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MALOS ENTENDIDOS por reydelosPK2

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La decisión de Naruto

En la vida uno siempre debe tomar decisiones. Muchas veces son sencillas: Despertarse a una hora, elegir que vestir, que desayunar, cuanto esforzarnos en el trabajo… en fin cada acción es consecuencia de una decisión.

Naruto se paró frente a ese muro donde colgaban los resultados de los exámenes. La nota mínima para acceder a las becas para las especializaciones era de 71 ponderados, Naruto accedió a postular por las becas, pero lo que no considero fue: Él no era el único que quería una beca de especialización

El examen se dividía en dos. Uno la teoría y otro defensa de un caso clínico.  El número de postulantes: 11359 estudiantes y profesionales de bajos recursos o méritos acreditados en labores sociales (Médicos sin frontera, cruz roja o verde). Todos dieron sus exámenes en diferentes universidades de las ciudades de Japón. Fueran simples estudiantes o personas profesionales que buscaban ampliar sus conocimientos. Todos sabían que una especialización costaba más de 50000 dólares. Eso era mucho dinero. Solo estaban disponibles 50 becas cada dos años para la especialización que uno elija y en el país que decida. Era lógico que solo los mejores promedios accederían a estas, después de todas las becas incluían: hospedaje, alimentación, materiales, un bono mensual de 500 dólares.

Los mejores promedios… Rio eso era una tontería, todo el que tuviera más de 71 ponderados en la facultad podía optar por el examen para las becas. Todo el que fuera profesional y de escasos recursos también. Muchos  postulantes y 50 becas…  Era una masacre.

Naruto miraba el tablero con el corazón en la boca. Esos promedios estaban sobre los 93 puntos solo en el examen teórico y sobre los 99 en el práctico y los ponderados de ambos sobre los 95. De la nada sentía que toda la confianza que siempre se tuvo, esa actitud de creerse amo y señor del mundo se reducía a la dura verdad el mundo: siempre habrán mejores que tú. Solo cuando dejes de creerte el mejor y hagas las cosas de corazón el resto te reconocerá como uno de los mejores.

Sintió las lágrimas caer por sus mejillas al ver su promedio teórico: 90.5 y defensa 98. Dando un total de 94.25

Como si fuera una basura, una mosca insignificante que fue aplastada, así se fue su confianza y su autoestima. No gano nada.

Giro cubriéndose la cara entre la muchedumbre de postulante y curiosos. Corrió rápidamente a algún lugar desértico para seguir llorando y maldiciéndose por su suerte. Todo se derrumbaba. Lo perdió todo. Todo por lo que siempre lucho y soñó

“Sí ganas una de esas becas de especialización…”

Resonaron las palabras de Sasuke en su cabeza, su recompensa, su relación… se esfumaban de su manos. Pese a todo lo que se esforzó, a todas las noches en vela… a las prácticas. ¿Todo para qué?

“Eres un niño especial…” escucho la voz de su madre en su cabeza “Todo lo que te propones puedes lograrlo sí te esfuerzas…” nuevamente sus mentiras. Mientras él se seguía jalando el pelo de la rabia. Todas esas palabras eran mentiras. Si te esfuerzas no siempre logras las cosas por las que luchas. La vida es una mierda y el mundo de fantasías que su madre y su padre le enseñaron simplemente no existía.

“Qué estúpido…” se dijo “Un estúpido al pensar que se ganaría una de esas becas... creyendo tonterías… una persona especial, sí… Claro mamá, Solo otro retrasado mental. Uno tonto al subestimar que las necesidades de otras personas eran tan grandes que los obligaba a estudiar y prepararse por años para una de estas oportunidades. Y yo me descuide por Sasuke y volvi a intentar por Sasuke”

-Soy estúpido…-Comprendió que no era un niño para esforzarse por un premio o para evitar un castigo. Debía esforzarse por el mismo y no por lo que el resto diría de él.

“¿Por qué elegiste medicina?”

Esa pregunta se la hicieron tantas veces y siempre respondió seguro: Porque quiero ayudar a las personas.

Nunca dijo la verdadera respuesta supuesta respuesta: por Sasuke

Ni siquiera esa era la respuesta actual. En un inicio se metió a medicina por el incidente de Sasuke, pero eso solo fue la superficie del rio. Ayudar a las personas… quizás un poco. Pero la verdadera respuesta era simple: su ego.

Deseaba denostar al mundo entero que era un milagro de la naturaleza. Un prodigio. Una de esas personas que podía lograr todo lo que deseaba si así lo quería.

Claro, cada reunión anual en casa de sus padres venían sus abuelos y otras personas. Siempre lo elogiaban y decían a sus padres lo afortunados que eran por tener un chico tan listo como Naruto, siempre lo comparaban con sus primos e hijos ajenos y destacaban que Naruto era el mejor. No solo era listo, también atlético, guapo, saludable, con carisma, sin vicio alguno… en fin muchas virtudes que cero defectos. Y cuando supieron que estudiaba lo trataban con respeto, siempre le consultaban sobre dolencias, siempre escuchaban su opinión y tomaban en cuenta su punto de vista. Era aceptado como un adulto aunque aún se hallaba entando en el verdadero sendero de un adulto.

Sin darse cuenta se volvió algo ambicioso:

Cuando Sasuke se fue comprendió algo de lo que era ser adulto: anteponer sus responsabilidades sociales ante de sus gustos. Tuvo que dejarlo marchar y superar su depresión. Decidió enfocarse en sus estudios y ser alguien respetado.

Cuando supo que Sasuke se casaba. No dudo en ir y tratar de impedir esa boda, pero quiso ser adulto y renunciar a él. La suerte estuvo de su parte y Sasuke no se casó. Entonces todo empezó… Se declaró, dio a entender que no aceptaría un no como respuesta y obtuvo su recompensa: Sasuke.

Comprendió de forma inconsciente que si era especial. Que si podía lograr todo lo que desease. Cuando creyó que Sasuke lo engañaba… no pudo controlar sus impulsos, si no era suyo no era de nadie. Quizás esto era una advertencia de su conducta narcisista donde se veía a él como el centro de atención, merecedor de todo lo que quería y con el poder de deshacer lo que no sincronizaba con su visión y ambición.

No podía manejar las derrotas. Las pérdidas. Así de simple. Jamas le enseñaron a como sobrellevar una de estas cosas. Quizás  por eso se aferraba a Sasuke. Porque de cierta forma era un vector que salía de su control. De niños Sasuke era el malo, el chico mañoso que buscaba hacer las cosas según lo desease y trataba de manipularlo con premios que casi nunca le daba. Pero aun así… siempre se mantenía a su lado condicionando su amistad.

Sasuke de la nada comenzó a cambiar  y alejarse de su lado. Lentamente le dio a comprender que las cosas cambian y uno debe adaptarse al cambio o morir. Sasuke no dudo en marcharse a la universidad, no dudo en abandonarlo y no le dio explicación de nada, fue como si lo hubiese olvidado. Naruto no lo considero justo, pues ya tenía sentimientos por Sasuke, sentimientos que trato de esconder tratando de fijarse en Sakura, sus intentos fueron un fracaso. Sasuke fue su derrota y su pequeño paso a una madures forzada. Pero todo lo que logro se fue al caño cuando lo obtuvo.

Aun después del accidente Sasuke decidió aceptarlo nuevamente. Que podía ser eso más que una señal de que era especial. De que podía lograrlo todo con esfuerzo y deseo. Estaba más que seguro que ganaría una beca, después de todo era él. Naruto Uzumaki, un chico especial.

Naruto Uzumaki nació para: Ser médico. Tener a la persona que quería. Ganarse una beca de especialización. Viajar por el mundo.

La vida misma le gritaba que sí, todo lo que el desease lo conseguirá con su fuerza de voluntad. Pero no era verdad. El simplemente se engañó.

Quizás lo hubiera sido si hubiese puesto el 100 por ciento de su esfuerzo, pero no… se descuidó, se descuidó desde que se volvió el sexfriend de Sasuke, desde que dejo que esa relación afectara sus estudios. Se descuidó y perdió. No era tan especial como creía serlo.

-Médicos sin fronteras- se dijo mirando una oportunidad para ganarse una de esas becas dentro de dos años. Pero allí estaba un gran detalle: Médicos sin fronteras trabajaban en el tercer mundo. Eran dos años de trabajo voluntario en áfrica, India… Asia. Solo hablando de continentes y que decir del país donde lo destinarían. Dos años en los que no vería a Sasuke. Y si ganaba la beca iría a estudiar en algún país de convenio con las naciones unidas. Por otros dos años. Cuatro años.

“Yo me quiero quedar en Japón”

Recordó las palabras de Sasuke. Peso en ganarse la beca y llevar a Sasuke a Inglaterra o Estados unidos. Allí podría ejercer su profesión y seguir juntos mientras concluía la especialización. Después viajarían por el mundo y al final del tercer año regresarían a Japón para vivir el resto de sus vidas juntos. Aunque cada fin de año tomaría sus vacaciones internacionales. Al principio Sasuke se negaría, pero como lo demostró hasta la fecha daría su mano a  torcer y aceptaría. Pero ¿ahora?

-Que quiero…-Se preguntó. Poniendo en la balanza su relación con Sasuke que de por si terminaba por no poder obtener una beca, peor aún así podría recuperarla. Por otro lado su carrera y sus ambiciones que lo separarían de Sasuke por dos años, dos en los que Sasuke fácilmente podría olvidarlo o remplazarlo. Acaso Sasuke no le dijo que tuvo otras parejas anteriormente.

Se cubrió la cara con las manos desesperado. Quería ambas cosas y ambas de por si no se querían.

Sasuke miro el calendario sobre su escritorio de trabajo. Allí estaba marcado el día que saldrían los resultados de las becas. Prendió su computador. Tenía mucho papeleo pendiente, pero de todos modos le dedicaría unos minutos para saber que ocurrió con esas becas. Si Naruto gano alguno o no. Aunque podía esperar a que el rubio lo llamara histérico o lloroso por su éxito o fracaso.  

Al diablo, tenía curiosidad, entro a la página de la universidad y miro el listado y el protocolo de postulación y clasificación.

-Valla. Más de once mil…-Dijo al ver el número de postulantes por al becas y leyendo el formato de calificación.

Después de casi una hora de leer las normas para el examen y buscar a Naruto y su puntuación llego a la conclusión de que no gano ninguna beca. Pues el promedio máximo que encontró fue de 98.99 y a este le seguían los de 98.998 hasta 97.639 en fin. Naruto no llegaba a los 95. Suspiro pesadamente. Naruto debía estar muy deprimido.

Miro su celular con la intención de llamarlo, pero no lo hizo, en esos momentos el rubio de seguro deseaba estar solo. Solo escribió un mensaje:

“No es el fin del mundo”

Y siguió con sus deberes en la empresa Hyuga.

Pasaron Dos semanas y Sasuke miro su celular. No se mostraba mensajes. O llamadas perdidas de Naruto. Esto lo preocupo. Sin creérselo hizo lo que jamas pensó hacer en toda su vida: llamar a los padres de Naruto. Y ¿cómo rayos creería que haría eso después de todo lo que le hicieron cuando salió del closet?

Supuso que debía hacerlo. El rubio era demasiado emocional y se derrumbaba fácilmente.

-Hola-dijo Kushina con su buen humos característico

-Bue… buenos días-dijo dudoso. Esa mujer le daba miedo

-¡Sasuke kun!-Grito emocionada- ¡Minato nuestra nuera está en línea! ¡Deja esas cosas y ven! Quizás nos tenga noticas de Naruto…-Concluyo dando a comprender que ellos tampoco sabían nada.

Escuchar eso le dio valor de no colgar. Así que Naruto no llamo a casa y tampoco fue. Se suponía que acabo el año de internación con el examen para la beca. Por tanto debía estar libre por unos meses y no regreso a casa, ni vino a verle.

-Y… ¿cómo va la vida de recién casados?

-Kushina-sama-dijo serio y esto preocupó a la mujer- Naruto no ha venido, llamaba para saber si estaba con ustedes

-No…—dijo la mujer en tono triste. Sabía lo ocurrido con la beca, decidió darle tiempo a su pequeño a supéralo, pero dos semanas era mucho. De hecho Minato alistaba la maletas de ambos para ir en búsqueda de Naruto-¿Crees que este bien?-Pregunto la mujer a Sasuke

Sasuke dudo de su respuesta. Pero lo que menso necesitaba era que la madre de Naruto también se deprimiera y cometiera tonterías como intentar sobornar al directorio del hospital o suplicar  a Kakashi a que moviera influencias. No era lo correcto. A veces es necesario perder para ganar carácter y fuerza en la vida. Naruto no era un niño.

-Claro que lo estará. Superará esto. Es un adulto- le dijo – bueno debo ir a trabajar- colgó No había nada más que hablar.

-Cariño- llamo Minato al ver a su esposa seria y triste. Al oírlo ella lo miro y dedico una sonrisa cálida.

-Desempaca- dijo Kushina- Supongo que debemos confiar en él- concluyo la mujer comprendiendo el mensaje de Sasuke: Debe superarlo solo.

Miro su departamento en la oscuridad. Era vacío, silencioso… ajeno a él. Recordó las primeras semanas. Como le costó acostumbrarse a la soledad. Como el costo no regresar a casa. En fin era difícil comenzar a vivir solo. Se sintió peor que esos días, pues ahora cargaba la soledad y la angustia de no saber qué demonios hacia Naruto en esos momentos. No podía ir a verlo pues estaban a media semana. No era correcto pedir permisos al trabajo por todo y nada. No podía abusar a si de Hinata y sus influencias. Nadie es indispensable en un trabajo. Si no resultas útil a la empresa habrá miles de personas que lo serán y con gusto ocuparan tu puesto.

Suspiro, supuso que debía espera al sábado par air a buscar  a Naruto a esa ciudad.

Miro la composición de esa ciudad. Realmente era hermosa. Una ciudad con construcciones tradicionales. Diserte a la ciudad que habitaba Sasuke que estaba repleta de rascacielos. Una ciudad llena de vegetación similar al pueblo donde radicaba la familia de ambos. Realmente diferente  a la ciudad donde trabajaba, en ella apenas si se veían algunos parques.

Bajo en la estación. Buscar por internet la dirección de la facultad de medicina a la que pertenecía Naruto no fue difícil. Lo difícil era dar con el rubio mismo, no estaba en su departamento, no contestaba su móvil... no sabía dónde buscarlo.

Supuso que podía pedir el número de Kakashi y pedirle ayuda para localizar a Naruto.

Hablar con ese doctor le trajo muchas más preocupaciones a la cabeza. Según Kakashi Naruto andaba en malos pasos. De la nada se ponía a tomar por días y ya no llegaba a su departamento. Solo paraba en antros de mala muerte. Uno de ellos era el que más frecuentaba pues el daban crédito para seguir bebiendo. El nombre de ese antro era PK2

Era sábado y pasaban media noche. Ese día Sasuke no desayuno, no almorzó y por lo visto tampoco cenaría por una simple razón: el sábado apenas despertó lavo su ropa para no dejar pendiente para la siguiente semana, corrió a su trabajo y apenas salió de su trabajo se tomó el primer tren para ir a la ciudad donde Naruto radicaba, llegó a las siete de la noche solo para empezar a buscarlo por todas partes sin éxito. Kakashi le dio esta información pero no le yudo a buscarlos. De la nada se hizo media noche y aun seguía buscando en estos antros de mala muerte hasta que dio con el famoso PK2

Entro en esa infraestructura amplia pero aun así oscura y repleta de personas jóvenes y algunos mayores. Las luces violetas no dejaban distinguir bien  los rostros de los presentes. Tampoco el equipo de sonido a máximo volumen ayudaba a que lo llamara y el rubio le escuchara. Debía entrar y entre empujones revisar mesa por mesa.

Sasuke según se adentraba a ese antro notaba las nubes de humo de cigarrillo y te marihuana. Esto le preocupaba, pues por algo lo llamaban antro de mala muerte. Había todo tipo de personas. Su corazón se encogió y si algo malo le había pasado a Naruto, pudieron violarlo, drogado, asesinado, le pudieron sacar los órganos… de la nada su imaginación le jugaba muy malas pasadas.

Sin quererlo se topó con quien menos hubiese deseado toparse. A quien menos deseaba ver en toda su vida. Orochimaru.

-Ssuke-kun- Dijo el hombre tomándolo de su hombro.

Sasuke palideció, no por miedo sino por nauseas.

-Miren al niño fino en semejante lugar. ¿Ya decidiste salir del closet?-dijo el mayor acercándose más a Sasuke, incluso rozándose con él, pues había mucha gente y todos empujaban para dar inicio al tiempo de baile.

-ese no es asunto suyo- dijo Sasuke molesto y abriéndose paso para alejarse de ese lugar, mas Orochimaru le cogió de la mano.

-No crea que se me ha olvidado todos los problemas que me causaste. Me debes muchas Sasuke kun. Así que…- le rio descaradamente- ¿Cómo planeas compensarme?-susurro apretando las la muñeca de Sasuke para que este no se soltara, pues jalaba para liberarse. Realmente era incomodo estar en ese lugar.

-Ya no estás en la universidad. De hecho estas en un antro- Señalo con una sonrisa mal sana. Orochimaru la paso muy mal por culpa de ese video y los chantajes de Sasuke y Suigetsu, Al principio acepto la advertencia y decidió apartarse de él. El chiquillo no fue tan fácil como creyó. Pero después de comprobar el poder que tenía Sasuke se pasó de la raya, los acosos fueron tantos que Orochimaru termino buscando su traslado de facultad. Orochimaru termino divorciándose y perdiendo la mitad de sus bienes. Sinceramente le tenía ganas a Sasuke, no las ganas de follarlo, tenía ganas de matarlo. Deseaba llevarlo algún lugar vacío para liberar toda su rabia. Y es que violarlo sería poco… Matarlo también. Algo debía hacer ahora que lo había encontrado nuevamente.

Sasuke suspiro pesadamente. Era verdad ya no estaba en la universidad, ya no podía acusarlo con el decano. Ya no podía seguir mandando a su esposa cartas con audios en Cd. Ya no podía darle el video a su mujer para que lo usara en el juicio de divorcio. Aunque jamas espero que la mujer lo odiara tanto como para presentar ese video ante el decanato y lograr que se le quitara la licencia de docencia. En fin, Orochimaru termino vendiendo su casa. El auto. Dando la mitad del dinero a la mujer y pagando las pensiones de sus hijos, lo cual se volvió complejo cuando perdió la credibilidad y nadie lo contrato, ahora mismo solo era un simple trabajado en una fábrica de porcelanato.

Sasuke no huiría, no se escondería. No… ya era un adulto.

Rio perversamente. Ya era un adulto y Orochimaru pese  a que aún rondaba los cuarenta años se le veía algo tomado. Había mucha gente… Sasuke no era tonto, no era cobarde. Era alguien astuto y maloso cuando se lo proponía, y ahora mismo se lo proponía.

Sin aviso o discusión solo lo golpeo con todas sus fuerzas para luego cogerlo del cuello.

-No te tengo miedo viejo. Cuando quieras- repuso tronando sus nudillos, mientras algunos espectadores los miraban sin meterse. Una pelea en un antro era algo que jamas faltaba.

Orochimaru se levantó tambaleante. Lo miro fijamente mientras se limpiaba la sangre de sus labios. Suspiro. Fue derrotado, pero no lo olvidaría. En algún momento la vida cruzaría nuevamente sus caminos. Y entonces le devolvería cada una de esas humillaciones. De eso no cabía duda.

Sasuke le vio marcharse y mucha importancia no le dio: perro que ladra no muerde.   

Giro en busca del atolondrado rubio. Aun le quedaban muchas mesas que revisar. Al final del local en una esquina oscura dio con la razón de su angustia. Naruto.

Golpearlo hasta cansarse pasó por su cabeza. Pero el rubio estaba tan ido que dudo que estuviera vivo. Se acercó oyó sus ronquidos. Estaba dormido por tanto alcohol.

Resignado trato de levantarlo, pero dios como pesaba. Su cuerpo estaba completamente inconsciente. A duras penas lo arrastro entre la muchedumbre. A duras penas lo monto en el taxi, incluso le costó que alguien se dignara a parar, llevar a un borracho implicaba correr el riesgo de que este vomitara dentro de su movilidad.

Sasuke solo sintió el frio húmedo que azotaba la ciudad. Un frio que penetraba los huesos. Supuso que esa sería uno de sus peores días, pero no estaba del todo mal. Al menos había dado con el irresponsable de Naruto, al menos sabía que estaba bien. Quizás por eso no lo arrojo de algún puente, o tirro a las vías del tren. De ser Suigetsu no lo dudaría.

Sasuke rebusco en los pantalones de Naruto buscando la llave de su departamento. Las pillo y lo al ver la pocilga que era el departamento del rubio solo lo tiro en la puerta y entro hecho furia en busca de una escoba y un trapeador. Esto no podía llamarse hogar.

Hacer el cuarto del rubio le tardo más de dos horas. Peor según lo limpiaba dejaba de maldecir en contra del borracho. Miraba la cantidad de libros que Naruto leyó para el examen. Miro los embaces de ramen que se hallaban en el suelo. Las tazas de café instantáneo. Los sobres de energizaste… Naruto si se esforzó por esas becas.

Suspiro pesadamente y miro el reloj de pared. Eran cerca las cuatro de la madrugada del día domingo. Acudió a la puerta donde dejo tirado a Naruto y nuevamente lo arrastro a su habitación, pero se detuvo el olor a alcohol lo fastidiaba. Lo arrastro a la ducha y dejo caer el agua sobre su cuerpo. Bañarlo fue un calvario. Ambos terminaron mojados, pero al menos el rubio reacciono un poco y soltó un par de tontearía al aire que Sasuke no presto interés en comprender.

Aseado, lo vistió con su pijama que pese a estar sucio estaba más limpia que las ropas que vestía en el antro.  Lo deposito en la cama y arropo.

Se miró a sí mismo. Estaba tan mojado y hacia tanto frio. Busco el calefón, pero Naruto no tenía esas cosas.  

-¡Achu…!-Estornudo y se froto la nariz. Giro para ver con odio a Naruto y la idea de asfixiarlo luchaba con su cariño- si me resfrió te mato- amenazo al inconsciente.

Se quieto la camisa y el pantalón y solo caminaba en calzoncillos, pero aun así seguía limpiando el departamento, incluso se puso a lavar la ropa de Naruto y a eso de las siete a preparar el desayuno. Al concluir estaba tan exhausto que camino a la habitación de Naruto con la intención de robarle la frazada y largarse al sofá para dormir aunque sea un par de horas antes de regresar a su ciudad, pero no lo hizo.

Solo se sentó ene l suelo y miro dormir a Naruto tratando de entender lo mucho que perder las becas lo afecto. Es decir Naruto nunca antes según el tomo bebida alcohólica alguna. Y ahora…

Una mano se acercó y de forma inconsciente acerico la cabellera rubia y rebelde de Naruto. Sasuke solo imito lo que Kushina solía hacerle a Naruto cuando este estaba deprimido. Solía acariciarle la cabecita para que se relajara y se sintiera protegido.

Cuando Naruto despertó pasaba el medio día. Miro extrañado el lugar, no recordaba como rayos llego a su departamento. Pero eso fue lo de menos cuando diviso su habitación y al pillo ordenada.

Solo abrió los ojos y se levantó de forma violenta. Solo había dos personas en el mundo que tendían a ordenar sus desastres: su madre y Sasuke.

-¡¿Mamá?!-Grito preocupado. Acaso Kakashi llamo a sus padres. Se detuvo y se sintió peor que antes. Incluso ahora seguía siendo un niño que dependía de todos. No era para nada especial todo lo contrario era una molestia.

-…-Nadie respondió. Supuso que quizás salieron. Camino en su sala y sintió el aroma a comida. Se acercó a la cocineta. Los paltos: El primero era de huevos revueltos con un jugo de naranja con un letrero que decía: desayuno. El segundo era un plato de pescado, ensalada de brócoli con tomates y pepino. Un poco de arroz y al lado un pocillo con salsa soja.

Comenzó a frotarse la cara pues se ponía a llorar. Reconocía esa ortografía y esas comidas.

Sasuke había venido… Sasuke vino a buscarlo… lo recogió de ese antro, lo llevo a casa. Lo baño, limpio, lavo la ropa y  preparo comida.

De la nada recordaba la razón por la cual se había enamorado de Sasuke. No se enamoró de su belleza, no se enamoró de sus diabluras, no se enamoró de sus palabras. Se enamoró por que el moreno era capaz de hacer cosas sorprendentes sin decir palabra alguna, sin esperar nada a cambio. Sabía como levantarlo, como derribarlo… sabía cómo mover su mundo y cuando hacerlo.

-Saske…-Murmuro apretando sus puños. Y tomando las notas para encontrar detrás de ellas un mensaje.

“No es el fin del mundo”

Naruto dejo de llorar y comer. Miro por la ventana de su departamento y al fin lo decidió.

Entraría a médicos sin fronteras y ganaría esa beca. Pero antes de irse debía ver a Sasuke y hablarían de su situación. No quería dejar las cosas al aire, ni con Sasuke ni con su familia. Debía confrontarlos e informales que era gay y que amaba a Sasuke, aunque Fugaku lo asesinara con su katana.

Simplemente no se daría por vencido, alcanzaría sus sueños y compartiría su vida con la persona que amaba.

El sí era una persona especial. y se lo demostraria a todos y en especial a él mismo.   


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