Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi pareja perfecta 2 por Brit

[Reviews - 158]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola! disculpen la demora, pero estas fechas me han mantenido muy ocupada. Y la verdad no tenía el ánimo para escribir. (soy una sensible... okno)

Espero su compresión y sobretodo, que disfruten este cap. porque queda MUY poco. 

besos, nos leemos en el penúltimo o último capítulo (depende de como se desenvuelva todo)

Siento un mareo y una nube pasa por mis ojos. Me sobo los parpados.

-Creo que fui algo efusiva… - dice Kate tomándome del codo y sentándome del sofá.

-Algo- ironizo. Mi corazón late a mil por segundo.

-Las mejores decisiones salen así.

-Me extraña que tú digas eso. – La miro y noto sus ojos brillantes.

-Cuando te besé por segunda vez lo hice a instinto.

- ¿Y valió la pena? -bromeo.

-Cada mordisco- me guiña el ojo.

-Jajaja ¡Oh! ¡Mira la hora! debo ir a comprar cigarros...

-No trates de arrancar- pone una mano en mi muslo- y tú no fumas.

-Pero podría intentarlo…- puaj.

-No me cambies el tema - en eso coloca una cara triste- creí que también querías Ale…

Estúpida y lastimera Kate.

-Si… - ¡dios mío un bebé y el matrimonio al mismo tiempo! Y ya compré el anillo ¡No puedo posponerlo! Inclusive estoy en trámites de vender mi antiguo apartamento.  Carajos se supone que lo dejaríamos si aceptaba para 10 meses más. Pero en 10 meses si todo sale bien estaría prácticamente dando a luz ¡Pasaré la luna de miel cambiando pañales! ¡Y diablos! Ya estamos planeando todo a escondidas de Kate.

Mi vista vuelve a nublarse.

-Ale que ocurre.

-Fue… un poco precipitado. -Piensa Ale ¡piensa!

-Te ves ahogada.  – Me mira como si le hubiese negado algo importante, me siento horrible, tomo su mano.

-Si tú quieres que sea ahora… será ahora. - ¡Que dijiste Alejandra!

-Pero ¿y tú?

-Nada me haría más feliz. - ¡Stop!

La sonrisa de Kate hace que se me pase absolutamente todo.

Se adelanta la boda. Caso cerrado.

-Sabes, investigue un poco… -así que no era la única haciendo cosas a espaldas de mi novia - Y no es tan caro.

-Si claro, más que nuestro sueldo…

-Tenemos ahorrado Ale déjame terminar- me pellizca.

-Aush, ¡maltrato a la mujer!

-Cállate- se ríe. - En fin, probemos la más común, es más barata. Quizá tengo la fertilidad de mi madre.

-Que es bastante- bromeo, me da un codazo.

-Cómo sea, te digo ahora, porque después de los 35, será menos probable – su rostro se apena- y ya tengo 33.

-Oh mi amor, no te preocupes. – La abrazo- Será un bebé hermoso.

- ¿Tú crees?

-Por supuesto – la beso. – Sobre todo si se parece a ti.

- ¿Me estas coqueteando? – me mira coqueta.

-Siempre – sonrío- sólo prométeme una cosa.

- ¿Qué cosa?

-Si es mujer que no se llame Gabriela- Kate no puede contener un par de carcajadas.

-Más que prometido.

 

En el transcurso de la semana había pensado sinceramente que sólo acostarían a Kate y depositarían en ella espermatozoides del donante. Pero no. Antes de eso, es sometida a muchos exámenes, preguntas, incluyendo hepatitis, VIH y otras. Debo admitir que me asusta un poco tanta preparación, pero la Dra. Encargada nos dijo que estábamos justo con la edad, que era un buen momento y varias cosas mientras pongo cara de idiota sin entender bien el asunto de semanas, meses. Y aún no han hecho nada en Kate más que exámenes. Caros exámenes… pero como es mi amor y la vida de mi hijo o hija, pues desembucha Ale.

A pesar de que discutimos un poco, quiero pagar yo.

- ¿Y qué era lo que teníamos que hacer el lunes? - le pregunto mientras nos acariciamos recostadas.

-Estimular ovulación. -Lee unos papeles.

-Carajos… - dejo salir.

-Sé que han sido reiteradas visitas, pero piensa que es por seguridad.

-Claro que sí. - La beso.

-Me preocupa el donante- dice mirándome. Elegimos que sea todo anónimo, tampoco buscar un tipo, sólo usar lo que tienen en la clínica, que según nos han dicho, pasa por rigurosas pruebas.

-No creo que sea un asesino en serie, tranquila.

-No lo digo por eso- se ríe- sólo espero que no sea feo.

-Kate- me espanto- ¡pero que superficial!

-Oh vamos- me mira juguetona- quien quiere niños feos.

Nos reímos, mi amor es tan cruel, suspiro.

-Sólo estás conmigo por mi cuerpo escultural y este rostro tallado por ángeles- me señalo.

-Claro. – dice quedamente haciéndome bullying.

-Oh reconócelo enana. – Le hago cosquillas.  Kate se ríe.

-Bueno, bueno, espera- la suelto e inhala para calmarse- en realidad- dice mientras le beso la mejilla atenta a sus palabras- consultaré si tienen a alguien parecido a ti.

-Recién dijiste que no quieres niños feos- bromeo.

-Por favor, eres hermosa- se gira y me acerca de la mejilla. – Y si se termina pareciendo a ti en la forma de ser, me haría muy feliz.

-Estoy de acuerdo, imagínate dos Kate- Kate me mira indignada y comienza a hacerme cosquillas.

Esta vez me contorsiono como loca, soy mucho más cosquillosa.

- ¿Y qué nombre te gusta? – la miro.

-Hmm, quisiera seguir con la tradición familiar de nombres heredados. Claro si estás de acuerdo.

- ¿Heredados?  ¿Cómo Chris y Gabi?

-El mío también lo es. – sonríe. - La melliza de papá se llama Kate.

- ¿Tú papá tiene melliza? ¿La del campo? ¡Pero si no se parecen!

-Los mellizos no tienen que parecerse siempre.

-Oh… cierto.

-Sí, y nuestro abuelo se llama Leonardo.

-Miren al idiota- bromeo recordando a Leo. - ¿Y cómo le pondrás si es un niño?

-Alejandro.

La quedo mirando, me ruborizo.

-Que honor.

-No llores.

-No lloro- gimoteo.

-Eres su madre ¿Qué esperabas?

-Tú papá se infartará -agrego un poco sensible.

- Que se joda- se ríe.

- ¿Y si es una niña?

- Tengo muchas ideas.

-El mundo no necesita más Gabrielas.

-Exacto- nos reímos y nos hacemos cariño mientras el sueño nos lleva. Dentro de poco, tendremos que ir dos días seguidos a la consulta, espero que todo salga bien, tengo un poco de miedo. Lo único que pido es que no ocurra algún percance.

 

Christine.

Despierto en mi cama, mi cabeza me duele un infierno, mi estómago sigue ardiendo y mi boca es una fosa de cadáveres. ¿Cómo rayos llegué aquí?

Me quedo tirada esperando a la muerte, la realidad me golpea y mis lágrimas vuelven a salir.

En eso la puerta se abre y mamá comienza a abrir las cortinas.

- ¡¿Te hice algo en otra vida mujer?! – grito enojada.

-Vaya, así que tienes energía para gritar.  Espero que también para ordenar.

- ¿Ordenar? – que se cree.

- Exacto, dejaste un desastre en la oficina de tu padre.

- No me acuerdo- pongo una mano en mi frente. Mamá se acerca con un vaso y una pastilla. Lo bebo con desconfianza pensando en que mi estómago me lo devolverá.

-Tiraste libros, sillas, muebles, licores, la ventana…

-Joder…

-Eso supongo, ya que cuando llegamos estabas en la silla con la mejilla en la mesa y unas botellas vacías. - Me mira exigiendo una explicación.

-Si no me acuerdo nunca pasó- y me tapo.

-Christine madura ¿Qué te ocurre? Siempre has sido difícil, pero estás saliéndote de control, desapareciste luego del brindis para beber- su voz se endurece, miro al vacío sin decir nada -bebiste toda la tarde, llegaste pasada a licor ¡¿Qué te tiene tan mal?! – se escandaliza.

-Nada.

- ¿Ni siquiera tu madre es digna de confianza?

-Ya no te pongas así- odio cuando dice esas cosas.

-Vamos Chris…

-No me digas así- comienzo a llorar.

Mamá se calla al instante, se acuesta a mi lado y me abraza, debe de sorprenderle en primer lugar que llore. Nunca lo fui, mi orgullo tapaba todas esas debilidades. Pero ahora, se supone que me queda muy poco para dejar de fingir que me agrada Enrique, y justo Noelle se entera. Como diablos puedo tener tanta mala suerte con la persona que más me ha importado en mi vida. Aprieto los dientes, mamá me aprieta y la dejo. Me siento tan débil y sé que no soy digna de que alguien me consuele, pero carajos, no es como si tuviese tan malas intenciones.  Quizá ahora Noelle renuncie, y yo me quede con el estúpido hospital. Pero para eso, tendré que seguir con esto y no me va a resultar si ella está ahí… mirándome con esos ojitos tan hermosos. MALDITA SEA. Cierro mis manos tirándome el cabello.

- ¡Christine! – mamá me toma los antebrazos - ¡Cálmate!

-No sé qué hacer- suspiro sincerándome con los ojos cerrados.

-Lo dices como si no tuvieras salvación.

-No la tengo… me odia.  -Mamá me mira impresionada.

- ¿Quién te odia? – susurra.

-Noelle…- digo con la voz cargada de dolor. Su imagen viene a mi mente- Yo… estoy enamorada de ella.

 

Dos días después.

 

Alejandra.

-Sólo esperemos que no te llegue tu periodo. – digo emocionada- ¿te dolió? - No recuerdo haberle visto hacer una mueca durante el proceso de inseminación.

-No, nada- entramos al ascensor- sólo espero que resulte- se acaricia los dedos.

-Todo saldrá bien amor- suspiro. -Por suerte pudimos encontrar en la tarde.

-Cierto- me concede ella. – Quiero que esto sea privado.

-Y lo será el tiempo que desees- sonrío, ¡jamás faltaría a su confianza!

¡Sí! ¡estoy emocionada!

-Te ves muy feliz- Kate me observa con los ojos brillantes.

-Como no estarlo -la abrazo mientras entramos, una vecina nos mira impresionada, me río por dentro. – Nuestra pequeña familia crecerá.

-Ya seremos 3 -mira al horizonte como si tuviese una visión. -Probablemente sea un niño… ya sabes. Ni mi tía ni mi tío tuvieron hijas, sólo papá tuvo suerte- bromea.

-Y qué suerte – ¡Nació mi amor! - nunca se sabe... – comento. Kate se ríe de la nada.

-No olvidaré tu cara, debiste verla.

La miro hastiada, se refiere a que cuando llegamos al primer día de inseminación Kate consulto si había un hombre de cabello castaño algo ondulado, me señaló y la doctora en la más extrema confidencia nos dijo ‘’tengo al candidato perfecto’’ y sacó la foto de un tipo con cara de que no rompe un plato.  Kate de inmediato no encontró nada mejor que decir ‘’ ¡Tiene la misma cara de idiota que tú!’’

-Aún estoy sentida- gruño- que vergüenza. – Lo peor es que la Dra. Se río.

-Con idiota me refería a que tienes cara de no romper un plato.

La miro con el ceño fruncido.

-Si los rompes, y mucho- se levanta de hombros- pero si no te viera botarlos no te culparía ¿Entiendes?

-Ja ja.

 -No hagas maña por eso.

Me voy digna a dormir, Kate me sujeta por las caderas. Sonrío levemente… ¡hazte la victima Ale!

- ¿Perdón? ¿Quieres algo de esta cara de idiota?

-Alejandra… me refería a la expresión de niña buena.

-No.

- ¿Me das un besito?

Mierda, artillería pesada.

-Hmm- le doy un beso rápido y me giro.  

-Esto no tiene nada que ver con nuestra discusión. -Aclaro.

Kate recuesta su mejilla en mi espalda.

Ay, me derrite.

-Te amo. – Pero ¡¿cómo es capaz de algo así?!

-Oooh- dejo salir. – Yo más- me giro y la abrazo.

Soy débil.

 

Christine.

- ¿Cómo? ¿Eso quiere decir que eres lesbiana? – mi madre me mira desconcertada- Siempre pensé que eso… sólo fue una etapa.

- ¿Nunca te preguntaste porque no duré con ninguno? - digo apenas- como sea, esto es lo que hay. Si quizá lo soy… y una muy sexy- me permito subirme el ánimo, el cual vuelve a decaer.

Qué importa que sea sexy si no puedo estar con quien quiero. Al final le cuento una pincelada a mi madre de lo que ocurrió.

Para mi sorpresa mamá me acaricia.

-Tendrás que darle tiempo a tu padre.

- ¿Y a ti? – pregunto viendo sus verdes ojos.

-Soy esposa y madre de un par de impulsivos que no piensan, tengo práctica.

A pesar de todo se me escapa una risita ahogada.

- ¿Qué piensas hacer? No te imagino haciendo nada- mira a la nada con una mueca.

-Gracias.

-Creo que deberías empezar por ir a trabajar y demostrarle que estás arrepentida.

-No quiere ni verme.

- Si le gustas es difícil que por más que no quiera, esté atenta.

-Puede ser…

-Piénsalo- mamá me toma la nariz en broma y ruedo los ojos, sonrío suavemente y apaga la luz.

Se acuesta a mi lado.

- ¿Y tú no tienes cama? – me quejo.

-Tengo que mantenerte alejada de mis licores. –Dice suavemente. 

 

 

 

 

Noelle.

Bien, admito que pensé en renunciar, Angie me retó porque dijo que no eligiera el camino de los perdedores, que yo no había hecho nada malo y que el trabajo no puede mezclarse con lo profesional. He venido varios días temiendo ver a Christine y mi sorpresa es que no había venido. Hasta ayer.

En ese momento nada más verla, sentí un vacío profundo en mi pecho, ella me miro y antes que abriera la boca me giré. Hemos estado así unos días, lo bueno es que me ha respetado, y es una suerte porque necesito tiempo.  

Mucho tiempo

 

 

Una semana después.

Camino por el barrio de Angie sin que esta sepa ni lo más mínimo. Paso por su casa algo rápido, Juan es capaz de sentirme a una cuadra, pero creo que mi amada mejor amiga está trabajando.

Hoy debe ser mi día de suerte porque encuentro a mi objetivo cerrando el portón de su jardín.

-Tú- gruño.

Ingrid me mira perpleja y trata de entrar a su casa, tomo rápidamente su muñeca. Seré un amor y todo, pero cuando se trata de amistad la situación cambia.

-Sale ahora mismo, tenemos que hablar.

Me mira fijamente.

-Mira pequeña cobarde- aprieto su muñeca. – Tu vida no es mi problema, si quieres vivir en el closet allá tú – noto como si mandíbula se tensa. - Pero le has hecho mierda la vida a quien decías que era tu amiga.

- ¿Y qué rayos quieres que haga? – me mira impotente.

- ¿Quieres a Angie?

Me mira fijo, asiente.

-Ella ama a otra y esa es Caro.  – sus ojos se humedecen nada más decir el nombre de Caro.

-Ingrid lo siento- me sincero. – Pero Angie siempre ha estado para ti, y no es justo todo lo que le ha pasado.

Me sigue mirando.

-Creo que como amiga deberías ayudarla y decir la verdad.

-Me matará…- me mira

-Te mereces una buena bofetada. – hago una mueca. -No te voy a obligar ni te llevaré del pelo- a pesar de que me gustaría… -Pero no sé cómo puedes vivir contigo misma después de lo que le hiciste a Angie. Ella te adoraba.

-Basta- se suelta y la noto algo tiritona. 

Entra a su casa y la miro pensativa. Es todo lo que puedo hacer, si no va en dos días la obligaré a confesar, aunque tenga que recurrir a la fuerza.

 

En ese mismo instante.

Angie

-Sólo son un par de tardes- digo atareada bebiendo un sorbo. - Noelle es guapa.

-No te lo voy a negar- me mira juguetona- pero resulta que estoy conociendo a alguien.

- ¿Es tu novia?

-No.

-Es dentro de un hospital donde actuarás, no te descubrirá. Y Noelle no se enamorará de ti- sonrío.

-Eso es lo que tú crees- me dice egocéntrica.

-No jodas- nos reímos.

- ¿Y yo que gano? – Frunzo el ceño. 

-Creí que éramos amigas.

-Eres la novia de una de mis mejores amigas- me mira Elisa- y debo decir que aún pongo en duda tu fidelidad. – se acomoda un mechón crecido detrás de la oreja.

- ¡Cierra el pico! – la miro dolida. – Sólo piensa que es para ayudar a una buena persona. Noelle no ha hecho nada a nadie.

-Sólo porque me agrada- me mira seria- y porque tiene un bonito trasero.

Gruño.

No me gusta que la miren como un pedazo de carne, pero en esta ocasión servirá.

 

 Noelle

Me despierto sintiéndome particularmente sensible, ‘’será un día de mierda’’ me repito a mí misma, es mejor mentalizarse antes que sufrir sorpresivamente y colapsar en un pasillo. Christine me ha dejado tranquila… dentro de mi hay una parte que desearía que me rapte como antes. Otra, la quiere lejos. Y otra, que conforma la mayor parte de mí; está demasiado triste como para pensar con claridad.

A la hora del almuerzo salgo mirando las baldosas, exhalo aire. Alguien me abraza y acaricia mi cabello, pienso que es Gabi, (aunque reconozco que el corazón me dio un vuelvo pensando en que era… otra persona) me recuesto en su cuello y hago una mueca, siento un aroma algo cítrico. Espera, Gabi usa perfumes dulces. Abro un ojo y veo la consulta de Gabi cerrada, por el vidrio se distinguen un par de siluetas… ¿eh?

Me separo y miro a Elisa sonriendo.

-Te tardaste. – Hace una mueca ¿coqueta?

-¡¿Qué rayos quieres?!- me sorprendo.

-Invitarte a comer- me mira inocente. - ¿Somos amigas no?

-Cla-claro.

 

20 minutos después.

- ¿¡Qué!?- grito llamando la atención de un par de personas en las mesas más cercanas. – ¡Voy a matar a Angie!

-Nunca dije que fue ella- me mira seria, la miro con una ceja alzada. – Bueno está bien, si lo fue- reconoce- ¡pero está preocupada por ti!

-Esta no es la manera- me siento. Si no estuviese tan jodidamente hambrienta no me comería estas papas fritas. Pero joder, las amo. -No me digas que te ofreciste- la miro con hastío.

-Noelle – me mira con sus ojos profundos- me pareces guapa- me ruborizo a regañadientes- tienes un buen cuerpo…- miro mi plato roja- pero no eres mi tipo.

-Gracias- sonrío- tú tampoco el mío, pero tu aspecto despreocupado es atrayente.

-Ves, podemos ser novias falsas. – se levanta de hombros comiendo. - Angie me dijo que sólo será en dos ocasiones. Nos daremos besitos- bromea tirando uno al aire coquetamente.

-No sé…- que raro besar a Elisa. Sobre todo, cuando la has visto besando a tantas mujeres.

 -Déjamelo a mí. Te iré a dejar a las puertas del hospital y luego te vendré a buscar

- ¿Y tú no tienes vida? - la miro indignada por el tono controlador que usó. – Además no sé si aceptar.

-La mejor forma de darle su merecido a alguien es parecer feliz. Y si tengo, pero hoy no trabajo. El viernes menos, así que saldremos. – sonríe.

-Hmmm… -pienso en sus palabras, me da pena que Chris nos vea así… siento una punzada de dolor a la que se antepone una de rabia. – Ok, hagámoslo. – digo apenas pensándolo.

-Así se habla. ¿Tú casa o la mía? – bromea.

-Ja ja. Imbécil.

-Oye, así no se trata a la novia. – Me mira- Pasiva.

- ¡No sé de qué estás hablando! - me pongo de pie aun cuando ella no ha terminado y me voy al hospital.

-Oh vamos, tengo experiencia, reconozco a una de inmediato- bromea corriendo detrás.

Antes de abrir la puerta del hospital ocurre algo que me deja un poco descolocada. Elisa me agarra de la cintura, choco con su hombro y antes de abrir los ojos une su boca con la mía. Los mantengo cerrados y los muevo al compás de los de ella. Y debo reconocer, que no sabe nada de mal, es una maldita experta.

Sería bonito si no sintiera el corazón como si en este momento estuviera siendo apretado por un fuerte puño. Sorpresivamente me suelta y sonríe.

-Eres tierna besando, me gusta. – se acerca- Ahora disfruta - susurra yéndose.

Miro al frente sin entender y noto a Gabi y Christine mirándome estupefactas.

 

5 horas después.

- ¿En qué rayos estabas pensando!?- me mira Gabi.

- ¿Estás enojada? – pregunto triste

-No, esa idiota necesita sufrir más. – Agita la mano despreocupada- ¡Lo que me impresiona es que tuvieras los ovarios para hacer algo!

-Fue idea de Angie- susurro.

-Miren a la grandulona – aprueba sonriente. - ¿Viste el rostro de Christine? - me mira- pensé que lloraría, pero no… impasible. Le aplaudo lo digna- se levanta de hombros.

Siento un peso horrible.

-Esto no me está gustando…- unas lágrimas escapan de mis ojos.

-Oh vamos Noelle… - Gabi me mira- se lo merece, y según me dijiste solo serán un par de veces.

-Me hace daño verla mal, estar mal… todo esto- cierro los ojos y me acaricio el puente de la nariz.

-Y precisamente todo este mal es a causa de ella. – Dice con suavidad. – ¿Y con Elisa eh? - bromea.

-No jodas. – Se ríe de mi rostro irritado.

-Ay sé que no es tu tipo… - me mira- ¿muy simpática?

- ¡Jodete!

 

Alejandra.

A la hora de salir del trabajo tomo mis cosas rápido y me pongo de pie.

-Oye gobernada tranquila- bromea Nicole.

- ¡No me digas así! – me indigno.

-Pero es que siempre que Kate tiene libre, llegas a trabajar con la intención de largarte luego.

¡Es que joder! ¡Hoy Kate se hace un test de embarazo! Pero no puedo decir eso…

-Es que… la amo- digo bajito.

Nicole sonríe con ternura.

-Ya vete.

Conduzco a mi hogar. Trago saliva, creo que estoy muy ansiosa de que me diga que si… pero si no… carajos, tendremos que volver a invertir, Kate hizo todo al pie de la letra. ¡Carajos consumió hasta ácido fólico! Aprieto las manos y practico un rostro serio mirando los espejos retrovisores. Una señora desde un auto me mira raro, se puede joder.

Al llegar subo por el ascensor y abro la puerta, al notar el silencio siento de inmediato que algo mal. Corro a la pieza.  Kate esta llorosa, se me caen las llaves de la impresión e inmediatamente la abrazo.

No debí ser tan egoísta, esto es demasiado importante para ella y yo no puedo esperar los resultados como si fuera la lotería.

 

Caro.

Llevo semanas siendo un alma en pena. Si sigo así me despedirán, afortunadamente no trabajo atendiendo público. No doy más, suspiro. No hay nada peor que te engañen, rebajarte a volver y que no quieran por tus celos.

Note a Angie tan dolida que las dudas no me dejan dormir… estoy tan mal, tomo una pastilla y me recuesto en la cama mirando al techo.

Lloro otra vez.

Estoy enamorada de ella, eso ni me lo discuto. Pero esto es tan triste, por suerte tengo a mi gata. No he querido ver a nadie… pero siento que no me merezco esto y una pequeña voz en mi cabeza me dice que Angie tampoco, pero la acallo con el resentimiento de lo que vi en el sofá de su casa.

Cada recuerdo antes de dormir es su mirada de decepción la última vez que hablamos, y lo primero que extraño de ella al despertar es el peso de su brazo en mi cintura.

Me pongo de pie, me miro al espejo la cara de loca demacrada y los ojos hinchados. Me lavo y me arreglo. Alimento a mi bebé y tomo mi auto como por inercia.

 

30 minutos después.

Toco la puerta de la casa de Angie.

La abre y mis cejas se curvan.

-Caro que…- la interrumpo lanzándome a sus brazos y llorando como nunca antes lo había hecho por nadie.

-Caro…- repite triste acariciándome el pelo.

-Angie no aguanto más- digo apenas- por favor- le ruego a punto de caerme de la debilidad, acabo de recordar que no he comido hoy.

Angie como intuyéndolo me abraza fuerte y me lleva a lo que era nuestra habitación, acaricio apenas a Juan que esta como loco y Angie lo carga dejándolo afuera.

-Lo siento Juan- dice débilmente.  

Se sienta y me mira, miro su polera y noto sus clavículas más marcadas, nos miramos a los ojos y nuestros ojos se humedecen a la par.

-Te amo- digo apenas antes de volver a quebrarme. No quiero sufrir más, estoy harta.

Me abraza y escucho un ahogado ‘’Yo también’’.

Extrañaba tanto su olor, su tacto, su cabello algo ondulado y oscuro, su piel bronceada, su capacidad de saber justo lo que quiero… Angie nos recuesta y nos quedamos así, cada una llorando a los brazos de la otra.

-Angie, sé que no debo estar acá- susurro.

-Esta es tu casa. – me calla abrazándome fuerte, me pego a su pecho y la huelo mientras por fin, caigo dormida.

 

Angie

Me despierto al alba, miro a Caro que duerme profundamente, respira como si no hubiese descansado en días y noto sus ojeras, su ropa más holgada de lo habitual, hasta se ve más pequeña de lo que es. Me siento enormemente culpable, no debí haberle hecho pasar por esto, no es su culpa en lo más mínimo. De seguro le rompí el corazón como la novia supuestamente infiel que no quiere volver.

Acaricio su cabello mientras lágrimas de culpa aparecen. La beso y observo su rostro aniñado, sus mejillas y su pequeña nariz que arruga cuando la hago enojar. Acaricio sus labios y la miro toda la mañana.

Llevo una hora abrazándola, de verdad que debe estar muy agotada, pero estoy segura que prefiere que este yo aquí cuando despierte. Por más ego que suene, es mi novia (aunque hayamos terminado y no lo acepto) de casi 4 años.

En eso, al cabo de un rato; abre lentamente los ojos, aún se ve agotada. Me acerco a besarla y nos damos un beso muy suave… Tomo lo que más puedo de ella, demonios que la eché de menos.

-Angie…- susurra.

-Carolina… - acaricio su rostro con el mío.

 

 

 

Christine

¡Esa hija de puta! Pateo el mueble bar hasta que no me dan más los pies. Me agarro unos mechones del cabello como loca y me siento, espiro fuerte, saco una botella que no esté rota. Lo necesito.

A la hora de finalizar la jornada llega una enfermera.

-Dra. Le traigo…- me mira, levanto una ceja- (…) las fichas.

-Déjalas en el mesón. – Sigo bebiendo mirando a la nada.

En eso me mira con curiosidad.

– Ahora largo. - Asiente.

 

Cerca de las 8pm.

-No debí beber tanto- me confieso poniéndome apenas de pie. – ¡Carajos! - choco con el mesón.

Camino apenas a mi auto. No creo que conduzca sinceramente, pero me sentiré en mi hogar; por decirlo de alguna manera a que nadie me vea con moscas y olor a trago fermentado en la mañana. Al salir del ascensor siento mi hombro chocar con algo duro. Lo pienso de esa manera porque no sé cómo carajos choqué. Alguien me endereza mientras arrugo el ceño.

- ¡¿Qué caraj…

 

A la mañana siguiente

Me encuentro en los asientos traseros de mi auto, con las piernas algo dobladas y una frazada del personal del hospital encima. Mi boca sabe a muerte, mi cuerpo esta sudado, yo diría que destilando licor… y mi cerebro… siento que ha olvidado la mitad de las cosas.

¿Cómo diablos llegué aquí?

Me vuelvo a recostar sintiendo un mareo horrible, si no fuese mi precioso auto favorito ya lo habría dejado salir todo, pero no; aprieto los ojos, me acaricio el entrecejo y pienso… ayer… Salí de la consulta, tome el ascensor y ahí quedo todo. Me parece haber captado un aroma dulce. No sé.

Veo la hora, las 7.45 perfecto. No alcanzaré a ir a mi casa y bañarme al menos…

-Hey, ¡por fin vives! -escucho mientras oigo abrir la puerta del auto y vuelvo a sentir ese maldito aroma dulzón, cuando la cierra con fuerza el sonido me rompe la cabeza.

-Hace menos ruido. – Me quejo mirando ceñuda a Gabriela que aparece con dos vasos espumantes de café. Me alcanza uno. – Gracias- lo necesito.

-Oye, ¡Tienes modales! - dice feliz. - Me pregunto si es gracias a alguien.

- ¿Por qué siempre estás tan feliz? - repongo amargada ignorando lo último.

-Gozo de buena salud, trabajo, amigas, familia y el amor de mi vida me corresponde y no me engaña. ¿Qué más puedo pedir? – suelta unas carcajadas.

-Te felicito- gruño.

-Tú hubieses podido tener algo así, una verdadera lástima. – repone sacando unas papas fritas.

- ¿Cómo puedes desayunar esa mierda?

-Se me antojó- hace un puchero. - ¿Quieres?

-Si como una vomitaré.

-Ayer apenas estabas de pie- comenta bebiendo un sorbo y echándose unas papas… hago el esfuerzo para que el olor de ellas no me afecte.

-No desde mi punto de vista.

- ¿Desde tu punto de vista el mundo se dio vuelta al revés?

- ¿Y qué haces aquí? – dejo salir ignorándola nuevamente- ¿No que me odiabas?

 -Yo no odio a nadie. Sólo vengo a instarte a que dejes de ser tan idiota y madures.

-Lo intentaré- ironizo.

-Estas convirtiéndote en una alcohólica, Noelle te dejará.

- ¿Me dejará? ¿Es una broma? - Aprieto la mandíbula - Está prácticamente magreándose con otra.

-Bueno, tu aún te revuelcas con ese niño millonario- bebe un sorbo, ajena a mi rabia- si lo ves desde mi punto de vista, sigues siendo condenadamente millonaria y malvada y algo…- me mira con desprecio- atractiva.

- ¿Algo? – me ofendo.

-Sigue bebiendo y ese algo se convertirá en nada.

 -Como sea. Eso se terminó, no me lo recuerdes.

-Si tú lo dices- blanquea los ojos. – Mi consejo es que vayas tras lo que quieres y luches por ello.

-Lo que quiero ya no me quiere. – respondo con simpleza.

- ¿Te lo ha dicho?

-No es necesario.

- ¡Terca! ¡Eres terca como una mula! – me mira fijo- ¿signo de agua?

-No creo en esas cosas - sigue esperando respuesta-… pero sí.

-Agrh, mi novia también y es jodidamente terca, no escucha a nadie cuando tiene algo en la cabeza. - Dice mirándome con ojos brillantes. -Pero es harto más madura que tú.

-Cállate.

Nos quedamos un rato terminando el café. No sé por qué, pero siento que si no me habla más la extrañaré. Maldita peli castaña jodedora, jode tanto que terminas echándola de menos.

-Me simpatizas- digo a regañadientes. Me abraza de sorpresa y abro los ojos adolorida y aprieto el café, acabo de sentir un moretón en la costilla. ¿Me habré caído?

-Sólo di que me quieres- pasa su cabello por mi mejilla, luego se separa y abre la puerta. -Empieza a hacer las cosas bien Edwards- me mira seria y se va.

Los siguientes 15 minutos libres me dedico a mirar el asiento delantero y pensar… ¿y por qué no? autocastigarme mentalmente.  No me cuesta mucho llegar a la respuesta que ha estado violándome la cabeza toda la semana. Me doy una lista de 3 cosas que hacer antes que termine la semana, lo juro por mi buen nombre.

 

 

Alejandra.

Ha sido una semana horrible, Kate lloró toda la tarde, luego me la encontré un par de veces más otros días. No puedo dejar que pase por esto… no de nuevo. Pero sólo nos queda una oportunidad.

Leo mis mails y noto uno de un interesado en mi apartamento, hace tiempo que está en venta. Le respondo de vuelta y sigo pensando en que… hoy iremos de compras, trataré de subirle el ánimo como sea, cosa que será difícil, porque iremos de nuevo a la clínica mañana y, a pesar de que se deprimió rápido le rogué que lo intentásemos una vez más. No importa que sea caro… es nuestro sueño y lo lograremos juntas.

-Kate ¿estás lista? -pregunto más atenta a mis mensajes. Bebo un sorbo de té hasta que se me derrama por el mentón al darme cuenta de la situación.

¡Hoy de compras! ¡Mañana clínica! ¡Pasado es la cena con su familia! ¡Maldita sea! ¿¡Dónde dejé el condenado anillo!? Los nervios me asaltan y mi corazón da un vuelco. ¡Carajos no sé ni cómo pedírselo! Me pongo a inventar un monólogo mentalmente. Una mano bloquea mi vista que hasta entonces miraba en dirección a la alfombra del living.

-Ale ¿estás bien?

- ¡Si! - grito, Kate frunce el ceño sorprendida- no podría estar mejor. -Digo con cara de idiota convincente.

-Tienes cara de loca.

-Bueno, así me amas- bromeo.

- ¿Está todo bien?

-Todo bien- digo rápido.

-Si es por lo de mañana no…

-Iremos, no vamos a discutir de nuevo- me pongo seria.

-…

-Mira vamos mañana, no pienses mucho en ello. Preocúpate de disfrutar de tu familia, las vacaciones, a tu linda novia… ya sabes- sonrío- Dale cariñitos, y muchos besos.

-Ale… Maldita aprovechada.

-Soy una aprovechada enamorada- digo feliz empujándola a mis piernas. -No es como si el mundo se acabara Kate, no eres la única con útero aquí… y siempre podemos adoptar.

Me mira llorosa, nos abrazamos un rato.

-Te amo- susurra.

-Y yo a ti- le hago cariño.

 

Tal y como dije, pasamos la tarde comprando muchas cosas, haremos de estas vacaciones unos días inolvidables… al día siguiente estuvimos tranquilas, no toqué mucho el tema. No quiero verla llorar, no me gusta para nada.

Por mi parte de vez en cuando he tenido que esconderme en el baño del apartamento o en el del trabajo hablando con su familia, planeando todo; pero al final, lo terrible recae en mí. Después de desvelarme unas noches, lo he pensado bien. No planearé nada porque se me olvidará, le diré justo lo que tenga en la cabeza y espero que sea medianamente inteligente.

 

El día de vacaciones.

- ¡Tía Ale! - corre Henry.

-Cuñadin- salto feliz abrazándolo. – No me has ido a ver- me acerco a su oído- lo recordaré cuando quieras dulces.

-Eso es jugar sucio – arruga el ceño jodidamente parecido a Kate.

He muerto, saco un chocolate y se lo entrego como si fuese tráfico de drogas. ¡Es tan lindo!

-Eres la mejor- murmura con los ojos brillantes.

-Deja de malcriarlo- susurra Kate cuando él sale corriendo feliz.

-Perdón -lloro.

-Ale, ¡mi love! -Llega Gabi con Charlotte de la mano. Nos saludan mientras vemos a algunos cargar lo que falta para salir.

Cuando Kate va a ayudar a su mamá. Gabi me mira.

- ¿Cómo te sientes?

-Como si fuese a salírseme el corazón- repongo nerviosa.  – No puedo tragar saliva.

-Oh vieja, ten confianza en que dirá que sí y no tiene una amante sumamente sensual – Antes de que me desmaye, Charlotte le da un manotón en la coronilla.

- ¡Gabriela no digas tonterías en estos momentos! – La reprende- Ale, ten fe en ella. Kate te ama, todo saldrá bien. – sonríe tiernamente.

La abrazo sintiéndome de nuevo en la cima.

- ¡Tú si sabes calmar a una mujer complicada!

-Pensé que una bromita te ayudaría- Gabi arruga la nariz.

-Tu que sabes de mujeres- bromeo.

-Tengo a mi amor, es el mejor trofeo. – sentencia.

- ¿Me estás diciendo mujer trofeo? -  levanta una ceja asesinamente.

-Nooo, sólo digo que… ¿eres hermosa?

- ¿O sea que esto es superficial? ¡¿Y por qué lo dices como pregunta?! ¿Lo dudas?

- ¡Claro que no! -dice rápido – ¡Yo te amo! ¡Amo todo de ti!

-Eso es imposible, me estas idealizando- Charlotte la mira juguetona mientras Gabi cae en la desesperación -Ven aquí- la acerca. – Eres idiota, pero te amo.

- ¡Ay yo también! – Dice Gabi a punto de llorar.

Al menos esta escena acabó con parte de mis nervios. Que vuelven a aparecer cuando sale el padre de Kate con una caja alargada portadora de su escopeta, me mira entrecerrando los ojos. Odio que me amenace con eso.

Para mi sorpresa se pone al lado mío.

-Piensa en otra cosa, tomate unos tragos y cuando te dé un golpe de valentía interrumpe todo y sólo hazlo. – Lo miro impresionada- eso hice yo.

- Gra-Gracias.

-Suerte. Kate es difícil de convencer- bromea.

-Si… - condenado casi suegro.

Miro a Kate a lo lejos, me pregunto… si habrá funcionado esta vez… observo su vientre en busca de lo que debería ser una señal. Nada, es obvio. Inhalo con fuerza y voy a mi auto cuando ya está todo está listo.

 

 7 horas después.

-Ale, estás algo quemada – Me mira Gabi la espalda.

-Si… - tanto trasnoche me quede dormida una hora bajo el sol.

-No bebas tanto eh…

-No tranqui- trago saliva, miro a Kate que golpea a Leo en el hombro algo colorada mientras él se ríe - No sé cómo empezar…

-Sólo ponte de pie, pero espera a que comamos, tengo hambre. - Miro a Gabi con el ceño fruncido.

- ¿¡Qué!? ¿No vas a interrumpir una comida verdad?

-Eres una idiota, tú novia tiene razón.

-Así la conquisté.  Aunque claro… - sonríe galante- ella ya me amaba.

- No te creo… - sonrío mirando a Charlotte conversando con Cristian y Henry.

- ¿Qué cuchichean? – escucho a Kate y pego un salto

-Emmm aaam… -Gabi me mira expectante - ¡Tenemos un lindo día hoy! – se pega en la frente.

-Hablando de idiotas- bromea con la frente roja.

- ¿Y bien?

-Pero que controladora- exclama Gabi.  Kate se cruza de brazos.

-Sólo preguntaba.

-Conversábamos sobre como conquisto a Char. – Respondo. No es mentira de todos modos.

-Oh bien… - pasa un brazo tras mi cintura. - Mamá dijo que te diga que comeremos en 15 minutos.

-Suena bien- menos mal tengo el anillo guardado en un bolsillo secreto.

- ¿Le pediste que te avisara? ¿tienes mucha hambre? – me mira.

-Si… muero de hambre- mentira. Ni siquiera siento el estómago.

-Ah…- bebe un sorbo de ¿Vino?

- ¿¡Estás bebiendo!? - me espanto

- ¿Qué? - levanta una ceja- tú me dijiste que me olvide de todo.

- ¡¿Y qué pasa si resulta y sale retrasado?!- me encolerizo

-Supuestamente se criará contigo, ¿qué esperabas? – bromea. Como ve mi rostro enojado rueda los ojos. - Ale, ni siquiera sabes si funcionará.

-No me digan…- Gabi nos mira, agrandamos los ojos. -No…

-Si. – digo- mantén el secreto o te ahogo.

- ¡No puedo creerlo! - exclama.

- ¿Qué cosa? – llega Leo sonriente.

-Lo metido que eres- bromea y luego lo abraza- es broma hermano- le besa la mejilla– Es que Kate dijo que quedaba más vino- él frunce el ceño.

-No te recordaba tan alcohólica.

-Así es la vida. – le quita el vaso a Kate dándole una mirada severa. – Gracias por ofrecérmelo.

-De nada- gruñe esta. Le doy una mirada de reprobación.

-Bien- dice como si nada y saca una bebida. Camino tras ella- ¿mejor?

-Si. -la miro con pesadez.

- ¡Perdón! ¿está bien?

-Sólo no lo hagas de nuevo, esto no se acaba hasta que se acaba.

-Sabias palabras- ironiza tomando un gran sorbo.

-No me molestes. – Se ríe bajito, me sonrojo.

-Sigues pareciéndome tierna.

-No sé porque – comento sin mirarla recibiendo su abrazo, hasta que abandono el orgullo y la abrazo un rato. Nos quedamos así unos minutos con los ojos cerrados.

Al abrirlos están casi todos mirándonos.

-Que. - Digo secamente sintiendo la cara arder.

-Que lindas – dice la mamá de Kate un poco emocionada.

Qué vergüenza…

 

En la cena.

- ¿Y qué tal? - dice Gabi algo nerviosa también.

-Voy a morir. - susurro bebiendo un gran sorbo de no se…

-No se va a acabar el mundo.

-Ella es mi mundo.

-Que cursi.

Al terminar de comer el papá de Kate me da una mirada de advertencia, ¡maldito viejo mentiroso! ¡Dijo que me tomara mi tiempo! Con la rabia, siento un golpe de adrenalina ¿Se refería a esto? Me pongo de pie de inmediato dejándome llevar y todos me quedan mirando algo descolocados.

-Yo…- digo tragando saliva.  Gabi me da un apretón en la pierna. – Quisiera decir unas palabras.

-Esto se va a poner bueno- bromea Leo.

-Si aahm yo… quisiera aprovechar el momento ya que estamos todos reunidos, y hum -  En eso pienso que Kate, es bastante romántica, y querrá esto de la manera más tradicional posible. ¡Genial! esta técnica de improvisar, no es tan mala. Aparto la silla y retrocediendo una pierna (ni sé cuál) me arrodillo y escucho un jadeo general, saco el pequeño estuche con un anillo adornado con una brillante piedra azul, el color favorito de Kate. Al instante se escucha otro ruido de impresión general. Kate abre los ojos de par en par no creyéndoselo, tanto que creo que no mueve un solo músculo, ni siquiera ha abierto la boca. Me da un golpe de seguridad y tomo aire.

-Quisiera preguntarte Kate, aquí en frente de tu familia- ¡espero que no le moleste! Lloro mentalmente- si… si tú- ni siquiera se ha girado de la silla, me mira aún con esa cara de no sé… ¡Si me dice que no me muero! Trago más saliva ¡échale ovarios Alejandra! – Si tú… ¿querrías casarte conmigo?… -dejo salir – (…) prometo hacer hasta lo imposible por hacerte feliz- mis ojos se humedecen -independiente de tu respuesta- entonces los de Kate también, me sorprende cuando se gira. El ambiente se vuelve tenso, pero no despego mi vista de ella. – Aunque preferiría que me dijeses que si- escucho unas risitas. Mi corazón se detiene, y todo lo demás me ha abandonado.

-Alejandra… - escucho salir de su boca apenas. – Yo…

-Acepto. 

 

Notas finales:

Gracias por leer, ¡besos! y un abrazo, Feliz año atrasado c:!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).