Fuerte Dolor YoonMin por mikelex

Al llegar al parque de su nueva casa en la que se mudaría en pocos meses, se sentó en uno de los juegos, quería llorar pero eso era para los débiles, y él no era uno, con su mano derecha siguió rascando o haciéndose daño a su brazo izquierdo, cerca de la muñeca como lo había estado haciendo desde hace unos minutos, era la primera vez que se lastimaba para calmar el enojo, no se enojaba de forma fácil, pero esta vez estaba ardiendo por dentro, lo que sus padres le habían dicho era demasiado no lo soportó y ahora estaba sentado, en el parque por la noche haciéndose daño.
Sus lágrimas querían hacer acto de presencia, pero eso era de débiles a su parecer.
Sintió a alguien acercarse a él escondió sus ojos debajo de su pelo y escondió su mano izquierda la cual estaba roja a punto se sangrar, no sentía el dolor por la adrenalina.
-¿Qué te sucede?- Preguntó un chico, que a distancia se veía que era doncel.
No respondió y una fina lágrima resbaló por su cara necesitaba ser consolado.
-No llores, a veces suceden cosas malas pero es mejor ser feliz- Le dijo otro chico que acompañaba al primero y era un varón.
Ellos no lo entienden
Pensó, nadie lo entendería, aún recordaba las palabras que escuchaba a sus espaldas
Amargado, eres feo, das asco, patético, estás solo.
Sintió unos brazos al su alrededor, chocando con el pecho del doncel.
-Soy SeokJin y él es NamJoon- Dijo señalando al varón.
-Min YoonGi- Dijo derramando las lágrimas contenidas.
-¿Por qué lloras YoonGi?- Preguntó SeokJin.
Iba a responder pero la voz amenazante de su padre lo detuvo.
-¡YoonGi!- Se escuchó a su padre, se separó del muchacho para bajar del columpio y caminar en dirección a su padre con la cabeza gacha, si era un doncel muy sumiso.
-Chao- Susurró apenas audible, pero lo escucharon.
No podía tener amistades, las amistades te hacían débil, y él no quería volver a sufrir no como antes.
-¿Qué te he dicho sobre irte sin avisar?- Preguntó su padre.
-Tenía ganas de ir- Dijo ahora aguantándose las ganas de llorar, su padre pensaría otras cosas y todo empeoraría.
-Tienes que venir a ayudar para la fiesta de tu mamá- Le respondió su padre.
La mamá de YoonGi estaba de ciumpleaaños y él tenía 14 años, también tenía un hermano menor de 12 años, Taehyun era su nombre y el nombre de su segundo hermano era JungKook quien tenía 9. Nunca podía decir nada, la verdad sus padres no le creerían, eso ya lo sabía de antemano.
-Estaba cansado- Mintió- Quiero ir a casa- Dijo bostezando.
-Iremos, pero primero tenemos que terminar de arreglar- Dijo su padre, no estaba muy a gusto con la idea, pero tendría que aceptarla.
Con tal ellos nunca entenderían lo que me sucede.
Pensó, igualmente tendría que seguir sonriendo de forma falsa las veces que fueran requeridas para su miserable vida, sus padres en realidad no eran unos ogros, YoonGi sabía que ellos harían lo que sea por él y eso lo apreciaba demasiado, sus padres eran amorosos pero al parecer no se daban cuenta de lo que su hijo sentía, igualmente siempre era callado y sumiso, pero él nunca los ha odiado, siempre se despreció a si mismo por tener un corazón tan grande que no podía enojarse con nadie, siempre luego de enojarse con alguien aunque el otro tuviera la culpa luego de unos minutos se arrepentía y sentía que era su culpa y a veces se disculpaba sin sentido al parecer de los demás, sus padres siempre le dijeron que Dios lo quería tanto que nunca dejó que su corazón se oscureciera, pero al parecer ahora Dios lo estaba dejando de lado, no odiaba a los demás, pero se odiaba a sí mismo, por no tener fuerzas para defenderse de los insultos indirectos de sus compañeros de clases, él siempre fue selectivo con las personas con quien se juntaba, no quería volver a sufrir, no de nuevo, no como lo había hecho cuando tenía 9 años, desde ese entonces por culpa de su abuela él se dio cuenta de sus cualidades, y sintió que quería ser el centro de atención para todo y todos, pero siempre retenía esos impulsos, nunca quiso ser como esas niñatas y donceles a los que apenas le tocabas una uña se quejaban y te alzaban la mano.
Su madre siempre le dijo que esas actitudes no estaban bien, eran una falta de respeto, y él como doncel obediente nunca alzaba la mano, pero a veces la voz sí, nunca le gustó las injusticias, siempre trataba de ser justo con los demás y aunque esa persona no fuera su amigo o un conocido, lo defendería a capa y escudo, ya que detestaba cuando alguien era injusto.
Estaba muy agobiado con tantos pensamientos, su sueño de ser cantante lo veía imposible y eso lo deprimía, sumándole el bullying que sufría y del que nunca habló era demasiado.
Nunca contó nada porque sus agresores verbales le dijeron que el ir y contarle tus problemas a un adulto era cosas de idiotas, y el como bruto les creyó y lo sigue haciendo, aunque gracias a Dios nunca lo agredieron de forma física, excepto una vez que le lastimaron el labio con una botella de lata advirtiéndole de que si iba a contarle lo sucedido el día anterior, que por cierto fue espantoso ese día lunes, le iba a pasar algo peor, y a su suerte ese raspón en su labio se quitó rápido, o si no sus padres preguntarían sobre aquel rasguño.
En fin, su vida era así y la tendría que aceptar tarde o temprano…
Pero nunca se imaginó que a la vuelta de la esquina estaría su verdadero amor esperándolo con los brazos abiertos.