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Gótica y los 7 Regentes por Ddai

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Notas del capitulo:

Aqui les dejo del capítulo 5 al 8. Espero que lo disfruten.

Cualquier duda que tengasn siéntanse libres de preguntar.

V


El hombre que no tenía un corazón


Hacía dos meses y una semana que Red Hood había sido capturado y puesto en Arkham. Batman lo había atrapado, no sin una pelea cruda y violenta, después de que su segundo Robin matara a algunos de los secuaces del Joker en su afán de perseguir al Príncipe payaso del crimen. En ese tiempo ninguno de los miembros del clan del murciélago había ido a visitarlo, no porque no quisieran, siendo honestos, se trataba del hecho de que estaban seguros de que ir a verlo tan pronto no lo ayudaría.


No estaban del todo mal, Jason no deseaba comer y no hablaba durante sus sesiones con el psicólogo. Dormía poco y cuando lo hacía parecía más un cadáver que una persona descansando.


Cuando llegó el tiempo de estar ahí dos meses y dos semanas hubo un cambio dramático, Jason había comenzado a comer todo el alimento y había sonreído a los dos psicólogos que lo trataban. Ninguno de ellos podía comprender a qué se debería el cambio. Era como ver a otra persona, sin importar que le preguntaran o a donde quisieran llevar las primeras cuatro sesiones que tuvieran esa semana tenían que concluir, preliminarmente y sólo como una nota, que Red Hood parecía una persona bastante cuerda, no parecía alguien que tuviera una motivación para matar, pero tampoco parecían tenerla una décima parte de los reclusos ahí.


Justo a los dos meses y tres semanas Jason estaba leyendo un libro que uno de sus psicólogos le llevara, porque no le pareció que entregarle una novela de corte romántico fuera a ser peligroso para nadie; las luces parpadearon y la alta y oscura figura, que él podría reconocer en cualquier parte, estaba en la esquina más alejada. No lo esperaba tan pronto, a decir verdad no esperaba que lo fuera a ver bajo ninguna circunstancia.


—Oh, vamos, esa entrada es bastante dramática, hasta para ti— Jason se atrevió a usar un tono jocoso, como si todo el pasado no pesara entre ellos como si fueran ladrillos —¿El negocio va lento? No pensé que te aburrieran tan pronto que tuvieras que venir a verme para distraerte un poco— se dejó caer en su cama, sin borrar esa sonrisa de burla, tampoco soltó el libro que estaba sosteniendo con un poco más de fuerza de la debida.


—¿Qué es lo que estas planeando?— Batman no esperaba que fuera a tener una respuesta, estaba tratando de leer en sus expresiones lo que su segundo Robin podría estar tramando, después de todo Jason no era particularmente bueno mintiéndole, pero cuando se esforzaba sin duda podía llegar a confundirlo eficientemente. También era cierto que dejaba que su ira sacara lo peor de él, si Batman lo presionaba lo suficiente podría conseguir alguna respuesta aunque no fuera verbal seguramente algo se le escaparía.


—Bien, directo, como siempre— en ese momento se enderezó un poco, dejando de sonreír —Salir de aquí. Sé que matar es un error, no estoy arrepentido, antes de que lo preguntes, no me importa si escorias como esas mueren— sabía que Batman lo estaba mirando intensamente, desaprobando sus palabras, pero eso ahora no significaba nada —Pero realmente pienso hacer un esfuerzo para rehabilitarme y salir—después de un prolongado momento de silencio las luces parpadearon y Batman se fue, sin decir nada al respecto —Típico— Jason murmuro para sí mismo y se acostó en la cama, para seguir leyendo su libro.


Red Hood no había variado en nada su postura por unos veinte minutos, si sabía o no que Batman lo estaba mirando a través de las cámaras no dio indicios de ello. Robin estuvo mirando desde el principio, analizando todo con cuidado, aunque le pareciera un desperdicio de su valioso tiempo y no lo hacía porque su padre se lo hubiese pedido, más bien se trató de que Batman no lo dejara presentarse frente a Todd.


Salieron de Arkham poco después, Batman parecía preocupado y el niño lo sabía, era muy notoria la tensión que mostraba desde que había salido de la celda de Red Hood ¿Qué podía ser? Damian no creía que Todd tuviera un plan para salir y en caso de que sí dudaba que fuera pronto o que tuviera buenas expectativas de salir airoso. ¿Qué podía estar preocupando a su padre entonces?


—Él no va a salir de ahí, padre. Así lo intentara no tiene la fuerza sobre humana para lograrlo ni los medios, tampoco lo lograría por sentencia reducida— más de tres cadenas perpetuas, no había forma de minimizar algo así, por supuesto que ese juicio no fue llevado al público.


—No. Él va a salir— lo decía como si ya se tratara de un hecho, lo cual era muy inusual, eso hizo que Damian se girara para mirarlo, un tanto sorprendido.


—¿Cómo es que estás tan seguro de ello, padre?— y mentiría si dijera que no estaba celoso, su padre nunca parecía confiar en él lo suficiente pero sí lo hacía con los otros jóvenes que fueron Robin antes que él ¿Por qué? ¿Por qué él no tenía esa misma confianza proveniente de su padre?


—Él es diferente— pero no aclaró ningún detalle, dejando que el chico preguntara tantas veces como se le ocurriera a lo que se refería.


Batman no había visto a un hombre igual al que estaba en aquella celda en muchos años, la única vez había sido cuando recién había tomado el manto.


Había sido una noche oscura, él estaba tratando de llegar a tiempo para salvar a varias personas de un edificio en llamas, no tenía que hacerlo, el incendiario se estaba escapando mientras corría hacia el lado contrario, pero no iba a dejar morir a padres de familia o a sus hijos si podía hacer algo para evitarlo. De pronto la puerta, del departamento por el que había entrado, fue abierta violentamente, un hombre mayor, que estaría en sus cincuentas tal vez, ingresó sin miedo, con cobertores empapados, él lo miró a los ojos pero nada había detrás de ellos. Ese hombre se movió hacia el cuarto, tirando el cobertor sobre la niña de nueve años, que lloraba ruidosamente, entregándosela a Batman sin mediar palabra alguna.


Al terminar de sacar a los pocos que ahí quedaban él buscó a ese hombre, quien parecía ser un transeúnte que pasaba por ahí, de casualidad. Un hombre sin identidad, sin pasado. Pero él lo sabía mejor, se había tratado de un policía, que estaba ya retirado, un hombre que lo había perdido todo años atrás, no le quedaba esposa ni hijos, tampoco padres o hermanos. Eso no era todo, bruce podía sentir que le hacía falta algo más, no sabía cómo pero estaba seguro de que a ese hombre le hacía falto algo, algo importante.


Fue a consultarle a la hermosa mujer esa misma noche, quedando estupefacto al oír lo que ella le contestó.


Ese hombre me ha dado un obsequio valioso, me ha dejado tomar su corazón, me lo regaló hace años, en el cementerio de la ciudad”


Si eso era verdad entonces ahora debía temer lo peor, porque había sentido esa misma ausencia en su segundo hijo, podía verse bien, parecería que mejoraba y quizás pudiera que llegara a ser un hombre de bien, pero no había forma en la un ser humano pudiese mejorar sin algo tan vital como su corazón, sin él se convertirían en una cáscara vacía, justo como aquel policía.


Regresaron a la cueva en lugar de ir a otro lugar, Batman saltó del vehículo, dejando a un confundido y enojado Robin detrás, corrió hacia lo largo de la gruta, en una de las partes más apartadas, aquel era el lugar en dónde ella solía estar, justo en donde se hallaba la cascada.


—¿Por qué?— él rugió, mostrando su furia hacia ella, algo que normalmente no haría, principalmente porque no le gustaba dejar que sus emociones fueran evidentes —¿Por qué hiciste eso con él?— la ira era casi palpable en su persona.


Su corazón siempre me perteneció a mí, Bruce. Me lo regaló cuando era un niño pero esperé a que creciera y conociera el mundo, que me conociera a mí, a través de ti, si cuando creciera aún estuviera dispuesto a entregármelo entonces lo tomaría”


Ella estaba sentada, tocando el agua con delicadeza, estaba helada pero seguramente no estaría a una temperatura menor que sus propias manos, la corriente era violenta pero eso no la perturbaba; Era el lugar perfecto para esa discusión, la cascada era el reflejo exacto del corazón de Bruce, era curioso que recién ella se diera cuenta de ello.


¡No tenías el derecho! Jason es sólo un niño, no sabe lo que quiere ¡No entiende lo que ha hecho!— y hacerla enojar ahora no le importaba, creía que aún estaba a tiempo, si ella regresaba el corazón de su hijo posiblemente no habría daño permanente.


Te dije que me lo devolvieras y no me escuchaste. Te dije que lo liberarás e hiciste caso omiso de mi advertencia. Ahora puedes dejarlo en donde de plazca, Bruce, yo tendré a mi joven Caballero conmigo por siempre, su corazón se quedará conmigo”


Ella se puso de pie, encarándolo agresivamente. No estaba acostumbrada a ser tratada como a una persona, como a una mujer cualquiera. Ella era única, el corazón mismo de la ciudad, si el Rey actual quería retarla a un juego de poder estaba bien, aceptaría el desafío, pero él tendría que vivir con las consecuencias…


—Devuélvele su corazón a mi hijo, Gótica— él ya no estaba gritando, seguía visiblemente afectado, por todas esas emociones contradictorias que ella le hacía sentir —Él no sobrevivirá mucho tiempo sin él, Jason es diferente de Dick, de Tim. Él no estará conforme con los recuerdos, en algún momento eso no le bastará—  porque él sabía que su primer y tercer hijos podrían evocar a sus recuerdos felices cuando extrañaran tener un corazón, pero Jason y Damian no conocían el calor de una familia, tampoco habían crecido con amigos que por ellos lo dieran todo.


Libera a mi Caballero, Bruce, déjalo libre y puede que sea indulgente. Hazme enojar de nuevo y su corazón no será lo único que me lleve.”


Entonces él sabía que no tenía mucho tiempo, porque ella era capaz de cumplir su promesa, si su corazón no le bastaba se iría llevando cada parte de él hasta que nada quedara de él, Y ella no era una mujer paciente.


Bruce tenía que meditarlo bien, sacar a Red Hood de Arkham y dejar que rompiera las leyes que quisiera, para mantenerlo con vida o dejar que ella se llevara a Jason lejos de ellos, su familia, porque Batman no dejaría que Red Hood se saliera con la suya. En ese mismo momento no sabía qué hacer,  ella lo había logrado, lo que en realidad pocos podían hacer, poner su corazón contra su deber.


VI


El Guardián de Gótica


Tim Drake era bastante joven, a sus dieciséis años no podía ser considerado un hombre pero tampoco era un niño, todas la experiencias pasadas lo hacían mucho mayor que un adolecente normal. Él, con toda su inteligencia no había esperado ninguna de las cosas que Dick le había dicho.


Sí, sabía que Jason, Red Hood, no se abstendría de matar por mucho tiempo, iba a suceder y ellos tenían que haberlo anticipado, fue muy ingenuo de Bruce esperar lo contrario. No era algo que le fuera a reprochar, después de todo él creía en ellos, de formas en la que sus hermanos nunca creerían. ¿Por qué de dejaría que Dick estuviera en  Blüdhaven por sí mismo? ¿Por qué dejaría Jason estuviera en una parte, muy peligrosa de Gótica manejando el crimen de ese lugar? ¿Por qué lo dejaría ir a él con los Titanes sin “ninguna supervisión adulta”? ¿Por qué dejar que Damian portara el manto de Robin? No los dejaría hacer nada de ello si no confiara en ellos.


Claro que había sido Dick el que le dio a Damian el manto de Robin y no Bruce, pero ese era un detalle en el que no quería pensar, después de todo Batman necesitaba un Robin y el niño lo estaba manejando muy bien.


No es que él justificara las acciones de Jason, dudaba que él apreciara el gesto de todas formas, todo lo que estaba diciendo es que lo conocían y era algo que debieron esperar, especialmente si el Joker estaba de por medio.


Tirar a red Hood a Arkham por asesinar a dos matones del Joker, pasar a matar al mismo payaso y volar un par de bodegas abandonadas, hincapié en eso último, le parecía un poco extremo. ¿Qué había orillado a Batman a semejante solución? Deberían de averiguarlo, pero Dick siempre se quedaba con la superficie de las cosas, nunca fue un hombre que anduviera en la profundidad.


Ahora que él estaba de vuelta en la ciudad iba a llegar al fondo de todo ese lío, en serio, tres meses ausente y las cosas cambiaban como si hubiese faltado tres décadas. Sí, estaba siendo exagerado, pero en su familia eso era lo normal, extraño sería no pensar en las cosas que cambian entre ellos a cada segundo.


Ya había dejado sus cosas en su habitación, se encargaría de su tarea pendiente, dígase su investigación, más tarde, cuando Dick y Damian no estuvieran cerca para interrumpirlo. Al bajar por las escaleras vio al niño sentado en los escalones, era algo muy inusual, el pequeño se veía distinto, no había nada de su orgullosa actitud, tampoco veía rastro de altanería. Ahí, como cualquier otro niño de su edad, Damian estaba con la cabeza hacia abajo, esperando a que algo pasara, parecía tan pequeño, incluso para Tim, se veía aplastado.


¿Qué podría hacer que el pequeño orgulloso heredero de la sangre Wayne pareciera un niño derrotado?


Tim prefirió hacer un suave ruido con su garganta, para no sorprender al menor, no fuera a ser que sacara su Katana de algún sitio y tratara de dejarlo sin un brazo, una pierna o la cabeza. Contrario a lo que él esperaba el niño no se movió, seguía tan perdido en sus pensamientos que quizás, y solo quizás, ni cuenta se daría si Tim caía “accidentalmente” sobre él, esa impresión es la que le había dado.


—¿Hay algo en tú mente, Damian?— eso podría ser interpretado como un ataque a su intelecto, pero la falta de respuesta del niño era alarmante —¿Se trata de Bruce?— porque si su guardián estaba herido no se lo diría a nadie, eso podía apostarlo sin pensarlo dos veces.


—Va a mandarme a  Blüdhaven, con Grayson— él no se sentía de ánimo como para pelear, ni siquiera con Tim.  La discusión que había tenido con su padre aún estaba dándole vueltas a la cabeza, haciéndolo sentir como un fracaso ¿Qué tenían los otros Robin que él no? ¿Por qué no podía ser suficiente? ¿Qué tenía que hacer? Por mucho que lo pensara nadie había que le pudiera responder.


—¡Vamos a divertirnos mucho, Little D, ya lo verás!— Dick había salido de la nada, literalmente, para interrumpirlos, apropósito seguramente —Ya es hora de la cena y ya conocen a Alfred, será mejor que nos demos prisa— él se inclinó hacia su hermano menor, dispuesto a darle un gran abrazo, sabiendo que el niño se escabulliría de él, pero para su gran sorpresa, Damian, se dejó abrazar. Dick miró a Tim, desconcertadamente. ¿Este era su Damian? ¿No se los habrían cambiado por un clon?


—Sí, es tarde, pero antes necesito que veas algo por mí, Dick— comentó Tim, sabiendo que todo eso sonaba muy forzado.


—Si lo que quieren es hablar sin que mi presencia les estorbe es necesario preguntarlo con educación— Damian tenía el ceño muy fruncido ahora, no les dio tiempo de replicar, sencillamente salió corriendo hacia el comedor.


—¡Espera, Damian!— Dick solo suspiró, frotándose las cienes, no fue de tras del niño, necesitaba hablar con su otro hermano —Ha estado así todo el día, sé que quiere quedarse aquí, lo entiendo, pero Bruce no le estaba preguntando, tampoco a mí, solo le ha ordenado que…— Tim le había puesto una mano en uno de sus hombros, para llamar su atención e interrumpirlo “educadamente”.


—¿Qué es lo que realmente está pasando Dick?— el mayor le respondió con una mirada cansada, como si no entendiera lo que se le preguntara —Primero puso a Jason en Arkham—


—Tim, no es momento para hablar de eso— ya había discutido eso con Gótica, con Alfred, con el propio Bruce e incluso con Damian, bastaba decir que el propio Superman había ido a preguntarle sobre el tema.


—No, escucha Dick, Lo digo en serio. Bruce nunca habría metido a Jason en Arkham, eso me sorprendió, la culpa por todo lo pasado no le permite avanzar, eso es cierto, pero no lo hubiese metido en Arkham, Dick, tú lo sabes ¿Verdad? La primera vez que Red Hood fue a Arkham…—


—No necesito que me lo recuerdes— sí, lo sabía, había sido Batman, Dick Grayson bajo el manto, quien había encerrado a Red Hood la primera vez. Bruce no le había dicho nada al respecto pero esa tensión en sus hombros cuando hablaron sobre ello fue un indicador muy claro… No quería pensar en ello, pero pudiese ser que Tim tuviera un punto. ¡Demonios! ¿Cuándo Red Robin no tenía un punto?


—Entiendes lo que quiero decir entonces. Primero Red Hood en Arkham, después Robin en Blüdhaven, ni tú ni yo estamos mucho tiempo en la ciudad… ¿Por qué nos está apartando, Dick? ¿Qué está pasando?— necesitaba respuestas y si su hermano no se las podía dar entonces tendría que buscar a alguien más a quien preguntar.


—No lo sé Tim, no lo sé, últimamente todo se siente extraño, ella…— el adolescente se le quedó mirando, esperando a que continuara —Ella está actuando de forma extraña, esta triste, está feliz, no deja de discutir con Bruce y es desde antes de lo de Jason, creo que todo tiene que ver con ella, no lo sé— era frustrante, pero también era verdad, desde aquella noche él y ella no habían hablado más.


—¿Por qué ella y Bruce estaban discutiendo?— él sabía la probable razón, pero necesitaba saber si Dick también la conocía.


—No lo sé Tim, Bruce no habla de ello y ella habla de cosas sin sentido, del pasado y lo que ocurrió en otros tiempos— él pasó su mano sobre su nuca, tratando de relajarse —Deja eso de lado ¿De acuerdo? Sé que algo está pasando,  pero me gustaría que la última cena de Damian en la mansión sea lo menos tensa posible—


—Bien. Iré en un momento, no me tardo, tengo que dejar un par de cosas en la cueva antes de ir al comedor— el mayor asintió y se separaron.


Tim sabía que ella estaba ahí, la sentía desde llegó, seguramente estaba en su parte favorita de la cueva, en aquella cascada.


Aquí está, mi dulce e inteligente Guardián, ¿Me extrañaste mientras estabas fuera?— ella estaba sentada a la orilla de la cascada, ahora estaba centrando toda su atención en el joven.


—Siempre, Gótica, cada día— lo mejor era quedarse en su lado amable, Tim sabía que si quería respuestas enojarla no le ayudaría —Bruce y tú casi nunca discuten, a pesar de sus distintas opiniones. ¿Qué es lo que está pasando?—


Tú deberías saberlo, Timothy, tú que no dejas de ser objetivo jamás y que no dejas que las emociones nublen tu juicio cuando estas determinado a llegar a la verdad— ella parecía tan triste ahora, eso es lo que Dick estaba sintiendo de ella, pero su hermano mayor también la había descrito como que estaba feliz.


—En estos momentos no sé qué es lo que está pasando, él no me lo dirá. ¿Qué deseas a cambio de decirme que es lo que sucede?— él la miró bajar la cabeza ligeramente y un suave sollozo salió de sus labios.


Le recordó a cuando la vio por primera vez, él ya tenía casi diez años.  Se había fugado de su casa para perseguir a Batman, a Robin también por supuesto, fue la última vez que vio al Robin que fue Dick Grayson.


Ella estaba sentada en lo alto de un edificio, observando a los vigilantes, Tim le tomó varias fotos, para darse cuenta después que ella no salió en ninguna de ellas. ¿Quién era esa mujer? Lo intrigó desde ese momento. Unos días después ella se apareció frente a él, una noche que apenas se estaba preparando para salir.


Eres un pequeño muy interesante ¿Cuál es tu nombre?—


Tim debió de haberse sorprendido cuando esa mujer apareció en su cuarto, pero le pareció que ella era alguien familiar, a quien conocía desde antes de tener memorias. Ella había estado con él, mientras iba detrás de Batman y el nuevo Robin, estuvo ahí también cuando Robin no volvió.


La observó llorar, día tras día después de la muerte de Jason Todd. Tim comprendió entonces que ella no solo sabía sobre Bruce Wayne, también lo amaba profundamente. Su misma compresión y deseos de consolarla la llevaron a ella al revelarle su gran secreto.


Ella era el alma de la ciudad, su corazón mismo. Y ella había hecho de Bruce Wayne, Batman, el Rey de la ciudad, como otros lo fueron antes que él. Batman había sido el más ferviente representante de su título hasta ahora.


Un día ella había aparecido antes del anochecer, sonriendo dulcemente.


—“¿Si yo te lo pido, me entregarías tu corazón? No podría devolvértelo nunca, Timothy, porque tienes un corazón justo y sabio, lleno de barreras y detonantes. Un laberinto lleno de curvas y caminos. Es valioso y lo quiero para mí. ¿Me lo entregarías?”—


—No puedo entregarte algo sin lo que no puedo vivir, todos los humanos necesitamos el corazón, para que bombee la sangre de nuestro cuerpo. Nos mantiene con vida— su respuesta rápida y alarmada la hizo reír, ella se veía tan hermosa en ese momento que era una pena que no pudiera retratarla en una fotografía.


Te revelaré otro secreto, mi joven amigo. Estoy muy preocupada por Bruce, es imprudente y temerario, no quiero que una noche las cosas salgan mal y su hora de partir se adelante— Tim la escuchó atentamente —Mi Rey necesita un compañero, es pronto en realidad, pero si lo dejo solo…— ella estaba tratando de no llorar —No quiero verlo morir…¿Timothy Drake, serías tú el nuevo compañero de mi Rey?—


Poco tiempo después él estaba usando el uniforme de Robin…


No la había visto tan triste desde aquel entonces. No podían ser buenas noticias. Tim la observaba llorando en silencio, esperando a que ella le dijera el precio por saber lo que estaba pasando.


—…Bruce. Todo lo que sucede tiene que ver con Bruce, Timothy. Mi Rey se está muriendo. No se trata de una enfermedad humana, tampoco de algo que yo pueda entender. Todo lo que sé es que la muerte ha venido desde muy lejos, está esperando, silenciosa. Ha venido por el Rey—


—¿Cómo estas tan segura de que viene por Bruce?— sus palabras habían estremecido su corazón dolorosamente, no podía ser cierto.


Porque la muerte se ha puesto la corona de Bruce— ella misma no había notado que su Rey no la había llevado puesta desde hacía tiempo, no era un detalle importante hasta el día en que la muerte, presuntuosa, se paseó con ella por los cielos de la ciudad.


VII


Los cuatro Robin I


Red Hood estaba de vuelta en las calles. Los rumores decían que el propio Batman lo había sacado de Arkham, otros se habían hecho la teoría de que éste era otro Red Hood. Nadie podía decir a ciencia cierta lo que había pasado.


Jason estaba en la mansión, hacía una semana que había sido puesto en libertad y las cosas entre él y Bruce no podían estar más tensas, pero en ese momento carecía de importancia. Bruce le dijo que permanecería en la mansión, saldría a patrullar bajo supervisión hasta nuevo aviso y si volvía a matar lo devolvería a Arkham, sin la posibilidad de salida en esta ocasión.


Alfred estuvo presente mientras Bruce hablaba con ese tono cortante, amenazando al joven como tantas otras veces, el mayordomo no esperaba que resultara, Jason tenía la costumbre de ir contra todo lo que le pareciera mal, aun cuando eso lo pusiera en un peligro potencial, por eso mismo le pareció que la “pasividad” del muchacho era extraña. Bruce le había dicho lo que pasaba, pero hasta ese momento no lo había creído, Jason se veía diferente, se sentía diferente… ¿Qué es lo que había hecho ese muchacho?


—Lo tengo, no hay necesidad de repetírmelo cada vez— él estada mostrando su sonrisa de lado, como si se tratara de un juego, pero en sus ojos no había tal diversión. Alfred lo observó discretamente, la vida en ellos no parecía evidente, no había tristeza, ni dolor, o  alegría ni diversión…


—Bienvenido a casa, amo Jason— lo saludó formalmente, como siempre, esperando ver esa chispa de felicidad en ese joven, pero al girarse para verlo esos ojos azul verdoso parecían empañados, como los ojos de los muertos.


—Me alegra verte también, Al— la sonrisa pareció genuina por un instante, pero pudo haber sido solo imaginación del mayor.


—Estoy hablando en serio, Jason— Bruce no estaba seguro de cómo tratarlo ahora, la falta de respuesta acostumbrada en él era desconcertante, no es que “mágicamente” obedeciera lo que le decía, se trataba de que ya no se dejaba llevar por su ira, ni por sus arrebatos. Este Jason le era imposible de leer.


—Lo sé bien— ahora él no estaba sonriendo, su rostro era una máscara perfecta sin emociones, sabía que eso pondría al borde a los dos mayores aunque esa no era su motivación, tan solo estaba cansado de sonreír.


Esa noche Nightwing y Robin volvieron a la ciudad, para verificar si los rumores del regreso de red Hood eran ciertos. Ellos se dirigieron directamente a ver a Batman, era la forma más rápida y más confiable de saber la verdad, si algo estaba mal seguramente Bruce se los diría, tal vez no tal cual, pero era mejor preguntar antes de actuar imprudentemente, podría tratarse de uno de sus planes o… Dick realmente no podía saberlo y por lo tanto no podía explicárselo a Damian, era muy difícil comprender a Bruce, a Batman.


Su entrada fue silenciosa y la cueva estaba exactamente igual que hacía una semana, eso es lo que les pareció a ellos, podría ser que por lo mismo que esperaban un cambio ahí no se percataron  de Tim, quien estaba en la parte alta, observado detenidamente, ya uniformado desde luego. Los recién llegados se acercaron al computador, ansiosos por hablar con Batman.


—Nightwing y Robin—aquella voz no era la de Bruce —¿A qué le debemos el placer?— era Jason, quien estaba sentado en el lugar de Batman, sorprendiendo a los otros dos.


—¡Todd!— Damian emitió un gruñido, estaba sorprendido sin duda pero eso no amainó la furia que lo había invadido —¡Levántate del asiento de mi padre!— el niño no estaba tratando de hacer enojar al segundo Robin, exactamente, pero el tema de ser el “único hijo de sangre” por lo general hacía que sus antecesores fruncieran el ceño un poco.


—¿Necesitan ayuda con algo?— Jason continuó como si no hubiera escuchado al chico —Información ¿Tal vez?— lo mirada furiosa de Damian parecía no existir para él, ni siquiera se dio por enterado cuando Robin brincó para golpearlo —Quizás las cosas están aburridas en su ciudad—


—¡Robin!— Nightwing no fue lo suficientemente rápido como detener al chico. Lo que lo dejó sin habla fue el hecho de que Jason sencillamente se hizo a un lado, con todo y silla, sin cambiar la sonrisa extraña que tenía, parecía más aburrido que entretenido ahora —Damian, es suficiente—


—¡Pero no sabemos que ha hecho con mi padre!— era gracioso, desde la perspectiva, que Robin temiera que Red Hood hubiese podido superar a Batman, no por falta de intentos sin duda, simplemente ellos sabían que aún les hacía falta un poco para poder ganarle al mayor.


—B está bien— fue entonces que Red Robin decidió que intervendría —Está en una reunión importante de la Liga, aunque no tardará en volver, quizás un par de horas o unas tres— el siguió observando desde dónde estaba, no sabía si su otros hermanos se darían cuenta, por ahora era mejor mantener la boca cerrada, tenía que ser cauteloso si quería evitar la tragedia.


—¿Por qué está él aquí?— Damian señaló al segundo, sin importarle ser grosero, la verdad es que no se llevaban muy bien y después de lo de Arkham las cosas solo habían empeorado.


—Porque Batman lo trajo de regreso— Red Robin dijo sin dramatismo, como si el asunto fuera algo casual.


—¡Estas mintiendo! ¡Mi padre nunca traería a un asesino de regreso!— podría sonar un poco hipócrita tal vez, pero desde que se había convertido en Robin él había cumplido con la regla de “no matar”  por muy atractiva que la tentación había sido muchas veces.


—¡Damian!— Nightwing sujetó al chico, más para protegerlo de un posible ataque que para detenerlo —¡Ya hemos hablado de esto— entendía que su hermano menor solo era un niño, entendía que estaba enojado por ser apartado y también que se sintiera celoso, pero nada de eso, aun haciendo la suma, era justificación para decir lo que pensaba de esa forma tan hiriente.


—No lo hizo porque quisiera, eso es verdad— Jason comentó, dejando de sonreír, sorprendiendo a su hermano mayor y también al menor, así como lo habían hecho los demás al ver su rostro sin expresiones —Pero eso poca importancia tiene. ¿Van a seguir jugando o van a salir en algún momento?— él se puso de pie, dirigiéndose a Red Robin —¿Vas a seguir mirando o vamos a salir de una vez?— a pesar de que pudiera parecer que estaba enojado en su voz no había ningún matiz. Tratar con él para todos era extraño.


—¿Qué ha pasado contigo, Jason? Tú no eras…— pero sus palabras fueron interrumpidas por la mirada del segundo, quien aún no se había puesto su antifaz, por primera vez, desde que llegó, ni el residuo verdoso de las aguas del Pozo tenían ese brillo fulgurante que matizaba el azul de su mirada.


—Arkham te cambia la vida para siempre— dijo mientras sonreía con burla, pero era algo totalmente ensayado, si Dick y Tim no lo conocieran como lo hacían los habría podido engañar.


—Nos veremos más tarde— Tim dijo antes de subirse a su moto, mandándole una mirada significativa a Nightwing, junto con un mensaje de texto, “ya hablaremos de lo que ocurre después” y antes de que pudieran ser detenidos los dos se habían ido.


—¿Qué es lo que está pasando?— Damian se quejó, apretando los dientes furiosamente.


—No lo sé aún, pero esperemos a Batman por ahora— no que el mayor fuera a darles respuestas directas, a decir verdad lo más seguro es que se enfadaría y les gritaría por estar ahí cuando les había dicho que no se aparecieran a menos que fuera cosa de vida o muerte.


VIII


El Angel de la Muerte


Tim había estado patrullando la ciudad, buscando algo que no se podía ver, no por los seres normales al menos. Detener a ladrones, bandidos o asesinos era algo sencillo, especialmente con sus juguetes, pero detener a la misma muerte requería de habilidades que él no poseía; tampoco conocía a nadie que las tuvieras, Ra's al Ghul quizás sería una opción, pero lo dejaría como su último recurso por ahora, después de todo pudiese ser que La Muerte estuviera enojada con él por haberle eludido por tanto tiempo.


Pensando en ello, Tim, decidió que nada perdía con preguntarle primero, con un poco de suerte La muerte accedería a negociar, No llevarse a Bruce aunque a cambio le pidiera a alguien más.


Red Robin no tuvo que buscar por mucho tiempo. En una de las grandes iglesias de la ciudad estaba la sombra que buscaba. Capa oscura y la cabeza gacha cubierta con su capucha. Se dirigió hacia él, esperando que La Muerte no decidiera irse al verlo llegar. Que irónico sería eso ¿Verdad?


—Timothy Jackson Drake— la muerte dijo en un tono neutral, dependiendo de lo alto del tejado para encontrarse con su visitante en los jardines de la iglesia —Aun te quedan muchos años de vida, a menos que desees adelantar tu partida…— no sería inusual, la gente se suicidaba a cada día sin razones, una uno menos no sería notado en las filas.


—Tú pareces ser a quien estoy buscando ¿Eres La Muerte?— más valía estar seguro, no fuera a ser que estuviera hablando con otro espíritu y le jugara una mala pasada, no sería la primera vez.


—Saamin Azra, La Muerte de este sector, si le place jovencito— aunque parecía estarlo sermoneando con los modales, en su voz se dejaba oír la diversión —No tienes la esencia de un suicida impregnada en tu aura, ¿Por qué motivo podrías estar buscando a La Muerte de forma tan entusiasta?—


Ella me dijo que tenías la corona del Rey, ha supuesto que vienes a llevártelo ¿Es cierto?— confirmar los rumores convenía antes de tomar acciones en contra de los seres como ellos.


—No voy a negarlo— en ese momento dejó caer su capucha, revelando una pálida piel, unos rizos color oro y unos ojos grises, del mismo tono que tenían  las nubes de tormenta. En su cabeza había una corona, sin marcas en ella, lo único que la distinguía como pertenencia de Gótica era la piedra negra en el centro.


—¿Por qué? ¿Su tiempo en este mundo va a concluir? ¿No hay forma de comprarle un poco más?— no, no podía aceptarlo, estaba dispuesto a darle su propia vida si con ello salvaba la de Bruce.


—La vida es una cosa muy efímera, la mortalidad es algo arraigado en ella y la muerte es solo una transición. Es parte de un todo, un circulo Sagrado. Darle más tiempo a quien está por acabársele sería romper esa Cadena, ¿Estarías dispuesto a romper las leyes santas por un solo mortal?— sí, para él era algo muy divertido, los humanos y sus deseos absurdos, algunos banales otros sentimentales. Nunca entenderían la magnitud, la importancia de pertenecer a Un Todo.


—No estas respondiendo a mi pregunta. ¿La vida del Rey, Bruce Wayne, está llegando a su final?— estaba impaciente, no le gustaba ese espíritu, ángel, fantasma, entidad o lo que fuera, era más difícil de entender que Gótica, tal vez porque parecía ser más viejo que ella.


—Los mortales y sus apuros— él se rio, quitándose la corona para dejar que el chico la examinara detenidamente, le daría la oportunidad de probar su lugar como el más inteligente.


—Esta no es la Corona del Rey— Tim declaró al notar que esta era un poco más pequeña que la de Bruce, comenzando a enojarse, pero con otra duda clavándose en su mente, él sabía qué podía significar pero nunca había tenido una prueba de sus sospechas. Gótica jamás le quiso decir al respecto de los Regentes.


—Quieres decir que no es la corona de Bruce Wayne. He venido a llevarme a uno de los Regentes de la ciudad, de los cinco solo uno puedo tomar, aun no me decido. Dijiste que le comprarías más tiempo a Wayne. ¿Por qué no jugamos un juego?— oh, y como adoraba él los juegos con los mortales, siempre se dejaban engañar porque no entendían el propósito de sus jugadas, solo podían ver medio tablero.


—Gótica tiene solo cuatro Regentes— Tim replicó, mirando la corona e busca de su dueño, hasta dónde sabía todas las coronas parecían iguales, doradas con una piedra negra en el centro, pero por dentro llevaban algunas palabras que eran relativas a su dueño. Esta corona no tenía nada, la única palabra había sido borrada y el metal pulido, era imposible de leerlo ahora —¿De quién es esta corona?— tenía que saberlo, sea quien sea si podía salvarlo lo haría, era su deber.


—Hay cuatro Reyes y una Reyna, cinco regentes, desde hace varios años; Que solo uno de ellos sabe que tiene tal poder es diferente, Timothy. Pero dejémonos de trivialidades. ¿Un juego? Te daré la posibilidad de salvar a Bruce Wayne, no significa que me haya decidido a llevármelo a él, pero con solo cuatro opciones no es que sea un imposible— tomó la corona que el chico seguía mirando, tratando de descifrar esa palabra.


—¿De quién es esa corona?— tenía que saber, sobre los cinco regentes ya luego a Gótica le podía preguntar.


—Le pertenece al Rey que no la lleva ahora— él se preparaba para partir, colocando la corona en su cabeza de nuevo —Quizás el único que nunca supo que la llevaba— sonrió para Red Robin, dejando el enigma sin resolver —Hagamos una apuesta, no me llevaré a un Regente al Azar, reúne a todos los Reyes y a los aspirantes— eso sería una pequeña multitud —Entre todos ellos tendrán que competir por esta corona, el ganador será al que yo me lleve— normalmente sería al perdedor, pero a él le gustaba cambiar las reglas para hacerlo más interesante.


—¡Básicamente me estas pidiendo que los mande directo a su muerte!— no podía creerlo, ese ente era detestable, pero al menos sabía que no se trataba de Bruce, eso era lo más importante.


—¿No es así más interesante? Tú sabrás quienes son los aspirantes porque son los únicos que pueden ver a la elegante señora— eso Red Robin ya lo sabía —Dile a ella sobre esto si deseas, no cambia las cosas. Te daré unos días para reunirlos a todos y traerlos aquí mismo— una iglesia que estaba casi en las afueras de la ciudad —Pero voy a darte un aliciente. Si tú ganas la corona te entregaré y no me llevaré a ninguna persona ¿Es un trato?— esperó cinco minutos a que el chico se lo pensara.


—¿Eso me convertirá en el Rey, no es así?—


—Por supuesto, ni Batman podrá pasar por encima de tus deseos porque habrás ganado sobre la muerte, ah una cosa más, no puedes decirle de esto a ninguno de los aspirantes, sino ¿En dónde acabaría la diversión?— desapareció ahora, sin esperar una respuesta, él ya sabía que, quisiera o no, Red Robin aceptaría.

Notas finales:

Nos vemos en una semana.


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