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Mi pareja perfecta 2 por Brit

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Notas del capitulo:

Que taaal, al fin esa cena tan interesante ;D

Besos, gracias por comentar,

bueno a las que lo hacen :'c 

 

Gabriela:

El viernes llego al departamento y veo a Charlotte con un vestido oscuro bastante elegante. Me acerco a ella y me hinco en mi rodilla.

-Se mi novia por favor- Lloro de amor.

-Ya lo somos- sonríe.

-Te ves preciosa- digo poniéndome de pie y besándola con cuidado, es que se ve tan linda. - ¿Cómo te sientes?

-Un poco nerviosa, orgullosa, ansiosa, feliz, triste… - sonríe un poco llorosa, le acaricio la mejilla.

- ¿Por qué triste?

Se quiebra.

- ¿Porque no vienes? - me mira. Me da una pena inmensa verla así, trago saliva.

-Ya hablamos de eso. – Miro mis pies. No me parece mal que esté con su familia sin… ‘’incomodidades’’

- ¡Pero eres mi novia! - me dice llorosa. – Se supone que eres la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida ¿y no vas a estar en un día importante para mí?

- ¡Tú crees que no quiero! - me escandalizo, no estoy enojada con ella, estoy enojada conmigo misma porque no quiero ser egoísta, pero me re-jode la situación. -  Sólo quiero que estés bien con tu familia. Los necesitas…- La miro llorosa- no quiero alejarte de ellos.

- ¡Pero yo no puedo pasar haciendo todo lo que consideren ‘’decente’’ para complacerlos! ¡Mi padre no te dirá nada!

-No sé…- Dudo. Ella me mira, sabe que mi intención es que tenga el mejor recuerdo posible…

-Charlotte…

-No.- Se sienta- No iré a ningún lado si no vas conmigo. – Arruga su respingada nariz.

- ¡Qué! ¡Charlotte! ¡Tú irás! - me enojo.

- ¡No! ¡Y es mi última palabra! Vístete Gabriela. – Mira a un punto fijo.

Siento cosquillitas en el estómago.

- ¿Te he dicho que amo cuando te pones así? – dejo salir encantada.

-Ya lo sospechaba…- Murmura.

Me siento al lado, total aún nos queda tiempo y yo no demoro nada.

-Char- beso su mejilla.

-Espero que ni esté pasando por tu cabeza hacerme cambiar de opinión.

- ¿Y eso se puede? - sonrío.

-Imposible. - Me mira tan segura que me hace sentir orgullosa de ver en la mujer que se ha convertido. Tanto que hasta sospecho que tiene razón… doloroso para mi orgullo.

-Pero me pondré un poco al margen ¿está bien?

-No te esconderás detrás de una silla verdad- levanta una ceja.

- ¡No! - me río, aunque no es mala idea…- pero ya sabes, que estés con ellos primero, después de todo; te tengo para mí… toda la noche. Podríamos hacer algo- sonrío.

- ¿Cómo qué?

-Déjamelo a mí- Una cena romántica, oh sí.

-Qué miedo- se acerca y me besa.

Se separa y me mira tiernamente. Hasta que entrecierra los ojos.

-Vístete formal.

-Voy- sonrío a buscar algo formal en el baúl de los recuerdos. En el fondo debo reconocer que estoy feliz de poder acompañarla.

 

 

Noelle

Bien, son las 7:35pm llegué 5 minutos tarde a propósito. Me vestí como generalmente salgo con mis amigas; unos jeans, una polera clara y un sweater verde por si me da frio, aunque más que nada por precaución porque estoy muriendo de calor. Miro mis botines preciosos, recuerdo cuando Caro dijo que estaban pintados para mí. ¡Al fin alguien que te tome su tiempo para elegir!

Veo a lo lejos un auto que pasa muy cerca, pego un grito de susto. Se detiene y veo a Christine con una cara de cólera, tanto que en vez de ver el lujoso auto la quedo mirando.

-Pagarás por esto- murmura apenas. 

-Tú no me mandas- digo enojada con el corazón en la mano.

-Sube o te atropello.

- ¡Casi lo hiciste! - me espanto.

-Sube.

Respiro aireada y me siento al lado, me pongo el maldito cinturón y me cruzo de piernas sin mirarla. Como pudo hacer algo así.

-Ya sé que te cuesta eso de la educación…- le pego una bofetada con la izquierda, me he vuelto realmente buena en esto.  – ¡Agrh ya basta! ¡Deja de pegarme!

- ¡Eres una idiota! ¡Casi me muero! ¡Casi me aplastas los pies! - voy a entrar en pánico si sigo así.

-Noelle- se queja conduciendo- ¿Siempre eres tan emocional?

-Si. ¿Algún problema?

-No me interesa.

-A ti nada te interesa.

-Me interesa el hospital.

- ¿Para forjar tu reino del terror?

-Algo así, y cuando pase eso te recordaré.

-Ni sé porque estoy aquí.

-Porque eres una idiota. - Se detiene en una reja justo cuando le voy a pegar, sujeta mi antebrazo y se me acerca peligrosamente.

-Escucha. - Siento su respiración. - Pondrás de tu parte. Por algo me molesté en conversar contigo y espero que no le hayas contado nada a nadie.

-No perdería mi tiempo hablando de ti. – Digo incómoda mirando sus fuertes ojos verdes. – Pero no sé cómo vamos a pretender llevarnos bien.

Abro los ojos de golpe cuando su nariz acaricia la mía.

-Pórtate bien Noelle. - Susurra mientras la miro con ¡no sé qué cara tengo porque ni la siento! ¿Qué rayos fue eso?

-Terminemos con este infierno ya. - Digo alejando el rostro hacia atrás y tirando mi antebrazo, no me deja, la miro feo y me suelta con una mueca de burla.

-Para pegar tan fuerte tienes brazos débiles.

-Déjame. – Me sobo.

Se baja y habla por su celular, la puerta se abre y conduce.

-Bien- dice al cortar mientras miro la ‘’casa’’ con pavor. Es hermosa y enorme, el patio también, aunque me escondería en una esquina si se corta la luz.

Que estoy pensando, esto debe tener luz propia.

- ¿Tú también vives acá? - pregunto

-A veces, tengo un apartamento.

-Ah ¿Y te criaste acá?

-Sí, aún conservo mi habitación. 

-Que tiernos- Digo recibiendo un mensaje de Gabriela ‘’ ¡Ánimo!’’ niego con la cabeza. Pagarás por darme esa idea.

-Si te suena el celular durante la cena te apuñalaré con mis servicios.

- ¡Deja de buscarme pelea! - me enojo.

-Todo lo que haces me molesta.

-Perdón por existir- me quejo.

-Al menos pides disculpas. –La miro horrible.

-Le diré a tu padre que eres una bruja.

-Si es así date por muerta. – Expulso todo el aire de mi interior he inhalo para controlarme.

Cuando entramos una señora toma mi sweater, la miro con duda. ¡Mierda es el de la suerte! Luego sigo a Christine y nos recibe un hombre canoso, abraza a la perra esa y luego me saluda a mí, su mirada se ve despierta, intrépida como la de Christine y creo que también tiene mechones de cabello rojizo entre el canoso cabello. La verdad es un tipo con el que es fácil conversar, debe ser porque está acostumbrado a estas reuniones. Luego sale su madre, tiene el cabello más claro. Pero ya me di cuenta a quien se parece más, la molestaré si me sigue jodiendo la vida luego de esto, aunque ahora que lo noto, la frialdad la sacó de su progenitora y aun así es mucho más ‘’gente’’ que su hija. ¿O quizá ahora puedo hablar con cualquier ser humano tranquilamente porque ya conocí a una de las peores?

-Entonces, Noelle- dice el Sr. Edwards mientras comemos ¡Carajos que rico está! Lo miro afable, lo positivo es que, si le tomo atención, no veo a Christine y mi viernes tiene más esperanzas de ser un buen día, aunque debe estar atenta a todo lo que diré. - ¿Qué tal es Christine en el hospital?

JAJAJAJAJA ¡ES TU FIN PERRA!

No espera. Detecto una presencia maligna recordándome porque estoy aquí. Decido ser sincera, pero no tanto. Después de todo, aún me debe el casi intento de lesbianicidio.

-Hmm- empiezo pensativa, Christine del puesto de adelante me mira seria y arrepentida de no haberme atropellado. - La primera vez que la vi pensé que era una bruja- la acuso, su papá hace una mueca de sonrisa mirándola a ella y luego a mí- pero debo reconocer que siempre hace su trabajo, se presenta impecable y llega a la hora, se preocupa de que todos lo hagan igual, aunque a veces sea muy dura.

Quizá me echen a patadas, quizá no. Pero no voy a andar inventando tanta cosa. Me sorprende escuchar su risa grave, su madre la mira y hace una mueca de comprensión, mientras ella junta las cejas mirándome.

-Si me hubieses dicho que te cayó bien de inmediato y que era prácticamente un ángel te hubiese tomado por mentirosa y que Christine hubiese tenido algo que ver. – Se ríe bebiendo vino.

Sonrío tímida. Joder menos mal no me dejé llevar por sus extorsiones ¡Por que sí tuvo algo que ver!

-La verdad es que conociendo a Christine dudo que haya llegado con una sonrisa a trabajar, aunque lleva casi dos años ahí; que te dije de tu actitud. - la reprocha.

-No es mi culpa- se enoja bebiendo y mirándome, no sé cómo no se le rompe la copa.

- ¿De cuándo se conocen?

Nos quedamos quietas. Ah sí cuando le pegué en su consulta, no debo abusar de mi suerte, aunque fue su culpa no creo que a sus padres les haga gracia que su hija reciba cachetadas por parte de una trabajadora. Y sólo por pesada.

-Me derivó un paciente, soy terapeuta ocupacional.

- ¡Eso es genial! y…- mira a su hija- Podrías ayudar a Christine.

- ¡Papá! - lo mira indignada mientras se ríe.

-Yo también se lo sugerí. – Asiento feliz de que alguien también lo pensara.

- ¿Y cómo se llevan? Parecen tener bastante confianza.

Una confianza forjada después de tantos golpes…

-Hemos hablado a veces- Dice Christine—la encontré espiando mis pingüinos.

Me ruborizo.

-Es que estaban tan lindos- comento ruborizada bebiendo un sorbo de vino.

-Oh tenemos otra fan, deberías invitarla a ir contigo siempre que sacas fotos en el Zoo.

-No sé… no creo que quiera.

-Claro que quiero- sonrío con crueldad al sentir que puedo hacerle pasar un mal rato.

-No se hable más- dice contento. La miro creída. - Christine yo opino que te haría bien interactuar más con gente del hospital, eso influye mucho para que crezca este negocio, necesitas mejorar tu trato con la gente y yo lo sé y tu madre también. Además, Noelle no nos mentirá- me guiña el ojo, su madre sonríe.

-Me parece que tu amiga nos respondió con sinceridad, pero también tuvo consideración contigo. Así que aprovechen de pasar más tiempo juntas.

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO ¡¡¿Qué es lo que eh hecho?!! Me bebo toda la copa.

-Siempre y cuando a Noelle no le moleste- me mira él. Si claro viejo, eres el puto dueño del hospital y te llevaré la maldita contraria.

-No, no me molesta- sonrío convincente. Estupendo Noelle, acabas de firmas tu sentencia de muerte.

-Luego de eso respondimos más preguntas, aunque más relajadas porque ya había pasado lo peor.

 Me dio risa cuando terminamos, su padre y madre agradecieron mi visita, respondí dando las gracias y con un humilde ‘’no hay de que, estuvo muy delicioso todo’’ para enterarme que Christine estuvo detrás del menú.

- ¿Podrías mostrarle tu habitación? - sonríe su madre.

-Somos adultas mamá.

-Y trato de verlo- dice.

Sonrío, Christine es muy amada por sus padres. Me alegro por ella, aunque sea una bruja, pero todas las personas merecen ser bebés queridos, quizá así cambiaría este mundo.

Bueno menos Christine, cuando se es malvado como ella no hay nada que hacer.

-Ven- susurra, luego de que nos despedimos. La sigo a un ascensor ¡¿Qué ser humano pone un ascensor en su casa?!

Se detiene en una habitación y me empuja dentro.

- ¿Así que una bruja eh? ¿Te das cuenta que ahora tendré que molestarme en pasar tiempo contigo? - me dice acercándose.

-Sólo miente que lo hicimos. – Me levanto de hombros- Además salió bien, ¿de qué te quejas?

-No me dará el hospital hasta que ande sonriendo como una estúpida.

-Te verías más linda si lo hicieras- me enojo. 

Me mira, levanta una ceja y me pongo colorada.

- ¿Te gusto?

-No seas estúpida. Pero te estas ahogando en un vaso de agua.

- ¡Quiero ese hospital! - me grita, le doy una bofetada.

- ¡Tienes donde dormir, que comer y una familia que te ama! ¡Valora lo que tienes! - La miro horrible.

-Lo hago- me mira sobándose adolorida.

-Además, Christine- digo un poco complicada- tus padres te aman, te lo van a dar igual, sigas siendo una bruja o no. Aunque sería ideal que no lo sigas siendo.

-Lo importante es que hago bien mi trabajo.

-Derivando gente que no corresponde, haciéndoles pasar un mal rato.

-No lo hago seguido, sólo fue una broma… Pudo haber ido con la otra terapeuta.

-El destino sabía que te mereces unas buenas bofetadas – digo orgullosa. - Eres una persona importante, te observarán a donde vayas y para variar es inconfundible el parecido con tu padre, además si entras enojada y gritando es obvio que los trabajadores estarán nerviosos y harán todo mal, la gente se sentirá incomoda y preferirá atenderse en otro lado.

- ¿Ahora me aconsejas? Te recuerdo que hemos dado un lindo espectáculo de las veces que me has golpeado.

-Tú empezaste, mis pacientes me aman.

Me mira con el orgullo un poco herido, levanto una ceja.

- ¿Te estás preocupando por mí? - ¿Qué pasa por su cabeza?

-No. Por el hospital y los demás. – No tú.

- ¿Y si te echo?

-Buscaré trabajo en otro lado- su mirada se endurece.

-Tienes prohibido renunciar, además- pone un rostro aburrido- Tenemos que salir.

-No voy a salir contigo.

-No te estoy preguntando si quieres, tú me metiste en esto.

-Era para llevarte la contraria.

-Para mí que quieres pasar tiempo conmigo, no te culpo. – Sonríe desagradablemente- Y yo que había pensado en encerrarte en una pieza y apagar la luz.

- ¡Basta! - me enojo- ¡no más estupideces y ándame a dejar!

- ¿Qué? - levanta una ceja con crueldad.

- ¡Puta madre no me salgas con esto! - Voy a llorar.

-Nunca hablamos de que te vaya a dejar.

-Pero si acá no pasa transporte público ni nada- digo apenas. Sonríe y me mira con burla.

-Te jodes, me voy y si me violan quedará en tu conciencia. - Voy a la puerta y me sujeta haciendo que me pegue a ella.

-Tranquila- susurra en mi oído- ¿qué clase de anfitriona crees que soy?

-La peor- digo avergonzada de sentir parte de su cuerpo. – Y hablando de violaciones…- me suelta. -Gracias.

-Me diste lástima- bromea desagradablemente- Vamos, te iré a dejar. - Saca sus llaves.

-Gracias por traerme- digo de mala gana al frente de mi edificio.

-De nada- sonríe burlonamente- recuerda, viernes luego del trabajo, así que espérame.

-En tus sueños- digo saliendo.

-Lo harás. - Escucho antes de cerrar la puerta y largarme. Necesito descansar.

 

 

Charlotte

Durante la graduación lógicamente no podía estar al lado de mis invitados si no que a la de mis compañeros; con Andrea y Victoria, al llegar nos abrazamos llorosas. Al menos con Andrea no nos queremos despegar, es que es mi mejor amiga y mi confidente desde primero. Noto como Gabriela intercambia un frio saludo con mi padre y conversa con mi hermanita. Para mí esto es un ‘’todo controlado’’

 -Al final trajiste a Gabi- comenta Andrea bajito mientras escucha al decano hablar.

-La obligué, realmente no tiene sentido que no venga.

-Decidiste bien, aún recuerdo cuando nos entretuvo en primer año. - Se ríe bajito, sonrío enamorada. Estúpida Gabriela, la amo.

-Sí, sigue siendo igual de impredecible.

-Oye, veo que tus padres saben y que a Karen le agrada.

-Por suerte- susurro. - bueno mi padre está al margen como siempre y mi madre… ya la conoces.

-Es verdad… pero sigues siendo su hija y eres una buena chica. - Me acaricia el brazo.

Vibra mi celular.

Gabi ‘’ ¡Dile a Andi que la estoy mirando!’’

Se me sale una risa que rápidamente transformo en una tos.

Cuando se va la atención que pude generar por el ruido nos molestamos en tomar atención, nos van llamando adelante más un montón de fotos y formalidades, pero me alegra salir en varias con mi familia y con Gabi que primero me miraba algo perdida, pero que de todos modos me hace caso. Supongo que quiere que yo decida hoy... Es tan linda, aún recuerdo su graduación cuando la fui a ver y luego me metió al baño para ‘’darle la despedida a la universidad’’ pero esas son cosas que sólo haría ella. Al menos yo pienso dársela en casa.

 

Luego me despido de mi familia, mi padre me obsequia flores ¡qué lindo! Gabriela conversa con Andrea mientras abrazo a papá y a mi hermanita, le susurro al oído que siempre será bienvenida.

No sé si demore mucho en encontrar trabajo, Andrea quiere que estemos juntas. Pero los profesionales egresados de psicología aumentan cada vez más y hay que ser realistas, lo importante es que el contacto no se pierda. Además, ahora podré ayudar a Gabi a amoblar el departamento, sentirlo como algo nuestro; ya me sentía un poco mal con que me mantuviera… Aunque ella es así, nunca me reprocharía nada.

Me acerco a ella y la abrazo.

-Ves que tenía la razón.

-Sigues siendo mala en hacer preguntas- bromea abrazándome más fuerte. – Te lo advierto, el primer mes cuesta adaptarse.

-Pero te tengo a ti- sonrío.

-Siempre.

-Por cierto, tu mensaje me dio risa. Celosita- me separo.

-Jah, sé hasta cuantas respiraciones das por minuto- dice feliz.

-Que miedo.

-Lo sé- pone pose orgullosa- ¿Vamos a casa?

-Está bien… hace tiempo no usaba tacones- digo adolorida.

-Aaah- me recuesto en el sillón. Mientras Gabi saca unas cosas.

- ¿Vas a cocinar? - me sorprendo.

- ¡Déjame sorprenderte mi amor! - dice con actitud de princesa.

-Bueno si tú lo dices…- espero que sea para bien.

-Pensaste ‘’espero que sea para bien’’ verdad- me mira indignadita.

- ¡¿Cómo lo supiste?!

-Es que yo te amo- se me tira encima dándome besos- y no me desconcentres.

-Pero si no he hecho nada.

-Tú sola persona me desconcentra- me da besitos en el cuello y se levanta a cocinar.

- ¿No te molesta que me quede tirada un ratito? - Enserio me duelen los pies.

-Para nada amor- Dice en lo suyo.

-Sabes- comento- con Andrea queremos trabajar en el mismo lugar.

-Esa Andrea- bromea arrugando la nariz pelando papas. Me río.

- ¿Crees que sea posible?

-Hmm de ser posible lo es, quizá demoren. Pero no me parece una buena opción, ojalá tengan suerte.

- ¿Por qué lo dices?

-Con Vane también teníamos ese deseo, encontramos un lugar donde estaríamos juntas, pero nos pagaban algo menos que en los lugares donde solo querían a una; así que decidimos separarnos- hace un puchero- de todos modos, sigue siendo mi mejor amiga y nos vemos de vez en cuando... Igual que con Bob.

-Oh- murmuro pensativa. - Supongo que es inevitable.

-Bueno, tú y yo también tuvimos que estar separadas un tiempo, fue difícil, discutimos, pero nuestro amor es irrompible- dice feliz.

-Eran sólo peleas de ‘’te extraño’’- me río.

-Si- sonríe- Casi me morí esa vez que nos gritamos. – susurra.

-Me arrepentí al instante- Digo recordándolo, y fue básicamente por la rabia de no vernos, por el stress de la universidad y de que se vaya Gabi, ella por asustarse de lo que venía. Ansiedad porque sabía que estaríamos así bastante tiempo. - Te amo Gabriela- susurro.

Me sorprende sentándose en el sofá a nivel de mis caderas.

-Y yo a ti. - Me besa- al menos ahora puedo ver tu bello rostro mientras duermes, mientras comes, mientras respiras, mient…

-Ya entendí- me río acariciándole la boca. – Ahora discutimos porque dejas tu ropa tirada.

- ¡Amor estoy más ordenada! - recibe mis besos. - Y tú porque prefieres las cortinas cerradas, que tétrica.

-Déjame- gimoteo. - ¿No se te va a quemar la comida verdad?

-Nah, hay que esperar unos 15 minutos.

- ¿No fue tan traumante hoy?

-Hmm no, fue un poco incómodo decirle hola a tu papá- me mira- pero tu hermanita es simpática. Me recuerda un poco a ti cuando me mirabas como si estuviera loca por hablar tanto.

Suelto unas carcajadas- Es que de verdad mi cerebro no estaba acostumbrado a alguien como tú, nosotros con suerte hablábamos comiendo en mi familia, y tú ni ahí paras. De hecho, contigo descubrí que eso era entretenido y menos lúgubre.

-Oh lo siento. - Se ríe. - En mi familia nos suelen preguntar como estuvo nuestro día desde que somos pequeños, y como somos varios no parábamos de hablar. Aunque a mí me hacían callar y a Kate la dejaban tranquila.

-Es que fácilmente puedes conversar del almuerzo a la cena- la molesto.

-Si- me da besitos rápidos. - ¿Y a todo esto donde aprendiste a ignorar de puta madre?

-Hmm, ahora que lo pienso, papá es experto.

-Oh- Una olla hace mucho ruido y corre a la cocina.

 

 

Alejandra.

-Entonces ¿Qué opinas?

-Me agrada la idea- dice Kate comiendo- ¿Pero Sandra podrá?

Me río recordando la historia- de hecho, Fer no quería porque ella ya tiene 8 meses y había dicho que no y Sandra dijo que no estaba enferma ni mucho menos y que necesitaba una canita al aire. Al final dijeron que si, si hacemos algo en su casa. Bueno con ese patio no veo problema.

-Me parece bien, ¿segura que no le incomoda?

-No sé, nunca he estado embarazada. - Bromeo.  Kate niega con la cabeza con una sonrisa. -Quizá vaya a acostarse pronto.

-Ha sido complicado para ellas dejar las fiestas- dice más pendiente de la ensalada.

-Es verdad, pero Fer ya ha tenido varios sueños y pesadillas con la pequeña Samantha. –Kate sonríe con ternura.

-Mientras todo vaya bien… Me gustaría verla. - Sonríe a la nada. La miro un poco triste.

-Tu no la toques- bromea.

- ¿Qué? - digo despertando de mis pensamientos- por favor, con una bebé tendría más cuidado. – Le aclaro.

-Eso dijiste cuando se te cayó mi Tablet.

- ¡Mi amor perdóname! - lloro. Le compre una nueva, pero me arrepiento; tenía varios libros y casi lloré.

-Tranquila, tenía un pendrive; estoy preparada para ti.

-Igual nunca me habías mirado tan asesina.

Me mira asesina nuevamente.

-No me lo recuerdes. ¿Entonces cuando es?

-El domingo a las 5pm, quiero probar esa piscina otra vez. – Recuerdo cuando Gabi una vez las saludo y se lanzó con ropa. Y eso que había empezado la primavera.

-Es verdad- suspira Kate aireando su polera sin mangas. Me pilla mirándola.

- ¿Me estas mirando lascivamente Alejandra? - Bendito verano.

-Un poquito -me sonrojo. Sonríe.

- ¿Y que llevaremos?

-Humm, Angie dijo que llevará para comer, Elisa dijo cervezas y Fer ambas. Creo que Noelle llevará alcohol, Gabi y Charlotte aún no confirman. ¿Qué tal de todo un poco?

-Sí, suena bien. Quizás Fer se controle con el alcohol, pero las demás…

-Siguen siendo como esponjas- me río- como tú.

-Oye. - Bromea- No eh olvidado la apuesta, pero eres tan linda que no la he necesitado.

-Jah. - digo orgullosa.

-Pero mi instinto me dice que espere.

-Oush.

 

 

Angie.

Entro a casa después de trabajar y hablar por teléfono con Ale, veo algunas cosas de Caro y sonrío, al entrar en la habitación pego un grito de sorpresa.

- ¡Argh deja mi paz interior! - Se queja Caro con una crema verde en la cara.

-Al menos deja la luz prendida- me quejo.

-Es que así me relajo y funciona mejor.

Levanto una ceja incrédula y niego con la cabeza, me hace gracia verla con la boca estirada. Le doy un besito sintiendo un olor a yogurt y palta.

- ¿Cuánto tiempo debes estar con esa mierda en la cara?

Una vez durmió con una y fue horrible al día siguiente, me había olvidado. Sin contar el olor.

-Angie, tú también deberías hacerlo.

-Eh… no. El domingo harán algo en casa de Fer, dije que iríamos, ¿no hay problema verdad?

-No ninguno- sonríe con los ojos cerrados. – Sandra debe haberse puesto enorme.

-No le digas eso- me río.

- ¿Y cómo te fue con las putas de tu trabajo?

-Carolina, desde que vas nadie se ha pasado.

-No confió en la rubia.

-Bueno ahora que lo dices me pregunto si tenía Whatsapp. - Se incorpora horriblemente rápido y se le caen dos rodajas de pepino de los ojos.

Menudo desperdicio de ensalada.

- ¡¿Se lo diste?!- pregunta frunciendo el ceño.

-Le dije que no tenía.

-Tienes que decir ‘’No te lo daré porque mi novia te meterá una barra por el culo’’

-Es difícil ser un símbolo sexual- bromeo.

-Eres MI símbolo sexual.

-Creí que tendrías más confianza si te cuento todo.

-Angélica. - Se queja como siempre que me habla muy en serio o está enojada- Yo sé que no eres una perra calenturienta… Bueno calenturienta sí, pero no una perra.

-Gracias.

-Sí, pero no me gusta que te echen el ojo y menos que se te ofrezcan.

-Pero tú también llamas la atención- me sorprendo. - Eres hermosa…

-Te amo- susurra con una sonrisita- y desde que te vi se flechó mi corazón. - Recita recogiendo las rodajas de pepino.

-Cursi. – Sonreímos.

-Por cierto, mamá viene pasado mañana, quiere conocerte.

-¡¡¿Qué?!!

-Tranquila estará hasta el viernes, sólo son 5 días.

-¡¡¿QUÉ?!!

-No grites, le hará mal a mi cutis. - Se queja recostada

- ¡Pero Caro! A ver hazme un espacio – le pido y me siento al lado- tengo muchas preguntas.

-Pues no te cortes nena. - Bromea Caro.

- ¿Cómo es tu mamá? – Vamos a las preguntas difíciles de inmediato.

-Traaanqui, dice que mientras no seas una vaga no te matará, debe tener buenas expectativas si se queda 5 días. - Levanta los hombros.

- ¿Hace cuánto no la ves?

-Unos dos años.

- ¡Qué mala hija! - me espanto.

-Es que el tiempo contigo se pasa volando- se queja – además suelo llamarla y siempre anda ocupada.

- ¿Y cómo no me había dado cuenta que la llamabas?

- ¿Quieres que la llame cuando estamos juntas? Pervertida. – Se ríe- es que la llamo cuando estoy solita y no tengo nada que hacer, entonces ahí le hablo de ti y ella de sus ligues.

- ¿Ligues? - no sé porque di por hecho que estaría casada.

-Mis padres se separaron- dice con naturalidad, debió haber sido hace tiempo…- y mi madre lo tomo bastante bien.

-Ah en ese caso genial. ¿Se parecen?

-Humm el pelo solamente. - Sonríe y suena una alarma. - Me lavaré la cara, espera un poco.

-Por fin- susurro.

Llega luego de 10 minutos, se tira sobre mí y me abraza.

-No crees que deberíamos comprar cosas, ya sabes una cena- me levanto de hombros besándola.

- ¿Estás haciendo méritos? - sonríe juguetona.

-Si- le hago cariño- aunque si no le gusto te rapto- me río dándole besitos y abrazándola fuerte.

 

Al llegar el lunes me siento un poco nerviosa. Lo bueno de la madre de Caro es que llegará al mediodía, ya que hoy debo trabajar en la tarde eso me conviene mucho, aprovecho de conocerla. Espero que no sea desagradable o anticuada.

En eso suena el timbre y Caro va sonriente, se abraza con una mujer que se ve un poco más alta, la quedo mirando pasmada, está con tacones, pantalones de cuero, una blusa blanca y una chaqueta también de cuero afirmada en el antebrazo. En eso me mira y despierto.

-Ho…Hola- sonrío- un gusto conocerla. - La saludo. -Angélica.

-El gusto es mío querida, soy Catalina. A ver, que tenemos aquí, déjame ver- parpadeo mirando a Caro que rodea los ojos mientras su mamá me mira evaluativa.

-Carajos, buena raza ¿no tienes un hermano?

- ¡Mamá! - se queja Caro. Sonrío

-No, lo siento.

-Oh está bien- mira a Caro luego a mí.

- ¿Tienes que agacharte para besarla? - me río. No está haciendo ninguna de las preguntas que pensé que me iba a hacer…

-Un poquito. - sonrío ruborizada. -Nos llevamos como 20 centímetros de diferencia así que me inclino un poco.

-Madre santa. – Asiente mirándome - ¿Y dónde está mi nieta? - suelta un par de carcajadas. Miro a Caro con una idea a quien se puede referir.

-Atrás tuyo, en el sillón- suelta una risita al ver a la gata oliéndole.

-Oh mi bella Antonieta- la abraza- estás más guapa cada día. - Me río, debe ser una familia que ama a los gatos.

En eso ve a Juan en el sillón.

- ¿Y este pequeñín? - dice acariciándolo.

-Es Juan- sonrío viendo que también le hace cariño, hasta se presenta.  Me río con Caro, al ver a Juan juguetón, si a Juan le gusta la mamá de Caro, entonces debo estar tranquila…

 

 

Notas finales:

¿Cómo será esa salida de Noelle y Christine?

muahaha


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