tiempo viva?

- Si – siguió Naruto – me enseño mucho… se hablar y contar

Kushina se aseguró de que su hijo pudiera aprender lo más que pudiese antes de que la infección se apoderara de ella pues el virus había tomado más fuerza, podía sentir como las venas le quemaban y su piel se llenaba de heridas y pústulas. Fue un milagro, logró cuidar de Naruto lo suficiente como para enseñarle todo lo que debía saber, ella le contaba que el mundo exterior estaba lleno de maravillas, que era el lugar más fantástico del mundo.

“Naruto, si alguna vez logras salir” le dijo una noche cuando Minato ya había terminado de usarla “Comprenderás que es el mejor lugar del universo, sal de este lugar, hijo mío” claro que para Naruto, esos relatos eran todo para él, su madre lo era.

Kushina estaba consciente de que en cuanto ella se fuera, Minato dejaría de respetar a su hijo, ella quería protegerlo de todo y fue casi un milagro que lograra sobrevivir cuatro años más después del nacimiento de Naruto. Pero su cuerpo pronto cedió a la infección, la piel del rostro prácticamente se le derritió hasta el punto en que sus labios desaparecieron dejando al descubierto los dientes y parte del hueso de la quijada, ya no podía moverse mucho, aún así Minato seguía abusando de ella aunque esta se mantuviera inerte en el colchón sucio del suelo.

La mujer murió en ese mismo colchón en el suelo rodeada de su propia sangre y pus, enferma y con el rostro desfigurado, pero su amado hijo permaneció a su lado hasta la última aspiración de su madre. Naruto era muy pequeño para entender completamente el concepto de la muerte, pero aún así, él entendió que su madre ya no estaba con él, aunque el cadáver de esta se quedó ahí por órdenes de Minato que siguió abusando del cuerpo sin vida hasta que el hedor lo obligó a sacarlo de la casa.

Esa fue una de las pocas veces que Naruto salió de la casa, Minato llevaba el cuerpo desfigurado de Kushina sobre uno de sus hombros y el niño tras él. Los cadáveres infectados podían llegar a ser un foco de infección poco deseado y no valía la pena comerlos, pero el olor de la carne putrefacta se impregnaba con mucha facilidad así que el rubio mayor caminó hasta el cementerio deteriorado para hacer un agujero y llenarlo con tierra y rocas. El hombre estaba frustrado porque ya no tendría a su juguete sexual, pero por primera vez en los cuatro años de existencia de Naruto, Minato se fijó en él.

El mayor le dedicó una mirada furtiva al niño y enseguida regresó a la casa dándole a entender al infante que lo quería de regreso. El pequeño no desperdició el tiempo, estaba consciente de que si no regresaba, algo malo podía pasarle así que rápidamente buscó entre los escombros, logró improvisar una cruz con dos ramitas y un pedazo de cuerda, realmente no entendía por qué, pero su mamá le había hablado sobre las creencias de las personas del exterior.

Los abusos hacia el pequeño Naruto empezaron desde ese momento, la infección en él no era muy grave así que comenzó a usar capas de ropa extra que le aseguraran un contagio menor. Sin embargo, esto parecía molestar más a Minato, aún así, Naruto sobrellevaba bastante bien el calvario en el que vivía. Seguía guardando esperanzas, sabía que si intentaba escapar de la villa, los demás habitantes lo matarían antes de siquiera alcanzar el cementerio.

- Ella murió aquí – dijo Sasuke refiriéndose al colchón viejo y manchado

- Si… no debes acostarte… tú… no virus – suspiró y después volvió a tomar aire – yo tampoco duermo ahí… ese lugar es para él – señaló a la puerta – es para su… su… su juego

Sasuke comprendió que Naruto se refería a que seguramente el colchón era usado solo para los propósitos sexuales de Minato lo cual lo hacía más repugnante aún. De pronto sintió el cuerpo muy pesado y cansado.

- Él no viene de noche – aclaró Naruto – des… descansa

 

 

-_

 

 

Cuando menos se lo esperaba, Sasuke había cerrado los ojos e irremediablemente terminó en un sueño profundo pues, aunque no quisiera decirlo, estaba realmente cansado por el estrés de todo el día. Naruto lo contemplaba mientras dormía sentado apoyado contra la pared junto al armario. Le había mentido a su nuevo inquilino diciéndole que estaría completamente seguro si se quedaba ahí por las noches, él mismo temía cuando el sol se escondía.

Se sentó contra la puerta, eso era un ritual que cumplía cada noche esperando que nada sucediera. Ciertamente, la obscuridad que de por sí ya tenía el cuarto, sumada a la negrura de la noche, le brindaban un cobijo relajante. El resto de la vivienda era bastante amplio, pero su mundo estaba enfrascado en ese pequeño cuarto que había transformado en un santuario para él solo.

Había esperado la oportunidad perfecta para poder salir de allí, pero siempre se dijo a si mismo que no podía hacerlo por miedo a que lo detuvieran. Eran excusas que se daba él solo, estaba perfectamente consciente de lo fácil que era escabullirse sin ser visto y salir de la villa pero… ¿Qué seguía después? No conocía nada del mundo de allá afuera, Inunaki era todo lo que él conocía. Ahora que estaba Sasuke con él, tenía algo de miedo, no podía imaginarse el mundo exterior pero, su nuevo amigo podría hacerle las cosas más llevaderas.

Un nuevo comienzo, eso era lo que se supone que estaba buscando, no dejaba de entornar los ojos para seguir viendo ese perfecto perfil tan varonil. La única persona a la que había amado (y que lo había amado de vuelta) había sido Kushina, su madre, aunque tampoco era capaz de sentir odio por nadie, ni siquiera por Minato.

Kushina había dejado a un Naruto muy inocente e infantil, los abusos constantes de Minato solo le enseñaron que el sexo servía para sobrevivir, la calidez de la persona que alguna vez le amo se había quedado muy adentro de él en los recuerdos de su infancia que por alguna razón lograba recordar con mucha nitidez. Y entonces llega este individuo con el que cruzó un par de palabras, entonces vuelve a sentir esa calidez extraña tan característica  del cariño tan lejano que alguna vez llegó a experimentar.

 

 

*

Amaneció como cualquier día, común y corriente, el frío del invierno se hizo presente en cuanto sus ojitos pudieron abrirse y ver la profunda y espesa obscuridad del cuarto. Naruto permaneció sentado en donde estaba, miró a su madre en el colchón de donde ya no era capaz de levantarse y admiró de nueva cuenta ese rostro malformado por la infección.

Los parpados de Kushina prácticamente se habían caído y sus ojos infectado, había perdido la visión por la misma razón, conservaba su nariz casi intacta pero sus labios se habían ido, dejando ver su mandíbula al descubierto.

- Mamá…

Naruto se acercó pero no demasiado, la quijada de su madre se había abierto y su cabeza movido sin mucho éxito, ya no podía hablar o ver, solo escuchaba tenues sonidos. La ropa que tenía puesta estaba pegada a su cuerpo por la sangre, la piel que se desprendía y se pegaba a esta, su hermosa y larga cabellera se había convertido en una escasa mata de hilos quebradizos. Su aspecto era vomitivo, sabía que moriría pronto pues, su cuerpo ya empezaba a pudrirse incluso entonces.

Hubiera dado todo lo que tenía para poder volver a ver los ojos de su bebé que sabía que permanecía a su lado, sin embargo el sonido de su voz le servía como consuelo, un recordatorio de que aún quedaban esperanzas, aunque no precisamente para ella. Moriría ese mismo día, no había manera de decirle a Naruto que lo amaba, no podría despedirse y tampoco podía verlo por última vez, la infección se había propagado tanto en su desgraciado cuerpo que ahora solo era una masa de carne putrefacta. Aún así estaba agradecida de haber vivido lo suficiente como para educar a su hijo aún sabiendo que después de que ella dejara de servirle a Minato, este comenzaría a usar a Naruto.

Ante los ojos del niño, la inocente criatura, a su prematura edad supo lo que estaba pasando. Muerte y violencia era lo que conocía, aunque su madre trató de salvarlo él estaba en la villa Inunaki, no había más que muerte.

- No puedes despedirte – dijo el niño con ojos llorosos – te amo, mami

Eso fue todo, la última lágrima salió de uno de los ojos de Kushina, como si hubiese sido una protesta de su cuerpo que insistía en permanecer humano hasta el último momento. La voz de su hijo le daba paz aunque se sentía culpable por dejarlo así nada más, a merced del demonio y a mitad del infierno, porque eso era Inunaki, el infierno.

Dejó de vivir en breve, su mandíbula se abrió un poco y dejó escapar el último aliento en un triste intento de decirle a Naruto que ella también lo amaba, pero fue en vano, la infección había cobrado una víctima más.

*

 

 

Los recuerdos del cadáver de su madre acostado en el colchón sucio mantenía a Naruto despierto, sabía que Sasuke tampoco dormía muy profundo, el ruido de afuera de la vivienda era demasiado como para poder conciliar un sueño decente. Las noches eran peligrosas pues algunos de los habitantes salían a robar de todo, desde comida hasta mujeres, él estaba seguro de que nadie entraría porque a Minato no le gustaba que tocaran lo que era suyo así que aseguraba muy bien la entrada, sin embargo, el padre de Naruto gustaba de violar cualquier cosa indefensa.

Minato estaba en la mira de todos los demás aldeanos, no era el más temido sino el más odiado, el hombre gustaba de robarse a los niños para violarlos rompiendo tremendamente las reglas pero la mayoría de las veces era solo Naruto el que se enteraba de las atrocidades de su padre, las víctimas de este eran demasiado jóvenes para hacer una acusación (la mayoría de las personas en la villa apenas sabían hablar y no lo aprendían hasta ya la adolescencia).

Un estruendoso grito de alguna mujer que seguramente estaba siendo violada en las cercanías hizo que los dos inquilinos saltaran, Sasuke parecía más perturbado que Naruto, claramente porque él ya estaba acostumbrado. Los ojos del azabache se abrieron mientras buscaba violentamente algo invisible en la habitación, como si recordara el lugar en el que estaba metido.

- Tranqui… tranquilo – articuló Naruto – Nosotros… a salvo

- ¿Qué demonios sucede en este sitio? – dijo con un tono moderado

- Infierno – susurró acercándose al azabache lentamente a gatas – mamá decía que es el infierno  

- Ella tiene toda la razón

Sasuke a penas y podía ver sombras moviéndose en la espesa obscuridad, sabía que solo estaban él y Naruto, pudo distinguir la silueta de este último sentándose a su lado a una distancia. El azabache sintió la extraña necesidad de abrazar a su acompañante, pero retuvo sus impulsos solo porque sintió una punzada de miedo, un miedo especifico, miedo a ser infectado.

- Vuelve a dormir – insistió Naruto – así se va el miedo

Pero por más que insistiera, Sasuke sabía que no podría volver a dormir aunque se lo propusiera. El miedo estaba por apoderarse completamente de su cuerpo, sentía algo de lástima por Naruto que parecía insensibilizado a todo aquello. Se abrazó a si mismo tratando de no escuchar los interminables quejidos que venían desde afuera, verdaderamente se encontraba dentro de su peor pesadilla, de hecho, ni siquiera su peor pesadilla se le comparaba al terror que corría por sus venas en ese instante.

- Mi hermana podría estar allá afuera

- No – respondió Naruto rápidamente – ellos quieren que ella dure… está en esa cabaña

- Claro…

- ¿Cómo… cómo es allá? – señaló algún lugar que Sasuke no pudo ver – allá afuera

Era una voz demasiado tierna, Sasuke seguía sintiendo esa bizarra atracción hacia Naruto, ese infantilismo tan puro que contrastaba con el infierno en el que vivía, todo eso le producía un sentimiento increíble dentro de Sasuke.

- Es increíble – dijo Sasuke, de alguna manera supo que hablar de cualquier tontería mantendría su mente aislada – hay muchas cosas, comida deliciosa y música

- ¿Qué es “música”?

- Es… - intentó buscar una explicación decente – es sonidos ¿Sabes? Sonidos hermosos que las personas hacen para decir cómo se sienten

- Como… ¿amor?

Una vez más, el corazón de Sasuke le dio un vuelco entero, quiso tomar a Naruto y buscar a su hermana para salir lo más pronto posible. Tenía fe en que la infección ya era tratable, que el gobierno de Japón había encontrado una cura pero seguía desarrollándola, eso podría explicar la razón por la cual seguían todos ellos encerrados.

- Si… la música también expresa amor

- Quiero… quiero música… ¿Mi mamá conoció la música? – preguntó más para él mismo que para Sasuke

- Estoy seguro de que tu mamá conoció la música y que le hubiera encantado mostrártela – suspiró – tal vez yo pueda hacerlo por ella

- Sasuke – dijo sonriendo ampliamente aunque su compañero no lo pudo apreciar – enséñame música   

- Cuando salgamos de aquí, te llevaré a un concierto… ah – vaciló – es un lugar donde se toca mucha música – rió – te llevaré allí y te mostraré

- Quiero salir

- Te lo mostraré todo, Naruto, te sacaré de aquí junto con mi hermana y entonces te mostraré el mundo

- ¿No importa… virus?

- Curaremos eso también, estoy seguro de que hay una cura

- ¿Ya no… más virus?

Sasuke abrazó sus piernas suspirando pesado, realmente tenía que salir de ese lugar en cuanto pudiera, podía ver esa hermosa cabellera rubia después de un buen baño y esa radiante sonrisa junto con la de sus hermanos. Volvería a casa con Naruto y su hermana gemela, volvería para estar bien.

- Te sacaré de aquí, Naruto, lo prometo

 

 

Notas finales:

No se olviden de comentar, personas y para quienes hayan tenido la desgracia de ver alguna de las películas de Cabin fever podrán visualizar perfectamente las heridas y el INSIGNIFICANTE detalle de la infección. 

Bueno, espero leerlos en los comentarios! 


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