“Corre” “Huye” “Escapa”
Era lo único que cruzaba por la mente de Theo cuando los guardias lo perseguían. Una gran sonrisa plasmada en su rostro delataba completamente que se estaba divirtiéndose. Estaba tan acostumbrado a estar huyendo durante toda su vida, que ya le era hasta entretenido correr de un lado para otro engañando a los torpes guardias de la corte.
De vez en cuando hasta lograba seducirlos, insinuarseles, hacerlos creer que estaba dispuesto a hacer lo que ellos quisieran, para luego huirles cual gato que acaba de robarse su cena, enojandolos de sobre manera alimentando aún más la sed de burla del castaño, sólo porque era divertido.
Soltaba alguna que otra carcajada al ver como, con desespero, trataban de atraparlo, acorralarlo y someterlo, pero él era demasiado ágil y listo, demasiado astuto para ser atrapado. Todo el pueblo lo conocía por sus constantes bromas y peleas hacia los guardias, casi podría decir que lo amaban, pues era el único capaz de jugársela de esa forma.
Al llegar el nuevo, el supuesto capitán, adivinó completamente que era otro de esos “perros guardianes de la corte” que servían a ese sinvergüenza de Benjamín, y lo primero que Theo pensó fue: “Tengo que molestarlo, como a todos los demás”.
Su aura de elegancia lo molestaba, era diferente a todos los demás guardias que había molestado, sin embargo, también lo intrigaba, lo atraía, y quería saber qué era lo que él ese hombre tenía, que lo ponía tan ansioso. Un hombre alto, imponente, como una mirada penetrante de el color más hermoso que podía existir, él era diferente, y a Theo le gustaba lo diferente.
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-¡Ahí está!- escuchó el gitano a sus espaldas, volteó a ver un segundo, sorprendiéndose de la gran cantidad de guardias que lo perseguían. Relinchó cual caballo ya aburrido de eso, tenían más de 20 minutos en esa supuesta persecución y ya se le había hecho aburrido, además de que no había visto de nuevo a ese tal Lucca, que era el que le interesaba que lo persiguiera.
-¡Ay, ya déjenme en paz!- se quejó corriendo un poco más rápido. Miraba a todos lados, tratando de buscar un refugio, algo donde por lo menos pueda esconderse y crear una clase de plan para poder pasar desapercibido durante un tiempo. Tiró un par de cosas al suelo cuando estuvo dentro de un callejón, logrando que los guardias se quedaran atrapados por un momento dándole a él tiempo de escapar de su vista. Mirando hacia todos lados con desespero, Theo logró encontrar un refugio, no sabía que era, no sabía quién estaría ahí, sólo quería entrar y esconderse.
Inmensas puertas lo recibieron, invitándolo a esconderse, no lo pensó dos veces y de inmediato entró. Al cerrar la puerta, se recostó en ésta dando un fuerte suspiro de alivio, logró escuchar a los guardias gritando fuera de la construcción, preguntándose unos a otros donde estaría el gitano, sacándole una ligera sonrisa a castaño.
-Idiotas…- se burló Theo en voz baja sin dejar de sonreír. Se alejó de la puerta cuando ya era seguro que los guardias no estaba cerca, adentrándose más se dió cuenta de lo inmenso que era el lugar donde había entrado- ¿Cómo no me di cuenta que era la iglesia?...- se preguntó sin alzar mucho la voz. No era la primera vez que entraba a ese lugar, ni tampoco sería la última, después de todo, su raza era muy católica y creyentes de un Dios existente. Admiró por unos segundos las gran cantidad de bancas y velas sin encender que llenaban el lugar, los coloridos vitrales que alteraban la luz que pasaba por ellos, haciéndola de diferentes colores. Theo casi salta de la impresión cuando a sus espaldas, un desconocido se aclaró la garganta para hacerse notar. Sin bajar la guardia, se dió la vuelta de inmediato, encontrándose con esos ojos esmeralda que lo miraban inexpresivo, para luego cambiar a una mirada divertida acompañada de una ligera risa.
-¿Ahora quién asusta a quién?- espetó Lucca sin quitar su sonrisa. Esa voz grave y esa risa ligera retumbaron en la cabeza del castaño, casi como un eco imponente, para segundos después sacarle también una risa por la clase de déjà vu que habían tenido.
-Ok, me lo merecía…- alzó sus manos a cada lado de su cuerpo en señal de paz. Lucca tenía su espada en su mano derecha, la agarraba firmemente mientras calmadamente iba caminando hacia el gitano de nuevo con una mirada seria hasta quedar a casi un metro de él, donde alzó la punta de la espada hasta que quedara casi pegada al cuello el gitano, quien se puso un poco nervioso-O-Oye… Tranquilo- rió nervioso por el afilado objeto invadiendo su espacio.
-Según lo que me ordenaron, si te veía, yo debía arrestarte de inmediato…- apretó más la hojilla de la espada contra el cuello de Theo, quien trató de retroceder, pero sin darse cuenta, ya se encontraba acorralado contra una pared- Linda expresión...Theo- terminó de decir sin cambiar sus facciones.
-Esta es la parte cuando me dejas libre y finges que no me vis- ajaja L-Lucca yaa - rió aún más nervioso cuando la hojilla ejercía más presión sobre su cuello. Lucca lo miraba fijamente, afilando la mirada, fingiendo seriedad cuando por dentro estaba realmente entretenido molestando al gitano. Se acercó aún más a él, quedando demasiado cerca, metió una de sus piernas entre las de Theo y esta vez uno de los costados afilados de la espada amenazaba el cuello del castaño, acorralándolo de un modo que apenas pudiera moverse. Sus caras estaban tan cerca que casi se rozaban sus narices. Theo tragó saliva, nervioso por la imponente mirada verde del capitán además de tener su cuerpo tan cerca en una posición demasiado comprometedora.
-Dime una cosa…¿Qué piensas que te hará Benjamín cuando te encuentre?- su aliento cálido chocó directamente contra los labios de Theo, quien soltó un suspiro antes de morderse ligeramente el labio inferior mientras su mirada descendían hasta los labios del más alto- ¿Me estás seduciendo?- preguntó divertido Lucca sin apartarse un centímetro.
-Tal vez…- soltó Theo con un tono de voz ligeramente insinuante y ronco. A Lucca se le agrandó la sonrisa al sentir también una afilada hojilla contra su cuello, pues por estar perdido en sus fantasías, no se dió cuenta cuando Theo buscó entre su ropa una cuchilla mediana- Dos pueden jugar a esto…- siguió con su voz seductora, dando un empujón hacia Lucca, intercambiando posiciones y acorralándolo con su cuerpo de igual forma que lo había hecho con anterioridad el más alto. Por la brusquedad del movimiento, Lucca terminó soltando su espada, logrando que se escuchaba por todo el lugar el sonido metálico de la espada al caer, mientras que Theo seguía con su arma pegada al cuello del contrario- Y respondiendo a tu pregunta, realmente no me importa lo que vaya a hacer ese idiota de Benjamín, pues la suerte siempre está de mi lado y nunca logrará arrestarme - dijo muy confiado.
-Mm…- emitió Lucca al "captar el mensaje", o más bien fingiendo no tener mucho interés en lo que Theo había dicho mientras miraba a otro lado.
-¿Estás ignorándome?- preguntó con una sonrisa sarcástica y una ligera vena en la frente, si hay algo que de verdad molesta a Theo, es que lo ignoren, y más alguien de quien está realmente interesado.
-Tal vez…- siseó con una sonrisa altanera en el rostro. Miró extrañado por encima del hombro de Theo, fingiendo estar confundido- ¿Esa estatua acaba de moverse?- preguntó al aire, y realmente no esperó que funcionara, pues Theo volteó, callendo en su propia trampa, dándole la oportunidad a Lucca de quitarle la cuchilla, tomando uno de sus brazos y llevándolo hasta su espalda, inmovilizandolo y colocarse detrás de él para volver a ponerle la cuchilla en el cuello.
-E-Eso es jugar sucio…- rió adolorido cuando Lucca atrajo aún más su brazo contra su propia espalda. Lucca bufó divertido contra la nuca de Theo, rozando sus labios en esa zona tan sensible, deleitándose con el delgado cuerpo del gitano entre sus brazos temblando por los escalofríos que él le provocaba. No tardó mucho antes de que Lucca lo soltara, dejándolo libre de cualquier atadura o amenazas, sin embargo, la tranquilidad no duró mucho tiempo para ambos.
-Buen trabajo, Capitán Lucca- felicitó Benjamín con voz pausada pareciendo de entre las sombras junto con dos guardias más, sus manos aplaudían pausadamente y en un ritmo constante, como si de estuviera burlando de algo de forma hipócrita - Me satisface saber lo eficiente que puede llegar a ser...- siguió elogiendo sin dejar de acercarse con la frente en alto.
-Así que ¿Era un trampa?- reclamó el gitano con el entrecejo casi junto mirando a Lucca- Y yo que pensé que nos estamos divirtiendo…- lamentó cruzándose de brazos mirándolo con desaprobación y decepción.
-No era un trampa…- explicó de inmediato el más alto- Al menos, no que yo sepa- miró de reojo a el embajador quien seguía acercándose a ambos.
-¿Qué sucede capitán? ¿Acaso usted evadió una orden directa?- interrogó Benjamín frente a Lucca, ambos tenían la misma altura, sin embargo la mirada de Benjamín lo hacía parecer más dominante, logrando que Lucca sólo bajara la mirada, aunque más bien fue porque prácticamente era su jefe y no podía revelarse.
-No...- dijo simplemente aún sin mirarlo. Una vez que el mayor le pasó de largo, apretó los labios, frustrado de alguna manera.
-Entonces...Theo- llamó Benjamín con cierta burla, y el castaño simplemente volteó como si no estuvieran a punto de arrestarlo.
-Hola~ - saludó con una de sus manos inocentemente, antes de que los dos guardias que estaban con Benjamín lo tomarán por la espalda como había hecho Lucca antes, pero de una forma más dolorosa, haciendo que Theo soltara un pequeño gemido de dolor-H-Hey…- apretó los dientes un poco tratando de mirar hacia los guardias.
-Creíste que esta vez te saldría con la tuya ¿no?- Benjamín lo tomó de la barbilla, alzandole la cabeza para que lo viera a los ojos- Que inocente...-Theo simplemente le escupió el rostro mirandolo enojado, logrando que uno de los guardias le dé un golpe en el estómago, seguido de otros dos en el mismo lugar- Basta...- ordenó Benjamín, pues el desgraciado tenía pensado seguir golpeándolo.
Lucca estaba expectante, con la cabeza gacha, apretando los dientes tan fuerte como su mandíbula le permitía, y completamente rabioso por lo que le estaban haciendo gitano, quería ir y romperle la cara a cada uno de ellos, sin embargo, no podía hacer nada, pues si le decía algo a el embajador, este ordenaría simplemente que lo matarán, haciéndole imposible el detener el sufrimiento que Benjamín podría propiciarle a Theo, pues la mirada que tenía era de una completa satisfacción ante el sufrimiento del gitano.
De inmediato, un hombre anciano y algo subido de peso, el Padre de la iglesia, salió de una gran puerta enojado al ver la desagradable escena. A gritos terminó por ordenarle a los guardias que soltaran al pobre gitano que ya llevaba mala cara por los golpes recibidos, este cayó casi instantáneamente de rodillas al suelo, donde fue ayudado por el Padre. Lucca lo miraba preocupado, queriendo acercarse, pero sabía que el hombre no lo dejaría, pues también era uno de los guardias que trabajaban para Benjamín. El hombre anciano ordenó a los cuatro a salir del templo, pues lo que estaban haciendo era irrespetuoso para los ojos de Dios, y hacerlo un su propia casa era como si lo apuñalaran por la espalda.
-¡Está interfiriendo en el arresto de ese delincuente!- reclamó uno de los guardias.
-¡Delincuente o no, este joven está siendo abusado dentro de la casa de mi señor!- reclamó nuevamente el Padre dejando a Theo de un lado y encarando a Benjamín - Y cómo sé que usted es muy devoto, “Embajador Benjamín”- dijo esto último con rabia. Al parecer, incluso hombros tan sabios como un sacerdote, también tenía un sentimiento de rencor hacia el embajador del pueblo- Acogeré al gitano dentro de esta casa de Dios el tiempo que sea necesario, y no podrá hacerle nada mientras esté bajo este techo- finalizó dejando a Benjamín muy sorprendido, pues todo eso era razón. El creía en el mismo Dios que casi todos en el pueblo, y eso lo ayudó también a estar en el puesto que conllevaba, y es como un castigo para su propia persona el faltarle el respeto a su Dios. Gruñó un poco al ver como el Padre ayudaba a Theo a levantarse, Lucca se sintió un poco más aliviado al saber que Theo estaría bien, aún más porque lo escuchó de la misma boca del gitano.
-Bien. Podrás tenerlo aquí el tiempo que desees, pero si él sale de aquí, será hombre muerto. Vamos a ver cuanto tiempo tarda antes de volverse loco, después de todo, tengo entendido que los gitanos odian permanecer en un sólo lugar por mucho tiempo. Mientras tanto, cada salida de esta iglesia estará resguardada por uno de los guardias, así, si tratas de escapar, lo sabremos de inmediato y serás llevado a la orca- amenazó Benjamín yéndose por donde mismo se vino junto con los dos guardias. Lucca permaneció adentro unos momentos más, el Padre se alejó, confiado de que no le harían nada al gitano. Theo miró a Lucca durante uno segundos, sin saber qué decir, tratando de esconder para sí mismo el ligero miedo que había comenzado a crecer en él, al no tener escapatoria de su pronto final. Lucca se acercó un poco más, quedamos frente a él, sus miradas conectaban una con la otra relajándolos. Lucca se remojó los labios con su lengua con la intención de decir algo, entreabrió los labios sin saber realmente qué decir ante la mirada ansiosa de Theo.
-Capitán Lucca- llamó Benjamín con voz autoritaria, este suspiró con pesadez y sin más comenzó a alejarse lentamente de Theo, quien dió un par de pasos hacia él con la intención de detenerlo, pero al final simplemente lo dejó irse.
Efectivamente, después de salir los guardias, en cada una de las puertas o posibles salidas de la iglesia habían hombres atentos, armados y respaldados. Theo suspiró pesadamente, tal como lo había hecho Lucca momentos atrás.
-¿Ahora cómo saldré de esta…?- se preguntó el mismo sentado en el suelo, recostando su espalda contra una de las paredes de la iglesia. Se quedó ahí durante unos minutos, y ya le había parecido una eternidad. Quería salir, seguirse divirtiendo en el festival que aún se llevaba a cabo, bailar un poco más y tal vez hasta entablar una verdadera conversación con ese tal Capitán Lucca.
Pasaron unas horas, de vez en cuando Theo se asomaba por cualquier ventana o puerta con la esperanza de lograr salir, pero de inmediato fue obligado por sí mismo a volver adentro al tener tantos guardias cuidándolo. A veces se preguntaba qué tanto tenía Benjamín con él para mantenerlo incluso cautivo sólo para arrestarlo.
Caminó y caminó por toda la iglesia, observando cada parón de los vitrales de las ventanas y admirando las esculturas en homenaje a los diferentes santos que una vez alabaron al mismo Dios. No le molestaba estar ahí, pero sinceramente ya era casi de noche, y aún no lograba salir de ese lugar, además de que la iglesia ahora se había convertido de alguna forma en su prisión.
-Definitivamente, qué harías tú sin mí...- al reconocer la voz del que acababa de hablar, Theo se volteó esperanzado hacia su hermano mayor, que estaba detrás de él mirándolo con burla- Tengo años buscandote Theo, y supongo que los guardias allá afuera tienen algo que ver en esto- se cruzó de brazos viendo como Theo corría hacia él y se colgaba de una de sus piernas.
-Wim, Wim- comenzó a decir Theo con ojos ilusionados- Tienes que sacarme de aquí, por favor- suplicó aún colgado de su pierna pero luego su sonrisa desapareció abruptamente- Espera un segundo ¿Cómo demonios entraste tú aquí?- arrugó un poco el entre seño, pero sin soltarse.
-Tengo mis métodos, hermanito- fue lo que simplemente dijo encogiéndose de hombros, guiñándole un ojo y poniendo un dedo sobre sus labios, como guardando un secreto- Ahora, presta a atención a lo que vamos a hacer para sacarte de aquí…-
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