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Un regalo desde Rusia con amor. por LaGataenelTejado

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Notas del capitulo:

Antes de nada, les pido mil disculpas :__( por la tardanza para subir nuevo capítulo de esta historia.

He tenido que preparar todo el desarrollo de los capítulos ahora que lo tengo claro, organizar las ideas y ver como ir argumentando los sucesos y...¡dioses! les prometo que casi me muero en el intento xD no pensaba que este fic se tornase tan complicado, pero en breve comenzará la verdadera trama y les aseguro que será...intensa :_D ni si quiera yo pensaba que seguiria por ese camino. Incluso este capítulo lo considero un capítulo de transición para la historia >__< espero que puedan perdonarme y les guste todo lo que se viene encima.

Estoy respondiendo las reviews pendientes en mis historias, ¡no quiero que piensen que no voy a contestarles! pero ya saben como es la festividad y los dias tan ocupados :( pasen un muy buen Feliz Año nuevo y espero que sigan conmigo en el 2017 ^^

También quiero dejarles mi perfil en Wattpad, donde subo historias que no están publicadas en Amor Yaoi, para que no se repitan mucho en ambas páginas. Excepto Strange Dogs y Dulces,chuchos y detectives. Las demás de temática Death Note son nuevas :)

https://www.wattpad.com/user/LaGataenelTejado

¡Cuídense!.

 

Capítulo 9. Una de cal y otra de arena.

 

 

Se dio la vuelta sobre la cama, con el sonido del reloj de pared como único acompañamiento nocturno. Mello no había podido pegar ojo desde su charla con Matt. 

 

¿Por qué le había dicho eso?, estaba claro que le gustaba, ¿no?. ¿Cuando dejaría de tener miedo?. Enfrentarse a sentir algo más por el que ahora era su hermanastro se le hacia cuesta arriba. Era algo peligroso, porque si los Jeevas se enteraban... no quería ni pensarlo. No quería imaginarse la cara de decepción que ambos padres pondrían si llegaban a descubrirlo. Después de haberle acogido como a un hijo, el hacerles eso solo le provocaba un desazón en el pecho. 

 

Se sentó en la cama, con las piernas cruzadas y el cabello cubriéndole el rostro. Se masajeó la sien agobiado, porque joder...el quería ir al dormitorio de Matt y decirle que no le odiaba, que significaba algo para él. Pero, ¿el qué?. Una vez Mello sintió amor por otra persona dándole su corazón y ofreciéndole una confianza ciega, a pesar de que algo dentro de él supo que no terminaría bien no pudo evitar confiar ciegamente. Y el resultado era parte de su rostro quemado. 

 

Sin vacilar y andando de puntillas, salió despacio del dormitorio hasta entrar como un gato travieso en el de Matt. El cuerpo del pelirrojo se movía suavemente, con una respiración tranquila y ajeno a los ojos azules que le miraban desde la puerta. Se relamió el labio y se fue acercando hasta meterse entre las sábanas. Tuvo que ponerle la mano en la boca cuando Matt se asustó y casi se golpea la frente contra la pared. 

 

-Chucho, soy yo. 

 

-Nghhh... - se removió, apartando la mano y ladeándose cara a cara. - ¿Estás loco?, ¿que haces aquí?. 

 

Mello sonrió cuando Matt avergonzado y ruborizado, se tapaba mas con las sábanas como si se sintiese desnudo. Cuando realmente llevaba un pijama que ocultaba todo su cuerpo. 

 

-¿No te gusta que esté aquí?. - Mello se tomó la libertad de rodear su cuerpo con los brazos, sonriendo y pegando su nariz en el pecho del muchacho. Que caliente estaba y que bien olía el chucho. 

 

Hizo al pelirrojo tragar saliva y palmearle de forma graciosa la espalda como si fuese un bebé. Respiró con dificultad debido a los nervios y se relajó conforme sintió las manos de Mello perderse en su cintura. 

 

-Significas algo para mi. 

 

-¿Eh?... - Matt miró hacia abajo, sumergiéndose en aquellos fríos zafiros que le llevaban por el camino de la amargura sentimental. Que duro era sentir afecto hacia alguien. Tsk, que mierda. 

 

-No te estoy diciendo que te quiera, Jeevas. No quiero que malinterpretes mis palabras. - sus dedos se enlazaron en los del pelirrojo, jugueteando con ellos. 

 

-Yo no esperaba mas de ti. 

 

Mello tragó saliva con dificultad. ¿Que esperaba?, aquella frase era bastante dura pero no quería que Matt pensase que estaba enamorado de él. Sus piernas se enlazaron en las del pelirrojo y sus manos le apretaron la tela del pijama. 

 

-Ya puedes salir de mi cama entonces... 

 

Hizo que el ruso sonriese, mirándolo con aquella mirada felina que no auguraba nada bueno. Oh, diablos.

 

-¿Puedo quedarme un rato?. - se acomodó todavía más, sin dar lugar a discusión posible. 

 

Ambos se miraron en silencio. Matt terminó rendido, pegándose al otro y acariciando con la punta de los dedos su cabello. Tenia el corazón desbocado, dolorido y ansioso. ¿Como era posible sentir tantas cosas a la vez?. 

 

-Jeevas...yo te quiero. Te aprecio y te has convertido en alguien importante para mi. Pero no puedo quererte como se quiere a una pareja, formalmente y...bueno, entregando todo lo que uno tiene, ¿sabes?. 

 

-Entiendo.

 

-¿Soy un bastardo egoísta si te pido que me esperes?. - rió un poco, afligido. Si que había sonado exactamente así. - Olvídalo. - se puso boca arriba, cubriéndose con la sábana del pelirrojo y perdiéndose en las manchitas de pintura que había en el techo. 

 

El cuerpo caliente de Matt aprisionó el suyo cuando el chico tomó el control de la situación, tumbándose sobre él y mirándole con aquella expresión que mezclaba un enfado infantil con la ansiedad por tener algo de contacto físico. Algo de chispa y fuego, como en el viaje a la nieve. 

 

-Estás ardiendo, Jeevas. Como el puto infierno. - la voz de Mello se suavizó, convirtiéndose en algo sensual que haría pecar incluso al corazón mas frio. 

 

Un jadeo incontrolable tuvo como respuesta la mano del rubio tapándole la boca a Matt, sonriendo de medio lado y dándose la vuelta en la cama para ser el dominante de la situación. Consiguió que las piernas del pelirrojo le acunasen, frotándolas contra su piel de forma sexy. La ropa de dormir estorbaba y los dos terminaron quitándosela con prisas, desesperados y besándose sin darle oportunidad ni si quiera al aire a la hora de respirar. 

 

A lo mejor Mello era un egoísta, y estaba seguro de que si, lo era. Pero tenia claro que Matt poseía el poder de colarse en su corazón de una manera agresiva, como llevaba haciendo poco a poco desde que le había conocido. Quizás el ruso estaba roto, demasiado dañado por dentro por todo lo que le había ocurrido en su corta vida. El abandono de su padre sin conocerlo, su relación amorosa, la muerte de su madre, el traslado a Inglaterra... ¿cual era el límite del corazón de una persona?. Llevaba tanto tiempo soportando en silencio el dolor, que conocer a la familia Jeevas fue como una liberación. Con ellos estaba seguro de que poco a poco podría ir resurgiendo de sus cenizas, como un ave fénix.

 

--o0o--

 

 

-Mail, hijo, no mastiques con la boca abierta. 

 

-¡Mamá!, no te inventes las cosas. Y llámame Matt. 

 

Matt puso los ojos en blanco, pinchando de su plato un buen trozo de carne. Habían ido a un restaurante para almorzar fuera de casa aprovechando que hacia menos frio aquel día. Mello sonreía y charlaba de vez en cuando animadamente con Henry Jeevas. El pelirrojo pudo distinguir algo sobre ciclomotores y cuero en aquella conversación. 

 

-Mello, ¿te está dando mucha guerra en las clases particulares?. 

 

El pelirrojo sintió que sus mejillas se ponían tan rojas como su pelo. Hacia unos días que había comenzado a recibir el apoyo del rubio con respecto a las asignaturas que llevaba mas atrasadas y bueno...iban bien, pero si sus padres no estaban en casa, los papeles terminaban en el suelo con ellos montándoselo sobre los apuntes. Era una imagen devastadora y pervertida que se repetía bastante a menudo. Y Matt odiaba su poca fuerza de voluntad, rindiéndose y poniéndole el culo al ruso de mirada fría que aún no era formalmente su novio. 

 

-No, todo va bien. Creo que el próximo examen le saldrá de lujo, ¿verdad, Jeevas?. - le sonrió con inocencia, aguantándose una risilla. 

 

Puto ruso sexy. 

 

-Si. - rechinó los dientes, terminándose su almuerzo mientras sus padres charlaban animados. 

 

No podía quejarse, porque realmente le gustaba mucho abrazar a Mello y enredarse con él entre las sábanas. Cuando lo veía, un cosquilleo de felicidad le atravesaba la garganta haciendo que su boca compusiese una sonrisa que seguramente tenia mucho de bobalicona. Pero, diablos... el rubio era la persona mas sensual que había visto en su vida. Y rememoraba centímetro a centímetro su piel, incluyendo aquella que el rubio celosamente quería ocultar. Porque a Matt le daba igual la cicatriz de su rostro y cuello, la acunaba con los labios para mostrarle que a él si le gustaba todo de su persona. Todo. 

 

-¿Queréis que vayamos al cine o de compras?. - Aline avisó al camarero para que pudiesen pagar los almuerzos. 

 

-Hemos quedado con Lawliet y Light. 

 

-Oh, me alegro mucho de que al fin salgáis juntos los cuatro. 

 

Salieron del restaurante, con Matt estirando los brazos y bostezando. A Mello le pareció tan adorable que le entraron ganas de meterle el dedo en la boca para molestarle. Se contuvo, sonriéndole a los Jeevas y despidiéndose de ellos para echar a caminar junto al pelirrojo directos al centro comercial donde habían quedado. 

 

-¿Crees que Elle y Light llegarán a su hora?. 

 

-Creo que estarán follando como conejos y tardarán mucho en llegar. - Matt bufó ante esa perspectiva, poniendo una mueca graciosa de asco en la cara al imaginarse aquello. 

 

-Bien... - la voz sensual de Mello, alertó al pelirrojo como si fuese un perro. 

 

En cuanto estuvieron entre el gentío que se agolpaba en los escaparates de las tiendas o paseaban entre la gente del centro comercial, Mello enlazó con cariño su mano a la del muchacho para tirar de él hasta llevarle a uno de los pasillos de las salidas de emergencias. Se enganchó rápidamente de su cuerpo, obligando a Matt a que le sujetase el culo con firmeza. 

 

-¿Que haces?, ¿estás loco?, ¿y si nos ven?. - aterrado, el pelirrojo tragó saliva cuando los labios de Mello rozaron los suyos lentamente. 

 

-Oh, vamos...no nos verá nadie, relájate chucho. 

 

-¿Por que siempre me siento como un perro cuando me llamas así?. Tú pareces un gato frio. 

 

Mello rió entre dientes, oliendo el cuello de Matt y cerrando los ojos ante su fragancia. Se deslizó por su cuerpo para incorporarse y guiñarle el ojo antes de salir de aquel lugar. El chico apretó los puños haciendo un mohín con las mejillas. ¿Y ahora quién le bajaba el calentón de huevos?. 

 

La parejita de amigos llegó con algo de retraso a la cita, acaramelados y dando el aspecto de siempre. Uno que daba la sensación de que el amor flotaba en el aire, de que algodones de azúcar y un amasijo de cursileria, formaban una nube invisible sobre sus cabezas. 

 

-Ya era hora. - de brazos cruzados, Matt se quejó como si fuese un niño al que le habían robado su juguete mas preciado. 

 

-Joder, si no hemos tardado tanto esta vez. - Lawliet miró sensual a su novio, besándole la mejilla. 

 

-Puaj. Vamos ya. 

 

Mello rió entre dientes, colocándose al lado de Light mientras charlaban de algunas cosas sobre el instituto. Elle le agarró la manga al pelirrojo, dirigiendo sus labios a su oído. 

 

-¿Que tal con el ruso?. 

 

-Arg, mierda, ¿por que siempre pareces un acechador cuando me hablas así?. - ralentizó su caminata para que Light y Mello estuviesen un par de pasos por delante de ellos. - Bueno...ahí vamos. Follando como si no hubiese un mañana y sintiéndome cada vez peor porque no somos nada formal. 

 

-Ai...querido Mail...al final resulta que eres un cursi y una nenita zanahoria. - se rió de él con cariño, palmeando su espalda. - ¿Por que no dejas de preocuparte por eso y disfrutas de lo que tenéis ahora?. 

 

-Porque yo no quiero que lo haga con alguien más. 

 

Bufó, sintiéndose ansioso por lo que acababa de decir en voz alta. Era una de las cosas que mas le atormentaban. Pensar que Mello cualquier día se cansaría de él y saldría a buscar a otro tipo que le calentase las sábanas.

 

 

--o0o--

 

 

-¿De verdad?, vaya, podríamos ir a Rusia. - Light rió emocionado. Llevaba ya media hora hora preguntándole a Mello cosas sobre su lugar de nacimiento. 

 

-No estaría mal. - Lawliet sonrió, bebiendo su batido de fresa. 

 

-Yo paso. - Matt hizo que todos le mirasen curiosos. - Odio las cosas frías. - miró a Mello de reojo, bastante enfadado y centrando la atención en los dulces que había sobre la mesa. 

 

El rubio no dijo nada, evitó aquella mirada de odio y fuego que el pelirrojo le dedicaba y se concentró en su merienda. La verdad es que no entendía a Matt, a veces estaba bien y otras se lo llevaban los demonios. Ni que fuese una chica. 

 

Cuando terminaron, los cuatro salieron de la cafetería para distraerse en algunas tiendas textiles del centro, evitando chocar contra la gente que charlaba animada e iban cargados con bolsas. En uno de los descuidos cuando Lawliet sujetó el brazo de su novio para mirar los cachorros de la tienda de animales cercana, Mello se pegó al costado de Matt. 

 

-¿Y a ti que te pasa ahora?. 

 

-Nada. - el pelirrojo intentó alejarse, pero el otro fue mas rápido. 

 

-¿Estás pensando de nuevo en lo que tenemos?. 

 

-No. 

 

-Mentiroso. 

 

Mello desistió, porque estaba comenzando a enfadarse de verdad por el comportamiento tan estúpido de Matt. Con la de veces que habían tenido esa conversación y el pelirrojo aún lo ponía de los nervios. ¿Es que nadie podía entender que el ruso no quisiese una relación formal?, ¿tan malo era lo que hacia con Matt?, que él supiese, no le había puesto una pistola en la frente para obligarlo a que se liasen de forma continua.

 

Chasqueó la lengua cuando su hermanastro le ignoró el resto del camino, entretenido con una charla sobre cosas absurdas que inició junto a Lawliet. Mello se conformó con mirarle el culo mientras caminaba, relamiéndose el labio y suspirando. Le gustaba mucho el maldito chucho furioso.

 

 

--o0o--

 

 

El camino a casa fue...silencioso. Matt seguía enfadado, con las manos dentro de los bolsillos mientras andaban. Mello se detuvo repentinamente, agarrándolo del codo. 

 

-Chucho, deja de estar sacando morros de furia. Te pones muy feo cuando te enfadas como un bebé llorón. 

 

-No me digas. 

 

Cansado, el rubio le cogió de la cintura para llevárselo a un lugar algo mas apartado de la explanada del parque. 

 

-Matt... ¿vamos a tener de nuevo esta conversación?, pensaba que ya estaba todo aclarado. Joder, es que siempre lo estropeas todo. - agobiado y tembloroso, se masajeó el puente de la nariz. - ¿Es que no entiendes lo mucho que me cuesta volver a querer a una persona hasta el punto de ser novios?. ¿Tu cabeza no puede asimilarlo?. Lo intento contigo, Matt, de verdad que si. Quiero quererte como te mereces. 

 

El pelirrojo, con las orejas rojas por la vergüenza y el bochorno, bajó la mirada para observar como los dedos de Mello acariciaban sutilmente su cintura sobre la ropa. En realidad no se había detenido a pensar mucho en eso, en como podría sentirse el rubio ante la perspectiva de comenzar algo serio. Además, estaba el tema de que vivían bajo el mismo techo y de alguna manera eran como hermanos. 

 

-Lo siento. No...no sé. Yo lo único que te pido es que no te vayas con otros. Al menos, no delante de mi. No lo soportaría. 

 

Mello respiró hondo, rodeando con el brazo la espalda del pelirrojo. Cerró los ojos, hundiendo el rostro sobre su torso y quedándose así unos minutos para disfrutar del maldito calor ardiente del cuerpo del muchacho. No podía creer que aún con la ropa puesta pudiese sentir el fuego que parecía emanar de su jodida piel. 

 

-No haré nada de eso, Matt. No quiero hacerte daño. 

 

En su interior, el rubio rogó porque el chico creyese sus palabras, la cuales eran completamente ciertas. Intentaría no hacerle daño, aunque eso le costase tener que controlar sus impulsos con mas cuidado. 

 

Estaba seguro de que con el tiempo y la constante necesaria, conseguiría enamorarse tantísimo de Matt que aquellas conversaciones quedarían relegadas a un rincón de su memoria. Y eso era algo que deseaba profundamente.


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