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Mi regalo especial por Howl-chan

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Notas del fanfic:

Los personajes le pertenecen a Kishimoto-san; a mí la historia. 

Sé que no se adecúa mucho a su personalidades, pero las he suavizado a mi manera. Es un one-shot con un regalito de más :). 

Si me va bien en la escuela les traeré pronto una historia más larga.

Notas del capitulo:

Los personajes le pertenecen a Kishimoto-san; a mí la historia. 

Sé que no se adecúa mucho a su personalidades, pero las he suavizado a mi manera. Es un one-shot con un regalito de más :). 

Si me va bien en la escuela les traeré pronto una historia más larga.

Las avecillas trinan, yo sigo caminando. El pequeño riachuelo alberga a un pobre gatito, quien lucha contra la fuerza de este.

Desde hace una semana, gatitos han dado con este lugar. Han hecho travesuras y yo he tenido que estar muy atento para salvarlos de cualquier tragedia. Con cuidado me acerco, mis manos ayudan al minino. Lo arrullo entre mis brazos sonriéndole, apenas puede temblar y maullar.

Cuando está seguro sobre la tierra seca, corro por entre los matorrales buscando a un zorrito. Este siempre anda peleando con mis perros, es un dolor de cabeza pero es como mi mejor amigo.

Sin embargo, cuando observo al zorrito saltando para triturar con sus dientes a las mariposas, caigo en cuenta que hay una persona de más aquí.

— ¿Se ha perdido?

El joven parece de mi edad, sus cabellos azabaches con un ligero azul están sucios, mas no me responde y su mirada está ausente.

Su cuerpo cae rendido sobre el pasto fresco, seguidamente corro para ayudarle.

Kurama, el pequeño zorro, trota delicadamente a mi lado; por otro lado, el muchacho sigue inconsciente en mis brazos. Es lo más raro que me ha pasado... y yo soy muy raro a veces.

Dispongo de mi cama para echarlo sobre esta, él se remueve inquieto y su respiración es más constante. Posiblemente esté demasiado agotado, su magullado cuerpo me lo exclama claramente.

En la cocina, luego de preparar nuestro almuerzo, sirvo dos raciones de caldo y en un instante las llevo a mi habitación. En la habitación dejo en el piso la bandeja y con unos trapos húmedos acaricio el rostro de este chico, su belleza me era indescriptible y atormentadora. Una vez terminado de limpiar la cara procuré despertarlo, tenía que alimentarse. Sus ojos inmediatamente se posaron en los míos e hice lo posible para hablarle.

—Eh, te encontré cerca a mi casa. Te he cuidado desde entonces pero necesitas comer.

Él parecía captar mis palabras y con un poco de mi ayuda le hice incorporarse.

—Soy Uchiha Sasuke, disculpe por las molestias.

Recogí la bandeja y se la puse sobre sus piernas.

—Oh, no debería usted. Pero adelante, coma que es mi paciente. Por cierto, me llamo Namikaze Naruto.

Y la habitación nuevamente se vio envuelta en el silencio, no tardé en terminar de comer. El reloj de mano me indicó que era hora de llamar a mi mamá, si no lo hacía me mataría.

Con una disculpa me retiré de la habitación y marqué al número de mi madre, respondió al instante.

—Cariño, ¿qué tal? Mañana, tu padre y yo iremos a verte y te daremos nuestro regalo.

—Mamá, te había aclarado que no me importaba si me regalaran algo, solo quería verlos después de cuatro meses sin sus presencias.

—Esa es una tontería, ¿hiciste caso respecto a reposar debidamente? Si siento que no, me tendrás que aguantar por mucho tiempo.

—Oh, eh, por supuesto, mamá. ¿Cómo piensas que no? Además gozo de buena salud ahora y conseguí un amigo. Es un zorrito llamado Kurama; ¡te agradará cuando lo conozcas, dattebayo!

—Vale, ten un feliz día, cariño. Mejórate pronto ya que tus amigos preguntan por ti y me exasperan.

—Vaya, siento eso. Hasta mañana.

La llamada se cortó y sonreí, mi madre era genial y siempre me alegraba en momentos difíciles.

Pasos pesados provenían de la cocina, raro... De esta, Sasuke salió con una cara seria.

—Lo lamento, no pude evitar escuchar tu conversación, ¿estás enfermo?

Eso sí que me tomó desprevenido, no a muchos les interesaba cómo me encontraba. Y por lo que pensé a Sasuke parecía nada atormentarlo, tenía este porte que te lo indicaba.

—Sí, nada grave, solo que mi madre es la reina del drama y mi padre se le unió esta vez.

—Pues se preocupan por ti, es bueno.

— ¿Qué hacías por aquí, de todos modos? No pareces de los que amen con exageración la naturaleza, disculpa si te ofendo.

—No hay problema, no tengo alguna preferencia. Y respondiendo a tu pregunta, mi primo me hizo una jugada. Me trajo con engaños aquí y cuando quise bajarme del auto por unos momentos, él se fue acelerando la velocidad.

—Donde sea que te haya dejado, tendrías que haber caminado una distancia no muy prudente. Tienes suerte de que no exista ningún animal que pueda ser peligroso en este bosque.

—Habíamos planeado quedarnos aquí por una o dos horas y luego irnos, así que nos atiborramos de información necesaria.

— ¿En qué trabajas?

Para ese momento, ambos estábamos sentados como buenos amigos conversando sobre nuestra vida. Era cómodo platicar con alguien como Sasuke, su presencia era el mejor regalo de cumpleaños.

—Soy fotógrafo y dirijo con mi hermano la compañía familiar. ¿Qué hay de ti?

—Estoy probando con lo de ser escritor, pero estudié Industrias Alimentarias.

—Eso sí es problemático...

Esa frase me recordó tanto a mi amigo Shikamaru.

—Para nada, me valgo de mi carrera, pero quiero escribir algo, me he estado atormentando con eso desde que tengo catorce años y si no lo hago pronto va a ser peor.

—Pues, apresúrate, pero ten en cuenta que eres joven.

—Gracias por el consejo, Sasuke. ¿Quieres que te lleve a la ciudad? Tengo dos bicicletas.

—¿Ahora? Es tarde y sería peligroso. Estoy abusando de tu bondad, pero ¿dejarías que me quede esta noche en tu casa? Te ayudaré en lo que sea necesario.

—No hay inconveniente alguno, Sasuke. Te quedarás en mi habitación.

Por primera vez, le vi sonreír ampliamente. Era agradable.

— ¿Qué pasará contigo?

—Dormiré en la de mis padres.

El resto de la tarde hablamos mucho, nuestra niñez amada y nuestro presente incalculable. Supe por él que era el tutor de sus sobrinos, uno de 7 meses y otro de 2 años ya que los padres de estos habían muerto; en ese momento vi la dolida mirada de él, su hermano había sido su más grande inspiración y su cuñada era una respetable persona. Yo le hablé de mi infancia y lo mucho que amaba la naturaleza. Ya de noche, cenamos viendo una película de comedia. Cactus Jack era mi película favorita de comedia y uno de mis western favoritos. Para mi sorpresa, Sasuke había disfrutado de los ochenta y nueve minutos viendo la película.

Los platos sucios fueron acomodados por las hábiles manos del Uchiha en el gran lavadero. Traté de agarrar el desinfectante, mas fallé tropezando con la escoba. Fue vergonzoso.

— ¡Dobe! Ten cuidado.

La confianza que ahora se toman... ¡Ese Teme! ¿Cómo se atreve a decirme Dobe?

— ¡Mide tus palabras, Teme!

Nos miramos con odio y volteamos nuestras caras. Somos tan infantiles. Al poco rato seguimos hablando, al parecer encontré que me era divertido molestarle en cada oportunidad. Y él no se quedaba atrás, me ignoró ciertos momentos y otros no hizo más que irritarme.

—Oye, Dobe, debemos dormirnos ya. No acostumbro a dormir tarde.

—Ay, Teme, muy responsable me saliste —me burlé.

—Prefiero serlo a ser un irresponsable como tú —me la devolvió. Tenía que admitir su actitud vengadora, no podía pasar desapercibida.

La habitación de mis padres era la primera en el pasillo, la mía era la última (y segunda).

—Dobe, gracias... Feliz cumpleaños, algún día te regalaré algo.

Mis ojos se cristalizaron por un momento y al otro segundo lo abracé fuerte.

—No, Teme, no me importan los regalos. Gracias a ti estuve acompañado, creí que me iba volver loco. A la semana que llegué aquí comencé a hablar con un zorrito y es una alegría que haya una persona en mi casa.

—Ya, ya. Usuratonkachi, a veces te comportas de una manera... Ni lo digo, puede ser contagioso. 

Y por puro instinto, besé su mejilla. Su cara comenzó a enrojecerse como si de un tomate se tratase. Tenía bien claro que no me importaba la sexualidad de quien me gustase. Y antes que me golpeara o algo me escapé de su presencia.

Era el mejor cumpleaños de mi vida.

*+*+*+*+*

Esto es como un epílogo, para que no se queden con ganas de matarme.


  Un pequeñito de cuatro años corría por la casa seguida por Kurama. Era época de la primavera y el hecho de que hubiese terminado el libro y tuviese una familia me hacía sentir realizado. Aún tenía más proyectos en mi vida, y todos incluían a mi familia. 

Sasuke Uchiha me había hecho caer instantáneamente a su persona y más cuando me presentó a su sobrino menor, que por obvias razones le decía papá. Él, en poco tiempo, se encariñó de mí. 

Mis padres se alegraron por todo, estaban orgullosos de que formara una hermosa familia.

Para Sasuke no fue tan fácil, su familia me aceptó cuando me conocieron pues sabían mis intenciones, mientras el Teme pensaba haber faltado a su familia. No pasó mucho tiempo para cambiarle de idea, solo necesitó un jalón de orejas de parte de su amorosa madre.

Aún con toda nuestra felicidad, las peleas no faltaban como pan de cada mañana. No obstante, había valido la pena.

— ¡Dobe! ¡Oye, Dobe!

— ¿Qué? Ya te había escuchado, Teme.

—Ryuuji quiere que le enseñes a subir el árbol.

Y ese sí era un problema, Ryuuji era el mayor y tenía cinco años, pero era torpe como yo en ciertas cosas. ¡Vaya lío en el que me había metido!

—Papá, enséñame. Me lo prometiste la última vez.

—Está bien, cariño. Déjame hablar con el gruñón y luego te enseñaré.

Mi bebé sonrió y se fue con su pequeño hermanito.

Sasuke estaba leyendo, según él, pero su aura vengadora se respiraba, necesitaba calmarlo.

—Sasuke, no estés enojada. Si arrugas más el ceñó se te quedará así.

— ¡Si serás, Dobe!

Lo único que recibí fue que su puño se estrellara contra mi cabeza. Eso dolió... Pero el pasar con ese baka años me había hecho ser un poco vengativo.

Con mi brazo le acerqué hacia mí y le besé, él solo aceptó derrotado. Tal vez no tuviera las inteligencias de mi amado, pero cuando lo besaba se derretía y a los segundos un sonrojo surcaba entre sus adorables mejillas. Sin duda, mi mejor regalo de cumpleaños era su compañía y que me hiciera padre de dos pequeños traviesos. 

Notas finales:

Gracias, espero sus review, soy nueva, pero espero esta lectura les haya sido agradable.


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