—Este no es el típico “no eres tú, soy yo”, ¿Comprendes? Es que simplemente…tú no sirves para una relación, SungKyu. —Aquellas palabras dichas sin resentimiento, sin tacto, sin sentimientos lograron romper el corazón del chico de ojos pequeños. Si bien no tenía nada serio con ese chico puesto que se llevaban conociendo apenas hace unas semanas, para SungKyu fue difícil darse la oportunidad de volver a querer a alguien.
—Oh…bueno, creo que tienes razón. —¿Qué más le podía decir? El mayor sonrió un poco y es que en el fondo, él sabía eso, realmente no servía para una relación.
—No quiero que lo tomes a mal, te extrañaré y todo, pero sólo digo lo que siento, ¿Si? Bueno, me tengo que ir, nos vemos otro día. —MyungSoo se levantó de su silla y dejó suficiente dinero en la mesa para pagar las órdenes de ambos antes de irse.
SungKyu mantuvo su sonrisa hasta que ya no pudo verlo. Sólo entonces lloró.
Lloró en silencio.
¿Qué fue lo que hice mal?
Un par de días habían pasado y cuando SungKyu caminaba a su nuevo trabajo, se encontró con WooHyun, su ex.
—Oh hyung, hace mucho que no te veía, ¿Cómo has estado? —“Ah, los brazos de WooHyun siempre fueron tan cálidos”, pensó el mayor mientras correspondía al abrazo entregado.
—Mh, mejor de lo que creí, me imagino que SungYeol ya te contó…
—Algo supe, pero no te preocupes, ese chico no sabe de lo que se perdió al dejarte ir. —Ambos rieron el resto del camino hasta la parada de buses, donde el menor tuvo que despedirse lamentablemente. — Hyung yo…quiero que sepas que de verdad lamento todo lo que pasó con nosotros y es que…fuiste mi primer amor, no sabía qué hacer, sentía que lo iba a arruinar todo y eso terminé haciendo, nos herí a ambos…aún me gustas, pero de verdad me alegra que trates de buscar tu felicidad con otra persona.
—WooHyun…—El menor negó con la cabeza y, luego de darle un pequeño beso en la mejilla al de ojos pequeños, se fue corriendo y cuando estuvo a una distancia más o menos grande, se despidió con la mano.
¿Por qué daño a las personas con el más precioso corazón?
Y es que así era como SungKyu percibía la vida, siempre jodiéndola a lo grande en cuanto a temas amorosos, un inútil al momento de tomar decisiones por sí mismo.
Su mundo estaba volviendo a construirse cuando recibió la peor noticia de todas; MyungSoo, cuando aún le recalcaba cuánto lo extrañaba, cuánta falta le hacía, consiguió novia. La chica era preciosa, bonitas curvas, aniñado rostro, una efervescente personalidad, la chica que MyungSoo se merecía.
Y lo peor era que seguía jugando con el corazón de SungKyu.
Mensajes a media noche diciéndole lo mucho que pensaba en él y en el “nosotros” que nunca pudo ser, “aún pienso en ti pero no podría volver contigo”, mensajes de ese tipo, mensajes que seguían quebrando de a poco el corazón de SungKyu.
Por otro lado, gracias su amigo SungYeol y como le gustaban los chismes que SungJong le contaba, se enteró de que WooHyun no había tenido pareja desde que ellos terminaron. WooHyun de verdad que no lo olvidaba y según lo que SungYeol le había dicho, él realmente sufrió con la separación.
¿Cuánta mala suerte puede llegar a tener una persona? Era lo que SungKyu se preguntaba el día que lo despidieron de su empleo. Según su jefe, era un recorte de personal y como era el más nuevo, no tendría que pagarle para despedirlo.
Al llegar a su hogar se sintió ahogado, se sintió devastado, se sintió solo.
Pero la cereza del pastel fue el mensaje de MyungSoo que recibió.
“Te quiero tanto aún, SungKyu hyung”, los ojos del mayor liberaban lágrimas sin parar, ¿Cómo podía alguien ser tan cruel? Si incluso en la fotografía de aquella red social se veía como MyungSoo y su novia posaban cariñosamente a la cámara.
El grito que dio fue desgarrador, su garganta ardió más que nunca. Estaba frustrado, estaba herido, estaba confundido.
El timbre de su móvil volvió a sacarlo de sus pensamientos, SungYeol le estaba llamando.
—¿Diga? —¿Esa era realmente su voz? Estaba ronca, en un tono bajo casi como si fuera un susurro.
—¿Hyung? ¿Estás enfermo? Como sea, iremos a tu casa ahora mismo, quiero que celebres con nosotros un—
—No vengan. No lo hagan. No. —SungKyu sintió su mentón temblar una vez más y un nuevo sollozo se escuchó en su sala, eso claramente preocupó a su amigo.
—¿Estás llorando? ¿Pasó algo? Hyung, no llores, lo que sea que haya pasado se puede solucionar. —Cuando se pudo calmar nuevamente, aún con la llamada en curso, lanzó el celular con todas sus fuerzas a la pared haciéndolo trizas de inmediato.
Su mente había dejado de trabajar hace mucho, su cuerpo se movía por sí solo y de lo único que se enteró fue de como los bellísimos ojos de WooHyun le miraban con terror y pánico cuando entró a su habitación.
No entendía por qué SungYeol había gritado tan alto y tomado su teléfono, “ambulancia” era lo único que había alcanzado a escuchar.
—Hyung…no me dejes. —Oh, claro que no dejaría a WooHyun, estaba claro que ese tierno muchacho siempre tuvo lo que él consideraba perfecto. Su personalidad, su ternura, sus bromas, sus sonrisas, todo, pero le lastimó. Lastimó su inocente corazón.
Llevó una de sus manos hasta la mejilla de WooHyun para secar sus lágrimas y sólo entonces notó la cantidad de sangre que brotaba de la herida recién hecha, sonrió con algo de tristeza, ese era el adiós definitivo.
Cuando la mano de SungKyu dejó de acariciar la mejilla del pelinegro y esta cayó a la cama, fue que WooHyun gritó con todas sus fuerzas y abrazó el helado cuerpo del mayor con todas sus fuerzas.