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Mi pareja perfecta 2 por Brit

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Notas del capitulo:

Holaaa, y llegamos al tan esperado saltito en el time. 

Espero que les guste o:!

 

3 años después.

Caro.

-Gracias - canturreo feliz llegando a mi apartamento. Hace meses que no venía aquí, pero hoy mi bella Antonieta tenía control con el veterinario así que no quiero que Juan la moleste. Estuvo muy enferma.

-De nada- dice Angie descompuesta soltando a mi gata.

La miro y está llena de rasguños, y es que mi bebé le hizo casi imposible guardarla en su jaula transportadora. Se sienta en el sillón y cae desplomada.

Saco agua oxigenada y un algodón.

-Prepárate. – Me mira y abre los ojos de golpe.

-Genial. - Ironiza.

La miro feo y le coloco un algodón muy empapado.

- ¡Aush! ¡Me arde! - llora.

- ¿Dónde está tu rudeza? - la molesto. Se ve muy sexy con la polera sin mangas y los arañazos ¿O es muy calenturiento lo que estoy diciendo?

-Pervertida. - Me mira de reojo con una media sonrisa.

-No sé de qué hablas- sigo en lo mío. Hasta que se me cae el algodón y le empiezo a hacer cariño. Me besa y nos quedamos en el sillón.

-Tengo que ir a trabajar…

-Pero quiero estar contigo- Hago un puchero. Ok, no nos solemos separar mucho. Es que… me acostumbre a ella… hasta su pesadez la extraño.

-Vendré después ¿está bien? - Sonríe.

Ay me acordé de esa vez que llegó muy sudada…

- ¿Estás pensando cochinadas? - mueve las cejas.

-Sólo un poquitín- Ay su sudor- ¿Y si te voy a buscar?

-Claro- dice feliz. - Yo te espero. – me abraza y acaricia mi rostro con el suyo. – Ahora déjame ir.

- ¡Noo! - lloriqueo.

-Me echarán y tendrás que mantenerme.

-Bueno- me recuesto en ella.

-Era broma, ya muévete. – Me siento y me da un beso.

….

 

Angie.

Voy a trabajar, por suerte ya estoy con ropa deportiva.

- ¿¡que rayos te pasó!? – escucho a Paola. Ella es mi compañera de trabajo, pero está encargada de la parte aérobica, yo del área de musculación.  Admito que nos liamos hace mucho tiempo, pero quedó en nada y hemos tenido una buena relación de colegas. Tanto que invertimos juntas en este gimnasio y nos ha ido de maravilla.

-La gata de mi novia.

-Uy, calma a esa fiera- se ríe.

- ¡Noo! – Me río- La mascota. - Qué demonios.

-Aaah bueno ¿Te echaste algo?

-Si- digo feliz. Aaaw mi novia se preocupa por mí.

-Excelente, ya te dejo, es hora. - Ve su reloj y se dirige al otro lado donde hay muchas mujeres reunidas.

-Ok. – Voy a lo mío y saludo a las de siempre, aconsejo a las nuevas según sus expectativas y etc. Normalmente en esta época (primavera) llegan muchas nuevas, y es que quieren verse más delgadas para el verano. Cabe destacar que este gimnasio se ideó como un proyecto sólo para mujeres, idea de Paola, según ella, se sentirían más cómodas. Y la verdad es que ella sabe de esto, porque este lugar no está vacío ni en invierno.

Tomo mi polera de trabajo y voy de grupo en grupo de chicas. 

- ¿Qué tengo que hacer para ser como tú? - bromea una chica de cabello corto y castaño claro acompañada de 2 más.

-Crece primero- la molesta una rubia. Se ríen.

-Sólo se metódica. - Con que lleguen es un buen avance…

-Ya estas pidiendo mucho- se ríe- Nah es broma, pero me gustaría eliminar esto. - Se toca como loca la flacidez de un brazo. Me rio y le sugiero una secuencia de ejercicios para empezar.

- ¿Y tú? - le pregunto a la amiga que ve a la tipa ir a una máquina.

-Lo que quieras- pestañea rápido.

- ¿Eh? - en estos casos sólo queda hacerse la imbécil.

-Hum, sólo tonificar, ya sabes no quiero verme… fortachona- finge un puchero.

-Está bien, repite más las series con menos peso. Ven - la ayudo.

Miro a la otra chica de cabello castaño a la mitad de la espalda, pero ya está en lo suyo, así que supongo que ya sabe qué hacer. Mi trabajo es ayudar y vigilar que no se maten o hagan malos movimientos, no imponer.

Y así transcurre la tarde, aprovecho de ejercitar yo.

- ¿Wow eres buenísima? ¿Qué te pasó en los brazos? - miro mis marcas y a la rubia de antes.

-… Fue la gata de mi novia, no le gusta el veterinario.

-Vaya, tienes novia. Todas las buenas están pilladas- se queja. –De todos modos ¿Puedo? -Señala la máquina.

-Oh claro adelante.

-Se sienta y trata de hacer piernas y empuja y en lugar de mover el peso ella queda pegada al asiento con las rodillas en el pecho.

Nos reímos. Olvidé quitarle el peso.

 

 

Caro.

Voy a buscar a mi novia a su trabajo, un gimnasio del centro, de hecho está cerca del bar, y algo lejos de su casa que queda más a las afueras, supongo que ir a donde vivo yo será más conveniente si está cansada.

Entro y voy a su área, no es la primera vez que la vengo a buscar, está en una máquina de piernas riéndose con una rubia, pronto se agacha al lado y cambia el peso. Ella se inclina y toca su antebrazo.

¡Maldita rubia peliteñida!

 

 

Angie.

Me agacho a bajar el peso a 25 kg. Y ella me toca un arañazo cerca del codo.

- ¿Te pican?  Puedo darte un ungüento.

-Eh… no no, pero gracias- termino lo que hacía y me pongo de pie. - Bueno todo tuyo- sonrío.

-Gracias. –Me sonríe, asiento y miro al lado y se me hela la sangre.

Camino hacia Caro fingiendo estupidez, total no hice nada. Aunque sé que está enojada, maldita sea, es una transformación enorme de su cara de niña buena cuando eso pasa.

-No te enojes. - Para que disimular, entrecierra los ojos- Por favor- susurro.

- ¿Quién es esa zorra? - se enoja.

-Llego hoy, te agradecería que no me espantes a una cliente. - Murmuro- No es raro de todos modos.  

- ¿¡Cómo que no es raro!?- me mira pasmada. - ¿Es decir que se te pasan insinuando putas?

-Tampoco es tan así… pero a veces pasa. – La calmo. - No muchas.

-No te creo. - Arruga la nariz.

-No soy ninguna mentirosa.

-Lo sé, pero esas sí.

- ¿Y qué quieres que le haga? No puedo insultarlas, tampoco es que me violen- bromeo.

 

La cagué.

- ¡Muy bien si tú no puedes hacer nada! ¡Yo sí! ¡Anótame!

- ¿Qué? - me quedo clavada en el suelo.

-Que ahora también vendré acá en tu horario. Me hace falta de todos modos.

Ahora lo entendí, se me salen un par de carcajadas, es que no me la puedo imaginar. Me mira horrible.

-Carolina, tú eres perfecta por naturaleza. Además, en todo este tiempo nunca he andado en cosas malas ¿porque ahora? – Es decir para qué si yo me porto bien.

- ¡Escucha! Cuando a una mujer se le prende el sensor que dice ‘’esa zorra es peligrosa’’ es porque esa-zorra-es-peligrosa ¿quedó claro?

-Ya pero no te enoj… -Me acerca y me planta un beso. Escucho silbidos y risas.

-Y esto para marcar territorio. –Asiente. – Y gracias por lo de perfecta- se ruboriza orgullosa. Ruedo los ojos con la mano en la frente. Es mi fin.

 

 

Alejandra.

Me deslizo por los pastizales y muros de ladrillo, voy agachada y apunto con el arma.

Me encuentro sola, es un día soleado y el viento se desliza suavemente por lo poco de piel visible que tengo. La estrategia era rodear a los enemigos así que nos dividimos 4 contra 4, creo que han pasado unos 20 minutos, desconozco como estarán los demás.

Se oye el grito de Diego. Escucho un ruido y me escondo tras un muro de ladrillos.

-Quedan 2 contra 1.- Escucho.

Puta madre si sólo quedo yo me muero.

Decido que la mejor defensa es la ofensiva, salgo de mi escondite y caigo en la trampa. Me apuntan directo al pecho.

-AAAAH- me quejo adolorida en el suelo con pintura impregnada en el torso mientras que la persona que me ‘’mató’’ recoge una banderita.

-Se acabó, gana el equipo rojo.

Kate se quita el caso con una sonrisita de suficiencia.

-Ale eres un asco- se queja Diego.

- ¡No es mi culpa! - me frustro. – ¡Maldita sea Kate, déjanos ganar aunque sea por pena!

No había conocido a nadie tan malditamente buena en el paintball.

-Divide y vencerás- sonríe dándole los cinco a Peter. - Mala estrategia chicos.

Al final estos viajes de la compañía para reducir el stress han sido geniales, este juego es bueno y siempre vengo pensando en que le ganaré. Pero no, Kate plantea la estrategia a los suyos y siempre ganan. Además, como me toca a mí cuidar la bandera, soy el puto chivo expiatorio.

En estos estos tres años se ha unido bastante a los demás, siempre se llevó mejor con Peter pero no era cercana a nadie, y ahora conversa mucho con él, Margaret y Diego. Incluso hemos salido con ellos dos. Supongo que con Carolina es más difícil puesto que es pesada de personalidad y Nicole… bueno, es obvio. Al menos conmigo mantiene una relación buena… Pero no tan cercana si no Kate me mata. 

Sonrío mirando a mi hermosa mujer que me librará de los malos, mientras Peter, Hugo, y Nicole, de su equipo, están muy ufanos. Sus blancas mejillas están algo rojas por la actividad física, la miro enamorada mientras habla con ellos.

Se acerca a mí y se sienta al lado.

Nos damos un besito.

- ¿Me odias? - bromea apoyándose en mi hombro.

-Nunca- sonrío tomando su mano. La entrelazamos. – Pero tengo dos preguntas.

-Escucho.

-Primero ¿Cómo es que eres tan malditamente buena con el arma? Segundo. ¿Por qué siempre me matas? - enserio, mis machucones al otro día son sólo obras de ella, hasta me mira petulante cuando los ve.

-Huum cuando iba al campo jugábamos con rifles y apuntábamos a latas, supongo que eso ayuda.  Y segundo, es porque nadie más que yo puede dispararte. Eres mi premio- bromea.

Ay, me dio algo sexual. ¡Házmelo!

- ¿Y si nos perdemos en el bosque y cobras tu premio? - la miro traviesa.

-Hay cámaras.

- ¿Cómo lo sabes?

-Ya revisé- dice bajito.  La miro.

-Te amo.

-Yo también a ti- Nos abrazamos. Le doy besitos en el cuello.

-A comer- escucho de lejos.

- ¡Genial! Da hambre regenerarme tanto golpe- la miro haciéndome la víctima. Se ríe bajito.

-Vamos.

Comemos con todos los de la oficina, los de las otras plantas están con sus colegas.  En eso llega Leo con Valentina y se sientan en unos puestos disponibles.

- ¿Cómo les fue? - pregunto.

-Hahaha- se ríen muy creídos- ¡Ganamos! -Se abrazan de los hombros fingiendo rudeza.

- ¿Y a ustedes? Kate es buena-. Me sonríe Leo.

-Sí, lo sé en carne propia…

- ¿No jugaron en el mismo equipo? - pregunta Valentina

-Claro que juegan en el mismo equipo- bromea Leo. Me río con Valentina, maldito.

-Está en el otro. - Dice Kate. –Propusieron que las parejas no fueran juntas.

-Oh- sonríe comiendo. - Igual es interesante, pero no me gustaría dispararle a mi amor. - Se dan un besito.

- ¡Ves! – La molesto viéndolos- ¡eso deberías decir!

-Me gusta dispararte.

-Ahahaha- lloro.

-Pobre Ale- bromea Leo- ¿Y cómo están para mañana?

- ¡Excelent! - levanto el pulgar. Viene mi cuñadito de visita, hace tiempo que a veces se va a quedar con nosotras, aprovecha de estar con Kate y ser lo más parecido a hermanos que se pueda, ya que no se criaron juntos. Además, es muy respetuoso y bien portado, no como otras…

Aunque admito que aun no vendo mi departamento porque se lo prestaba a Gabi y no he tenido tiempo. Tengo una especie de ‘’instinto de hermana mayor’’ con ella, es difícil no quererla.

Kate sonríe.

-Sí, hace unos meses no viene.

- ¿Ustedes no han ido?

-Hemos tenido mucho trabajo- dice Kate más pendiente de la comida. - Quizá por eso hacen estos jueguitos.

-Sí, es verdad. – Dice apesadumbrado. – Hace poco me enteré que Gabi se fue, Cris casi se murió. -Rueda los ojos.

Kate levanta la vista, yo me hago la pendeja. Digamos que la ayudamos un poco con el asunto de que viva sola.

- ¿A sí? - pregunta. Yo sigo comiendo.

-Sí, no sé para qué tanta prisa. Pero hablé con Cris que la visita seguido y me dijo que está bien, pero que papá está sentido.  De todos modos, ella los visita cada vez que puede y lleva sólo dos años de egresada, así que está más preocupada de su trabajo.

‘’Si claro trabajo…’’ pienso.

-La casa debe sentirse muy vacía. - Comenta. Leo se ríe.

-Nuestros padres deben estar con trauma por el silencio repentino.

-Si es verdad- sonríe Kate. - Bueno, tarde o temprano iba a pasar.

-Ajá- dice Leo terminando de comer- Y siempre se mandó sola.

Sonreímos.

 

 

Gabriela.

Respiro cansada, de verdad este trabajo es agotador, estoy en un hospital. De verdad crecer es horrible. Aunque tiene sus ventajas… Llego a mi departamento, es un poco solitario pero necesario. Aún no compro todas las cosas que esto necesita para llamarse hogar. Llevo aquí apenas dos meses. Al menos el dormitorio, la cocina y el baño están completos.

Me recuesto y saco mi celular.

Gabi: Hola ¿Qué haces?

Charlotte: Hola, estaba estudiando. ¿Cómo estás?

Gabi: Bien, ya me estoy acostumbrando… ¿Y tú?

Charlotte: ¿No me das buenas expectativas de mi futuro eh?

Me río, A Char le queda tan poco… y ha sido tan jodidamente difícil, bueno el primer año más o menos, hubo un tiempo que nos podíamos ver un día a la semana, pero dios, la amo tanto que no me importa. Luego quizá sus padres bajaron la guardia y nos veíamos más, aunque no más de 2-3 veces.

Ahora por lo menos pasa noches conmigo. Sonrío traviesa.

 

Charlotte: Estoy más o menos, no debería quejarme.

Gabi: ¿Qué ocurre?

Charlotte: Te extraño…

‘’Te extraño’’ esa es la palabra que sale escrita en el 40% del total de nuestro chat.

Gabi: Yo también a ti… pero no queda mucho…

Charlotte: Tengo miedo…

Gabi: Me imagino. Pero aún no es hora…

Charlotte: Tienes razón

Gabi: Siempre la tengo

Charlotte: Claro que no.

Gabi: Claro que sí.

Charlotte: Te amo

Gabi: ¡Yo también!

Charlotte: Quiero verte.

Esa palabra ocupa el otro 40%

Charlotte: Te iré a ver, a la mierda todo.

Me río, me encanta cuando se pone rebelde.

Gabi: Awww te amo tanto, te espero.

 

Ordeno el desastre que tengo, me cuesta el orden realmente y recuerdo la conversación con mamá cuando apenas llevaba un mes aquí.

 

Hace un mes

Llego agobiada del trabajo, es decir, tengo mucha energía. Pero la monotonía no me gusta y al parecer tendré que acostumbrarme, más encima en este maldito hospital son todos tan serios. Me tiro a la cama

Al menos compré una cama grande- sonrío perezosa- quién necesita sillones si tienes una cama enorme.

Se escucha el timbre.

Atiendo y veo a mamá mirándome demasiado seria.

-Yo no fui. - sonrío y me hago a un lado.

-No vengo por las frazadas y vasos que te robaste- ironiza. Entra y mira sorprendida dentro.

-Si si, compraré sillones algún día- me rio sentándome en la mesa.

-La verdad- se sienta en una silla para comer. – Es que estoy agradablemente sorprendida de que no esté quemado. - Me toma el pelo.

-Gracias por la fe vieja.

-No vivirás en la casa, pero si dices eso de nuevo te desheredo.

- ¿Tengo herencia? - sonrío

-Claro, eran esos vasos.

Nos reímos.

-No, hablando en serio. Tenemos que hablar Gabriela.

Se de lo que quiere hablar, y odio que diga mi nombre completo con ese tonito, es como cuando me esperaba una buena llamada de atención después de que la llamaran del colegio.

-Bien- bajo la cabeza.

-Quiero que me digas la verdadera razón por la que te fuiste.

Mi corazón late asustado, es mi mamá maldita sea.

Inhalo mucho aire.

-Por Charlotte. – Digo con un nudo en la garganta.

- ¿Estas con ella verdad?

-Si… 3 años, 3 meses y dos días – bromeo en lo último con una sonrisita viendo mis rodillas.

-Bueno eso es algo que ya sabías que yo sabía. – Me río bajito echándole una mirada. Me mira a los ojos.

- ¿La amas? - Me fuerzo a mirarla, porque en el fondo me hace esta pregunta porque ella quiere que se lo reconozca nada más.

-Demasiado- Dejo salir un par de lágrimas. Me mira fijamente como si estudiara mis ojos y espera a que me reponga un poco.

- ¿Por qué no nos lo dijiste?

Ese momento en que eres psicóloga, y luego del trabajo te sientes tú en el psicólogo.

-Por miedo, pensé que con Kate ya tendrían suficiente… No te enojes con ella… no tuvo nada que ver.

-Lo dices como si fuera algo malo.

-Oh por favor, tu sabes cómo es el mundo. Soy demasiado familiar como para arriesgarme a que me rechacen.

-Sí, pero nosotros nunca fuimos como el mundo- pone los ojos en blanco- Además ya tenemos la experiencia.

… Nos quedamos en silencio.

- ¿Creíste que culparíamos a Kate?

-Seh. - Digo en seco sacando esa horrible preocupación de mi –  ya ha sufrido mucho y ahora está tan bien que no quiero echárselo a perder.

-Bueno si te preocupas así de tu hermana significa entonces que te criamos bien, ustedes no han matado a nadie Gabriela.

-No- suspiro.

- ¿Cuál es el problema con Charlotte?

- ¿Cómo lo sabes?

-Cambiaste hija. - Me mira- el primer año casi llegas a la seriedad de Kate.

-Sigo siendo igual.

-Ahora te ves mejor pero no del todo, sigues siendo soportable. - Me hace una mueca burlona.

… Me rasco una oreja.

-Sus padres. – Dejo salir. - Ellos no son como ustedes…

-Ya veo. ¿Me imagino que querías que egresara verdad?

-Es su sueño- suspiro, mis ojos me traicionan de nuevo.

-Yo creo que lo hiciste bien- me mira. Probablemente pensó todo lo que pensé yo, somos tan parecidas.

-Fue difícil mamá, sigue siéndolo. – Me quejo enojada con el mundo. Me abraza.

-Pero ya les queda poco.

- ¿Y si sus padres la hacen elegir? ¿Y si tiene miedo y se aleja de mí?

-Gabriela- me reprende- conociéndote como te conozco, no te enamoraste de una mujer cobarde y fácil de manipular. Esa mirada que me disté, me recordó a mi cuando conocí a tu padre.

- ¿Así?

-Sí. ¡Las personas como nosotras lo saben al instante! - recita orgullosa- ¡no tenemos paciencia si ya sabemos que es nuestro gran amor! A diferencia de los mojigatos de tu padre, Kate y Leo que tienen que esperar un tiempo para darse cuenta que está en sus narices. –Mueve la mano con desprecio provocándome una risita llorosa. –Aunque a tu padre apenas le di el tiempo, ya sabes que tu madre no espera- guiña un ojo.

-Puaj. - Me rio.

-Oye. – me acaricia- No te voy a preguntar si tu otra mitad sabe.

-Sabe todo desde el principio- La abrazo. Cris es quien me aguantaba en cada momento depresivo por no verla y se quedaba a dormir conmigo casi intuyendo que me sentía sola, es que sin él y Charlotte me muero.

-Y no me dijo nada ese condenado hijo mío. – Me rio. Ya sabía que no habló nada, no con la amenaza que le di.

- ¿Le dirás a tu padre?

- ¿No sabe?

-Lo dudo.

-Necesito pensar primero.

-Claro. –Me besa la frente.

 

 

Presente

Y aún no lo hago, suspiro. Miro la hora, las 9…. No vendrá.

Me recuesto en la cama y me quedo dormida.

Escucho el timbre y abro los ojos. Miro la hora… las 00.00 Voy a la puerta un poco asustada y la abro dudosa.

- ¡Charlotte! - La miro con la boca abierta. Entra rápido, le echo un ojo, hasta creo que está más alta. Se ve algo despeinada y ojerosa.

Es tan hermosa.

- ¡Esta todo mal! - me mira con pánico. - ¡Se enteró! - coloca sus manos en su cabeza.

- ¡¿Qué?!… - Parece una mierda del destino, sólo le faltan 4 meses para terminar.

-Dejé el celular en mi cama cuando me fui a bañar y mi madre entro a mi cuarto… - Pero que vieja más metida.

- ¿Y qué pasó después?

-Le dije todo. - Suspira- ya era tarde de todos modos.

- ¿Qué dijo? - Digo como muerta. Crónica de una muerte anunciada.

-Que tenía que dejar esas estupideces, que era una etapa, que no te podía volver a ver si quería saber de ellos. Que no es correcto…

-Ya. - Suspiro pegada a la pared.  Me tapo los ojos

Ella se queda en silencio sumergida en su propia tragedia.

- ¿Vas a terminar verdad? - empiezo a llorar. ¿En qué momento me volví tan insegura? No tenía tanto miedo desde que el primer año de nuestra relación me dejó de hablar por una discusión estúpida. Al menos terminó bien, recuerdo que me regaló una flor como las que le daba yo, esa vez también se escapó y me fue a ver de noche.

Eso no ayuda a que llore menos.

- ¡No seas idiota! - se enoja ya llorosa- No quiero esto termine… Nunca

Suspiro aliviada y la quiero abrazar pero ella ya viene hacía mí. El nudo en la garganta es tan grande que ni nos besamos, a pesar de que esta semana no la había visto. Siento sus mejillas húmedas y su olor que extrañaba tanto.

- ¿Cómo es que estás acá?

-Iba a venir sí o sí.

-Mocosa rebelde. - Bromeo. Ahora no le importa que la reten… ha cambiado, y la amo tanto.

Nos sentamos en la cama muy cerca con las espaldas apoyadas en el respaldo y las piernas juntas y recogidas.

-Nos gritamos- dice luego de unos minutos. - Nos gritamos por lo que parecieron horas, no me acuerdo muy bien de todo, pero hasta mi hermana llegó y se enteró de la peor forma, ni a ella le había contado por miedo a que se le saliera. Papá estaba mudo- Llora y le tomo la mano, se la aprieto y me devuelve el apretón. – Al final, me hizo elegir…

La miro.

-Y le dije… mírame eligiendo y tomé la mochila y me vine con lo puesto. - Murmura apenas. - Creo que nadie se movió hasta que salí de casa.

Cierro los ojos y me muerdo fuerte. Noto que se recuesta hacia mí y la acuno en mis brazos.

Me mira y me acerco para besarla, nos damos el beso que hace tiempo no nos dábamos, ese que suena a un te extraño; largo y apasionado.

-Te amo tanto- susurra acariciando mi rostro con los ojos cerrados.

-Y yo a ti. - La miro hasta que abre sus ojos.

-No sé qué hacer- reconoce. - Sueles tener buenas ideas, ¿qué sugieres?

-Que esperes a se les enfríe la cabeza y vuelvas para conversar. – Si cabe la posibilidad de que tenga algún trato con su familia debería tomarla.

-No creo que se vuelvan amor y paz de la noche a la mañana. - Me mira seria.

-No… pero al menos podrás ir buscar tu ropa interior- La molesto. – Hasta entonces puedes usar la mía. - Muevo las cejas, se ríe.

-No gracias.

-Bueno, anda sin nada. No me voy a quejar. - La abrazo. - Lo importante es que tienes donde quedarte.

- ¿A sí? –me molesta.

-Yo siempre estaré para ti- le hago cariño.

-Y yo para ti- me mira tan tiernamente. Amo sus ojos. – Me siento como… libre.

-Sí, aunque no fue la mejor forma. Mi madre ya sabe… - No había querido contarle…

- ¿Desde cuándo? - ahí está esa mirada seria cuando le oculto algo, nunca lo hago, pero esto es necesario maldita sea.

-Un mes. - Le digo. - No me mires así, tú sabes que no te oculto cosas. Es que… quedaba tan poco que aplacé todo…

-Lo dejaré pasar porque entiendo más o menos… pero como sea, ¿Qué te dijo? - me mira preocupada, ella sabe que los necesito.

-Lo tomó bastante bien, ya sabía- levanto los hombros- por suerte mi hermana no salió perjudicada, pero aún no le digo a papá.

- ¿Te acompaño? - Quedo mirándola como si no la conociera, ¿acaso la salida de closet la hizo indestructible o qué?

-Amor- me ruborizo coqueta- no te reconozco. ¿Quién eres? – Se ríe.

-Es que ya sabes… eres más apegada a ellos que yo con los míos.

- ¿Te acompaño yo?

-No.- me mira pasmada. - No va a ser bueno.

-Y si te quiere chantajear y alejarte de mí, necesito defender lo nuestro- me enojo. – Ya veo te encierra en la casa.

-Tengo 21 años.

-Oh que grande- ironizo.

-No pensaste eso cuando me quitaste mi inocencia- dice enojada, hasta que ve mis ojos pervertidos y la sangre se le sube a la cara.

- ¡Me refiero a… conquistarme y eso!

-Ya lo dijiste. – Le doy besitos por donde puedo. – Me lo hiciste tan difícil- me enojo. – Ignoradora.

-Sin vergüenza. – Me contesta.

-Controladora.

-Como te atreves- bromea.

- ¿Acaso se te olvidó que botaste mis pastillas anticonceptivas a la basura? - me río acordándome. Debió dejar que terminase la caja al menos…

-Ya no las necesitabas- entrecierra los ojos. –Además hacer tropezar a los que me querían saludar no era muy cortés.

Me río recordándolo, pero es que no entiende que todo de ella enamora.

-Es que no quiero que alguien te coquetee. - Me sincero asesinamente. Exhala mucho aire.

-Hemos pasado por tanto… Y te preocupa esa estupidez.

-Pero te pueden ofrecer algo más cómodo- Lloro. - Que pasa si tus padres deciden buscarte citas.

-Si claro, soy el tipo de mujer cobarde y reprimida que tiene un lindo marido que no ama. - Bromea pesada.

-Uy que ruda. - Beso su cuello y me acaricia la nuca.

¿Es que mi madre no se cansa de tener la razón?

-No creo que vuelva- suspira por las pequeñas mordidas que le doy.

-A ¿no? - pregunto disfrutando su piel.

-No- pareció más un gemido que una respuesta. - No quiero estar viéndote a ratos, quiero estar todos los días contigo- suspira buscando mi boca con los ojos cerrados.

-No sabes cuánto me alegra oír eso- digo recostándola en la cama y dándole un beso efusivo acercándola de la cintura a mí.  

 

Notas finales:

Estas son una suerte de Romeo y Julieta :'c asdjks

gracias por sus rw <2


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