Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un regalo desde Rusia con amor. por LaGataenelTejado

[Reviews - 25]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Capítulo 4. No lo estropees, Jeevas. No lo estropees...

 

Salió tan cansado de la última clase del día, que se llevó los dedos a la sien, masajeando la zona y gimoteando angustiado. Matt odiaba Literatura, porque a él le gustaban la Ciencia y la Tecnología. Era malo recordando textos largos y cosas que para él eran absurdas. ¿De que le servia estudiar la narrativa antigua?. Veía mas práctico el saber programar y reparar aparatos.

 

En cuanto puso en un pie en el patio, se quedó plantado en el sitio, mirando como Elle estaba apoyado contra el tronco de un árbol y sentado en el césped con Light entre sus piernas escribiendo con prisa algo en una libreta color azul. Todo seria perfecto si la presencia de un cierto ruso de cabellos rubios no enturbiase su paz interior. Mierda, todo estaba cambiando.

 

Aquella primera semana de Mello como nuevo estudiante fue un antes y un después. Ya de por si, el compartir espacio vital con él en casa no era muy de su agrado; no cuando apenas se miraban y no había sido capaz de olvidar lo ocurrido en el dormitorio aquella fatídica y vergonzosa noche. Ahora el muchacho se llevaba bien con sus dos mejores amigos, que le miraban como un león mira a un ciervo, hambriento y baboso. La gente del instituto parecía encontrarlo interesante, como si nunca hubiesen visto a un extranjero. Y todo eso le estaba poniendo de los nervios.

 

Se acercó decidido, mirando de reojo aquella postura informal que Mello había adoptado al estar tumbado junto a Elle con un brazo sobre el rostro, cubriéndose así de los rayos de sol.

 

-Ei, cachorro. - Lawliet le sonrió traviesamente cuando sus ojos negros se encontraron con aquellas esmeraldas. - Si que has tardado en salir. - hizo espacio, quitando su mochila y agarrando la cintura de Light para moverlo un poco hacia la derecha, dejándole sitio a Matt.

 

-Si, vaya mierda. - Se sentó a su lado, mirando furioso al rubio y arqueando la ceja. Tener que soportarle también cuando estaba con Lawliet y Light era un asco. - ¿Que hacéis?, ¿No os vais a casa?.

 

-Umm... la verdad es que hemos pensado en ir al cine. Mello se apunta, ¿Te vienes?.

 

¿Si?, ¿el rubio se apuntaba?, que novedad... Chasqueó la lengua, dejando caer su propio peso sobre las palmas de las manos que tenia en el césped. La idea de ir al cine con sus amigos siempre era divertida, pero sumar al rubio al pequeño grupo no le parecía motivo de fiesta.

 

-Pues no sé.

 

-No seas rancio... - Light, concentrado en sus tareas, pegó mas la espalda contra el torso de su novio, ladeando un poco el cuello cuando Elle depositó dos suaves besos sobre su piel. - Además tu querías ver la nueva película de Tarantino, ¿cierto?. Te pusiste muy pesado con eso.

 

Mello se sentó lentamente, rascándose la zona quemada del rostro con los dedos. Miró la expresión molesta de Matt y terminó poniéndose en pie.

 

-Creo que paso del cine. Otro día. - se daba cuenta perfectamente de lo incómodo que era hacer planes cuando la zanahoria humana estaba presente, y no quería incomodarle mas todavía, a pesar de que le apetecía bastante ir al cine por primera vez desde que había pisado Inglaterra.

 

Quizás todos esperaban que Matt se ablandase y dijese algo en plan... “Oh, bueno, vente, lo pasaremos bien”, pero nada de eso ocurrió. Es más, la sonrisa satisfecha en el rostro del pelirrojo hizo que sus amigos les mirasen algo asombrados. Si que debía de tenerle manía al pobre rubio.

 

-Nos vemos. - Mello se despidió de ellos con la mano, caminando de forma indiferente hacia la parada de autobús mas cercana. Por suerte había aprendido a moverse con soltura por la ciudad usando el transporte público.

 

Cuando ya no hubo peligro de que les escuchase, Elle rodeó la cintura de Light con el brazo, mirando de forma intimidante al pelirrojo.

 

-¿Que mierda te pasa?. ¿No te da pena?. Acaba de llegar a Londres y tu ya lo estás tratando como basura.

 

-Y de basura no tiene nada, yo mas bien diría que es parecido a un pequeño manjar extranjero... - Light sonrió traviesamente, mordiéndose el labio inferior.

 

Lawliet se echó a reír, cogiendo a su novio de la barbilla y dándole un beso fugaz que le hizo jadear levemente. Matt puso una mueca de asco graciosa ante aquello, mirando hacia otro lado y sonrojado. Se cruzó de brazos, pensando en las palabras del moreno.

 

-Es que no le soporto. - parecía un niño pequeño enfurruñado quejándose por la falta de caramelos.

 

-¿Por?. Que yo sepa, él no te ha hecho nada. ¿O te ha hecho algo y no quieres contárnoslo?.

 

Ahora si que tuvo a los dos amigos mirándolo fijamente, con un par de sonrisas maquiavélicas en la cara.

 

-No. Bueno...puede...no sé. - se apartó nervioso el cabello de la frente, pensando en la voz de Mello gimiendo al otro lado de la pared. Habían pasado días de eso y aún lo recordaba como algo que pudiese palpar con la mano. ¿Que cojones le ocurría?.

 

-Mail Jeevas. Cuéntalo. - Light se acomodó de lado, con medio cuerpo apoyado contra el de Lawliet y metiendo dos dedos por el huequecito que quedaba entre los botones de la camisa de su novio, tocándole la piel.

 

-Pero si no es nada. Simplemente escuché a Mello cuando se estaba masturbando.

 

La cara de los chicos fue un poema. Lawliet con la boca entre abierta y Light relamiéndose los labios.

 

-Vaya, ¿y que tal?. - el castaño soltó una risita, mordiendo fugazmente el cuello de su novio. - ¿Te encendiste?.

 

-¡Oh, por dios! ¿Tienes que preguntarlo con esa cara de pervertido?. - se cubrió el rostro con las manos, lloriqueando y quejándose entre dientes mientras que sus dos amigos se echaban a reír.

 

-¿Que edad tienes, Matt?. ¿Doce años?. Ni que Mello hubiese matado a alguien.

 

Las palabras de Lawliet rebotaron en su cabeza como una maldita pelota de ping pong. No se consideraba un chico infantil con los temas sexuales, sabia las lecciones básicas y lo que toda persona adulta debe saber. Pero Matt jamás había tenido pareja y mucho menos practicado el sexo. Se sentía muy pequeño cuando sus amigos hablaban abiertamente de temas de esa índole, y aunque le avergonzaba reconocerlo, se había encendido como una maldita cerilla gracias a Mello.

 

-Lo sé, se que es algo natural. Pero no era eso lo que yo...lo que yo quería contaros. Bueno, digamos que me calenté, si, un poco... - estaba tan rojo que sus amigos tuvieron miedo de que comenzase a echar humo por cada orificio de su cuerpo.

 

-Bueno, no me extraña. Debió de ser jodidamente sexy escucharlo. Que pena que no podamos disfrutar de eso.

 

El pelirrojo miró extrañado a Lawliet.

 

-¿Qué?.

 

-Le hemos dicho a Mello si quería hacer un trío con nosotros, pero se ha negado. - Light puso morritos inocentes, sonriendo cuando escuchó gruñir muy levemente a su chico ante aquel gesto. Sabia que a Lawliet le ponía muy cachondo cuando se hacia pasar por un chico inocente.

 

Matt no supo como tomarse eso. Solo sabia que una parte de su cabecita se alegraba enormemente de que Mello se hubiese negado, y no sabia el por qué, pero le aliviaba el no tener que soportar una nueva historia de conquista erótica por parte de sus amigos que tuviese al ruso como protagonista principal.

 

 

--o0o--

 

 

Mello salió desnudo del cuarto de baño, cantando al compás de la música que sonaba de manera estridente desde su dormitorio, aprovechando que los Jeevas se habían ido a una reunión de amigos y Matt estaba en el cine. Bailó de forma natural en su habitación, buscando algo cómodo para ponerse mientras se secaba el cabello con una toalla y suspiraba tranquilo. Adoraba la soledad.

 

Optó por unos pantalones de chándal negros y una camiseta de manga larga muy ancha que le dejaba medio hombro al descubierto. Antes de dirigirse hacia el salón de la planta inferior, revisó su teléfono móvil, sonriendo al ver un par de mensajes de dos chicos diferentes a los que quería tirarse antes de finalizar la semana. Había decidido distraerse y el conocer nuevas conquistas nunca era un problema. Le vino a la cabeza el rostro de Matt, y sus dedos se aferraron con algo de rabia sobre el teléfono móvil. Si que le habría gustado mucho ir al cine con ellos, porque le interesaba bastante aquella película pero no quería comenzar a ser una molestia mayor de lo que ya era para el pelirrojo.

 

Aline les había dejado en el frigorífico bastante comida recién hecha, repitiéndole una y otra vez a Mello que estaba muy delgado y que debía de comer en condiciones en aquella casa si no quería terminar castigado a diario. Eso le dio algo de miedo después de haber visto como aquella mujer reñía al pelirrojo, así que Mello decidió obedecer por su propia seguridad. Calentó la comida en el horno y después se acomodó en la sala de estar encendiendo la televisión. La vagancia y el sueño le llegaron bastante rápido una vez que comió y se tumbó en el sofá, cerrando los ojos pesadamente al cabo de media hora. Se acurrucó haciéndose un ovillo y durmiéndose al instante, ajeno a que dentro de una hora Matt llegaría a casa.

 

El pelirrojo cerró la puerta a sus espaldas, extrañado por no escuchar el ruido de su madre canturreando mientras fregaba o los pasos vagos de su padre. La televisión si pudo oírla una vez que puso el pie en su casa, caminando hacia el salón y asomando la cabeza curioso. El ver a Mello dormido en el sofá le creó una sensación algo desagradable en el cuerpo. No por el muchacho en si, si no mas bien porque la película que habia visto en el cine le había encantado y se sintió culpable de haber excluido a Mello de aquella forma. Caminó hacia él despacio, como si el rubio se fuese a despertar en cualquier momento y abalanzarse sobre su cuello. Tragó saliva ante aquel pensamiento. Mierda, ¿por qué le excitaba pensar en los dientes del ruso?.

 

Se sentó en el borde del sofá, muy pegado al cuerpo frio del rubio. Lo observó con detenimiento, fijándose en sus facciones. Mello tenia un rostro afilado, que se le antojaba como el de un felino; además la quemadura... no creaba una sensación de desagrado, si no mas bien era como si le otorgase una personalidad bastante misteriosa. Quizás eso fue lo que la gente de su instituto encontró fascinante en el muchacho. Sumado a sus ojos como zafiros, hacían una combinación bastante resultona.

 

-Mello, despierta. - se frotó la nariz, frunciendo el ceño. No había necesidad de despertarlo pero tuvo aquel impulso repentino.

 

El cuerpo del ruso solo se movió unos instantes, colocándose boca arriba en el sofá con el rostro tranquilo mientras continuaba durmiendo, ignorando el rubor de Matt al ver como la maldita camiseta de su cuerpo se deslizaba un poquito más por la piel de su hombro. Bufó, maldijo y gruñó ante la necesidad de acariciar la piel expuesta con sus dedos. Y como Matt era un maldito niño inquieto, si que lo hizo.

 

Sus dedos acariciaron la clavícula del rubio, mordiéndose el labio inferior cuando los deslizó muy suavemente y con miedo hacia sus labios, rozándolos con la yema de forma muy leve, con miedo a despertarlo con aquel roce. Apretó el puño que tenia cerrado en su propio muslo y entonces, Matt se inclinó despacio, tragando saliva y cerrando los ojos cuando sus labios hicieron contacto contra los del ruso, jadeando al sentir de nuevo aquel frio y el cosquilleo que sintió la primera vez que Mello se tomó la libertad de besarle sin permiso. Mierda, era mejor de lo que recordaba.

 

Se inclinó mas hacia él, y aquellos dedos que acariciaban su hombro, ahora bajaban sinuosamente por medio costado del muchacho, aferrándose a la camiseta que llevaba. La sensación del beso le resultó mas placentera en cuanto sintió que Mello se removía, entre abriendo los labios.

 

-Lo siento... - parpadeando un par de veces y jodidamente ruborizado, Matt miró como el rubio, con los ojos entre abiertos, le observaba en silencio.

 

No dijo nada. Sus delgados dedos enlazados a los mechones de la nuca de Matt hablaron por si solos, apretando un agarre que solo hizo que volviesen a besarse y esta vez con hambre, saciando la excitación de dos chicos de 17 años que claramente se sentían atraídos mutuamente. A pesar de que Matt no quería admitirlo.

 

Las manos de Mello bajaron por la espalda del otro, obligándolo a que se medio tumbase sobre él y flexionando las piernas para hacerle un hueco a Matt contra su cuerpo. Podía notar el temblor nervioso del chico, que le besaba con gula y algo de inexperiencia. Eso no hizo que su excitación aflojase, al contrario, el rubor y la inocencia del pelirrojo eran algo bastante ardiente para él.

 

-Yo...esto no está bien... - Matt cerró los ojos, al sentir como debido a que había dejado de besarle, Mello se había tomado la libertad de besar parte de su mentón, saboreando con placer su piel caliente.

 

-No lo estropees, Jeevas. No lo estropees... - le agarró de la camiseta, tirando de él otra vez para besarle con bastante lascivia la boca, haciéndose con el control de aquel beso que comenzaba a ser bastante sexual.

 

Mello estaba cachondo, y no se avergonzaba de hacérselo ver al otro, rozándolo contra su cuerpo y rodeando parte de las caderas de Matt con una pierna. Le arañó suavemente el rostro, tirando de su labio inferior con los dientes y mirándolo a los ojos. Aquellas esmeraldas que parecían destilar un maldito fuego infernal, acorde con el puto calor abrasador de su piel. Ese calor que Mello quería sentir inundándole hasta las entrañas.

 

El pelirrojo se dejaba hacer sumisamente, con una mano bajo la camiseta del rubio y acariciándole el abdomen con algo de temor. Tenia la entrepierna jodidamente dura y excitada, tanto, que le dolía una barbaridad. Se sorprendía a si mismo de como con Mello podía pasar del rechazo a la adoración en menos de un minuto. Sobretodo tras haberse pasado el rato con sus amigos criticando al ruso por tonterías que solo sabia que las usaba como escusa para intentar que sus pensamientos dejasen de girar en torno a él.

 

La mano de Mello sobre su polla le hizo jadear entre cortadamente, ruborizándose y apoyando su frente contra el cuello del muchacho, en un pésimo intento de ocultar lo avergonzado que se sentía. Eso hizo sonreír al otro, que metió la mano bajo la camiseta de Matt para arañarle la espalda, continuando con un masaje tortuoso a la vez sobre su pantalón, en aquella zona que ardía como el infierno.

 

-Eres muy tímido, chucho. ¿Por qué no te relajas un poco?. - la voz en su oído, como un susurro ronco cargado de tensión sexual.

 

-Imbécil... - el fino hilo de voz que salió de entre los labios de Matt, fue algo que ocasionó que el maldito ruso se riese durante breves milésimas de segundo.

 

Intentó relajarse, por supuesto que lo intentó. Pero fue en vano cuando la voz de sus padres en el recibidor le hicieron salir disparado como si tuviese un resorte en el culo, colocándose bien la ropa y sentándose como alma que lleva el diablo sobre el pequeño sillón que había al lado del sofá. Se acurrucó para ocultar su erección abultada y vio como Mello usaba la manta del propio sofá para camuflar también aquel problemita entre las piernas.

 

Se miraron de reojo, ambos aún algo alterados debido al susto. Aline entró en la sala riendo junto a su marido.

 

-Oh, pero si están aquí los reyes de la casa. - se acercó a su hijo, besando vergonzosamente su frente como si fuese un bebé y después hizo lo mismo con Mello. - ¿Que hacéis?.

 

-¿No es obvio? Vemos la tele. - el pelirrojo, cuyo timbre de voz ahora era agitado y agudo, carraspeó la garganta mirando el televisor. - Vemos un programa, de estos que hacen cosas.

 

Mello evitó reír de nuevo, debido al ceño fruncido de Matt cuando se dio cuenta de que estaban echando un documental sobre la vida del león.

 

Henry Jeevas sonrió, sentándose en el otro sillón individual y masajeándose el cuello.

 

-Esa reunión me ha destrozado los tímpanos. ¿Por que Emma no consigue callarse un maldito minuto?.

 

-Querido, no digas eso de ella. Es una buena mujer aunque a veces sea algo cansina... - Aline se apartó el cabello del rostro, mirando el reloj de pared. - Tengo turno en el hospital dentro de cuatro horas, pero antes queríamos comentaros algo. - se sentó en el reposa brazos del sillón donde estaba su hijo y le acarició el cabello unos segundos. - A tu padre le han recompensado con un fin de semana fuera, en un hotel situado en la montaña cerca de una zona para esquiadores. ¿Os apetece?.

 

Matt se sorprendió gratamente. Hacia mucho que no iban a esquiar ni hacian un viaje en familia. Asintió bastante contento por la idea, viendo como Mello también estaba conforme ante aquel viaje. Ya era hora de desempolvar su viejo equipo para esquiar.

 

-Bien, le diré a mi jefe que busque una fecha próxima. - todos miraron a Henry, que se había tomado la libertad de cambiar el canal de la televisión buscando algún partido que le interesase. - Iremos a comprar cosas para Mello. ¿Has esquiado alguna vez?.

 

-No. Nunca. - el ruso se había sentado en el sofá, con la manta aún sobre las piernas. Matt se preguntaba si aún estaría algo excitado.

 

-Matt te enseñará, se le da bien. - Aline se sacudió la falda, poniéndose en pie. - Voy a descansar un rato antes de ir a trabajar, si necesitáis algo estaré en el dormitorio.

 

El aludido miró al ruso, tragando saliva y desviando la mirada cuando la media sonrisa del muchacho le atravesó como un puñal directo al corazón. Se acomodó mejor en el asiento, mirando la televisión sin prestar mucha atención y cerró los ojos un par de segundos, relamiéndose sin ser consciente los labios y sintiendo aún el rico sabor de Mello impregnado sobre ellos.

 

-Ah, ¿no os importará compartir dormitorio en el viaje, verdad?. Ya que la oferta solo incluye dos habitaciones matrimoniales.

 

-No. Para nada. - Mello miraba la tele, absorto en un partido que no le interesaba demasiado pero le ayudaba a distraerse. Él tampoco era de piedra y su cuerpo aún tenia aquel cosquilleo que lo inquietaba.

 

Matt negó con la cabeza, con la mano en la sien y gimoteando para si mismo. ¿Compartir habitación con lo mas erótico de Rusia?. ¿Algún problema ante aquello?. Se asustó porque no tenia precisamente una molestia palpable con eso, mas bien un miedo atroz de pensar en que le iba a tocar dormir todo un fin de semana junto al rubio que se había metido en su vida como una droga intravenosa.

 

Que bonito sería aquel fin de semana, vaya que si...

Notas finales:

¿Reviews? :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).