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Criaturas Nocturnas (Especial mes de Halloween) por kina_chan

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Notas del capitulo:

Hola a todos! Aqui Kina con un nuevo One Short! Espero que lo disfruten ^w^

La vida de una bruja no era nada fácil, mucho menos si era la vida de una adolecente. Debía dar lo mejor de sí misma, tanto en la escuela como en sus estudios de brujería. Las brujas supuestamente eran seres malignos que pecaban ante dios con sus magias malditas, eran horrorosas, echaban maldiciones a todo el mundo y hasta se comía a los niños. Nada más alejado de la realidad.


Las brujas no eran tal y como decían los antiguos relatos, eran bastante diferentes a lo que todos creen. Primero, no todas las brujas son malas; había tanto brujas buenas como malas, así como personas buenas y malas en el mundo de los humanos. Segundo, la magia que ellas poseían provienen de la naturaleza y de su propia energía, no siempre de las fuerzas malignas. Tercero, no todas las brujas son tan poderosas como quisiesen; siempre había una limitación de poder en cada una de ellas, si llegaban a sobrepasarse, lo más probable es que muriesen como castigo por intentar sobre pasar el límite de uno mismo. Cuarto y más importante, las brujas no vivían siglos y eran horribles; solo las brujas que usaban sus poderes para crear pociones para vivir más años o pociones para rejuvenecer podían hacer eso.


Sarah Stewart tiene tan solo quince años de edad y era la nerd del salón de clases. Su cabello anaranjado y largo, el cual siempre llevaba atado con un rodete, su piel era blanca y tenía unas cuantas pecas en su rostro, sus ojos eran verdes claros y usaba anteojos. En esos momentos, llevaba puesto su uniforme escolar, una camisa blanca manga larga, un suéter azul oscuro, una corbata de mismo color, una falda a tablita de color gris, unas medias largas blancas y unos zapatos negros.


- Te ves horrible. – Escucho la voz masculina de su gato negro hablarle, mientras este aún se encontraba acostado sobre la cama, acostado específicamente sobre la almohada. Ambos se encontraban en la habitación de la pequeña bruja, Sarah.


- ¿En serio? No me digas. – Le respondió Sarah con sarcasmo. Ella se miró al espejo de su habitación y si, se veía horrible. Se podía ver claramente las ojeras que tenía por debajo de sus ojos, y es que no había podido dormir bien esa noche.


Como bruja y estudiante “normal”, debía cumplir con tareas para la escuela y sus estudios de pociones y hechizos para la academia de brujas a la que asistía todos los fines de semana en una cuidad solo de brujas, donde solo ellas podían entrar y salir con el poder que ellas tenían por naturaleza.


A penas el día anterior a ese, ella debía terminar un trabajo practico para la escuela y terminar una poción de transformación para entregar el sábado que, aparte de la poción en sí misma, debía entregar un trabajo donde debía explicar el procedimiento que hizo para hacerla y demostrar los resultados, la duración de la transformación, entre otras cosas más. Estaba demás decir que se desveló terminando ambas cosas la noche anterior.


- Te he dicho miles de veces que debías organizar mejor tus cosas. Aún faltan tres días para que llegue el sábado y expongas tu poción. – Su gato siguió hablando, mientras se despegaba de la almohada para pararse como era debido. - Como tu guardián debo protegerte, tanto tu salud física como mental, señorita Stewart. –


- Es porque me amas ¿cierto? – Comento ella con una gran sonrisa, miro a su gato y vio que este simplemente le dio la espalda. - Vamos Charlie, solo bromeaba. – Ella se acercó a él y le acaricio la cabecita.


- ¿Por qué no mejor se apresura de una vez, desayunas y luego te vas la escuela? -  Le pregunto el gato con un tono de voz molesta, alejándose de las manos de su dueña.


- De acuerdo, nos vemos luego Charlie. – Ella le dio un beso en la mejilla a su gato rápidamente y luego tomo su mochila para después, salir de la habitación y dirigirse al comedor para desayunar.


La familia de Sarah estaba conformada por ella, sus padres y su hermanito menor de cinco años, John. De esa pequeña familia, solo Sarah tenía esa ventaja de tener poderes sobrenaturales. Ser bruja era algo con lo que se nacía, en su mayoría de veces era hereditario, aunque su madre se pasó esa generación, al igual que su hermanito, por eso ella era la única bruja en esa familia tras la muerte de su abuela.


Su familia era consciente de que era bruja y, por lo tanto, debían mantener en secreto tal conocimiento, ya que las brujas había prescripto jamás volver a revelar su identidad a los humanos, tras la famosísima cacería de brujas que había tenido lugar siglos atrás. Otra precaución que se tomó debido a la cantidad de brujas hibridas nacidas de la unión de una bruja y un humano, era que cada bruja hibrida tuviera a su acompañante de toda la vida, un gato negro que sería como el guardián de cada una.


Charlie, su gato, era un guardián, quien tomaba forma de gato negro para pasar desapercibido, aunque en realidad era un alma errante pecaminosa que jamás consiguió la paz. Charlie tenía como deber cuidar y guiar a Sarah en su camino para ser una verdadera bruja. Aquellas almas errantes solo podrán descansar en paz el día en que su ama muriera.


Una vez que Sarah termino su desayuno, ella y su hermanito se subieron al auto de su padre, quien los llevo a la escuela. Sarah saco de su mochila su carpeta y reviso una vez más que todo estuviera en orden. Aunque, sin darse cuenta, había puesto en su carpeta las observaciones que hizo del hechizo que estaba preparando. “Maldición, estaba tan dormida que me olvide de sacarlo.” Sarah decidió que lo mejor sería tener cuidado con eso.


Cuando llego a la escuela, se despidió de su hermanito y su padre con una gran sonrisa. Camino tranquilamente hasta que llego a su salón de clase, dirigiéndose específicamente a su asiento. Mientras todos sus demás compañeros estaban en grupos hablando y divirtiéndose, ella se encontraba completamente sola, dibujando garabatos estúpidos en su carpeta, esperando a que el profesor llegara y le diera alguna tarea para que no se aburriese.


Sarah era una joven asocial que no podía hacer relación con ninguno de sus compañeros. Y, sonaba muy patético y triste decir que su mejor amigo era un alma errante que termino convirtiéndose en su mascota por obligación. Sarah suspiro al pensar en su patética vida y decidió distraerse un poco, separando las hojas de su trabajo para la clase de brujería de su carpeta de literatura.


- Buenos días zopenca. – Escucho la irritable voz femenina de una de sus compañeras de clase. Sarah suspiro y dirigió su mirada hacia ella.


- ¿Qué quieres Ellen? – Pregunto molesta, al ver la sonrisa divertida que se figuraba en el rostro de esa chica. Ellen Edward era su dolor de cabeza de casi todos los días.  Su cabello era largo y castaño, sus ojos eran grandes y de color ámbar, su piel era blanca y tenía muy buenas curvas como para tener tan solo quince años. Ella era la chica más popular del curso y era bastante conocida en la escuela por salir con el capitán del equipo de futbol.


- ¿Qué es esto? ¿El trabajo de hoy? – Pregunto quitándole sus hojas de la mano. “¡No! Mi trabajo de la transformación.” Rápidamente, Sarah tuvo que tomar con sus manos las hojas, pero Ellen era muy insistente y no las soltaba.


- ¡Suéltalas! – Le reclamo estirando aún más fuerte de sus hojas, pero Ellen tan solo se reía y las estiraba por su lado. Las hojas comenzaron por arrugarse un poco, hasta que al final, se partieron en dos por los tirones.


- Mira lo que has hecho estúpida. – Hablo Ellen molesta, sin siquiera tomarse la molestia de leer su parte de la hoja.  -Bueno, toma, al cabo que ni quería tus hojas. – Le devolvió parte de las hojas rotas que tenía en su mano y luego se fue riendo.


Sarah no podía creerlo. Se había develado casi toda la noche con tal de terminar de escribir su trabajo, y viene la estúpida de Ellen a arruinárselo. Apretó sus hojas rotas con ira y contuvo sus ganas de llorar, no quería darle ese gusto a su peor enemiga. Guardo sus hojas rotas en su mochila y saco su informe para la clase de literatura.


Cuando las clases terminaron, Sarah fue a buscar a su hermanito a la escuela y primaria para luego ir a casa juntos. Seguía tan molesta con Ellen y su forma de ser tan egoísta, que ni bien entro a casa, fue hasta su habitación sin saludar a nadie, estaba de muy mal humor y no quería desquitarse con su familia. Su puerta, por desgracia, si sufrió su ira, ya que la azoto tan fuerte que Charlie se levantó asustado de la cama.


- Señorita Stewart ¿Qué pasa? – Le pregunto su compañero.


- Pasa que estoy cansada Charlie, eso es lo que pasa. – Respondió molesta, pateando las zapatillas que estaban en el suelo, realmente estaba molesta. - Ellen rompió mis hojas del trabajo que debía entregar este fin de semana. – Charlie la miro sorprendido al escuchar eso. - No te preocupes, la muy estúpida ni se molestó en leer, sé que tengo toda mi información en mi computadora y solo debo volver a escribirla, pero… ¡No es justo! Alguien debería darle una lección… - Lo pensó por unos momentos y camino hasta su escritorio, tomo entre sus manos su libro de pociones.  -Y creo que ese alguien podría ser yo. –


- Un momento ¿Piensas usar magia? – Pregunto Charlie, bajándose de la cama, camino un par de pasos más y se subió al escritorio de su ama. - Eso es peligroso ¿Por qué no mejor le pones laxantes a su comida y ya? –


- No Charlie, ella molesto a Sarah la bruja no a Sarah la humana. – Después de decir eso, Sarah recito un conjuro en voz baja y su ropa cambio. Ahora tenía puesta su traje de bruja, un vestido lila que tenía botones dorados adornando su torso, su cabello estaba suelto, tenía una capa de color violeta oscuro y su sombrero de bruja. - No te preocupes, lo único que pienso hacer es una poción de transformación que le provoque acné, hinchazón y comezón, nada grave, solo quiero hacerla fea y que pase vergüenza. – Sarah salió de su habitación acompañada de Charlie y caminaron rápidamente hacia el sótano, donde se encontraban sus instrumentos de trabajo.


- ¿Acaso quieres ser una bruja mala? – Pregunto Charlie una vez que llegaron al sótano. Sarah prendió las luces y se acercó rápidamente a la mesa que tenía sus objetos mágicos. En la mesa estaba su caldero mediano, su esfera de cristal y demás frascos que tenían sus ingredientes mágicos.


- Vamos, solo será una vez y ya. – Le respondió con una sonrisa, dejando apoyando su libro sobre la mesa. - Bien, veamos creo que esta poción es perfecta. Ten, tú me la dictaras mientras yo busco mi cucharon grande en la estantería. – Sarah dejo en libro frente a Charlie, justo en la página donde estaba los ingredientes de la poción. Charlie, no muy convencido de los actos, decidió jugarle una broma a su ama, hojeando con sus patitas las hojas del libro, buscando rápidamente una poción distinta. – ¡Listo! Bien, díctame querido Charlie. – Le hablo a compañero ya con su cucharon en mano.


- Bien, aquí dice que debes verter lágrimas de sirena y ninfas, un colmillo de grifo, pelo de hombre lobo y quimera, cuatro escamas de dragón, cenizas de fénix, una uña de manticora, y polvo de hadas. – Nombraba los ingredientes a medida que Sarah los colocaba en el caldero. Una vez que coloco todo, comenzó a mesclas, susurrando un conjuro para verter su magia en el caldero y que de ese modo todos los ingredientes se fueran fusionando, dejando de ese modo un líquido inodoro incoloro y sin sabor, perfecto para verterlo en la botella de agua que bebía la estúpida de Ellen todos los días. “Mañana mismo veras lo que pasa cuando te enfrentas a una bruja.”


Al día siguiente, Sarah ingreso a la escuela con una gran sonrisa en sus labios. Tenía bien guardado en su mochila la botella de agua que debía intercambiar con la de Ellen, hasta se había asegurado de comprar la misma marca que ella siempre bebía. Tan solo espero a que ella le diera la espalda para cambiar la botella. “Esto será interesante.”


*-*-*-*


Habían jugado hasta el cansancio, el calor del sol los quemaba, y se podía ver como gotas de sudor caían por sus rostros, pegando sus cabellos a sus pieles. Estaba todo el equipo de futbol en los bebederos, haciendo fila para poner sus cabezas debajo de la canilla y de ese modo poder refrescarse un poco.


- Hey, es mi turno ahora, ya sal de ahí Connor. – Escucho la voz de su amigo. En ese mismo momento, cerro la canilla y quito su cabeza de ese lugar para mirarlo y sonreírle, este como respuesta, le tiro su toalla en la cabeza. Connor Evans era el capitán del equipo de futbol de la escuela. Su cabello era negro azabache, sus ojos eran grises, su piel era beige y media 1,78. En esos momentos llevaba puesto la ropa oficial del equipo.


- Ni siquiera me dejaste beber el agua, eres muy impaciente Max. – Se quejó dándole un codazo en el brazo a su amigo, quien tan solo se rio y luego se acercó a la canilla para refrescarse. Max Harris era su mano derecha en el equipo y uno de sus mejores amigos. Su cabello era castaño bien claro, sus ojos eran de color verde, su piel era blanca y media 1,75. Él también se encontraba con la ropa del equipo aún.


- ¡Connor! – Escucho la voz de su novia Ellen llamándolo. Dirigió su mirada hacia ella y vio como corría hacia sus brazos. Connor abrió sus brazos para recibirla, ella se quedó por unos segundos pegada a su pecho y luego se hizo de puntitas para poder besarlo. - ¿Cómo estuvo la práctica de hoy? – Le pregunto ella con la una gran sonrisa.


- Bien, estoy cansado y encima hoy en la tarde debo ir a casa de Max a hacer una tarea. – Contesto Connor con una sonrisa, señalando a su amigo Max quien prácticamente ignoro la presencia de Ellen. Connor sabía que Max y Ellen no se llevaban bien, según su amigo, la razón de eso era porque Ellen simplemente no le caía bien y no le gustaba su forma de ser.


- Oh bueno, toma. – Ellen le dio a Connor una botella de agua pequeña. - Te traje agua especialmente para ti, me imaginé que estarías muy sediento después de la práctica. –


- Gracias, eres la mejor. – Le agradeció dándole un beso en la frente, a lo que ella simplemente se rio. Max, por su parte, simplemente se fue de allí, dejando a la parejita solos. Connor sabía que a Max le molestaba la presencia de Ellen, por lo cual decidió acompañarlo. Después de todo, él tenía que ir su casa. – Lo siento Ellen, debo ir con Max. Prometo que después hablamos. – Ella lo dudo un poco, pero al final le sonrió.


- Claro. Nos vemos luego. – Respondió finalmente, para luego volver a darle un último beso más en los labios a su novio. Luego de despedirse de ella, fue corriendo a buscar a Max en los vestidores.


Cuando entro a los vestidores, Max ya estaba terminando de cambiarse de vestuario, tan solo se estaba terminando por abotonar su camisa. Cuando sus miradas se conectaron, Max desvió la mirada al instante, se veía bastante molesto.


- Apúrate en cambiarte de una vez así nos vamos. – Le hablo con un tono de voz molesto mientras tomaba su bolso. Luego de eso, le dio la espalda y salió del vestuario, dejando a Connor allí solo. “Sigo sin entender porque la detesta tanto.” Pensó y luego suspiro. Tomo su bolso y saco la ropa que tenía para cambiarse. Una vez que se cambió, tomo sus cosas y salió del vestuario para irse con Max.


Durante todo el camino, hablaron sobre cosas triviales, conversando muy a gusto sobre cosas irrelevantes. Una vez que llegaron a casa de Max, este saco un par de sándwiches que tenía en la heladera y los llevo a su habitación. Los padres de Max se encontraban trabajando, por lo cual eran solo ellos dos. Connor lo primero que hizo al llegar a la habitación de Max, fue acostarse en la cama.


- Tu cama es muy cómoda Max. – Comento Connor, hundiendo su cara sobre la almohada, cerrando los ojos como si fuera a dormirse, a lo que Max se rio.


- No debes saltar así sobre ella, se puede romper. – Le respondió mientras se sentaba en la silla que estaba frente a su escritorio.


- ¿Me llamaste gordo? – Pregunto Connor en un tono sarcástico. Connor se acomodo en la cama mejor para quedar sentado sobre la punta de esta, cerca del escritorio donde Max había dejado los sándwiches.  – Mierda, tengo mucha sed. ¿Quieres tomar agua? – Le pregunto a Max mientras sacaba la botella de agua de su bolso, aquella botella de agua que le había dado Ellen y hasta ese momento no había abierto.


- ¿No es esa la botella de agua que te dio Ellen? – Pregunto al ver como Connor destaca la botella. Este asintió como respuesta. - No gracias. –  


- Oh vamos, ni que tuviera veneno, mira. -Connor bebió casi la mitad de la botella y espero varios segundos antes de seguir hablando. - ¿Ves? No me morí. Ahora bebe de una vez. – Max suspiro y se rio, no parecía muy convencido del todo, pero de todas formas acepto la botella y bebió lo que quedaba de ella. – Sigo sin entender porque no te cae bien Ellen. – Max dejo la botella sobre su escritorio y suspiro.


- Ella es una falsa Connor, he visto cómo se comporta cuando no la vez y es muy fastidiosa. Ya te lo dije, es tan solo una niña caprichosa. – Contesto finalmente, haciendo una mueca de desagrado. – Bueno, como sea. Comencemos con el trabajo los más pronto posible así después podemos jugar a la play. -Cambio de tema rápidamente antes de Connor hablase.


Max prendió su ordenador y abrió el programa de Word para comenzar a escribir el trabajo, mientras que tenia abierta algunas pestañas en Google, buscando la información que necesitaban. Connor trataba de concentrarse y ayudar a Max con la tarea, pero no podía, había algo que lo estaba distrayendo.


De un momento a otro, Connor comenzó a sentir que la temperatura de su cuerpo aumentaba. Su mirada se encontraba puesta en Max y no podía evitar pensar que se veía muy guapo. Se acercó un poco más a él, disimuladamente para que no sospechase. El olor que desprendía Max se le hacía cada vez más fuerte, era un olor agradable y dulce que lo embriagaba como si pudiese percibir sus hormonas. “Mierda, esto no me puede estar pasando.” Pensó al notar que se le estaba parando tan solo por estar cerca de Max.


- Connor, lo siento… no me siento bien ahora. – Escucho la voz de Max mencionar su nombre, casi como si hubiese sido un gemido. - Me voy al baño, ahora vuelvo. – Max se levantó de su asiento, preparado para irse de allí lo más rápido posible, pero Connor lo tomo del brazo, deteniéndolo. – Connor. – Lo nombro nuevamente. Connor lo tiro sobre la cama y se posiciono encima suyo al instante. “Así que no soy el único.” Pensó al notar que Max también tenía un bulto en sus pantalones. Ambos estaban ruborizados y avergonzados por la situación en la cual se encontraban.


- Yo… también me siento raro. – Le confeso. Max hecho una mirada rápida hacia abajo y noto que Connor se encontraba igual que él. – Yo, no lo entiendo. No entiendo porque estamos así. -


- Es raro… es como si hubiéramos probado alguna especie de afrodisiaco raro. – Respondió Max mientras apartaba la mirada hacia un costado. Connor pensó que Max tenía razón, los efectos que estaban sintiendo era como si hubieran probado alguna especie de afrodisiaco, pero las únicas cosas que probaron los dos fueron los sándwiches y la botella de agua. “Descartando la idea de los sándwiches que hizo la madre de Connor, creo que ya sé de quién es la culpa.” Ahora sí que se encontraba molesto y le daba la razón a Max de que Ellen era una niña estúpida. - Connor, ya sueltamente, necesito encargarme de esto yo solo y… - La voz casi erótica y tierna de Max lo saco de sus pensamientos, luego se encargaría de mandar al demonio a Ellen, ahora tenía un problema aun mayor que ese.


- Dudo que siendo un afrodisiaco podamos quedar satisfechos con tan solo masturbarnos. – El efecto de ese afrodisiaco lo estaba confundiendo. No podía dejar de pensar que Max se veía atractivo y entre más veía su rostro rojo de la vergüenza, más ganas tenia de hacerle cosas sucias. - Max ¿Puedo cogerte? En verdad estoy muy caliente y necesito hacerlo. – Le susurro eso ultimo al oído, comenzando por morder un poco su oreja y luego lamiendo su cuello. Max se sorprendió al principio, pero en ningún momento se atrevió a empujar a Connor. Se quedó en silencio unos momentos, hasta que finalmente respondió.


- Si. – En ese mismo instante, Connor llevo sus labios hasta los de Max para poder besarlo. Llevo una de sus manos por detrás de su nuca, acariciando sus cabellos y acercándolo aún más a él para profundizar más el beso. Connor seguía sin entender como un afrodisiaco podía ser tan potente, hasta tal punto de segarlo por completo y hacerlo ver a Max como una presa a la cual debe devorar hasta que no haya quedado completamente nada de él.


Connor tenía sus manos sobre los botones de la camisa de Max, desprendiéndolos uno por uno rápidamente, quería deshacerse lo más rápido posibles de la ropa que él llevaba puesta. Separaron sus labios por unos momentos, rompiendo con el beso para tomarse un tiempo para respirar. Connor aprovecho ese momento para volver a besarlo, esta vez aprovechando que su boca estaba abierta para poder meter su lengua y saborear con ella el interior de su boca.


Max no se resistía a nada, se dejaba llevar por la emoción del momento, dejándose hacer lo que él quisiera, cosa que solo hacía que se excitara aún más. Probablemente, cuando los efectos del afrodisiaco terminen, ambos se sentirán incomodos y no sabrán que pasara con su amistad, pero eso sería tema para otro momento, en ese momento en lo único que pensaban ambos era en como satisfacer lo que sus cuerpos le pedían.


Cuando Connor termino de desabotonar la camisa de Max, se la fue quitando, haciendo que su pecho quedara al descubierto. Se separó un poco del rostro de Max para poder contemplar su torso desnudo, se relamió los labios provocando que su amigo desviara la mirada por la vergüenza. Muchas veces habrá visto su torso desnudo en los vestidores, pero nunca antes se había fijado en ellos hasta ese momento, nuevamente culpaba de todo a esa bebida extraña. Connor llevo sus manos a su torso y comenzó a acariciar su piel, deleitándose con la suavidad de esta. Comenzó por lamer y besar su cuello, deslizando su lengua lentamente por su cuerpo hasta que llego a su pecho, deteniéndose en ese momento.


- Si hago algo que no te gusta dímelo y me detendré ¿sí? – Max se sorprendió, pero al final tan solo asintió, después de todo, no era como si la atención que estaba recibiendo por parte de Connor le desagradara.


Al no recibir ni una queja por parte de Max, Connor siguió con su trabajo de saborear su piel, llevando su lengua hasta uno de sus pezones, lamiéndolo un poco para luego chuparlo. Max comenzó a soltar varios suspiros eróticos debido a la estimulación que recibía. Mientras seguía con su labor de estimular los pezones de Max, sus manos descendieron hasta el pantalón de este, desabrochando su cinturón y luego bajo el cierre de este.


- Connor… - Connor no lo escucho, descendió con su lengua hasta su obligo y dejo una marca en su piel. Llevo sus manos a cada extremo del pantalón de Max y los fue bajando junto con su ropa interior de un jalón, deshaciéndose de ellos al instante, tirándolos al suelo. Connor fijo su mirada en el cuerpo desnudo de Max y no pudo evitar pensar que era hermoso.


- Eres muy lindo Max. – Aquel cumplido hizo que Max cerrara los ojos de la vergüenza. Connor por su parte, comenzó a desnudarse también, rápidamente para no perder más tiempo, su miembro pedía a gritos algo de atención y ya estaba comenzando a dolerle. Una vez que se deshizo de toda su ropa y quedo completamente desnudo, ambos se miraron a los ojos, un poco nerviosos por lo que seguía.


- Connor yo… tengo miedo, es mi primera vez, sobre todo con un hombre… - Confeso Max, tapando su rostro con ambas manos debido a la vergüenza.


- Bueno, también es mi primera vez con un hombre. No te preocupes. – Connor retiro las manos de Max de su rostro y se acercó para besarlo en la frente. -Tratare de ser gentil. – Le dedico una sonrisa para hacer que se sintiera un poco más seguro.


Connor había tenido con suerte tres relaciones sexuales durante toda su vida con dos chicas, por lo cual sentía que tenía un poco de experiencia, pero esa sería su primera vez en el sexo anal. Trato de recordar un poco como era la preparación que se debía hacer antes de meterla, como había visto una vez en un video porno.


Abrió ambas piernas de Max, acomodándose bien entre ellas y observando el rostro rojo de este. Luego llevo tres dedos a su boca, lamiéndolos y lubricándolos bien. Una vez que sintió que estaban bien lubricados, lo saco de su boca y llevo su mano al trasero de Max para buscar su entrada para poder comenzar a meter un dedo. Max se sobresaltó al sentir el dedo de Connor meterse dentro suyo, pero se tranquilizó al instante y aguanto el dolor.


Al ver que Max se veía más relajado, metió otros dos dedos más, haciendo movimientos circulares y simulando embestidas con ellos, asegurándose de que la entrada estuviera bien abierta. Cuando ya sintió que estaba bien preparada, quito sus dedos de allí y agarro su pene, posicionándolo justo en frente a su entrada.


- Max, voy a meterla, así que tranquilízate ¿sí? – Max asintió y cerro fuertemente sus ojos. Ni bien recibió su respuesta, Connor comenzó a introducirse lentamente dentro suyo, sintiendo la calidad y apretada bienvenida que le estaba haciendo. Max gimió por el dolor que estaba sintiendo en ese momento y Connor decidió besarlo mientras acariciaba sus cabellos para calmarlo un poco.


Una vez que entro por completo, se tomó unos segundos de descanso, esperando a que Max se relajase un poco más. Connor estaba perdido, jamás había imaginado que sería tan placentero tener sexo anal, ni mucho menos imagino que se sentiría tan rico hacerlo con Max. Se veía muy adorable con cada expresión y gemido que hacía. 


Max comenzó a mover sus caderas, tratando de embestirse a sí mismo con el miembro de Connor, dándole así una clara señal de que podía continuar. Connor simplemente lo complació y comenzó a moverse dentro suyo, con embestidas lentas, tanto que parecía una tortura para ambos, pero lo hacía simplemente porque no quería lastimarlo, quería causarle placer no dolor. 


Las manos de Max se aferraban a las sabanas, sus ojos estaban cerrados, pero se podían ver unas pequeñas lagrimas caer por sus ojos. Connor mentiría si dijera que su rostro todo rojo y su boca abierta soltando gemidos no lograban excitarlo, ahora estaba más emocionado aun con la idea de cogérselo.


- ¿Te duele? – Le pregunto, deteniendo sus embestidas por un momento. Max abrió sus ojos y miro a Connor, llevo sus manos a su rostro y acaricio sus mejillas para luego darle un beso en los labios.


- No, me gusta… Quiero más. – Basto con recibir esa respuesta tan honesta para que pudiera continuar con embestidas más rápidas.


Podía ver como Max se retorcía en la cama por el placer y Connor no pudo evitar sacarse las ganas que tenia de morder su cuello y sus hombros, dejando marcas muy visibles en su piel. Era la primera vez que había disfrutado tanto tener sexo y no sabía si eso se debía a que era su primera vez con un hombre o porque se trataba de Max.


Las embestidas de Connor subían de intensidad y una de sus manos se encontraban en el miembro de Max, masturbándolo al ritmo de las embestidas. Max no para de gemir, se encontraba en medio de un orgasmo, cegado por el placer, apretando cada vez más a Connor dentro suyo mientras gritaba su nombre. Connor lo admitía, él también estaba en su límite.


Después de unas cuantas embestidas más, Max termino por correrse en la mano de Connor y este, al sentir como Max lo apretaba, también se corrió en su interior. Max sentía el seme caliente de Connor recorrer por su interior, razón por la cual llevo ambas manos a su rostro por la vergüenza. A pesar de que ambos acababan de terminar, aún estaban excitados y querían más, ese afrodisiaco era muy potente.


- ¿Max? ¿Puedo hacerlo otra vez? Aún estoy insatisfecho. – Le pregunto mientras lo abrazaba y hundía su rostro entre el cuello y el hombro de Max.


- Pero… y la tarea. –


- La dejaremos para después, tu solo dime si quieres más. –


- Ya sabes mi respuesta. – Le respondió mientras rodeaba su cuello con sus brazos y le sonreía. Ambos se rieron y volvieron a empezar con su juego de placer.


*-*-*-*


“¡Mendigo gato estúpido!” Pensó Sarah molesta mientras entraba por la puerta principal de la escuela. Sarah tenía unas inmensas ganas de matar a su gato Charlie después de haber escuchado su confesión. “¿Cómo se le pudo ocurrir mentirme? ¡Encima con esa poción!” Cuando leyó los efectos que tenía aquella poción que hizo, se quiso matar. La poción que le había dado a Ellen era una poción de atracción que con las feromonas que tenia de distintas criaturas provocaban un efecto afrodisiaco. “¿Cómo es posible que un libro de pociones para una bruja adolecente tenga tal receta? ¡Soy una niña pura e inocente!”


Sarah camino hasta llegar a un pasillo donde pudo ver a Ellen y a su novio hablando. “Genial, seguro que cuando entre al salón se quedará hablando y presumiendo sobre cómo fue hacer el amor con el capitán del equipo de futbol.” Pensó aún más molesta, pero algo andaba mal en toda esa situación, Connor estaba molesto.


- Juro que no entiendo de que hablas. – Hablo ella con un tono de voz desesperado.


- Si claro, sabes perfectamente que fue lo que hiciste. – Se rio con sarcasmo y luego volvió a poner su mirada dura. - No puedo creer que me hayas hecho caer en una broma de muy mal gusto. A partir de ahora no somos novios, terminamos. –


- Pero… yo…- Ellen no pudo evitarlo más y se puso a llorar, alejándose de allí lo más rápido posible para que nadie más la viese en ese estado. Sarah no podía creerlo, en un momento a otro, vio a Connor dirigir su mirada hacia ella, o al menos eso pensaba.


- ¡Max! – Sarah se dio la vuelta para ver a quien se refería Connor. Justo atrás de ella a unos pasos de distancia estaba un chico castaño, quien supuso que era un amigo suyo. - Ayer no pudimos terminar la tarea ¿Puedo volver a ir a tu casa? – Connor se acercó al chico y le hizo esa pregunta, haciendo que este se ruborizase.


- ¿Qué? Bueno… está bien. –


- ¡Si! Y luego de hacer la tarea, continuemos con lo que hicimos ayer. – Connor rodeo el cuello de su amigo con uno de sus brazos justo cuando le dijo eso.


- ¡Idiota! No digas eso en voz alta. – Fue lo último que escucho decir a ese chico castaño antes de que se fueran con una sonrisa pícara.


“¿Qué diablos pasó?” Se preguntó Sarah, al no entender que fue lo que paso exactamente. No le dio demasiadas vueltas al asunto y tan solo sonrió al ver que, al fin y al cabo, pudo ver a su enemiga llorar como una tonta. Llego a pensar que quizás si se estaba convirtiendo en una bruja mala.


Fin

Notas finales:

Dibujo de Bruja: CuLvpfmWAAAmB5-.jpg (900×1200)

Muchas gracias por leer! Recuerden comentar y agregar a sus favoritos si les gusto. Nos leemos en el proximo one short "Lícantropo/Hombre Lobo" Bay neee besos y abrazos!


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