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MALOS ENTENDIDOS por reydelosPK2

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Malos entendidos

Luchando por lo imposible.

Fue simplemente un deseo temporal. Las ganas de declararse y arriesgar el todo por un posible nada. Sasuke estaba armado de un valor que creyó inexistente hasta ese preciso momento. Se confesaría, le diría a Naruto que lo amaba desde que eran niños… Que no era un error, que había intentado tantas cosas para superar ese sentimiento y nada había resultado, que era ridículo seguir ignorándolo.

Que podía odiarlo por amarlo, que era libre de golpearlo y llamarlo enfermo, de alejarse de su lado… Pero nada cambiaria ese patético sentimiento clavado en su corazón como una estaca. Ya no podía callarlo más, ya no podía seguir con chicas que no despertaban emoción alguna en su corazón… Simplemente era un fallo de fábrica que puso sus ojos en el usuario equivocado.

Cual soldado desarmado en plena guerra. Sasuke iba vulnerable a dar la cara a su verdugo. Miro esa puerta como si se tratase de su peor pesadilla y a la vez de su más profundo anhelo. Detrás de esta estaba la persona por la cual no concilio el sueño desde hacía días, en los que analizaba desde cuando se enamoró de Naruto y dedujo que era la razón de sus inquietudes. De sus miedos.

Hubo una vez en su infancia cuando fueron a los sembradíos de maíz. Cuando sin querer cayó en una pequeña fosa y Naruto le ayudo a salir. Cuando mirando el atardecer Naruto aun sujetaba su mano y de su bolsillo saco una especie de brazalete de lona y la puso en la muñeca de Sasuke:

“Siempre estaremos juntos. Somos inseparables”

Si. Siempre estarían juntos. Esa era la promesa. Unieron meniques y asintieron. Sin importar que Sasuke fuera mayor que Naruto… Siempre le dejo ser el centro de atención, siempre le dejo el mando en la aventura de descubrir ese mundo. Mientras él le seguía de cerca y lo apoyaba en cada una de sus ocurrencias aunque… nunca supo porque todos terminaban regañándole y acusándole de ser el responsable de las travesuras de Naruto.

Sin embargo… No se sentí molesto, aunque su cara dijera que si lo estaba. No estaba para nada molesto con Naruto. Solo estaba molesto por los celos que nacían cuando llego Sakura a la vida de ambos… Esa niña arruino su alegre sonrisa y despertó su mal humor. La incomodidad de no ser la exclusiva prioridad de Naruto, de descubrir como los ojos azules del rubio la miraban con cariño y cobijo. Mientras él… él se sentía desplazado por ser el amor, por estar en un curso diferente y tener que madurar antes que Naruto y Sakura. Después la universidad y después… Supo que siempre estuvo enamorado de Naruto.  

Toc… Toc…

Toco la puerta, ni siquiera el timbre, solo la puerta. Mientras tragaba saliva pues sentía su garganta seca. Ganas de correr no le faltaban. Pero no era un cobarde o ¿sí?

Dudo de su valor, de su determinación, declararse no es sencillo, y pese a ser parte de la naturaleza masculina tomar el riesgo del cortejo… esta declaración iba en contra de las reglas. Un varón declarándose a otro varón… Que diría su padre si lo viera, cuando lo supiera. Cuanto lloraría su madre al saber que fallo en su crianza. ¿Todo era su culpa? Se cuestionó, es decir el no pidió enamorarse de Naruto, el no pidió ser diferente al resto. El trato con fuerza ser igual que los demás. Ser mejor que los demás. Alejarse de Naruto… Pero aun con su esfuerzo no lo pudo olvidar. No pudo curarse de su enfermedad.

Del otro lado de la puerta hacia aun tendido sobre la cama un rubio dormido que movía su brazo de forma perezosa para coger el despertador: eran las 5:30 am.

-¿Quién demonios es a estas horas?- se quejó recubriéndose nuevamente con las sabanas. No abriría la puerta. No lo haría, no esperaba a nadie. Si se trataba de sus padres, ellos llamarían anunciando su llegada. Fuera de ellos no había persona alguna que le importara al grado de separarse de su lecho. Bueno existía una, pero esa persona se marchó de su vida hacia años… ni siquiera le dejo su número telefónico, tampoco lo encontró en ninguna red social. Se lo trago al tierra- ¡largo!- repuso perezosamente al oír nuevamente el llamado, ya no era un toc, toc. Al fin el desconocido se animaba a tocar el timbre. Pero aun así, no abriría esa maldita puerta. No, no, no, no. Era domingo, ¡domingo! y los domingos eran sagrados para Naruto.

“Comprende algo…” Se dijo mentalmente Sasuke dejando de presionar el botón de timbre “Esto no va a funcionar” concluyo admitiendo su derrota y su desanimo de volver a intentar. Lentamente su valor se extinguía y sentía sus piernas temblar, la duda invadirle y consolarle: “Es lo mejor…” se oyó a si mismo decir. “Es lo mejor” te ahorras el ridículo. Te ahorras la pérdida de su amistad. Simplemente no le perturbes con tal revelación. ¿Acaso no es tu mejor amigo? ¿Lo quieres perder para siempre? ¿Eres tan egoísta para imponerle tal pena? para tratar de chantajearlo con la culpa de no poder corresponderte. ¿Acaso quieres que te odie?

Dio tres pasos atrás y miro nuevamente esa puerta y se abrazó a sí mismo con fuerza, sintió como sus yemas marcaban sus brazos. No lloraría, no era parte de su carácter, y esa pose ridícula era para abandonar la tentativa de tocar ese timbre nuevamente, de golpear esa puerta. De cometer más errores.

Giro y comenzó a caminar por el corredor. Saldría de ese edificio de apartamentos. No tenía nada que hacer allí. Acaso no fue el quien decidió cortar toda relación con Naruto, hasta verse curado de su enfermedad… Enamorarse de un Hombre ¿dónde se vio tal estupidez?

Cada pisada sonaba por culpa del silencio que delataba sus pasos. Sasuke podía oír incluso el tic tac de su reloj de muñeca. Vestido de terno negro siguió dubitativo deseando ahogar esa maldita esperanza que le gritaba que debía regresar e intentar tocar ese timbre una vez más. Quizás Naruto admitiría su amor retorcido. Rio y negó con la cabeza… Eso era imposible, Naruto era un hombre hecho y derecho. Un chico alegre y abierto, un hombre de ejemplo, era heterosexual… siempre estuvo enamorado de Sakura.

-dos hombres enamorados…- rio sínicamente- es una estupidez. Esa antinatural…- concluyo alzando su mano para presionar el botón del elevador. Pronto estaría solo, lejos de ese departamento y de su tonta fantasía. Ahogaría ese maldito sentimiento sin importar el costo. Se sacaría a Naruto de la cabeza, de sus venas, de su corazón.

-Maldita sea- se quejó Naruto pues el sueño se había retirado y de rabia decidió ir y abrir la maldita puerta, pero como era de esperar, su cuarto era un desorden total y no hallaba sus malditas pantuflas de Pikachu. Hasta buscarlas dejo pasar un buen rato.

-si joden, que esperen- dijo tomando su tiempo para abrir la puerta, pero al abrirla ya no había nadie. Suspiro aburrido y solo por curiosidad se dirigió a la ventana de su sala, esa que daba en dirección de la calle, para así poder ver al molesto intruso que perturbo sus sueños. Justo cuando iba en la mejor parte… Justo cuando podía besar esos labios finos que siempre lo insultaban y criticaban.

Naruto pocas veces podía tener un sueño controlado. Esos sueños en los cuales era consciente del sueño y podía manipular cada situación y allí mismo estaba a punto de asaltar a cierto pelinegro. A cierto azabache que era terco como una mula, frio como el hielo y sobretodo… Hermoso como un amanecer en la playa.

Sus pasos esquivaron varios objetos que radicaban tirados sobre el suelo. Se detuvo unos segundos y analizo la necesidad de cambiar sus hábitos de vida y mejorar. El orden y al higiene debían imponerse o jamás podría conseguir novia, aunque… el no deseaba una novia (Rio recordando a Sasuke) Aunque se diera el milagro, de verdad debía ser ordenado, Sasuke odiaba el desorden… recordó como siempre se la pasaba regañándolo por el desorden en su habitación. Como se pasaba el verano metido en su cuarto ordenando su desorden mientras él jugaba con el computador. Más que un amigo parecía su madre… Si así dio inicio a ese extraño sentimiento, uno que lo obligaba a protegerlo y depender de Sasuke al mismo tiempo. Uno que  lo mantenía atado a su lado, quizás por eso no pudo comprender como de la nada Sasuke se marchó dejándolo abandonado… quizás por ello lo extraño tanto, al grado de comprender que su cariño hacia el pelinegro no era un cariño y nostalgia fraternal. Era algo que sobre pasaba la pureza de una hermandad y llegaba al límite de lo insano, la límite del deseo.

¿Cómo rayos termino enamorándose de semejante fanático del orden? Se cuestionó apoyando sus  un brazo sobre el marco de su ventana, mientras el otro recorría la cortina de color celeste pálido, para luego abrirla y sacar la cabeza buscando al posible intruso que arruino su fantasía matutina.

Abrió los ojos al verlo… ¿Estaba soñando? Se preguntó al ver a ese hombre llegando a la esquina de la cuadra. No podía ser verdad: ¿Sasuke?

Se dijo comenzando a correr torpemente en dirección de su puerta, pero como era típico de esa situación, se tropezó y cayó golpeándose la mandíbula. El dolor fue algo secundario, ante la prisa y desesperación. Hacia tantos años que no sabía nada de Sasuke… Desde que este se marchó a la universidad y lo dejo en el pueblo como novia alborotada. Sin poder dejar de pensar en él, sin comprender por qué rompió todo contacto, sin saber por qué no le dijo sobre su mudanza… simplemente desapareció de su vida, cambio el número de su celular… se esfumo como el humo y ahora de la nada aparecía como una visión que amenaza con desaparecer nuevamente.

Como pudo se levantó y abrió la puerta con ferocidad mientras seguía corriendo, ni siquiera la cerró. Solo corrió hacia el elevador y presiono el botón, mas este no se animaba a subir. Miro las escaleras y rápidamente bajo por esta, casi voló por estas. Caerse, golpearse, eso no significaba nada cuando se trataba de dar con esa persona que no vez hacia mucho y te mueres por volver a ver. Esa que es protagonista de tus fantasías, de tus anhelos. Obvio que lo único que deseas es volverla a ver, volverla a introducir en tu diario vivir.

-¡SASUKE!-Grito a todo pulmón al momento de salir del edificio mientras sus pies seguían corriendo a la esquina y a su vez trataba de respirar y no verse tan desesperado. Pero… Simplemente ya no estaba allí.

-¡Mierda!-Grito atrayendo nuevamente la mirada de algunos madrugadores que lo reconocían y seguían su camino ignorando su comportamiento. Era otro universitario que habitaba ese viejo edificio.

-¡Mierda…!- volvió a maldecir al viento mirando suplicante en cada dirección, pero no había rastros de Sasuke. En esos momentos nacía otra vez su deseo de tener una máquina del tiempo o algún objeto mágico que le permitiera volver al pasado y arreglar las cosas.

-quince minutos…-Dijo, si pudiera regresar quince minutos en el tiempo, si pudiera él mismo se patearía el trasero para levantarse de la cama y abrir esa maldita puerta, para recuperar a esa persona en su diario vivir. O aunque sea para saber dónde buscarlo, como comunicarse con él. Volver a tenerlo aunque sea como amigo.

Se dejó caer sobre sus rodillas. Por el cansancio, por su derrota personal.

¿Podía ser peor?

Se preguntó mirando al cielo que se despejaba y mostraba esos intensos rayos de luz, como si anunciaran un bello día. Ironía. Supuso. Él se moría en la oscuridad de la culpa y el día nacía anunciándose con un destello casi cegador.

Miro los edificios cambiar según avanzaba el metro. ¿Así era mejor? Se preguntó, no lo sabría, pero supuso que sí. Ambos seguirían sus vidas como de costumbre. Sasuke trabajando, Naruto estudiando. Tarde o temprano sentarían cabeza, reunirían a sus familias por las fiestas de año nuevo. Recordarían viejos tiempos… La vida se encargaría de borrar sus sentimientos. Volverían a ser amigos… Ya no sería un enfermo mental.

Sintió el vibrar de su celular.

Miro el remitente. Eran sus padres. Suspiro, recordó que todo este jaleo lo armo por esa maldita entrevista de matrimonio. Al parecer 25 años era la edad idónea para casarse. Supuso que no podía ir en contra de la corriente. ¿Qué escusa pondría esta vez…? No se le ocurría ninguna, de hecho vio con buenos ojos esa entrevista matrimonial. Conocer a una mujer buena. Amable, una mujer que le ayudara a superar esta etapa de su vida. Seguir adelante era lo que necesitaba.

-Escucho- repuso al oír la voz de su padre. Pondría fin a sus tontos caprichos de una vez por todas- Sakura Haruno…- Susurro recordando que era el amor platónico de Naruto durante el colegio. Era una chica bella, trabajadora, humilde… No sería mala esposa, su madre tenía buen ojo para las personas, y su padre dio su aprobación. De segura era una mujer digna con la cual pasar el resto de su vida, aunque la odio por meterse entre Naruto y él.

Naruto camino de retorno a su departamento y se tiro sobre la cama. Maldijo no despertarse a tiempo y maldijo haber despertado. Si hubiera despertado inmediatamente ahora mismo estaría  conversando con Sasuke de todo y de nada. Sabría de su vida de eso últimos siete años que se marchó de su vida. De no haber despertado… nunca hubiera sabido que Sasuke vino, seguiría su vida y sus sueños absurdos…

Se cubrió con sus sabanas y se hundió en su depresión… por primera vez odio el domingo de vagancia que tenía. Odio tener tanto tiempo para pensar y recordar…

La primera vez que te vi… Estabas llorando.

No fue tu cara llorosa la que me atrajo a  ti. Fue la simple curiosidad de ver a otro niño de mi edad (Sasuke ¿cómo pudiste crecer tan lento…? eras más pequeño que yo y eso que eras el mayor) aunque a serte sincero creí que eras niña. Eran tan blanco como el papel, tu cara poseía rasgos tan finos como el de una niña. Y eras delgado… casi huesos, pero aun así tus mejillas estaban rellenas.

Tome de tu mano sin saber porque. Solo no quería soltarte. Solo estaba impresionado de conocer a alguien de mi edad, a alguien tan extraño y atrayente como tú. Siempre quise protegerte… Aunque no había nada de que protegerte… Realmente las apariencias engañan.  

Quien diría que llorabas por algo tan absurdo como un tonto video juego. Que la policía te llamaría la atención por una hora, que tus padres te castigarían “de por vida”…  Que te convertirías en mi mejor amigo y mi dolor de muelas.

Rio.

¿Recuerdas…?

Durante el colegio te agarraste a puñetazos con Garra, ese chico malo al que tu clase odiaba, ese que siempre hablaba mal de la familia, ese que llamo a tu hermano afeminado por tener el cabello largo y venir a recogernos todos los días.

Jamás creí que supieras pelear. Jamás creí que al tratar de ayudarte y encarar a Gara, seria yo el que terminaría golpeado y tú saltarías sobre Garra para romperle la nariz. Nuevamente en la dirección escuchando los sermones del director… Sabes: Siempre quise protegerte, pero creo que meterte en problemas era parte de tu naturaleza… Eso era extraño, pues yo era el hiperactivo y alborotador y tú: el callado y solitario, sin embargo… siempre terminabas en la dirección castigado por peleonero… ahora que recuerdo… el 80% de esas veces fue por mi culpa. Yo empezaba una pelea y tú la terminabas. ¿Quién protegía a quién? No lo sé.

-Sasuke…- soltó al aire

Sasuke arreglo su corbata y se miró nuevamente ante el espejo.

Como siempre su porte era elegante, muchos le sugerían dedicarse al modelaje. Quizás sí. Quizás en ese medio su enfermedad sería mejor recibida, pero… no merecían tal castigo sus padres. Debía ser un buen profesional, ser un hombre de provecho, seguir las reglas. No era mucho lo que se le pedía: trabajar, ser un buen hombre de principios, casarse, tener hijos… Igual como su hermano. Igual que el resto de los japoneses… Debía seguir las reglas y mantener el honor de la familia.

Camino por los pasillos de madera de su casa de infancia. Esa casa que resguardaba tantos recuerdos, donde solía jugar a las escondidas con Naruto e Itachi. Donde unían fuerzas para derrotar a Itachi en los video juegos y en los juegos de pelota.

Entro a la sala y vio a todos los presentes. Sus padres vestidos formalmente, la cara de su padre lo miraba asintiendo satisfecho por el hombre en el que se había convertido su hijo menor. Su madre comenzaba a sonreír y hablar de sus pequeños logros y grandes logros, de la empresa en la que trabajaba, de su salario, de sus amplias capacidades, de su buen porte… en fin, de todo por lo que se enorgullecía una madre de un hijo.

Por segundos Sasuke se sitio ganado en feria. Y vio a sus padres como sus dueños ofreciéndolo al mejor postor. Claro que no era para exagerar, nadie lo obligaba  a nada. Él acepto esa entrevista de matrimonio para ver si era compatible con Sakura, para saber si podía ser capaz de empezar una nueva vida y dejar a tras su deviación sexual.

-Hola cariño- dijo Kushina emocionada de habar con su único hijo

-Hola mama…- dijo de mala gana Naruto, no es que no le diera felicidad hablar con su madre, pero aún estaba deprimido por lo ocurrido con Sasuke, había pasado dos semanas de eso, y aun se sentía morir de rabia por su estúpida flojera- ¡Adivina que!- Pregunto su madre con su acostumbrado buen humor que contagiaba a quien la oía.

-No, ¿Qué?- rio Naruto, sin duda su madre era una de esas persona que levantaban el ánimo incluso cuando más lo necesitaba- dime mama ¿qué paso esta vez?

-¡Soy dama de honor! Tu sexy mamá aún está que arde, la eligieron para ser dama de honor. Sin duda Sakura es dulce y Mikoto todo un amor de persona… Mira que hacerme su dama de honor aunque… - bajo el tino de su voz- siempre creí que ella terminaría casándose contigo…- dijo melancólica. Sus recuerdos acudieron a ese tiempo en el que el trio solía aventurarse en juegos y paseos por todo el barrio. Se veían tan lindos. Eran los tres mosqueteros. Pero de la nada todo cambio cuando Sasuke entro a la secundaria y luego sin decir mucho se fue a la ciudad. Supuso que era lógico, después de todo Sasuke era mayor que Naruto con dos años.

-De verdad. Así que Sakura se casa… que felicidad- dijo empezando lentamente a concluir algo- esa malagradecida no le envió una invitación

-Hijo. ¿Por qué crees que te llamo?. Ella mando tu invitación a casa. Al parecer Sasuke estaba algo ocupado para entregarte la. Ya sabes su trabajo ocupa todo su tiempo

-¿Sasuke?-repuso Naruto sin comprender mucho. Que tenía que ver Sasuke con la invitación. ¿Acaso eso fue lo que vino a entregar hacia dos semanas atrás…? se sintió algo aliviado de saber el motivo de su visita. De seguro le hacia el favor a Sakura en traer la invitación. Sasuke como siempre tan considerado con Sakura… renegó. Porque no fue considerado con él. Que le costaba llamarlo, es decir Sasuke cambio su número de celular, pero Naruto jamás lo hizo.

-Si. El quedo en llevarte la invitación, pero al último no pudo hacerlo y Sakura las entro en casa. Sin duda hacen una pareja tan hermosa… parecen modelos de portada

-¿QUE?-Dijo secamente sintiendo florecer en su frente varias venitas- a ver mama. Explícate bien, ¿quién se está casando?

-Hay cariño, no es obvio: Sasuke y Sakura se casaran dentro de tres semanas. Es algo pronto, pero considerando que se conocen desde niños. Creo que todo irá bien. Sasuke parecía algo desesperado por casarse rápido con ella, el propuso que fuera en tres semanas a más tardar. Dijo que tenía mucho trabajo, pero algo me dice que la ama demasiado y desea establecer su familia de una vez por todas, conoces lo cerrados que son los padres de Sakura, la pobre ni novio ha tenido. ¡Mikoto esta tan emocionada! Sabes aun somos muy hermosas, todos lo dicen…

-Así que… se casa- dijo susurrando. Quizás su madre no lo noto o lo confundió con celos. Pero por dentro el corazón de Naruto se partía en pedazos. En tantos fragmentos. Le perdería para siempre… ¿Acaso lo tuvo alguna vez? No lo supo. Pero sabía una cosa…- ¡Mama!-exclamo alarmado por lo que suponía

-¿Cielo?- Interrogo su madre preocupada.

-¿Sasuke está en el pueblo?-Interrogo esperanzado. Sasuke se casaría, pero sería dentro de tres semanas y en tres semanas todo podía pasar. En tres semanas aun podía hacer algo para tratar de conquistarlo aunque… ¿Cómo conquistas a un heterosexual?

-Si. Pidió un permiso especial de tres semanas para casarse- dijo Mikoto y de la nada Naruto le colgó el teléfono.

La mujer de cabellera rojiza sonrió… Su hijo regresaba a casa. Quizás era intuición femenina o instinto materno, pero sabía que Sasuke y Naruto era inseparables, cual quiera que fuera la razón por la cual su amistad se vio interrumpida, este era el momento que ambos solucionaran sus diferencias.

Naruto tomo el tren. Iría a por él. Sin importar que arruinara para siempre la amistad que se tenían… se declararía, no perdería a Sasuke, no sin luchar. Se sintió culpable por arruinar la boda de Sakura, pero no entregaría fácilmente a Sasuke. No. No esta vez.

 


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