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Mi pareja perfecta 2 por Brit

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Notas del capitulo:

Buenas mis amores, espero que disfruten el cap!

Quisiera aclarar que en este fic me sale que no he respondido 6 rw pero yo sólo veo 3. Son de hace algún tiempo sí. 

Besitos cuídense! 

 

Kate

- ¿Y quieres hacerlo ahora? – pregunta Ale sonrojada y sorprendida mirándome la boca.

-No- sonrío cruel- mañana. – Quédate con las ganas.

-Y ¿quieres hacer otra cosa? - me mira bajando la mano de mi trasero a mi entrepierna.

-Hmmm- sonrío, mueve las cejas- No.

- ¡Pero amor! - llora

- Es broma- digo subiéndole el pijama tortuosamente lento.

 

 

Charlotte

-Fue una buena tarde- se estira Gabi luego de que fuimos a comer unos helados. Claro salvo la vez que llegaron un par de chicos a coquetearnos.

-Exceptuando a los idiotas… si- digo, la verdad es que odio que molesten, más cuando estoy con Gabi.

- ¡Es el precio de la belleza en este mundo cruel! - recita, me mira del sofá- no todos pueden tener la suerte que tengo yo. - sonríe, es increíble que su hermosa mirada al verme no varíe jamás ni en lo más mínimo, aun cuando no tenga un buen día.

Me recuesto sobre ella.

-Ni yo- aclaro, acaricio su boca con la mía. Me encanta que sea tan amorosa conmigo, me invite a hacer cosas, y no deje de ser tan inquieta.

-Te amo.

-Yo a ti- me acerca de la cintura. – ¿Quieres empezar a hacer un hijo rubio? - bromea moviendo las cejas.

- ¡Que dices! - me río.

- ¿No los quieres? - hace un puchero.

- No lo sé, primero quiero seguir aprendiendo de ti. - La miro maravillada, me parece que es el primer paso para crear un buen ambiente, no quisiera recrear a mi familia, y a veces es difícil no traer la crianza con una misma.

-Pero también yo aprendo de ti- me mira coqueta mientras nos acercamos más en el sillón- Eres más ordenada, cocinas mejor, más tranquila y no sacas de quicio a nadie.

-Pero a mí me gusta que no seas tranquila- me quejo

-Y a mí me gusta que seas tranquila- levanta una ceja

-Bien.

-Bien entonces- dice creída.

- ¿Qué te crees? - me quejo en broma.

-Soy súper Gabi.

-No, eres mi novia. – La molesto poniéndome sobre ella y besando su cuello.

-Bueno sí- sonríe haciéndome más espacio, acaricio su estómago, bajo a su vientre y sigo bajando.

-Charlotte- suspira coqueta

-Creí que te encantaba que te hiciera cariñito- susurro repartiendo besitos por un lado de su rostro.

- ¡Claro que me gusta! - suspira- aunque si me acaricias ahí…- voy sintiendo como moja mi mano. La saco y me lamo los dedos, me mira ruborizada.

- ¿Quieres ir a la cama? - muevo las cejas.

-Vamos. - Dice de golpe.

La llevo y en la penumbra le quito la ropa, me agacho y comienzo a lamer.

-Oh- jadea- esto me recuerda a mi graduación.

-Si- digo apretando mis labios a nivel de su clítoris a lo que la oigo gemir- Sólo que tú estabas aquí, y yo estaba preocupada de que no me oigan.

-Y tiraste la cadena para que no te oigan acabar- dice Gabi con una risita acariciando mi nuca. Me levanto y me besa sacándome la ropa. 

-Tú y tus cosas- digo enamorada recostándola en la cama.

-El amor- suspira mientras me pongo sobre ella y la beso. Siento como me abraza- es tan rico tu cuerpo. – Sonríe – Y eres rubia natural- mueve las cejas.

- ¡Deja de molestarme con eso! - me sonrojo

 

 

Kate

Despierto con Ale abrazada a mí, huum se supone que tiene que hacer tooodo lo que yo quiera… Pienso malvada, observo su cuerpo enamorada. No siempre puedo mirarla, es algo más pudorosa que yo. A mí se me pasó el primer año de relación, pero ella siempre se cubre, es tan linda… eso me recuerda a que sólo una vez nos bañamos juntas porque íbamos a llegar tarde al trabajo. Fue genial… le hago cariño. Esperaré a que despierte, amo que haga el desayuno, suena a floja, pero yo prefiero ordenar mientras ella cocina, Ale odia todo lo que tenga que ver con ropa y el piso. Así que la verdad es que no nos costó congeniar cuando empezamos a estar más juntas, ahora que lo pienso ni siquiera hemos discutido realmente. Debo darle el mérito por eso. Mientras la acaricio le doy un besito. Abre los ojos y sonríe acercándome.

-Buenos días- susurra besándome la mejilla.

-Buenos días- le acaricio su suave trasero, aaaah bendito trasero. Creo que ya sé que pediré hoy.

-Tengo hambre- se queja- sé qué esperas a que haga el desayuno yo- dice creída.

-Es que me gusta que lo hagas.

- ¿A sí? - me sonríe sugestiva.  Levanto una ceja.

-Así no debería hablar mi esclava por un día- arrugo el ceño.

-Oh perdón mi amada Kate- besa mi mano- ¿Qué deseas desayunar? - bromea.

-Hmmm, algo dulce. Y que la cocinera no se vista- sonrío cruel.

- ¿Qué?

-Eso, que no te vistas.

-Pero Kate, ¡mis vergüenzas!

-No tienes nada de qué avergonzarte- además la conozco entera que se cree – Puedes usar sólo una prenda si te da frio pero que no sea como un vestido y un abrigo largo. – ¡Que así no la veo!

- ¿Una blusa?

-No seas aburrida- bromeo- es verano…- le doy una lamidita de cuello- ponte sólo un delantal.

-Grr – mueve las cejas- está bien. – Se incorpora- no mires…

- Te miro.

Se cubre el trasero y me mira sentida mientras pongo los ojos en blanco y me tiro a la cama.

Cuando empieza a oler rico me suena el estómago y me levanto. Veo a Ale concentrada y sonrío al ver parte de su traserito, me acerco y la nalgueo.

- ¡AUSH! ¡Carajos! ¡¿Kate?! ¡Qué susto me diste!

- ¿Quién más va a ser? - frunzo el ceño.

-Pero es que tus pasos ninjas no se oyen. – Me mira ruborizada. – y …Eso fue sexy.

La abrazo y le doy un besito.

-Es una de mis partes favoritas de ti.

- ¿Y cuál es tu favorita? - me pregunta curiosa  

-Tu mirada- me sincero, siempre que me mira así, siento que todo está bien.

-Es que te amo… Por favor amor, siéntese- dice cortés moviendo las cejas y haciendo a un lado la silla. 

-Gracias- sonrío, si sigue con lo linda me dará algo.

 

1 hora después:

-Ale, estoy tratando- jadeo- de leer. -Tenía que justo hoy hacerlo tan rico…

-Bueno tu querías- levanta una ceja indignada cerca de mi entrepierna.

-No me discutas- gruño.

-Me gusta cuando te pones mandona a veces y me miras con esos ojitos tuyos… pueden pasar de la rectitud absoluta a la ternura más bella. – Suspira mirándome y besa una de mis rodillas. - Ejem, ahora a mi trabajo- dice coqueta bajando.

-Ah, Ale- Cierro el libro y lo dejo en la mesita de noche. 

 

 

Angie

Estoy lavando la loza mientras espero a Caro del trabajo, aunque sale tipo cinco y son las cuatro y media…

Miro pasar por la ventana de la cocina a Ingrid, ella es mi vecina y amiga de hace años, así que no es raro que venga, aunque a Caro no le agrada mucho… al parecer viene apurada.

- ¡Angie! - me abraza, la abrazo con las manos llenas de espuma, así que trato de no tocarle el pelo.

- ¿Está todo bien? – esto es raro.

-No… - se separa un poco, tiene los ojos rojos – Joel me terminó.

-… - la miro. – Es un imbécil… ya encontrarás a alguien que te merezca- le sonrío.

 Ingrid es una buena chica, ha tenido sus altibajos (de los cuales me declaro culpable) pero estos años estaba comprometida con lo suyo.  Llora en mi regazo y recuerdo esos días cuando estábamos en preparatoria y nos besábamos ebrias, cuando nos alejamos en la universidad, cuando nos volvimos a acercar, hasta que dijimos que simplemente eso no era sano y cada una siguió por su lado, pero sin perder la amistad, me cuida la casa y a mi mascota, y yo al igual siempre que puedo la ayudo, como buenas amigas de años.

-Gracias Angie- se seca los ojos mientras acaricio su cabello. – Eres la única que nunca se ha alejado de mí.

-Por supuesto que no- digo orgullosa- somos amigas de verdad – digo feliz, quizá por cada cosa que pasamos no es la mejor, ese es el lugar de mi pequeña y sentimental Noelle; que es como la hermanita que nunca tuve.

-Si – sonríe- a veces pienso que me equivoqué… - La miro sin saber que decir, ya es tarde, fue mi primer amor, pero eso ya pasó hace años. Cuando conocí a Caro incluso yo ya estaba bastante bien con mi vida sentimental y ahora mi corazón sólo le pertenecen a ella.

 

-Chicas- escucho, Caro sonríe débilmente y me mira fijo, la miro frunciendo el ceño, no estamos en nada raro joder.

-Oh, hola Carolina- dice Ingrid secándose rápido las lágrimas- sólo quería conversar con Angie.

-Ahm está bien- me mira- me iré a poner más cómoda- asiento.

- ¿Te sientes mejor? – le pregunto, me mira fijamente y yo la miro interrogante.

-Si gracias…

-Si quieres conversar o quieres venir siéntete libre de hacerlo. – Le ofrezco, quizá a Caro no le guste, pero no hay malas intenciones.

-Gracias- me abraza- quizá… pronto, debo vivir mi luto- sonríe apenas. Nos separamos y suelta una carcajada al ver el sillón donde Juan está dormido patas arriba.

-Sin vergüenza. - bromeo

-Es porque tiene una dueña como tú que lo hace tan feliz- dice con ternura mientras yo sonrío algo azorada.

-No… no es para tanto- repongo.

-Créeme- sonríe yendo a la puerta, la dejo en el portón y se despide yendo a su casa.

Me devuelvo y veo a Caro sacándole fotos a Juan.

-Oye pero que galán- me quejo.

-A su dueña- bromea. Luego me saca una foto a mí.

- ¿Y eso por qué? - me acerco y me abraza del cuello. Nos miramos a los ojos y siento como mi corazón se derrite, mi Caro… es tan linda, sincera, apasionada, sensible y a veces algo infantil.

-Porque te amo- acaricia mi nariz tiernamente con la suya y yo sonrío besándola. -Espera. – se separa con una cara de indignación.

- ¿Si? – como se atreve a interrumpir el beso.

-No me dijiste yo también- mira a otro lado.

- Yo también- le respondo.

-Eso fue tan emocionante como decir ‘’ iré a comprar’’ -se devuelve por el pasillo, la abrazo por la espalda.

-Cómo te atreves a poner en duda mi yo también – bromeo bajando una mano por su estómago hasta el inicio de su pantalón de pijama. Se trata de alejar, pero la acerco y beso su mejilla. Enrojece, no puedo creer que aún le siga pasando, y me gusta tanto…

-No te creas tan fuerte, ahora también soy cool. – flecta un brazo en señal de fuerza.

-Tu siempre has sido cool.

-No te va a servir- suspira mientras bajo mi mano al punto preciso y la acaricio.

-Me pones tanto Caro- susurro en su oído, en unos minutos jadea y me deja el cuello libre, la beso saboreando parte de su sensual cuerpo.

-Ya detente- se queja mientras dobla un poco las rodillas. La sujeto de la cintura y caímos suavemente, se apoya de las rodillas y con mi cuerpo hago que quede recostada de estómago.

-No es… el mejor lugar- escucho mientras respiro en su oreja, con la mano que no la acaricio, dejo su trasero libre y entro suavemente.

- ¡Angie! – Exclama con los codos apoyados en la madera.

-Sólo déjate llevar, estamos cogiendo en un pasillo- susurro- ¿Y qué?

 Noto como se humedece.

- ¿Te gusta que te lo haga en cualquier parte? – digo más preocupada acariciar su interior. -Tu cuerpo no me contradice, pero tú sí. – Beso su cuello, ya sabía que le gustaba esto.

- ¿Y qué? - escucho luego de minutos. Vaya, así que entró al juego.

- ¿Cómo que ‘’qué’’? - digo rasposamente y con voz prepotente entrando fuerte.

- ¡Ah!

Noto su lubricación, y como se hace espacio para mí.

-Antes te dolía un poco, y ahora pareciera que no es suficiente ¿Me estas desafiando?

-No es mi culpa- gimotea. Sonrió sintiendo el placer de tenerla así, agrego un dedo más.

-Aaah Angie- dice con la boca entreabierta, su piel deja salir mucho calor mientras la cubro con parte del mío.

-Que despierta estas- digo con los ojos cerrados acariciando su vagina por fuera.

-No… no pares- ladea la cabeza con los cerrados, levanta el trasero

-Así- susurro extasiada, Caro eres tan… ¡¡¡arg!!! Como no se expresarlo con palabras aumento la intensidad de mis movimientos.

- ¡An!… ¡¡¡Angie!!!…- exclama luego de gemir una tras otra embestida mientras siento como se contrae, saco mi mano empapada y respiro en su cuello.

-Te amo Caro- suspiro girándola y observando su rostro mojado, tiene una mejilla roja, debe ser donde se sobrecargo en la madera. La beso bajando su ropa y sacándome la mía aun con ganas.

-Llévame a la cama- hace un puchero.

-Oh claro que te llevaré a la cama- dijo con una risita cargándola, la recuesto y seguimos besándonos mientras me acomodo sobre ella y me muevo suavemente.

 

Ale.

No puedo creer que me preste para esto, pienso llorosa mientras siento el culo arder. Estúpida vagina que aumenta mi humedad, no la culpo, es sexy que una mujer seria y tan bella como Kate te acueste en sus piernas y me dé una lección.

Pienso eso y gimo mientras su palma choca con fuerza.

- ¡Aush! – gimoteo, quedaré sin trasero. - ¡Ya! no merezco tanto por no dejarte leer- me quejo.

- ¿Qué dices? – pregunta Kate- siento tu humedad en una pierna.

¡Qué vergüenza!

- ¡Nunca me habían hecho esto!  - escondo mi rostro en el colchón mientras me llega otra palmada.

- Aquí falta algo de madera. – escucho apenas, abro los ojos de golpe.

- ¡Oye ya pagué mi deuda! – me ha golpeado (sexymente) ha hecho que le chupe lo que no tiene nombre (sexymente) me ha desvestido (sexymente) ¡¿y ahora esto?!

En eso vuelve con una cuchara de palo, una plana.

-Ay mamá- me aterro. – Esto es algo que nadie tiene que saber… -Digo humillada mientras Kate se recuesta sobre mí.

- Tú crees que tengo interés en promocionarte con alguien? - escucho mientras siento un besito en la mejilla. – Me gusta que seas tan entregada.

-No sabía que tenías ese sadismo en tu interior- reclamo mientras se sienta.

- No lo tenía, es la primera vez para mí.

- ¿O sea que saco tu lado oscuro? – pregunto mientras me acaricia el trasero, sonrío relajada y siento la madera en toda una nalga. - ¡Ah! ¡CARAJOS! – lloro.

-Amo tu trasero- deja salir en un jadeo.

- Entonces déjale la forma al menos.  – lloro más.

- Oye yo sé lo que hago. – Me llega otro golpe. Me arde, me duele, estoy desnuda, entonces ¿por qué me gusta que Kate lo haga?

5 minutos después.

-Ale... – escucho a Kate recostarse al lado mío, se quita la ropa y la miro mientras me gira y me besa poniéndose sobre mí- eres tan linda.

Claro, estoy desculada.

-Te ensañaste- sentencio mientras siento las sabanas escocer mi pompis. Eleva un poco mis piernas y entra en mi sin dificultad.

-Estoy tan húmeda – reconozco sintiendo estremecimientos y el suave movimiento de la cama.

- Pervertida, no sabía que te gustaba esto- dice Kate perdiendo un poco de delicadeza en sus movimientos.

- ¡Ah! Kate… – beso su cuello y me afirmo en sus caderas-  no me gustaba, pero … eres tú.

Nos miramos y Kate se inclina besándome, se separa un poco sintiendo cerca de su oreja mis llorosos quejidos.

 

 

Christine

Llego al trabajo el lunes, recuerdo este sábado cuando desperté con Noelle, sonrío caminando a mi consulta ignorando las miradas curiosas. Llamo pacientes y casi al medio día me percato que la puerta de Noelle está cerrada y no entra ni sale nadie; al lado veo a su amiga despedir a una paciente.

-Oye- Digo con malestar, en eso veo su cara sonriente ajena a mí, ensoñada mirando a la nada- ¡Despierta! – exclamo sin paciencia.

- ¿Nunca el sólo recuerdo de alguien te ha hecho sonreír? - suelta un suspiro y se gira a mí- ¿Qué quieres? –me mira burlona.

-Ya sabes a lo que vengo.

-Se te perdió Noelle- dice con expresión coqueta. –Hmm es posible que sepa que le ocurrió- mira sus uñas.

- ¿Quieres seguir trabajando aquí? - la amenazo.

-Te acusaré a mi gran amiga Noelle, y ella te odiará- me mira- ¿Quieres eso Edwards ah ah?

-Tsk, sólo dime dónde está…- pero que persona más jodedora.

Me mira evaluadora.

-Se tomó el día libre por una gripe, ella no es así, sólo lo hace cuando no se puede ni levantar de la cama.  – Se levanta de hombros.

-Hmm

- ¿Aún estás acá? - me mira- reacciona y ve con ella, todos sabemos que te gusta. - Enrojezco.

-Si voy… ¡Y no me des ordenes! - pone los ojos en blanco y dice el nombre de un tipo de su lista.

Voy a mi mesón y saco algunas cosas, tomo mi bolso y salgo.

-Deriva mis visitas a la Dra. Verónica- digo a la mujer de la entrada que asiente de inmediato.

Subo a mi auto y llego a su edificio, no sé qué miran los del estacionamiento, ¿acaso nunca han visto un Aston M.? Mi padre tiene autos mejores. Bah.

Entro como si fuese mi casa, y sólo recibo miradas de duda, seguro que el portero no quiere problemas y supongo que no duda que puedo permitirme un apartamento aquí.

Mala seguridad.

Toco la puerta del apartamento de Noelle. La abre y la veo con un pijama verdoso y una bata celeste.

- ¿Qué haces aquí? - pregunta sorprendida con la cara afiebrada.

-Médico a domicilio. – Se hace a un lado. Se espanta cuando saco una jeringa y una ampolla con medicamento.

-NO- dice de inmediato- ¡Prefiero morir! … además no te mostraré el trasero.

-No seas idiota- me enojo con ambos en la mano- te recuperarás más rápido y no faltarás al trabajo.

-Ah ya veo, no tienes a quien molestar. Bien, guarda eso, me tomaré el tiempo que mi cuerpo necesite- la miro sin entender su actitud, es lo más práctico.

- ¿Y qué has tomado?

-Limonada. - La miro como si fuera idiota, saco unas pastillas.

- ¿Ustedes no saben de cosas naturistas? - me mira indignada.

-Tranquila, ningún animalito murió por esto. - Que yo sepa…  

- ¿Estás segura?

-Si. - Digo con toda la confianza.

-E… está bien – Debería sentir un pequeño pesar… pero quiero que se mejore.

Las toma y se recuesta.

Toco su frente, ella sigue con los ojos cerrados, carajos está ardiendo.

- ¿Cómo es que te resfriaste así?

-Soportarte me bajó las defensas- susurra. - ¿Cómo supiste que estaba enferma?

-Siempre lo he sabido- bromeo.

-Dame un respiro- se queja mientras me siento al lado.

- Tu amiga la insufrible me dijo. –Le respondo.

- Gabi- se ríe bajito y se tapa para toser- deberías volver al hospital- abre apenas los ojos, la miro atenta- Te voy a contagiar- susurra cuando estoy a un palmo de su boca, pero se queda con lo demás cuando la beso.

- ¿Qué significa eso? - me mira tiernamente.

-Que no me digas lo que tengo que hacer- murmuro mirándola a los ojos. Se ríe negando con la cabeza.

-Tú morirás pesada.

-Lo sé.

-Gracias- dice de repente, me sonrojo un poco.

-No hay de qué. – Me enojo conmigo misma por no saber expresarme bien.

- ¡Noelle! …- digo en un choque de adrenalina y sinceridad, sin embargo, veo su rostro apacible. ‘’Se durmió’’ pienso apesadumbrada acariciando su mejilla, sonríe débilmente y duerme con la boca entreabierta. Me río, veo la hora y aprovecho de cocinarle algo.

 

Martes

Camino rápidamente, se supone que debo estar atendiendo a las 8.30 y son las 8.25 ¡maldita sea!

Llego justo y soplo quitándome mechones de la cara, en eso la puerta se abre y antes de que grite enojada siento que me abrazan, miro tras mi espalda a Noelle y automáticamente mis labios forman una sonrisa.

-Estas cosas no se hacen en el trabajo- Bromeo, claro no sabré yo lo que es molestarla.

-Tu siempre lo haces- dice cediendo un poco mientras me giro, la abrazo y acaricio su castaño cabello. - Ayer creí que había soñado que venías a verme hasta que vi el almuerzo- dice con los ojos brillantes.

-Sólo fue una visita por vocación.

-No te hagas- me da un besito en el cuello, se siente tan agradable la cerco más y nos besamos.

Acaricio su cintura… y siento a Noelle acercarse más a mí, respiro ansiosa entre besos.

- ¡Dra. Edwards la lis…- miramos a la enfermera, entrecierro los ojos.

-Yo sólo… ¡pasaba por aquí! - cierra la puerta.

-Deja de intimidar con la mirada.

- ¡¿Acá nadie sabe tocar una maldita puerta?! – me quejo- ¿Y tú? - Noelle me mira dudosa. - ¿No te sientes mal verdad?

-Sólo un poco, estuve más mal el domingo y lunes.

-No me hagas pincharte el trasero.

-Eso es porque quieres verme el trasero.

-No lo voy a negar. – Le digo sin ninguna expresión, enrojece. -Si te sientes mal ven a verme.

- ¿Estás segura de que podrás ser profesional?

-Bueno si te duele un poco la garganta es necesario que te desnudes y te sientes en la camilla.

- ¡Idiota! - escucho mientras se cierra la puerta fuertemente; me río y voy a buscar la lista.

 

Alejandra.

-Yo sabía- me mira Nicole impresionada.

- ¡Cállate! - exclamo roja - esto no tiene nada que ver con … eso.

- ¿Entonces porque te duele tanto sentarte?

Maldita sea, que le digo.

A)     Que me gusta por detrás

B)     Que Kate me golpeo el trasero mientras yo me mojaba.

C)     Alguna mentirita.

 

-Es que me caí de culo el otro día y ahora tengo un poco morado. – Aclaro mientras escribo unas cosas.

-Ale… no te creo – dice Nicole.

- ¡Aish si no me crees pregúntale a mi novia! - Me enojo, Kate sirve para estas cosas, además no estoy de humor; me duele el culo un montón y a la vez me recuerda todo lo que hicimos y me dan cosquillitas. Esa dualidad me pone de pésimas. 

- ¿Me lo estás sacando en cara? - se queja.

- ¿Qué cosa? - levanto una ceja.

- Que tienes novia- hace un puchero.

- Claro que no, eres una mujer hermosa, no deberías preocuparte por eso- Muevo una mano despreocupada más pendiente del computador, apuesto a que le va muy bien y todo eso.

- ¿Tú crees? – la escucho preguntarme.

- Si, no tienes que dudarlo, eres muy linda y agradable, de seguro alguien se dará cuenta y si tiene suerte, te gustará.

- ¡Graaacias! - dice feliz dándome un abrazo rápido por el cuello y saliendo a almorzar.

Sigo escribiendo lo último y siento ese aroma y ese tacto que amo en mis hombros, hasta que sus dedos me apuñalan.

- ¡Ay! ¡Aush Kate! -  la miro indignada, pero ella me mira peor. Pongo cara de entre duda y tragedia.

-No pongas esa cara de idiota. – Se cruza de brazos. – Maldita coqueta- masculla por lo bajo.

- ¿Perdón? – digo mirándola. - ¿A qué te refieres con eso?

Se inclina y su rostro queda cerca del mío.

-No hace falta que le lamas tanto el culo a Nicole.

- ¡No le estoy lamiendo el culo! Somos amigas- aclaro. – Y no hables de culos.

Sonríe, aunque sus ojos siguen algo fastidiados.

-Si te pillo de nuevo quizá de verdad no puedas sentarte.

- Pero ya pasaron tus 24 horas, así que puedo hacer lo que yo quiera. - Me mira desafiante y la miro igual.

-Te reto – entrecierra sus sensuales ojos provocándome cositas.

- Ya verás cuando lleguemos hoy- sonrío encendida.

- Quisiera ver eso- me mira con desprecio fingido y se va a comer.

Apago las cosas pensando ‘’ya verás Kate’’ mientras me palpita algo…  y no es el corazón.

Cuando entramos al depto. Nos ensartamos en una especie de lucha por quitarle la ropa a la otra, arrincono a Kate a la pared y le termino de quitar lo de arriba y ella a mí, sonreímos sintiendo la libido a flor de piel, cada toque de nuestros cuerpos es una dosis de deseo, hasta que me empuja a la alfombra y se pone sobre mi besándome y quitándome el jeans, cuando lo logra, la giro y la miro retadora mientras apenas le bajo la ropa con impaciencia,  la empiezo a penetrar sin ninguna contemplación sin dejarla actuar y sonriéndole cada vez más sudada. Ella no se queda atrás, cierra los ojos abrazándome, es mi turno de escuchar sus suaves quejidos cerca de mi oreja. La beso sintiéndome más enamorada que nunca.

 

¡Mi sensual venganza!

 

Al día siguiente  

Alejandra

Miro pensativa a la pantalla de mi ordenador, no sé…  Dentro de un mes y algo, cumpliremos 4 años con Kate, suspiro, y aunque nuestras citas, vacaciones, regalos y noches de pasión han sido lo máximo, no puedo caer en la monotonía.

Además, lo hemos hecho tanto, sonrío mirando la pantalla. Tengo un plan en mente, un plan que nunca en mi vida había pensado, pero tampoco antes me había sentido así, es que la amo tanto, suspiro de nuevo. Es que creo que no me alcanzaría una vida para seguirla amando.

Antes de almorzar tomo mi celular. Estoy segura que Gabi come a la misma hora, mis mangoneadas amigas están muy ocupadas, al menos Fer nos avisó que fuéramos a verla dentro de unas semanas, que ya estaban más acostumbradas y que tenía mucho que contarnos, diablos, ya quiero ver a la pequeña Sam.

- ¿Alooo? – escucho un canturreo como saludo.

-Gabi, hola, ¿estás muy ocupada?

-No para mi cuñada favorita, ¿Qué ocurre?

-Hmm, ¿podríamos vernos? – ¡quiero contarle personalmente!

- ¡Creí que eras diferente! – escucho, rodeo los ojos. – no te basta con una ¿ahora quieres a la hermana? ¡Arderas en el infierno! ¡serpiente traicionera!  - recita en tono de teleserie. – Pero bueno. ¿Cuándo?

-No me seas tan idiota. – me quejo- huum ¡mañana! A las 6 en la entrada del mall.

- Okeeey ¡Nos vemos! Besos- escucho el sonido de unos besos al aire y corta.

- Hehehe- sonrío ganadora. Me sirvo y me siento al frente de Kate, Leo y Valentina que ya comían.

-Ale, tenemos que hablar.

-Yo no fui- digo comiendo, escucho unas risitas.

-No, no es algo malo- la miro sonriente- es que Leo me dijo que habían planeado unas vacaciones y nos incluyeron… y me avisó recién- lo mira con reproche.

-Las llevo llamando hace semanas, pero no contestan el celular- la mira igual - ¿Qué hacían?

Enrojecimos.

-Eso lo dice todo- dice Valentina, Leo se ríe.

-Ya saben calenturientas, ¿irán?

Kate me echa una mirada.

-Es dentro de un mes. – Dice. La miro, seguro estamos pensando lo mismo, esto cambia un poco mis planes…

¡Pero se me ocurrió uno mejor!

-Yo digo que está bien, ¿A ti te parece? – Le guiño el ojo.

-Si- sonríe. –Vamos.

- ¡Muy bien! -celebra Leo – tenemos que recuperar tiempo de hermanos- mira a Kate haciéndose el desvalido, ella niega con la cabeza- Gabi me confirmo ayer. Así que vamos todos.

-Genial- dice Kate comiendo.

 

Una hora después

-Ale… - me ataja Kate

- ¿Hmm? - digo apoyándome en mi mesón.

-No te molesta, ya sabes- se acerca- es nuestro aniversario…

-No. - Tomo su mano y la entrelazamos- la gracia de los aniversarios es que estemos juntas- me acerco- aunque tendremos que controlarnos- bromeo, se ríe bajito. – A mí no me molesta- le doy un besito.

-Me gustas Ale- descansa la cabeza en mi hombro.

-Oh, es bueno saberlo después de casi 4 años- me río.

-Ya sabes, tu forma de ser. – se ríe bajito. -Sabes que te amo.

-A mí me gusta la tuya- la abrazo.  – Y te amo también.

Nos quedamos así un rato.

- ¡Oigan ustedes relajen el amor!

-Envidiosa- bromeo a Margaret.

-Oye si tengo a mi caballero, que no baja la tapa del W.C – lo mira horrible.

-Sólo fue una vez- reclama Peter sentándose, nos separamos.

-Nunca lo olvidaré- suelta unas carcajadas y sigue en lo suyo. 

-Nos vemos- Kate trata de esconder un puchero, observo su silueta delgaducha al caminar, y me siento en mi mesón.

¡Por qué trabaja tan lejos! ¡Kate amor! ¡Vuelve!

 

 

2 horas después.

Nos tiramos a la cama y nos damos muchos besos.

-Te extrañe- gimoteo.

-Pero fueron dos horas- sonríe con los ojos cerrados. Me llega su respiración. - Yo también te extrañé…

-Ves, sólo tenías que admitirlo- digo con superioridad.

-Alejandra. – dice en tono de reproche. -Dame un beso- nos reímos y nos besamos un rato. 

Terminamos quedándonos dormidas y despertando en la noche con frío.

 

 

Christine.

- ¡Carajos! – dejo salir. Me miran raro, pero no me importa, mi padre me jodió el viernes con su cena estúpida. La única vez que no me aburrí fue con Noelle, y es porque estaba pendiente de que no lo echara todo a perder. ¡Espero que sea para darme ya el maldito hospital! recuerdo habérselo pedido de niña, adolescente y adulta, y me dijo que lo haría cuando menos me lo espere.

Agrh, lo he esperado tanto que se puede ir al demonio.

De todos modos, tengo que llegar a las 7pm. así que tengo una hora y algo si acelero un poco más, camino rápidamente a mi auto, en el camino me encuentro a Noelle y la agarro de la cintura, abro la puerta, la lanzo adentro y me siento al lado en los asientos de atrás, cierro la puerta con tranquilidad.

- ¡Ay! ¡podrías simplemente haberme dicho que querías que me sentara acá!, lo vienes haciendo hace semanas- se queja enojada arreglándose la ropa. - ¿Qué quieres hacer hoy?

-Hoy no podremos. Papá me llamó y tengo que ir a casa.

-Pudiste habérmelo dicho afuera y no encerrarme como una delincuente. – Levanto una ceja aburrida. – Enserio, quizá alguna vez venga la policía por secuestro y tengas lo que te mereces… - empieza, rodeo los ojos – Ya veo los noticieros, cualquiera que vea tu cara no defendería tu inocencia – asiente por lo que dice- además…

- ¡Noelle! - digo con urgencia, me mira sorprendida- tenemos 1 hora, cierra la boca y bésame. – La acerco de la cintura mientras me abraza por el cuello y me besa. La acaricio mientras las estupideces que íbamos a decir dejan de tomar protagonismo y aumentamos gradualmente la velocidad, se aleja un poco y me acerco más, hasta que queda recostada en el asiento de al lado.

-Nos verán – masculla ruborizada.

-Son vidrios polarizados ¡¿Qué acaso no los viste?! – me enojo. Traje este auto exclusivamente para esto. Bueno… el plan era estar más tiempo. Gracias papá.

-Prácticamente me lanzaste adentro… y ¡Oye! – gime aireadamente sintiendo mi respiración en su cuello.

-Cierra la boca Noelle – suspiro lascivamente y besándola con suavidad.

-Ah…- suspira bajito al sentir mi boca en su piel- no pidas lo imposible –dice apenas. Suelto unas de carcajadas y nos seguimos besando.

Siento su lengua y dejo salir un jadeo, es que hasta para hacer eso es tierna, ¿cómo rayos le hará? Apoyo mi cuerpo en un codo y empiezo a acariciar su cintura y a acercarla a mí. Noto su mano bajo mi ropa, me acaricia el vientre y me muerdo el labio.

-No hagas eso.

- ¿Por qué? - me mira coqueta y sonrío observando su rostro.

-Porque me pasan cosas- bromeo. Bueno ni tan broma, no me enojo si baja la mano. La sigo besando y acaricio su estómago, subo y siento el inicio de su sujetador. Diablos, quiero tocarle una…

O dos si no se enoja.

Siento su húmeda y caliente lengua en mi oreja, cierro los ojos y me aprieto más a ella.

-Tócame- susurra.

Si existe alguna divinidad… aunque no soy creyente… ¡gracias!

Subo mi mano traviesamente bajo su única prenda que me separaba de sentirla. Mi palma se frota en uno de sus senos, ah… que suavidad, que sensación, tengo que reconocer que tienes el primer lugar Noelle. Por esta vez soy una perdedora afortunada.

-Tú también puedes tocarme ya sabes…- digo con la voz un poco más agitada besándole el cuello y deslizando mi mano.

- Pero si te he estado tocando -bromea mirándome lujuriosamente.

-Ya sabes a que me refiero. - ¡Tócame la entrepierna mojigata!

Se acerca a mí y me besa al mismo tiempo que su mano se cola entre mis piernas y hace presión hacia arriba.

-Ah…-  las separo un poco. -Diablos…

-Sabes, puedo sentir tu calor – dice dándome besitos cortos y libidinosos mientras me acaricia.

- ¿Qué esperabas? Soy un ser humano. Perfecta, pero humana. – Digo con una sonrisita chupeteándole el cuello.

-Cállate- suspira. 

Nos besamos un rato, hasta que suena mi alarma.

-No.- Digo enojada.

-Christine- jadea Noelle con ambas manos en mi abdomen. - Dos cosas.

Le beso el cuello y me acaricia la espalda baja.

-No me ignores. -Se estremece cuando le doy una mordidita.

-Ya. - me separa de los hombros con los ojos cerrados.

- Quiero estar contigo – digo seria- no iré.

-Irás, es una falta de respeto faltar si te comprometes- rodeo los ojos.

-Si mamá.

-Jodete, y segundo. -Veo su rostro algo enrojecido. -Las ventanas están empañadas.

-Empañémoslas más- sonrío.

- ¡Gobiérnate! – me mira horrible. Me siento al lado. – Y por cierto la última vez que toqué tú pantalón estaba un poco húmedo, me imagino que querrás cambiarte.

Enrojezco.

-Está bien -mascullo, hasta que recupero mi orgullo- pero si resulta una cena estúpida me escabullo y te raptaré de verdad.

-No hace falta, hoy no haré nada. ¿Puedes llamar como persona normal? - arruga el ceño.

- Maldita sea- me enojo. - Bien, me largo, ahora vete.

-No voy a bajarme aquí. – me mira con tragedia- ¡me da vergüenza! Estoy segura que vieron cuando me metiste a la fuerza.

Sonrío cruel. Es mi momento.

-Bájate Noelle, si llego tarde será por tu culpa – digo inocentemente, si pudiera reírme…

- Te jodes.

- Sin respeto- me enojo. Abro la puerta y salgo, me siento en el de al frente.

-Pudiste pasar por el espacio de en medio…

-Eso es ordinario- comento saliendo del hospital. – ¿Entonces adonde te llevo? -Bromeo.

- A la casa de una nueva amiguita.

Detengo el coche de golpe y siento el cuerpo de Noelle chocar contra el asiento de al lado.  

-Que amiguita – Susurro fingiendo tranquilidad a punto de romper el vidrio de un golpe.

- ¡Imbécil! – escucho de atrás- pudiste haberme matado.

- Bien, te llevo a tu apartamento- la ignoro.

- ¡Agrh!, no sé qué te veo. – se agarra el cabello.

- ¿Es una broma? – ironizo. – Mírame, estoy buena.

- No estoy tan vacía como para fijarme sólo en tú aspecto físico.

- Entonces que cosa psicológica te gusta de mí. - ironizo.

-Tu seguridad. – levanto una ceja

-Eso no me lo esperaba… - comento.

- Que seas apasionada, te gustan los animales… siempre estás pendiente de mi…

- ¡No te creas tanto! -grito sintiendo la cara arder.

- ¿Me negaras que siempre que dices un nombre de tu lista miras mi puerta? Un pajarito me lo dijo.

- ¡Cómo odio a tu amiga! – sigo gritando en el estacionamiento. – Dile que se puede joder bien jodida. – Maldita peli castaña, ¿¡cómo era que se llamaba!?

Se ríe me abraza del cuello por el asiento y me besa la mejilla, me giro y me da un besito.

-Cuídate, nos vemos.

-Te llamo. – Digo a mi pesar.

- Está bien… - Sale, le echo una ojeada a su trasero y conduzco a casa de mis padres. 

 

Notas finales:

Amo a mis personajes jaja <3


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